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SANTA MISA DE PRIMERA COMUNIÓN

RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA Mt 28, 20
Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo, dice el Señor. (T.P. Aleluya)
– En el nombre del Padre, y del Hijo, + y del Espíritu Santo.
– El Señor, que dirige nuestros corazones para que amemos a Dios, esté con todos ustedes.
MONICIÓN:
N. y N., ustedes vienen hoy, por primera vez, a participar de una manera completa y total en
esta ceremonia Eucarística, que es el centro de toda nuestra vida cristiana.
Es el acto más importante de nuestra Iglesia en el cual, todos juntos, alabamos a Dios, nos
acercamos a Él y participamos de Cristo que nos alimenta espiritualmente y nos da la vida
divina. Yo en representación de toda la comunidad cristiana aquí reunida, les doy la bienveni-
da y los recibo con alegría y cariño.
ACTO PENITENCIAL
– El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la
conversión.
Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de
Dios.
Se hace una breve pausa
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante ustedes, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a ustedes, hermanos,
que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.
– Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna.
V. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
V. Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.
V. Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos,
te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, lleva a su plenitud en nosotros el sacramento pascual, para que, a
quienes te dignaste renovar por el santo Bautismo, les hagas posible, con el auxilio de tu pro-
tección, abundar en frutos buenos, y alcanzar los gozos de la vida eterna. Por nuestro Señor
Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
11, 23–26
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche
en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo
partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”.
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se
sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”.

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Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte
del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios,
SALMO RESPONSORIAL
Del Salmo 22
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
V/. El Señor es mi Pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes
tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía
por el sendero recto.
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
V/. Así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu
cayado me dan seguridad.
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
V/. Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con
perfume, y llenas mi copa hasta los bordes.
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa
del Señor por años sin término.
R/. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Jn 6, 51
Aleluya, aleluya.
(En Cuaresma: Honor y gloria a ti, Señor Jesús)
Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para
siempre.
Aleluya.
(En Cuaresma: Honor y gloria a ti, Señor Jesús)
EVANGELIO
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
+ Del Santo Evangelio según San Juan
6, 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el
mundo tenga vida”.
Entonces los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su car-
ne?”

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Jesús les dijo: “Yo les aseguro: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su san-
gre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna
y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe
mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo
vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues mu-
rieron. El que come de este pan vivirá para siempre”. Palabra del Señor.
HOMILÍA
RITO PARA ENCENDER LA VELA
N. y N.: el Cirio Pascual representa a Jesús resucitado. Él es la luz del mundo que nos ilumina
con su amor y nos guía con su ejemplo.
El día en que cada uno de ustedes fue bautizado, Jesús comenzó a iluminar sus corazones. Por
eso en aquella ocasión, el sacerdote les entregó a sus papás y padrinos, una vela que representa
la luz que Jesús quiere encender en sus almas. Ellos la recibieron en nombre de ustedes.
Hoy, día de su Primera Comunión, le entregamos esta luz a cada uno, para que, a partir de
ahora, en sus propias palabras y acciones podamos todos ver la luz de Jesús que brilla a través
de ustedes.
RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES
N. y N.:
Cuando fueron hechos amigos y hermanos de Jesús, por el Bautismo que recibieron siendo
ustedes muy pequeños, sus papás y sus padrinos hicieron la promesa, por ustedes, de que se-
rían fieles a Jesús. Ahora, estando por recibirlo en la Sagrada Comunión, es muy conveniente
que cada uno renueve esas promesas. Por eso les pregunto:
– ¿Renuncian al pecado, para que puedan vivir en la libertad de los hijos de Dios? R/. ¡SÍ,
RENUNCIO!
– ¿Renuncian a las seducciones del mal, para que el pecado no los esclavice? R/. ¡SÍ, RE-
NUNCIO!
– ¿Renuncian a Satanás, padre y autor del pecado? R/. ¡SÍ, RENUNCIO!
– ¿Creen ustedes en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra? R/. ¡SÍ, CREO!
– ¿Creen en Jesucristo, su Hijo único y Señor nuestro, que nació de María Virgen, padeció, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? R/. ¡SÍ, CREO!
– ¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el
perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R/. ¡SÍ, CREO!
Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar, en Jesucristo,
nuestro Señor.
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ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote: Invoquemos a Cristo, que nos invita a su mesa y en ella nos entrega su Cuerpo y
su Sangre para que tengamos vida abundante, y pidámosle por N. y N. que hoy harán su Pri-
mera Comunión y por las necesidades de todos los hombres:
Lector:
1. Para que N. y N. que hoy hacen su Primera Comunión se abran cada vez más a la fe de su
Bautismo y vivan piadosamente los sacramentos que ahora empiezan a celebrar, roguemos al
Señor. R/.
2. Para que Dios les conceda la fuerza necesaria para renunciar al pecado y al mal a lo largo de
su vida, roguemos al Señor. R/.
3. Para que sus padres y padrinos les sirvan siempre de ejemplo y de estímulo, y aseguren así
su perseverancia en la fe, roguemos al Señor. R/.
4. Para que todos nosotros sepamos acoger en nuestras celebraciones a los que hoy por vez
primera participan plenamente en la Santa Misa, roguemos al Señor. R/.
5. Para que nuestros familiares y amigos que no están ahora con nosotros, participen también
de los bienes celestiales, y los difuntos alcancen el gozo eterno, roguemos al Señor. R/.
6. Para que toda la Iglesia, alimentada con el Pan de Vida, camine con la fuerza de este ali-
mento hacia el Cielo, roguemos al Señor. R/.
Sacerdote: Dios todopoderoso y eterno, que te complaces en dar a tus fieles el pan de la Euca-
ristía en memoria de tus maravillas, escucha las oraciones de tu pueblo y concede a N. y N.
que hoy participan por vez primera de tu mesa y a todos aquellos por los que hemos orado, los
bienes temporales y eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Dios misericordioso, que nuestra ofrenda resulte aceptable ante ti y que por ella
quede abierta para nosotros la fuente de toda bendición. Por Jesucristo Nuestro Señor.
PREFACIO
– El Señor esté con ustedes:
R/. Y con tu espíritu.
– Levantemos el corazón:
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
– Demos gracias al Señor nuestro Dios:
R/. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.

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El cual, en la última cena con los Apóstoles,
para perpetuar el memorial salvífico de la cruz,
se ofreció a ti como Cordero inmaculado,
y tú lo aceptaste como sacrificio de alabanza perfecta.
Con este venerable sacramento, alimentas y santificas a tus fieles
para que, a la familia humana que habita un mismo mundo,
una misma fe la ilumine y un mismo amor la una.
Así pues, nos acercamos a la mesa de tan admirable sacramento,
para que, colmados por la dulzura de tu gracia,
lleguemos a ser imagen de la hermosura celestial.

Por eso, todas tus creaturas,


en el cielo y en la tierra
te adoran cantando un cántico nuevo;
y también nosotros, con la multitud de los ángeles,
te aclamamos por siempre, diciendo: Santo…

COMUNIÓN
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 24, 35
Los discípulos reconocieron al Señor Jesús cuando partió el pan. (T.P. Aleluya.)
ORACION DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.
Acompaña, Señor, con tu permanente auxilio, a quienes renuevas con el don celestial, y a
quienes no dejas de proteger, concédeles ser cada vez más dignos de la eterna redención. Por
Jesucristo nuestro Señor.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN.

María, Madre mía: Recibe mis juegos,


con alegría he sabido mis trabajos,
que tú eres mi madre. mis alegrías
Que me quieres mucho y mi oración.
y que me enseñas Bendíceme siempre
a decir “sí” a Jesús. y en los momentos difíciles
Vengo a ofrecerte ayúdame.
todo lo que tengo, No permitas
para expresarte mi amor que ofenda a Jesús,
y mi confianza. ni que me olvide de ti.
Así sea.

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