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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

TEMA
NO AL ABUSO SEXUAL NI AL MALTRATO INFANTIL

Alexandra Gutierrez Vallejo


Código 469805

Docente
Hugo Hurtado Valencia

Universidad Cooperativa de Colombia


Humanidades
Año: 2019

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Tabla de contenido

Introducción

I. Definición
II. Tipos de maltrato infantil
III. Como se puede prevenir el maltrato y abuso hacia los menores
IV. ¿Porque es importante? ¿Qué sabemos? ¿qué debemos hacer?
V. Maltrato infantil, ¿qué nos está pasando?
VI. Consecuencias del maltrato en el desarrollo del niño

VII. Conclusión

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Introducción

El maltrato hacia los niños es una problemática psicosocial que afecta a todos los países del
mundo y a todas las clases sociales. Es producto de múltiples factores asociados y tiene
consecuencias importantísimas en el desarrollo posterior de los sujetos.
La conceptualización del Maltrato Infantil es relativamente reciente, a pesar de que la
violencia ejercida sobre los más indefensos ha estado presente a lo largo de la historia de la
humanidad. paralelamente comienzan a crearse asociaciones de protección para los niños
afectados y sus familias y se promulgan las primeras leyes que sancionan el Maltrato a los
menores.
Los hechos de violencia hacia los niños revisten un carácter de invisibilidad dado que por
lo general ocurren puertas adentro del ámbito familiar. Los casos que se conocen son los
que trascienden la intimidad del hogar, y constituyen sólo la punta del iceberg de un
fenómeno mucho más amplio.
La conceptualización del maltrato infantil, como un trato inadecuado hacia los niños en
tanto seres en desarrollo, es consecuencia de un cambio en las relaciones de poder dentro de
la estructura familiar y de un mayor reconocimiento de los derechos de los niños a crecer en
un ambiente saludable. Los cambios en la demarcación del maltrato infantil por parte de
juristas y legisladores, permitió impulsar leyes que avalen la intervención del Estado en
situaciones que antes estaban limitadas por el respeto al derecho a la intimidad de la vida
familiar (Bringiotti, 1999)

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Definición
El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores
de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual,
desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar
un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el
contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia
de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.
El maltrato infantil es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener
consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo
cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas
nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia
corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Tipos de maltrato infantil


En la bibliografía internacional se describen cuatro tipos fundamentales de maltrato infantil,
estos son:
el maltrato físico,
el maltrato emocional,
el abandono o negligencia
y el abuso sexual.
MALTRATO FISICO: se define como cualquier acción no accidental por parte de los
padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o lo coloque en
riesgo de padecerlos.
Indicadores físicos en el niño:
1) Magulladuras o moretones 6) Señales de mordeduras humanas;
2) Quemaduras 7) Cortes o pinchazos
3) Fracturas 8) Lesiones internas
4) Torceduras o dislocaciones 9) Fractura de cráneo, daño cerebral,
5) Heridas o raspaduras 10) Asfixia o ahogamiento
MALTRATO EMOCIONAL: el maltrato emocional se define como la hostilidad verbal
crónica en forma de insulto, desprecio, crítica o amenaza de abandono, y constante bloqueo
de las iniciativas de interacción infantiles (desde la evitación hasta el encierro) por parte de
cualquier miembro adulto del grupo familiar
Indicadores en los padres o cuidadores:
1) Rechazo: - 0 a 2 años: Rechazar activamente las iniciativas primarias de apego del niño.
Ej.: No devolver de las sonrisas y las vocalizaciones del niño. - 3 y 4 años: Excluir al niño
de las actividades con familiares y amigos. Ej.: No llevar al niño a las reuniones familiares
y/o de amigos, rechazar los gestos de cariño del niño. - Edad escolar: Transmitir
constantemente al niño una valoración negativa. Ej.: Utilizar frecuentemente apelativos
denigrantes, despreciar constantemente los logros del niño
2) Aterrorizar: amenazar al niño con un castigo extremo, crear en él un miedo intenso,
mantener hacia él expectativas inalcanzables castigándolo por no alcanzarlas. - 0 a 2 años:
Romper de manera deliberada la tolerancia del niño al cambio y a los nuevos estímulos. Ej.:
Burlarse del niño, respuestas extremas o impredecibles a la conducta del niño. - 3 y 4 años:
Utilizar gestos y palabras exageradas para intimidar, amenazar o castigar al niño. Ej.:
Amenazas verbales de daño extremo o con algo “misterioso” (monstruos, etc.),

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

ABANDONO O NEGLIGENCIA: Se refiere a la situación en la que las necesidades


básicas del niño (alimentación, vestido, higiene, cuidados médicos, protección y vigilancia
en las situaciones potencialmente peligrosas) no son atendidas temporal o permanentemente
por ningún miembro del grupo que convive con el niño.
Indicadores en el niño:
1) Alimentación: No se le proporciona la alimentación adecuada. El niño se muestra
hambriento.
2) Vestido: Vestido inadecuado al clima.
3) Higiene: Constantemente sucio o escasa higiene.
4) Cuidados médicos: Problemas físicos o necesidades médicas no atendidas (ej.: heridas
sin curar o infectadas); ausencia de control y cuidados médicos de rutina.
5) Supervisión: El niño pasa largos períodos de tiempo (solo o con sus hermanos), sin la
supervisión y vigilancia de un adulto.
6) Protección: Repetidos accidentes domésticos debido a negligencia o falta de control de
situaciones peligrosas en el hogar.
7) Área educativa: Inasistencias injustificadas y repetidas en la actividad escolar.
ABUSO SEXUAL: Se define como cualquier clase de contacto sexual con una persona
menor de 18 años por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad sobre el
niño. El niño puede ser utilizado para realizar actos sexuales o como objeto de estimulación
sexual. Incluye las categorías de incesto, violación, y abuso sexual sin contacto físico.
Indicadores en el niño:
1) Erotización prematura, juegos sexuales no esperables para la edad del niño, comentarios
sexuales no ajustados a la edad, agresividad sexual hacia otros niños, masturbación
compulsiva.
2) Fracaso escolar inexplicable, fuga del hogar, aislamiento social, desconfianza crónica
hacia el adulto.
3) Trastornos del sueño, trastornos de la eliminación (enuresis y encopresis), trastornos
alimentarios.
4) Dolor abdominal, lesiones genitales y/o anales, enfermedades de transmisión sexual,
embarazo.

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Maltrato Infantil ¿que nos esta pasando?

El maltrato a un niño, o la violencia en cualquier forma, puede dañar seriamente su desarrollo


y acarrear repercusiones a largo plazo. Es esencial comprender las ramificaciones del
maltrato infantil, tanto para padres como para niños, para poder prevenirlo, detectarlo y
erradicarlo en todas sus formas.
La violencia contra los menores es uno de los grandes problemas que aquejan a la sociedad
colombiana. En 2017 el ICBF abrió 24.330 procesos por violencia contra menores, y entre
enero y marzo de 2018 la cifra ya alcanzó los 5.870 casos.
El maltrato infantil ha estado en la agenda por cuenta del confuso caso de una niña de 3 años
que habría sido abusada en Bogotá, por la muerte de otra pequeña en Soacha de la misma
edad a causa de los golpes de su padrastro, y el suicidio de un menor de 15 años en Bogotá
que habría sido maltratado al punto de preferir la muerte.
Lo lamentable es que estos no son casos aislados. Según cifras del ICBF, la violencia contra
niños se ha disparado. En 2017 la institución abrió 24.330 procesos por violencia contra los
menores, y entre enero y marzo de 2018 la cifra ya alcanzó los 5.870 casos. En un
comparativo entre enero y abril, Medicina Legal encontró que hay un aumento en los casos
de violencia sexual contra menores del 23 por ciento respecto al año anterior. Se pasó de
5.831 casos en 2017 a 7.173 este año. Estas cifras indican que se está denunciando más, lo
cual es positivo, pero aún existe un subregistro. Es decir, hay muchos casos que no se
reportan.
Colombia no es el único país donde se da el fenómeno. La violencia contra los niños es un
problema mundial. Según un informe de la Unicef publicado en 2017, 300 millones de niños
en el mundo viven en situación de violencia y al menos 15 millones de mujeres adolescentes
en el planeta han sido víctimas de violación.
(Maltrato infantil, ¿qué nos está pasando?, 2018)

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Como se puede prevenir el maltrato y abuso hacia los menores

La prevención es la clave para acabar con el maltrato infantil. Se han promovido algunos
programas para prevenir el maltrato, pero su nivel de éxito no ha sido evaluado. Sin embargo,
se ha descubierto que las siguientes estrategias son especialmente efectivas:
Los programas de prevención primaria (antes de que el maltrato tenga lugar) incluyen dos
programas específicos de visitas a domicilio que han demostrado su efectividad.: Nurse
Family Partnership (Asociación de Enfermeras y Familias, siglas NFP) y Early Start. Otros
programas prometedores son Triple P y programas de educación basados en hospitales para
prevenir traumatismos craneales abusivos y mejorar la atención pediátrica.
Los programas de prevención de reincidencia ayudan a los padres que han abusado de sus
hijos a no volver a hacerlo (ej.: Terapia Interactiva Padre-Hijo, que es una manera efectiva
de prevenir la reincidencia de maltrato físico).
Los programas de prevención de secuelas ayudan a las víctimas de abusos (por ejemplo, con
terapia conductista cognitiva). Es efectiva a la hora de ayudar a niños que han sufrido abusos
sexuales con síntomas de estrés postraumático.
Debido al enorme impacto del abuso en el desarrollo de los niños, es esencial encontrar
maneras de impedir que el abuso tenga lugar.

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

¿Porque es importante?

El maltrato infantil es un importante problema de salud pública, que afecta tanto a los niños
como a la sociedad en su conjunto. Muchas personas lo consideran sinónimo de abuso físico
o sexual, pero estos casos representan solamente el 24% y el 3% del total, respectivamente.
Las formas más habituales de maltrato son la negligencia (30% de incidencia), la exposición
a violencia doméstica (28%) y el maltrato emocional (15%). De acuerdo al Segundo Estudio
Canadiense sobre Casos Reportados de Maltrato y Negligencia (CIS), entre 1998 y 2003, el
maltrato infantil aumentó en un 125%, desde 9.64 casos comprobados por cada mil niños, a
21.71.1Esto podría atribuirse a mejores procedimientos de información y de investigación.
Se han realizado modificaciones en cuanto a la forma en que se fundamentan los casos, se
identifican con mayor facilidad a hermanos victimizados y existe una mayor conciencia
respecto al maltrato emocional y la exposición a la violencia doméstica.

¿Qué sabemos?
Al maltrato infantil se le clasifica generalmente en cuatro categorías fundamentales: el
maltrato físico, el maltrato sexual, el maltrato emocional (incluyendo la exposición a la
violencia doméstica) y la negligencia.
En algunos casos, los efectos del maltrato se pueden constatar de inmediato. Entre el 7% y el
30% de los infantes que son víctimas del Síndrome del Niño Sacudido (SNS) muere, mientras
que entre el 30% y 50% presenta serios déficits cognitivos o neurológicos, como disturbios
conductuales, retraso en el desarrollo, déficits motores y visuales.
Sin embargo, el impacto del maltrato no siempre es evidente en forma tan directa. La
adversidad o los traumas de los primeros años pueden llevar a una serie de problemas,
incluyendo la depresión, la agresión, el uso de sustancias, los problemas de salud y a una
infelicidad general, años después de que el maltrato haya concluido. Al llegar a la edad
adulta, las víctimas de maltrato muestran altas tasas de ansiedad y desórdenes de estrés post
traumático, siendo más proclives a involucrarse en conductas criminales. El maltrato durante
la infancia puede conducir a un apego inseguro con los cuidadores, que se transfiere a las
futuras relaciones.
Los niños que son testigos de violencia doméstica corren el riesgo de sufrir problemas
psicológicos, emocionales, conductuales y académicos. Exhiben problemas similares a los
de pequeños que han sido víctimas de maltrato físico en carne propia. Los niños de familias
abusivas están expuestos a formas mal adaptadas de comunicación y conducta emocional y
tienen frente a sí pobres modelos de autorregulación adaptativa.
Los mecanismos precisos que vinculan a la experiencia de maltrato con el desarrollo de estos
problemas son en su mayoría desconocidos. Los niños pueden ser más sensibles a ciertas
emociones (por ej. la ira), en relación a otras emociones. Las investigaciones sobre los efectos
del maltrato enfrentan un sinnúmero de desafíos. Los investigadores no coinciden en cuanto
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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

a la mejor forma para definir y medir el maltrato. También es difícil distinguir entre los
efectos de diferentes formas de maltrato (a menudo propinado a los mismos niños) y entre
los efectos del maltrato y los efectos de la pobreza asociada o bien otros factores
medioambientales adversos asociados y los factores cotidianos de la vida. La predisposición
genética puede ayudar a explicar por qué algunos niños son más resilientes al maltrato infantil
que otros.

¿Qué podemos hacer?


Los programas orientados a prevenir el maltrato infantil incrementan los factores positivos y
reducen los factores de riesgo. Promueven el bienestar de los niños, de sus padres y familias,
al prevenir muchos resultados negativos.
Los siguientes programas se encuentran entre las estrategias de prevención más efectivas:
❖ Visitas perinatales a los hogares, realizadas por enfermeras.
❖ Cuidado de alta calidad para pequeños y programas preventivos de educación en la
primera infancia.
❖ Educación pública, tales como campañas mediáticas para crear conciencia sobre
temas determinados (por ej. el síndrome del bebé sacudido)
❖ Educación profesional, un mejor entrenamiento para identificar el maltrato y mejores
herramientas de clasificación.
❖ Mejoras comunitarias, tales como las viviendas.
La intervención tiene el potencial para ayudar tanto a los niños como a sus padres. Una
identificación de SNS en un niño, puede reducir los costos individuales, médicos y sociales
vinculados a esta forma temprana de riesgo de maltrato. Los profesionales de la salud pueden
desempeñar un papel fundamental en la situación hogareña y en ayudar a los padres a
identificar situaciones clave de riesgo, tales como un llanto excesivo. Las intervenciones
orientadas a niños expuestos a violencia doméstica buscan ayudarles a encarar los factores
de estrés asociados a una situación de ese tipo, y a reducir perturbaciones en la crianza de los
hijos.
Aunque se han detectado resultados positivos, es necesario señalar que no podemos
extrapolar esos resultados a todas las situaciones. Por ejemplo, el programa de visitas de
enfermeras a los hogares, ampliamente estudiado por David Old, ha demostrado ser efectivo
para prevenir el maltrato infantil, pero no puede asumirse que otros programas de visitas a
hogares vayan a ser igualmente efectivos, hasta que exista evidencia al respecto. Deben
existir ciertas condiciones para que los efectos puedan repetirse, por ejemplo, hay evidencia
que los programas pre escolares de prevención deben ser largos e intensivos, para que tengan
impactos preventivos a corto y a largo plazo. En algunos casos, nuestros conocimientos sobre
los plenos efectos de los programas, es limitado. Por ejemplo, los programas de educación
sobre el maltrato sexual en niños, se asocian a un incremento de la divulgación del maltrato,
pero no hay certeza respecto a si también ayudan a reducir la ocurrencia de los maltratos.

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No al abuso sexual ni al maltrato infantil

Queda mucho trabajo por hacer si deseamos comprender y utilizar plenamente los efectos de
los programas preventivos sobre maltrato infantil. Actualmente se requiere lograr consenso
en cuanto a definiciones compartidas y en torno a temas éticos, para realizar una
investigación seria sobre la prevención del maltrato infantil. También se deben examinar los
programas en proceso y los resultados en diferentes contextos culturales, y ser más sensibles
a los grupos étnicos y culturales. La prevención del maltrato infantil requiere la coordinación
de esfuerzos en múltiples niveles: gobierno, el público, agencias, las instituciones encargadas
del cumplimiento de las leyes, investigadores y quienes entregan servicios.
En última instancia, los enfoques más efectivos para la prevención del maltrato infantil
deberán atacar las causas de múltiples raíces del maltrato, tratando junto con la población
general y a las poblaciones en riesgo y clínicas, los temas de pobreza, vivienda, empleo,
escuelas, salud, y otros sistemas comunitarios, así como en el apoyo a los padres en la crianza
de niños pequeños.
Referencia
Trocmé N, Fallon B, MacLaurin B, Daciuk J, Felstiner C, Black T, Tonmyr L, Blackstock
C, Barter K, Turcotte D, Cloutier R. Canadian Incidence Study of Reported Child Abuse and
Neglect-2003: Major Findings. Ottawa, Ontario: Minister of Public Works and Government
Services Canada; 2005. Disponible en:http://www.phac-aspc.gc.ca/cm-vee/csca-
ecve/pdf/childabuse_final_e.pdf. Visitado el 16 de febrero de 2010.

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Consecuencias del maltrato en el desarrollo del niño

La violencia, ya sea por acción u omisión, deja diversas y severas consecuencias en los
sujetos que la padecen. Para la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, la
severidad de las secuelas físicas o psicológicas depende de la intensidad y frecuencia del
maltrato, las características del niño, la relación más o menos directa con el maltratador, del
apoyo o no de otros miembros de la familia y del acceso o no a los servicios de ayuda
médica, social y psicológica. El maltrato físico deja marcas en el cuerpo tales como
mordeduras, moretones, hematomas y cicatrices, lesiones que en algunos casos pueden
requerir una internación y/o intervención quirúrgica. Las secuelas físicas más severas
pueden producir lesiones cerebrales, oculares o del sistema nervioso central. Aunque las
consecuencias en el cuerpo son importantes, tanto o más importante es el correlato
emocional de la relación con adultos violentos. El abandono o negligencia puede llevar a
retrasos en la adquisición de los diversos logros madurativos como la marcha o el
desarrollo del lenguaje. También la falta grave de cuidados puede llevar a perder piezas
dentales, retardo en el crecimiento, aparición de infecciones recurrentes con incidencia en
el desarrollo general del niño. El maltrato también deja marcas que son “invisibles” a los
ojos, se trata de la secuela psicológica de la violencia sufrida. Dentro de las secuelas
psicológicas de los distintos tipos de maltrato infantil, se encuentran la depresión y
ansiedad, falta de control de los impulsos, baja autoestima, sentimiento de ser merecedores
del castigo recibido. Es frecuente en los niños que han sido maltratados, la conducta de
“alerta continua”, motivo por el cual pueden presentar insomnio y/o terrores nocturnos y en
la escuela suelen presentar dificultades para 9 mantener la atención. Algunos casos de
adolescentes con comportamiento suicida y daño autoinfligido esconden una historia
infantil de maltrato.

Conclusión
. El trato violento hacia los niños siempre deja consecuencias en el psiquismo y cuanto más
se prolongue en el tiempo, más graves serán esas consecuencias. La identificación temprana
de los casos y el tratamiento apropiado puede restablecer el desarrollo psíquico y físico del
niño, así como también abre la posibilidad de cortar la transmisión intergeneracional de la
conducta violenta. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advierte que el maltrato
infantil es una problemática pasible de prevención, y que los programas más efectivos en
ese sentido son los que transmiten a los padres estrategias positivas de educación a los
hijos. Por tanto, además de las tareas de diagnóstico y tratamiento, los psicólogos pueden
contribuir con sus conocimientos a elaborar programas de prevención del maltrato infantil y
de protección de los niños vulnerados y sus familias.

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Referencias:
Bringiotti, M. I. (1999). Maltrato infantil. Factores de riesgo para el maltrato físico en la
población infantil. Madrid: Miño y Dávila Editores.

Garcia, M. J. (1997, agosto). Maltrato Infantil: aportes desde la psicología. Ponencia


presentada en Jornadas Internacionales de Violencia y Abuso en Niños y Adolescentes
realizadas en la Facultad de Psicología

Grosman, C. & Mesterman, S. (1998). Maltrato al menor. El lado oculto de la escena familiar

Martínez Roig A. & de Paúl Ochotorena, J. (1993). Maltrato y abandono en la infancia.

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