Es que la teoría presenta al ocio como el periodo que un individuo dispone para
descansar o realizar actividades de esparcimiento ya que es el tiempo en el cual
no hay obligaciones laborales ni compromisos que cumplir. Como se imaginarán,
son varias las propuestas que se pueden tener en cuenta para momentos de
ocio. A raíz de esto, y en base al tipo de plan llevado a cabo, así como al rol
adoptado por quien lo desarrolla, se pueden identificar diferentes clases de ocio.
Existe, por ejemplo, una clasificación que gira en torno al nivel de participación
o responsabilidad que se asume frente al ocio. Así, entonces, se define en los
siguientes:
Ocio de tipo experiencial (caracterizado por el componente artístico de la
propuesta y la participación activa del sujeto) y al ocio nocturno cuando se trata
de planes concretados en horas de la noche que guardan relación con
establecimientos como bares, confiterías, casinos y locales bailables, entre
otros.
En los últimos años, además, se popularizó la idea de ocio terapéutico para
enmarcar a las actividades para el tiempo libre que no sólo entretienen y relajan,
sino que también contribuyen a alcanzar bienestar y armonía a nivel corporal,
mental y espiritual (como ocurre, por ejemplo, con el yoga).
Ocio nocturno: trata de todo el ocio asociado a la noche y actividades que en
ella se desarrollan: bares, discotecas, y demás lugares en los que la música, las
drogas y la bebida son los pilares centrales del cuerpo
Ocio espectáculo: es el ocio relacionado con los espectáculos, entre los que
podemos distinguir los culturales, teatro, zarzuela, ópera, cine o espectáculo, en
donde el participante es actor principal de su ocio. Este tipo de ocio también se
conoce como ocio experiencial.
Utilizando como criterio la participación de las personas en el ocio, podemos
distinguir dos tipos de ocio:
Ocio activo: quien se beneficia con él es el mismo que lo propicia, el tiempo libre
que un individuo le dedica a realizar actividades que enriquecen a su persona
(teatro, lectura).
Ocio pasivo: el tiempo libre que un individuo le dedica a realizar actividades que
no producen ningún tipo de enriquecimiento personal, aquella ocupación
recreativa que no se genera ni se impulsa, sino que, simplemente, se disfruta
como receptor.
UNIVERSIDAD ESTATAL PENÌNSULA DE SANTA ELENA
CARRERA DE GESTIÒN Y DESARROLLO TURÌSTICO
ADMINISTRACIÓN ESTRATÉGICAS DE EMPRESAS DE TURÍSMO Y OCIO
El Dr. Manuel Cuenca habla sobre las dimensiones y direccionalidad del ocio
dentro del ocio humanista. Partiendo de la premisa que el ocio es una
experiencia que beneficia el desarrollo, entonces se vuelve relevante
comprender qué tipo de ocio se practica y si realmente permite una mejora en la
persona.
Las direccionalidades se dividen en positivas y negativas. Negativo cuando la
experiencia perjudica al sujeto o su entorno. En ella se identifican dos tipos: