FIDEICOMISO
Este término, como dijimos anteriormente, es originario de la antigua Roma y proviene del latín
fideicommissum que es la combinación de dos palabras fides que significa fe y commissus que
significa comisión.
El diccionario de la Real Academia Española lo define como: Disposición por la cual el testador deja
su hacienda, o parte de ella, encomendada a la buena fe de alguien para que, en caso y tiempo
determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le señala
En este tipo de acuerdos hay varias figuras que inciden en el desarrollo de la misma. Cada uno de
ellos juega un papel determinante a la hora de la formulación, desarrollo, ejecución y terminación
del fideicomiso. Por lo que se hace necesario tener una idea general de qué hace de manera que
se logren identificar el perfil correspondiente.
El fideicomiso, como instrumento, combina la de la parte legal (contrato) con la financiera (bien,
dinero o derecho), en otras palabras, es un acuerdo financiero a futuro. Por lo tanto, su
funcionamiento estará sujeto a la legislación de cada nación. La cual estipulará de forma detallada
las implicaciones del mismo.
Los bienes son enajenados de su dueño. Esto quiere decir que la situación individual del dueño(a)
no afecta el bien luego de que se crea el título fiduciario. Es decir, si por ejemplo, si el fiduciante
por alguna razón es sujeto(a) de expropiación de sus bienes, todos aquellos que estén bajo el
título quedan fuera de dicha acción legal. En otras palabras, no son tocables, sino para el fin que
fueron destinados.
Único propósito. Los bienes solo pueden ser utilizados conforme lo estipulado en el acuerdo. Es
decir, no pueden ser utilizados para algo distinto a lo acordado.