Anda di halaman 1dari 3

Japón está formado por un grupo de islas situadas frente a las costas de Corea, en el norte del

océano Pacífico. Su historia escrita no es muy antigua, pues lo primero de lo que se tiene
constancia es el llamado Kojiki, o «Registro de cuestiones antiguas», que fue redactada en el año
712 d.C.

El Kojiki

El Kojiki es una recopilación de mitos y leyendas transmitidos por los seguidores de la antigua
religión japonesa del sinto.

Las leyendas remontan el origen de las islas japonesas hasta unos seres divinos, y en especial la
diosa sol Amaterasu. Según el Kojiki, un descendiente de Amaterasu llamado Jimmu fundó el
Imperio japonés en el año 660 a.C. Los japoneses creían que Jimmu y todos los emperadores que
vinieron detrás de él eran seres divinos. En siglos posteriores, cuando un emperador se mostraba
fuera de los muros del palacio, la gente se inclinaba y no osaba mirarle la cara. Si el divino
emperador pasaba por la calle, la gente cerraba las puertas y ventanas.

Los primeros japoneses vivieron de la caza y la pesca. En el año 200 a.C. muchos se habían
convertido en agricultores, viviendo en poblados y cultivando arroz y otras plantas. En años
posteriores los impuestos se pagaban en arroz, medidos en koku (la cantidad de arroz consumida
por adulto y año).

Las distintas regiones estaban controladas por clanes que guerreaban entre sí constantemente.
Uno de los más importantes era el clan Yamato, formado por descendientes del emperador Jimmu.
Vivían en una zona cercana a la actual Nara. La familia Yamato se volvió tan poderosa que se
apoderó de las demás regiones del país y a partir del año 400 d.C. los emperadores japoneses
gobernaron desde la zona de Nara. Por esas fechas, los japoneses comenzaron a construir
túmulos para cubrir las tumbas y en época moderna se han encontrado más de 10.000. Las
laderas de los túmulos estaban cubiertas con filas de maquetas de guerreros, sacerdotes,
bailarines, casas y otros objetos, todos de arcilla. Las figurillas actuaban como guardianes y
sirvientes del muerto.

La influencia China

En el año 57 d.C. unos mensajeros japoneses viajaron a China y, durante los siglos siguientes,
Japón fue adoptando muchas ideas del poderoso Imperio chino. Los japoneses tomaron el sistema
de escritura chino, que utiliza símbolos, y lo adoptaron a su propia lengua. También aprendieron
muchas artes y artesanías de China, como la fundición del bronce, fabricar porcelana fina y tejer
seda. En el año 552 el budismo llegó a Japón procedente de China y Corea. Como los budistas
creen en la obligación de la amabilidad con todos los seres vivos, fueron capaces de convivir con
los seguidores de las antiguas creencias del sinto y también demostraron un gran respeto por la
naturaleza.

En el año 593, la primera emperatriz japonesa, Suiko, le dio el poder a su sobrino, el príncipe
Shotoku, que fomentó aún más la difusión de las ideas chinas. Los budistas comenzaron a decorar
sus templos con flores y esos sencillos y bellos adornos dieron lugar a una forma de arte
propiamente japonesa. El arte de los arreglos florales, llamado ikebana (flores vivas), todavía forma
parte de la vida japonesa actual. Los chinos también introdujeron el papel en Japón, y los
japoneses desarrollaron sistemas para plegarlo de forma artística y con forma de objetos y
animales. Llamaron a este arte origami, que significa «plegado del papel». En el importante
santuario sintoísta de Ise, los dioses están representados por figuras hechas con un tipo especial
de papel.
Las capitales del antiguo Japón

Heijo

Heijo (la actual Nara) fue convertida en la capital del Japón en el 710 y la ciudad se convirtió así en
el centro del gobierno. También era el centro del budismo japonés y allí se había construido un
siglo antes el templo Horyuji. Este famoso templo posiblemente sea la estructura de madera más
antigua del mundo todavía en uso. Otro importante templo budista fue dedicado allí en el año 752,
el actual templo Todai-ji, que contiene una estatua de bronce del Gran Buda de 16 metros de
altura.

Heian

En 794, muchos miembros de la corte imperial pensaban que los monjes budistas tenían
demasiada influencia en los asuntos de Estado, por lo que el emperador trasladó la capital 40
kilómetros al norte, a Heian (la moderna Kyoto).

Al igual que Heijo antes que ella, la ciudad de Heian estaba dispuesta ortogonalmente, pues ambas
ciudades seguían el modelo de la por entonces capital de China, Changan. La ciudad de Heian no
tardó en crecer hasta alcanzar una población de 100.000 personas, de las que unas 10.000 eran
aristócratas o funcionarios.

Los cortesanos que rodeaban al emperador comenzaron a ser conocidos como los «moradores
entre las nubes». Vivían rodeados de lujos, ocupando sus días con paseos por jardines bellamente
diseñados, escribiendo cartas y poemas y asistiendo a las ceremonias de la corte. En ellas los
nobles vestían una toga sobre unos amplios pantalones, con un trozo de tela que arrastraba, y un
gorro. Las damas de la corte de Heian llevaban un kimono de seda, con 12 capas de tela de
diferentes colores que arrastraban. En la corte tenía lugar un baile formal, llamado bugaku, para el
emperador y sus cortesanos. Todos los danzantes eran hombres. Vestían trajes ceremoniales y a
menudo máscaras. Bailaban una música especial llamada gagaku, que se tocaba con flautas,
oboes, cítaras, tambores y gongos. Los que pasaban toda su vida en la corte de Heian
consideraban bárbaras a las demás personas.

Durante este periodo, los emperadores entregaron gran cantidad de tierra a las familias nobles, por
lo que algunos de los clanes se volvieron muy poderosos. El clan Fujiwara se hizo con el control
efectivo del país, aunque siguieron respetando la importancia del divino emperador. Los
emperadores se casaron con hijas de la familia Fujiwara, lo que dio a ésta todavía más influencia.

Nuevas tradiciones japonesas

Por esas fechas se interrumpieron los contactos con China y florecieron las tradiciones japonesas.
Aparecieron nuevas formas artísticas: las nobles inventaron una bella forma de escritura, llamada
caligrafía, utilizando pinceles y tinta sobre un papel delicado. Los japoneses también contribuyeron
a la historia de la literatura. En torno al año 1000 d.C., una dama de la corte llamada Shikibu
escribió una larga historia titulada El cuento de Genji, considerada por muchos especialistas como
la primera novela del mundo. El protagonista de la historia, Genji (el Príncipe Luminoso), es un
bello noble de quien se narran sus aventuras en la corte.

La era de los Samurais

Los Fujiwara y otras grandes familias crearon inmensos estados privados. Los señores que
controlaban los estados eran llamados daimyo; muchos de ellos eran lo suficientemente ricos y
poderosos como para mantener y pagar sus propios ejércitos. Contrataban guerreros para proteger
sus tierras y a los campesinos que las cultivaban para ellos. Los guerreros eran conocidos como
samurais («los que sirven») y seguían un estricto código de honor llamado bushido.

A mediados del siglo XII, dos de las familias más poderosas del Japón, los Taira y los Minamoto,
comenzaron a luchar por hacerse con el control de la corte imperial Fujiwara, en Heian. El clan
Taira se hizo con el poder en 1160, pero su supremacía sólo duró 25 años. Pasados los cuales
fueron derrotados en una batalla naval por el clan Minamoto, que quedó como la familia más
poderosa del Japón. Yoritomo, el jefe de los Minamoto, se proclamó protector del emperador y
gobernó en su nombre. En 1192, el emperador dio a Yoritomo el título de shugun, o «gran general».
Yorimoto creó una forma de gobierno militar que gobernaría en nombre del emperador durante los
siguientes 700 años.

Los samurais

La clase guerrera de los samurai vivía según un estricto código de honor conocido como bushido, o
«camino del guerrero», y demostraban una incuestionable lealtad y obediencia a su señor. Los
samurais daban más valor al honor que a la salud, la felicidad e incluso la propia vida.

Al comienzo de una batalla, los samurais gritaban orgullosos su nombre y los de sus antepasados,
desafiando a sus oponentes para que fueran a luchar con ellos. Ser derrotado en la batalla era
considerado el mayor deshonor y, antes que sufrir semejante desgracia, en ocasiones un samurai
prefería suicidarse siguiendo un ritual llamado seppuku. El método de morir era el harakiri, o «corte
del vientre»: el guerrero se abría el abdomen con un cuchillo y entonces otro guerrero podía
cortarle la cabeza para aliviar su sufrimiento.

El arco y las flechas eran el arma principal de los primeros samurais, que por lo general luchaban a
caballo. Más tarde llevarían dos grandes y curvas espadas. Vestían una armadura formada a base
de pesadas tiras de cuero y placas de metal unidas mediante hilos de seda.

Los samurais recibían un riguroso entrenamiento militar y sus métodos de combate se transmitían
de generación en generación. Artes marciales como el kendo comenzaron siendo técnicas de
combate samurai. En el kendo, los combatientes consiguen puntos diciendo y golpeando una zona
concreta de su adversario con una espada de bambú que se sujeta con las dos manos. Reglas y
una vestimenta especial previenen las heridas y todas las acciones defensivas se realizan de modo
formal y tradicional.

Anda mungkin juga menyukai