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5 técnicas para

entrenar tus habilidades


sociales
Te explicamos varias formas prácticas de ganar
en autoconfianza y comunicación.
por Isabel Rovira Salvador
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La noción del entrenamiento en habilidades sociales ha


ido evolucionando con el tiempo. En sus inicios se
asociaba a intervenciones en personas con algún trastorno
mental severo, y aunque aún se utilice este método para
dichos casos, tras la aparición de las teorías del aprendizaje
social, se convirtió en un instrumento para mejorar las
destrezas de las personas en sus relaciones interpersonales.

Al igual que cualquier otra habilidad, estas capacidades de


comunicación pueden aprenderse, practicarse y, por lo tanto,
mejorarse considerablemente; sin la necesidad de que la
persona deba de padecer ningún tipo de trastorno para poder
beneficiarse de ellas.

Artículo relacionado: "14 habilidades sociales principales para


tener éxito en la vida"

Habilidades sociales: ¿por qué son


importantes?

No existe una descripción única y concreta de lo que son las


habilidades sociales, sin embargo este concepto puede ser
explicado como el conjunto de comportamientos y
actuaciones adquiridas de manera natural, susceptibles de ser
aprendidas y ejercitadas, que se dan a cabo en contextos
interpersonales; teniendo en consideración las normas
sociales de este y con el objetivo de conseguir soporte social
o autorrefuerzo.

La importancia de las habilidades sociales viene dada


por su relación con un mejor ajuste psicosocial de la
persona, evitando así el aislamiento, la falta de afecto y
posibles trastornos afectivos asociados.

La utilidad de las habilidades sociales en la vida diaria de la


persona se refleja en los siguientes aspectos:

 Reducen los niveles de estrés y ansiedad frente a


algunas circunstancias sociales

 Actúan como refuerzo en contextos de interacción con


otras personas

 Aumentan el reforzamiento por parte de personas


valiosas para la persona

 Protegen y favorecen las relaciones interpersonales

 Favorece el incremento de la autoestima

Propiedades del entrenamiento en


habilidades sociales

Como se señala en el punto anterior, las habilidades sociales


son conductas aprendidas a lo largo de la vida de la persona,
por lo que es posible entrenarlas mediante experiencias de
aprendizaje apropiadas.

La base o rasgo particular de este entrenamiento consiste en


la observación de un tercero que realiza la conducta objetivo
de forma adecuada, para posteriormente repetir, corregir
posibles errores e ir poco a poco perfeccionándose. Para ello,
la persona que trata de aprender recibe un refuerzo, tanto
positivo como negativo, por parte del profesional.

La dinámica consiste en repetir y practicar la conducta o


comportamiento ambicionado en el mayor número de
situaciones, de la forma más variada y más real posible.

Las características principales del entrenamiento en


habilidades sociales son:

 Incremento y desarrollo del catálogo de conductas que


posee la persona

 Participación y cooperación activa de las personas


implicadas en el entrenamiento

 Estrategias entendidas como un aprendizaje para la


persona, no como una terapia.

 Son ejercicios susceptibles de realizarse en grupo, lo


cual favorece su eficacia.

El listado de ventajas propias y comunes a los diferentes tipos


de entrenamiento, que les han convertido en una intervención
de referencia son:

 Brevedad de la duración de la intervención.

 La sencillez de las técnicas

 Plasticidad y flexibilidad para ajustarse a la persona y


sus necesidades

 Efectos positivos inmediatos


 Organización estructurada, sistematizada y clara

 Sistema de actuación y aprendizaje semejante al de la


obtención de otras habilidades

Técnicas para el entrenamiento de


las habilidades sociales

Desde la psicología se han elaborado una serie de técnicas


dirigidas a mejorar las destrezas de la persona en cuanto a su
relación con otros. Estas técnicas, explicadas a continuación,
no deben ser interpretadas como pasos en serie que siguen
un orden concreto, sino más bien como elementos
independientes que nos permiten alargarlos, ampliarlos o
repetirlos.

Estos elementos se concretan en seis técnicas diferentes. Son


las siguientes.

1. Modelado

En esta primera técnica, una persona dotada de las


habilidades que se pretende aprender realiza una serie
de conductas de forma adecuada, para que el aprendiz o
aprendices las imiten.

Los modelos pueden ejercer las conductas en directo, o bien a


través de grabaciones. El principal requisito del modelo para
que la técnica resulte efectiva, es que este sea lo más
parecido posible al observador. Tanto por edad, género, grupo
de referencia, etc.
Un punto importante a tener en cuenta es que el modelo no
realice la conducta de forma excesivamente hábil o experta,
puesto que puede desmotivar al observador. La persona que
ejerce de ejemplo a seguir debe expresarse de forma afable y
cercana al aprendiz. La disposición anímica del observador es
compensada con refuerzos positivos.

Asimismo, la efectividad de la técnica aumenta cuando la


situación expuesta sea reproducida con la mayor claridad y
precisión posibles, y siempre de forma en la que se gradúe,
de menor a mayor, la dificultad de esta.

Es necesario que el espectador comprenda que su obligación


es imitar al modelo, centrando el interés en el
comportamiento de este, analizandolo y entonces ejercitar y
ensayar dicha conducta.

2. Ensayo conductual

El ensayo conductual es el momento en el que la persona


debe llevar a cabo las actuaciones que previamente han sido
mostradas por el modelo. Estas pruebas pueden ser:

 Reales: se lleva a cabo la conducta en contextos reales


o simulados.

 Encubiertos: el comportamiento se lleva a cabo


mediante la imaginación en el lugar de entrenamiento.

Estas dos formas de proceder no son excluyentes, la persona


puede primero hacer la prueba de forma encubierta y, una
vez practicado lo suficiente, pasa a la prueba real.
Por lo que respecta a la intervención de los participantes, el
monitor puede ejercer de interlocutor con el objetivo
de controlar la situación. En el caso de que se esté
realizando una intervención en grupo, el resto de
participantes pueden representar tareas o representaciones
auxiliares.

3. Retroalimentación

Tras el ensayo conductual es esencial que se de un


periodo de retroalimentación. Esta retroalimentación se
fundamenta en el suministros de información a la persona
sobre cómo ha ejecutado las conductas objetivo, siendo esta
lo más específica y concreta posible.

Es un requisito indispensable el tanto el reforzar aquello que


la persona haya realizado correctamente, cómo comunicar en
qué cosas debe mejorar; orientando acerca de cómo puede
mejorar.

Para una mayor integración de la información, es fundamental


que esta retroalimentación sea inmediata o incluso
simultánea a la actuación de la persona.

4. Reforzamiento

En estos casos, el refuerzo positivo consiste en ensalzar


y alabar los aspectos positivos de la actuación del
aprendiz, siendo ésta la mejor forma para que la conducta se
repita en el futuro. Un punto importante a tener en cuenta es
que dichos refuerzos deben ser valiosos y deseados por la
persona.

Se pueden llevar a cabo dos tipos de refuerzos:

 Refuerzo material, este refuerzo hace referencia a


recompensas tangibles

 Refuerzo social en forma de elogios y aprobaciones.

Una vez se han administrado los refuerzos de manera


continuada, se pasa al refuerzo intermitente de la conducta.
La meta de este tipo de refuerzo es fortalecer la conducta y
mantenerla a largo plazo.

5. Generalización

El fin primordial de todo este entrenamiento no es que


la persona realice la conducta solamente en el espacio
de prueba, sino que esta sea capaz de llevar a cabo en
situaciones de la vida real.

Teniendo en cuenta esto, la ejecución de la o las conductas


debe extrapolarse a todos los contextos o circunstancias en
las que dicho comportamiento sea de utilidad para la persona.
TÓPICOS

 COMUNICACIÓN
 AUTOESTIMA

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