Los tipos de violencia más comunes son la física, psicológica, emocional, verbal,
sexual, espiritual, cultural, económica y laboral. Cada una se manifiesta de una forma
particular y tiene unas consecuencias características.
A diario vemos en las noticias todo tipo de diferentes formas de actos violentos: hombres
que matan a sus esposas, atentados terroristas, robos, destrucción del mobiliario
urbano, bullying… La violencia forma parte de nuestro día a día aunque no queramos.
¿Qué es la violencia?
Por ejemplo, en la España de los años veinte era impensable ver a una pareja dándose
besos y arrumacos en plena calle, mientras que hoy en día es algo normal.
Por tanto, la violencia puede describirse según el contexto y la experiencia vital de cada
uno, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) consiguió dar una definición
generalizada:
“El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo,
contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo
o privaciones.”
Esta definición abarca tanto la violencia hacia los demás como a uno mismo. También,
va más allá de los actos físicos e incluye las amenazas e intimidaciones, el daño
psicológico y la negligencia parental, entre otros.
La violencia puede ejercerse de distintas formas. Unas son más visibles y directas,
siendo probable que la veas venir y tengas posibilidad de hacer algo para evitarlo.
Otras, sin embargo, pueden ocultarse muy bien, son insidiosas y van dejando su huella
silenciosamente.
1- Violencia física
Acción no accidental que provoca daño físico o enfermedad a una persona, ya sea para
conseguir algo o por el mero hecho de hacer sufrir.
2- Violencia psicológica
El objetivo de este tipo de violencia es provocar tal estado de indefensión en el otro que
puedas ejercer todo tipo de control sobre él.
3- Violencia emocional
4- Violencia verbal
5- Violencia sexual
Ocurre cuando una persona es lastimada a causa de prácticas que forman parte de su
cultura, religión o tradición. Por ejemplo, la mutilación genital femenina o ablación genital
que se le realiza a las niña en países de África y Oriente Medio.
8- Violencia económica
9- Negligencia
Esto se da sobre todo con menores, los cuales son utilizados para la obtención de
beneficios económicos a través de la explotación sexual, robo, tráfico de drogas, etc.
En este caso, se diferencian las acciones violentas no por el modo en el que se llevan
a cabo, sino en función de dónde y quién lo hace.
Es decir, si se han producido entre dos personas como ocurre en la violencia doméstica,
por ejemplo; si es una autoagresión o si son provocados por una comunidad entera
como en el caso de los conflictos armados.
Son los actos violentos cometidos por un individuo o un grupo reducido de ellos,
cubriendo un amplio abanico de conductas que van desde la violencia física, sexual,
psicológica hasta las privaciones y el abandono.
Muchas están relacionadas con características personales de los individuos como una
baja o demasiado alta autoestima o con problemas de conducta. También se debe tener
en cuenta el abuso de drogas y alcohol.
Otras son fruto de experiencias vividas como la falta de lazos emocionales y de apoyo,
el contacto temprano con situaciones de violencia… Sin olvidar el papel de los factores
comunitarios y sociales como la pobreza o la desigualdad entre sexos.
También conocida como suicidio, tal vez sea el tipo de violencia más aceptado como tal
a nivel global y, por lo tanto, más estigmatizado, es decir, condenado por razones
religiosas y culturales. De hecho, la conducta suicida está penada por ley en algunos
países.
Aun hoy, a pesar de sus altas tasas de mortalidad, sigue siendo un tema tabú, que
cuesta reconocer y abordar. Llegando incluso a clasificarse erróneamente de forma
deliberada en las actas oficiales de defunción.
Son muchos y muy variados los acontecimientos estresantes que pueden aumentar el
riesgo de autolesiones, ya que también influye la predisposición personal del individuo
para ello.
Aun así, se han identificado los factores más comunes en este tipo de violencia como
puede ser la pobreza, la pérdida de un ser querido, las continuas discusiones familiares,
la ruptura de una relación…
Dentro de este grupo se pueden identificar los conflictos armados dentro de los Estados
o entre ellos, el terrorismo, el crimen organizado y los actos de violencia perpetrados
por los Estados que violan los derechos humanos (genocidio, represión…)
Al igual que ocurre con las otras modalidades de violencia, estos conflictos suelen traer
consigo consecuencias negativas para la salud como alteraciones del estado de ánimo,
ansiedad, abuso de alcohol e incluso estrés postraumático.
Siendo los lactantes y refugiados los grupos más vulnerables a las enfermedades
cuando estallan estos conflictos.
Entre los factores que entrañan un riesgo de que estallen conflictos violentos de forma
colectiva se encuentran:
Resulta lógico y comprensible querer conocer qué produce la violencia para así poder
entenderla y prevenirla.
Sin embargo, lamento decir que no existe una relación directa entre un hecho concreto
y el uso de la violencia como respuesta. Tampoco algo específico que explique por qué
unos reaccionan de forma agresiva y otros no.
De hecho, los estudios realizados en torno a este tema han recurrido a un modelo
ecológico como explicación, aludiendo la influencia de diferentes factores: biológicos,
sociales, culturales, económicos y políticos.
Estos factores actúan en los distintos ambientes en los que se mueven las personas,
desde los más cercanos como la familia, la escuela o el trabajo; a los más amplios como
el barrio, la ciudad o incluso el país.
Por ejemplo, aunque todas las clases sociales padecen la violencia, las investigaciones
demuestran que las personas que habitan en barrios de nivel socioeconómico más bajo
son las que corren mayor riesgo. En este caso, los factores sociales, políticos,
económicos y en muchos casos culturales, están influyendo en la aparición de violencia.
Conflictos familiares.
Abuso de alcohol o drogas por familiares.
Problemas económicos.
Discriminación de un miembro de la familia por el resto de los miembros.
Desigualdad de roles en el hogar.
Castigos severos o inconsistentes.
Falta de apoyo de los padres u otros adultos.
Paternidad / maternidad irresponsable.
Ausencia de padres.
Fracaso.
Problemas de conducta.
Aislamiento social.
Absentismo escolar.
Suspensiones o expulsiones por mal comportamiento.
Manifestaciones de ira o frustración.
Factores de riesgo en el trabajo: influyen sobre todo las variables
organizacionales y las condiciones de trabajo.
Tipo de contrato laboral: contratos temporales.
Organizaciones grandes y burocráticas.
Estilo de liderazgo autoritario y estilo débil o de «laissez-faire».
Conflicto de rol laboral.
Ambigüedad de rol laboral.
Altas demandas laborales.
Bajo control sobre la tarea.
Estrés percibido.
Sobrecarga de trabajo.
Imposibilidad de expresar las ideas y opiniones en el trabajo.
Mala comunicación interna.
Las condiciones del barrio o comunidad en la que vives pueden generar hechos
violentos individuales o colectivos. Entre estos factores de riesgo se encuentran:
Pocos recursos económicos.
Falta de oportunidades educativas.
Poco acceso a recursos culturales.
Escasas oportunidades de empleo.
Discriminación de grupos de personas.
Pocos espacios de recreación y esparcimiento.
Tendencia al vandalismo.
Acceso a drogas.
No existe una solución única y sencilla para eliminar o prevenir los actos violentos,
puesto que, como propone el modelo ecológico, es necesario actuar en muchos ámbitos
de forma simultánea.
Aun así, muchos de los factores de riesgo conocidos por favorecer la violencia parecen
predecirla de forma clara por lo que sería interesante actuar sobre ellos.
Algunas propuestas sugieren que se podría trabajar con los factores de riesgo
personales y adoptar medidas para fomentar el comportamiento y actitudes saludables
y cívicas en los niños y adolescentes. Al igual que con aquellos que ya se han vuelto
violentos y corren el riesgo de atentar contra sí mismos, los cuales se suelen dar por
perdidos.
También se podría actuar para crear entornos familiares más saludables y cercanos,
dando apoyo profesional a las familias disfuncionales con objeto de darles herramientas
y capacitarlas para conseguir un ambiente familiar acogedor, donde se den los conflictos
justos y necesarios.
Por otro lado, habría que prestar atención a los factores culturales, sociales y
económicos que contribuyen a la violencia, como la desigualdad entre ricos y pobres
para acceder a los recursos y la desigualdad entre sexos que trae como consecuencia,
entre otras cosas, la violencia de género.
¿Sabías qué…?
Referencias