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CONCIENCIA E INCONCIENTE

Freud se vio obligado a considerar la conciencia como una cualidad de lo psíquico que puede
añadirse a otras cualidades o faltar a las mismas. Además, él dice que no todos los fenómenos
psíquicos son conscientes, por ello hace algunas distinciones entre lo descriptivo y lo tópico
sistemático. Por otro lado, divide al inconsciente en dos clases: lo latente que esta susceptible
de ser consciente y lo reprimido que es insusceptible de conciencia. También dice que el
inconsciente, preconsciente y consciente no está definido por una parte anatómica donde se
pueda localizar.

EL ELLO Y YO: Una de las últimas grandes obras de Freud que tiene es el “yo y el ello” que nos
explica la descripción de la psique y su operación a primera vista. Freud manifiesta que el
inconsciente significa todo aquello que tenemos reprimido, también menciona que el yo es la
razón la conciencia, el ello lo relaciona con el inconsciente y el superyó es el ideal del yo con la
identificación del padre (complejo de Edipo). De esta manera termina relacionando el punto
estructural del aparato de lo psíquico consiente e inconsciente.

EL YO Y EL SUPERYO: El ello y el superyó se van a encontrar en un interminable conflicto, ya que


por un lado esta lo que queremos hacer y por el otro lo que debemos hacer y ahí entre ellos dos
está el yo. El superyó es quien va a controlar al yo, va a elaborar un ideal del yo, muy distinto del
yo real, actuara como un moderador. También, se explica que el superyó tiene dos partes
fundamentales, el ideal del yo que incluye las reglas y normas para el buen comportamiento,
incluye a aquellos sentimientos de orgullo, valor y logro, por otro lado, se encuentra la
conciencia, que va a incluir información de las cosas consideradas de los padres y la sociedad,
dando lugar a malos comportamientos, es aquí donde se va a encontrar sentimientos de culpa
y remordimiento.

LAS DOS CLASES DE PULSIONES: Según Freud, existen dos variedades de pulsiones, la primera,
las "pulsiones sexuales o Eros, es la más notable, la cual comprende la pulsión sexual no inhibida,
genuina, y las mociones pulsionales sublimadas y de meta inhibida, asimismo también es la
pulsión de auto conservación, que se atribuyen al yo. El Eros persigue la meta de complicar la
vida mediante la reunión, la síntesis, de la sustancia viva dispersada en partículas, para
conservarla. La segunda, que para Freud fue de difícil investigación y la cual finalmente pudo
representar con el sadismo, la pulsión de muerte está encargada de reconducir al ser vivo
orgánico al estado inerte. La última, busca la paz de la no existencia orgánica, es decir,
disgregación, disminución, y simplificaciones de vida. En cada fragmento de sustancia viva
estarían activas las dos clases de pulsiones, si bien en una mezcla desigual, de suerte que una
sustancia podría tomar sobre si la sustitución principal del Eros.

LOS VASALLES DEL YO.

El YO se encuentra sometido a tres servidumbres y, en consecuencia, sufre la amenaza de tres


clases de peligros: a) de parte del mundo exterior, b) de parte de la libido, c) de la severidad del
super-yo. El YO a través de las pulsiones de muerte y la angustia que eso significa desea dominar
a la libido, pero es una espada de doble filo, ya que, podría llegar a sucumbir en las pulsiones de
muerte. A causa de ello, el YO realiza su más primitiva reacción, reflejo de huida, que, al mismo
tiempo, le permite retirar la percepción amenazadora emitiendo cierta angustia de la conciencia
moral, que puede ser concebida de la misma manera que la angustia de muerte, debido a gran
significatividad qué el sentimiento de culpa tiene para las neurosis.
Integrantes del grupo

Delgado Vásquez, Víctor

Días Carrazco, Flor

García Romero, Marghory

Gallegos Flores, Karla

Martínez, Renato

Morilla Espinoza, Leslie

Romero Huaman, Kelly

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