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¿Qué es la Desviación de Poder?

Según Vendel Asevera: "La desviación de poder consiste en el hecho de que una autoridad
administrativa utilice sus poderes con vista a un fin distinto de aquel para el que le han
sido conferidos"

Para Entrena Cuesta: " La desviación de poder, pues supone siempre y sólo el
incumplimiento del elemento final. El acto que incurre en ella no obstante, su apariencia
legal, deja de satisfacer la objetividad jurídica que motivó el nacimiento de la norma
positiva"

Tomando en consideración los conceptos anteriormente expuestos podemos determinar los


siguientes puntos:

a).La Administración no solo está obligada a realizar su actividad respondiendo a un fin


público administrativo el cual deriva de las facultades especificas que le fueron otorgadas
por Ley; b) Sino también sobresale la posibilidad de valorar la conducta administrativa en
sentido amplio, extrínseca e intrínsecamente, pues el planteamiento responde a un
razonamiento lógico-jurídico según el cual compete a la Administración actuar en
congruencia con la finalidad exigida. Así es factible constatar una verdadera correlación
entre la finalidad real del acto y la finalidad prevista y fijada por el ordenamiento jurídico.

Acto Administrativo

¿Qué es un Acto Administrativo?

Según Julio Rendón, es un acto dictado por un órgano administrativo en ejercicio de la


competencia que la Ley le atribuye, mediante el cual se declara, reconoce o limita un
derecho del particular (situación jurídica individualizada), o, de otra manera, por lo que se
modifican o extinguen esos derechos y las obligaciones correlativas.

De las definiciones anteriormente expuestas, podemos extraer y diferenciar dos elementos


básicos:

la presunción de legalidad del acto irregular y el apartamiento del mismo al fin legal.

1). La Presunción de Legalidad, por tratarse de un acto realizado por un agente dentro de
su competencia y bajo las formas legales previstas al efecto, la idea implica la violación del
espíritu, no la letra de la ley, esto es lo que podríamos llamar un acto irregularmente legal,
por ser esto último sólo externa y objetivamente, en otras palabras, es una ilegalidad
disfrazada, de carácter instrumental para satisfacer móviles ocultos.

2). Irregularidad del Fin, es un hecho indiscutible que la desviación y violación del
destino normal con que deben ser encausadas las potestades administrativas, comprometen
la validez de cualquiera de sus actos. La Administración, por medio de sus agentes, no tiene
más fines que los estrictamente legales, o sea, que "la administración puede lo que el
legislador quiere", en tal sentido el fin nunca puede ser discrecional, por lo que, se destaca la
trascendencia de la noción en estudio y la insuficiencia de los controles objetivos.

La Desviación de Poder como vicios de la voluntad en general, desde este punto de vista tiene
influencia únicamente sobre los elementos discrecionales del Acto Administrativo, por ende, es
presumible que si la definición y determinación de éstos depende de la voluntad y del juicio del
funcionario, estarán mal definidos y determinados, sí el móvil de éste es ilícito o ilegal. No
obstante, el acto es válido aunque esta desviación se presente, si es obligatorio en el caso
concreto, por haberse realizado ya el motivo reglado que lo hace debido según la ley, es entonces
donde la Desviación de Poder queda relegada, a los casos de desviación subjetiva de fin en los
actos cuyo motivo y emisión son de apreciación discrecional, cuando la misma ha sido bien hecha
y es insostenible la tesis de que el motivo no existe o ha sido infundadamente considerado como
existente.

De este estrecho horizonte, la desviación de poder viene siendo sistemáticamente excluida por la
jurisprudencia italiana y francesa, sobre todo por el control de otros vicios conexos y por la
imposición de nuevos límites a la discrecionalidad, que conducen cada vez más frecuentemente a
tener por insubsistente el motivo y por innecesario el acto.

enteramente un acto de su competencia y conforme a las formas prescritas por la legislación, usa
su poder discrecional para casos y motivos distintos a aquellos..para los cuales se le ha atribuido
dicho poder" .

Derecho Subjetivo e interés legitimo

Son precisamente situaciones subjetivas que legitiman al particular para actuar ante la
administración pública.

Siendo así, a partir de la titularidad de uno o de otro el particular puede intervenir como parte
interesada en el procedimiento administrativo, presentando solicitudes ante las autoridades
competentes (Artículos 55 y 56 de la Ley de Procedimiento administrativo) “Los interesados sin
perjuicio de las excepciones previstas en la Ley orgánica del colegio de abogados, actuaran por
medio de apoderado.”

Por extensión también puede impugnar la validez de estas últimas antes la jurisdicción
contenciosa administrativa (art.13 y 14 LJCA) de allí su importancia capital para entender la
posición jurídica de particular antes la Administración y consecuentemente, la dinámica propia del
Derecho Administrativo.

Ahora bien, el análisis de la estrctura del derecho subjetivo y del interés legítimo permite
identificar los siguientes elementos comunes:

La presencia de un interés concreto que motiva la actuación del particular ante la administración
en razón de una utilidad o beneficio que le corresponde o al que aspira; así en términos generales,
el particular normalmente actuara en función de algo que le es útil, es decir, en función de todo
aquello que, desde su perspectiva, le permita satisfacer una necesidad bienes o servicios.

La protección o tutela jurídica de ese interés, consistente en el reconocimiento por el


ordenamiento de determinadas facultades a su titular (el particular), la cuales podrá hacer valer
ante la Administración en el ámbito preciso de la relación jurídico-administrativa

En ambos supuesto se trata, como puede advertirse, de intereses jurídicamente protegidos,


marcando una clara diferencia con los intereses ilegitimo (intereses al margen de la ley, sin ningún
grado de protección jurídica) y de otra manera, con los intereses simples (sin trascendencia para el
derecho) que causan, a lo sumo, simple relaciones sociales entre personas o pretensiones vagas o
imprecisas ante la administración, sin concretarse en ningún momento.

Derecho subjetivo

Partiendo de lo indicando, en Derecho Administrativo el derecho subjetivo consiste en un interés


protegido por la ley, facultando a su titular para exigir de la Administración el cumplimiento de
una obligación correlativa de dar, hacer, no hacer o dejar hacer.

El derecho subjetivo, en consecuencia, es un derecho pleno que nace directamente de la ley-

Esta situación, sin embargo, no es exclusiva del particular; también la administración esta dotada
por el ordenamiento de derecho subjetivos que la facultan para exigir de aquel el cumplimiento
de las obligaciones correlativas que correspondan en una relación concreta; asi, por ejemplo, el
derecho a cobrar al particular el pago de los impuesto que adeudare, o a exigirle la desocupación
de derecho vía en las carreteras nacionales o de cualquier otro espacio de titularidad pública que
ocupare indebidamente.

Es importante hacer notar que los derechos subjetivos de los particulares puede estar limitados
por la leyes administración con fundamentos en razón de interés general, respetando, eso sí, su
núcleo esencial.

Ahora bien atendiendo a su naturaleza jurídica, los derechos subjetivos de los particulares
oponibles a la Administración pueden ser reales o personales (o de crédito), como ocurre también
en el Derecho privados.

Al relacionarse con la administración al particular no siempre está dotado de derecho subjetivo


pleno, con las características previamente indicadas. En otras ocasiones, muy frecuentemente, su
posición se limita a una mera expectativa de derecho, que puede consistir en la presentación de
un beneficio al que aspira o a que se elimine un perjuicio que le afecta o que puede afectarle,
requiriéndose ambos casos el reconocimiento de la autoridad competente para que tal
expectativa pueda concretarse; cuando asi ocurre estamos en presencia de un interés legitimo y
no de un derecho subjetivo.
De lo dicho, entonces, podemos definir a la figura que nos ocupa diciendo que el interés legitimo
es, precisamente, un interés protegido por la ley, reconociéndole a su titular la facultad de exigir a
la administración pública la legalidad en su comportamiento, porque solamente de esa manera el
particular podrá obtener un beneficio concreto al que aspira o lograr que se elimine un perjuicio
que le afecta o que puede afectarle. Se trata, como dejamos indicado, de una expectativa de
derecho, cuyo titular pretende que se concrete a través de su reconocimiento por la autoridad
competente, actuando en el marco de la legalidad.

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