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CASO ZEGARRA MARIN VS PERÚ

En el presente Caso el señor Agustín Bladimiro Zegarra Marín se desempeñó en el cargo de Sub
Director de Pasaportes de la Dirección de Migraciones y Naturalización del Perú del 10 de marzo al
28 de septiembre de 1994, y de acuerdo al cargo que ostentaba dentro de sus funciones estaban
“coordinar el normal y oportuno abastecimiento de pasaportes en blanco para las sedes, entre ellas
las divisiones de migraciones de provincias», por lo cual en fecha 05 de abril de 1994 el señor Zegarra
Marín, en su calidad de Sub Director de Pasaportes, remitió 525 pasaportes, de la serie 0415876 al
0416400, para que fueran expedidos en la Oficina de Migraciones de Tumbes. Posteriormente, se
tuvo conocimiento de la existencia de pasaportes que fueron emitidos de manera fraudulenta, dos
de los cuales estaban en poder de dos conocidos delincuentes. Después se llegó a determinar que
aquellos pasaportes correspondían a la serie que había sido emitida por el señor Zegarra Marín, en
un inicio el señor Zegarra no se encontraba incluido en las investigaciones, sin embargo, debido a
las declaraciones de sus coimputados fue incluido.

Por lo que el 21 de octubre de 1994 el Juez del Trigésimo Séptimo Juzgado Penal de la Corte Superior
de Justicia de Lima dictó el auto de apertura de instrucción en la vía ordinaria por los delitos contra
la administración de justicia (encubrimiento personal), contra la fe pública (falsificación de
documentos en general) y corrupción de funcionarios en contra del señor Zegarra Marín y dentro
de las medidas incluidas se le dictó prisión preventiva, por lo que estuvo recluido 08 meses en un
centro penitenciario hasta que dicha medida apelada y finalmente revocada.

Posteriormente el 08 de noviembre de 1996 la Quinta Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de


Lima dictó sentencia condenatoria en contra de 13 personas, entre las que se encontraba Agustín
Bladimiro Zegarra Marín como autor de los delitos contra la administración de justicia
(encubrimiento personal), contra la fe pública (falsificación de documentos en general), y corrupción
de funcionarios, en agravio del Estado, y le impuso una pena de cuatro años de pena privativa de
libertad suspendida y al pago de S/ 3,000 nuevos soles por concepto de reparación civil, ante esta
sentencia condenatoria el señor Zegarra Marín presentó un recurso de nulidad en contra de la
sentencia condenatoria antes mencionada conforme al artículo 298° del Código Procesal Penal
vigente en la época, por las causales de nulidad siguientes: i) Cuando en la sustanciación de la
instrucción, o en la del proceso de juzgamiento, se hubiera incurrido en graves irregularidades y
omisiones de trámites y garantías establecidas por Ley Procesal Penal; ii) Si el juez que instruyó o el
Tribunal que juzgó no era competente; iii) Si se ha condenado por un delito que no fue materia de la
instrucción o del juicio oral, o que se haya omitido instruir o juzgar un delito que aparece de la
denuncia, de la instrucción o de la acusación.

Ante lo cual en fecha 20 de mayo de 1997 el Fiscal Supremo Provisional de la Segunda Fiscalía
Suprema en lo Penal emitió dictamen proponiendo que se declare no haber nulidad en la sentencia
recurrida, con base en los fundamentos planteados en la acusación.

Es por ello que en fecha 17 de diciembre de 1997 la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema de Justicia de la República dictó sentencia declarando no haber nulidad de la sentencia
recurrida.

En fecha 14 de septiembre de 1998 el señor Agustín Bladimiro Zegarra Marín interpuso un recurso
de revisión ante el Presidente de la Corte Suprema de la República en contra de la sentencia emitida
por la Suprema en fecha 17 de diciembre de 1997 que declaró sin lugar el recurso de nulidad, por
sustentarse en hechos erróneos e inexactos al basarse su condena en la sola imputación de un co-
procesado, no corroborada con pruebas, y sin que hubiera tenido en cuenta las pruebas de descargo
presentadas.

Mediante comunicación de fecha 5 de noviembre de 1999 la Corte Suprema de Justicia notificó al


señor Zegarra Marín la resolución de 24 de agosto de 1999 en la que se declaró improcedente el
recurso de revisión, con base en que entre los supuestos previstos en el artículo 361° del Código de
Procedimientos Penales vigente en la época, no se encontraba el alegado por el recurrente.

Conclusión

En el presente caso nos encontramos ante una flagrante violación de algunos principios que son
pilares de un proceso al cual podemos estar expuestos cualquiera de nosotros como son: el principio
de presunción de inocencia y al deber de motivación, los cuales no fueron respetados ni protegidos
respecto al señor Agustín Bladimiro Zegarra Marín, quien fue condenado por la Quinta Sala Penal
de la Corte Superior de Justicia el 8 de noviembre de 1996 por varios delitos, utilizando
declaraciones como único elemento de prueba.

De acuerdo a nuestra Carta Magna para que una persona sea condenada debe prueba objetiva que
responsabilice la culpabilidad del imputado sobre su responsabilidad en el hecho imputado, pero en
el presente no existía, salvo las declaraciones de los co-imputados, es por ello que la Comisión
consideró que la condena penal de una persona sobre la base exclusiva de la “factibilidad” de los
hechos indicados en una declaración debe ser considerada bajo el principio de presunción de
inocencia.

Asimismo, la Comisión encontró una manifiesta inversión de la carga de la prueba que quedó
plasmada en la sentencia condenatoria al indicar la Quinta Sala Penal que “no ha surgido prueba de
descargo contundente que lo haga totalmente inocente de los ilícitos que se le imputan”. Asimismo,
la Comisión consideró que el recurso de nulidad resuelto el 17 de diciembre de 1997 no cumplió con
el derecho a recurrir el fallo y que ni dicho recurso de nulidad ni el recurso de revisión resuelto el
24 de agosto de 1999, constituyeron recursos efectivos frente a las violaciones al debido proceso
generadas en la sentencia condenatoria de primera instancia.

Es por ello que la Comisión concluye que el Estado de Perú es responsable por la violación del
derecho a la presunción de inocencia y del derecho a recurrir el fallo y a la protección judicial
establecidos en los artículos 8.1, 8.2 y 25 de la Convención Americana en relación con las
obligaciones establecidas en el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Zegarra
Marín.

Finalmente cave acotar que toda sentencia debe contener una Debida Motivación, puesto que se
está poniendo en riesgo la libertad de una persona y siendo que el derecho penal constituye la
última ratio, se debe emitir una sentencia lo más ajustada al derecho y al respeto de las garantías
constitucionales que nos ampara a cada persona.
Apreciación personal

En lo personal considero que en el Caso Agustín Bladimiro Zegarra Marín vs. Perú, se pudo
demostrar que existió una total violación a los principios de presunción de inocencia, a la debida
motivación que debe contener una sentencia y del derecho recurrir el fallo y a la protección judicial
establecidos en los artículos 8.1, 8.2 y 25 de la Convención Americana en relación con las
obligaciones establecidas en el artículo 1.1 del mismo instrumento. Por que el señor Agustín
Bladimiro Zegarra Marín fue condenado en primera instancia penal el 8 de noviembre de 1996, por
los delitos de encubrimiento personal, falsificación de documentos y corrupción de funcionarios
solamente con los elementos de prueba basados en las declaraciones de sus coimputados, pese a
existir prueba favorable que contradecía directamente dichas declaraciones.

Que la sentencia condenatoria emitida por dicha autoridad penal no contenía una motivación
conforme a ley, pues no exponía las razones por las cuales las pruebas existentes no generaban
duda sobre la responsabilidad penal de la presunta víctima, limitándose a indicar que las
imputaciones realizadas por el coimputado eran “factibles”.

Asimismo, respecto al Recurso de Nulidad planteado por Zegarra Marín el tribunal ante el cual se
presentó dicha revisión no realizó una observación integral de la sentencia condenatoria, motivando
co ello una vulneración al derecho de recurrir el fallo ante juez o tribunal superior, establecido en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, con lo cual se vulnero una efectiva tutela de sus
derechos.

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