Anda di halaman 1dari 22

Nanomaterial

Los nanomateriales son materiales con propiedades morfológicas más pequeñas que
1 µm en al menos una dimensión.1 A pesar del hecho de que no hay consenso sobre el
tamaño mínimo o máximo de un nanomaterial, algunos autores restringen su tamaño de 1 a
100 nm, una definición lógica situaría la nanoescala entre la microescala (1 µm) y la escala
atómica/molecular (alrededor de 0.2 nm).

Conceptos fundamentales
Un aspecto único de la nanotecnología es la enorme razón de superficie a volumen presente
en muchos materiales en nanoescala que propicia la aparición de nuevos efectos mecánico
cuánticos, por ejemplo, el "efecto de tamaño de cuanto" en el que las propiedades electrónicas
de los sólidos se ve alterada con una gran reducción en el tamaño de las partículas. Este
efecto no tiene importancia al ir de macro a micro dimensiones. Sin embargo, se vuelve
dominante cuando la nanoescala es alcanzada. Además, varias propiedades físicas cambian
cuando se compara con sistemas macroscópicos. Las nuevas propiedades de los
nanomateriales es el sujeto de la investigación nanomecánica. Sus actividades catalíticas
revelan novedosas propiedades en la interacción con biomateriales.
La nanotecnología puede ser imaginada como la extensión de las disciplinas tradicionales
hacia la consideración explícita de las mencionadas propiedades. Además, las disciplinas
tradicionales pueden ser reinterpretadas como aplicaciones específicas de nanotecnología.
Esta reciprocidad dinámica de ideas y conceptos contribuye a la comprensión moderna del
campo. Ampliamente hablando, la nanotecnología es la síntesis y aplicación de ideas
provenientes de la ciencia y la ingeniería hacia la comprensión y producción de materiales y
dispositivos novedosos.
Los materiales reducidos a la nanoescala pueden súbitamente mostrar propiedades muy
diferentes a las que exhiben en una macroescala, posibilitando aplicaciones únicas. Por
ejemplo, sustancias opacas se vuelven transparentes (cobre); materiales inertes se
transforman en catalizadores (platino); materiales estables se transforman en combustibles
(aluminio); sólidos se vuelven líquidos a temperatura ambiente (oro); aislantes se
vuelven conductores (silicona). Materiales como el oro, que es químicamente inerte en escalas
normales, pueden servir como catalizadores a nanoescalas. Mucha de la fascinación que
produce la nanotecnología proviene de estos peculiares fenómenos cuánticos y de superficie
que la materia exhibe en nanoescala.
Partículas de polvo de tamaño nanométrico (también llamadas nanopartículas) son
potencialmente importantes en la cerámica y la pulvimetalurgia, el logro de nanoporosidad
uniforme y otras aplicaciones similares. La fuerte tendencia de pequeñas partículas de formar
grupos es un serio problema tecnológico que impide tales aplicaciones. Sin embargo, algunos
dispersores como el citrato de amoníaco (acuoso) y el alcohol oleico (no acuoso) son aditivos
prometedores para la desaglomeración.Son materiales a nanoescala. Materiales con
características estructurales de una dimensión entre 1-100 nanómetros.
Los nanomateriales pueden ser subdivididos en nanopartículas, nanocapas y
nanocompuestos. El enfoque de los nanomateriales es una aproximación desde abajo hacia
arriba a las estructuras y efectos funcionales de forma que la construcción de bloques de
materiales son diseñados y ensamblados de forma controlada.
Un reciente informe de Small Times predice un fuerte crecimiento de los denominados
nanomateriales. En el mismo se comentan los diferentes tipos existentes en la actualidad
(tales como las nanoarcillas para reforzar plásticos) o los nanotubos de carbono para agregar
conductividad a varios materiales.
Muchos de estos avances los están llevando a cabo empresas norteamericanas pequeñas y
medianas en colaboración con empresas líderes.
Existen tres categorías básicas de nanomateriales desde el punto de vista comercial y
desarrollo: óxidos metálicos, nanoarcillas y nanotubos de carbono. Los que más han avanzado
desde el punto de vista comercial son las nanopartículas de óxido metálico.
La nanotecnología se sirve de objetos o artefactos de muy reducido tamaño. Los nanomateriales son un
producto nanotecnológico de creciente importancia. Contienen nanopartículas, de un tamaño que no supera
los 100 nanómetros al menos en una dimensión.

Los nanomateriales empiezan a utilizarse en campos como el sanitario, la electrónica y la cosmética, entre
otros. Sus propiedades físicas y químicas suelen diferir de las de otros materiales a granel, por lo que
requieren una evaluación de riesgos especializada. Esta debe cubrir los riesgos para la salud de los
trabajadores y los consumidores, así como posibles riesgos medioambientales.

Esto se lleva a cabo actualmente caso por caso, pero deben irse actualizando los métodos de evaluación de
riesgo debido a la mayor generalización de uso de los nanomateriales, sobre todo ahora que se están
abriendo camino hasta llegar a los productos de consumo.

¿Qué sabemos sobre los posibles riesgos para la salud derivados de la exposición a nanomateriales? ¿Cómo
puede mejorarse la evaluación de estos riesgos?

Una valoración del Comité Científico de los Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente Identificados
(SCENIHR)

1. ¿Qué son los nanomateriales?

La nanotecnología consiste en el diseño y la producción de objetos o estructuras muy pequeños,


inferiores a 100 nanómetros (100 millonésimas de milímetro). Los nanomateriales son uno de los
productos principales de las nanotecnologías, como partículas, tubos o fibras a nanoescala.
Las nanopartículas generalmente se definen por ser menores de 100 nanómetros en al menos una
dimensión.

A medida que la nanotecnología avanza, se van encontrando aplicaciones para los nanomateriales en el
cuidado de la salud, la electrónica, los cosméticos, los textiles, la informática y la protección
medioambiental.

Las propiedades de los nanomateriales no están siempre bien identificadas y requieren una valoración
de los riesgos de posibles exposiciones que surjan durante su fabricación y uso.

2. ¿Cómo se pueden identificar los nanomateriales?

La descripción de un nanomaterial debe incluir el tamaño medio de sus partículas, teniendo en cuenta la
agrupación y el tamaño de las partículas individuales y una descripción de la distribución por tamaño de
las partículas (el rango de las partículas presentes en la preparación, desde la más pequeña a la mayor).

Las valoraciones detalladas pueden incluir la siguiente información:

1. Propiedades físicas:
 Tamaño, forma, superficie específica y proporción entre anchura y altura

 Si se adhieren unas a otras

 Distribución según el tamaño

 Lisura o rugosidad de su superficie

 Estructura, incluida la estructura de cristal y cuaqluier defecto de cristal

 Su capacidad para disolverse

2. Propiedades químicas:

 Estructura molecular

 Composición, incluida su pureza y cualquier aditivo o impureza conocidos

 si se encuentran en estado sólido, liquido o gas

 Química de superficie

 Atracción de moléculas de agua y de aceites o grasas

Existen diversas técnicas para rastrear nanopartículas y se están desarrollando otras nuevas. También
se están desarrollando métodos realistas de prepraración de nanomateriales para probar sus posibles
efectos en sistemas biológicos.

3. ¿Cómo se puede medir la exposición a nanomateriales?

Los métodos de medición que se deben utilizar dependen del tipo de exposición. Los métodos más
fiables son aquellos para las partículas en el aire. El contacto con sólidos y líquidos puede ser un factor
a tener en cuenta, especialmente en los productos de consumidor.

Las técnicas actuales para evaluar la exposición a nanopartículas son aptas para el control personal o
de espacios, para un uso continuado o puntual, y para la caracterización básica de muestras. Sin
embargo, los datos de las exposiciones aéreas son escasos y son pocos los estudios llevados a cabo
fuera del lugar de trabajo, si es que los hay.

Las estimaciones de exposición de alimentos y productos de consumo también son difíciles. La


información de la presencia de nanomateriales fabricados la facilitan las fábricas. También es limitada la
información proporcionada sobre el uso del producto.

4. ¿Cuáles son los efectos potenciales de los nanomateriales en la


salud?

Hay evidencias experimentales de la existencia de una variedad de posibles interacciones


entre nanopartículas fabricadas con sistemas biológicos así como de efectos en la salud. En sistemas
experimentales de laboratorio pueden propiciar la formación de cúmulos proteínicos fibrosos que pueden
ser similares a los que aparecen en algunas enfermedades, incluidas enfermedades cerebrales. Las
partículas aéreas pueden provocar efectos en los pulmones, pero también en el corazón y en la
circulación sanguínea, similares a los ya conocidos provocados por partículas de polución aérea. Existen
algunas evidencias de que las nanopartículas podrían provocar daños genéticos, ya sea directamente o
por inflamación.

Todos estos efectos dependerán de la suerte que corran las nanopartículas en el cuerpo. Tan solo
pequeñas dosis de estas nanopartículas escapan de los pulmones o del intestino, pero
una exposición prolongada puede implicar que un gran número de ellas se distribuyan por el cuerpo. La
mayoría permanecen retenidas en el hígado o el bazo, pero algunas parece que llegan a todos
los tejidos y órganos. También es posible que penetren en el cerebro a través de las membranas
nasales.

Los nanotubos o varillas de características similares a las fibras de asbesto suponen un riesgo de
mesotelioma (una forma de cáncer de pleura).

5. ¿Cuáles son los potenciales efectos medioambientales de los


nanomateriales?

Un mayor uso de nanomateriales generará el aumento de la exposiciónmedioambiental. No se sabe


mucho sobre cuál puede ser su comportamiento en el aire, agua o tierra. Es posible que se concentren
en focos concretos, agrupándose con minerales o interactuando con la materia orgánica.

Al igual que otros contaminantes, pueden pasar de un organismo a otro y posiblemente ir subiendo en la
cadena trófica.

Debido a su diversidad, los nanomateriales pueden tener una gran variedad de efectos. Algunos matan
bacterias o virus. Hasta ahora los experimentos han demostrado posibles efectos dañinos
en invertebrados y peces, incluidos efectos en el comportamiento, la reproducción y el desarrollo. Hay
menos investigaciones hasta la fecha sobre sistemas y especies terrestres y no está claro si los
resultados de laboratorio están relacionados con lo que podría ocurrir en el mundo real.

6. ¿Hasta qué punto podemos evaluar los riesgos derivados de los


nanomateriales?

Por lo general, se pueden aplicar métodos existentes de evaluación de riesgos a los nanomateriales,
pero es necesario un mayor desarrollo de aquellos aspectos específicamente relacionados con
los nanomateriales. Esto incluye el desarrollo de métodos para medir la exposición e identificar peligros.
Los mayores riesgos potenciales proceden de las nanopartículas libres e insolubles, ya estén dispersas
en un líquido o en forma de polvo.

La evaluación de riesgos requiere un examen detallado de las propiedades, incluidas:

 Tamaño de partícula

 Área de superficie

 Estabilidad

 Propiedades de superficie

 Solubilidad
 Reactividad química

Las comparaciones con peligros existentes conocidos pueden contribuir a la evaluación de riesgos.
Entre otras, aquellas con partículas finas transportadas por el aire, o con las fibras de asbesto.

El enfoque recomendado para evaluar los riesgos de los nanomateriales sigue siendo la evaluación de
riesgos de cuatro etapas propuesta por el CCRSERI en 2007. Recientes trabajos realizados sobre la
evaluación de posibles efectos dañinos de los nanomateriales, especialmente los de pruebas de
laboratorio controladas (pruebas in vitro), han dado la posibilidad de añadir detalles adicionales a este
enfoque,.Estas pruebas son útiles para el cribado y para la investigación de mecanismos de efectos
adversos. Sin embargo, son necesarias también pruebas con organismos vivos (pruebas in vivo) para
mejorar nuestro conocimiento de posibles riesgos para la gente y para el medio ambiente. También se
buscan mejoras en la determinación de exposiciones y se necesita urgentemente realizar estudios
de exposición a largo plazo.

Está todavía por llegar una evaluación completa de los peligros potenciales de la mayoría de
los nanomateriales. Esta incluirá la estimación de la exposición en el uso normal, el abuso, el desecho y
reciclaje de productos conteniendo nanomateriales y la medición detallada de sus propiedades físicas y
químicas.

Un programa de la OCDE está elaborando informes sobre la identificación de peligros de


14 nanomaterialescomunes. Estos incluirán propiedades físicas y químicas, efectos medioambientales,
toxicología en mamíferos y seguridad del material. Esto ayudará a evaluar si las actuales directrices de
la OCDE sobre la identificación de peligros son válidas para los nanomateriales.

A medida que avance nuestro conocimiento, es posible que se desarrolle un sistema basado en
categorías para clasificar nuevos nanomateriales, pero por el momento se necesita un enfoque
individualizado, caso por caso, con el fin de crear un banco de datos de historiales.

7. ¿Qué más nos queda por saber?

Sigue siendo necesaria la investigación que el CCRSERI ya propuso en 2007. En trabajos recientes
también se han identificado nuevas preocupaciones sobre el comportamiento de las proteínas, los
nanotubos y la transferencia a lo largo de las cadenas tróficas.

Se necesitan de manera urgente materiales y métodos de referencia para la medición de la presencia


de nanomateriales manufacturados en entornos naturales.

En cuanto a evaluaciones de índole medioambiental, la necesidad más importante es la medición de


los nanomateriales que quedan libres tras su dispersión.

También se necesitan pruebas en organismos vivos (pruebas in vivo) para mejorar el conocimiento de
los posibles riesgos en las personas y en el medio ambiente. Así mismo, se está intentando refinar
las dosis de exposición, y se necesitan de manera urgente estudios sobre la exposición a largo plazo.

Nanomateriales: Procedimientos de obtención


Los nanomateriales son la piedra fundamental de la Nanotecnología, y son
materiales (metales, polímeros, semiconductores, óxidos, etc.) en los que al menos
una de sus dimensiones es pequeña, del orden de algunos nanómetros (1 nm = 10-9
m = 10 átomos de H puestos uno al lado del otro).

La nanotecnología se ocupa de producir “a medida” sistemas de tamaños de


alrededor del nanómetro, cuyas nuevas propiedades son consecuencia y función del
tamaño, y de manejar la posición en el espacio de dichos nano-objetos, e interactuar
con los nano-objetos, con precisión en escala del nanómetro. Debido al tamaño, estos
sistemas nanométricos tienen un comportamiento más parecido al de los átomos y
moléculas individuales que al de los objetos que manejamos corrientemente. De ello
deducimos que las leyes que dominan el mundo microscópico (derivadas de la física
cuántica) comienzan a manifestarse como propiedades insólitas para nuestros ojos,
acostumbrados al mundo macroscópico.
La relación área/volumen en la nanoescala

En los nano-objetos la proporción de átomos en la superficie es extremadamente alta.


Esto es muy importante dado que muchas de las propiedades interesantes y
sorprendentes de los nanomateriales están ligadas a que las nanopartículas tienen
una enorme superficie disponible.

Los nanomateriales tienen, entonces, una enorme superficie específica (cantidad de


superficie que presenta una determinada cantidad de materia). En un nanomaterial,
en el que la proporción de átomos en superficie es enorme, las propiedades de los
átomos de superficie van a notarse mucho más que en un material común, y a veces
incluso van a dominar el comportamiento del nanomaterial.

En un sólido, los enlaces de un átomo de superficie con el resto del sólido son más
débiles y a veces hasta el orden espacial es distinto al de los átomos internos. Esto
hace que introducir una superficie introduzca una inestabilidad. La energía de un
sistema depende también de la energía de superficie, que depende de cuánta
superficie hay. La energía que hay que gastar para crear una unidad de área se
llama tensión superficial o tensión interfacial, refleja la inestabilidad de los átomos
situados en la superficie con respecto a los situados en el interior.

La tensión superficial es una cantidad positiva, dado que representa cuánto se


desestabiliza un sistema por haber creado una superficie.

Fabricación en la nanoescala

Existen dos vías diferentes para manejar el “mundo nano”:

 Para los que trabajan en el “mundo macroscópico” para llegar a la nanoescala hay
que miniaturizar. Esta vía se conoce como “de arriba hacia abajo”.
 Para los ingenieros moleculares, hay que ser capaces de combinar los átomos de
manera de poder fabricar cualquier objeto “de abajo hacia arriba”.
Si bien los dos puntos de vista difieren en los medios, y en las herramientas, y
controlan diferentes aspectos de la fabricación de nanomateriales, se trata de
metodologías complementarias.

Métodos "de arriba hacia abajo". La miniaturización y fabricación de chips

Para fabricar transmisores y otros tipos de componentes electrónicos, la industria


electrónica ha desarrollado métodos extremadamente precisos y de bajo coste. En
general, los transmisores se fabrican por técnicas de litografía, que consiste
básicamente en transferir un patrón o realizar un “dibujo” sobre un semiconductor.
Realizar un dibujo implica depositar materiales o dopantes de manera controlada, en
cualquier lugar de la superficie, respetando un patrón previamente diseñado. Este
proceso consta de varias etapas y se puede transferir directamente el patrón
(litografía positiva) o su negativo (litografía negativa). La figura muestra un ejemplo de
cómo se transfiere un patrón. Primero se toma un sustrato, que en general es de
silicio ultrapuro, que tiene como propiedades únicas su semiconducción y la formación
de una delgadísima capa de óxido de silicio aislante en su superficie. El sustrato se
procesa en forma de obleas, que proporcionan una superficie extremadamente lisa y
procesable, se cubre con una delgada capa de una resina fotosensible que, por
ejemplo, puede polimerizar (y por lo tanto, endurece) cuando es iluminada con una luz
ultravioleta, que pasa a través de un sistema de proyección y atraviesa una máscara
donde se encuentra el dibujo del circuito diseñado. Las partes iluminadas de la resina
endurecen y las que no han sido iluminadas pueden eliminarse por lavado (revelado).
Después se deposita una determinada cantidad de material sobre el semiconductor,
exponiendo el sustrato a vapores de los átomos que se van a incorporar. Este paso se
realiza normalmente en cámara de vacío. A veces es necesario disolver la capa de
SiO2 de la superficie del superconductor con un baño de ácido fluorhídrico (grabado).
Por último, se elimina la resina quedando el dibujo del patrón de la máscara en el
sustrato. Cuando se utilizan resinas que se destruyen al ser iluminadas se transfiere el
negativo del patrón de la máscara al sustrato. Las capas se podrían superponer.
Los límites de la miniaturización

La miniaturización tiene tres ventajas: en un transmisor de efecto de campo la


posibilidad de guardar información en espacios más reducidos y en los circuitos
electrónicos mayor rapidez (los electrones tienen menos camino para recorrer).
Además se requiere menor potencia, lo que se aprovecha en el diseño de chips más
eficientes en cuanto al aprovechamiento de la energía. La desventaja es que con la
miniaturización aumentan las pérdidas eléctricas y se disipa más calor.

En los últimos 40 años, ha habido una reducción enorme del espacio que puede
ocupar un transistor y la evolución del número de transistores que puede ser integrado
sigue una tendencia que se conoce como la Primera Ley de Moore, que dice que la
densidad de transistores en un dispositivo se duplica cada dos años,
aproximadamente. Un transistor ocupa hoy en día apenas unos cientos de
nanómetros cuadrados.

Una de las limitaciones a la hora de fabricar transistores es el dibujo que hacemos en


la máscara para la fotolitografía. Cuando el espacio entre las líneas de la máscara es
muy pequeño, la luz atraviesa una ranura cuyo tamaño es una fracción de su longitud
de onda y difracta (se dispersa), por lo que necesitaríamos luz de longitud de onda
muy pequeña, es decir, de alta energía. Para las nuevas tecnologías se usan láseres
en el ultravioleta lejano que permiten rutinariamente una resolución de 130 nm y,
haciendo algunos trucos, se llega a 90 nm. En la actualidad, se está tratando de
innovar en el procesado de la señal óptica, para mejorar la resolución. Existen otros
métodos alternativos como el uso de la litografía de rayos X (más difícil de
implementar, longitudes de onda utilizables en la escala de 1 a 10 nm) o litografía de
electrones. Aunque la fotolitografía sigue vigente, cada vez es más caro llegar a lo
nano “desde arriba”. La Segunda Ley de Moore sostiene que el costo de producir una
nueva facilidad también es exponencial, dada la alta inversión en investigación y
desarrollo y en el testeo de nuevos chips.

Existen otras limitaciones, como en los transistores de tipo FET. En estos una delgada
capa de material aislante separa el electrodo puerta del canal por el cual pasan los
electrones, y esta capa no puede hacerse tan pequeña como se quiera, porque tiene
que poder acumular carga, sin que esta se “escape”. Si la capa tuviese un espesor de
alrededor de un nm, las cargas podrían atravesarla por efecto túnel y ya no se trataría
de un aislante, lo que induce pérdidas de información en el circuito.

También limita el material que conecta los transistores. Los “cables” de los circuitos
son de metal, típicamente aluminio, y al disminuir de tamaño se manifiestan las
propiedades “nano”, en este caso en contra de la tecnología, ya que los metales se
vuelven peores conductores de la corriente. Para evitar este problema, se depositan
cables de cobre, que es mejor conductor, aunque más difícil de procesar. Además,
cuando los “cables” están muy cerca se necesita un material muy aislante para evitar
que las señales eléctricas se puedan cruzar o perder.

Métodos "de abajo hacia arriba". Construyendo con átomos y moléculas

Químicos, físicos, biólogos moleculares y otros científicos que están acostumbrados a


las distancias y las fuerzas del mundo microscópico, construyen nanosistemas a partir
de unidades de construcción nanométricas o “nanoladrillos”. En los últimos años se ha
desarrollado una impresionante cantidad de métodos de fabricación de una gran
variedad de estas unidades nanométricas, desde nanopartículas de todas clases
hasta polímeros o biomoléculas programadas.

La producción de nanomateriales por procesos “de abajo hacia arriba” está muy
relacionada con las rutas de síntesis molecular que los químicos vienen haciendo
desde hace siglos. La construcción de un nano-objeto puede describirse como el paso
de la molécula al material. En cualquier tipo de nanomaterial que se fabrique por una
ruta “de abajo hacia arriba” partirá de un precursor molecular, que tiene que ser
manipulado de una forma habilidosa para que se una químicamente a otros similares,
generando especies nanoestructuradas.

En la figura
tenemos el
ejemplo de un
óxido de titanio,
que tiene una
gran aplicación
en
nanotecnología,
como
componente de
celdas solares,
catalizador para la destrucción de contaminantes, cremas solares y otras. El precursor
es un compuesto con Ti(IV) rodeado por iones cloruro, por ejemplo. Estas moléculas
precursoras se disuelven. Como vamos a hacer un óxido, necesitamos conectar a
cada centro de Ti(IV) con átomos de oxígeno, que harán de puente entre dos titanios,
formando uniones químicas Ti-O-Ti. La manera más fácil de conseguir átomos de
oxígeno es añadiendo agua, y al entrar ésta en contacto con el precursor, suceden la
hidrólisis y la condensación (no las describiremos porque ya las conocemos).
Mediante el proceso de condensación se forma un dímero que puede seguir creciendo
hasta que la molécula alcanza un tamaño grande, nanométrico. Y tenemos un nano-
objeto, que es una especie más grande que una molécula.

Lo que importa es que podemos hacer crecer un objeto nanométrico a partir de


especies moleculares, gracias a unas simples reacciones químicas bien controladas.
Cuando las especies comienzan a desarrollar una superficie, ya tenemos dos clases
de átomos, los de dentro del objeto y los de la superficie.

Los métodos químicos son interesantes porque son sencillos, no se necesitan


costosas máquinas especiales para producir nanomateriales por vía química, y porque
al utilizar condiciones suaves se pueden combinar materiales inorgánicos y orgánicos
en un mismo nanomaterial.

Los científicos dedicados a preparar nano-objetos de esta forma pueden producir


prácticamente cualquier objeto nanométrico: nanopartículas de formas y tamaños
controlados, polímeros, películas nanoestructuradas, incluso algunos sistemas
realmente complejos.

Las moléculas. Protagonistas en el mundo nanoscópico


Las propiedades de las moléculas o de los sistemas moleculares dependen de los
átomos que forman la molécula, de la conexión entre los átomos, de la forma de la
molécula, de la distribución de cargas y de las fuerzas entre moléculas.

Además, sabemos que moléculas parecidas “quieren” estar juntas (“lo similar disuelve
a lo similar”). Esto es muy importante en el mundo nanoscópico, en el que las
interacciones moleculares van a ser muy fuertes y determinantes en la estabilidad de
un sistema, ya sea porque las moléculas van a acomodarse alrededor de nano-
objetos, o cerca de una superficie, que van a mostrar de ese modo sus cualidades
moleculares. Ya sabemos que una fracción enorme de los átomos de un nanomaterial
está en la superficie, entonces el rol de los átomos o grupos superficiales es muy
importante. Por lo tanto, si modificamos la superficie con un grupo funcional, las
propiedades de este grupo se harán evidentes. La posibilidad de agregar funciones en
superficie abre un camino de una riqueza enorme a la nanotecnología, permitiendo
darles a los nanomateriales características que dependen del material, de su tamaño
y de la naturaleza de su superficie.

En cuanto a las moléculas, en general, cuando comienza a


definirse una superficie, podemos hablar de nano-objetos. Hay
algunos átomos que están en el interior del objeto y otros fuera, pero no se trata de
una nanopartícula, porque no es suficientemente grande. Esto son cúmulos
moleculares o clústers, intermediarios entre las moléculas y las nanopartículas. Un
ejemplo es el cúmulo Au55 (figura), que se forma apilando dos capas concéntricas de
átomos de oro, alrededor de un único átomo central. Se obtienen clústers con un
número bien definido de átomos y existen determinados “números mágicos” para los
cuales esos clústers son especialmente estables.

Los polímeros están formados por una serie de bloques de construcción


llamados monómeros que se pueden conectar de diferentes maneras formando
cadenas lineales, ramificadas, redes entrecruzadas o infinidad de diferentes
estructuras. Pueden procesarse de diferentes formas: fibras, bloques, formas,
láminas… En general son moléculas gigantes que pueden contener varios grupos
funcionales, de hecho, cada monómero es un grupo funcional. Como son moléculas
de varios cientos o miles de átomos, pueden ser considerados como nano-objetos.

Autoensamblado

Interacciones a nivel molecular:

 Las fuerzas electrostáticas (entre iones o dipolos eléctricos) funcionan a distancias


relativamente grandes y son fuertes.

 Las fuerzas de dispersión de origen cuántico son generalmente atractivas, de menor


magnitud que las iónicas, y operan a distancias más cortas.

La materia tiende a ocupar espacio, apretujarse, porque maximiza interacciones


favorables. Las moléculas eligen estar lo más cómodas posible y juntarse con
aquellas especies que son más compatibles y que optimizan sus interacciones.

Autoensamblado de moléculas sobre una superficie:

Se puede hacer preparando una solución en la que las moléculas que queremos
ensamblar en la superficie (afines al metal) estén disueltas con el metal, de forma que
poco a poco las moléculas se van a acercar a la superficie, acabando por pegarse al
metal perdiendo la libertad que tenía a cambio de la estabilidad que le da la
interacción con el metal. Mientras queden átomos del metal visibles, seguirán
añadiéndose moléculas a la superficie formando una monocapa. Un ejemplo de esto
es el recubrimiento de oro con moléculas con grupo tiol.
Autoensamblado de polímeros cargados, capa por capa:

Se depositan polímeros cargados, como polielectrolitos, sobre una superficie, lo que le


da una carga determinada y cambia significativamente sus propiedades. Los
contraiones que acompañaban al polímero quedan flotando en las cercanías.
Podemos recubrir una superficie con capas de polímeros con carga distinta. El
autoensamblado resulta de la formación espontánea de capas alternadas, que se
atraen por fuerzas electrostáticas y forman un recubrimiento flexible, delgadísimo y
con regiones bien determinadas en las que viven cargas positivas y negativas. Estas
multicapas son, generalmente, transparentes, y en cada una de ellas hay conducción
eléctrica por iones “sueltos” y, al ser cargadas, se pueden introducir una gran variedad
de moléculas, iones o partículas con propiedades interesantes.

Autoensamblado supramolecular:

Lo tenemos presente día a día en los detergentes. Los detergentes se


denominan tensioactivosporque disminuyen la tensión superficial del agua. Están
formados por una cabeza hidrofílica que se puede disolver en agua, y una cola hidro-
fóbica por la que pueden mezclarse con moléculas no polares, hidrocarbonadas.
Cuando agregamos detergente al agua, las moléculas de detergente se agrupan en
nano-objetos como los mostrados en la figura, llamados micelas. Moléculas con
cabeza hidrofílica grande y con cola hidrofóbica no muy voluminosa, en forma de cono
de helado tienden a generar micelas esféricas con la cabeza hidrofílica hacia fuera.
Cuando la cola es ancha, como un cilindro, se generan membranas planas o
estructuras esféricas de doble capa con una pequeña curvatura. Si la cabeza es
pequeña y el volumen de la cola es muy grande, la molécula tiene forma de corcho de
champagne y en un disolvente no polar tiende a formar micelas inversas, con la parte
hidrofóbica hacia fuera de la micela.

Hacer micelas es una forma de producir objetos nanométricos de un tamaño muy


preciso por autoensamblado. La forma de las micelas depende de la forma de las
moléculas que las forman, de
la temperatura y del
disolvente. Cuando
mezclamos diferentes
detergentes o introducimos alguna otra molécula, también puede cambiar la forma del
objeto autoensamblado. Las micelas son dinámicas, las moléculas de detergente
entran y salen, van de una a otra, rápidamente.

¿Cómo actúan los detergentes? Al lavar un plato engrasado, las moléculas de


detergente se pegan a la grasa por las colas hidrofóbicas, dejando la parte hidrofílica
fuera. Cuando ponemos el plato enjabonado en agua, las moléculas de detergente
forman las micelas con la parte hidrofílica dentro y la parte hidrofóbica dentro, donde
quedan disueltas las moléculas de grasa, de forma que se elimina la grasa del plato.

Nanopartículas y nano-objetos: QUÉ son y CÓMO se hacen


Las nanopartículas, los nanotubos, los nanoalambres y los nanofilms son los “bloques
de construcción” de la nanotecnología. En los catalizadores que se encuentran en los
tubos de escape de los coches se usan nanopartículas metálicas para optimizar la
destrucción de gases contaminantes. Estos gases contaminantes se depositan sobre
la superficie de las nanopartículas y allí son convertidos eficientemente a productos
inofensivos. Se utilizan dos tipos de nanopartículas: de metales nobles como el platino
o aleaciones platino-rodio, que tienen que tener un tamaño óptimo. Estos nano-
objetos están soportados sobre una esponja formada por un conjunto de
nanopartículas de óxido de aluminio y cerio, que tienen que tener una gran superficie
específica y ser resistentes a las altas temperaturas de los gases de escape.

Cuando queremos formar cualquier objeto nanoscópico con una aplicación


determinada, debemos controlar:

 Su estructura a nivel atómico-molecular.


 Su tamaño.
 Su forma.
 El tamaño de su superficie específica y cómo es.

Fabricación de una nanopartícula

Muchas veces se obtienen nanopartículas por molienda muy energética de partículas


de grano mayor, lo que es muy común en el caso de los cerámicos. Otras veces, se
generan nano-objetos por medio de métodos de grabado o litografía. Los métodos de
molienda permiten obtener diversos materiales, son interesantes cuando hay un
método precursor muy barato, pero no tienen el control fino que ofrecen los métodos
de “abajo-arriba”.

¿Cómo es una nanopartícula?

Una nanopartícula de una sustancia cualquiera, además de tener un tamaño pequeño,


está formada por pocos átomos y una importante fracción de ellos está en su
superficie, por lo que ésta tiene un rol energético importante. Crear superficie implica
crear tensión superficial, lo que hace a la nanopartícula inestable energéticamente, un
poco más inestable que un pedazo del mismo material. Conclusión: las nanopartículas
son inestables con respecto a los materiales “voluminosos”, por lo que las
nanopartículas se convertirían alguna vez en partículas grandes, dado que eso lleva a
tener menos energía. Pero no es tan fácil que una nanopartícula crezca ya que tiene
que incorporar material desde alguna parte. Algunas nanopartículas tienen “cáscaras”,
que hacen que sean más estables, en otros casos, para hacerlas crecer hace falta
aportar continuamente material, lo que no siempre es posible. Otras deben disolverse
para dar lugar a nanopartículas más grandes y no siempre son solubles.

Forma de las nanopartículas

La forma de la nanopartícula tiene que ver con la


estructura del material y con su proceso de crecimiento.
Por ejemplo, la sal común, NaCl, presenta una estructura
de empaquetamiento cúbico compacto (figura). Las
paredes o caras del cubo tienen igual número de sodios
que de cloruros y hay unos planos diagonales que sólo
contienen sodios o cloruros, como se ve en la figura
siguiente.

Imaginemos que un cristal tiene que crecer y que los iones cargados en solución
pueden depositarse en las “caras” (eléctricamente neutras) o en los planos más
cargados. Los iones preferirán depositarse sobre una cara con la carga opuesta que
sobre una cara neutra. Por lo tanto, las caras “diagonales” crecerán mucho más
rápido que las caras neutras y la forma final será la de un cubito. Este es un caso
clásico de cómo la forma externa de un cristal refleja la disposición interna de los
átomos. Esto vale tanto para partículas de tamaño microscópico como para
nanopartículas.

En cuanto al crecimiento, en el NaCl algunas caras crecen más rápido que otras y las
que crecen lento son las que se ven. Si hacemos crecer el NaCl en presencia de urea
(H2NCONH2), se obtienen cristales de sal en forma de octaedros porque la urea se
deposita sobre los planos diagonales e impide su crecimiento. Entonces las caras del
cubo crecen y desaparecen. En otros casos, el cristal crece más rápido en una de las
direcciones y se obtienen barras o en dos direcciones y se obtienen plaquitas.

El óxido de zinc,
ZnO, presenta un
empaquetamient
o hexagonal
compacto. En la
figura vemos que
las caras
laterales del
prisma son
“neutras”,
mientras que las
“tapas” tienen
capas alternadas
de iones
positivos y
negativos. Esto
hace que le sea
fácil crecer a lo largo de su eje vertical y se tiendan a formar agujas largas, de sección
hexagonal nanométrica.

¿Cómo se forma una Nanopartícula?

Para formar un objeto nanométrico, hay que juntar material, poner átomos o iones uno
al lado del otro, construir de una manera muy precisa un edificio, más o menos
grande, de unos cientos a unos miles de átomos. Esencialmente la formación de una
partícula se divide en tres etapas: nucleación, crecimiento y maduración. Estas etapas
determinarán su composición, forma y tamaño. Tenemos que tener en cuenta que la
formación de una partícula implica que esa partícula no sea soluble en el disolvente
en que se encuentra o el gas con el que está en contacto.

Recordemos tres cosas: que en una solución saturada no podemos disolver más de
una sustancia dada, que una solución saturada está en equilibrio con un sólido de esa
sustancia, y que las condiciones de saturación dependen en principio de la cantidad
de materia disuelta y de la temperatura (por lo menos). Por lo tanto, si estamos en una
solución saturada y queremos hacer partículas, o agregamos más material o bajamos
la temperatura. Cualquiera de estas dos perturbaciones cambia el equilibrio y
comienza a formar partículas a partir del material disuelto en la solución. También se
podría agregar un agente precipitante, una sustancia sólida que permite obtener un
sólido a partir de una solución.

En una solución
supersaturada, las
moléculas de soluto se
encuentran en algún
momento, se atraen y
comienzan a formar
pequeños cúmulos o
“embriones”, de un
cierto tamaño. Los
embriones son
pequeños, formados
por algunas o algunas
decenas de moléculas,
que se juntan
espontáneamente. Son
objetos nanométricos,
en los que algunas de las moléculas están adentro y otras forman parte de una
superficie. Los cúmulos que se van formando tienen diferentes energías con respecto
a las moléculas en solución. Los cúmulos muy pequeños tienen energías más altas
que los iones en solución porque es malo crear superficie. A medida que crecen, es
muy probable que se desarmen. Crecer es desfavorable hasta que se llega a un cierto
radio, llamado radio crítico, a partir del cual, juntar más unidades de construcción lleva
a estabilizar el sistema. En la figura vemos que alcanzar ese tamaño crítico es una
barrera energética importante, que una vez que se cruza, facilita la formación de una
partícula. A partir de ese tamaño, un cúmulo, que se forma, crece, porque su energía
va disminuyendo con el tamaño. Esos núcleos son los precursores de las
nanopartículas. El control sobre la formación de núcleos es importantísimo en la
formación de nanopartículas.

Una vez formados los núcleos de cierto


tamaño, las partículas tienen que crecer.
Para esto, las moléculas o iones que están
en la solución comienzan a “pegarse” a la
superficie del núcleo y se van agregando a
la partícula, que así va incorporando
material, y va creciendo. El proceso se
cumple en varias etapas, como se muestra
en la figura: primero las moléculas o iones
se acercan al núcleo, después se pegan a la
superficie, y ahí se acomodan y se agregan
al cristal que está creciendo. Por supuesto,
puede que se desarme y escape de nuevo a
la superficie. Se produce un cierto equilibrio entre las moléculas que llegan y las que
se van, que es uno de los factores que regula cuánto crece la partícula, ya que la
partícula alcanza un tamaño definitivo cuando se termina el “material de construcción”.

Es más fácil precipitar material sobre una superficie porque no hace falta formar un
núcleo. Si contamos con una superficie adecuada, que se parezca al sólido que se va
a formar, podemos comenzar a formar un sólido a partir de la etapa de crecimiento.
Esto es muy útil para formar películas delgadas o partículas formadas por varias
capas diferentes (cáscara-núcleo).

Para hacer nanopartículas que tengan exactamente el mismo tamaño se pueden


formar núcleos de manera controlada y repentina y después pasar a una etapa de
crecimiento lento, de manera que se puede controlar el tamaño y la forma.

Las moléculas o iones que forman parte de la partícula en formación están


constantemente entrando y saliendo a través de la superficie. Esto implica que si
agregamos más material a la solución podemos hacer crecer a la partícula de manera
controlada (se hace en algunos
métodos de generación de
nanopartículas metálicas), y que si
agregamos otro material podemos
hacer que crezca una “cáscara” de ese
material sobre el núcleo ya formado (se
usa en la generación de partículas
“cáscara-núcleo”). Las partículas de
menor tamaño son más solubles que
las mayores porque la relación
superficie-volumen es mayor y, por lo
tanto, el intercambio de materia es más
eficaz. Este proceso de maduración es
el que lleva al tamaño y a la forma final. También es posible que las partículas
cambien su estructura cristalina: un sólido se disuelve y precipita otro diferente. Estos
procesos pueden impedirse si evitamos que las moléculas entren o salgan de la
superficie poniendo en solución moléculas o polímeros que “tapen” la superficie
haciendo una especie de “cáscara” que fije el tamaño.

Ejemplos, recetas y propiedades de las nanopartículas


Sílice nanoestructurada: construcción y propiedades de la nano-arena

El dióxido de silicio es uno de los productos nano con más usos reportados (después de la
nanoplata, el carbón nanoscópico y parejo con el dióxido de titanio), mayormente en
cosmética y pinturas. Es un material fácil de hacer, barato, no tóxico y biocompatible. La
sílice nanoestucturada en general es amorfa, es un nano-vidrio.
El método más utilizado para preparar pequeñas cantidades de partículas esféricas
coloidales de sílice usa una molécula con un átomo de silicio, rodeado por cuatro
alcóxidos. Esta molécula reacciona al contacto con pequeñas cantidades de agua,
generando especies de ácido silícico, y liberando alcohol en la solución.

Si(O-CH2-CH3)4 + 4 H2O = Si(OH)4 + 4 CH3-


CH2-OH
Si(OH)4 = (OH)3Si-O-Si(OH)3
Este proceso puede ser catalizado por ácidos o bases. Esta reacción de
condensación se sostiene en el tiempo y los centros de silicio se van conectando
hasta obtener el óxido, SiO2. La reacción es suficientemente rápida como para que se
separen las etapas de nucleación y crecimiento y entonces la sílice crezca de manera
controlada. Se forman esferas de nano-sílice, cuya estructura atómica es amorfa, a la
manera de un vidrio, como se puede ver en la figura.

Controlando los procesos de nucleación y crecimiento mediante el control de variables


de solución es posible obtener partículas de diámetro controlable entre algunas
decenas de nm y algunos micrómetros, de tamaño bien definido y, generalmente,
monodispersas (prácticamente del mismo tamaño). Estas especies tienen una alta
superficie específica, en la que viven grupos Si-OH (silanol) que son grupos polares,
parecidos al agua. Estas superficies se hidratan con facilidad, y sobre ellas pueden
ocurrir diversos procesos, como la liberación de protones de los grupos superficiales
(las “ indican que están unidos a átomos internos), de forma que la superficie queda
cargada positivamente: "Si-OH = "Si-O(-) + H(+)

También podrían capturarse protones, quedando la superficie cargada positivamente:


"Si-OH + H(+) ="Si-OH2(+)

La carga en la superficie
necesita ser compensada:
entonces, se desarrolla a su
vez una “atmósfera” de iones
de signo contrario alrededor
de la partícula, que la
acompaña a todas partes
(figura). La composición y la
dinámica de la superficie
forman una parte muy
importante del
comportamiento de una
nanopartícula, más aún
cuando está en contacto con
un líquido. Entre dos
partículas de sílice pueden
desarrollarse fuerzas electrostáticas relevantes en el nanomundo, que son fruto de las
cargas superficiales y de la naturaleza de los iones cercanos que forman la atmósfera
iónica.

Entre dos partículas, además de las fuerzas electrostáticas mencionadas, existe una
fuerza atractiva, que tiene que ver con todas las interacciones entre todos los átomos
que viven dentro de ambas partículas, se trata de una especie de rejunte de fueras de
Van der Waals. Esta fuerza, al ser una suma de las atracciones individuales entre
muchos átomos, termina siendo importante y atrae a dos partículas que se encuentren
alejadas.

En la figua anterior se muestra una serie de curvas de potencial entre partículas que
reflejan comportamientos típicos. En general, dos partículas pueden acercarse hasta
que sus atmósferas iónicas comienzan a superponerse, lo que crea una barrera y
entonces las partículas “rebotan” y vuelven a alejarse. Existen métodos para hacer
que estas barreras sean más pequeñas. En ese caso las partículas pueden
superarlas, caer a un “pozo” de energía que se encuentra a distancias menores y
aglomerarse o agregarse.

Por otra parte, la superficie de la sílice puede modificarse con una gran variedad de
moléculas orgánicas, lo que cambia las propiedades de la superficie y, por lo tanto, el
comportamiento de las nanopartículas en solución. Por ejemplo se pueden unir a la
superficie del SiO2 moléculas de trimetilclorosilano ((CH3)3SiCl) con la reacción:

"SiOH + (CH3)3SiCl = "Si-O-Si(CH3)3 + HCl

En este proceso llamado silanizado se añaden a la superficie de la sílice grupos


hidrófobos, por lo que el agua ya no moja tan bien la superficie. El proceso se usa
industrialmente para mejorar la compatibilidad de una superficie con un adhesivo.

También podemos agregar polímeros, creando nanopartículas recubiertas de una


superficie de espesor considerable de una especie orgánica. Esto cambia muchísimo
los comportamientos de agregación entre partículas. Por ejemplo, cubrir
nanopartículas de sílice con polietilenglicol hace que las nanopartículas no se
aglomeren, dado que se forma una capa espesa que impide que las nanopartículas se
acerquen suficientemente como para atraerse. Al mismo tiempo, el aspecto de la
superficie es tal que los anticuerpos no las reconocen como un elemento extraño, por
lo que no son detectadas por el sistema inmunitario, haciendo posible su tránsito a
través del organismo.
Los métodos de precipitación controlada se han adaptado para producir prácticamente
cualquier óxido de cualquier tamaño de partícula y con superficie controlada.

El método más extendido para preparar sílice nanoestructurada industrialmente es la


generación de aerosoles o de síntesis en llama. En este tipo de métodos se pulveriza
una solución de silicatos, formando un aerosol y después se pasa por una llama,
obteniendo toneladas de un producto homogéneo. Si bien el control del tamaño no es
tan fino y el producto está formado por agregados de partículas nanométricas, es
suficiente para la mayoría de las aplicaciones de la nanosílice, en las que se requiere
elevada área superficial y dispersabilidad.
El oro y sus colores

Las nanopartículas metálicas son muy interesantes porque, además de ser las
primeras descubiertas, presentan una variedad de comportamientos y de aplicaciones
que van desde sensores capaces de detectar una única molécula hasta catalizadores
para disminuir la contaminación ambiental de los coches, pasando por el
almacenamiento de información. Se pueden producir de manera controlada y
reproducible nano-especies de oro y otros metales preciosos (plata, platino, paladio,
rodio) o no tanto (cobre, níquel, hierro, cobalto)de una enorme variedad de tamaños:
desde cúmulos de pocos átomos, hasta nanopartículas de tamaños muy diversos, con
diferentes formas: esferas, cubos, triángulos, pirámides, barras, etc.

Las nanopartículas metálicas son inmejorables como catalizadores heterogéneos


debido a su enorme superficie específica expuesta y sus capacidades para pegotear e
intercambiar especies químicas. El estudio de los nanocatalizadores metálicos es una
de las ramas más transitadas en nanotecnología, espoleada por la industria del
petróleo, la producción de nuevos medicamentos, el tratamiento de contaminantes
atmosféricos y la búsqueda de otras fuentes de energía renovables, como las celdas
de combustible. El poder del catalizador de una nanopartícula metálica está
relacionado con qué forma y tamaño tiene, qué caras del cristal están expuestas y
cómo de disponibles están los electrones como para que el catalizador los “preste” o
tome prestados de las moléculas que van a reaccionar.

Las nanopartículas de oro tienen propiedades


ópticas únicas, derivadas de su tamaño
nanométrico y de su forma. El oro rojo de las
catedrales corresponde a nanopartículas de
unos 5-10 nm atrapadas en el vidrio. Partículas
de más de 40 nm pasan a tener color violeta y
comienzan a dispersar la luz. Partículas de
menos de 1 nm son amarillo-anaranjadas y ni
siquiera son metálicas. Cuando la luz (un
campo eléctrico oscilante) incide sobre un
metal, interactúa con los electrones, que tratan
de seguir al campo, por lo que la nube
electrónica del metal se deforma y la onda electromagnética hace “bailar” a los
electrones a su ritmo. Los electrones quieren seguir el ritmo del campo eléctrico de la
luz, pero sienten la atracción de los núcleos del metal. Esto hace oscilar las nubes
electrónicas a una frecuencia determinada, lo que es responsable de que se absorba
una energía determinada. Este efecto se llama “efecto plasmón” y es esencialmente
un efecto superficial. En una pieza metálica normal, los electrones de las capas
internas terminan reflejando la luz. En nanopartículas muy pequeñas, una gran
cantidad de átomos está muy cerca de la superficie. Cuando una muestra de
nanopartículas de 5 a 10 nm se ilumina con luz blanca, la parte de altas energías del
espectro (azul-violeta) se absorbe; el resto (rojo) atraviesa la muestra y, por lo tanto
estos coloides de oro se ven rojos.

En nanopartículas más grandes (>40 nm), comienzan a influir otros efectos, como la
dispersión de luz, lo que hace cambiar el color hacia un tono violeta. También la forma
de las nanopartículas influye: en una partícula en forma de barra habrán oscilaciones
que van a lo largo del eje (se absorben longitudes de onda más largas) y
transversales (longitudes de onda corta), por lo que se ven otros colores, fruto de la
absorción de luz en diferentes partes del espectro. Las nanopartículas rojas pueden
agregarse formando objetos alargados de color violáceo. En la plata pueden
obtenerse gamas de colores que van desde el amarillo para partículas aisladas hasta
gamas de verde, azul o grisáceo.

Si irradiamos una nanopartícula con luz del color adecuado, esa energía se absorberá
y traducirá en una oscilación de sus electrones, creando un fuerte campo eléctrico
localizado que permite amplificar señales muy débiles. Este efecto se llama
“resonancia de plasmón de superficie” y puede usarse en la detección ultrasensible de
moléculas biológicas. Cuando se irradian las nanopartículas de oro con luz IR, se
liberan considerables cantidades de calor y la temperatura de las zonas cercanas a la
nanopartícula se eleva considerablemente. Este efecto (“hipertermia”) es de posible
aplicación en medicina, dado que permite calentar localmente un tejido con mucha
precisión y eliminar o inactivar las células cercanas.

Para producir
nanopartículas
metálicas partimos de
una solución con una
sal de iones metálicos
(AuCl4(-)) y se le
agrega un compuesto
reductor (ácido cítrico,
agua oxigenada,
alcoholes, azúcares,
hidruros, etc.). El
método más usado
usa ácido cítrico para
ceder electrones a los
iones oro presentes en
la solución y producir
nanopartículas
uniformes de
alrededor de 20 nm de
diámetro y de color rojo intenso. Los métodos más usados para generar
nanopartículas de formas variadas consisten en hacer primero núcleos muy pequeños
y en una segunda etapa hacerlos crecer lentamente en presencia de ciertas
moléculas que se pegotean a una cara determinada de la nanopartícula e impiden su
crecimiento en esa dirección. Puesta a crecer, la nanopartícula se extiende en las
direcciones que no están bloqueadas y se obtienen entonces nuevas formas
controladas.

Conclusión
Este trabajo podría hacerse mucho más largo puesto que hay gran cantidad de
nanomateriales y algunos con métodos de síntesis específicas, y cada día se van
descubriendo y mejorando las formas de sintetizarlos, lo que conlleva grandes
avances tecnológicos.

Anda mungkin juga menyukai