INTRODUCCIÓN
Se ha dicho que “un poco de conocimiento es algo peligroso.” Esto puede ser cierto
en el campo de la ciencia, como le expresó Francis Bacon, uno de los fundadores de
la Ciencia Natural: “Es una verdad asegurada, y una conclusión de la experiencia,
que un poco de conocimiento o filosofía superficial puede inclinar la mente del
hombre al ateísmo, pero el adentrarse en ello trae la mente de vuelta a la religión.” 1
Algunas personas afirman que la Biblia y la ciencia son antagónicas una con la otra,
y que entre los hechos de la ciencia y las afirmaciones de la Escritura existe un
conflicto irreconciliable. Tales críticos de la Biblia simplemente confirman la veracidad
de la máxima anterior de que “un poco de conocimiento es algo peligroso,” porque no
importa lo que conozcan de la verdadera ciencia, es evidente que poseen poco
conocimiento del Libro de los libros.
1
Adelantos del Aprendizaje, libro 1, p. 4, en volumen 30 de Los grandes libros del mundo occidental, (Enciclopedia Británica
Inc., Chicago; 1955)
2
Citado por David Brewster, Memorias de Newton, vol, 2, p. 407 (T. Constable and Co., Edimburgo, Escocia; 1855.)
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La Biblia y la astronomía
Durante los siglos en los que se escribió la Biblia, se produjeron también muchas
disertaciones sobre astronomía. Esas obras primitivas sobre este tema estaban
llenas de las supersticiones y errores de sus días. ¿Abrazó, favoreció, o defendió la
Escritura alguno de esos errores? ¡Decididamente no! Ella no propagó en el más
mínimo grado la falsa enseñanza que prevalecía entonces. Sus afirmaciones
astronómicas han pasado la prueba del tiempo, y su exactitud ha sido testimoniada
por la astronomía moderna, implementada por el espectroscopio y los potentes
telescopios. Como ha afirmado con verdad un astrónomo:
“¡El telescopio cuenta la historia que Dios ha escrito en su Libro!”
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Algunos hombres solían enseñar que la luna brillaba con luz propia y que era más
grande que el sol. Hoy día sabemos que la luna es mucho más pequeña que el sol y
que la tierra. De hecho, el diámetro del sol es 400 veces el de la luna. Ahora escuche
lo que tiene que decir la Biblia sobre esto:
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* “E hizo el Poderoso las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para regir el
día, y la lumbrera menor para regir la noche.” Génesis 1:16 (J).
De nuevo encontramos que las verdades científicas de la Biblia brillan con un lustre
abarcador en medio del error pagano.
Cuando Galileo (1564-1642) hizo su telescopio y lo apuntó hacia el cielo, vino a ser
el Colón de la astronomía. Su lente escrutador reveló un nuevo e ensoñado universo
lleno de estrellas. La astronomía moderna ha mejorado los métodos de Galileo un
ciento por ciento, porque con la ayuda de potentes reflectores se revelan miles de
estrellas, donde el ojo desnudo no ve ninguna, o al menos ve pocas. Ahora se
conoce que los cielos contienen no sólo billones de estrellas, sino millones de
universos islas. Ya los astrónomos no se aventuran a contar las estrellas, porque
saben que no pueden contarse. Que las estrellas son innumerables es la última
palabra en la ciencia de la astronomía, y sin embargo este interesante hecho era
conocido para Abraham casi 4,000 años atrás,
* “Lo sacó afuera y dijo: ‘Mira ahora al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes
contarlas;’ y le dijo: ‘Así será tu simiente’.” (Génesis 15:)
Así vemos que las Escrituras contienen muchos hechos de significado astronómico
que le ha tomado a la ciencia de la astronomía miles de años descubrir. El Dr.
William L. Kennon, profesor de física y astronomía en la Universidad de Misisipí, dijo:
“Los valores morales y espirituales de la astronomía han sido sentidos por
hombres de todas las eras. Oímos al Salmista proclamar: ‘Los cielos cuentan la
gloria del Poderoso’ [Salmo 19:1]. Mientras más potentes se hacen nuestros
telescopios, mayor es la gloria que revelan.”3
La Biblia y la biología
La ciencia biológica moderna ha establecido fuera de toda duda el hecho de que la
vida proviene solamente de otra vida previa. Por siglos los filósofos proclamaron la
idea de la generación espontánea como una explicación para el origen de la vida.
3
Astronomía: Libro de Texto para Colegios, p. 5, (Ginn and Co., Boston, Mass.; 1948).
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Esa errónea enseñanza proponía la idea de que la vida surgió de pronto a partir de
unas substancias no vivas.
Parecía casi increíble que tan extrañas teorías se enseñaran por siglos en nombre de
la ciencia; pero el microscopio, en las diestras manos de Louis Pasteur, reveló un
mundo de microorganismos, y los subsiguientes hallazgos de la biología revelaron
que se requiere una vida original para producir vida. Esta es una doctrina científica
clara e inteligente, apoyada por los hechos y la observación.
CONCLUSIÓN
4
Eos, p. 55, (E. P. Dutton and Co., Nueva York; 1929).