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¡BIENVENIDO AL FORO 1 (FORO EVALUATIVO)!

Estas son las indicaciones para la participación en el Foro 1:

Teniendo en cuenta los temas estudiados en el módulo N° 1, responda los


siguientes interrogantes:

1.
¿Cuál de los conceptos descritos sobre actividad física considera más
beneficioso para la salud?
Considero más importante el siguiente: Con la actividad física se obtiene
beneficios secundarios como la digestión y estabiliza el ritmo intestinal,
también mejora los hábitos de vida saludable. Por ende, las visitas al médico
se disminuyen de una forma considerablemente. No todo es positivo cuando
se habla de este concepto, depende del lugar, la hora, como se hace la
actividad entre otros factores. "La actividad física es y hace a la salud cuando
se sustenta en el concepto de estimulación adecuada, sistemática, oportuna,
justa, diferenciada, personalizada y saludable, fundamentada en el
conocimiento científico" (Mario López, 2001). Si bien la actividad física son
movimientos básicos funcionales como: desplazarse, subirse al bus, cambiar
de canal sin ayuda del control remoto, elegir las escaleras y no el ascensor,
desplazarnos hasta un centro de compras o ir al supermercado, el cuerpo se
acostumbra y ya su efecto no es el esperado, por lo tanto, se deben crear
rutinas de ejercicios adicionales en la vida diaria que exija un mayor esfuerzo
físico y así evitar enfermedades como: la hipertensión, colesterol, triglicéridos,
dolores articulares, obesidad y sobrepeso, diabetes. ¿Qué se pretende con la
actividad física? Las diferentes formas de actividad que se pueden realizar
para mejorar el estado de salud deben ser moderadas y exigentes al mismo
tiempo, en donde la actividad puede ser extensa, pero sin caer en el exceso
para evitar fatigas musculares, sin embargo, debe tener un grado de dificultad
que produzca sudor y jadeo al respirar, exigiendo en la medida justa al cuerpo
y promoviendo los beneficios buscados.
De acuerdo con lo anterior, se debe tener presente que el tiempo de actividad
física debe ser mínimo de 30 minutos y hasta 1 hora como máximo, con
ejercicios cada día por medio. Las actividades o ejercicios más recomendados
son: caminar, trotar, realizar ejercicios dirigidos en las cuales se encuentran
baile (hidroaeróbicos, rumba aeróbica, zumba, taebo, entre otros), en estas
actividades también se pueden realizar la natación y sus variables, ejercicios
de estiramiento ADM o de resistencia que no sean de impacto
Qué opina sobre el siguiente interrogante:
¿La actividad física es sólo para mayores de 26 años?
No. La actividad física abarca a niños, jóvenes y adultos. Pero, depende de
muchos factores como por ejemplo las zonas geográficas, aspectos
sociopolíticos y económicos.
Nótese que el módulo habla de los beneficios de la actividad física en la etapa
escolar, nos deja claro que no es solo para mayores de 26 años de edad.
Académico/Escolar
 Ayuda a mejorar el desempeño académico y la relación con los padres
 y profesores.
 Reduce el ausentismo.
 Disminuye el riesgo de trastornos del comportamiento
 Colabora en prevenir la delincuencia juvenil, el alcoholismo y el abuso
de sustancias.
 Aumenta la responsabilidad.
 Favorece la cooperación y el trabajo en equipo.
 Efectos en la calidad de vida
 Mejora la fuerza y la resistencia muscular, lo que incrementa la
capacidad para realizar otras actividades físicas de la vida diaria.
 En personas de mayor edad, ayuda a retrasar o prevenir las
 enfermedades crónicas y las asociadas con el envejecimiento.
 Disminuye el riesgo de muerte y aumenta la longevidad.
 Favorece la independencia y autonomía.
 Fortalece el manejo adecuado de situaciones estresantes.
 Ayuda a conciliar el sueño y mejorar su calidad.
 Aumenta el entusiasmo y el optimismo.
 Mejora la
 imagen
 personal

Así mismo me remito a las Recomendaciones mundiales sobre actividad


física para la salud dadas por la OMS
De 5 a 17 años de edad.
Estas directrices son válidas para todos los niños sanos de 5 a 17 años, a
menos que su estado médico aconseje lo contrario. Se alentará a los niños y
jóvenes a participar en actividades físicas que ayuden al desarrollo natural y
sean placenteras y seguras. Siempre que sea posible, los niños y jóvenes con
discapacidades deberían cumplir las recomendaciones. No obstante,
convendría que consultaran a su dispensador de atención sanitaria para
asegurarse de que conocen bien los tipos y cantidad de actividad física
apropiados para ellos, teniendo en cuenta su discapacidad. Estas
recomendaciones son aplicables a todos los niños y jóvenes, con
independencia de su género, raza, etnicidad o nivel de ingresos. Sin embargo,
las estrategias de comunicación o la forma de difusión y descripción de las
recomendaciones pueden diferir, a fin de conseguir una eficacia máxima en
diversos subgrupos de población. Los niveles de actividad física
recomendados para los niños y jóvenes de este grupo se añadirán a las
actividades físicas realizadas en el transcurso de la actividad diaria habitual no
recreativa.
Todos los niños y jóvenes deberían realizar diariamente actividades físicas en
forma de juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas,
educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la
escuela y las actividades comunitarias. En el caso de los niños y jóvenes
inactivos, se recomienda aumentar progresivamente la actividad hasta
alcanzar los niveles indicados a continuación. Sería apropiado comenzar con
pequeñas dosis de actividad, para ir aumentando gradualmente su duración,
frecuencia e intensidad. Hay que señalar también que, si los niños no realizan
actualmente ninguna actividad física, la práctica de ésta en niveles inferiores
a los recomendados les reportará más beneficios que la inactividad. La
evidencia científica disponible con respecto al grupo de edades de 5 a 17 años
respalda la conclusión de que la actividad física reporta en general beneficios
fundamentales para la salud de niños y jóvenes. Esta conclusión está basada
en los resultados de varios estudios, que han observado que el aumento de
actividad física estaba asociado a unos parámetros de salud más favorables,
y de trabajos experimentales que han evidenciado una asociación entre las
intervenciones de actividad física y la mejora de los indicadores de salud.
Algunos de los beneficios documentados son: mejora de la forma física
(tanto de las funciones cardiorrespiratorias como de la fuerza muscular),
reducción de la grasa corporal, perfil favorable de riesgo de enfermedades
cardiovasculares y metabólicas, mayor salud ósea, y menor presencia de
síntomas de depresión. La actividad física está relacionada positivamente con
la salud cardiorrespiratoria y metabólica en niños y jóvenes. Con el fin de
examinar la relación entre la actividad física y la salud cardiovascular y
metabólica, el Grupo examinó las recensiones bibliográficas de CDC (2008),
Janssen (2007) y Janssen, y Leblanc (2009). La relación dosis-respuesta
vincula el aumento de la actividad física a una mejora de los indicadores de
salud cardiorrespiratoria y metabólica. En conjunto, la evidencia observacional
y experimental respalda la hipótesis de que una mayor asiduidad e intensidad
de la actividad física desde la infancia y a lo largo de la vida adulta permite a
las personas mantener un perfil de riesgo favorable y unas menores tasas de
morbilidad y de mortalidad por enfermedad cardiovascular y diabetes mellitus
de tipo 2 en algún momento de su vida. En conjunto, las investigaciones
parecen indicar que la práctica de actividad física moderada o Población
destinataria Descripción resumida de la evidencia científica vigorosa durante
un mínimo de 60 minutos diarios ayuda a los niños y jóvenes a mantener un
perfil de riesgo cardiorrespiratorio y metabólico saludable. En general, parece
probable que un mayor volumen o intensidad de actividad física reportará
beneficios, aunque las investigaciones a este respecto son todavía limitadas.
La actividad física está relacionada positivamente con la buena salud
cardiorrespiratoria en niños y jóvenes, y tanto los preadolescentes como los
adolescentes pueden mejorar sus funciones cardiorrespiratorias con la
práctica del ejercicio. Además, la actividad física está relacionada
positivamente con la fuerza muscular. Tanto en niños como en jóvenes, la
participación en actividades de fortalecimiento muscular dos o tres veces por
semana mejora considerablemente la fuerza de los músculos. Para este grupo
de edades, las actividades de fortalecimiento muscular pueden realizarse
espontáneamente en el transcurso de los juegos en instalaciones apropiadas,
trepando a los árboles, o mediante movimientos de empuje y tracción. Los
jóvenes de peso normal que realizan una actividad física relativamente intensa
suelen presentar una menor adiposidad que los jóvenes menos activos. En los
jóvenes con sobrepeso u obesos, las intervenciones que intensifican la
actividad física suelen reportar efectos beneficiosos para la salud. Las
actividades físicas que conllevan un esfuerzo óseo mejoran tanto el contenido
en minerales como la densidad de los huesos. Determinadas actividades de
levantamiento de peso que influyen simultáneamente en la fuerza muscular
son eficaces si se practican tres o más días por semana. Para este grupo de
edades, las actividades de esfuerzo óseo pueden formar parte de los juegos,
carreras, volteretas o saltos. Las publicaciones científicas relacionadas con la
fuerza muscular y las pautas dosis-respuesta proceden de las recensiones
bibliográficas de CDC (2008), Janssen (2007), y Janssen, Leblanc (2009).
En conjunto, la evidencia disponible parece indicar que la mayoría de los niños
y jóvenes que realizan actividad física moderada o vigorosa durante 60 o más
minutos diarios podrían obtener beneficios importantes para su salud. El
período de 60 minutos diarios consistiría en varias sesiones a lo largo del día
(por ejemplo, dos tandas de 30 minutos), que se sumarían para obtener la
duración diaria acumulada. Además, para que los niños y jóvenes obtengan
beneficios generalizados habrá que incluir ciertos tipos de actividad física en
esas pautas de actividad total.
En concreto, convendría participar regularmente en cada uno de los tipos
de actividad física siguientes, tres o más días a la semana:
• Ejercicios de resistencia para mejorar la fuerza muscular en los grandes
grupos de músculos del tronco y las extremidades;
• Ejercicios aeróbicos vigorosos que mejoren las funciones
cardiorrespiratorias, los factores de riesgo cardiovascular y otros factores de
riesgo de enfermedades metabólicas; actividades que conlleven esfuerzo
óseo, para fomentar la salud de los huesos. Es posible combinar estos tipos
de actividad física hasta totalizar 60 minutos diarios o más de actividad
beneficiosa para la salud y la forma física. En el apéndice 2 se encontrará una
bibliografía detallada de los títulos utilizados por el Grupo para elaborar estas
recomendaciones.
Para los niños y jóvenes, la actividad física consiste en juegos, deportes,
desplazamientos, tareas, actividades recreativas, educación física o ejercicios
programados, en el contexto de la familia, la escuela y las actividades
comunitarias. El Grupo examinó las publicaciones anteriormente
indicadas y recomendó que, con objeto de mejorar las funciones
cardiorrespiratorias, la buena forma muscular, la salud ósea y los
biomarcadores cardiovasculares y metabólicos: Interpretación y
justificación.
1. Los niños de 5–17 años deberían acumular un mínimo de 60 minutos diarios
de actividad física moderada o vigorosa.
2. La actividad física durante más de 60 minutos reporta beneficios adicionales
para la salud.
3. La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica.
Convendría incorporar actividades vigorosas, en particular para fortalecer los
músculos y los huesos, como mínimo tres veces a la semana. Hay evidencia
concluyente de que la actividad física frecuente mejora sustancialmente la
forma física y el estado de salud de niños y jóvenes. En comparación con los
niños y jóvenes inactivos, los que hacen ejercicio presentan un mejor estado
cardiorrespiratorio y mayor resistencia muscular, y una mejora de su salud, y
está suficientemente documentado que presentan menor grasa corporal, un
perfil de riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica más favorable, una
mejor salud ósea, y una menor presencia de síntomas de ansiedad y
depresión. La actividad aeróbica debería constituir la mayor parte de la
actividad física diaria libremente escogida.
Estas recomendaciones representan el objetivo mínimo de actividad física
diaria para mejorar la salud y prevenir las ENT. La adopción de estas
recomendaciones tiene un costo mínimo, fundamentalmente relacionado con
su adaptación al entorno de cada país y a sus modalidades de comunicación
y difusión. Si se desea aplicar políticas integrales que faciliten la consecución
de los niveles de actividad física recomendados, será necesario dedicar
recursos adicionales. Los beneficios de la actividad física y de la adopción de
estas recomendaciones superan los posibles perjuicios. El riesgo existente
puede reducirse considerablemente incrementando progresivamente el nivel
de actividad, especialmente en niños inactivos. Con el fin de reducir el riesgo
de lesiones, se fomentará el uso de equipo de protección (por ejemplo, un
casco) en todos los tipos de actividad que pudieran entrañar ese riesgo (12).
Conviene señalar que, cuando la población es fundamentalmente activa, las
directrices nacionales sobre actividad física no deberían promover un objetivo
que propicie una disminución de los niveles actuales.
De 18 a 64 años.
Estas directrices son válidas para todos los adultos sanos de 18 a 64 años de
edad, a menos que su estado médico aconseje lo contrario. Son también
aplicables a las personas de ese grupo que padezcan enfermedades crónicas
no transmisibles y no relacionadas con la movilidad, como la hipertensión o la
diabetes. Las mujeres, durante el embarazo y el puerperio, y las personas con
trastornos cardíacos podrían tener que adoptar precauciones adicionales y
recabar asesoramiento médico antes de tratar de alcanzar los niveles de
actividad física recomendados para este grupo de edades. Los adultos
inactivos o con limitaciones vinculadas a enfermedades mejorarán su salud
simplemente pasando de la categoría de “inactivas” a “un cierto nivel” de
actividad. Los adultos que actualmente no cumplen las recomendaciones
sobre actividad física deberían tratar de aumentar la duración, la frecuencia y,
por último la intensidad de su vida activa como objetivo para cumplir las
directrices recomendadas. Estas recomendaciones son aplicables a todos los
adultos, con independencia de su género, raza, etnicidad o nivel de ingresos.
Sin embargo, para lograr una eficacia máxima, el tipo de actividad física y las
estrategias de comunicación, difusión y explicación de las recomendaciones
podrían diferir según el grupo de población. Habría que tomar también en
consideración la edad de jubilación, que variará según el país, antes de
emprender intervenciones que promuevan la actividad física.
Estas recomendaciones son aplicables a los adultos con discapacidades. No
obstante, podría ser necesario ajustarlas a cada individuo en función de su
capacidad de realizar ejercicios y de los riesgos o limitaciones específicas que
afecten a su salud. La evaluación de las publicaciones relacionadas con las
funciones cardiorrespiratorias, la fuerza muscular, la salud metabólica y la
salud ósea como fundamento de las pautas dosis-respuesta está basado en
las recensiones bibliográficas de CDC (2008), Warburton et al (2007 y 2009),
y Bauman et al (2005). En lo referente a la depresión, las pautas dosis-
respuesta han sido tomadas de la recensión bibliográfica de CDC (2008).
Existe una relación directa entre la actividad física y la salud cardiorrespiratoria
(reducción de riesgo de CPC, ECV, accidente cerebrovascular e hipertensión).
La actividad física mejora las funciones cardiorrespiratorias. La buena forma
física presenta relaciones dosis-respuesta directas entre la intensidad, la
frecuencia, la duración y el volumen de actividad. Existe una relación dosis-
respuesta en el caso de las ECV y las CPC. La reducción de riesgo se
consigue a partir de los 150 minutos de ejercicio moderado o intenso a la
semana. Las publicaciones de Cook (2008) y Steyn (2005) sobre el estudio
INTERHEART África, así como las de Nocon (2008) y Sofi (2008) en relación
con la enfermedad cardiovascular y la mortalidad fueron también examinadas
durante el proceso de revisión por homólogos, y estaban específicamente
vinculadas a África y a las enfermedades cardiovasculares.
Existe una relación directa entre la actividad física y la salud metabólica,
concretamente una reducción del riesgo de diabetes de tipo 2 y de síndrome
metabólico. Los datos indican que 150 minutos semanales de actividad física
moderada o vigorosa conllevan un riesgo considerablemente menor. La
actividad aeróbica facilita de manera continuada el mantenimiento del peso
corporal. Lo más importante para conseguir el equilibrio energético Población
destinataria Resumen descriptivo de la evidencia científica es la acumulación
de actividad física y el consiguiente gasto de energía. La actividad física total
puede realizarse en varias sesiones breves o en una única sesión prolongada,
con el fin de alcanzar el objetivo de actividad física que permita mantener el
peso corporal. La evidencia es menos clara en el caso del entrenamiento de
resistencia, debido en parte al aumento compensatorio de masa muscular y a
la menor cantidad de ejercicios practicados.
La relación entre la actividad física y el mantenimiento del peso varía
considerablemente según las personas; en algunos casos, podrían ser
necesarios más de 150 minutos semanales de actividad moderada para
mantener el peso. Según los resultados de varias pruebas de control
aleatorizadas, correctamente planificadas, de hasta 12 meses de duración, la
actividad física aeróbica durante un total de 150 minutos semanales está
asociada a una pérdida de peso de entre 1 y 3% aproximadamente, porcentaje
que suele estar considerado como indicativo del mantenimiento del peso. Los
adultos físicamente activos tendrán probablemente un menor riesgo de
fractura de cadera o vértebras. La práctica de actividad física puede aminorar
la disminución de la densidad de minerales en la columna vertebral y en las
caderas. Asimismo, mejora la masa muscular del aparato locomotor, la fuerza,
la potencia y la actividad neuromuscular intrínseca.
La actividad física para mejorar la resistencia mediante el levantamiento de
pesos o por otros medios (ejercicios de entrenamiento) promueve eficazmente
un aumento de la densidad de masa ósea (por ejemplo, ejercicios moderados
o vigorosos durante 3 a 5 días por semana, en sesiones de 60 minutos). La
actividad física habitual está vinculada a la prevención del cáncer de mama y
de colon. Los datos indican que 30 a 60 minutos diarios de actividad física
moderada o vigorosa son el mínimo necesario para reducir apreciablemente
el riesgo de esas enfermedades. En conjunto, hay evidencia clara de que, en
comparación con los adultos menos activos, las personas que desarrollan más
actividad presentan tasas menores de mortalidad, cardiopatía coronaria,
hipertensión, accidente cerebrovascular, diabetes de tipo 2, síndrome
metabólico, cáncer de colon, cáncer de mama y depresión para el conjunto de
todas las causas.
Hay también evidencia clara de que, en comparación con las personas menos
activas, los adultos y personas de edad físicamente activos presentan una
mejor forma física cardiorrespiratoria y muscular, una masa y composición
corporal más sana, y un perfil de biomarcadores más favorable a la prevención
de las enfermedades cardiovasculares y de la diabetes de tipo 2, y a una mejor
salud del aparato óseo. En los adultos de 18 a 64 años, la actividad física se
realiza durante el tiempo libre o los desplazamientos (por ejemplo, paseando
a pie o en bicicleta) y mediante actividades ocupacionales (es decir, trabajo),
tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados, en el contexto
de las actividades diarias, familiares y comunitarias. El Grupo examinó las
publicaciones anteriormente señaladas y recomendó que, con objeto de
mejorar las funciones cardiorrespiratorias, la buena forma muscular y la salud
ósea, y de reducir el riesgo de ENT y depresión:
Los adultos de 18 a 64 años deberían acumular un mínimo de 150 minutos
semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien un mínimo de 75
minutos semanales de actividad aeróbica vigorosa, o bien una combinación
equivalente de actividad moderada y vigorosa. 2. La actividad aeróbica se
realizará en sesiones de 10 minutos, como mínimo. 3. Para obtener mayores
beneficios, los adultos deberían incrementar esos niveles hasta 300 minutos
semanales de actividad aeróbica moderada, o bien 150 minutos de actividad
aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de
actividad moderada y vigorosa. 4. Deberían realizar ejercicios de
fortalecimiento muscular de los grandes grupos musculares dos o más días a
la semana.
Hay evidencia científica clara, basada en estudios correctamente realizados,
de que, en comparación con las personas inactivas, las personas físicamente
activas presentan una mejor forma física, un menor perfil de riesgo de diversas
dolencias discapacitantes y una menor tasa de enfermedades no transmisibles
crónicas. Hay diversas maneras de totalizar 150 minutos de actividad física a
la semana. En particular, mediante varias sesiones breves distribuidas a lo
largo de la semana: por ejemplo, 30 minutos de ejercicio moderado cinco
veces por semana. Los efectos demostrados de la actividad física sobre los
marcadores biomédicos indican que aquélla debería realizarse a lo largo de
toda la semana (por ejemplo, cinco o más veces semanales); además, se
ayudará con ello a integrar la actividad física en la vida cotidiana, por ejemplo
paseando a pie o en bicicleta como forma de desplazamiento. Las
recomendaciones precedentemente indicadas son aplicables a los aspectos
siguientes: salud cardiorrespiratoria (cardiopatía coronaria, enfermedad
cardiovascular, accidente cerebrovascular, hipertensión); salud metabólica
(diabetes, obesidad); salud ósea y osteoporosis; cáncer de mama y de colon
(para todas las enfermedades, más los factores de riesgo), depresión. El
volumen de actividad física asociado a la prevención de diferentes ENT
crónicas es variable. Hoy por hoy, sin embargo, la evidencia no es lo
suficientemente precisa como para formular directrices por separado para
cada enfermedad, aunque sí permite estar seguros de su conveniencia
respecto de las enfermedades indicadas. Un mayor nivel de actividad (es decir,
más de 150 minutos semanales) reporta beneficios adicionales para la salud.
Sin embargo, no hay evidencia que indique que los beneficios aumentan a
partir de los 300 minutos semanales. La adopción de estas recomendaciones
tiene un costo muy pequeño, vinculado en su mayor parte a su adaptación
para cada país, a su comunicación y a su difusión.
Para aplicar unas políticas integrales que faciliten la consecución de los
niveles de actividad física recomendados será necesaria una inversión
adicional.
1. Los adultos de 18 a 64 años deberían acumular un mínimo de 150 minutos
semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien un mínimo de 75
minutos semanales de actividad aeróbica vigorosa, o bien una combinación
equivalente de actividad moderada y vigorosa.
2. La actividad aeróbica se realizará en sesiones de 10 minutos, como mínimo.
3. Para obtener mayores beneficios, los adultos deberían incrementar esos
niveles hasta 300 minutos semanales de actividad aeróbica moderada, o bien
150 minutos de actividad aeróbica vigorosa cada semana, o bien una
combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
4. Deberían realizar ejercicios de fortalecimiento muscular de los grandes
grupos musculares dos o más días a la semana. Recomendaciones En los
adultos de 18 a 64 años, la actividad física se realiza durante el tiempo libre o
los desplazamientos (por ejemplo, paseando a pie o en bicicleta) y mediante
actividades ocupacionales (es decir, trabajo), tareas domésticas, juegos,
deportes o ejercicios programados, en el contexto de las actividades diarias,
familiares y comunitarias. El Grupo examinó las publicaciones anteriormente
señaladas y recomendó que, con objeto de mejorar las funciones
cardiorrespiratorias, la buena forma muscular y la salud ósea, y de reducir el
riesgo de ENT y depresión: Estas recomendaciones son aplicables a los
países de ingresos bajos y medios. No obstante, las autoridades nacionales
deberán adaptarlas a la cultura de cada país teniendo en cuenta, entre otros
factores, el tipo de actividad física más prevalente entre la población (por
ejemplo, actividades de ocio, ocupacionales, o durante los desplazamientos).
Los contratiempos relacionados con la actividad física (por ejemplo, lesiones
del aparato locomotor) son habituales, aunque no suelen revestir mucha
importancia, especialmente si la actividad es moderada, por ejemplo en forma
de paseos.
En conjunto, los beneficios de la actividad física y del cumplimiento de las
recomendaciones anteriores superan los posibles perjuicios. Puede reducirse
apreciablemente el riesgo inherente de incidencias adversas incrementando
progresivamente el nivel de actividad, especialmente en adultos inactivos.
Optando por actividades de bajo riesgo y adoptando un comportamiento
prudente durante su realización puede reducirse al mínimo la frecuencia y
gravedad de los contratiempos, y obtener el máximo beneficio de una actividad
física regular. Con el fin de reducir el riesgo de lesiones, se alentará el uso de
equipos de protección (por ejemplo, el casco). Conviene señalar que, en
poblaciones fundamentalmente activas, las directrices nacionales sobre la
práctica de actividad física no deberían promover objetivos que propicien una
reducción del nivel de ejercicio actual. (Letras resaltadas fuera de texto)

Mi punto de vista.
De lo anterior se desprende: Del módulo en estudio los beneficios de la
actividad física en la edad escolar.
Y del Documento titulado la Recomendaciones mundiales sobre actividad
física para la salud de la OMS, se desprende que la actividad física debe darse
a partir de los 5 años de edad hasta los que Dios nos regale en esta tierra, es
decir no existe un límite de edad para hacer actividad física.
Bibliografía.
Módulo 1 Diplomado Actividad Física y Salud.
Video la Importancia de la Actividad Física para la salud.
Documento de apoyo Actividad Física y Salud.
Documento de apoyo Actividad Física Min-Salud-Argentina.
Cibergrafía.
http://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/44441/9789243599977_spa.p
df;jsessionid=23E8346CFA2AB4D9CD1A95D9C3FC7B8A?sequence=1

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