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¿Cómo de racional es Tabarnia? Más allá del chiste, depende a quién preguntes.
Habrá quienes respondan con rmeza que las fronteras actuales deben
representar o respetar las líneas políticas y culturales del ayer. Y habrá quien
opine que el pasado es irrelevante: puedes crear una región virtualmente donde
quieras.
Como quiera que Napoleón llevó sus ideas post-revolucionarias a los cuatro
rincones de Europa, España también quedó in uenciada por el pensamiento
francés. Y en el temprano 1810, cuando José I aún era monarca español y la
administración afrancesada se disponía a gobernar el país, se vio sometida a un
intenso proceso de reprovincialización. Dicho de otro modo: el gobierno
napoleónico rediseñó por completo las fronteras provinciales que hoy
conocemos.
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Sr. Sawa
@Pornosawa
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Y lo hizo con una peculiaridad: una abnegación total por el racionalismo, hasta el
punto de rozar el absurdo. Por aquel entonces los proyectos posteriores de las
provincias (consagrados de forma casi de nitiva en 1833, y que se mantienen
casi idénticos hasta nuestros días) aún quedaban lejos, por lo que Lanz tuvo que
reorganizar el sinfín de enclaves y exclaves de los reinos, señoríos y realengos del
Antiguo Régimen (especialmente en Castilla, cuyo mapa del Antiguo Régimen era
una pesadilla).
A nivel político, las prefecturas serían meras síntesis regionales del gobierno del
estado, a cuya cabeza se encontraría el prefecto, un hombre de con anza del
ejecutivo. Las prefecturas, por su parte, fueron diseñadas mimetizando el modelo
francés: de líneas rectas, aprovechando numerosos accidentes naturales y
buscando un reparto equitativo del terreno (más o menos, todas las prefecturas
tenían similares tamaños, aunque hubiera excepciones como Madrid o Murcia).
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El mapa de Lanz nunca se aprobó o cialmente, y, entre tanto, otros, como este de las prefecturas
militares, siguieron su curso.
El resultado era un mapa muy no, muy racional y muy fruto de la supuesta
modernidad post-Antiguo Régimen, pero también poco práctico, en tanto que
delimitaba de forma absurda regiones que estaban conectadas por su sino
geográ co más allá de que hubiera un río ejerciendo de limes. Lanz diseñó un
mapa de la nada en el que una tercera parte de las fronteras eran ríos, lo que
ignoraba las realidades económicas, sociales y culturales sobre el terreno.
Racional, sí, pero absurdo.
Era fácil comprender por qué Lanz quería poner orden racional en semejante follón.
Aquel mapa se jaba en París como centro desde el que se organizaba todo,
desdibujando las realidades normales de las provincias y convirtiéndolas en
meras divisiones de quita y pon con pocas atribuciones ejecutivas. En España,
dado el contexto de la guerra y la pronta caída de José I, no cuajó. Pero las
prefecturas pervivieron en la memoria como el proyecto regionalizador más raro
del siglo XIX.
Como nota curiosa, merece la pena mencionar que al pobre José I le salieron
enanos por todas partes una vez montó su circo. En pleno proceso de
implantación de su corona, su hermano Napoleón decidió anexionarse todos los
territorios al norte del Ebro. Así, mientras los terrenos del sur sí conocerían
levemente a las prefecturas, Cataluña y Aragón se convertirían en departamentos.
Caso curioso es el de Cataluña, que perdería el Val d'Aran y ganaría Andorra, ↑
además de dividirse por primera vez en cuatro entidades (con la inclusión de
Girona).
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