La responsabilidad
La ley busca que el menor infractor se haga responsable es decir que procure
vivir sin violar las normas sociales. Si el menor infractor perjudica a otro debe de
responsabilizarse de ese acto, de los perjuicios o daños que haya provocado y
debe hacer algo positivo para restituir ese mal (tanto en infractores juveniles
como adultos) esta es la justicia reparadora, cuyo objetivo es integrar a la
comunidad al delincuente juvenil.
Se busca obtener una solución para los implicados pero principalmente que sea
una experiencia educativa para el menor porque.
Competencia Social
Desgraciadamente, parece difícil que la justicia reparadora por si sola pueda ser
una respuesta suficiente ante los jóvenes delincuentes. Para ser responsable no
basta con enfrentarse al daño cometido, no basta con ver y escuchar el reproche
por parte de la víctima o de la comunidad, es necesario también que se
modifiquen sus necesidades criminógenas.
Que son las necesidades criminógenas? Son todas aquellas circunstancias que
concurren en la vida del joven que están asociadas con su estilo de vida
antisocial. Influye actitudes y valores antisociales, falta de cualificación laboral y
escolar, padres inadecuados en su tarea de socialización (inexistencia de pautas
educativas, o bien estas son erróneas; de supervisión del comportamiento del
muchacho mala comunicación en la familia; apago afectivo escaso..), grupo de
amigos que refuerzan el absentismo escolar, el abuso del alcohol o las drogas y
otros comportamientos antisociales, y escaso desarrollo de la inteligencia social
o personal, entre otros. Son cualidades del presente del individuo y de su
ambiente que favorecen su comportamiento e impiden que se integre en una
vida pro social.
Las presiones deben ser uno de los objetivos prioritarios de los profesionales de
este campo y ello, por dos razones importantes: la existencia de este tipo de
instituciones es una realidad que no va a desaparecer a corto plazo y el volumen
de internos que alberga es tal, que eludir la tarea interventiva que requiere sería
una irresponsabilidad.
Masificación
Cualquier programa que se ponga en marcha está marcando, se quiera o no, por
una permanente provisionalidad, haciendo que la dependencia respecto a las
decisiones judiciales (asistencia a juicios, excarcelaciones, etc.) sea total. De
esta circunstancia se desprenden otra serie de inconvenientes: internos
desmotivados, participación discontinua, servicios burocratizados,... pérdida de
tiempo en definitiva.
Algunas de las medidas que podrían adoptarse al respecto tienen dos posibles
áreas de actuación. Es competencia de la vía judicial potenciar la aplicación de
medidas penales alternativas a la privación de libertad y el control del volumen
de ingresos en prisión. Desde el ámbito de la gestión penitenciaria se deben
fomentar programas de funcionamiento destinados a aumentar la eficacia
organizacional.
Violencia institucional
Insalubridad
Las medidas de tipo sanitario no son suficientes; hay que mejorar la oferta de
intervención para estos problemas tan especiales, diseñando programas de
modificación de hábitos de riesgo, campañas de promoción de la salud, etc.
Desinformación
Si bien las experiencias en las que se han llevado a cabo replicaciones de otros
programas extranjeros no son numerosas, es indudable que se ha producido una
evolución por parte de los profesionales penitenciarios, traducida en un
progresivo interés por la intervención en el marco institucional. Las publicaciones
sobre estudios van aumentando en número y calidad, lo que supone un primer
paso hacia un cambio que, con toda probabilidad, va a favorecer la labor de todos
aquellos que tenemos la tarea de ayudar en el proceso de reinserción social de
los delincuentes que ingresan en prisión.