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“Año del buen servicio al ciudadano”

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SANTA


FACULTAD DE CIENCIAS
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

ACOMPAÑAR EN EL SUFRIMIENTO

ASIGNATURA
 PASTORAL DE LA SALUD

RESPONSABLES
 CRUZALEGUI ALAMA, ROSA
 GUARNIZ TARAZONA, IRIS
 RAMOS AGUILAR, ANTHONY
 SANTOLALLA TRUJILLO, STEPHANY
 TRUJILLO MENDEZ, ANGIE

DOCENTE
 DRA. DANA MELVA NAVARRO ARROYO

NUEVO CHIMBOTE – PERÚ


Noviembre del 2017
ACOMPAÑAR EN EL SUFRIMIENTO

I. INTRODUCCIÓN
"Cuando un amigo nuestro padece un gran dolor físico emocional, a veces
no nos atrevemos a estar con él o, si lo visitamos, nos da miedo una
comunicación sincera. Pensamos que deberíamos saber cómo aliviar su
dolor, saber decirle las palabras adecuadas. Sin embargo lo que más
necesita una persona que sufre es nuestra presencia. En griego, la palabra
que expresa una persona que conforta es paraclete, que significa "el que
viene a caminar a tu lado". Lo que aportamos al ayudar al amigo es nuestra
presencia amorosa, con perspectiva.

Más que lo que hacemos o lo que decimos, lo que ayuda a una persona que
sufre es cómo somos.
El "cómo somos" está conectado con la conciencia que tengamos de
nuestro propio sufrimiento y hasta dónde hayamos conseguido elaborar
nuestra propia tristeza.Y, finalmente nuestra presencia amorosa depende de
nuestra capacidad para reconocer y a continuación soltar nuestros temores
y expectativas, permaneciendo receptivos y compasivos hacia la otra
persona."
"Para morir en paz" Ed. Rigden Institut Gestalt
Christine Longaker

II. MARCO TEORICO


Es natural que las personas tratemos de escapar del sufrimiento humano,
por lo difícil que es entrar en contacto con él. Sin embargo, es ética y
moralmente necesario aprender a acompañar en el dolor y acabar con una
serie de prejuicios que existen frente a personas que han vivido situaciones
traumatizantes

Todos hemos tenido a algún familiar o amigo que ha pasado por una
situación difícil, que ha sufrido una experiencia traumática o ha tenido un
cuadro depresivo, y sabemos lo difícil y complejo que es acompañar a
alguien en ese proceso. Muchas veces compartimos su tristeza, pero
también nos da rabia e impotencia porque no sabemos cómo apoyarlo, lo
que es absolutamente normal.

“Si tienes a tu pareja que está deprimida y pasan meses y sigue deprimida,
te dan ganas de zamarrearla y decir ‘basta, muévete, pon de tu parte, haz
algo para salir de esto’. Porque frustra, nos sentimos impotentes, ya que nos
confronta con nuestra incapacidad de poder ayudar al otro. Porque sostener
el sufrimiento de otra persona es algo muy complejo, y que en general en

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nuestra cultura y sociedad no se nos ha enseñado a realizar
adecuadamente”, señala el psicólogo clínico Camilo Barrionuevo.

De hecho, como sociedad somos muy críticos y prejuiciosos con quienes


están sufriendo cuando presentan síntomas muy exacerbados o problemas
para vincularse. Así, livianamente hacemos comentarios despectivos como
que una persona es “compleja” o “limítrofe”, que “no pone de su parte” o
que “tiene todo para ser feliz”. Lo mismo sucede cuando frente a las
víctimas de violencia de género se dice que “se lo buscó”, como si fuera un
tema de voluntad.

“En vez de tener todos estos juicios que no hacen más que mantener estas
dinámicas de sufrimiento, es importante hacer una pausa y mirar qué le
pasará a esta persona que está funcionando de esta forma, que está con
estas relaciones tan caóticas, tan abusivas. Podemos mirar para atrás y
encontrar situaciones en las que sistemáticamente han estado sujetas a
relaciones tortuosas, de sufrimiento y de experiencias traumatizantes”,
aclara.

El especialista indica que el problema se da por la ignorancia que existe


respecto a qué es lo que provoca el trauma en la psiquis y cómo son los
procesos naturales del trauma. “Es súper complejo, porque por la propia
naturaleza del evento traumático, una de las cosas que colapsa
tempranamente es la dificultad para atestiguar el hecho, ya que operan los
mecanismos disociativos de la psiquis. La memoria queda fragmentada, se
alteran los recuerdos y no hay una narrativa clara, entonces alguien que está
empezando a elaborar una situación traumática, una de las cosas que es
más angustiosa es el espacio de duda o de inseguridad respecto de la
veracidad de esa experiencia, porque se vive como si no hubiese sido real.
Pero está probado que no tiene que ver con que eso haya sucedido o no,
sino con cómo los eventos traumáticos afectan el funcionamiento psíquico”,
explica Barrionuevo.

Ello hace que cueste entender a una persona traumatizada y se genere


desconfianza. “Primero, hay una extrañeza y una desconfianza a la narrativa
y a los recuerdos. ‘Si te abusaron a los 12 años, ¿cómo te vas a estar
acordando recién ahora a los treinta y tantos? ¿No lo habrás imaginado? Y
dos, cuando empiezan a aparecer los recuerdos, tienen la característica de
que son muy fragmentados. Como no fue integrado en la narrativa de la
persona es muy difícil poder decir, sí, pasó tal cosa y después tal otra,
porque sucede una disociación, una especie de cortafuego interno como
mecanismo defensivo que tiene el aparato psíquico para poder tolerar esa
experiencia. Ello hace que sea difícil poder hablar de eso de forma
coherente, lo cual en términos hasta judiciales es súper problemático”,
precisa el Magíster en Psicología Clínica.

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Por lo mismo, agrega que “el proceso terapéutico es en parte acercarse,
como tomando la temperatura del agua, para que la persona pueda tener
una experiencia tolerable de empezar a hablar, explorar y vincularse con ese
dolor, para después, en el mejor de los casos, integrarlo en una narrativa
para poder hablarlo, simbolizarlo, hacerlo parte, para que no quede excluido
de la historia como algo que disrumpe la narrativa y la biografía del sujeto”.

Ayudarse a ayudar

Camilo Barrionuevo plantea que es importante poner estos temas sobre la


mesa, para poder generar un lenguaje, una visión y un entendimiento
común, que es a lo que apunta el “Diplomado de Acompañamiento en
Situaciones de Trauma: un abordaje desde la psicología Jungiana y la
espiritualidad”, que dictará la Universidad del Pacífico a partir del mes de
julio.

“Las personas que trabajan en ambientes con otros seres humanos, como
profesores, sacerdotes, religiosos, orientadores, asistentes sociales,
psicólogos, etc., requieren de la necesaria formación para entender cuáles
son los mecanismos que pasan a nivel psíquico cuando una persona sufre
una experiencia traumática y cuáles son los elementos mínimos necesarios
para que un proceso de reparación terapéutica pueda desarrollarse. Hay una
urgente y ética necesidad de que tengamos profesionales más capacitados,
más conscientes y más sensibles”, plantea el director del programa
académico.

Asimismo, conocer narrativas de la espiritualidad y la religiosidad pueden


ser de gran ayuda. “En este espacio de la vida humana que es tan
significativo para muchas personas, independiente del credo al que
pertenezcan, existen narrativas existenciales y/o religiosas que pueden ser
útiles y que puedan facilitar procesos de reparación o que, por el contrario,
pueden dificultarlos”, asegura.

Un tema no menor es también aprender algunos elementos para el


autocuidado, ya que está documentado que al vincularse con el sufrimiento
humano, hay personas que pueden empezar con síntomas depresivos,
perder fe en la humanidad, caer en dinámicas nihilistas o sin sentido, y hasta
enfermarse y presentar síntomas somáticos.

“El trauma tiene una cualidad muy significativa de transmisibilidad, ya que


tenemos una asombrosa capacidad de empatizar con otro y a veces nos
contagiamos. Además, en el proceso de acompañamiento del trauma, suele
suceder un proceso de trasmisión inconsciente entre el acompañante y
paciente, debido a los procesos disociativos que se activan en ambos

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participantes, producto de las propias historias traumáticas del que está
facilitando el proceso de acompañamiento. Por eso es necesario un espacio
para la reflexión, para la alerta y para evaluar estrategias para ver cómo
encuentro recursos para lidiar con una situación que es compleja y
desafiante”, precisa.

“Cuando uno trabaja y se vincula con el sufrimiento humano, se supone que


uno como psicólogo tiene formación, pero ninguna formación va a excluir la
necesidad de constantemente estarse cuidando, reflexionando y evaluando
el impacto que eso tiene en mí. Entonces es necesario tener ciertos mínimos
elementos para revisar mi propia historia y tener mayor conocimiento de
cómo eso se puede poner en juego cuando estoy acompañando a alguien”,
concluye el director del Diplomado de Acompañamiento en Trauma de la
Universidad del Pacífico, Camilo Barrionuevo.

III. CONCLUSIONES

IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. http://psicologiadelasencillez.blogspot.pe/2015/11/acompanar-
en-el-sufrimiento.html
2. https://laprensaaustral.cl/tendencias/debemos-aprender-a-
acompanar-en-el-sufrimiento/

V. ANEXOS

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