La Iglesia en la Edad Media fue una institución muy poderosa ya que fue una época
profundamente religiosa. Por eso, la Iglesia católica tuvo mucha influencia sobre la sociedad
y, aunque existían otros credos, en el siglo XI Europa era en gran parte cristiana.
Más allá de las fronteras que separaban los reinos europeos nació un nuevo concepto de
unión: la cristiandad.
A pesar de estos logros, la cristiandad se vio profundamente afectada cuando el año 1054,
los obispos bizantinos negaron la autoridad del Papa provocando el llamado cisma de
Oriente.
EL NACIMIENTO DEL ISLAM Y SU POSTERIOR EXPANSIÓN
Al comienzo del siglo VII apareció en la Meca un camellero llamado Mahoma (570-632)
que aseguraba haber recibido una revelación celestial que le ordenaba fundar una nueva
religión. Este hombre, que tenía algunos antecedentes sobre la religión de los judíos y del
cristianismo, y reconocía a Abraham, Moisés y Jesucristo como grandes profetas de Dios, se
proclamaba a sí mismo como el último y el más grande de ellos.
El profeta Mahoma no aceptaba sacerdotes, altares ni imágenes de ninguna clase. Daba a
sus seguidores consejos para vivir de manera correcta, algunos de los cuales eran la oración
varias veces al día, la lealtad en la conducta con el prójimo, la protección a los débiles y la
sumisión absoluta a la voluntad de Dios.
Pero no fue fácil para Mahoma expandir sus ideas, pues el pueblo de La Meca, fiel al
paganismo politeísta, rechazó sus predicaciones y este tuvo que escapar a Medina (Yatreb)
el 15 de julio del año 622. La huida de Mahoma hacia Medina se denominó Hégira, y para
los musulmanes (mahometanos) tiene un significado similar al de la Pascua de Resurrección
de los cristianos.
En Medina, el profeta Mahoma empezó a ejercer no solo un poder religioso, sino también
político, al sustituir las antiguas organizaciones tribales por la umma o comunidad de
creyentes basada en el vínculo religioso.
Con el paso de los años, el prestigio de Mahoma fue creciendo, sobre todo tras una exitosa
campaña de expulsión de los judíos de Medina; y ocho años más tarde volvió a La Meca con
un ejército y decidido a conquistar la ciudad que lo había rechazado. De este modo, el
ataque a La Meca inició la expansión de la religión musulmana.
Las cruzadas fueron una serie de campañas militares impulsadas por el papa y llevadas a
cabo por gran parte de la Europa latina cristiana, principalmente por la Francia de
los Capetos y el Sacro Imperio Romano. Las cruzadas, con el objetivo específico inicial de
restablecer el control apostólico romano sobre Tierra Santa, se libraron durante un período
de casi doscientos años, entre 1096 y 1291. Más adelante, otras campañas
en España y Europa Oriental, de las que algunas no vieron su final hasta el siglo XV,
recibieron la misma calificación. Las cruzadas fueron sostenidas principalmente contra
los musulmanes, aunque también contra los eslavos paganos, judíos, cristianos
ortodoxos griegos y rusos, mongoles, cátaros, husitas, valdenses, prusos (o
prusianos), lituanos (en general contra los pueblos bálticos) y contra enemigos políticos de
los papas.
Es la tercera época de la historia y abarca desde 1453, año en el que ocurre la toma
de Constantinopla y finaliza en el año 1789 con el estallido de la Revolución
Francesa. Fue un periodo muy corto, pero con una gran trascendencia en los
adelantos que se desarrollaron. En este sentido, los aspectos más relevantes de este
periodo fueron:
En lo político: se formaron grandes monarquías europeas con el apoyo de las
clases sociales unidas y los burgueses con ambiciones políticas.
En lo cultural: con el renacimiento, hubo un gran progreso literario, artístico
y científico.
En lo social: se generó un concepto egoísta e individualista del hombre,
siendo el triunfo personal, la riqueza y la fama su único objetivo.