Este ensayo de Sigmund Freud representa una revisión de gran importancia en
uno de los conceptos teorico – clínicos que dan forma al psicoanálisis; se trata de una revisión a la concepción de la angustia. Es mi parecer que en conjunto con “El Yo y el Ello” de 1923 constituyen no solo recapitulaciones, sino fijaciones de concepciones que definen el psicoanálisis.
Al revisar el concepto de angustia Freud pasa de su teoría, construida a
partir del estudio de las neurosis actuales a otra que es capaz de dar cuenta de las psiconeurosis y las neurosis traumáticas.
La primera formulación señalaba, no equívocamente, el papel de la estasis
de la libido como factor determinante de la neurosis ya que postulaba la transformación de la libido en angustia como parte de la descarga. Ésta estasis se encontraba ligada a la presencia de frustraciones en la descarga normal de las pulsiones sexuales y aunque acierta en cuanto a la economía libidinal alterada no era capaz de dar cuenta de los componentes psicológicos observados como síntomas en las psiconeurosis, por ejemplo la elección de objeto fóbico y la presencia de representaciones obsesivas.
Una segunda formulación de la angustia, justificada por el texto mismo,
indica que la angustia no es derivada de la transformación de la libido sino que la angustia constituye en primer lugar una respuesta ante un peligro del cual el modelo arquetípico es el nacimiento. Posteriormente esta respuesta sería utilizada por el Yo a forma de alerta ante la percepción de la posibilidad de repetición del peligro temido. Freud reduce los peligros a básicamente dos; el peligro de castración y el peligro de pérdida de objeto. Freud distinguirá entre angustia realista y neurótica dependiendo de la fuente de la que emana el peligro, un peligro objetivo externo o un peligro pulsional interno. He decidido comenzar mi comentario por el término angustia ya que considero que el texto se dirige hacia él desde el inicio como preparando el camino a la modificación de su estatuto en la teoría. Ahora, el síntoma y la inhibición son presentados como resultado de operaciones del Yo destinadas a evitar la presencia de angustia. Se considera que altos niveles de angustia son desorganizadores.
En su búsqueda de evitar la experiencia de angustia el Yo dispondrá de
acciones defensivas que pueden ser llanamente restricciones a las mociones pulsionales o sus derivados o bien arreglos (formación de compromisos) tales que permitan una satisfacción deformada a dichas mociones. Nos encontramos pues ante la formación de inhibiciones y síntomas.
Creo que puede considerarse la formación de inhibiciones como una
defensa de primera línea ya que demanda poca sofisticación del Yo. Una inhibición es, desde Freud, una limitación funcional del Yo, es decir una limitación o disminución de una función determinada del Yo. Estas variaciones en el grado de funcionamiento pueden ser especificas a un campo de acción o bien generales cuando el Yo se ve exigido ante tareas que le demandan en sobremanera. Se puede considerar que las funciones limitadas lo son en tanto su funcionamiento normal, tendiente a lograr satisfacciones, significaría la irrupción de contenidos rechazados y con esto de la angustia correspondiente.
En cuanto a los síntomas se puede anotar que, a diferencia de las
inhibiciones, sí representan un proceso patológico y consisten en variaciones desacostumbradas de las funciones o bien la formación de nuevas operaciones. Como ya se sugirió los síntomas son resultado de la función integradora del Yo y en ellos se aprecia tanto la desautorización a las pulsiones peligrosas como una satisfacción parcial y deformada de las mismas. En la formación de síntomas participa necesariamente la represión como mecanismo defensivo del Yo y a esta se pueden adherir otros como el desplazamiento y las formaciones reactivas. En cuanto a las funciones que se pueden ver afectadas por la angustia y las operatorias para controlarla Freud cuenta las siguientes: función sexual, nutrición, motricidad y capacidad de trabajo.
Freud, S. (1925). Inhibición, síntoma y angustia. En S. Freud, Obras completas (J. L.
Etcheverry, Trad., Vol. Tomo XX). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu