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Montes Claros del Cerro y Crespo: indefensospasalo.blogspot.

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21-5-2019

EL CHACACHÁ DEL TREN. ¡PI, PI!


ÁNGELUS ABRIL
Sin tiempo para continuar este título, me dispongo a trascribir cuanto tengo
archivado sobre ese 25 de abril. Por fortuna, tengo la costumbre de pasar
cuanto de interés me ocurre en cada momento. Ya quisiera lo mismo para mis
múltiples concentraciones en el pueblo y la ciudad.

Últimamente son contadas las ocasiones en las que algún viandante se


interesa por conocer cuál es el motivo por el que yo estoy allí, a los pies de la
familia. De todos modos, más de uno se enterará por las Internet.

Aquel día se ofreció mi marido a llevarme hasta el lugar, pero


un imprevisto le hace desistir. No me importa, así podré hacer mi
visita a la residencia. Nada más llegar me percato de que en lo alto del
tejado del cercano tempo, un búho mueve insistentemente su cabeza.
Intuyo que es para alejar a las palomas del lugar. Son aves ciertamente
entrañables, pero se convierten en un problema al proliferar su
número y con ello sus heces que lo invaden todo; por no hablar de mi
querido búho, ya lo hacen las imágenes que día a día propago, hasta
en camisetas y mochilas. Espero que su sabiduría y vista en la oscuridad me contagien
cada día, me va a hacer falta.

En el autobús una mujer habla sobre el triste caso de quiénes sólo se acuerdan de
que tienen madre cuando precisan dinero. Es una pena, eso y también que medio
autobús pueda escucharlo.

Intento localizar a uno de mis ancianos, pero estaba en terapia, así que decido ir
a encontrarme con la señora de mi pueblo, la que tuviera de vecina de era en aquellos
años de trilla cerca el molino de mis abuelos y donde hoy se puede disfrutar de unas
bonitas piscinas. Los tiempos cambian que es una barbaridad. Con sus dolores que no
cesan, se lamenta de que tengan que abrir la ventana y más. Le comento que es preciso
ventilar. Se repite en sus temas, pero es normal con más de 90 años. Ha pasado por el
quirófano en varias ocasiones y son unos cuantos los años que lleva ya en el centro.

Esther, no sé si con la “h” o no, atiende muy alegre a los ancianos. Al ver su
nombre en la pechera me come la envidia por no tener lo mismo en esos lugares
públicos en los que tenemos tantos derechos los ciudadanos, pero se nos niega el saber
con quién estamos hablando. Es el CINISMO en estado puro.

Duke, el perro que alegra a los ancianos, se encuentra en la sala multiusos en


espera de la terapia. Puedo ver en una esquina un pequeño espacio para el recogimiento,
como si se estuviera en un templo. Una foto habría estado genial, pero me pareció un
poco atrevido. Puedo ver un tríptico en el centro y un Vía crucis. También el clásico
panel de velas rojas al servicio del personal para hacer sus diferentes peticiones. Al lado
de mi segunda visita, me preguntan sus compañeras de mesa qué día era; contesto que
lunes. No me extraña que dudéis, les comento, yo también dudo con tanta fiesta…

1
Hacía dos días había sido el día de la comunidad con los Comuneros rondando. Ese día
me repatea bastante, menos mal que lo salva el que sea el día de mi Confirmación.

Una de las contertulias no tarda en hacérselo saber a la primera asistente que se


acercó al grupo, como presumiendo de su afirmaciójn. Veo con agrado lo bien que se
encuentra el hombre que visito y al que tanto debo, gracias a él y su mujer, mi madre
pudo disfrutar en Torrevieja de largas estancias. No es lo mismo irse lejos de la familia
hasta el lugar, sola, que contar con la cercanía de gente de toda tu confianza y que se
preocupa cada día de cómo estás.

Antes de entrar en esa sala multiusos, me encuentro con el hombre joven que
padece una enfermedad degenerativa y al que ya he aludido en anteriores escritos. Me
recuerda a la también joven mujer que no hace tanto estaba en el lugar. No sabe dónde
se encontraba R. Muy cerca, apenas unos pasos en la sala donde pronto empezarían su
trabajo. Abandono el lugar para no importunar más de lo estrictamente necesario. Al
marchar me encuentro con el dicharachero E. le recuerdo bien, no en vano tengo yo
cuatro en la familia con ese mismo bonito nombre.

Hubo mucho viento, enciendo y vuelvo a encender una y otra


vez. Los cilindros hechos con el plástico fino no son de ayuda, me los
tira el viento con vela y todo. Uno se me rachó. Los encendedores con el
viento también funcionan peor. Ya llevo dos, pero hay ocasiones que
me da igual, a veces estoy tentada de echar mano de mi pequeño
encendedor de bolsillo y los palillos largos para pinchos morunos.

Una mujer algo mayor que yo se interesa. La pongo al día y la


invito a rezar conmigo el Ángelus, pero tiene mucha prisa. Otra más
joven mira. Antes, otra también pero no me dicen nada. Una pareja
de mayores me comentan que me lo va a llevar el viento. Les
tranquilizo, pero debo correr tras el rulo de plástico improvisado.
Diferentes transeúntes pasan sin prestarme atención. Rezo mi
Ángelus.

Hago varios disparos sobre el montaje de aquel 25


de abril. Dos corazones, ahora de moda, también en la
política con las elecciones. Si de verdad se pusiese el
corazón, otro gallo nos cantaría. Adoptado tan preciado
órgano reflejado en forma de ondas, o en blanco sobre
fondo rojo con lo que dicen queremos, o debemos querer.
Unos autobuses nos ponen al día, bien podría haber sido
un tren. Se empieza a escuchar algunas voces
discordantes en el extranjero, y ese incipiente latido, tal
vez, retome aquel derecho de hace un tiempo ¡¡¡Es todo
tan patético!!!

Una mariposa negra sobre el corazón de


lunares. El de cuadros en la base de una de las velas
roja. Una máquina de tren y el realizado con las clásica
piezas de madera de antaño con dos máquinas
opuestas, forman mi montaje de aquel día. El vivo
reflejo de una realidad que no nos deja avanzar. El
plomizo cielo dejó de cuando en cuando aparecer al
sol. Aprovecho para inmortalizar mi sombra en el suelo.

2
Voy a casa de una conocida que vive muy cerca. Su tía con ella muy bien atendida,
¡cuántos recuerdos con mi abuela y esa familia! Charlamos un buen ratito. El marido
marcha a dar una vuelta. Me comenta hablando de la eutanasia, que en sus más de 20
años de enfermera no había escuchado jamás, Montes Claros, me dice, que le matase.
Bueno, un joven le dijo que le tirase por la ventana. Yo, eso tan grave, como mucho, te
la abro. Bueno no, tampoco, acabó declarando. También me dijo lo del interés de la
mayoría de los médicos por el dinero. Contados con los dedos de una mano y le
sobraban, los que realmente miraban por el paciente; es muy triste.

El aborto fue otro tema que tocamos. Me lamentaba ante ella de esos doctores
que son obligados a practicar abortos. No es cierto que se les obligue, me comentó, se
pueden negar, pero ganarán menos; insistí yo para no quedarme con la duda, vamos que
no les pueden obligar.

También me informó de su llamada a Radio María por no poder casi escucharse


por transistor. Su tía, ya muy mayor, la escucha mejor en ese pequeño aparato que por la
tele. Primero le dijeron que estaban de obras. No quedó muy convencida y vuelve a
llamar después de un tiempo. Mire lea voy a decir la verdad, están tratando de evitar que
difundamos.

Yo le comento lo de Radio Nostalgia, ya desaparecida, no sin antes


cambiar el nombre que tan bien refleja el sentimiento de muchos; puerta rota y
amenazas según información directa. Les dio igual, la publicidad falló y a otra
cosa, mariposa. Una pena. Luego has de escuchar esa lucha contra el
fascismo. Razón tenía Churchill. Todos hemos de bailar a su
RITMO. El 21 de febrero de este año 2019 consigo esta foto desde el
asiento trasero del autobús. Aún colea algo de la desaparecida
emisora.

Esperando el autobús de vuelta a casa, tomo mi ágape de la mañana, melón y


anacardos. Qué buena costumbre el anotar cuanto antes mis avatares, si no, correría el
riesgo de mezclar unos meses con otros. A la media pasa el autobús para Gamonal; a
ver si lo retengo para próximas ocasiones.

En más de una ocasión he podido ver la comparación de esta vida


que no para, con un tren. Y la verdad que lo refleja muy bien. También me
dio la idea esa exposición de fotos en el paseo con niños con el síndrome de
Down utilizada para mi Ángelus por excelencia del mes pasado. Sus poses
son idénticas a los otros, sus derechos también. Hay quién saca billete para
emprender el viaje, y no lo llega a utilizar. Los pasajeros son de toda índole
y condición. Poco a poco van bajando en cada andén, unos antes, otros
después. Pero lo cierto es que todos han de descender de él. Como muy bien afirmara la
famosa diseñadora que tanto me gusta, lo que de verdad importa es que nuestro
recorrido sea entretenido. Y el mío lo está siendo.

Como todos, también mi tren un día llegará a su última estación, y como


muy bien recogía en la rima para quien tanto poder tenía y sabía todo de todos,
espero coger mi pañuelo, pero para decir “HASTA LUEGO”, y no como el
famoso periodista dolido por su comportamiento con el difunto, para dolerme
por mi falta de misericordia.

El día 13, viernes, María Martínez Gómez, enfermera y fisioterapeuta, nos


transmitirá su testimonio pasando por el Himalaya. Me gustaría poder asistir.

3
Tras ese especial 13 de mayo, el 31 con doble carga emocional para mí,
celebramos la Visitación de María a su prima Isabel. ¡¡¡Cuantos recuerdos de
mis tiempos de catequesis!!! Era ya una tradición la puesta en escena con mis
niños como protagonistas. Al principio eran reacios a participar, pero al final
todos querían hacer su pequeño papel. Ampliamos nuestro campo de corta
representación al siervo que debía una buena cantidad de dinero y suplicaba
misericordia mientras él, no hacía lo propio con su deudor agarrándole por el
cuello y zarandeándole sin piedad. Ese día de la Visitación se prestaba para
tener un recuerdo para las madres en gestación. Por fortuna pude escuchar tal
súplica tras los ambones de San Pablo y Fátima. Menos mal. Insisto, se
debería tomar como costumbre, al igual que se hace con la clase política y hasta la
misma Iglesia. Sigo esperando contestación desde el Vaticano a mi escrito dirigido al
Papa Francisco. Antes de abandonar el segundo templo pude entonar la bonita canción a
la Virgen en ese último día del mes a Ella dedicado. Un hombre, instrumento en mano
me trasladó por unos instantes a la iglesia de mi pueblo: ERES MÁS PURA QUE EL
SOL MÁS HERMOSA QUE LAS PERLAS QUE OCULTAN LOS MARES…

Entre cigüeñas andaba yo, como en mi anterior Ángelus,


cuando en Ubierna entonaba esa bonita canción junto al altar de mi
Madre del cielo. Mientras, se escribía una y otra carta a tan preciada
ave, como en el resto del mundo. Una vez que se recibía el encargo no
se podía volver atrás y se debía aceptar lo que aquel hatillo trajera. Las
imágenes son de DUMBO, la película que ven mis nietos
reiteradamente y cuyo libro me dejaran en los zapatos Sus
Majestades los Reyes de Oriente, sabedores de mi afición a la
lectura. La historia del pequeño elefante ha sido recordada de nuevo
en la gran pantalla, pero con argumento diferente, no la he visto.
Supongo que esas orejotas, motivo de burla y desprecio para el
pequeño paquidermo, seguirían en el meollo del film, al igual que
esa frustrada mamá mirando al cielo para ver si por fin llegaba el
encargo hecho.

Los mimos de esa mamá y el apoyo incondicional del


pequeño ratón, invitan la emoción. También el vuelco que da la
vida de sus protagonistas, y aquello que apareció como un
problema, fue toda una bendición.

El tren que llevaba el circo arranca y sigue un sinuoso trayecto pasando por túneles,
puentes y empinadas subidas. Oscuridad, peligros y esfuerzos varios. Fiel reflejo de lo
que es la vida.

4
Para terminar un tren más lujoso desde el que
Dumbo con su mamá nos dicen adiós, también a
sus amigos los cuervos. La increíble humareda les
precede. Aquí más de lo mismo. Con vagón más o
menos glamuroso, con tren de vapor o eléctrico, el
trayecto un día u otro llegará a su fin y con él
nuestra jornada; y se hará bueno el conocido
dicho:

“Aquel que se salva sabe y


el que no, no sabe nada”.

Mi último disparo en el lugar para una larga lombriz, como queriendo competir con mis
trenecitos.

A su lado algunas de mis velas y junto a


los encendedores, la caja con los Reyes
Magos, los coronados y los otros, y la
tapa de mis DVDs receptora de la cera
sobrante junto al rojizo bicho. También
los encendedores con los que trato de
encender mis mensuales velas y también
los corazones.

5
Un 25 más viendo la vida pasar.
De aquel que pusiera en septiembre,
hace cinco años ya,
este otro frente a sedes
presumiendo de VALORES,
los que ellos han de echar,
y mamandurria lograr,
sin importarles un pito
el que es el principal.

Hagamos mil trenecitos,


no dejemos de pitar,
por esos corazoncitos
que quieren eliminar.

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