El consentimiento expresado por las partes para crear el contrato debe ser libre
de vicios, es decir, haber sido otorgado de manera voluntaria, sin influencia
externa. Por lo que, si fue obtenido mediante violencia, dolo (engaño) error, o
hubo lesión en el precio, el contrato es anulable.
Para que la venta sea válida la causa debe ser lícita, es decir, si lo que se vende es
ilegal el contrato es nulo, “de nulidad absoluta”; el objeto debe ser cierto; por
ejemplo, el precio que es el objeto del comprador debe ser especificado en el
contrato de venta. La venta que no contenga precio es nula.
Aunque en principio, las personas tienen libertad para vender o comprar lo que
está en el comercio, existen restricciones en algunos casos como es la prohibición
a los jueces, fiscales, abogados, alguaciles y secretarias de comprar bienes
embargados o incautados en la jurisdicción donde ejercen sus funciones; también
la prohibición al tutor de comprar los bienes del menor que representa.