INDIVIDUAL Y EL CAPITALISMO
Nathaniel Branden
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como un medio para los fines de otros y tampoco la propiedad de la familia, la
iglesia, el Estado o la sociedad.
Lord Acton observó que "La libertad no es un medio para un fín político superior.
Es en sí misma el fín político máximo". Los Estados Unidos eran vistos como la
corporización de esta premisa; fue el primer país en la historia del mundo en ser
creado concientemente basados en una idea, y esa idea era la libertad.
Los derechos inalienables sobre los cuales se basaba este sistema eran derechos
negativos en el sentido que no eran demandas sobre la energía o producción de
nadie. Simplemente proclamaban "¡quítenme las manos de encima!". No exigían
nada de otros excepto la abstención de la coerción. No puedo imponer mis deseos
o ideas sobre ti mediante la fuerza y tu no puedes imponer las tuyas sobre mí. El
trato entre humanos será voluntario y trataremos entre nosotros mediante la
persuasión.
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de la gente. Al cerrar las puertas a la fuerza el capitalismo las abrió al logro. Los
beneficios estaban ligados a la producción, no a la extorsión; a la habilidad, no a la
brutalidad; a la capacidad de mejorar la vida, no a la de inflingir muerte. Por
primera vez en la historia la inteligencia y la empresa tenían una salida social:
tenian un mercado.
Se ha escrito mucho acerca de las duras condiciones de vida durante los primeros
años del capitalismo. Cuando uno considera los niveles de existencia material de
los cuales el capitalismo sacó a la gente y la comparativamete magra cantidad de
riqueza en el mundo cuando la Revolucion Industrial comenzó, lo que sorprende
no es la lentitud con que el capitalismo liberó a los hombres de la pobreza sino la
velocidad con que lo hizo. Tan pronto los individuos fueron libres de actuar, el
ingenio y la inventiva procedieron a elevar el nivel de vida a alturas que un siglo
antes hubieran sido juzgadas como de fantasía.
Pero había un precio. Una sociedad libre no imagina que puede abolir todo riesgo
e incertidumbre de la existencia humana. Provee un contexto en el cual los
hombres pueden actuar, pero no puede garantizar los resultados de los esfuerzos
de ningún individuo. Lo que pide de los individuos es responsabilidad.
Esto es mas fácil de aceptar si uno tiene un nivel decente de autoestima, es decir,
si uno tiene confianza en su habilidad para enfrentar los desafíos de la vida. Pero
en la medida que la autoestima falta entonces la responsabilidad individual que
una sociedad libre requiere puede ser aterradora. En su lugar podemos desear
una existencia garantizada al estilo Jardin del Eden, en la cual todas nuestras
necesidades sean cubiertas por otros. Podemos observar esta actitud en los dos
grandes bandos que se oponían a la sociedad de libre mercado en el siglo XIX: los
medievalistas y los socialistas. Ansiando alguna versión de un orden feudal, los
medievalistas soñaban con abolir la Revolucion Industrial. Encontraban
espiritualmente repugnante la desintegración de la aristocracia feudal, la repentina
aparición de hacedores de fortunas con antecedentes de pobreza y el énfasis en
el mérito, la habilidad y, sobre todo, la búsqueda de la ganancia. Buscaban un
retorno a una sociedad de status. "El comercio y los negocios de cualquier clase
pueden bien ser la invención del diablo", escribio John Ruskin.
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"crueldad" de la ley de la demanda y oferta y, por sobretodo, maldecían la
búsqueda de beneficio económico.
En los escritos de ambos podemos distinguir el deseo por una sociedad en la cual
la existencia de cada uno está automáticamente garantizada, es decir, en la que
nadie se hace responsable por su existencia y bienestar. Para ambos campos las
características de su sociedad ideal eran la ausencia de desafíos o cambios
rápidos, o libre de las exigentes demandas de la competencia. Era una sociedad
en la cual cada uno debe cumplir con la parte que le ha sido prescripta para
contribuir al bienestar del todo, pero en la cual nadie debe confrontar la necesidad
de tomar decisiones que afecten crucialmente a su vida y futuro. Era una sociedad
en la cual las recompensas no se relacionaban con el logro y en la cual la
benevolencia de alguien aseguraba que uno nunca tuviese que hacerse
responsable por las consecuencias de sus errores. El pecado del capitalismo, a
los ojos de sus críticos, era que no proveía esta protección.
Pero en el siglo XX, una nueva noción de derechos que negaba los anteriores
cobró importancia. Irónicamente, fue el propio éxito del sistema estadounidense lo
que hizo que esto fuese posible. A medida que la sociedad se enriquecía, se
comenzó a argumentar que la gente "tenía derecho" a una serie de cosas que
hubieran sido inimaginables poco antes. Hace cien años pocos hubieran sugerido
que todos "tenían derecho" a "una vivienda adecuada" o "el mejor sistema de
salud posible". Se entendía que la vivienda y la salud eran bienes económicos y
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que, como todos los bienes económicos, debían ser producidos por alguien. No
eran regalos de la naturaleza y no existían en cantidad ilimitada. Sin embargo, al
ver la creciente prosperidad, los intelectuales y políticos afirmaron que la causa de
la riqueza era el gobierno, no la libertad. Y comenzaron a declarar que el gobierno
podía hacer más que meramente garantizar la protección de los derechos y
establecer reglas de juego más o menos parejas, que era la idea original pero que
parecía una meta demasiado modesta. El gobierno podía convertirse en una
agencia para alcanzar cualquier meta social considerada deseable. Con el
creciente entusiasmo por la regulación, planeamiento y la expansión de "servicios"
gubernamentales, especialmente desde 1930, el paso de "sería deseable" a "la
gente tiene derecho a" no fue grande. Los deseos se convirtieron así en derechos.
Por ejemplo, si un hombre quería ser granjero, entonces, bajo la filosofia del New
Deal de Roosevelt el hecho de que su granja no fuera rentable no tenía porqué ser
un impedimento: los subsidios agrícolas convirtieron su deseo en alcanzable. Por
supuesto que para corregir los "errores" del capitalismo de libre mercado la
coerción política se hizo necesaria. Para "redistribuir" la riqueza primero es
necesario crearla y luego expropiarla. Los impuestos de los ciudadanos pagaron
por los subsidios agrícolas. Estos subsidios tuvieron como consecuencia el alza en
los precios de los productos agrícolas por los cuales, nuevamente, los ciudadanos
pagaron. Los derechos de los ciudadanos eran prescindibles. Siempre que los
"derechos" artificiales son puestos en práctica por el gobierno, los derechos
genuinos resultan inevitablemente dañados.
El canciller aleman Otto von Bismarck, al que se reconoce como el padre del
Estado de bienestar, expresó claramente la noción de que el modo de formar una
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base de poder político era crear una nación de personas dependientes de la
"benevolencia" del gobierno.
El mundo del gobierno opera de forma muy distinta a aquel de los negocios. En los
negocios cuando se inyectan millones de dólares en un proyecto que no cumple
con ninguna de las promesas de sus promotores el proyecto típicamente se
descarta y el buen juicio de sus promotores se reevalúa. Al no disponer de
recursos ilimitados los empresarios se ven obligados a prestar atención a los
resultados. Los fallos son señales para volver al cuarto de diseño. En el mundo del
bienestar social, los programas de beneficios y la ingeniería social, bajo la
supervisión de burócratas con un nivel de conocimientos de negocios de un
trabajador social, el resultado es menos importante que las buenas intenciones.
No importa que la clase baja se incrementó en lugar de disminuir a medida que los
programas se expadían. No importa que las mayores ganancias económicas
logradas por los estadounidenses negros tuvieron lugar antes que las leyes de
derechos civiles del presidente Lyndon Johnson. No importa que muchos líderes
negros digan que la situación ha empeorado desde entonces, que las políticas y
programas del gobierno han incentivado a millones de personas a considerarse
niños indefensos para quienes depender del Estado es una necesidad. No importa
que nuestras leyes impositivas "humanitarias" y nuestro sistema de bienestar
social (aun cuando ha sido reformado recientemente) hayan jugado un rol crucial
en el desmembramiento de las familias negras al penalizar financieramente a la
familia que se mantiene intacta y recompensado aquella en la cual el marido se
marcha (la ausencia de una figura masculina en el hogar ha sido relacionada con
la disposición de los jóvenes al crimen, el embarazo adolescente y la adicción a
las drogas). No importa que las personas a las que los programas iban a ayudar
queden cada vez mas atrás. No importa que nuestros programas de bienestar
hayan creado una nación de dependientes. Si nuestro motivo es la compasión por
el desafortunado, parece que no debemos preocuparnos por aquellos cuyos
derechos son sacrificados para pagar por esto, ni tampoco por el tipo de resutados
personales y sociales que producimos.
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es que no somos responsables por nuestras acciones. El mensaje de nuestros
líderes políticos a lo largo de la mayor parte del siglo es que si ellos son elegidos
siempre se encontrarán formas de transferir la carga de nuestras necesidades y
errores a algún otro
Este último mensaje es la esencia de una economía mixta. Tal sistema significa un
gobierno por grupos de presión, un estado de las cosas en la cual varias bandas
("intereses especiales") compiten para controlar la maquinaria del gobierno para
ganar leyes que les provean con los favores particulares o las protecciones que
buscan, siempre justificadas, no hace falta que lo diga, por las referencias
habituales al "bien común".
¿Acaso sugiero que ningún grupo social ha mejorado su condición en las últimas
décadas? Por supuesto que no, lo que estoy diciendo es que los esfuerzos del
gobierno no fueron responsables por esto a pesar de toda la propaganda en
contrario
Durante la decada de 1980, por ejemplo, las mujeres vieron ganancias sin
precedentes históricos en sus salarios al entrar a profesiones tradicionalmente
masculinas como los negocios, el derecho y la medicina. Según estudios de tres
economistas mujeres publicados en el New York Times, tan sólo en esa década
las mujeres lograron tantos progresos como en los noventa años precedentes.
Esto se debió sobre todo a las fuerzas económicas que atrajeron más y más
mujeres al mercado y también debido a cambios en nuestros valores respecto al
lugar de las mujeres en el mundo. Dicho de otro modo, estas ganancias se
lograron el el terreno de lo voluntario, no lo coercitivo (político).
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meta humana apropiada el aliviar el sufrimiento de otros ofreciendo ayuda? Por
supuesto. Sin embargo, hay muchas cosas por las que estoy a favor que no veo
como funciones propias del gobierno. La caridad es una de ellas. La cuestión no
es si uno cree en la benevolencia y la ayuda mutua. La cuestión es pensar en
términos de elección voluntaria o coerción gubernamental. La bondad es una
virtud, sin duda, pero no es fundamento para sacrificar los derechos individuales.
Nada lo es. Es una de las muchas ironías intelectuales y una de las desgracias de
nuestros tiempos que aquellos que protestan en contra de la coerción son
llamados "crueles" y "reaccionarios", mientras que aquellos que la abrazan son
llamados "compasivos" y "progresistas".
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de otro. Si vivimos en una cultura que sostiene el principio de que somos
responsables por nuestras acciones y el logro de nuestros deseos y si la coerción
no es una opción en el logro de nuestros objetivos, entonces tendremos el mejor
contexto posible para el triunfo de la comunidad, la benevolencia y la estima
mutua.