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Cada uno de nosotros es único. No existen dos personas idénticas.

Un ejemplo de ellos es el siguiente, ¿observe sus manos, que ve? Sus dedos,
No todos los dedos son del mismo tamaño, o son iguales ¿verdad? Cada dedo
hasta tiene su nombre. Pulgar, índice, medio, anular y meñique.
Pero Como seres humanos muchas veces, ¿Qué sucede? nos comparamos
con los demás y eso puede arrebatarnos el gozo, en pocas palabras la
felicidad.
Por eso Para sentirnos satisfechos debemos mantener un enfoque realista de
nuestras limitaciones y de las de los demás. Por qué no todos podemos hacer
lo mismo, por ello En su carta a los Romanos, el apóstol Pablo señala: lo
siguiente (Romanos 3:23)
Notamos Ningún ser humano puede ser más que otros porque todos somos
pecadores. Por lo tanto, debemos Reconocer nuestras limitaciones, unos
pueden dar más y otros menos, por lo tanto, si usted quiere sentirse
satisfecho, hace falta algo más. Debe de comprender y aceptar la forma en
que Jehová ve. Porque nosotros siempre cometemos errores
Pongamos un ejemplo, en alguien que desea ganar una competición de tiro
con arco y dispone de tres flechas. Lanza la primera, y falla por un metro. Con
la segunda apunta mejor, pero la flecha se desvía de nuevo. Muy concentrado,
dispara la última y, esta vez, falla por tan solo un par de centímetros. Estuvo
cerca, pero no lo logró.
Todos nosotros somos como ese arquero decepcionado. A veces parece
que erramos por mucho. En otras ocasiones nos acercamos más, pero, a fin
de cuentas, no damos en el blanco. Nos sentimos desanimados porque,
aunque pusimos todo el empeño, no fue suficiente. Ahora sigamos pensando
en el arquero.
Abatido, porque de veras quería ganar el premio, se gira lentamente para
marcharse. De pronto, el encargado del torneo lo llama, le da el trofeo y le
dice: “Quiero dártelo porque me caes bien y porque he visto lo mucho que te
has esforzado”. ¡El arquero está feliz!
De la misma forma Jehová ve nuestros esfuerzos, podría semejarse al
encargado del torneo, el ve el empeño que ponemos, que diferente a nosotros
como seres humanos.
Por último, mis hermanos leamos (Romanos 6:23).
¿Notamos? Así es como estarán quienes reciban de Dios “el don” de la vida
eterna en perfección A partir de entonces, todo lo que hagan será bueno,
jamás volverán a errar el blanco. Se sentirán totalmente satisfechos.
Entretanto, si conservamos ese punto de vista, nos sentiremos mejor con
nosotros mismos y con quienes nos rodean.

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