3. Los tejidos temáticos que se presentan en cada tema generador, permiten a los
docentes, tomarlos como referencia para construir su planificación según el año,
período de vida, y los contextos propios.
4. El docente puede seleccionar del tejido temático, aspectos para, familiarizar a los
estudiantes con contenidos nuevos y poco a poco en el recorrido los va
profundizando. Es aquí donde se potencian las habilidades pedagógicas y didácticas
de los profesores y las profesoras para considerar las características propias de los
distintos grupos de estudiantes con los que está trabajando, la edad, las
individualidades y el contexto.
5. Los profesores y las profesoras pueden afianzar contenidos propios del área de
formación que consideren importantes y que no se han podido abordar en el estudio
del tema generador, que permita un mejor manejo didáctico, el estudio de los
conocimientos previos de los estudiantes.
7. Por último, Cada docente puede organizar para cada unidad de aprendizaje, el plan
de tareas para sus estudiantes, hacerle acompañamiento y seguimiento a los
aprendizajes y propiciar la sistematización y reflexión de lo aprendido en la unidad
y su impacto, más allá del aula y la escuela.
Lo que se busca con estos modelos y teorías, con respecto a los temas generadores e
integradores del conocimiento, es poseer criterios dentro de cada área de formación en
función de lo contemporáneo, lo útil y necesario para la vida tanto para sí mismo y misma
como para la vida en comunidad, que genere reflexión, pensamiento crítico y sensibilidad
ante los problemas de la sociedad y del planeta, que provoque entusiasmo, disfrute por
aprender y permita generar conciencia como ser humano y como parte del ambiente. Los
temas generadores permiten provocar en los estudiantes, participar en el saber y en la
experiencia humana de aprender de manera permanente, que generen una actitud
investigativa para ir más allá de los temas que se plantean y para aprender por sí mismo.
Estamos de acuerdo con Freire (1990) en que “sustituir simplemente una percepción
ingenua de la realidad por otra crítica no es suficiente para que los oprimidos se liberen”,
pero resulta un deber ineludible de los que creemos que un mundo mejor es posible creando
los espacios necesarios para avanzar hacia una investigación que esté comprometida con el
saber y con el hacer, con la participación y con la acción, con el desarrollo de una
conciencia crítica que conduzca hacia procesos de transformación.
En este enfoque se espera que los y las estudiantes de la mano de sus profesores y
profesoras (quienes también participan activamente en la investigación de estos temas
indispensables y generadores), estudien, profundicen y comprendan temas, practiquen e
indaguen en estos aspectos fundamentales y son los docentes quienes seleccionan,
organizan y planifican las temáticas según sus propósitos pedagógicos y las pertinencias.
Para que un tema genere aprendizaje, motivación, reflexión, asociación con lo previamente
aprendido, debe partir de lo conocido, de lo concreto, de los objetos y sus relaciones, sus
interconexiones, de sus regularidades en las experiencias de los y las estudiantes más allá
de leyes y teorías preestablecidas como verdades absolutas. Comprender que estas leyes y
teorías son parte del conocimiento (no determinantes del mismo) y sirven de apoyo para
comprender la realidad.
La finalidad del docente con este nuevo currículo, es que los estudiantes aprenden desde
lo concreto, lo conocido, desde su realidad y su regularidad en el contacto con las cosas, y
han propuesto desde siempre que el profesorado planifique el desarrollo de los temas
generadores, desde ese entorno directo, y luego propicie espacios específicos de
conceptualización, generalización y sistematización de lo aprendido. En el caso particular
de las investigaciones que se ha realizado dentro de la formación de docentes, este currículo
se ha apoyado, entre otros, en el planteamiento de Davini (2001: 129), quien postula que:
“La formación de los docentes [...] requiere del desarrollo de estrategias grupales en las
cuales los sujetos discutan y analicen las dimensiones sujetas a estudio y contrasten sus
puntos de vista. Si bien el aprendizaje es un resultado individual, el contexto del estudio
sobre la práctica implica un trabajo en la esfera de lo grupal”
Conclusión
Llevando toda esta experiencia para un área de formación en especifico, en este caso
matemáticas, dada la importancia que tiene la misma para la sociedad y por ende para la
formación integral de los estudiantes del nivel de Educación Media, se hace necesario
cambiar la perspectiva negativa que se tiene sobre esta ciencia, por una perspectiva que la
muestre como parte de la naturaleza, de la vida y del ambiente, necesaria e interesante, útil
para comprender nuestros contextos y transformarlos.
Las tendencias actuales en la enseñanza de las matemáticas plantean que esta área de
formación debe presentarse a los estudiantes relacionando cada contenido con los contextos
más inmediatos y pertinentes a la realidad, proporcionando múltiples ejemplos en los que
puedan reconocer las aplicaciones, su utilidad en la cotidianidad, y a su vez comprender
cómo esta área de conocimiento puede ser una poderosísima herramienta para intervenir y
cambiar la realidad que les adversa.
Es decir, los enfoques contemporáneos se sustentan en unas matemáticas realista,
subsumida en la cultura misma, crítica y emancipadora, en donde los estudiantes, son los
protagonistas de la construcción de su propio aprendizaje. Sin temor a exagerar, la cultura
escolar que se ha creado alrededor del estudio de las matemáticas ha generado una aversión
generalizada; es una de las causantes del abandono escolar, genera un bloqueo intelectual
producto de la no armonía cognitiva-afectiva y un desconocimiento de la población en
general de las mayores aplicaciones de las matemáticas en la vida diaria y la cotidianidad, e
inclusive del disfrute que pudiese significar abordar el aprendizaje de las matemáticas como
un agradable juego.
Las matemáticas que estudian los estudiantes en los liceos y escuelas técnicas, son unas
matemáticas que "no convocan a aprender ni tienen sentido" (Sadovsky, 2005). Sin duda,
las matemáticas constituyen una disciplina, humana y culturalmente hablando, útil en todos
sus sentidos, indispensable, y necesaria para la vida particular de las personas, para la
colectividad y para la sociedad. Ello es indiscutible y comprobable a lo largo de la historia
en cada cultura; su alcance es mundial, local, ancestral y popular. Su importancia la
podemos encontrar día a día en nuestras actividades laborales, en la lectura del mundo, en
las contradicciones socioeconómicas, entre otras, pero también y con mucha frecuencia en
el mundo profesional de cada uno de nosotros, se busca socializar la fundamentación que
invite a los profesores y las profesoras de esta área de formación a profundizar en el estudio
pedagógico y didáctico, y lograr así transformaciones educativas que superen
definitivamente, en la cultura escolar, las concepciones negativas alrededor de la práctica
de enseñar y aprender matemáticas.