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Judith Butler

“Quizá no sea necesario que los problemas tengan una carga tan negativa. Según el discurso imperante
en mi infancia, uno nunca debía crear problemas, porque precisamente con ello uno se metía en
problemas. La rebelión y su reprensión parecían estar atrapadas en los mismos términos, lo que provocó
mi primera reflexión crítica sobre las sutiles estratagemas del poder: la ley subsistente nos amenazaba
con problemas, e incluso nos metía en problemas, todo por intentar no tener problemas. Por tanto,
llegué a la conclusión de que los problemas son inevitables y que el objetivo era descubrir cómo crearlos
mejor y cuál era la mejor manera de meterse en ellos”.

En este texto introductorio de Butler se medita sobre lo problemático. No deberíamos evitar los
problemas, los temas incomodos. Si se tratan de evitar llegaran otros, o empeoran. Para Butler no se
trata de evitar problemas o dudas, sino de mirarlos a la cara y enfrentar el problema. Decir aquello que
debe ser dicho y preguntar lo que debe ser preguntado sin importar lo incomodo o problemático que
pueda llegar a ser. Se debe pensar en lo problemático como los mismos ladrillos de la vida. No es
necesario pensar en ellos tan negativamente.

“Para Foucault, la gramática sustantiva del sexo exige una relación binaria artificial entre los sexos, y
también una coherencia interna artificial dentro de cada término de esa relación binaria. La
reglamentación binaria de la sexualidad elimina la multiplicidad subversiva de una sexualidad que
trastoca las hegemonías heterosexual, reproductiva y médico-jurídica.”

Aquí Judith toma un análisis de Michael Foucault, filósofo francés, y toma la crítica de porque debe
haber una relación binaria (de dos) entre los sexos, y también del porque cada persona debe
identificarse con uno de esos dos sexos. Foucault plantea en el extracto que esto se hace porque se
busca eliminar la subversividad, rebeldía, propia de una sexualidad que niega el dominio de lo
heterosexual. Es revolucionario escaparse de las definiciones sexuales tradicionales y desafiar la
heterosexualidad.

“la restricción binaria del sexo está supeditada a los objetivos reproductivos de un sistema de
heterosexualidad obligatoria; en ocasiones afirma que el derrumbamiento de ésta dará lugar a un
verdadero humanismo de «la persona» liberada de los grilletes del sexo.”

Aquí Butler plantea que la sexualidad, en cuanto solo definida por sexualidades acorde a la
reproducción, se vuelve una obligación cultural a los sujetos. Y esto frena de pensar a los sujeto como
personas realmente libres, como personas sin más. Mientras se mantenga un pensamiento basado en
solo 2 sexos y 2 géneros acordes, los sujetos nunca serán solamente personas libres de definirse a si
mismas, si no siempre como mujer u hombre.

Heidegger la obra de arte: 26


El arte ara Heidegger no muestra una mentira o una falsedad, o ni siquiera una emoción. El autor
plantea que el arte muestra una verdad compleja. El arte, la poesía no muestra una imagen idéntica a la
realidad, pero muestra los tintes y culturas que se mueven en la obra. Un cuadro oscuro de zapatos no
solo muestra los zapatos, sino también la depresión de su momento de elaboración. Muestra lo
percibido por el autor, como el que percibe de a realidad en la cual hace la obra.

La base es aquello que posibilita la obra, es la realidad en que esta es realizada. La obra contiene su
base, muestra su contexto. Lo que el artista vive y siente, quiera mostrarlo o no aparece en la obra de
alguna forma.

Los colores, las metáforas, la selección de palabras muestra al oyente algo más que solo lo dicho,
también informa la cultura y pensamientos del autor. Hay algo más en todo poema u obra que solo lo
dicho, está el contexto que la produjo.

Nietzche

“Aniquilar las pasiones y los deseos por el mero hecho de evitar su estupidez y las desagradables
consecuencias de ésta es algo que hoy nos parece una forma aguda de estupidez. Ya no admiramos a los
dentistas que nos sacan los dientes para que no nos duelan. Por otra parte, cabe reconocer que la idea
de «espiritualizar las pasiones» resulta inconcebible en el terreno donde surgió el cristianismo. Es sabido
que la Iglesia primitiva luchó, efectivamente, contra los «inteligentes» a favor de los «pobres de
espíritu». ¿Cómo se podía esperar de ella que combatiera inteligentemente las pasiones? La Iglesia
combate las pasiones a base de extirpar, en todos los sentidos de la palabra: su medicina, su «terapia»
consiste en castrar. No se pregunta nunca: « ¿cómo espiritualizar, embellecer, divinizar un deseo?» En
todo momento lo que ha hecho ha sido cargar las tintas de la disciplina sobre la base de exterminar (la
sensualidad, el orgullo, el ansia de poder, de poseer, de vengarse). Pero atacar las pasiones de raíz
equivale a atacar la vida de raíz: la praxis de la Iglesia es hostil a la vida.”

En este texto Nietzche nos hace una comparación entre pasiones y dientes. Las pasiones, el amor, el
odio, etc. Implican un instinto de vida, muchas veces peligrosos, como una muela con caries. Pero tratar
de arrancar las pasiones es tratar de purgarse de la vida.

Así procede a señalar que no consideramos un buen dentista aquel que ante cualquier dolor nos arranca
el diente, si no el que lo arregla. Lo mismo debe suceder con las pasiones e impulsos. Si queremos vivir
queremos tener pasiones, y se trata de no eliminarlas si no que encontrarles su lugar en el mundo. Una
moral positiva a la vida debe ser una que favorezca las pasiones.
“Voy a formular un principio. En el terreno moral, todo naturalismo, es decir, toda moral sana está
regida por un instinto de vida; se cumple un mandamiento cualquiera de la vida mediante un
determinado canon de «deberes» y «prohibiciones», con lo que se elimina del camino de la vida un
obstáculo y una enemistad específica. La moral que va en contra de la naturaleza, esto es, casi toda la
moral que se ha enseñado, respetado y predicado hasta hoy, va precisamente en contra de los instintos,
a los que condena, unas veces de una forma solapada y otras de un modo ruidoso y descarado.”

Aquí Nietzche derechamente lanza una crítica a la moral impuesta por la sociedad y la iglesia. Si las
pasiones son vida, las moralidades anticuadas que las tratan de eliminar no son más que morales anti
vida, niegan lo propio de lo que es vivir, en favor de un supuesto “vivir correctamente”.

Agamben, desnudez:

“A ojos tan profunda aunque inconscientemente condicionados por la tradición teológica, lo


que se les aparece cuando se quitan los vestidos (la gracia) no es más que una sombra de estos,
y liberar del todo a la desnudez de los esquemas que nos permiten concebirla sólo de modo
privativo e instantáneo es una tarea requiere de una lucidez poco común.”

Agamben habla de la necesidad de perder l gracia, esa estética y forma de actuar propia del
catolicismo y las sociedades conservadoras. La gracia común, restrictiva, palidece y oscurece
aquello que oculta, la desnudez de la persona. Su ser honesto es más bello, que lo que solemos
ocultar bajo pretensiones horribles estéticas que lo que hay abajo.

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