En un programa, por cada módulo, habrá una única definición, ya que bastará
con una vez para decirse qué es lo que el módulo hace. Sin embargo, puede
haber más de una invocación al mismo, ya que una solución puede usarse tantas
veces como sea necesario.
Para alcanzar estos objetivos los módulos en los que se divida el sistema deben
tener alta cohesión y bajo acoplamiento. Un módulo tiene alta cohesión si todos
sus elementos están fuertemente relacionados y son agrupados por una razón
lógica, esto es todos cooperan para alcanzar un objetivo común que es la
función del módulo. La cohesión es una propiedad interna de cada módulo, por
el contrario el acoplamiento caracteriza las relaciones de un módulo con otros.
El acoplamiento mide la interdependencia de dos módulos, por ejemplo si el
módulo A hace una llamada a una rutina provista por el módulo B o accede a
una variable declarada por el módulo B. Si dos módulos dependen fuertemente
uno del otro tienen un alto acoplamiento lo que los vuelve difíciles de analizar,
comprender, modificar, testear o reusar en forma separada. Idealmente se
quiere que los módulos de un sistema tengan bajo acoplamiento.
Una estructura modular con alta cohesión y bajo acoplamiento permite ver los
módulos como cajas negras cuando se describe la estructura global del sistema
y luego encarar cada módulo por separado cuando se analiza o describe la
funcionalidad del módulo.