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Qué son los trastornos alimenticios

Los trastornos de la alimentación (TCA) son trastornos mentales que afectan


principalmente a mujeres (90% de los casos), mayoritariamente de edades
comprendidas entre los 13 y 25 años, si bien no son infrecuentes los casos
que se inician de forma temprana (<12 años) o tardíamente (>26 años). La
prevalencia de los distintos tipos de TCA en nuestro país oscila entre el 4.1%
y el 6.4%. Si nos centramos en los distintos subtipos diagnósticos, la
prevalencia de la Anorexia nerviosa en mujeres se sitúa entre el 0.14% y el
0.9%, la de la Bulimia nerviosa, entre el 0.41% y el 2.9% y la de lo cuadros
parciales (denominados Trastornos de la Conducta Alimentaria no
especificados) entre el 2.7% y el 5.3%. Estas tasas son similares a las
observadas en Europa y en EEUU.

En las últimas décadas, la clasificación diagnóstica de los TCA ha ido


experimentando una serie de cambios. En base a la versión actualizada del
Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (APA, 2013), los TCA se
clasificarían principalmente en varios grupos: Anorexia nerviosa (AN), Bulimia
nerviosa (BN), Trastorno por Atracón (TA), Trastorno del Conducta
Alimentaria No Especificado (TCANE), Trastornos de la ingestión y de la
conducta alimentaria de la infancia o la niñez (tales como pica, trastorno de
rumiación y trastorno de consumo restrictivo/evitativo de la comida).
Síntomas de trastorno alimenticio

En general, si bien los distintos TCA suelen presentar de forma común varios
de los síntomas, tales como preocupación por el peso, figura y alimentación,
éstos variarán en función del diagnóstico. En el caso de la AN, los síntomas
físicos y conductuales más evidentes serán: miedo a aumentar de peso a
pesar de encontrase en claro bajo peso, preocupación continua por este tema
y la figura, y restricción alimentaria, intercalada o no por períodos de
sobreingesta y/o vómitos. La BN, presenta como característica principal, la
presencia de atracones regulares (episodios de sobreingesta voraz), con
pérdida de control sobre esta conducta y posterior conducta compensatoria
de vómito y/u otro tipo de conducta de purga. En el caso de TA, la
característica principal será la presencia de atracones, de forma regular y
periódica, sin presencia de conducta compensatoria posterior.
Consecuentemente, la mayoría de estos pacientes se encontrarán en
obesidad (85-90% de casos).

Los TCA suelen presentar comorbilidades, y presentarse de forma paralela,


con otros trastornos mentales, tales como trastornos afectivos, trastornos de
ansiedad, trastornos de personalidad, trastornos del control de los impulsos
y abuso de sustancias.

Tratamientos de los trastornos de la conducta alimentaria

En general, los estudios coinciden en establecer como objetivos prioritarios


de sus intervenciones, la restauración o normalización del peso (en AN) y/o
conducta alimentaria, la consecución y mantenimiento de estados
nutricionales adecuados, el tratamiento de los factores desencadenantes y
mantenedores (conductuales, cognitivos y relacionales), el tratamiento de las
complicaciones somáticas, la psicoeducación sobre patrones alimentarios y
emocionales saludables, el tratamiento de los trastornos comórbidos
asociados (físicos y psíquicos), conseguir el soporte familiar y la prevención
de recaídas.

La terapia cognitivo-conductual (TCC) para los TCA es un tratamiento eficaz,


para pacientes con BN, TA y TCANE. En TA, la TCC resulta eficaz para la
remisión de atracones, sin embargo, no tanto para la modificación de peso.
Finalmente, con respecto a las pacientes con AN, no hay evidencias de que
la TCC sea más eficaz que otras terapias psicológicas. Si bien la TCC mejora
el peso y actitudes hacia la comida en estas pacientes, la eficacia de
tratamiento sigue siendo claramente insuficiente hasta el momento. El estudio
sobre la eficacia de los fármacos en los TCA es relativamente escasa y
limitada. Teniendo en cuenta estos condicionantes, los fármacos que han
mostrado algún tipo de beneficio, siempre como tratamiento combinado.

Algunos tratamientos novedosos que recientemente han mostrado resultados


prometedores en TCA englobarían los siguientes: nuevas tecnologías y
tratamientos basados en internet (especialmente en fases iniciales y en casos
de menor gravedad), rehabilitación cognitiva y terapia centrada en las
emociones.

Causas de trastornos alimenticios

Los TCA no presentan causas únicas que justifiquen su aparición, sino


factores múltiples de vulnerabilidad que favorecen su eclosión especialmente
durante la adolescencia. Estos factores de riesgo son biológicos y genéticos
(sistema serotoninérgico y dopaminergico, sistema hormonal y endocrino,
temperamento, género), ambientales compartidos (estilos alimentarios
familiares, publicitarios, estilos familiares...) y ambientales no compartidos o
individuales (críticas respecto al físico, rasgos de personalidad, hábitos
alimentarios específicos, perfiles neuropsicológicos disfuncionales,
estresores, experiencias traumáticas).

Prevención de los trastornos alimenticios

Los programas de prevención primaria específicos para los TCA suelen incluir
estrategias psicoeducativas, incremento de las actitudes y pensamiento
crítico hacia los mensajes expresados, de forma más o menos explícita, a
través de los medios de comunicación (media literacy), técnicas de inducción
y disonancia e intervenciones orientadas a minimizar los factores de riesgo
en los TCA.

En el caso de los TCA, los grupos de riesgo presentan un perfil


sociodemográfico determinado por la edad (adolescentes y jóvenes), por el
género (mujeres), por las actividades profesionales o recreativas que
realizan. Hasta el momento, se han explorado los programas dirigidos a
poblaciones concretas como los orientados a adolescentes, a mujeres con
elevada insatisfacción con su imagen, a mujeres con sintomatología
alimentaria subclínica o a mujeres atletas.
Consecuencias de salud
Anorexia Nerviosa

En el ciclo de auto-inanición de la anorexia nerviosa, el cuerpo es negado


de los nutrientes esenciales que necesita para un funcionamiento adecuado.
Por lo tanto, el cuerpo es forzado a disminuir todos sus procesos para
conservar energía, resultando en consecuencias médicas muy serias, como
las siguientes:

 Disminución anormal en la frecuencia cardíaca y la presión arterial, indicando


que el músculo cardíaco está debilitado. El riesgo de falla cardíaca
incrementa a medida que la presión y la frecuencia cardíaca bajan.
 Reducción en la densidad de los huesos (osteoporosis) que resulta en huesos
débiles y frágiles.
 Pérdida de músculo y debilidad muscular.
 Deshidratación severa que puede resultar en falla renal.
 Sensación de desmayo, fatiga y debilidad general.
 Cabello y piel secas; la pérdida de cabello es común.
 Crecimiento en todo el cuerpo, incluyendo la cara, de una capa fina de cabello
conocido como lanugo en un esfuerzo de conservar el calor corporal.
Bulimia Nerviosa
Los ciclos recurrentes de atracones y purgaciones de la bulimia pueden
afectar todo el sistema digestivo y llevar a un desbalance químico y
electrolítico en el cuerpo que puede afectar las funciones del corazón y
otros órganos principales. Algunas de las consecuencias médicas de la
bulimia incluyen:

 Desbalance electrolítico que puede llevar a latidos cardíacos irregulares y


posible falla cardíaca y muerte.
 El desbalance electrolítico es causado por deshidratación y pérdida de
potasio, sodio y cloro por parte del cuerpo por resultado de las purgaciones.
 Ruptura gástrica potencial durante los períodos de atracón.
 Inflamación y posible ruptura del esófago debido al vómito frecuente.
 Caries dentales y destrucción de los dientes debido al contacto con los ácidos
estomacales durante el vómito frecuente.
 Movimientos intestinales irregulares y constipación crónica como resultado
del abuso de laxantes.
 Úlceras pépticas y pancreatitis.

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