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descansados y satisfechos en Dios y de permanecer confiado en
Él.
Son solo tres versículos pero que traen consigo 3 profundas
lecciones que debemos aprenderlas constantemente en nuestro
caminar con Él Señor.
Este es un salmo que cuando fue metrificado para el canto en
la iglesia durante la reforma se evitaba en cierta manera en
cantarlo, pues parece una osadía dirigirse al Señor de esta
manera.
Ya me ha pasado de leer este salmo y pensar David se pasó
aquí, decirle al Señor que era humilde.
Pero David aprendió a ser humilde delante del Señor, es cierto
que tuvo fallas, pero anduvo con Él Señor y cuando uno anda
con Él Señor uno aprende el camino de la humildad.
No sabemos al cierto en que circunstancia de su vida escribe
este salmo, hay algunas posibilidades:
Cuando escribe este salmo:
1- Cuando enviado por el padre para llevar comida a sus
hermanos, y Eliab yo conozco tu soberbia y la maldad de
tu corazón – 1 Sam. 17:28-29 (David allí estaba
preocupado con la gloria de Dios, que Él nombre de Dios
estaba siendo insultado por un incircunciso.
2- Otra situación puede haber sido que Dios le había dado
muchas victorias a David en las batallas y resulta que las
mujeres hicieron una canción que decía: “Saúl ha
matado a sus miles, y David a sus diez miles.” (1
Sam 18:7), y esto desagradó a Saúl, que lo intentó
algunas veces matarlo
3- En dos ocasiones pudo haber quitado la vida a Saúl para
ascender al trono, pero no lo hizo. Sino que esperó en
tiempo del Señor.
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Lo cierto es que David en este salmo se acerca al Señor no para
pedirle algo sino más bien para expresar al Señor Su plena
confianza en Él, no buscando algo que El Señor no tuviera para
él, expresando contentamiento o satisfacción con El Señor y
manifestando que solo hay un lugar donde podemos encontrar
esperanza que es en El Señor.
3 actitudes de David, renuncia al orgullo y la autoexaltación. su
satisfacción está en El Señor en quien descansa su alma, quien
es la alegría en su corazón. Y por ultimo David convoca al
pueblo a que se una a él en esperar solamente en el Señor.
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Mis ojos no son altivos – hace referencia en que David no tenía
un concepto elevado de sí mismo, David sabía que Él Señor le
había puesto como rey en Israel, pero sabía que eso era gracia
de Dios. Quien soy yo, y quien es mi familia.
Salmo 121- levantaré mis ojos al Señor…
Los ojos son la expresión del rostro, David sale de una actitud
interna para una externa. Cualquier sentimiento de soberbia se
revelará externamente. Ojos altivos es considerarse superior a
los demás. ¿Ya te han mirado alguna vez con desprecio? ¿Ya le
ha mirado a otros con desprecio? Es impresionante como una
mirada dice mucho y como puede herir.
La altivez es pensar más allá de sí mismo. Es supervalorarse.
Un desastre cuando pensamos de esta manera.
David había aprendido a tener una mirada humilde.
No he buscado grandezas – el tercer elemento que impide la
humildad está relacionado a aquello que busca el corazón. Hay
muchas cosas que se busca que no es para sustentar la familia,
para suplir las necesidades o para ocupar una posición de
servicio.
Del corazón, a los ojos y a la vida. Lo que ocupa el corazón y
llena los ojos es lo que se persigue en la vida.
El texto no condena que hagamos las cosas con excelencia para
la gloria de Dios, pero habla de una tendencia presente en
nosotros de querer tener ciertas cosas o ciertas posiciones no
para glorificar a Dios, no para mejor servir a Dios o a otros sino
para tener reconocimiento de los demás.
Debemos considerar nuestras motivaciones cuando
emprendemos ciertas cosas en la vida. Si lo que buscamos es
para elevarnos a los ojos de los demás en lugar de hacernos
mejores siervos, no estamos siguiendo el camino de la
humildad.
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"La persona orgullosa mira, compara, compite y nunca está
contenta."
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Debemos poner nuestra esperanza en El Señor para que no
seamos soberbios. Para que encontremos satisfacción, para que
tengamos paz.
Espera en El Señor porque Su amor es inquebrantable, Él nunca
dejará de tratarnos con Su amor por medio de Cristo.
Espera en El Señor porque siempre encontraremos en Él perdón
para nuestros pecados.
Y luego enfatiza que esta esperanza es tanto ahora como para
siempre. Esto recoge los Salmos 121 y 125. Salmo 121:7-8- "El
Señor te guardará de todo mal, velará por tu vida; el Señor
velará por tu ida y vuelta ahora y para siempre". (Salmo 121:7-
8) Salmo 125:2 "Como los montes rodean a Jerusalén, así el
Señor rodea a su pueblo ahora y para siempre". (Salmo 125:2)
El "ahora" nos enseña que podemos confiar en Dios para todas
nuestras necesidades actuales. Y el "por siempre" nos dice que
puedes confiar en Dios para todas tus necesidades futuras.
David comenzó este salmo dirigiéndose a Dios: "¡Oh, Señor!"
Ahora termina dirigiéndose al pueblo de Dios: "¡Oh Israel!"
Cuando dejes de mirarte a ti mismo y empieces a mirar al
Señor, entonces empezarás a mirar a tu alrededor para ver
cómo puedes ayudar y animar a otros también.
Conclusión:
Lo que David habla en este salmo lo vemos en Cristo. Humildad,
satisfacción y esperanza. Fil. 2:5…
Mateo 18:1-9
Cena
Avisos jornada, almuerzo
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