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Salmo 131

Encontrando satisfacción en Dios

Terminamos una serie en el libro de jueces hablando sobre la


fidelidad al Señor, y en esta mañana me gustaría mirar con
ustedes un salmo que nos muestra un camino hacia la fidelidad
al Señor.
El salmo que hemos leído es parte de una colactánea de salmos
que comienza con el 120 y va hasta al 134, quince salmos
llamados de salmos de ascenso o salmos de peregrinaje.
Son salmos que eran cantados por el pueblo de Dios a la medida
que caminaban hacia Jerusalén donde estaba el templo para
adorar a Dios como congregación en las 3 principales fiestas,
tabernáculo, pentecostés y la pascua.
Son salmos que les preparaba la mente y el corazón para estar
delante de Dios y para oír la voz de Dios y para crecer en Su
confianza en Él. El contenido de estos salmos abarca la
angustia del corazón, la dependencia de Dios y la liberación
efectuada por Dios, y expresan la alegría, la paz, la justicia, la
prosperidad y la humildad que aprendían de Dios.
El salmo 131 habla de humildad, de satisfacción y de esperanza.
Preguntas
¿Qué concepto tengo yo de mí mismo? ¿Cómo miro a las demás
personas? ¿Cómo es mi corazón en medio de las circunstancias
adversas, quieto, tranquilo, o ansioso, afanoso? ¿En quién
espero yo en esta vida? ¿En mí mismo, en las cosas que poseo,
en personas que quizás me puedan ayudar…?
Trasfondo:
El salmo 131 habla de humildad delante de Dios, de no ceder
frente la soberbia, la altivez, la ambición, habla de estar

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descansados y satisfechos en Dios y de permanecer confiado en
Él.
Son solo tres versículos pero que traen consigo 3 profundas
lecciones que debemos aprenderlas constantemente en nuestro
caminar con Él Señor.
Este es un salmo que cuando fue metrificado para el canto en
la iglesia durante la reforma se evitaba en cierta manera en
cantarlo, pues parece una osadía dirigirse al Señor de esta
manera.
Ya me ha pasado de leer este salmo y pensar David se pasó
aquí, decirle al Señor que era humilde.
Pero David aprendió a ser humilde delante del Señor, es cierto
que tuvo fallas, pero anduvo con Él Señor y cuando uno anda
con Él Señor uno aprende el camino de la humildad.
No sabemos al cierto en que circunstancia de su vida escribe
este salmo, hay algunas posibilidades:
Cuando escribe este salmo:
1- Cuando enviado por el padre para llevar comida a sus
hermanos, y Eliab yo conozco tu soberbia y la maldad de
tu corazón – 1 Sam. 17:28-29 (David allí estaba
preocupado con la gloria de Dios, que Él nombre de Dios
estaba siendo insultado por un incircunciso.
2- Otra situación puede haber sido que Dios le había dado
muchas victorias a David en las batallas y resulta que las
mujeres hicieron una canción que decía: “Saúl ha
matado a sus miles, y David a sus diez miles.” (1
Sam 18:7), y esto desagradó a Saúl, que lo intentó
algunas veces matarlo
3- En dos ocasiones pudo haber quitado la vida a Saúl para
ascender al trono, pero no lo hizo. Sino que esperó en
tiempo del Señor.

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Lo cierto es que David en este salmo se acerca al Señor no para
pedirle algo sino más bien para expresar al Señor Su plena
confianza en Él, no buscando algo que El Señor no tuviera para
él, expresando contentamiento o satisfacción con El Señor y
manifestando que solo hay un lugar donde podemos encontrar
esperanza que es en El Señor.
3 actitudes de David, renuncia al orgullo y la autoexaltación. su
satisfacción está en El Señor en quien descansa su alma, quien
es la alegría en su corazón. Y por ultimo David convoca al
pueblo a que se una a él en esperar solamente en el Señor.

3 lecciones para nuestro crecimiento en el andar con El Señor:

1- Tener un corazón humilde y sincero delante del Señor –


v.1
Charles Spurgeon decía que este es un salmo fácil de leerlo,
pero difícil de vivirlo.
David se acerca al Señor y expresa que está aprendiendo a ser
humilde delante del Señor. La senda de la humildad es larga,
nos llevará toda la vida para aprender a ser humildes, y aquí
David expresa un momento de su vida que era conocido del
Señor lo que estaba viviendo, pero que era parte del proceso
del aprendizaje en tener un corazón humilde delante de Dios.
Dios es Aquel que conoce lo que anda en nuestro corazón. Y
tenemos que dar cuentas a Dios de lo que va en nuestro
corazón, pues es Dios quien conoce nuestro corazón. Sal.
139:23.
Calvino decía que cuanto más conocemos a Dios más nos
conocemos a nosotros mismos. Es delante de Dios que nuestro
corazón es revelado, nuestras intenciones, nuestras
motivaciones.
3
Nuestro corazón es desesperadamente corrupto, es Dios quien
lo conoce.
David delante de Dios habla con sinceridad que no buscaba otra
cosa que no fuera lo que Dios tenía reservado para Él. El no
ascendió al trono fácilmente, ni rápidamente, fue un largo y
doloroso proceso. Y ciertamente en este proceso aprendió a ser
humilde.
Y David menciona 3 aspectos con los cuales debemos luchar si
queremos aprender a ser humildes.
No tener con corazón soberbio, no tener ojos altivos, ni andar
detrás de grandezas.
Un corazón soberbio hace referencia a uno que piensa o juzga
a los demás como inferiores. Gracias Señor que no soy como
fulano… La soberbia es poner la satisfacción en otra cosa mas
que no sea Dios. Cuando valores cualquier cosa por sobre Dios,
esto revela la soberbia de nuestro corazón. No despreciamos
solo a las personas pensando que son inferiores a nosotros, pero
cuando no nos sometemos a Dios, lo menospreciamos como si
supiéramos más o mejor que Él.
Yo sé todo sobre esto tema, que me mas a decir yo ya he leído
todo sobre el tema. Este lugar es mío, finalmente me han
reconocido.
Hay dos tipos de soberbios, aquel que piensa que es mejor
porque tiene algo y aquel que piensa que merece tener algo.
Soberbia es poner nuestra seguridad y satisfacción en otra cosa
más que no sea Dios. Recursos, carrera, posición
El corazón soberbio hace referencia a sentimientos que
debemos abandonar, el considerarme como superior a los
demás. El Señor resiste a los soberbios, pero da gracia a los
humildes – Stg. 4:6, 1 Pe. 5:5

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Mis ojos no son altivos – hace referencia en que David no tenía
un concepto elevado de sí mismo, David sabía que Él Señor le
había puesto como rey en Israel, pero sabía que eso era gracia
de Dios. Quien soy yo, y quien es mi familia.
Salmo 121- levantaré mis ojos al Señor…
Los ojos son la expresión del rostro, David sale de una actitud
interna para una externa. Cualquier sentimiento de soberbia se
revelará externamente. Ojos altivos es considerarse superior a
los demás. ¿Ya te han mirado alguna vez con desprecio? ¿Ya le
ha mirado a otros con desprecio? Es impresionante como una
mirada dice mucho y como puede herir.
La altivez es pensar más allá de sí mismo. Es supervalorarse.
Un desastre cuando pensamos de esta manera.
David había aprendido a tener una mirada humilde.
No he buscado grandezas – el tercer elemento que impide la
humildad está relacionado a aquello que busca el corazón. Hay
muchas cosas que se busca que no es para sustentar la familia,
para suplir las necesidades o para ocupar una posición de
servicio.
Del corazón, a los ojos y a la vida. Lo que ocupa el corazón y
llena los ojos es lo que se persigue en la vida.
El texto no condena que hagamos las cosas con excelencia para
la gloria de Dios, pero habla de una tendencia presente en
nosotros de querer tener ciertas cosas o ciertas posiciones no
para glorificar a Dios, no para mejor servir a Dios o a otros sino
para tener reconocimiento de los demás.
Debemos considerar nuestras motivaciones cuando
emprendemos ciertas cosas en la vida. Si lo que buscamos es
para elevarnos a los ojos de los demás en lugar de hacernos
mejores siervos, no estamos siguiendo el camino de la
humildad.

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"La persona orgullosa mira, compara, compite y nunca está
contenta."

2- Tener un corazón satisfecho con El Señor – v. 2


La primera parte del salmo es busca la humildad y la segunda
parte es la consecuencia de la humildad que es el
contentamiento.
En el v. 1 dijo lo que no estaba en su corazón (soberbia, altivez,
buscar grandezas), y ahora dice lo que está presente.
Tranquilidad, satisfacción.
No es que David no tenía luchas o tentaciones, pero aprendió a
estar contento con El Señor en la situación que estaba viviendo.
David usa una figura para transmitir lo que había aprendido con
El Señor. Como un niño que descansa en el regazo de la madre,
quieto, tranquilo, así es mi alma para con Dios. He aprendido a
callarme delante de Dios, a estar contento con lo que he
recibido.
No alimento pensamientos que me llevan a la soberbia, no
pienso en las cosas que no tengo, no espero aquello que no
puedo recibir.
Hay una tendencia en nosotros en encontrar alegría
contentamiento en las cosas que Dios nos da o en lo que Él hace
por nosotros, pero no en quien Dios es. Murmuración x
ansiedad.
El contentamiento es estar agradecido con lo que tengo hoy,
salud, trabajo, el descontentamiento es quejarse de lo que uno
no tiene, de lo que no es.
Un niño queda inquieto cuando quiere el pecho, se pone
insoportable hasta que sea alimentado. Después que toma la
leche queda dormido, tranquilo, así aprendió David a estar.
Figura apunta para 3 actitudes:
6
Una total dependencia – así como el niño depende de la madre
para el alimento – le alma de David depende de Dios y no de
las cosas que puede obtener de Dios
Una total satisfacción – antes estaba llorando, desesperado,
después saciado. Así como la leche es suficiente para satisfacer
las necesidades del niño, David había aprendido que lo que Dios
le había concedido era suficiente. Gracias Señor por lo que me
has dado. Estoy contento Señor.
Una total seguridad – El bebe está en los brazos de la madre,
tranquilo, seguro, protegido, así se sentía David para con Dios,
por eso estaba tranquilo. Cuando el creyente está satisfecho con
Dios las circunstancias no agitan el alma. Pero cuando el alma
está mirando a las circunstancias, hay tribulación, inquietud
Nuestra alma no encontrará satisfacción en Dios hasta que
nuestra dependencia esté solamente en Él, nuestra alegría este
completa con lo que Él nos ha dado y nuestra seguridad sea en
Sus brazos.

3- Tener plena esperanza en El Señor – v. 3


David termina con un clamor, con una exhortación a todo el
pueblo de Dios. Pon tu esperanza en El Señor.
La soberbia nos lleva a confiar en nosotros mismos, en las cosas
que tenemos, la soberbia genera en nosotros insatisfacción y
una búsqueda insaciable por lo que no tenemos, y termina
desviándonos de esperar en El Señor.
Hay algo que solo encontramos en El Señor, en ningún otro
lugar o persona que es la esperanza.
Es una repetición de lo que se encuentra en el salmo 130.
130:7, presenta razones porque esperar en El Señor, porque en
Él hay amor inagotable, porque en Él hay redención.

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Debemos poner nuestra esperanza en El Señor para que no
seamos soberbios. Para que encontremos satisfacción, para que
tengamos paz.
Espera en El Señor porque Su amor es inquebrantable, Él nunca
dejará de tratarnos con Su amor por medio de Cristo.
Espera en El Señor porque siempre encontraremos en Él perdón
para nuestros pecados.
Y luego enfatiza que esta esperanza es tanto ahora como para
siempre. Esto recoge los Salmos 121 y 125. Salmo 121:7-8- "El
Señor te guardará de todo mal, velará por tu vida; el Señor
velará por tu ida y vuelta ahora y para siempre". (Salmo 121:7-
8) Salmo 125:2 "Como los montes rodean a Jerusalén, así el
Señor rodea a su pueblo ahora y para siempre". (Salmo 125:2)
El "ahora" nos enseña que podemos confiar en Dios para todas
nuestras necesidades actuales. Y el "por siempre" nos dice que
puedes confiar en Dios para todas tus necesidades futuras.
David comenzó este salmo dirigiéndose a Dios: "¡Oh, Señor!"
Ahora termina dirigiéndose al pueblo de Dios: "¡Oh Israel!"
Cuando dejes de mirarte a ti mismo y empieces a mirar al
Señor, entonces empezarás a mirar a tu alrededor para ver
cómo puedes ayudar y animar a otros también.

Conclusión:
Lo que David habla en este salmo lo vemos en Cristo. Humildad,
satisfacción y esperanza. Fil. 2:5…

Mateo 18:1-9

Cena
Avisos jornada, almuerzo
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