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UNIVERSIDAD INCA GARCILASO DE LA VEGA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

DISCREPANCIAS EXISTENTES EN LA TIPIFICACION DEL


FEMINICIDIO EN EL CODIGO PENAL PERUANO

NOMBRE : GRANADOS LAURA CYNTHIA IVONNE

CURSO : DERECHO PENAL

ASESOR : DR. ARANDA GIRALDO JUAN CARLOS

LIMA- PERU
2016
DEDICATORIA:

A mis padres y hermanos, por ser mi mayor


inspiración y fuerza para conseguir mis
propósitos,

A mi Universidad y asesor por darme los


instrumentos necesarios para enfrentar el
desconocimiento y la duda.

A todas las mujeres víctimas de violencia, que


luchan día a día por el respeto de sus derechos
y por las mujeres víctimas de la violencia
extrema que perecieron sin alcanzar justicia.

INDICE
INTRODUCCION……………………………………………………………………...1

CAPITULO I

1. EL PROBLEMA
1.1. Planteamiento del Problema……………………..………………………3
1.2. Formulación del Problema………………………………...………….…..3
2. Justificación……………………………………………………………….……3
3. OBJETIVOS
3.1. Objetivo general……………………………………………………………5
3.2. Objetivos específicos……………………………………………..……….5
4. HIPÓTESIS
4.1. Hipótesis general……………………………………………………..……5
4.2. Hipótesis especifica…………………………………………………...…..5

CAPITULO II

1. MARCO TEÓRICO ……………………………………………………………6


1.1. Marco conceptual……………………………………………………….…6
1.2. Diferencias entre el concepto de feminicidio y femicidio………..……9
1.3. Algunas consideraciones sobre identidad de genero y los conceptos
de feminicidio/ feminicidio ………………………………………...…….10
2. CLASES DE FEMINICIDIO…………………………………………...…….12

2.1.2. Feminicidio intimo…………………………………………………….…..12

2.1.3. Feminicidio no intimo……………………………………………….….…12

2.1.4 Feminicidio por conexión………………………………………………....13

3. JUSTIFICACION DE LA TIPIFICACION ESPECIFICA: DESDE EL


DERECHO INTERNACIONAL DE LSO DERECHOS HUMANoS………....13

3.1. Feminicidio / femicidio y responsabilidad internacional del Estado por


violaciones de Derechos Humanos……………………………………………..…...14

3.2. La obligación del Estado de legislar y de tipificar conductas violatorias de


Derechos Humanos……………………………………………………………….…..17

4. Derecho Penal Internacional y feminicidio/femicidio……….……………..18


5. APROXIMACIÓN A LA TIPIFICACIÓN DEL FEMINICIDIO: EUROPA,
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE……………………………………………..20
6. JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL………………………….………...20
7. CONTROVERSIAS PENALES RESPECTO A LA SANCIÓN PENAL
ESPECIAL O SEPARADA DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y
DEL FEMICIDIO / FEMINICIDIO……………………………………………...23

7.1. La suficiente protección a través de tipos penales neutros.……....25

7.2 Eliminar toda norma sobre el problema de violencia contra las


mujeres que sea genéricamente neutra…………………………..27

8. EL ANÁLISIS DE GÉNERO Y DE LA INTERSECCIONALIDAD DE LAS


DISCRIMINACIONES EN LA INVESTIGACIÓN PENAL DE LOS
FEMICIDIOS………………………………………………………….…..…29

8.1. ¿Cómo identificar un femicidio?......................................................29

8.2. ¿Por qué identificar las razones de género en la investigación de la


muerte violenta de las mujeres?............................................................30

8.3. ¿Cómo identificar las razones de género?: El análisis de género


como herramienta de análisis………………………………………......….33
8.4. ¿Que se debe investigar en los casos de feminicidios? ………..…36

8.4.1. Contextos y escenarios……………………………………….…36

8.4.2. Sujeto activo…………………………………….…………….….37

8.4.3 Sujeto pasivo……………….……………………….………..…...38

8.4.4 Formas de violencia en la ejecución del delito………..…….....39

8.4.5 Las manifestaciones de la VCM anteriores al feminicidio…....40

9. POSICIONES SOBRE LA TIPIFICACIÓN DEL


FEMICIDIO/FEMINICIDIO………………………………………………….43

9.1. Posición a favor y tipificación penal del homicidio de mujer por


razones de género……………………………………………………….…..43
9.2. Posición en contra de la tipificación del femicidio/feminicidio como
delito autónomo…………………………………………………...………….45
10. FEMINICIDIO EN EL DERECHO
COMPARADO……………………………………………………………….45
11. EL TIPO PENAL DE FEMINICIDIO EN LA LEGISLACIÓN PERUANA
TIPO PENAL ……………………………………………..…………………54

CAPITULO III
MARCO METODOLOGICO…………………………………………….….….66
TIPODE INVESTIGACION…………………………………………….….…...66
METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION…………………….….….….….66
NIVEL DE INVESTIGACION…………………………………………….....…66
CAPITULO IV
RECOMENDACIONES…………………………………………….…..…..….67
CONCLUSIONES………………….……………………………….…..…..…..68
BIBLIOGRAFIA………………….................................................................71
INTRODUCCION

La violencia contra las mujeres ha recibido una creciente atención en el ámbito


internacional y nacional tanto por su implicancia en la salud pública como en el
ejercicio de los Derechos Humanos. La forma más extrema manifestación de
este tipo de violencia, la muerte de mujeres, es un campo en el que aún no
existe consenso desde el punto de vista conceptual, lo que dificulta, en
consecuencia, la medición del fenómeno. En definitiva es un problema social,
económico, político, cultural y también del Estado.

Respecto al debate conceptual en torno a la denominación de las muertes


violentas de mujeres, este se origina con la introducción del termino feminicidio
a comienzos de la década del 90, para definir “el asesinato de mujeres por parte
de hombres motivados por el odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad
de la mujer” 1 (Caputi J. and Russell D.1990). En el 2001, Diana Russell redefinió
el concepto como “el asesinato de mujeres por hombres, por el hecho de ser
mujeres” (Russell and Harmes; 2001). Los conceptos elaborados por Russell y
sus co- investigadores buscan ubicar la muerte de mujeres en el contexto de la
inequidad de género y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.

El feminicidio, la muerte violenta de mujeres, es un tipo de violencia que se ejerce


todos los días y en todos los ámbitos; constituyéndose en la manifestación
concreta de la desigualdad y la discriminación por razones de género, y una de
las violaciones de derechos humanos más recurrentes y generalizadas en el
mundo: el derecho a la seguridad, la integridad, la libertad y la dignidad de la
persona.

Diversos países europeos, latinoamericanos para combatir el


feminicidio/femicidio, han adoptado leyes o instrumentos cada vez más

1
Russell Diana E. H (2005). “Definición de feminicidio y conceptos relacionados”, feminicidio, justicia y derecho, México, Comisión
Especial para conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los feminicidio en la República mexicana y a la
procuración de justicia vinculada.

1
específicos que lo penalizan. Sin embargo, las normas legales tratados o
diálogos internacionales no bastan por si solos para la erradicación de la
violencia contra las mujeres ni de su manifestación más extrema, el feminicidio.

Tradicionalmente, los Estados solo eran responsables de sus propias acciones


o de aquellas de sus agentes, pero el Derecho Internacional Público ha
evolucionado y actualmente el principio de la debida diligencia los hace
responsables de prevenir, investigar y sancionar la violencia,
independientemente de quien lo cometa. El deber de debida diligencia obliga a
los Estados a entrar en la esfera privada, donde históricamente no ha
intervenido, y donde ocurren la mayoría de casos de violencia contra las mujeres.

La teoría señalada esboza los crímenes cometidos contra niñas y mujeres en el


seno del patriarcado y lo considera el extremo de dominación de género contra
las mujeres. También lo denominan como genocidio, otras como terrorismo del
género. En esta teoría también se incluyen subclasificaciones como feminicidio
serial, feminicidio lésbico, etc.

Años más tarde la antropóloga Marcela Lagarde y De Los Ríos desarrollaría el


termino femicide, que como bien explica su traducción es femicidio, sin embargo
la antropóloga lo traduce como feminicidio y así sea difundido a lo largo de
América Latina y ha generado un amplio debate sobre el concepto. La
antropóloga Lagarde indica lo siguiente: “En castellano femicidio es una voz
análoga a homicidio y solo significa homicidio de mujeres. Por eso, para
diferenciarlo prefería la voz feminicidio y denominar así al conjunto de violaciones
a los derechos humanos de las mujeres que contienen los crímenes y las
desapariciones de mujeres y que, estos fuesen identificados como crímenes de
lesa humanidad” 2.

2
Lagarde y De Los Ríos, Marcela: “Antropología feminismo y política: Violencia feminicida y derechos humanos de las mujeres.

2
CAPITULO I

1. EL PROBLEMA
1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

¿Cuáles son las discrepancias existentes en la tipificación del feminicidio en el


Código Penal peruano?

1.2. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

La violencia contra la mujer es la vulneración existente que lamentablemente día


a día, en su grado más extremo genera muerte y con ésta, la sensación de
inseguridad ante un Estado que queda como indolente e injusto por la poca
respuesta y e insuficientes soluciones ante un problema desafortunadamente
creciente, el feminicidio.

Las Naciones Unidas afirman que esta situación actual de violencia contra la
mujer debe de considerarse como una epidemia mundial y, por lo tanto, debe
atenderse como una emergencia de salud pública pues es la mayor causa de
muerte y discapacidad de las mujeres, especialmente de las mujeres que tienen
entre 16 y 44 años. Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo
de violencia sexual o algún otro tipo de abuso, realizado generalmente por una
persona allegada a ella.

En este sentido es importante delimitar la regulación del feminicidio para


esclarecer de que forma el sistema judicial aplicar el Articulo 108-B en base al
ordenamiento presente.

2. JUSTIFICACION

La presente investigación se enfocará en estudiar al feminicidio como tipo penal


en el ordenamiento jurídico peruano y los antecedentes por los cuales en la

3
actualidad está tipificado de forma independiente del homicidio o del parricidio
tal como se encontraba regulado hasta el año 2011. Existen actualmente
discrepancias relacionadas a la independencia de esta tipificación y su
aplicación real en los casos que diariamente se presentan en nuestro país.
Resulta entonces importante definir e interpretar correctamente lo que dice el Art
108-B para que las personas comunes, los estudiantes de derecho, abogados y
sobre todo los jueces, responsables de aplicar las penas, tengan bien definida la
finalidad de este tipo penal, a pesar de las tendencias existentes sobre si este
tipificación puede ser discriminatoria respecto a género, lo cual será
debidamente desarrollado a lo largo de este trabajo.

Una parte importante del problema consiste en como algunos de los países de
la región que optaron por incorporar a su legislación penal, como delito
autónomo, la muerte de mujeres en determinadas circunstancias, han utilizado
el término femicidio o feminicidio para denominar estos delitos. En términos
generales, el legislador latinoamericano, al utilizar uno u otro término
(femicidio/feminicidio) no considera las diferencias sustantivas que están en el
origen del concepto y lo utiliza indistintamente, a pesar del debate político-
jurídico que en la región se ha generado alrededor de estos conceptos.
Y es que a pesar de que el concepto de femicidio no se gestó en América Latina,
es en esta región en donde, en las últimas dos décadas, se ha producido un
amplio debate sobre el concepto como efecto natural de la situación de
vulnerabilidad y violencia en que se encuentran las mujeres y, muy
especialmente, por la ineficacia del sistema de justicia para contener y reprimir
la muerte de mujeres.
El debate sobre el delito de feminicidio ha girado en torno a las implicaciones de
su tipificación para el sistema de justicia penal, en la importancia de visibilizar el
asesinato de mujeres por razones de género y sobre todo, ha puesto énfasis en
la re victimización de las mujeres dentro del sistema de justicia y en la
responsabilidad del Estado por la impunidad y la repetición de los hechos
criminales, convirtiéndose el asesinato de mujeres en un crimen de Estado, lo
que en muchos de los casos genera discrepancias teóricas.
Otro punto a tratar se refiere a las leyes que incorporan el delito de feminicidio-
femicidio que difieren entre sí tanto en lo sustantivo como en lo formal; así por

4
ejemplo la técnica legislativa que se ha seguido para incorporar el delito de
femicidio-feminicidio a la legislación penal varía de país a país: en el caso de
Chile y Perú, se optó por reformar el delito de parricidio contenido en el Código
Penal, incorporando en él la descripción típica del femicidio-feminicidio; en
México, también se optó por la reforma del Código Penal pero, a diferencia de
Chile y Perú, el feminicidio se estableció como un tipo penal independiente; en
el caso de Costa Rica se promulgó una ley especial de penalización de la
violencia contra la mujer en la que se incluye, entre otros delitos, el de femicidio;
en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, el delito de femicidio-feminicidio está
incorporado en leyes especiales integrales que además de incluir otros tipos
penales, establecen órganos especializados en materia penal para investigar y
sancionar los delitos creados en la ley, y definen los mecanismos encargados de
diseñar y ejecutar políticas públicas para prevenir, atender y proteger a las
mujeres víctimas de hechos de violencia, la inexistencia o debilidad del estado
de derecho, en la cual se reproducen la violencia sin límite y los asesinatos sin
castigo, presentándose al mismo tiempo frente a los hechos planteados
complicaciones y diferencias al aplicar la normativa.

3. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION:
3.1. OBJETIVO GENERAL:

Analizar el feminicidio como tipo independiente en el Código Penal Peruano y


examinar las discrepancias existentes.

3.2. OBJETIVOS ESPECIFICOS.


 Determinar la problemática existente en la tipificación del feminicidio
 Describir las discrepancias teóricas sobre la tipificación del feminicidio.

4. HIPOTESIS
4.1. HIPOTESIS GENERAL
• La correcta Interpretación de la legislación existente es necesaria a fin de
realizar una adecuada solución en los casos de feminicidio, se ve
afectada por discrepancias teóricas, probablemente por el hecho de que
no se ha aplicado bien los Planteamiento teóricos por falta de

5
sustentación en la norma jurídica, en el caso planteado. Frente a ello
un consenso en el establecimiento de la sanción penal en casos de

• feminicidio, con un adecuado establecimiento de parámetros sería la


solución a dicho problema. Es por ello que urge la necesidad de que los
responsables y la comunidad jurídica en nuestro país analicen, evalúen y
desarrollen nuevos planteamientos teóricos sobre la correcta regulación
jurídica en casos de feminicidio

4.2. HIPOTESIS ESPECÍFICAS


 Se aprecian discrepancias teóricas en relación a la tipificación del
feminicidio, esto por no tener en cuenta los planteamientos teóricos y
además la necesidad de la comunidad peruana que no puede acceder a
una verdadera justicia.
 Se aprecian diferencias en la aplicación de la norma por parte de los
jueces en la respectiva Norma por existir escepticismo en la correcta
sanción penal en casos de feminicidio, la cual debería reforzarse a través
de leyes que sean beneficiosas a las mujeres víctimas de todo tipo de
violencia.
 Se aprecian empirismos aplicativos por parte de los responsables debido
a que en muchos de los casos los juicios casos de violencia contra la
mujer producen resultados de favorecimiento lo cual lleva a la conclusión
que no se emiten sentencias justas a favor de la agraviada y por el
impacto sociocultural que se manifiesta en la ausencia de un tratamiento
adecuado en la Sanción penal en casos de feminicidio.
 Se aprecian discrepancias y diferencias al aplicar la normativa por
parte de la comunidad jurídica en torno al manejo de una correcta
aplicación de la tipificación en los casos de feminicidio.

CAPITULO II

1. MARCO TEORICO

1.1. MARCO CONCEPTUAL

6
El feminicidio es el asesinato de mujeres por parte de hombres “por el hecho de
ser mujeres” y que se produce en un contexto político, económico y social
basado en el poder o primacía de lo masculino.
El término femicide fue empleado por primera vez el año 1976 por Diana Rusell,
al prestar testimonio ante el Tribunal Internacional de Crímenes contra Mujeres
(Bruselas) para referirse a casos en los que se dio muerte a mujeres por el hecho
de ser mujeres. En 1990, Diana Rusell y Jane Caputi, señalaron que el
feminicidio era “el asesinato de mujeres realizado por hombres motivado en el
odio, desprecio, placer o en el sentido de propiedad sobre las mujeres”3.
En América Latina se utiliza los términos “feminicidio” y “femicidio” para referirse
a este crimen, sin embargo, el segundo conlleva además el elemento de la
impunidad en un contexto de violencia naturalizada contra las mujeres ante la
inacción del Estado, por tanto es el desenlace fatal del ejercicio de la violencia
feminicida.
Ana Carcedo4, manifiesta que el femicidio “nos indica el carácter social y
generalizado de la violencia basada en la inequidad de género y nos aleja de
planteamientos individualizantes, naturalizados o patologizados que tienden a
culpar a las víctimas, a representar a los agresores como locos fuera de control
o animales o a concebir estas muertes como el resultado de problemas
pasionales. Estos planteamientos, producto de mitos muy extendidos, ocultan y
niegan la verdadera dimensión del problema, las experiencias de las mujeres y
la responsabilidad de los hombres, es decir, el concepto de feminicidio ayuda a
desarticular los argumentos de que la violencia de género es un asunto personal
o privado y muestra su carácter profundamente social y político, resultado de las
relaciones estructurales de poder, dominación y privilegio entre los hombres y
las mujeres en la sociedad”.
Para Carcedo, “el momento en que cualquiera de las formas de violencia contra
las mujeres resulta en muerte, ésta se convierte en feminicidio”.

3 CAPUTI, Jane y RUSSELL, Diana “Femicide: Speaking the Unspeakable”, en The World of Women, Vol. 1, Nº 2, p. 43.
4 JORNADAS INTERNACIONALES SOBRE FEMINICIDIO, exposición de Ana Carcedo de Costa Rica, Bolivia 2011.

7
Marcela Lagarde, teórica feminista, antropóloga y diputada mexicana, lo definió
como “el acto de matar a una mujer sólo por el hecho de su pertenencia al sexo
femenino”, el que puede “ser cometido por conocidos y desconocidos, violentos,
asesinos, violadores individuales o grupales ocasionales o profesionales que
conducen a la muerte cruel de la víctima”. Pero además confirió a ese concepto
un significado político con el propósito de denunciar la falta de respuesta del
Estado en esos casos y el incumplimiento de sus obligaciones internacionales
de garantía, de investigar esos casos y de sancionar a sus perpetradores. Es por
ello que Lagarde considera que el feminicidio es un crimen de Estado.
De acuerdo al protocolo modelo para la investigación del feminicidio en América
Latina de Naciones Unidas, la expresión femicidio ha sido definida de diferentes
formas como: a) “el asesinato misógino de mujeres por los hombres”, b) “el
asesinato masivo de mujeres cometido por hombres desde su superioridad de
grupo”, y, c) “la forma extrema de violencia de género, entendida como la
violencia ejercida por hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder”.
En todos los casos la víctima es una mujer, biológica o con identidad de género
femenina. Además, en ellos se ha evidenciado el ejercicio de una violencia
desmedida previa, concomitante o posterior a la acción delictiva, evidenciando
el ensañamiento particular en contra del cuerpo de las mujeres, aspecto que
constituye uno de los elementos diferenciadores de dichas muertes con respecto
a los homicidios comunes, es decir, los casos en los que no existe intención de
una causal misógina, por tanto el móvil del hecho no está relacionado con la
condición de ser mujer o motivado por razones de género, por ejemplo en un
accidente de tránsito.

Este instrumento define al feminicidio como: “La muerte violenta de mujeres o de


personas con identidad de género femenino, por razones de género, ya sea que
tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación
interpersonal, en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea
perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión”.
Esta definición pone en evidencia que las muertes no sólo se producen en el
ámbito de la familia y de la pareja, sino que puede vincular a un feminicida con
el que la víctima no tenía una relación previa.

8
1.2. DIFERENCIAS ENTRE EL CONCEPTO DE “FEMINICIDIO Y FEMICIDIO”
Cabe precisar que la traducción del término femicide al castellano ha traído dos
tendencias: como femicidio o como feminicidio. Sin embargo, la diferencia entre
estas dos expresiones ha sido objeto de profundo debate a nivel latinoamericano,
y aún en la actualidad se sostiene que no existe consenso a nivel teórico en
cuanto al contenido de cada uno de estos conceptos5.
No obstante, sintetizaremos los principales elementos de cada una de estas
nociones, relevando los aspectos que puedan tener mayor importancia desde
una perspectiva jurídico-penal.
El femicidio ha sido definido como la “muerte violenta de mujeres, por el hecho
de ser tales”6 o “asesinato de mujeres por razones asociadas a su género”7. La
expresión muerte violenta enfatiza la violencia como determinante de la muerte
y desde una perspectiva penal incluirían las que resultan de delitos como
homicidio simple o calificado (asesinato) o parricidio en los países en que aún
existe esta figura. Existen, sin embargo, dentro de quienes utilizan la voz
femicidio, posturas más amplias que abarcan situaciones tales como “la
mortalidad materna evitable, por aborto inseguro, por cáncer y otras

5
CLADEM, Feminicidio. Monitoreo sobre femicidio/feminicidio en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y República
Dominicana, Lima, 2008, p. 10:

6
IIDH/CCPDH, I Informe Regional: Situación y análisis del femicidio en la región centroamericana, San José, 2006, p.
33,
http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/Varios/Documentos/BD_1896785571/Informefemicidio/I%20Informe%20Regi
onal%20Femicidio.pdf

7
Chejter Silvia (Ed.), Femicidios e impunidad, Centro de Encuentros Cultura y Mujer, Argentina, 2005, p. 10,
http://www.cecym.org.ar/investigacion.shtml?sh_itm=bc92d41a6c337563c3989159ccf017a6 ; Carcedo Ana y Sagot
Montserrat, Femicidio en Costa Rica, 1990-1999, Organización Panamericana de la Salud-Programa Mujer, Salud y
Desarrollo, San José, 2000, p. 11, http://www.paho.org/Spanish/Hdp/HDW/femicidio.pdf

9
enfermedades femeninas, poco o mal tratadas, y por desnutrición selectiva de
género”8.
Respecto del concepto de feminicidio, existen también diversas aproximaciones.
Así, se ha señalado que esta expresión surge a partir de la insuficiencia que
tendría la voz femicidio para dar cuenta de dos elementos: la misoginia (odio a
las mujeres) presente en estos crímenes y la responsabilidad estatal al favorecer
la impunidad de éstos.
El concepto de feminicidio, además, presenta –al menos en sus primeras
formulaciones como tipo penal– una amplitud mayor al concepto de femicide en
la formulación de Russell, en cuanto incluye otras conductas delictivas que no
necesariamente conducen a la muerte de la mujer, sino a un daño grave en su
integridad física, psíquica o sexual9.

1.3. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE IDENTIDAD DE GÉNERO Y


LOS CONCEPTOS DE FEMICIDIO/FEMINICIDIO.

Es necesario incluir en este capítulo, dedicado a cuestiones conceptuales,


algunas consideraciones generales relacionadas a la identidad de género y
violencia contra las mujeres que se han planteado en la discusión feminista
durante años y que resurgen a propósito de los conceptos de femicidio y
feminicidio.
En efecto, al interior de las reflexiones feministas, especialmente en las líneas
más influidas por perspectivas postmodernas, la cuestión relativa a una noción
esencial de mujer despierta discusión y reticencias.
Éstas, en el plano político, son manifestadas como parte de las reivindicaciones
de gays, lesbianas, transexuales y transgénero, quienes denuncian los efectos
perjudiciales que puede tener en sociedades que avanzan hacia el
reconocimiento de derechos sin discriminación para todas las personas, la

8
TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. En “Consultoría desarrollada para la Oficina en México del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos”.
9
TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. Ob. Cit.

10
esencialización de características biológicas –como el sexo– en la determinación
de derechos y en la sanción de ciertas conductas.
En este sentido, se considera que las leyes relativas a la violencia contra las
mujeres oculta aquella que sufren, por razones de género, otros colectivos
discriminados, a quienes frecuentemente se les niega el reconocimiento de su
identidad de mujeres sobre bases biologicistas, como ocurre especialmente con
personas transgénero, transexuales o intersex.
Desde una perspectiva teórica, estas reflexiones se encuentran también en
quienes llaman a reflexionar sobre la propia categoría de género y otras nociones
que han sido fundamentales en la lucha contra la discriminación de las mujeres,
pero que pueden tener el riesgo implícito de transformarse también en nociones
que reproducen la discriminación hacia otros colectivos10.
A este respecto resulta relevante destacar la importancia teórica que posee la
distinción entre violencia de género y violencia contra las mujeres.
En efecto, si bien en muchos espacios se consideran expresiones sinónimas o
intercambiables, la violencia de género (o violencia basada en el género o por
razones de género) es una noción teóricamente más amplia que la violencia
contra las mujeres, incluyendo también la violencia contra otros sujetos, por su
condición de género.
Esto permite reconocer que, si bien la forma más masiva y persistente de
violencia de género es aquella contra las mujeres –y ello ya justifica la adopción
de medidas específicas de prevención y sanción–, igualmente existen otras
formas de violencia de género que pueden tener un reconocimiento normativo
acorde a su gravedad y características en cada país.
Lamentablemente, la confusión de conceptos que ya se presenta a nivel teórico
es agravado por ciertas legislaciones, al restringir la noción de violencia de

10
Viturro Paula, Entrevista publicada el 15 de febrero de 2008 en el periódico
Página 12, Argentina

11
género de tal manera que dejan necesariamente excluida de este concepto
cualquier forma de agresión dirigida contra otros sujetos e incluso aquella
ejercida contra las mujeres en ámbitos distintos a los señalados en la ley11.
En cualquier caso, incluso una adecuada distinción entre violencia de género y
violencia contra las mujeres no salva del todo la discusión en torno a quiénes
pueden estar incluidas en la categoría mujeres y de qué manera esto afecta a
las personas transgénero, transexuales e intersex.
Si bien desde la perspectiva normativa distintas legislaciones dan diversas
respuestas a estas materias –especialmente en regulaciones sobre “cambio de
sexo”–, también estas preguntas surgen en torno a las regulaciones específicas
sobre violencia contra las mujeres, en particular, las relativas al feminicidio y
femicidio.

2. CLASES DE FEMINICIDIO
Los datos recogidos por el Ministerio Público permiten afirmar que se trata de un
tipo de homicidio que: a) se dirige a las mujeres o las afecta en mayor proporción
que a los hombres, b) presenta elementos comunes; y, c) se explica por la
relación de histórica desigualdad entre hombres y mujeres. La vinculación entre
el feminicidio y la discriminación contra la mujer ha sido especialmente resaltada
por la Corte IDH. Jurídicamente estas conductas pueden ser calificadas como
formas agravadas del delito de homicidio, es decir, como parricidios y asesinatos.
Es importante tener en cuenta que no todo homicidio de mujeres es un
feminicidio pues las mujeres pueden morir en circunstancias semejantes que los
hombres (por ejemplo en el contexto de un asalto). Asimismo, conviene tener

11Por ejemplo, la Ley Orgánica 1/2004, del 28 de diciembre, Medidas de Protección


Integral contra la Violencia de Género, que utiliza la expresión violencia de Por ejemplo, la Ley Orgánica 1/2004, del
28 de diciembre, Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que utiliza la expresión violencia de
género para aludir “exclusivamente” a la violencia contra las mujeres ejercida por sus
parejas o ex parejas heterosexuales. La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de
México, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1o. de febrero de 2007

12
presente que no hay una única forma de clasificar los feminicidio12. En el
presente reporte nos referiremos a tres tipos de feminicidio: íntimo, no íntimo y
por conexión, los que se definen de la siguiente manera13:

2.1. El feminicidio íntimo: Se presenta en aquellos casos en los que la


víctima tenía (o había tenido) una relación de pareja con el homicida, que
no se limita a las relaciones en las que existía un vínculo matrimonial sino
que se extiende a los convivientes, novios, enamorados y parejas
sentimentales. En el feminicidio íntimo también se incluyen los casos de
muerte de mujeres a manos de un miembro de la familia, como el padre,
el padrastro, el hermano o el primo.

2.2. El feminicidio no íntimo: Ocurre cuando el homicida no tenía una


relación de pareja o familiar con la víctima. En esta categoría se incluye
la muerte perpetrada por un cliente (tratándose de las trabajadoras
sexuales), por amigos o vecinos, por desconocidos cuando se ataca
sexualmente a la víctima antes de matarla así como la muerte de mujeres
ocurrida en el contexto de la trata de personas.

2.3. El feminicidio por conexión: Se da en aquellos casos en los que las


mujeres fueron muertas en la “línea de fuego” de un hombre que pretendía
matar o herir a otra mujer. Por lo general, se trata de mujeres parientes
(por ejemplo hija, madre o hermana) que intentaron intervenir para evitar
el homicidio o la agresión, o que simplemente se encontraban en el lugar
de los hechos.

3. JUSTIFICACION DE LA TIPIFICACION ESPECÍFICA: DESDE EL


DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS.

12 VILLANUEVA FLORES, Rocío. El Registro de Feminicidio del Ministerio Publico. EN, Observatorio de la Criminalidad
del Ministerio Publico. Periodo, Enero-Diciembre 2009. Lima. 2010., p. 4.
13 FEMINICIDIO EN EL PERU: CRITICA A LA NUEVA LEY DE FEMINICIDIO Por Denis A. Aguilar Cabrera

13
El fenómeno del feminicidio en muchos países ha alcanzado una notable
visibilidad internacional. Gran parte de esta visibilidad se deriva de la denuncia
a nivel global en torno a la responsabilidad de los Estados por la débil o
inexistente sanción de tales crímenes. En tal sentido, las recomendaciones y
pronunciamientos emanados de organismos que aplican el derecho
internacional de los derechos humanos (DIDH), vinculan estos crímenes con
la impunidad y, en un sentido más amplio, con la inadecuada respuesta de
los Estados involucrados 14 .

El debate sobre la tipificación del feminicidio / femicidio ha surgido en relación


con esta respuesta de los Estados, y especialmente respecto de si estas
nuevas figuras penales podrían contribuir a que el Estado responda más
“adecuadamente” ante esos crímenes. Asimismo, se ha buscado en el DIDH
la justificación de la tipificación de estas figuras específicas, especialmente
dada la jerarquía normativa constitucional de esta rama del derecho
internacional.

Desde la perspectiva del derecho internacional de los derechos humanos,


estos aspectos requieren considerar las obligaciones de los Estados en la
materia: el carácter de las obligaciones de carácter legislativo, si éstas pueden
incluir el deber de tipificar ciertas conductas como delitos en su derecho interno
y si tales obligaciones pueden amparar la tipificación de figuras como el
feminicidio / femicidio. El DIDH, asimismo, ha sido el marco en que se ha
desarrollado parte importante del debate sobre otros aspectos relativos a la
tipificación de estas figuras: las acciones afirmativas y su procedencia en
materia penal, las medidas especiales temporales contra la discriminación, y
el papel del Estado respecto de los patrones socioculturales discriminatorios,
entre otros.

14
Por ejemplo, las múltiples recomendaciones de organismos internacionales frente a los casos de
Ciudad Juárez (ver nota 140 en la página 94) y la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Campo Algodonero (ver en la página 113).

14
Este apartado aborda los mencionados aspectos, aunque sin agotar los temas
vinculados con el derecho internacional de los derechos humanos en esta
materia, pues éstos también serán tratados en el apartado siguiente, entre las
controversias que se han planteado desde el derecho penal.

3.1. Feminicidio / femicidio y responsabilidad internacional del


Estado por violaciones de Derechos Humanos

La evolución en el DIDH en materia de no discriminación, violencia y derechos


de las mujeres a partir de las últimas décadas del siglo pasado, ha dado lugar
a un desarrollo específico de las obligaciones de respeto y garantía de estos
derechos por parte de los Estados. Esto ha producido tanto la adopción de
nuevos instrumentos internacionales al respecto como una relectura de las
obligaciones generales de los Estados en materia de derechos humanos, para
hacerlas aplicables específicamente, por ejemplo, a la violencia contra las
mujeres.

La Convención BDP posee un lugar privilegiado en este marco como único


instrumento internacional vinculante específicamente dirigido a abordar esta
materia, como ya se ha señalado. La Convención BDP ha dejado en claro
que, desde el derecho internacional de los derechos humanos, los Estados
son responsables de adoptar todas las medidas necesarias para la prevención,
sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres. Esto abarca toda
forma de violencia contra las mujeres, ya sea que se cometa en la esfera
privada o pública -como parte de la obligación de garantizar los derechos
humanos- y más aún cuando se trata de violencia institucional o ejercida por
el propio Estado, donde la responsabilidad de éste se encuentra directamente
comprometida como parte de la obligación de respetar estos derechos.

Lo anterior es plenamente aplicable al fenómeno del femicidio o feminicidio, y


en este sentido lo han desarrollado todos los informes de organismos
internacionales de derechos humanos, tanto del sistema universal como del

15
interamericano. De acuerdo a estas recomendaciones y la sentencia de la
Corte IDH, hay múltiples aspectos relativos a este fenómeno que constituyen
un incumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado en materia
de derechos humanos y que, por tanto, constituyen violaciones de derechos
humanos.15

Este tipo de vulneraciones se presentan en aspectos relativos tanto a la


prevención e investigación como a la sanción de dichas conductas, pues un
Estado que no prevenga, investigue o sancione con la debida diligencia el
feminicidio o femicidio incumple con su obligación de garantizar el derecho a
la vida de las mujeres. Para cumplir adecuadamente estos deberes es
necesario considerar las características específicas de la realidad en cada país
o región: las formas de femicidio / feminicidio que muestran mayor prevalencia
o gravedad en un determinado lugar, las conexiones que pueden tener con
otro tipo de criminalidad, las características de las víctimas y los elementos
que contribuyen a su vulnerabilidad, etc. A este respecto es importante
destacar que, conforme a todos los tratados internacionales de derechos
humanos, los Estados están obligados a adoptar medidas adecuadas o
apropiadas para asegurar la plena vigencia de los derechos humanos16;
por tanto, siempre se debe tener en consideración la realidad del Estado

15
Aunque ha habido confusión en su uso a nivel político, en ocasiones se ha planteado que los
feminicidios, dada la responsabilidad del Estado en la falta de garantía, constituirían “crímenes de
Estado” o “crímenes de lesa humanidad” (Lagarde, 2005). Los crímenes internacionales o crímenes de
derecho penal internacional, sin embargo, buscan hacer efectiva la responsabilidad penal individual de
quienes han cometido tales crímenes, no la responsabilidad del Estado. En efecto, un Estado puede ver
envuelta su responsabilidad internacional por el incumplimiento de tratados internacionales de
derechos humanos o de otro carácter, pero la responsabilidad penal internacional –al igual que la
responsabilidad penal a nivel interno- es individual, incluso (y especialmente) cuando se trate de
criminales que han incurrido en estas conductas haciendo uso de su calidad de gobernantes o
autoridades.

16
Así lo señala el art. 2 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH), el art. 2.2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), el art. 2.f) de la CEDAW y el art. 7 de la CBDP, entre
otros.

16
de que se trate y, eventualmente, de algunas de sus regiones en particular 17

Gran parte de las observaciones y recomendaciones formuladas por ejemplo


con relación a la condena del Estado mexicano en el caso Campo Algodonero
por la Corte IDH, destacan cuestiones relativas a la prevención e investigación:
la competencia de los organismos de persecución criminal federal, la debida
diligencia en la investigación y las garantías del acceso a la justicia para las
víctimas sin discriminación, la necesidad de hacer efectiva la
responsabilidad de funcionarios por negligencia o complicidad, así como de
mejorar los sistemas de información y análisis, incluyendo consideraciones de
género que aseguren los derechos de las mujeres en los procesos policiales y
judiciales, entre otros aspectos.

Sin embargo, los aspectos vinculados a la debida prevención, investigación y


sanción, que siempre son de responsabilidad del Estado.

Por ejemplo, para una apropiada prevención de estos crímenes, cada Estado
debe evaluar cuál es la forma prevalente de feminicidio / femicidio y las
circunstancias en que se cometen, a fin de determinar los factores de riesgo
que permitirán elaborar políticas de prevención más adecuadas. De este
modo, un Estado que no cuente con información estadística clara y suficiente
sobre el índice y características del feminicidio o femicidio, difícilmente podrá
cumplir adecuadamente con su obligación de prevención de esta forma
extrema de violencia contra las mujeres.

La naturaleza de las medidas que un Estado debe adoptar para garantizar la


plena vigencia de los derechos humanos para todas las personas en su
territorio, por tanto, será siempre diversa, pues debe ajustarse a la realidad

17
Y precisamente, esa es la función también de los diversos comités que supervisan el cumplimiento de los
tratados internacionales de derechos humanos.

17
de estos derechos considerando los factores que la determinan de forma
específica. Ello supone considerar los factores de género, por cierto, pero
también los sociales, étnicos, económicos, culturales e incluso geográficos –
entre otros- que pueden tener relevancia en la configuración de una
determinada realidad de mayor vulnerabilidad a ciertas formas de violencia o
violaciones de derechos humanos18

3.2. La obligación del Estado de legislar y de tipificar conductas


violatorias de Derechos Humanos

Los Estados se organizan básicamente a partir de la legislación que adoptan,


por lo que ésta es una de las herramientas esenciales para lograr la adecuada
garantía de los derechos humanos, aun cuando por sí sola sea insuficiente y
requiera también medidas administrativas y políticas que den efectividad a su
contenido. La inexistencia de leyes en ciertas materias, por tanto, puede
suponer un incumplimiento de las obligaciones del Estado de respetar y
garantizar los derechos humanos, ya que esta última comprende el deber de
adoptar las medidas legislativas que sean necesarias para asegurar el goce
de los derechos humanos.

El cumplimiento de los tratados internacionales de derechos humanos, en este


sentido, comprende también la obligación de dictar leyes o adoptar medidas

18Como fue subrayado por diversas organizaciones de mujeres latinoamericanas en la Audiencia Regional
sobre “Feminicidio en América Latina” ante la CIDH, de marzo de 2006. En el mismo sentido, Almerás y
Calderón (2012).

18
legislativas19. Algunos tratados, como la Convención contra la Tortura20 o la
Convención sobre Desaparición Forzada de Personas21, establecen
específicamente la forma en que se ha de legislar, tipificando específicamente
ciertas figuras penales. Otros, como la Convención BDP, no lo señalan de
forma precisa. En ambos casos, sin embargo, la obligación de legislar se
cumple dictando las nuevas normas que sean necesarias, o bien derogando
la legislación incompatible con el tratado de que se trate, de acuerdo a la
norma básica del derecho internacional público por la cual las normas

19
Por ejemplo, el art. 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) señala: “Cada
Estado Parte se compromete a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las
disposiciones del presente Pacto, las medidas oportunas para dictar las disposiciones legislativas o de otro
carácter que fueren necesarias para hacer efectivos los derechos reconocidos en el presente Pacto y que
no estuviesen ya garantizados por disposiciones legislativas o de otro carácter”. La CADH, en tanto, señala
en su art. 2 “Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno. Si en el ejercicio de los derechos y
libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de
otro carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que
fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades”.
20
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Adoptada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1984.
21
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Adoptada por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1984.

19
nacionales no pueden ser invocadas para incumplir un tratado internacional 22.

4. Derecho Penal Internacional y feminicidio/femicidio


Los crímenes internacionales comprenden aquellos de gravedad, considerados
de trascendencia para la comunidad internacional en su conjunto que
constituyen amenazas para la paz, la seguridad y el bienestar de la humanidad.
Se consideran como crímenes de esta categoría el genocidio, los crímenes de
guerra y los de lesa humanidad.
Una característica fundamental a todos ellos es su imprescriptibilidad, esto es,
que los crímenes internacionales –dada su excepcional gravedad– no prescriben
por el solo paso del tiempo. Este carácter se condice tanto con la gravedad de
estas conductas como con el hecho que, en la práctica, suelen perpetrarse
durante largos periodos de tiempo, generalmente en contextos de conflicto o
regímenes de facto que pueden tener una extensión mayor a la prescripción de
otros delitos23.
En relación con el feminicidio/femicidio, se ha vinculado tanto en la teoría y en
ciertas iniciativas legislativas, con las figuras de genocidio y de crímenes de lesa
humanidad, por lo que serán analizadas ambas aproximaciones. Finalmente, a
pesar de no ser un aspecto presente en la teoría ni en iniciativas, se presentarán
también algunas consideraciones respecto de la eventual vinculación entre el
feminicidio/femicidio y los Crímenes de Guerra.
Previamente, sin embargo, es necesario recordar que los crímenes
internacionales o crímenes de Derecho Penal Internacional, buscan hacer
efectiva la responsabilidad penal individual de quienes han cometido tales

22 El art. 27 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados señala: “[u]na parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado”.
23 En las desapariciones forzadas de personas, por ejemplo, la imprescriptibilidad reduce el riesgo de impunidad,

pues a menudo los cuerpos de las personas desaparecidas son encontrados mucho tiempo después de que los
crímenes han sido cometidos. En los casos de feminicidios en los que hay desaparición de las víctimas se considera
también este aspecto.

20
crímenes, no la responsabilidad del Estado. En efecto, un Estado puede ver
envuelta su responsabilidad internacional por el incumplimiento de tratados
internacionales de derechos humanos (o de otro carácter), pero la
responsabilidad penal internacional es individual, incluso cuando se trate de
criminales que han incurrido en estas conductas haciendo uso de su calidad de
gobernantes o autoridades.
Es por ello que los crímenes internacionales deben ser tipificados en el Derecho
interno de cada país para que sean juzgados por los propios tribunales internos,
a menos que éstos no quieran hacerlo o estén imposibilitados para ello, casos
en los cuales es posible que la Corte Penal
Internacional ejerza su competencia para juzgarlos24.
En cualquier caso, debe tenerse en consideración que si bien la obligación de
tipificar se agota en la sola introducción y penalización en el derecho interno de
las conductas previstas en el Estatuto de Roma, ello no impide que los propios
Estados introduzcan figuras adicionales en esta categoría, o bien, que puedan
introducir figuras que, basadas en éstas, puedan tener una aplicación más
amplia. En efecto, precisamente con el fin de evitar que aquellas conductas
lleguen a cometerse a una escala de crímenes internacionales, pueden
formularse figuras penales que junto con visibilizar su gravedad, demuestran la
voluntad del Estado de impedir que éstos se transformen, por ejemplo, en
crímenes de genocidio o de lesa humanidad.

5. APROXIMACIÓN A LA TIPIFICACIÓN DEL FEMINICIDIO: EUROPA,


AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

La violencia contra la mujer es un tema de preocupación mundial y actualmente


es una pandemia mundial que restringe a las mujeres, vulnera su salud y atenta

24
En los casos en que el Estado en que ocurren los hechos, o el Estado del que sea nacional el acusado haya
ratificado el Estatuto de Roma (Estatuto de Roma, op. cit., nota 58, Art. 12).

21
contra sus vidas medrando el desarrollo de una sociedad inclusiva y
democrática.
Son las Naciones Unidas quienes afirman que esta situación debe considerarse
como una epidemia mundial y, por lo tanto, debe atenderse como una
emergencia de salud pública pues es la mayor causa de muerte y discapacidad
de las mujeres, especialmente de aquellas que tienen entre 16 y 44 años25. Una
de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia sexual o
algún otro tipo de abuso, perpetrado generalmente por una persona allegada a
ella.
Según la OMS26, América Latina es la segunda región con los índices más altos
de muertes de mujeres por violencia –tanto en el ámbito rural como en el urbano–
mientras que alrededor de la mitad de las muertes de las mujeres en el mundo
es responsabilidad de sus esposos, cónyuges, novios, convivientes,
exconvivientes y enamorados27.
América Latina aún mantiene un alto índice de violencia contra la mujer. Existe
un gran número de casos de feminicidio en la región, por lo que la situación en
Perú no es un ejemplo aislado. Hay naciones donde el incremento de los
crímenes de mujeres por razones de género alcanza cifras impactantes, pero no
por ello el tema en nuestro país es menos grave.
Se requiere dar una mirada a la situación del feminicidio en la región para
observar la ubicación de Perú así como los riesgos de no atender
adecuadamente y de manera integral esta situación.

6. JURISPRUDENCIA INTERNACIONAL
Hoy día se cuenta con importantes pronunciamientos de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos sobre la responsabilidad del Estado por el incumplimiento
de su deber de garantizar el acceso a la justicia de las mujeres y sobre el deber
de debida diligencia. De especial relevancia es la sentencia dictada en el Caso

25
En: www.un.org./spanish
26
OMS, op.cit., 2002.
27
Ver: www.isis.cl

22
González y otras (Campo Algodonero) vs. México, de fecha 16 de noviembre de
2009, en la cual la Corte analiza de manera amplia, entre otras cosas, el contexto
de violencia contra las mujeres que prevalece en Ciudad Juárez, la particular
violencia de género en el caso de asesinato de mujeres y la magnitud de la
impunidad. En esta sentencia se declaró responsable al Estado mexicano por la
violación a los derechos a la vida, integridad y libertad personal de las víctimas
de feminicidio, así como la falta de acceso a la justicia e incumplimiento por parte
del Estado de su deber de investigar y de no discriminación a las mujeres. La
sentencia ha creado además una doctrina jurisprudencial trascendental para a)
la comprensión y la interpretación de los hechos criminales que se cometen
contra las mujeres y sobre todo para b) dimensionar los contextos de violencia e
impunidad que acompañan estos hechos, así como c) las malas prácticas y en
algunos casos, hechos delictivos que realizan los funcionarios encargados de la
administración de justicia durante los procedimientos de averiguación de la
verdad , todo lo cual impide el acceso a la justicia de las mujeres y su derecho a
la reparación de los daños causados.28 La Corte pone en evidencia que la
ineficiente investigación de los feminicidios investigados, vulneró el derecho de
acceso a la justicia, a una protección judicial eficaz y el derecho de los familiares
y de la sociedad a conocer la verdad de lo ocurrido29, afirmando que la impunidad
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos.

Asimismo, la Corte estableció un conjunto de Reglas para conducir eficazmente


el proceso penal sumamente relevantes y que son aplicables a la investigación
de todos los casos de feminicidio, y además estableció el deber del Estado de
investigar y sancionar a funcionarios responsables de atrasos y denegación de

28 GARITA, Ana Isabel, La regulación del delito de femicidio/feminicidio en América Latina y el Caribe. ÚNETE ONU.
Panamá, 2013 Pag.36

29CIDH, Sentencia Caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México, del 16 de noviembre de 2009, párrafo
388.

23
justicia; la necesidad de estandarizar protocolos, manuales, criterios de
investigación y otros y la necesidad de capacitación a funcionarios encargados
de impartir justicia en estos casos. Otro pronunciamiento de especial relevancia,
aunque no constituye jurisprudencia, es el informe de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos por el caso de Jessica Lenahan y otros
vs. Estados Unidos, de fecha 21 de julio de 2011. En este informe, la Comisión
concluyó que las órdenes de protección son vitales para garantizar la obligación
de la debida diligencia en los casos de violencia doméstica, y a menudo son el
único recurso del cual disponen las mujeres víctimas y sus hijos e hijas para
protegerse de un daño inminente, pero que sólo son efectivas si son
implementadas con diligencia.30La Comisión también reiteró que la inacción del
Estado ante casos de violencia contra las mujeres fomenta un ambiente de
impunidad y promueve la repetición de la violencia, y recomendó el diseño de
protocolos, a nivel federal y estatal, en los que se especifiquen los componentes
adecuados de la investigación que debe realizar la policía en respuesta a un
informe de niñas o niños desaparecidos, en el contexto de una denuncia de
violación de una orden de protección. Y, sin duda alguna, el caso de Maria da
Penha vs. Brasil del 16 de abril de 2001, constituye otro referente internacional
a tomarse en cuenta en el presente estudio. El caso permitió a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos pronunciarse sobre lo que significa una
investigación seria, imparcial y exhaustiva para determinar la responsabilidad
penal del autor de un delito de violencia de género: tentativa de homicidio en
perjuicio de Maria da Penha por parte de su cónyuge. El Informe de la Comisión
señaló que el caso de Maria da Penha “forma parte de un patrón general de
negligencia y falta de efectividad del Estado para procesar y condenar a los
agresores” y que con ello “no sólo se viola la obligación de procesar y condenar,
sino también la de prevenir estas prácticas degradantes” pues “la inefectividad

30 CIDH, Informe N° 80/11, caso 12.626 Fondo. Jessica Lenahan (Gonzales) y otros vs. Estados Unidos, 21 de julio de
2011 párrafo 163.

24
judicial general y discriminatoria crea el ambiente que facilita la violencia
doméstica, al no existir evidencias socialmente percibidas de la voluntad y
efectividad del Estado como representante de la sociedad, para sancionar esos
actos".31 Entre las principales recomendaciones que la Comisión formuló cabe
mencionar:
Asignar a la víctima adecuada reparación simbólica y material, en particular
cuestiona su falla en ofrecer un recurso rápido y efectivo; por mantener el caso
en la impunidad por más de quince años; y por evitar con ese retraso la
posibilidad oportuna de acción de reparación e indemnización civil. » Profundizar
el proceso de reformas para evitar la tolerancia estatal y el tratamiento
discriminatorio respecto a la violencia doméstica contra las mujeres a través de
medidas de capacitación y sensibilización de los funcionarios judiciales y
policiales; simplificación de los procedimientos judiciales penales a fin de que
puedan reducirse los tiempos procesales sin afectar los derechos y garantías de
debido proceso, inclusión en los planes pedagógicos en unidades curriculares
destinadas a la comprensión de la importancia del respeto a la mujer y sus
derechos reconocidos en la Convención de Belém do Pará, así como el manejo
de los conflictos intrafamiliares, entre otras reformas. » Realizar investigaciones
serias, imparciales y exhaustivas para determinar la responsabilidad por
irregularidades o retardos injustificados que impiden el procesamiento rápido y
efectivo del responsable; y tomar las medidas administrativas, legislativas y
judiciales correspondientes.

7. CONTROVERSIAS PENALES RESPECTO A LA SANCIÓN PENAL


ESPECIAL O SEPARADA DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Y DEL FEMICIDIO / FEMINICIDIO.

Tanto la sanción penal de la violencia contra las mujeres como, en particular, la


de figuras como el femicidio o feminicidio, han dado lugar a controversias

31 CIDH, Informe N° 54/01, caso Maria da Penha Maia Fernandes vs. Brasil, párrafo 56

25
jurídicas importantes, especialmente desde el derecho penal y el derecho
constitucional. Parte importante de las críticas a estas nuevas leyes son
similares a las que se han formulado en el pasado frente a las leyes neutras
sobre violencia familiar o violencia doméstica.

Se ha señalado, en este sentido, que la respuesta penal frente a la violencia en


el ámbito privado resulta inadecuada, dada la gran complejidad que reviste este
tipo de conflicto social (Bustos, 1991: 65; Larrauri, 1994: 100; Acale, 2009: 71),
o bien, que algunos de los hechos que se pretenden sancionar no revisten la
gravedad suficiente como para merecer una respuesta penal32 o que constituye
una transgresión a los principios de un derecho penal mínimo. Ambas
apreciaciones, finalmente, coinciden en que el derecho penal no es la vía
jurídica adecuada para hacer frente a este fenómeno.

Cuando se pone el acento en la “falta de adecuación” o la “ineficacia” de la


respuesta penal frente a este conflicto social en particular (Larrauri, 1994b), sin
embargo, parece sostenerse –implícitamente- que el derecho penal sería “la”
respuesta “adecuada” o “eficaz” frente a otros tipos de conflictos sociales, de
cualquier naturaleza. Pero la justificación del derecho penal, como sabremos,
no emana de su eficacia directa en la resolución de los conflictos sociales de
fondo que subyacen a los ilícitos penales – como tampoco en base a ello se
determina la magnitud de las penas-, sino en función de fines preventivos –
generales y positivos- donde la sanción penal es la respuesta correctora al
quebrantamiento de una norma imprescindible para la vida en sociedad,
precisamente para “asegurar la fuerza de la norma en el futuro” (Hassemer,
1999 : 112).

Sin embargo, la sanción penal de conductas que dañan o ponen en peligro la


salud y de la vida de las personas –como el caso del homicidio y femicidio /

32
Considerando que el ordenamiento jurídico penal debe reservarse para prevenir las conductas que
producen un mayor daño social, que lesionan de un modo particularmente intenso y grave las bases de
la convivencia comunitaria (Mir, 1994: 44).

26
feminicidio- sin duda se ajusta a los principios de un derecho penal mínimo,
entendido como “un derecho penal concebido únicamente en función de la
tutela de los bienes primarios y de los derechos fundamentales” (Ferrajoli, 2006:
40). En estos casos, aunque la respuesta penal sea insuficiente como respuesta
del Estado frente a la violencia contra las mujeres, es una respuesta imperativa
dada la gravedad del atentado a un bien jurídico fundamental como la vida, aun
cuando las obligaciones del Estado en esta materia no se agoten en la
respuesta penal. En este sentido, el femicidio / feminicidio se diferencia de otras
formas de violencia contra las mujeres, donde efectivamente se podría discutir,
en función de su mayor o menor gravedad, si es o no procedente una respuesta
penal.

Para examinar los debates jurídico-penales que surgen en los diversos países
latinoamericanos sobre la tipificación del feminicidio o femicidio, he
seleccionado una serie de objeciones que se han planteado tanto en torno a
estas figuras, como respecto de otras formas de sanción penal de la violencia
contra las mujeres. En este sentido, considero que las controversias que genera
la tipificación del femicidio / feminicidio coinciden, en diversos sentidos, con las
que provocan otras leyes penales que sancionan formas de violencia contra las
mujeres, en particular aquellas que pueden considerarse género-específicas.
Por ello, parte importante de este análisis toma planteamientos formulados en
discusiones penales de la doctrina penal comparada, especialmente española.

Las controversias que se presentan incluyen aquellas relativas a la justificación


de la necesidad de una nueva figura, la posibilidad de configurar una agravante
genérica en vez de un tipo específico, la justificación precisa que éste debe
tener desde la perspectiva penal, así como los cuestionamientos relativos a la
ruptura de la neutralidad de género y las eventuales amenazas a los principios
penales-constitucionales de culpabilidad y tipicidad.

7.1. La suficiente protección a través de tipos penales neutros


Como se ha señalado, uno de los ámbitos en que la violencia contra las mujeres
se manifiesta de forma más generalizada y en el que históricamente ha sido

27
tolerado y eventualmente justificada por el Estado es el de la esfera íntima o
familiar. Sin embargo, cuando se trata de crímenes graves cometidos en este
ámbito existen sanciones severas, como han sido históricamente los tipos
penales de parricidio o de homicidio agravado por parentesco.

A lo largo de la tradición codificadora el parentesco ha jugado diferentes,


opuestos e incluso antagónicos papeles, ya sea teniendo finalidades
agravantes, atenuantes o, incluso, de excusa absolutoria (Rubiales, 2005).
Cuando se trata del parricidio u homicidio calificado por parentesco, se ha
fundamentado su mayor severidad en el plus de injusto o mayor antijuricidad en
el hecho de atentar contra una persona de la que se es pariente o con quien se
está casado o se tiene una relación de convivencia, dependiendo de la
configuración del delito, en cada caso, pues en estos supuestos se vulnerarían,
además, ciertos especiales deberes de cuidado y respeto, originados en el
derecho civil o incluso indirectamente amparados constitucionalmente a través
de normas protectoras de la familia33.

Cuando estos vínculos configuran un delito específico –como el parricidio u


homicidio calificado- se trata de una figura agravada en todos los casos, siendo
indiferente si el homicidio se produce, por ejemplo, después de años de ejercer
violencia en contra de la víctima o bien lo comete quien ha padecido la misma,
así como si lo comete el marido contra la mujer o ésta contra el primero.

En los países en que se ha planteado la tipificación del femicidio o feminicidio

33
La tendencia de los más recientes Códigos Penales es a la eliminación tanto del parricidio como del homicidio
calificado por parentesco, pues la existencia de vínculos de parentesco o de pareja constituye una circunstancia
que puede tanto agravar como atenuar la responsabilidad penal, dependiendo del caso particular. Así, diversas
legislaciones (art. 13 del Código Penal de Chile; art. 31 del Código Penal de Guatemala; art. 31 del Código Penal
de Ecuador y art. 23 del Código Penal de España, por ejemplo) consideran el parentesco una circunstancia mixta
de responsabilidad siendo, por ejemplo, agravante en el caso de un hombre que mata a su cónyuge como
culminación de una relación de violencia contra la víctima, o una atenuante a favor de la mujer que, siendo
víctima de violencia por parte de su cónyuge, lo mata –fuera de los casos de la legítima defensa-.

28
referido únicamente a los ocurridos en esta esfera –como la ley costarricense,
chilena y peruana-, suele argumentarse que estos casos ya se encuentran
adecuadamente amparados por los tipos penales neutros ya existentes, sea a
través de las figuras de parricidio u homicidio calificado por parentesco o
relación de pareja.

Frente a ello, se ha señalado que los tipos penales neutros perjudican a las
mujeres –en particular a las mujeres que sufren violencia- pues los contextos
discriminatorios de los actuales sistemas de justicia pueden hacer que ellas
sufran castigos más severos, sin prestar atención a los factores que pueden
llevarlas a cometerlos. Por ejemplo, las mujeres que matan a sus parejas
después de años de violencia –y más allá de las atenuantes que puedan
proceder-, fuera de los casos de la legítima defensa, son también sancionadas
como autoras de un delito que es más grave que un homicidio simple. Más aún,
una reflexión profunda al respecto puede llevar –por el contrario- a recomendar
la derogación de aquellos tipos penales, como es la tendencia en los más
recientes códigos penales, dados los efectos perjudiciales que eventualmente
suponen para las mujeres34.

El Mecanismo de Seguimiento de la Implementación de la Convención


Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer
(MESECVI) ha apuntado expresamente que las disposiciones genéricamente

34
Si bien éste es un punto polémico en términos jurídicos y políticos. En Chile y Perú el tipo penal de femicidio
/ feminicidio ha quedado regulado –paradójicamente- como una especie de parricidio.

29
neutras suponen el riesgo de permitir su eventual aplicación en contra de las
mujeres35, por lo que en su Informe Hemisférico (2008), recomienda a los
Estados:

7.2. Eliminar toda norma sobre el problema de violencia contra las


mujeres que sea genéricamente neutra. En este sentido, es necesario
que las normas referentes a violencia doméstica sean específicas para
prevenir, sancionar y/o erradicar las agresiones infligidas contra las mujeres
(MESECVI, 2008).

Sin embargo –como se verá-, en países como Costa Rica, Chile o Perú, a pesar
de haber sido tipificado el femicidio / feminicidio, su pena es igual o parecida a
la del parricidio u homicidio agravado por el vínculo, con lo que se produce un
efecto idéntico: las mujeres se ven expuestas a las mismas penas al matar a
sus agresores, y sólo será diferente el nombre del delito por el que serán
condenadas.

Otra de las razones por las que se señala que los actuales tipos penales neutros
– como el parricidio u homicidio agravado por el vínculo- son insuficientes, es

35 Por lo que no cumplirían con el objetivo del art. 7 c) de la Convención, que establece:

“Los Estados Partes condenan todas las formas de violencia contra la mujer y convienen en adoptar, por todos
los medios apropiados y sin dilaciones, políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia y
en llevar a cabo lo siguiente: (...)

c) Incluir en su legislación interna normas penales, civiles y administrativas, así como las de otra naturaleza
que sean necesarias para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y adoptar las medidas
administrativas apropiadas que sean del caso”.

30
que el femicidio / feminicidio no se limita a la esfera íntima y, por tanto, en los
casos de femicidio sexual o el feminicidio sexual sistémico, por ejemplo, la
situación difiere de la ya analizada. En estos casos, desde la perspectiva penal,
se conjugan conductas que comprenden una pluralidad de delitos: desde casos
de violación y homicidio hasta otros que incluyen secuestro, lesiones, violación,
homicidio e inhumación ilegal del cadáver de la víctima. Se trata, en definitiva,
de lo que se denomina en doctrina penal un concurso de delitos.

En estos casos, también es posible sostener que existen tipos penales


suficientes: el secuestro, las lesiones, la violación, el homicidio y la inhumación
ilegal de cadáver son delitos existentes en las legislaciones penales y se
sancionarán de acuerdo a las reglas generales de los concursos de delitos.
Sin embargo, la mera suma de delitos y penas no da cuenta de la gravedad y
características que, como conjunto, poseen estas conductas, especialmente
en contextos en que se comienzan a presentar de forma generalizada o
frecuente, constituyendo una forma específica de crimen.

El énfasis en gravedad particular de las conductas que comprenden dos o más


delitos se encuentra en diversas legislaciones penales, por ejemplo, en
la sanción agravada de la violación con homicidio36. De manera similar, en la
desaparición forzada de personas se trata igualmente de una conducta
compleja, con reciente reconocimiento internacional y penal, precisamente
porque el solo delito de secuestro no era suficiente para comprender la
gravedad y particularidades del fenómeno. Igualmente, es posible sostener
que la gravedad de conductas como el femicidio / feminicidio sexual o el
feminicidio sexual sistémico, aunque puedan ser reconducidas a un conjunto
de ilícitos independientes, no resulta contenida adecuadamente en la sola
suma de ellos.

8. EL ANÁLISIS DE GÉNERO Y DE LA INTERSECCIONALIDAD DE LAS

36
Esta figura en el caso de Chile, por ejemplo, sancionada en el art. 372 bis. del Código Penal, posee una pena
incluso más severa que la del femicidio (ver en la página 302).

31
DISCRIMINACIONES EN LA INVESTIGACIÓN PENAL DE LOS FEMICIDIOS

En muchos países todavía existe un significativo porcentaje de casos de


muertes violentas de mujeres sin resolver. Esta situación no obedece
necesariamente a un problema de falta de medios o de personal para llevar a
cabo una buena investigación criminal. Entre las múltiples causas de la
impunidad imperante en los casos de femicidio se encuentra que, al no ser
analizados como un problema social grave sino como “casos aislados”, no se
ponen en marcha los mecanismos y los medios necesarios para elucidar de
manera adecuada dichos actos criminales.
Entre ellas, es fundamental garantizar que la investigación sea conducida desde
una perspectiva de género y con base en un análisis de género.37

8.1. ¿Cómo identificar un femicidio?

Si bien todos los femicidios pueden ser calificados como homicidios en los
términos de la legislación penal vigente en los países de la región, no todos los
homicidios de mujeres son susceptibles de ser calificados como
femicidios. Aunque la muerte de una mujer puede ser violenta, como por ejemplo
en un accidente de tránsito, el móvil del hecho puede no estar relacionado con
su condición de ser mujer o no estar motivado por razones de género, como por
ejemplo cuando la muerte de una mujer se presenta como consecuencia del
hurto de su vehículo.

Con el fin de establecer la especificidad del fenómeno delictivo, deben ser


considerados como femicidios las muertes violentas de mujeres que denotan una
motivación especial o un contexto que se funda en una cultura de violencia y
discriminación por razones de género.

37Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de
género. Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (OACNUDH) con el apoyo de la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de la Entidad de las
Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).

32
Los factores que hacen diferente el delito de femicidio con el homicidio de un
hombre, e incluso con el homicidio común de una mujer, destacan que, a
través de la muerte violenta, se pretende refundar y perpetuar los patrones que
culturalmente han sido asignados a lo que significa ser mujer: subordinación,
debilidad, sentimientos, delicadeza, feminidad, etc. Esto significa que el agente
femicida o sus actos reúne alguno o algunos patrones culturales arraigados en
ideas misóginas de superioridad del hombre, de discriminación contra la mujer
y de desprecio contra ella y su vida. Tales elementos culturales y su sistema de
creencias le hacen creer que tiene el poder suficiente para determinar la vida y
el cuerpo de las mujeres, para castigarlas o sancionarlas, y en última instancia,
para preservar los órdenes sociales de inferioridad y opresión. Esos mismos
elementos culturales permiten que el victimario se vea reforzado como hombre
a través de la conducta realizada.

Las razones de género inciden en la motivación de la que parte el agresor para


llevar a cabo el femicidio, y en los objetivos que pretende conseguir a través de su
conducta criminal. Para llevar a cabo una adecuada investigación, las
consecuencias del crimen no sólo deben buscarse en el resultado de la conducta y
su impacto en la víctima y en la escena del crimen, sino también en la repercusión
que tiene en el agresor el crimen en términos de “recompensa” o “beneficios” para
entender por qué se decide a llevar a cabo el femicidio.

8.2. ¿Por qué identificar las razones de género en la investigación de


la muerte violenta de las mujeres?
Los femicidios no deben ser vistos como casos aislados o esporádicos de
violencia machista. En primer lugar, la experiencia advierte que el femicidio,
especialmente ocurrido en el ámbito privado, es con frecuencia la culminación
de un continuo de violencia que, por su naturaleza, tiene elementos
distintivos.38En segundo lugar, la muerte por razones de género, que sea en el

38
CIDH (2007), Acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia en las Américas.

33
ámbito público o privado, es una de las manifestaciones de violencia contra la
mujer en la que se observa la interrelación entre las normas culturales y el uso
de la violencia en la subordinación de la mujer.39

Las investigaciones policiales y del Ministerio Público por presuntos


femicidios deben incluir y realizarse con una perspectiva de género. De esta
forma, se permite alcanzar dos objetivos:

a. Analizar las conexiones que existen entre la VCM y la violación de


otros derechos humanos, incluyendo la vulneración de los principios
de igualdad de género y de no discriminación. La meta es identificar
en la ejecución de esta conducta punible los elementos de dolo
específico basados en razones de género como la misoginia, el odio o el
desprecio por la condición de mujer de la víctima.

b. Plantear posibles hipótesis del caso, basadas en los hallazgos


preliminares, que identifiquen la discriminación, el odio por la
condición de la mujer, o a las “razones de género” como los posibles
móviles que explican dichas muertes. Como tal, la identificación de dichas
motivaciones constituye uno de los objetivos estratégicos de la
investigación (como lo muestra el Gráfico 1). Implica investigar las
diferentes manifestaciones de la violencia contra la mujer que
antecedieron el hecho, se manifestaron durante el crimen o continuaron
después de la muerte de la víctima.

Objetivos estratégicos de la investigación de los femicidios

 Identificar las conductas que causaron la muerte y otros daños o


sufrimientos físicos, psicológicos o sexuales a la mujer (ante o post
mortem).

39
Asamblea General de las Naciones Unidas, Informe del Secretario General, Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia
contra la mujer, A/61/122 Add.1, 6 de julio de 2006.

34
 Verificar la presencia o ausencia de motivos o razones de género
que originan o explican la muerte violenta de la mujer mediante la
identificación en particular:
 del contexto de la muerte,
 de las circunstancias de la muerte y la disposición del cuerpo,
 de los antecedentes de violencia entre la víctima y el victimario,
 del modus operandi y del tipo de violaciones usados ante y post mortem,
 de las relaciones familiares, de intimidad, interpersonales, comunitarias,
laborales, educativas, o sanitarias que vinculan a la víctima y el/los
victimario/s,
 de la situación de riesgo o vulnerabilidad de la víctima al momento de la
muerte,
 de las desigualdades de poder existentes entre la víctima y el/los victimario/s
 Esclarecer el grado de responsabilidad del sujeto activo (o de los
sujetos activos) del delito, investigando si el victimario fue un individuo o
un grupo, si él es o ha sido funcionario público, o si él es particular que actúa
con la aquiescencia, la tolerancia o la connivencia de agentes del Estado.
 Promover la participación de las víctimas indirectas, los familiares y
sobrevivientes en el proceso de esclarecimiento judicial de la verdad sobre
los hechos.

Investigar y analizar una muerte violenta de una mujer desde una perspectiva
de género permite también:

 Examinar el hecho como un crimen de odio, cuyas raíces se cimentan


en las condiciones históricas generadas por las prácticas sociales de cada
país;
 Abordar la muerte violenta de las mujeres no como un hecho
coyuntural y circunstancial sino como un crimen sistemático, cuya
investigación requiere de la debida diligencia de las instituciones del
Estado;
 Ir más allá de posibles líneas de investigación que se centran en
planteamientos individuales, naturalizados o en patologías que
usualmente tienden a representar a los agresores como “locos”, “fuera de

35
control” o “celosos”, o a concebir estas muertes como el resultado de
“crímenes pasionales”, “asuntos de cama” o “líos de faldas”;
 Diferenciar los femicidios de las muertes de mujeres ocurridos en
otros contextos, como por ejemplo, las muertes de mujeres por
accidentes de tránsito;
 Evitar juicios de valor sobre las conductas o el comportamiento
anterior de la víctima y romper con la carga cultural y social que
responsabiliza a la víctima por lo que le pasó (“algo haría”, “ella se lo
buscó”, “quizá ella lo provocó”). Las personas intervinientes en las
diferentes etapas de la investigación deberán prestar atención a los
prejuicios “obvios” acerca de los roles que supuestamente deben cumplir
las mujeres y las niñas en las sociedades (ser buena madre, esposa o
hija, obedecer a su marido o pareja, vestirse según los cánones de la
moral religiosa, no desempeñar actividades masculinas, vestir de manera
recatada), ya que por su aparente carácter incuestionable no suelen ser
evidentes ni para la justicia ni para la sociedad;
 Visibilizar las asimetrías de poder y la forma en que las desigualdades
de género permean los roles, las normas, las prácticas y las
significaciones culturales entre hombres y mujeres.
 Buscar alternativas legislativas en materia de prevención de los
asesinatos de mujeres por razones de género, reconociendo que,
históricamente, las mujeres han sido discriminadas y excluidas del
ejercicio pleno y autónomo de sus derechos.

8.3. ¿Cómo identificar las razones de género?: El análisis de


género como herramienta de análisis

En primer lugar es necesario hacer esta diferencia: El término “sexo” se refiere


aquí a las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer. El término “género”
se refiere a las identidades, las funciones y los atributos construidos
socialmente de la mujer y el hombre y al significado social y cultural que la
sociedad atribuye a esas diferencias biológicas, lo que da lugar a relaciones
jerárquicas entre hombres y mujeres y a la distribución de facultades y

36
derechos en favor del hombre y en detrimento de la mujer. El lugar que la mujer
y el hombre ocupan en la sociedad depende de factores políticos, económicos,
culturales, sociales, religiosos, ideológicos y ambientales que la cultura, la
sociedad y la comunidad pueden cambiar.40

La violencia contra la mujer (VCM) se enmarca dentro de un sistema socio-


cultural de dominación y subordinación de las mujeres que es aplicado por los
hombres y se denomina patriarcado. Este sistema está sustentado
ideológicamente en preceptos androcéntricos - mirada masculina del universo
- que legitiman prácticas de violencia contra la mujer, basadas en los roles
atribuidos como “naturales” y “biológicos” de unos y otras, y en el discurso
de superioridad masculina que busca, a su vez, controlarlas y mantenerlas
dentro del modelo que el patriarcado ha querido imponerles: el de la mujer
sumisa, madre, hija o esposa.

Las ciencias sociales acuñaron la categoría de género para analizar y describir


esta realidad social y las formas en las que se dan las relaciones de poder
desiguales entre hombres y mujeres. El aspecto descriptivo de la categoría
facilita el conocimiento de la manera en que las construcciones sociales se
apropian de las diferencias sexuales y biológicas entre hombres y mujeres y
asignan a cada sexo atributos opuestos. A estas atribuciones se les ha dotado de
roles, oficios y esferas sociales distintas, que son valoradas económica, política,
social y culturalmente en la vida cotidiana.

La utilización de la categoría también revela que, aunque el estatus o la


situación de las mujeres puede variar de una cultura a la otra, de un país al otro,
de un momento histórico al otro, persiste una constante: la subordinación de las
mujeres a los hombres. Esta desigualdad tiene impacto, en particular, en la

40
Comité CEDAW Recomendación No.28 relativa al artículo 2 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer, CEDAW/C/GC/28, 16 de diciembre de 2010, párr. 5

37
distribución de poder, en el acceso a los recursos materiales y simbólicos y
servicios, y genera violencias.

Si se analiza esa construcción socio-cultural, se comprueba que la cultura


establece un orden para articular la convivencia y las relaciones permitiendo que
estas transcurran dentro de las pautas dadas, hasta el punto de configurar la
“normalidad” de esa sociedad. A partir de esa normalidad, se establece una serie
de roles y funciones para hombres y mujeres de manera que todo transcurra
dentro del orden establecido. Según esa construcción, cuando se produce una
desviación de las expectativas en aquellas personas que están sometidas al
control o supervisión de otras (por ejemplo, cuando las mujeres cuestionan e
impugnan este orden autoritario y patriarcal, o cuando sus acciones no encajan
en el ámbito de lo aceptable por las visiones del mundo que son dominantes),
las que tienen la potestad de hacerlo deben corregir cualquier alejamiento que
se produzca, incluso por medio de determinados grados de violencia. De este
modo, el orden se recupera y la cultura con sus valores y referencias se ve
reforzada. La violencia contra la mujer puede originarse como una forma de
resolución de las disputas.

Esa influencia del contexto socio-cultural no termina ahí. Continúa para darle
también un significado a su resultado. La cultura androcéntrica crea la
desigualdad al situar lo masculino y a los hombres como referencias de lo común.
De ahí que la VCM se considera normalizada. Cuando ocurre un caso de
violencia por razones de género, con frecuencia no se produce una crítica real,
sino que se tiende a justificar y a integrarlo alrededor de dos ideas. Cuando la
agresión no ha causado lesiones graves, se presenta como un “conflicto de
pareja” que debe ser resuelto dentro de la propia relación. Cuando el caso es
más grave o produce la muerte de la mujer, se buscan justificaciones en el
agresor (alcohol, drogas, trastornos psíquicos, alteraciones emocionales, etc.) o
en la propia víctima, la cual es considerada a veces como “provocadora” de la
propia reacción violenta que acaba con su vida. De este modo, una parte de la
violencia que sufren las mujeres queda en la invisibilidad y otra parte en la
impunidad, con lo cual no se modifican las circunstancias que causan dicha
violencia, situación que refuerza, a su vez, la construcción cultural y sus

38
referencias.

8.4. ¿Qué se debe investigar en los casos de femicidios? Contextos,


escenarios, sujetos activos, sujetos pasivos, formas de violencia y
manifestaciones de violencia anteriores o posteriores a los
femicidios.

Para investigar de manera adecuada una muerte violenta de una mujer desde una
perspectiva de género y de intereseccionalidad de las discriminaciones, es
necesario partir de referencias objetivas y sólidas que eviten prejuicios que
puedan afectar la propia investigación. No se trata de explicar el femicidio por las
características del agresor, sino de encontrar al agresor por las características
del femicidio. Sin perjuicio de los distintos elementos que se incluyen en los tipos
penales establecidos en los países de la región se formulan algunas
recomendaciones para la investigación de las muertes violentas de mujeres.

8.4.1. Contextos y escenarios. Los femicidios tienen múltiples expresiones y


contextos. Las “razones de género” que motivan el crimen nacen de las
referencias comunes de la sociedad, pero su expresión a través de la conducta
delictiva es el resultado de su interacción con los factores individuales de cada
uno de los victimarios. Este contexto común de referencias culturales es el que
permite que los victimarios tengan una motivación compartida a la hora de
cometer el femicidio.
Los femicidios ocurren tanto en el ámbito privado como en el ámbito público, en
circunstancias y escenarios diversos, que incluso pueden variar al interior de un
mismo país. Pueden ocurrir dentro de la familia, la unidad doméstica, en
cualquier otra relación interpersonal o en la comunidad. Las investigaciones
realizadas han permitido identificar los siguientes escenarios, que no son
exhaustivos:

 Las relaciones de pareja o de intimidad, actuales o anteriores,

39
permanentes u ocasionales;
 Las relaciones familiares por consanguineidad o afinidad;
 La muerte en el lugar de los hechos a manos de un hombre que ataca o
intenta asesinar a otra mujer;
 El acoso sexual por hombres que la víctima conoce;
 El ataque sexual de hombres conocidos o desconocidos por la víctima;
 El comercio sexual tanto de clientes como de proxenetas;
 La trata y el tráfico por explotación de todo tipo;
 Las pandillas con las cuales la mujer tenía algún tipo de conexión, ya sea
como integrante de ella, por el involucramiento de su familia en esa o por
haber sido acosada con anterioridad por la pandilla;
 En el marco de redes y mafias para quienes el control de género es un
método para afianzarsu poder;
 La venganza de hombres contra terceras personas.

8.4.2. Sujeto activo (particular o estatal). El sujeto activo de este delito puede
ser cualquier persona (varón, en la mayoría de las legislaciones) o grupo de
particulares (como en los casos de redes de prostitución o de trata de personas,
pandillas, mafias u otras formas de crimen organizado). La conducta femicida
también puede ser perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por
acción u omisión.

Poner la mirada en el agresor permite entender las “razones de género” y otros


elementos vinculados a ellas, como son el componente basado en el odio hacia
la mujer y la conducta que se deriva de este. Esta idea se recoge bajo el
concepto de “crímenes por odio” o el hecho de que se trate de un “crimen moral”,
es decir, que se realiza generalmente sin obtener ninguna recompensa material
a cambio, a diferencia de lo que sucede en los crímenes instrumentales, como
en los robos o en el narcotráfico. En los crímenes morales, el agresor se siente
recompensado por una especie de victoria que supone imponer su posición por
encima de la vida de la mujer asesinada. La mayor o menor ira, rabia y violencia
que utiliza el victimario en la conducta criminal son más una consecuencia de
esas ideas que él ha ido desarrollando en la consumación del crimen, que el
producto de una reacción emocional, como tradicionalmente se ha intentado

40
justificar bajo la idea de un “crimen pasional”. A pesar de la carga emocional
que existe durante muchos de los femicidios, el victimario muestra control en la
forma en que lleva a cabo el crimen y en los hechos posteriores al mismo.
Los femicidios son conductas criminales elaboradas de manera paulatina sobre
la interpretación que los agresores hacen del comportamiento de las mujeres
que terminan siendo sus víctimas. Es en esa planificación, unida a los factores
contextuales presentes en el momento de llevar a cabo la agresión, en la que
aparecen los diferentes elementos asociados a los femicidios hacia los cuales
debe dirigirse la investigación del caso. De ahí que uno de los elementos más
destacados de la VCM es el hecho de ser una “violencia continuada y mantenida
en el tiempo”, característica que se va a plasmar en la forma de llevar a cabo los
femicidios dependiendo del tipo que sea. Cuando se habla de un contexto de
relación entre el victimario y la víctima, esa violencia continuada será dirigida a
la misma mujer en el escenario privado de la convivencia. Cuando se trata de
un contexto de violencia sexual, el agresor dirige su violencia contra mujeres
diferentes en el escenario de la vida pública.

8.4.3. Sujeto pasivo. El sujeto pasivo del delito será una mujer sin importar
su edad. Las razones de género permiten crear una concepción de las mujeres
sobre dos polos fundamentales: la mujer como posesión, como un objeto que
pertenece al hombre; y la mujer como objeto, como una “cosa” que puede ser
usada por los hombres de la manera que decidan, y luego deshacerse de ella
cuando y como consideren oportuno. Estas construcciones culturales no son
impuestas, es decir, no obligan a todos los hombres a asumirlas y admitirlas,
pero sí permiten que aquellos que inicien el camino en cualquiera de los
sentidos señalados encuentren referencias para continuar con sus propósitos
hasta conseguirlos.

Estas dos grandes referencias sobre las mujeres permiten integrar las
diferentes formas de expresión de los femicidios en tres grandes categorías, y
organizar los diferentes elementos que se presentan como parte de los hechos
criminales. La primera, el femicidio íntimo o familiar, parte de la idea de mujer
como posesión, caracterizado por la existencia de una relación previa, con o sin

41
convivencia, entre víctima y victimario. La segunda, el femicidio sexual, se
construye sobre la idea de mujer como objeto para usar y desechar. La tercera,
el femicidio en un contexto de grupo, viene marcada por un ámbito de relación
más rígido que define las formas propias de relación hombre-mujer y sus roles
particulares.

Estos dos polos, “mujer como posesión” y “mujer como objeto”, no son
incompatibles ni deben tomarse como compartimentos estancos. Permiten una
graduación de conductas violentas y femicidas muy amplia. Esta situación facilita
que se puedan presentar casos con elementos comunes a los tres contextos. Al
mismo tiempo, estos dos polos son referencias para la elaboración de las
conductas criminales de los victimarios y dan lugar a la aparición de una serie de
elementos comunes que permiten asociar esas conductas a las razones de
género y vincular los hechos criminales a un contexto femicida.

8.4.4. Formas de violencia en la ejecución del delito. Investigar las formas de


violencia en la ejecución del delito significa que se debe conocer cómo se reflejan
las razones de género en la conducta criminal. No basta partir de un contexto
general caracterizado por la desigualdad y las actitudes machistas y misógenas.
En ese escenario muchos hombres habrán incorporado los factores contextuales
(exosistema) y socio- culturales (macrosistema) a su identidad y
comportamientos, sin que signifique que la presencia de esos estereotipos en
sí mismos demuestren la autoría de un crimen. Del mismo modo que en un
contexto general de desigualdad, la ausencia manifiesta de los mismos en
comparación con otros hombres no indica la inocencia en un presunto autor. La
conducta humana es un proceso dinámico cuyo resultado final depende de la
interacción de diferentes factores y elementos bajo la influencia de circunstancias
próximas a su materialización, las cuales pueden precipitar o condicionar la
acción hasta el punto de modificar la voluntad inicial del agresor. Estas
circunstancias posibilitan que un hombre sin marcados estereotipos machistas
pueda llevar a cabo una agresión mortal contra una mujer ante la presencia de
una serie de elementos que él valora de manera subjetiva. Aunque no parta de
unos marcados esteriotipos machistas, su conducta puede reflejar algunos de los
factores emocionales y cognitivos que acompañan a las razones de género

42
presentes en el femicidio, como son el odio, el sentirse humillado por la víctima,
la imagen de un “mal hombre” ante la actitud de una mujer, la respuesta moral
para actuar como “un hombre debe hacer”, etc.
Hablar de “razones de género” significa encontrar los elementos asociados a la
motivación criminal que hace que el agresor ataque a una mujer por considerar
que su conducta se aparta de los roles establecidos como “adecuados o
normales” por la cultura. Para entender la elaboración de la conducta criminal
en los casos de femicidio, se debe conocer cómo los agresores utilizan las
referencias culturales existentes para elaborar su decisión y conducta.

8.4.5. Las manifestaciones de la VCM anteriores al femicidio. Las muertes


violentas de mujeres suelen ser la consecuencia de diversas manifestaciones de
violencia previa. La indagación judicial de estas formas de violencia es
fundamental tanto para el diseño de la investigación (el desarrollo de la hipótesis
y líneas de trabajo), la demostración del contexto de discriminación y violencia en
el que de manera frecuente se enmarcan los femicidios, como para la
demostración de los elementos objetivos de la tipicidad que han sido establecidos
en algunos códigos penales de la región. Un claro ejemplo se encuentra en la
nueva legislación boliviana que sanciona la muerte violenta de las mujeres
“cuando con anterioridad al hecho de la muerte, la mujer haya sido víctima de
violencia física, psicológica, sexual o económica, cometida por el mismo
agresor”41. La violencia anterior puede manifestarse mediante varios tipos de
violencia:

a. Violencia física: Cualquier acto que dañe o lesione su cuerpo, aunque


no necesariamente produzca marcas corporales en ella. Este tipo de
violencia incluye, entre otros, los golpes en cualquier parte del cuerpo que
dejen o no huellas, empujones, heridas internas y externas, tirones de

41
Ley Nº 348 de 2013 de Bolivia, artículo 252 bis.

43
pelo, etc.42

b. Violencia sexual: En su sentido más amplio, incluye cualquier acto de


contenido sexual no consentido por las mujeres. Incluye entre otras la
exhibición, la observación y la imposición de prácticas sexuales no
consentidas, sin importar si el agresor mantiene o ha mantenido algún
tipo de relación de pareja, afectiva o de parentesco con la víctima y sin
importar que el agresor tenga o no contacto físico con las víctimas. Son
prácticas de violencia sexual: las relaciones sexuales no consentidas, el
aborto o el embarazo forzado, entre otras151. En el ámbito internacional,
también están consideradas otras categorías como la esclavitud sexual,
la prostitución forzada y la desnudez forzada152. La falta de
consentimiento puede interpretarse a partir de diferentes formas de
coacción, física o no. Por su parte, la edad para consentir relaciones
sexuales suele variar de un país al otro.

c. Violencia psicológica: Cualquier conducta u omisión intencional que


cause daño emocional y/o disminución de la autoestima de una mujer,
mediante amenazas, humillación, vejaciones, exigencia de obediencia o
sumisión, coerción verbal, insultos, aislamiento o cualquier otra limitación
de su ámbito de libertad. Entre otras manifestaciones, la violencia
psicológica incluye la culpa, la vigilancia, el aislamiento, el control, la
manipulación, la exigencia de obediencia o sumisión, la imposición de rol
servil, que causan perjuicio o menoscabo de la autodeterminación43.

42Este tipo de violencia está definido en el Decreto Número 22-2008 de Guatemala, en el Decreto Número 520 de 2010 de El
Salvador, en la Ley No. 779 de 2012 de Nicaragua y en Russell, D.E. & Radford, J. (2006).

43Este tipo de violencia está definido en la Ley Número 8589 de 2007 de Costa Rica, Decreto Número 22-2008 de Guatemala, Ley
Número 779 de 2012 de Nicaragua, Decreto Número 520 de 2010 de El Salvador y Russell, D.E. & Radford, J. (2006), Russell, D. E.
(2013).

44
d. Violencia económica: Toda acción u omisión que afecte el uso, goce,
disponibilidad o accesibilidad de recursos económicos de la mujer y, si
procede, de sus hijas o hijos, limitando la autonomía económica de la
mujer y aumentando la dependencia del varón proveedor. La violencia
económica como forma de control se manifiesta, entre otras, a través de
prácticas como la manipulación o limitación de los ingresos de la mujer,
la coerción para utilizar o invertir los recursos económicos propios en
intereses del varón, la amenaza de negarle los recursos económicos
básicos para alimentarse y/o vestirse44.

Estas cuatro formas de violencia contra las mujeres son las que se encuentran
con mayor frecuencia en la legislación existente en los países de la región.
Adicionalmente, algunas de ellas contemplan otro tipo de violencias como la
patrimonial y la simbólica, que son violaciones de los derechos de las mujeres.

e. Violencia patrimonial: Cualquier acción u omisión que menoscabe la


libertad de las mujeres de usar, disponer o acceder a sus bienes
materiales, sean adquiridos dentro de la pareja o producto de herencias,
trabajo, etc. Se incluyen los daños a los bienes comunes o propios
mediante la transformación, sustracción, destrucción, distracción, daño,
pérdida, limitación, retención de objetos, documentos personales,
bienes, valores y derechos patrimoniales. Entre otras formas está la
manipulación de bienes materiales de propiedad compartida o única de
la mujer, la venta no autorizada o manipulada de algún bien 45. Algunas
legislaciones incorporan las conductas de violencia patrimonial al definir
la violencia económica. Sin embargo, es importante distinguir las

44
Este tipo de violencia está definido en el Decreto Número 22-2008 Guatemala, Decreto Número 520 de 2010 de El Salvador.
Por su parte la Ley Número 779 de 2012 de Nicaragua y Russell, D.E. & Radford, J. (2006) ofrecen una definición conjunta de la
violencia económica y la violencia patrimonial.

45
Este tipo de violencia está definido en la Ley Número 8589 de 2007 de Costa Rica y en Russell, D. E. (2013).

45
limitaciones a los recursos económicos (violencia económica) del control
o aprovechamiento de los bienes inmuebles y muebles de la mujer
(violencia patrimonial).

f. Violencia simbólica: Incluye todos los mensajes, valores, símbolos,


íconos, signos e imposiciones sociales, económicas, políticas,
culturales y de creencias religiosas que reproduzcan y consoliden
las relaciones de dominación, exclusión, desigualdad y discriminación
de las mujeres46. Este tipo de violencia se manifiesta, por ejemplo,
mediante la imposición de prácticas culturales o religiosas y la
generación de estereotipos dañinos para la mujer.

Estos tipos de violencia se dan tanto en el ámbito de las relaciones de pareja o


expareja, domésticas o no, como en las demás relaciones interpersonales y
pueden ser ejercidas tanto en los escenarios institucionales como en los
comunitarios o sociales.

9. POSICIONES SOBRE LA TIPIFICACIÓN DEL FEMICIDIO/FEMINICIDIO

9.1. Posición a favor y tipificación penal del homicidio de mujer por


razones de género
Quienes están a favor de tipificar el delito de femicidio/feminicidio consideran que
la incorporación de un tipo penal visibiliza una forma extrema de violencia de
género, garantiza el acceso a la justicia y posibilita que el Estado adopte políticas
públicas para la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres. De
acuerdo con esta posición, si bien aplicando la norma jurídica neutra del
homicidio se puede perseguir penalmente a quien ha privado de la vida a una
mujer por razones de género, no se logra visibilizar el contexto en el que ocurren

46
Este tipo de violencia está definido en el Decreto Número 520 de 2010 de El Salvador y en Russell, D.E. & Radford, J. (2006)

46
estas muertes, y por tanto se impide que exista una verdadera política criminal
para combatir el delito47.
Por otro lado, se afirma que el tipo penal introducirá un nuevo concepto que
renovará la justicia, de acuerdo con los principios del Estado democrático de
derecho. Finalmente, se sostiene que el elemento simbólico del derecho penal
puede contribuir a transformaciones culturales importantes.
En América Latina, cinco son los países que han tipificado el “homicidio de mujer
por razones de género”:
En estas cinco normas legales se advierten tres tendencias toda vez que han
optado por:
a) Incorporar tipos penales autónomos de femicidio/feminicidio;
b) Incluir una agravante en los supuestos de homicidio calificado; o,
c) Modificar el delito de parricidio.

9.1.1. La primera tendencia, se inclina por crear un tipo penal autónomo al que
denominan femicidio o feminicidio (Costa Rica, Guatemala y El Salvador). No
obstante, se advierte que se han incorporado o tipos penales muy restrictivos o
tipos penales muy amplios:

9.1.2. La segunda tendencia en materia de tipificación penal, se inclina por


añadir una agravante al tipo penal de homicidio calificado:
Colombia, artículo 26º de la Ley N° 1257, Por la cual se dictan normas de
sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación
contra las mujeres, se reforman los Códigos Penal, de Procedimiento Penal, la
Ley 294 de 1996 y se dictan otras disposiciones”, que modificó el artículo 104º
del Código Penal:
Artículo 104. Circunstancias de Agravación:
La pena será de cuatrocientos (400) a seiscientos (600) meses de prisión, si la
conducta descrita en el artículo anterior se cometieren aunque esta tendencia

47Documento consolidado de la reunión del Grupo de Trabajo sobre Femicidio/Feminicidio de CLADEM, llevada a cabo en Buenos
Aires, los días 17 y 18 de marzo de 2011

47
queda desfasada con la creación de la nueva Ley Rosa Elvira Cely por la cual
se tipifica el feminicidio de forma independiente.

9.1.3 La tercera tendencia se inclina por modificar el delito de parricidio,


incorporando nuevos sujetos activos (ex cónyuge y ex conviviente) y
estableciendo que, cuando la víctima del homicidio sea quien es o había sido la
cónyuge o conviviente del autor, el delito tendrá el nombre de femicidio:
Chile, Ley Nº 20.480, cuyo artículo 1º modificó el artículo 390º del Código Penal:
Artículo 1°.- Introducir las siguientes modificaciones en el Código Penal:
(…)
6) En el artículo 390:
a) Remplazarse la expresión "a su cónyuge o conviviente" por la siguiente: "a
quien es o ha sido su cónyuge o su conviviente".
b) Incorporarse el siguiente inciso segundo:
"Si la víctima del delito descrito en el inciso precedente es o ha sido la cónyuge
o la conviviente de su autor, el delito tendrá el nombre de femicidio."

9.2 Posición en contra de la tipificación del femicidio/feminicidio como


delito autónomo
Quienes están en contra de la tipificación del femicidio/feminicidio señalan que
los homicidios de mujeres por razones de género pueden ser subsumidos en los
supuestos de homicidio calificado regulados en los códigos penales, aplicándose
a los responsables las sanciones establecidas en tales tipos penales. Afirman
que ni el problema de la violencia contra las mujeres ni las dificultades en el
acceso a la justicia se solucionan con la creación de nuevas figuras penales o
con el incremento de las sanciones. Según esta posición, la visibilización de los
homicidios de mujeres por razones de género puede lograrse a través de
medidas extra penales, por ejemplo, creando registros estatales de tales
homicidios, como sucede en España o en el Perú. En estos dos países se cuenta
con una información muy detallada sobre los homicidios de mujeres por razones
de género, lo que permite adoptar políticas públicas -sobre la base de
estadísticas oficiales- para combatir la violencia contra las mujeres.

48
Por otro lado, quienes defienden esta posición, advierten los problemas de
técnica legislativa de los tipos penales de femicidio/feminicidio, alguno de los
cuales podría originar una declaratoria de inconstitucionalidad de la norma.
Sostienen que, en un estado constitucional de derecho, el derecho penal no debe
tener sólo una función simbólica sino que debe ser eficaz, y que debe prevalecer
el principio de mínima intervención en materia punitiva (el derecho penal es
última y no primera ratio)
10. FEMINICIDIO EN EL DERECHO COMPARADO:

La obligación general de garantizar los derechos humanos que emanan de los


tratados internacionales sobre la violencia de género (Convención
interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer -
Convención de Belem do pará- y Convención sobre la eliminación de todas las
formas de discriminación contra la mujer, entre otros), incluye la obligación de
adoptar las medidas legislativas que tiendan a asegurar su goce, entre ellas, la
sanción de normas penales destinadas a sancionar los actos que constituyen
atentados contra la vida e integridad física de las mujeres48. Tal es así que
además de la Argentina, otros países comenzaron a abandonar la tradicional
neutralidad de género en los tipos penales, para regular la violencia contra la
mujer.
Sin pretender realizar un análisis exhaustivo49, a continuación enunciaré las
principales disposiciones legales de algunos de los países que se ocuparon de
la cuestión, haciendo especial hincapié en los países de Latinoamérica -muchos
de los cuales se encuentran obligados por las mismas convenciones
internacionales que el nuestro-, y principalmente, en el tipo penal del femicidio /

48 TOLEDO VÁSQUEZ, Patisilí, “¿Tipificar el Femicidio?”, ob. cit.


49 Para la realización de éste acápite, me he centrado principalmente en los países que dice Patsilí Toledo Vásquez que
tipificaron la figura del femicidio, lo cual mencionara en la entrevista que le realizara Mariana Carbajal, para el diario
Página 12, titulada “La violencia contra las mujeres logró instalarse en la agenda política”, publicada el 15 de abril de
2012.

49
feminicidio, y los problemas que presenta la forma en que fue receptado, pues
resulta ser el tema central de este trabajo.

10.1. SUECIA:
Siguiendo a Toledo Vásquez, debe decirse que en 1998, Suecia se transformó
en el primer Estado en crear un tipo penal especial para abordar la violencia
contra las mujeres en el ámbito de las relaciones de pareja u otras relaciones
cercanas. Así, el Código Penal de dicho país, pasó a establecer que: “Una
persona que cometa alguno de los actos criminales definidos en los Capítulos 3
-Delitos contra la vida y la Salud-, 4 -Delitos contra la Libertad y la Paz- o 6 -
Delitos Sexuales- en contra de otra persona que tenga, o haya tenido, una
relación cercana con el perpetrador y si el acto forma parte o es un elemento de
una violación sistemática de la integridad de esa persona y constituye un severo
daño psicológico para su autoestima, será sentenciada por grave violación de la
integridad a presidio por no menos de seis meses y hasta un máximo de 6 años.
Si los hechos descritos en el primer párrafo son cometidos por un hombre contra
una mujer con quien está, o ha estado casado, o con quien está, o ha estado
conviviendo bajo circunstancias comparables con el matrimonio, será
sentenciado por grave violación de la integridad de la mujer, al mismo castigo”50.

10.2. ESPAÑA
A su vez, relata Toledo Vásquez, que en el año 2004, España consagró en
diversas normas de su Código Penal la agravación de la sanción, cuando se
tratase de delitos cometidos por un hombre, en contra de la mujer, que fuera o
haya sido su pareja, actual o pasada. Tal es así, que la Ley Orgánica de
Protección contra la Violencia de Género -1/04-, pasó a establecer una
penalización más severa en los delitos de lesiones agravadas -art. 148-, malos
tratos -art. 153-, amenazas de un mal no constitutivo de delito -art. 171- y

TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí, “Leyes sobre femicidio y violencia contra las mujeres. Análisis comparado y problemáticas
50

pendientes”, en “Tipificación del femicidio en Chile. Un debate abierto”, p. 44,

50
coacciones -art. 172-51. Sin embargo, como destaca Iñigo Ortíz, en la ley no se
contempló tal agravante en los casos de homicidio52.

10.3. COSTA RICA: Ley para la Penalización de la Violencia contra las


Mujeres
Costa Rica fue uno de los primeros en incorporar un tipo penal especial
denominado femicidio, en mayo de 2007, a través de la Ley para la Penalización
de la Violencia contra las Mujeres53. Esta ley especial, entre otras características,
penaliza y sanciona diversas formas de violencia contra las mujeres como
práctica discriminatoria por razón de género específicamente en una relación de
matrimonio en unión de hecho declarada o no.
Se trata de una ley especial, esto es, una normativa penal que no forma parte
del Código Penal costarricense. Esta opción, sin embargo, acarrea ventajas y
desventajas, destacándose dentro de las primeras que permite focalizar el
problema y facilitar el seguimiento de los casos por parte del sistema judicial.
Asimismo, resulta favorable que a través de una ley especial como ésta es
posible contextualizar los tipos penales que se crean dentro de la violencia contra
las mujeres y las obligaciones internacionales en que se fundamenta la
tipificación54, incluyendo expresamente a estos cuerpos normativos como fuente
de interpretación de la ley.
Toledo Vásquez55, al hacer un comentario sobre esta Ley Especial, considera
que “se trata de una ley especial, que aborda la multiplicidad de formas de la
violencia contra las mujeres: física, psicológica, sexual y patrimonial; permitiendo

Ibídem, p. 44
51

52Tal información fue obtenida de la entrevista que le realizara Mariana Carbajal a Iñigo Ortiz, en el diario
Página 12, titulada “El femicidio en debate”, publicada en la edición del 8 de marzo de 2011,
53 Costa Rica. Ley para la Penalización de la Violencia contra las Mujeres nº 8589, publicada el 30 de mayo de 2007.
54 Ibídem. Art. 1.
55 Feminicidio

51
también la inclusión de normas de carácter procesal penal que serían
inadmisibles en una normativa que se incorporara al Código Penal”.
Aparte de ello, las disposiciones de esta ley únicamente se aplican únicamente
a los casos de violencia en ciertas relaciones de pareja: matrimonio o unión de
hecho. Es decir, no procede su aplicación para casos de relaciones de noviazgo,
así como los casos en que los vínculos de matrimonio o unión de hecho han
terminado, hipótesis de gran importancia en casos de violencia contra las
mujeres en relaciones de pareja56. Asimismo, no se circunscriben otras formas
de violencia en la esfera íntima, como la que puede existir en relaciones paterno-
filiales, situación en el cual también se presenta el femicidio57.

Por último, es preciso señalar que la ley costarricense es la que contempla el


concepto más limitado de femicidio.

10.4. GUATEMALA: Ley contra el Femicidio y otras formas de Violencia


contra la Mujer
En Guatemala, el delito de femicidio ha sido incorporado en el ordenamiento
jurídico a través de la Ley contra el Femicidio y otras formas de Violencia contra
la Mujer de mayo de 200858. Se trata, al igual que en el caso de Costa Rica, de
una ley especial es decir, que no se integra el Código Penal guatemalteco,
aunque sus disposiciones se remiten a él en diversas oportunidades.
Al respecto, podemos hacer presente que se trata de una ley que contempla
tanto disposiciones penales como de políticas públicas y garantías de derechos
para las mujeres más allá del solo ámbito penal.

56 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. Consultoría para la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos., p. 97. Visto. 14/08/2013. En: http://www.ohchr.org/SP/Pages/WelcomePage.aspx
57 Ibídem, p. 98.
58 Guatemala, Ley contra el Femicidio y otras formas de Violencia contra la Mujer, Decreto nº 22-2008 del Congreso

de la República de Guatemala, publicado en el Diario de Centro América del 7 de mayo de 2008.

52
Así, por ejemplo, se establece la “coordinación interinstitucional”59 de las
políticas públicas de prevención y erradicación de la violencia contra la mujer; la
serie de definiciones que contiene su Art. 318 exceden el ámbito de la sola
aplicación judicial penal, incluyendo también derechos para la víctima en relación
con la atención de los servicios públicos, así como definiciones de carácter
sustantivo respecto de las características de la violencia de género (como
misoginia y relaciones de poder).
De igual forma, se vislumbran disposiciones sobre reparaciones y obligaciones
del Estado respecto de la violencia, en forma muy amplia, que contemplan desde
asegurar el derecho al acceso a la información y asistencia integral a las víctimas
hasta la creación de órganos jurisdiccionales especializados, fortalecimiento
institucional.
Esta ley especial, es más extensa en cuanto ha contenido que la que establece
el femicidio en Costa Rica, no obstante, es objeto de las mismas observaciones
que ésta en relación con la opción legislativa de ley especial. Así, por ejemplo,
los Arts. 1 y 2 de la ley, se aplican a la violencia ejercida contra las mujeres tanto
en el ámbito público como privado. Se trata de una ley que aborda, además, la
violencia contra las mujeres “en sus diferentes manifestaciones”60, por lo tanto,
incluye la violencia física, psicológica, sexual económica “o cualquier tipo de
coacción en contra de las mujeres”.

La ley no sólo se refiere en términos generales a estos dos ámbitos, sino que los
define en los siguientes términos:
Art. 3. Definiciones. Para los efectos de esta ley se entenderá por: (...)
b) Ámbito privado: Comprende las relaciones interpersonales domésticas,
familiares o de confianza dentro de las cuales se cometan los hechos de
violencia contra la mujer, cuando el agresor es el cónyuge, ex cónyuge,
conviviente o ex conviviente, con quien la víctima haya procreado o no, el agresor
fuere el novio o ex novio, o pariente de la víctima.

59 Ibídem. Art. 4.

60 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. Ob. Cit.

53
También se incluirán en este ámbito las relaciones entre el cónyuge, ex cónyuge,
conviviente o ex conviviente, novio o ex novio de una mujer con las hijas de ésta.
c) Ámbito público: Comprende las relaciones interpersonales que tengan lugar
en la comunidad y que incluyen el ámbito social, laboral, educativo, religioso o
cualquier otro tipo de relación que no esté comprendido en el ámbito privado.
Por último, como indica Toledo Vásquez, se puede sostener que, a pesar de
tratarse de un tipo penal que contempla en cuanto a hipótesis comisivas un
abanico mucho más amplio de posibilidades que la norma costarricense, exige
también acreditar la concurrencia de muchos más elementos con un contenido
difícil de determinar, lo que sin duda puede constituir un obstáculo en la
aplicación práctica de la ley –como ya se deduce de las primeras cifras que dan
cuenta de su utilización61–, a la vez que constituir una eventual posibilidad de
impugnación de la normativa por infracción al principio de tipicidad dada la
vaguedad de la descripción de las conductas.

10.5. MÉXICO: Iniciativas para la incorporación del Feminicidio en el


Código Penal Federal y Códigos de Chihuahua y Sinaloa
México fue el primer país en que se propuso la tipificación del delito de
feminicidio y es, a la vez, el país en que más iniciativas se han presentado en
esta materia, tanto a nivel nacional como de las entidades federativas.
Cabe hacer presente que si bien la iniciativa de la Ley General de Acceso de las
Mujeres a una Vida libre de Violencia (en adelante, Ley General) contemplaba la

61 Desde su entrada en vigor, sólo hay 18 casos de acusaciones completadas bajo la figura específica del femicidio, a
pesar que la cifra de muertes violentas de mujeres durante el año 2008 se eleva a 722 casos, a los que se suman más
de 150 en los primeros meses de 2009. Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos sobre las actividades de su Oficina en Guatemala durante 2008, A/HRC/10/31/Add.1, 28 de febrero de 2009,
p. 10.

54
tipificación del delito de feminicidio62, en definitiva dicha ley fue aprobada sin
contener esta figura ni otras normas penales, aunque sí define la violencia
feminicida como forma extrema de género en el ámbito privado y público27. En
efecto, se trata de una ley que instaura mecanismos para la prevención,
protección y asistencia a las mujeres víctimas de violencia y contempla la
obligación de los órganos de seguridad pública de los estados, de los municipios
y, la Federación, así como de los órganos que imparten justicia de brindar una
atención adecuada y especial a las mujeres víctimas.

Un primer elemento que diferencia sustancialmente esta figura de feminicidio del


femicidio contemplado en las legislaciones costarricense y guatemalteca, es que
la iniciativa mexicana contempla conductas que no necesariamente conllevan la
muerte de la víctima63.
Si bien lo anterior es complejo, lo que resulta de mayor gravedad en esta
propuesta es que también constituyen feminicidio conductas que no son
constitutivas de delito, como ocurre en el caso de las conductas
discriminatorias64.
Esto es un grave atentado contra la lógica interna de la norma y proporcionalidad
de las sanciones, dada la penalidad prevista para el feminicidio –20 a 40 años
de prisión.
En conclusión, este conjunto de iniciativas que, si bien buscan precisar los casos
que constituyen feminicidio de una manera más precisa a las que utilizan un

62 La iniciativa fue presentada por las Diputadas Marcela Lagarde, Angélica de la Peña y Diva Hadamira Gastélum el 2
de febrero de 2006, y como ley aprobada, fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 1o. de febrero de 2007.
Esta iniciativa incluía un Título V, “Delitos especiales”, donde se tipificaba el feminicidio.
Si bien esta formulación no resultó aprobada en definitiva, en ella se basa la iniciativa presentada posteriormente en
el estado de Chihuahua, que se examina en las páginas 100 y siguientes. Citado por: TOLEDO VÁSQUEZ. En: Ob. Cit.
p, 162.

63TOLEDO VÁSQUEZ. Ob. Cit., p. 123.


64A pesar que en códigos penales, como el del Distrito Federal, se encuentra tipificado el delito de discriminación
(Art. 206), ello no es así a nivel federal.

55
concepto amplio de feminicidio en Latinoamérica, dejan serias dudas en margen
de indeterminación normativa - que importa un serio riesgo tanto para la eventual
aplicación de estas leyes como para el respeto del principio de tipicidad, - por
ejemplo, en cuanto a las conductas que constituyen “actos de odio o misoginia”
y del principio de proporcionalidad de las penas, atendida la diversa entidad de
los bienes jurídicos afectados por las conductas que se incluyen en el feminicidio.

10.6. COLOMBIA: Ley Rosa Elvira Cely El presidente de Colombia, Juan Manuel
Santos, promulgó la ley que tipifica el feminicidio como un delito autónomo y
castiga con hasta 41 años de cárcel el homicidio de una mujer por razones de
género.

El Objeto de la ley tiene por objeto tipificar el feminicidio como un delito


autónomo, para garantizar la investigación y sanción de las violencias contra
las mujeres por motivos de género y discriminación, así como prevenir y
erradicar dichas violencias y adoptar estrategias de sensibilización de la
sociedad colombiana, en orden a garantizar el acceso de las mujeres a una
vida libre de violencias que favorezca su desarrollo integral y su bienestar, de
acuerdo con los principios de igualdad y no discriminación65.

La norma, que busca fortalecer los mecanismos para prevenir la violencia


contra la mujer, fue bautizada "Ley Rosa Elvira Cely" en recuerdo de una mujer
brutalmente vejada y asesinada por un conocido en el Parque Nacional de
Bogotá.

La nueva ley considera feminicidio el asesinato de una mujer cometido por


quien haya tenido una relación íntima con la víctima, ejerza sobre el cuerpo y
la vida de la mujer actos de instrumentalización de género o sexual, o cometa
el delito aprovechando relaciones de poder ejercidas sobre la mujer para
generar terror o humillación.

65Ley 1761 "por la cual se crea el tipo penal de feminicidio como delito autónomo y se dictan otras disposiciones"
(Rosa Elvira Cely)

56
Las penas por feminicidio establecidas en la norma varían entre 250 y 500
meses de prisión.

10.7. CHILE: Ley de modificación del Código Penal y la Ley 20.066 sobre
violencia intrafamiliar, Chile, 201066

En estas medidas se establece el femicidio, aumentando las penas aplicables a


este delito y se reforma las normas sobre parricidio.

No se trata de una ley específica que regule el femicidio u otras formas de


violencia contra las mujeres, sino una legislación que, como su propio nombre
indica, simplemente modifica el Código penal para introducir el femicidio en
sentido restrictivo, esto es que se refiere sólo al íntimo, para supuestos en los
que la víctima era su mujer o convivía con él.

10.8. BOLIVIA: Ley No 348 Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una
Vida Libre de Violencia

Define la erradicación de la violencia como un tema de prioridad nacional y


como un problema de salud pública, desde un enfoque de prevención,
protección de las mujeres en situación de violencia y la sanción de los agresores.

 Reconoce 16 formas de violencia, pasando su tratamiento al ámbito


penal, a través de la simplificación de algunos aspectos del procedimiento
penal67.
 Se establecen nuevos tipos penales: el feminicidio, acoso sexual,
violencia familiar o doméstica, esterilización forzada, incumplimiento de
deberes, padecimientos sexuales, actos sexuales abusivos. Y se
incorpora como delitos contra la mujer la violencia económica, violencia

66 Ley Num. 20.066 establece ley de violencia intrafamiliar –Chile

67 Ley No 348 Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia

57
patrimonial y sustracción de utilidades de actividades económicas
familiares.
 Señala que los delitos de violencia contra las mujeres se convierten en
delitos de acción pública, lo que significa que la investigación de estos
hechos, se efectuará de oficio por el Ministerio Público en coordinación
con la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia – FELC-V.
 Establece que en casos de feminicidio no se puede utilizar la figura de
homicidio por emoción violenta, figura penal que hacía referencia a
razones de “honorabilidad”, por la cual los agresores se acogían a esta
figura, para lograr sanciones entre 2 y 6 años. El cambio incluye la
eliminación de razones de honorabilidad y el incremento de la pena a
entre 2 y 8 años.
 Plantea un conjunto de medidas de prevención en diferentes niveles y
ámbitos, que pretenden contribuir a modificar los comportamientos
violentos, tanto individuales como colectivos y estructurales, que toleran,
naturalizan y reproducen la violencia, priorizando medidas de prevención
en los ámbitos familiar, comunitario, educativo, de salud, laboral y
comunicacional, estableciendo tareas de cumplimiento obligatorio.

 Contempla la adopción de medidas inmediatas de protección para


salvaguardar la vida, integridad física, psicológica, sexual, derechos
patrimoniales, económicos y laborales de las mujeres en situación de
violencia y los de sus dependientes de parte de las autoridades
competentes y garantizar su protección en tanto dura la investigación.

11. EL TIPO PENAL DE FEMINICIDIO EN LA LEGISLACIÓN PERUANA


TIPO PENAL
Art. 108º-B.- Feminicidio
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años el que
mata a una mujer por su condición de tal, en cualquiera de los siguientes
contextos:
1. Violencia familiar;

58
2. Coacción, hostigamiento o acoso sexual;
3. Abuso de poder, confianza o de cualquier otra posición o relación que le
confiera autoridad al agente;
4. Cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente de que
exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el agente.
La pena privativa de libertad será no menor de veinticinco años, cuando concurra
cualquiera de las siguientes circunstancias agravantes:
1. Si la víctima era menor de edad;
2. Si la víctima se encontraba en estado de gestación;
3. Si la víctima se encontraba bajo cuidado o responsabilidad del agente;
4. Si la víctima fue sometida previamente a violación sexual o actos de
mutilación;
5. Si al momento de cometerse el delito, la víctima padeciera cualquier tipo de
discapacidad;
6. Si la víctima fue sometida para fines de trata de personas;
7. Cuando hubiera concurrido cualquiera de las circunstancias agravantes
establecidas en el artículo 108.
La pena será de cadena perpetua cuando concurran dos o más circunstancias
agravantes.

11.1. TIPICIDAD OBJETIVA


El artículo 108-B de la Ley de feminicidio68 vigente varía la estructura objetiva
contenida en la regulación del anterior tipo de feminicidio estipulado en el artículo
107º del CP. En esta nueva redacción el tipo de feminicidio tiene un aspecto
común, pero a diferencia del anterior artículo, ésta es indeterminada. La
expresión “el que mata a una mujer por su condición de tal” es muy genérico,
pues se presta a muchas interpretaciones, por ejemplo el que mata a una mujer
para robarle su cartera, también cometería delito de feminicidio. En efecto, la
norma en vez de proteger y esclarecer ciertas dudas o imprecisiones de la
anterior norma, añade otros problemas a su interpretación.

68 Ley nº 30068, de fecha 18 de julio de 2013. Publicada en el diario oficial el Peruano.

59
Asimismo, queremos precisar que una cosa es prescribir una pena mayor frente
a un injusto notoriamente elevado y otra muy distinta es crear de modo forzado
una ubicación en una figura que teológicamente cumple otros fines como el
homicidio. Al legislador le hubiese bastado simplemente volver sobre su obra y
reconocer la importante labor del juez en el análisis de los feminicidios;
fundamentalmente, con la aplicación de una pena más severa en virtud del art.
46 del Código Penal.
Al respecto Castillo Alva, sostiene que, “para el Derecho Penal no existen vidas
diferentes, o lo que es lo mismo, no se puede concebir un Derecho criminal,
constitucional y democráticamente fundado, que valore dos vidas de distinto
modo y sentido, pues da lo mismo matar a José o que éste mate a su esposa” 69.
La vida en sí, tiene igual equivalencia para el Derecho, no se le puede medir de
diferentes formas, por cuanto se estaría atentado contra el derecho a la igualdad,
constitucionalmente protegido en el art. 2º inciso 2 de nuestra Constitución
Política del Perú.
En esa misma línea, Huacchillo Núñez considera - haciendo referencia a la
anterior redacción del tipo penal de feminicidio apuntado en el art. 107 del CP-
que vulnera el principio de igualdad en tanto la mujer no solo debe ser protegida
por la Ley Penal, sino toda persona que sea víctima de violencia; no se puede
discriminar a los varones que son víctimas de muerte por parte de una mujer 70,
asimismo no se puede justificar que las cifras sean el motivo suficiente para
incorporar el delito de feminicidio, aplicar ese razonamiento nos llevaría a decir
(contrario sensu) si las cifras fueran mayores respecto de la muerte de un

69 CASTILLO ALVA, José Luis., en Homicidio comentarios de las figuras fundamentales, Edit. Gaceta Jurídica, 2000, p.
107.
70 Cuando escribo este párrafo me llega la noticia lamentable de que una mujer asesinó de siete puñaladas a su
esposo, aparentemente, motivado por los celos. Noticia publicada en el siguiente portal web del Diario el Comercio.
http://elcomercio.pe/actualidad/1615166/noticia-surco-empresario-fue-asesinado-siete-punaladas-su-esposa.

60
hombre cometidas por una mujer, motivaría a los Legisladores a la creación del
“Masculinicidio” o “Machicidio”.
En efecto, el principio de igualdad deja de tener su razón de ser, cuando existe
una evidente desproporción en el trato a personas especiales (por la razón de
género) dejando de lado a los demás integrantes de la sociedad. Lo que el
legislador, ha hecho es aplicar normas carentes de significado, haciendo proclive
a todo tipo de discriminación, lo que proscribe la colocación de las personas en
diferentes posiciones respecto a sus derechos. Al respecto Álvarez García 71
advierte que el principio de igualdad hay que “procurarlo”, “hacerlo posible” con
las concretas regulaciones, evitando que no terminen provocando desigualdades
importantes en la concreción de las penas. La sanción, así, terminará siendo
distinta para cada individuo con independencia de que los hechos cometidos
sean, en su abstracta tipificación penal, idénticos.
De otro lado, se trata de un tipo penal de sujeto activo indeterminado, porque
puede ser cometido por cualquier persona, no requiriéndose ninguna cualidad
personal especial en el sujeto activo, esto es, puede ser varón, mujer o personas
que tengan otra opción sexual; el presupuesto que se exige es dar muerte a una
mujer por su condición de tal.

11.1.1. El bien jurídico


El delito de feminicidio protege, al igual que en el homicidio, a la vida humana.
Sin embargo, existe un elemento adicional que se encuentra dado precisamente
por la discriminación y subordinación implícita en la violencia de que las mujeres
son víctimas. Este elemento adicional es el que reconoce el Tribunal
Constitucional español72, al señalar que el legislador considera que “ciertas
acciones son más graves, más reprochables socialmente, porque son expresión

71 ÁLVAREZ GARCÍA, Javier, Sobre el principio de legalidad, Edit. Tirant lo Blanch, Valencia, 2009, p. 34.
72 Ver supra, capítulo 2 nota 21. Citado por: Tomas Vásquez

61
de una desigualdad y de una situación de abuso de poder, de una situación de
discriminación en que se encuentran muchas mujeres”.
Este tipo de argumentos son desarrollados por distintas líneas teóricas como
elementos constitutivos de un bien jurídico diferente, o bien, de un plus de injusto
que justifica la agravación de las penas en este caso. Sin embargo, vale realizar
algunas precisiones. Si en el homicidio se protege la vida humana de todos los
ciudadanos, en el feminicidio solo se protege la vida humana de la mujer
(homicidio de género).
Pese a lo apuntado, debemos advertir que el legislador no ha precisado si tan
solo se protege la vida humana independiente (después del parto) o en su
defecto también la vida humana dependiente. Esto se desprende, del inciso 2 de
las circunstancias agravantes del feminicidio que prescribe “Si la víctima se
encontraba en estado de gestación”.

En este punto, a nuestro parecer, el legislador no ha tenido la cautela en cuanto


a la fijación de circunstancias constitutivas del feminicidio dado que incorpora
elementos anticuados que se alejan de una correcta técnica legislativa, esto es,
el inciso antes referido no precisa si también se considera como delito feminicidio
la muerte del concebido – indistintamente del sexo de éste – o es que solo debe
ser delito de feminicidio la muerte del concebido cuyo sexo se haya determinado
como mujer.

11.1.2. Comportamiento típico


Comete feminicidio de acuerdo a nuestra legislación penal el sujeto
(indistintamente del sexo) que realiza una acción positiva que consiste en el
despliegue de una energía física con la finalidad de provocar la muerte de la
persona por el sólo hecho de ser mujer, en el contexto siguiente: cuando se trate
de violencia familiar; coacción, hostigamiento o acoso sexual; abuso de poder,
confianza o de cualquier otra posición o relación que le confiera autoridad al
agente; cualquier forma de discriminación contra la mujer, independientemente
de que exista o haya existido una relación conyugal o de convivencia con el
agente.
Cabe preguntarnos, en ese sentido, si las modalidades y circunstancias del
feminicidio, también pueden ser cometidas a través de la omisión. En principio,

62
siguiendo a Castillo Alva73, debemos sostener que sí son aplicables al feminicidio
las normas propias de la comisión por omisión sin mayor restricción que no sea
la derivada de la naturaleza y redacción de las circunstancias informantes de
cada figura. Por ejemplo, cuando el médico, a pesar de tener el rol que la
sociedad le ha atribuido – velar, resguardar la salud de los pacientes –, omite
suministrar el medicamento a su paciente por el solo hecho de ser mujer, cada
cierto tiempo para sobrevivir y esta muere a consecuencia de no haber recibido
el medicamento, responderá por el delito de homicidio en comisión por omisión,
debido a que tiene una posición de garante que le obliga a cuidar la salud del
paciente en mérito a “un contrato”74.
De otro lado, la norma bajo comentario (Art. 108 –B delito de feminicidio) nos
indica que las agravantes del delito de feminicidio, no solo son aquellas descritas
en su tipo penal, sino también nos remite a las agravantes del artículo 108 del
CP, esto es, por ferocidad, lucro, veneno o alevosía, para facilitar u ocultar otro
delito, por fuego, explosión, etc. Sin embargo, cabe rechazar la posibilidad de
omisión impropia en las hipótesis del delito de feminicidio por veneno o alevosía,
fuego, explosión u otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de las
mujeres, toda vez que “no pueden generar una eficaz posición de garantía, sino
sólo puede perpetrarse como modalidad comisiva”75.

73 CASTILLO ALVA, José Luis., Ob. Cit., p. 159.

74 MEINI MÉNDEZ, Iván., en Delitos omisivos de resultado, artículo publicado en Código Penal Comentado Tomo I.,
Edit. Gaceta Jurídica, 2004, p. 439.

75 DEL ROSAL – RODRÍGUEZ MOURULLO – COBO DEL ROSAL; Derecho Penal Español; p. 199. Citado por: CASTILLO
ALVA, J. Ob. Cit., p. 160

63
11.1.3. Autoría y participación
Se puede inferir de la redacción del art. 108-B del CP que ésta se inspira en
dirección de los sujetos que realizan la acción típica de manera individual. El
problema se presenta cuando en la fase de la ejecución del delito intervienen
dos o más personas.
Así, por ejemplo, en el artículo modificado (Art. 107 CP), se tenía en cuenta la
calidad del intraneus (cónyuge, concubino, y aquel que sostuviera [o haya] una
relación análoga con la víctima) y el extraneus (tercero ajeno a las calificaciones),
y ante el concurso de dos o más en coautoría, se negaba la figura del delito de
parricidio para el extraneus, el cual respondía a título de homicidio simple o
asesinato de acuerdo a las circunstancias o modos que se había llevado el
execrable hecho76.
En ese sentido, el actual tipo penal de feminicidio no requiere una cualidad
especial para ser autor del hecho criminal, resultando en esta oportunidad
cualquier persona, sin importar siquiera si ésta haya tenido una relación conyugal
o de convivencia con el agente. Claro está, esta acción se tendrá que desarrollar
dentro de un contexto como es el caso de una violencia familiar, cuando exista
coacción, hostigamiento o acoso sexual. Asimismo, cuando exista abuso de
poder, confianza o relación que le confiera autoridad al agente, cualquier forma
de discriminación contra la mujer.
Respecto a la autoría mediata en el delito de feminicidio debemos distinguir dos
situaciones: El primero está referido a que si el autor mediato fuera el sujeto que
dolosamente quiere matar a una persona por solo hecho de ser mujer y el

76 Sin embargo, en contra de esta postura se encuentran Bramont-Arias Torres y García Cantizano. En Manual de
Derecho Penal Parte Especial, p. 49. “Sostienen que el extraneus que participa en un delito de parricidio, aunque no
tenga la calidad personal señalada por el art. 107 del CP, y en virtud de los principios generales que rigen en materia
de participación, principio de accesoriedad de la participación y principio del título de imputación, debe responder
por el mismo título por el que responde el autor del delito cometido, esto, el delito de parricidio”.

64
segundo si el sujeto activo de la acción es un mero instrumento del autor mediato
(quien en realidad desea la muerte de la mujer por su condición de tal). En el
primer caso se debe afirmar la presencia del delito de feminicidio y en el segundo
negarla estimando homicidio simple para el ejecutor de la acción y delito de
feminicidio para la persona que dicta la orden.
Ahora la participación en el delito de feminicidio, se entiende que es
perfectamente posible. A nuestro modo de entender, los participes de este delito
serán sancionados de acuerdo a las reglas de los arts. 24 y 25 del Código Penal,
así no tengan ni conozcan la intención especial del autor o autores. Ello en virtud
de dos principios que informan la participación delictiva: el principio77 de
accesoriedad y el de unidad de título de imputación. El primero establece que
para hablar de participación es necesaria la autoría; no se puede ni siquiera
imaginar la instigación y la complicidad con vida propia e independiente.

Es imprescindible que los jueces – en esta nueva ley de feminicidio – para los
casos de participación, tanto instigación y complicidad tengan en cuenta criterios
de justicia y lógica, contemplando cada nota distintiva del feminicidio de otros
tipos penales.

11.1.4. Concurso de leyes


En cuanto a la situación concursal en el delito de feminicidio pueden encontrarse
disímiles modalidades del concurso de delitos, como es el caso de concurso
aparente, concurso ideal o el mismo concurso real de delitos.
Asimismo, el delito de feminicidio está en relación de especialidad con los delitos
de homicidio, parricidio, asesinato, e infanticidio respectivamente, por tanto, su
aplicación es preferente frente a estos tipos penales.

77
SALINAS SICCHA, Ramiro., en Derecho penal parte especial. Pp. 32-33., citado por: FÉLIX TASAYCO, Gilberto. Ob.

Cit., p. 166.

65
Sin embargo, en el concurso aparente de leyes, pueden admitirse supuestos
como:
a) Concurso aparente entre feminicidio y parricidio: En este caso especial se
debe castigar únicamente por parricidio, al sujeto activo que a sabiendas da
muerte a su madre por ejemplo para heredar toda la masa hereditaria. Contrario
sensu si el agente activo del hecho criminal da muerte a su progenitora por el
solo hecho de ser mujer, aquí si operaría el delito de feminicidio, de acuerdo al
principio de especialidad.

b) Concurso aparente entre feminicidio e infanticidio: La solución para estos


casos, debe ser al igual que el anterior párrafo, acudiendo al principio de
especialidad. Solo se cometerá delito de feminicidio si la madre, da muerte al
recién nacido [o al momento del trabajo puerperal, dependiendo de la postura
asumida al respecto] cuando ésta es mujer, ya sea en un contexto de violencia
familiar – cuando la madre da muerte al recién nacido al no haber procreado un
hijo varón, requisito que exigía el esposo para continuar con su relación
sentimental –, situación distinta, al hecho en la que la madre da muerte a su hija
(entiéndase recién nacida) por que decide vengarse del esposo que le había sido
infiel. La solución al presente caso, sería aplicársela la pena estipulada en el
delito de infanticidio.

De otro lado, en el concurso ideal de delitos, existe un especial interés por


determinar la eventual concurrencia sobre una conducta de una doble
calificación, subsumible tanto en el feminicidio como en el asesinato en virtud de
poseer el comportamiento las características propias de ambos tipos.
Por ejemplo, el sujeto activo (me refiero tanto al varón como a la mujer) mata a
una persona por razón de género con alevosía. En esta situación, la solución
para algunos estudiosos del derecho penal sería contemplar una subsunción
indiferenciada de la conducta ya sea en el feminicidio o en el asesinato por tener
ambos delitos la misma penalidad. Sin embargo, siguiendo el pensamiento de

66
Castillo Alva78, bien puede plantearse una calificación en el asesinato, obrando
las especificas circunstancias del feminicidio como elementos genéricos de
agravación (arts. 46 incs. 1,2, 5 y 6).

12. ¿Es una norma penal incompleta?


Para la construcción de los tipos penales los legisladores deben cumplir
cabalmente con el principio de “determinación” ligado al principio de legalidad.
Si los tipos penales, tuviesen este control de calidad, entonces el ciudadano
común conoce sobre las consecuencias jurídico-penales de su conducta. En ese
sentido, “la criminalización primaria no debe dejar de determinar los marcos
mínimos y máximos de la pena”79. Esto es, que no debe existir brecha alguna
entre ambos extremos, debido a que restringen la aplicación taxativa de la ley.
En la figura del feminicidio se observa en la redacción del texto que la pena
mínima es de 15 años, sin embargo, no existe indicación alguna sobre el máximo
de la medida punitiva. En esta situación, se debe recurrir al art. 29 del CP, para
completar el tipo penal. Así tendremos, que la pena para el delito de feminicidio
oscila entre 15 como pena mínima y 35 años como pena máxima privativa de
libertad80. La misma situación se presenta cuando se observa la sanción a
aplicarse a las circunstancias agravantes, cuya pena mínima es de 25 años de
privativa de libertad. Recurriendo taxativamente al art. 29 del CP, definimos que
la pena mínima oscila en 25 años y la máxima en 35 años de privativa de libertad.

78 45 CASTILLO ALVA, José Luis. Ob. Cit., p. 136.

79 FÉLIX TASAYCO, Gilberto., en Derecho penal – Delitos de homicidio, aspectos penales, procesales y de política
criminal. Edit. Grijley, 2011, p. 154.

80 STC 0965-2004-HC/TC – CASO: Herrera Mendoza.

67
De acuerdo con el principio de legalidad, como pilar de las garantías individuales
frente al sistema penal, todo delito y toda pena debe estar predeterminado en la
ley, esto es, la conducta y la sanción asignada a la misma. Asimismo, la claridad
y la taxatividad de las leyes, además de la propia reserva de ley en materia penal,
son fundamentales para el resguardo de este principio. La exigencia de claridad
es en particular la que conduce a evitar el uso de “cláusulas abiertas, los
conceptos valorativos y, en general, la indeterminación normativa de la materia
legislada”81.
En ese sentido, se debe evaluar teórica y prácticamente la dación del nuevo tipo
penal, pues se trata de evitar que la indeterminación de los tipos penales pueda
llegar a hacer que su aplicación quede sujeta únicamente del arbitrio judicial.

13. Situación Nacional en relación al feminicidio y : Feminicidio íntimo en


el Perú: expedientes judiciales

La Publicación en El Peruano de la Resolución Defensorial Nº 16-2015/DP, que


aprobó el Informe Defensorial denominado Feminicidio íntimo en el Perú:
análisis de expedientes judiciales (2012-2015).

Este documento es importante porque evalúa con prolijidad el impacto de la


nueva tipificación penal del feminicidio íntimo en el Perú, mediante el análisis
de la actuación de las y los operadores jurídicos, y la implementación de políticas
públicas de prevención, atención, investigación, sanción y reparación vinculadas
a ella.

Este trabajo de investigación pone los reflectores sobre un espinoso fenómeno


de gravitante actualidad. Y es que el atentado contra la vida de las mujeres por
parte de sus parejas o personas con quienes han establecido algún tipo de
relación afectiva, las más de las veces queda impune o se

81 Doval Pais Antonio, Posibilidades y límites para la formulación de las normas penales, Universitat de València,
España, 1999, p. 26.

68
justifica con estereotipos provenientes no solo de los agresores, sino de los
propios operadores de justicia.

De acuerdo con los datos registrados por el Observatorio de Criminalidad del


Ministerio Público, entre el 2009 y agosto de 2015, se han reportado 772
mujeres víctimas de feminicidio íntimo, mientras que 280 lograron sobrevivir a
una tentativa.

La Defensoría del Pueblo analizó 50 expedientes judiciales de 21 cortes


superiores82 a nivel nacional y obtuvo estos escalofriantes datos:

1. El 60% de los delitos se cometieron en el espacio privado (casa de


ambos, del agresor, de las víctimas o de otro familiar), lo cual
contradice el mito de que las mujeres se encuentran más seguras en
su casa.
2. En el 50% de los casos de feminicidio íntimo y tentativa, se identificó
que las víctimas vivían con el agresor al momento de los hechos
(conviviente o cónyuge). Esta realidad evidencia la situación de mayor
riesgo y vulnerabilidad a la que se enfrentan las víctimas de violencia.
3. El 94% de los agresores señaló como presunto motivo del delito, una
causa atribuible a la conducta de la víctima (celos, supuesta infidelidad,
supuesta conducta inadecuada, negativa de continuar una relación,
haber terminado la relación y rechazo a tener relaciones sexuales),
trasladando así la responsabilidad de los hechos a las agraviadas.
4. En el 81% del total de tentativas de feminicidios, las propias víctimas
sobrevivientes a la violencia señalaron que hubo amenazas previas por
parte de los agresores.

82
Los expedientes provienen de las siguientes Cortes
Superiores: Amazonas, Apurímac,Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Del
Santa, Huancavelica, Huánuco, Junín, Lambayeque, La Libertad, Lima, Loreto, Madre de
Dios, Moquegua, Pasco, Piura, Puno, San Martín, Tacna y Ucayali.

69
5. En el 33% del total de tentativa de feminicidio, se
registraron procesos judiciales previos de violencia contra las
víctimas. Mientras que en los casos de feminicidio íntimo, en el 24%
de los casos, las víctimas habían denunciado previamente hechos de
violencia familiar.
6. En el 28% del total de expedientes de feminicidio íntimo y tentativa
analizados, las víctimas acudieron a los servicios estatales para
denunciar los hechos de violencia que venían sufriendo. Sin embargo,
debido a la falta de una respuesta efectiva por parte de estos servicios,
sus vidas continuaron en riesgo. La mitad de ellas asesinadas.
7. Del total de 50 expedientes judiciales sobre feminicidio íntimo y su
tentativa, solo se observó un caso en el que se aplicó la prueba
anticipada para proteger los derechos de las víctimas sobrevivientes y
evitar su revictimización.
8. En el 81% de los casos de tentativa de feminicidio íntimo, los fiscales
no adoptaron ninguna medida de protección a favor de la mujer
sobreviviente, a pesar del alto grado de riesgo que amenazaba su
integridad personal y vida.

70
CAPITULO III
1. MARCO METODOLOGICO
1.1. TIPO DE INVESTIGACIÓN
La investigación realizada es de tipo exploratorio y descriptivo; ya que con la
información obtenida, se determinó con mayor amplitud la problemática que
existe referente a la tipificación independiente del femicidio.

1.2. METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION.

La metodología de la investigación es de tipo bibliográfico, porque se hizo uso


de lectura a través de internet, consulta de libros, tesis, folletos, revistas,
boletines, informes, estudios y cualquier otro tipo de información escrita que se
considere importante y necesaria para realizar la investigación.

1.3. NIVEL DE INVESTIGACION

De acuerdo a la naturaleza del estudio de la investigación, reúne por su nivel las


características de un estudio descriptivo, explicativo y correlacionado.

71
CAPITULO IV
1. RECOMENDACIONES:

1. Profundizar el debate jurídico penal sobre la tipificación del


femicidio/feminicidio teniendo en cuenta lo siguiente:
a) El respeto a los principios constitucionales así como la función del derecho
penal;
b) Las diversas corrientes penales y criminológicas;
c) Que el contexto y circunstancias de los femicidios/feminicidios pueden ser
distintos en los países de la región.
2. Revisar críticamente las tendencias jurisprudenciales del sistema
interamericano y de las altas cortes de justicia en materia de violencia contra las
mujeres.
3. Analizar el impacto de las normas que han tipificado el femicidio/feminicidio,
estableciendo si se han aplicado las sanciones, si se han implementado políticas
públicas para la prevención de este delito y si esa figura penal ha permitido la
renovación del sistema penal.

72
4. Evaluar si en los países en los que se ha tipificado el femicidio/feminicidio se
cuenta con información estadística sobre los perfiles de la víctima, del presunto
victimario, así como sobre las circunstancias que rodearon al hecho delictivo.
5. Comparar la situación de violencia contra las mujeres entre los países que han
tipificado el femicidio/feminicidio y aquellos que no lo han hecho.
6. Incorporar la violencia contra las mujeres en los planes de seguridad
ciudadana.

2. CONCLUSIONES:

La dación de la Ley nº 30068, ley que modificó el artículo 107 del CP e incorpora
el Art. 108-B al Código Penal, revela una inadecuada configuración penal en
cuanto al tipo penal de feminicidio, pues, este tipo suele caer en rangos de
indeterminación o imprecisión que pueden importar una vulneración a las
garantías de legalidad y tipicidad. Esto ocurre, por un lado, debido a que se
tiende a la mera trasposición de conceptos sociológicos o antropológicos a las
normas penales, los cuales carecen de la precisión que exige la
constitucionalidad de éstas83.

Millett84 explicaba de manera concluyente y precisa cómo el sexo es una cuestión


política, y cómo la política usa de estrategias de represión del sexo. Una de las

83
César Mayta Acevedo .Breves apuntes y reflexiones acerca de la ley nº 30068 - delito de feminicidio.
Estudio loza avalos abogados
84
NÁJERA Elena. En ¿Feminismo de la igualdad y feminismo de la diferencia? Revista del Centro de Estudios sobre la
Mujer de la Universidad de Alicante Número 15, junio de 2010., p. 15.

73
conclusiones clave de la tesis de su libro para el feminismo fue que ha de ser
también con la política que establezcamos estrategias de liberación.
Es decir, existe la tendencia a usar expresiones no del todo claras o precisas en
su contenido, por ejemplo “por su condición de tal” o las “sanciones
indeterminadas”. En este sentido, es necesario tener en cuenta como bien
apunta, Toledo Vásquez85, que “los criterios con que son examinadas estas leyes
están siendo mucho más exigentes que con otras legislaciones –como ha
ocurrido en Costa Rica–, lo cual hace recomendable un extremo cuidado”.
Debemos recordar, que la indeterminación normativa no sólo conlleva el riesgo
de impugnación constitucional, sino también el de la inaplicabilidad de estas
disposiciones en la práctica. No sería en todo caso, fuera de lo normal que un
grupo de varones, pertenecientes a una ONG, pudiera solicitar su
inconstitucionalidad de la misma.

La Ley nº 30068, contiene un riesgo que se encuentra en la adopción de leyes


en cuanto las mujeres en estos delitos son las víctimas por definición, y esto
conlleva reforzarlas en este rol y en consecuencia, reducir aún más en el
imaginario social el empoderamiento de las mujeres. Esto puede tener
consecuencias negativas también en los propios procesos judiciales, en que las
actitudes empoderadas de ciertas mujeres, que no cuadran con la noción de
víctimas, tienden a transformarse en atenuantes de responsabilidad para los
agresores. Asimismo, es necesario que las leyes y medidas de prevención que
se adopten no puedan ser interpretadas de modo que se autorice la restricción
de los derechos de éstas a fin de protegerlas.

Sin duda alguna, el debate sobre la pertinencia de la tipificación de dicha


conducta es de gran importancia, pero no debería distraer la atención respecto
a otras obligaciones que el Estado tiene. Además de la obligación de adoptar

85TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. En “Consultoría desarrollada para la Oficina en México del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos”.

74
disposiciones legales que garanticen los derechos y libertades de las mujeres,
en este caso el derecho a una vida libre de violencia, el Estado también tiene la
obligación de adoptar otro tipo de medidas apropiadas para eliminar dicha
violencia, sea ésta ejercida por agentes estatales o privados, organizaciones,
comunidades o empresas.

En este sentido, se han de evitar mensajes ambivalentes que provienen de las


distintas agencias de socialización, ya que existe un discurso de fondo normativo
y social que aboga por condenar la violencia de género, mientras que recibimos
constantemente mensajes sexistas desde diferentes ámbitos (en casa, con los
amigos, en los medios de comunicación, etc.). “Igualmente es necesaria la
aplicación efectiva y el desarrollo de todas las medidas previstas en materia de
violencia de género. Debemos poner especial atención al centro formativo, ya
que es allí donde los adolescentes pasan buena parte de su tiempo y donde
adquieren pautas de socialización. El centro educativo, a diferencia de la familia,
es un ámbito permeable y de fácil acceso para una socialización igualitaria, la
cual favorece el reconocimiento de mitos y creencias sexistas por parte de los
jóvenes y enfrenta el mensaje ambivalente procedente de otros ámbitos”86

Esto a fin de evitar, como dice Toledo Vásquez87, refiriéndose a Guatemala y


Costa Rica “han optado por el agravamiento de las sanciones para castigar el
homicidio doloso en contra de una mujer, por considerar que ésta es una medida
más adecuada que la tipificación del feminicidio/femicidio para atender el
problema”, sin que sea posible al momento hacer una evaluación de su impacto.

86 ARENAS GARCÍA, Lorea, “Sexismo en adolescentes y su implicación en la violencia de género”, en Boletín


Criminológico, artículo 4/2013, mayo-junio (n. º 144).
87 TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. En “Consultoría desarrollada para la Oficina en México del Alto Comisionado de las

Naciones Unidas para los Derechos Humanos”.

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