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NUESTRA NACION FORTALECIDA (una reflexión en el mes patrio)

Pbro. Felipe de J. Camacho Martínez

Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien,
las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al
expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria. Si
hubieran estado pensando en aquella patria de donde habían emigrado, habrían tenido
oportunidad de regresar a ella. Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial.
Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y les preparó una ciudad.
(Hebreos 11:13-16 NVI)

INTRODUCCIÓN
Esta parte de la Santa Escritura nos recuerda la vida de hombres y mujeres que marcaron la historia
del pueblo escogido. El pasaje citado nos señala que Abraham, Isaac y Jacob murieron sin recibir lo
prometido ¿Qué es lo que no recibieron? El contexto posterior dice que esperaban una patria
celestial. Y cuando hablamos de una patria celestial tenemos que señalar que buscaban una patria
donde Dios reinara sobre ellos. Génesis 12:2 nos habla de la promesa inicial que Dios le habló a
Abraham sobre hacer y formar una nación por medio suyo, y en Génesis 35 reconfirma la promesa a
Jacob en Betel, que por medio de él una nación y conjunto de naciones vendrían.

De acuerdo a Deuteronomio 9:27, Israel llegó a ser constituido como nación por la intervención de
Moisés al recordarle a Dios la fortaleza de fe que desarrollaron Abraham, Isaac y Jacob. Aún
Romanos 4 nos dice que Abraham se fortaleció en fe y no permitió que se debilitara esta.

El verso 13 menciona que los patriarcas miraron de lejos la promesa de una patria mejor. Hoy en
base a estos patriarcas y héroes de fe, me gustaría tomar el ejemplo de estos hombres para de igual
forma ahora nosotros podamos fortalecer a nuestra patria, a nuestra nación, a nuestro México. Para
que también miremos de lejos y hacia a delante una patria mejor.

1. Nuestra patria se fortalece cuando LUCHAMOS por un México dependiente de Dios.

Echando una mirada más allá de nuestro entorno:


Una de las características que marcan la vida de los hombres que transforman y marcan la historia
es que tienen una visión más amplia de lo que hoy su presente les muestra.

Recordemos a los que miraron y soñaron con un México libre:


Si recordamos la historia de la independencia podemos ver a hombres como Miguel Hidalgo,
José María Morelos, que fueron hombres que su presente de imposición española, no les
nubló para ver en un futuro una independencia del yugo español. Muchos estuvieron en la
misma condición pero solo ellos miraban más lejos. 1

Mientras unos miraban solo una NUEVA ESPAÑA, nuestros héroes patrios miraban un nuevo
México independiente.

Lo que hoy podemos mirar:


Hoy lo que miramos y contemplamos con nuestros ojos es un presente…
• Donde nuestra patria se mancha de sangre inocente;
• Donde la intranquilidad gobierna;
• Donde los titulares de las noticias nos recuerdan que nuestro presente está lleno de violencia.
Como iglesia debemos tener mucho cuidado de no alimentarnos solo de lo que el mundo nos dice o
aun nos habla. Tú y yo caminamos y vivimos por fe, y cuando digo que caminamos y vivimos por
fe, estoy diciendo que mi entorno hoy no puede nublar la esperanza de una patria sometida y
gobernada por Dios.

Hoy muchos podemos decir que donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, por lo que por fe
miro a mi nación no solo siendo objeto de la gracia de Dios, sino mejor aún, siendo instrumento de
Dios.

La mirada de Jesús:
A diferencia de otros, mira discípulos que dejan las bancas y las sillas y se colocan en la brecha,
observa personas dejando la pasividad, y mira cómo la condición triste de otros, ahora se vuelve
protagonista del cambio invitando a otros a voltear a mirar a su pueblo y decirles: “Mírenos”. Hoy
puedo ver a mis hijos y a tus hijos como aquellos que levantarán a una nación en ruinas.

La mirada de un profeta:
Hoy nuestro Estado y nuestra nación a sido sitiada por hombres violentos, rapaces que incluso
llegan atemorizar a muchos. La realidad no la podemos esconder, pero como Iglesia debemos
aprender a mirar con el espíritu; en 2 Reyes 6 notamos que mientras el siervo de Eliseo miraba a un
gran ejército Sirio, Eliseo miraba más allá de su entorno confiando en la protección de Dios sobre
su pueblo.

Hebreos 11:13 declara que aquello que miraron de lejos, se concretaría creyéndolo, por ello veamos
un poco más.

2. Nuestra patria se fortalece cuando por fe, BUSCAMOS un México sometido al gobierno de
Dios.

Hebreos 11:1 inicia diciendo: “Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo
que no se ve.”

Los que creyeron en alcanzar una patria mejor:


La Escritura nos muestra que tanto Abraham, Isaac y Jacob, no lograron ver con sus ojos físicos la
patria que Dios les prometió. Lo único que tenían a la mano era mirarlo, esperarlo y creerlo por
medio de la FE, por ello Abraham le habló de la promesa a Isaac, e Isaac le habló de la promesa a
Jacob.

Los que creyeron en una independencia:


Si recordamos la historia de la independencia notaremos que Miguel Domínguez y Josefa
Ortiz de Domínguez prestaban su casa para las juntas donde se iniciaba la estrategia para la
independencia organizada por Miguel Hidalgo. Este matrimonio tuvo que creer en lo que un
simple hombre hablaba; lo que miraban, era sometimientos, abusos, robos y esclavitud del
yugo español, pero a lo lejos miraban un México libre y dueño de su propia tierra y al final
después de 11 años aquel sueño se hizo realidad porque creyeron en él. 2

Es mejor un héroe de fe, que un héroe patrio:


Si este matrimonio le creyó a un hombre y fueron marcados como héroes de la independencia del
yugo español, y hoy se les recuerda así, mi anhelo es que un día se me recuerde no como un héroe
patrio, sino mejor aún como un héroe de Fe; creo que tú y yo podríamos y deberíamos ser
recordados como héroes de Fe, que contribuyeran a un verdadero despertamiento en México, no un
despertamiento temporal o efímero, sino un despertamiento bíblico de arrepentimiento en nuestra
Nación y conversión a Dios
.
Necesitamos creerle a Dios:
• Le creo a Dios cuando le dijo a Abraham que “en tu simiente serán benditas todas las naciones de
la tierra” (Génesis 22:18);
• Le creo a Jesús cuando dijo: “…y conocerán la verdad y la verdad les hará libres” (Juan 8:32);
• Le creo a su Palabra, porque a diferencia de la nuestra, su Palabra no está sujeta a un tiempo o
espacio. Su Palabra es eterna, viva y eficaz, trasciende los tiempos y las edades, y por ello es
necesario creer a su Palabra y creer en una patria y una nación sometida al gobierno de Dios.

La tercera acción que subraya el escritor en el versículo 13 es que la promesa de una patria la
saludaban:
El saludo expresado en el AT indicaba respeto, reverencia y familiaridad en un sentido más
cercano. Los buenos deseos en las salutaciones eran inseparables, el saludo era un hábito
diario y continuo. El saludo tenía que ser favorable y deseando lo mejor a otros, incluso
cuando uno mismo estaba en crisis.3

3. Nuestra patria se fortalece bendiciendo a otros respecto a una patria bendecida por Dios.
El deseo ferviente de libertad de nuestros héroes patrios:
El buen deseo de libertad tenía que contagiarse entre miles de criollos, indios y mestizos. Aquello
que inició con pocos hombres, en pocos días se transformó en muchos, de una ciudad a otra se
contagió el buen deseo de libertad. Lo que un día se soñó por uno, ahora de creía y se consolidaba
entre millares.

Contagiando a otros de fe y confianza en el Señor:


Aquello que deseamos, soñamos y aun anhelamos por nuestro México y nuestra patria, debe de
comunicarse y contagiarse a los demás; día tras día y momento tras momento debemos expresarlo a
los demás. Cuando lo que escuchamos de otros es que esto va de mal en peor, nosotros debemos
contagiar a otros que Dios y solo Dios por medio de su Iglesia puede transformar no solamente a un
individuo, sino también a una ciudad y mejor aún a una nación.

Cada vez que tengo encuentros con personas, y me hablan de pura tristeza y ruina, busco hablarles
de bendición, de nuevas misericordias, de nuevos comienzos, de nueva vida, y todo ese lamento
solo puede ser transformado por el poder de Dios. Nuestra boca debe abrirse para la necesaria
edificación, nuestras palabras deben de ser sazonadas con sal, filtradas por la Palabra que sana,
debemos bendecir y no maldecir. Hoy es necesario crear un hábito de hablar paz, amor, tolerancia,
respeto, etc. Por ello…

• Diles a otros que es posible que tu patria cambie, y no te contagies de la zozobra y temor que la
sociedad difunde.
• Diles a otros que las marchas pacifistas son buenas, pero mejor aún la humillación y oración de la
sociedad.
• Diles a otros que cada vez que recuerdan los tiempos antiguos y los añoran, bíblicamente no están
viviendo sabiamente.
• Diles a otros que mientras muchos jóvenes son presa de la delincuencia, muchos otros son
instrumentos de Dios.

Por último el escritor menciona que los patriarcas confesaban la promesa de una patria mejor, que
trasciende nuestra realidad: “Antes bien, anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial.” Para
algunos todo este desarrollo temático puede sonar a emocionalismo, y precisamente por eso es que
me quiero detener en esta última acción.

La actitud de los patriarcas:


El escritor dice que los patriarcas confesaban que eran peregrinos y extranjeros sobre la tierra. Lo
que hasta sus días veían era una sola realidad, no tenían patria. Génesis 23 dice que Abraham para
sepultar a Sara tuvo que reconocer ante los hijos de Het que era extranjero y forastero. La realidad
que hoy vivimos no podemos ocultarla, pero esto jamás me limitará para mirar una mejor patria,
para creer en una mejor patria y para decirles a otros que tendremos una mejor patria.

La actitud de los hombres ante un hijo de Dios:


Si observamos Génesis 23, Abraham se consideraba forastero, pero los hijos de Het le confesaban
como príncipe de Dios. Hoy nosotros debemos caminar sobre nuestra patria con humildad y ella
misma nos confesará como hijos de Dios, Ella nos confesará como aquellos que pueden recordarles
a sus compatriotas que hay un Dios que tiene dominio no solo sobre México sino sobre toda la
tierra. ¡Vivamos como dignos hijos de Dios y seamos instrumentos que fortalezcan a nuestra patria
hoy!

Felipe Camacho es pastor de la ____ Ministro de Educación de la RAG

Referencias:
1. M. Quirarte, (1966) Visión panorámica de la historia de México, México, Porrúa, p. 105
2. Ibid., p. 162
3. R. Woger, (2002) Usos y costumbres de la tierras bíblicas, México, CLC, p. 40

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