Anda di halaman 1dari 15

Curso Anual “Arteterapia, Teoría Y Taller 2016”

Directores: Vicente Zito Lema y Oscar Mongiano

LA DIMENSION DEL APUNTALAMIENTO


Li.c Osvaldo Bonano

Con el propósito de manejar y utilizar como insumos teóricos conceptos que


en su propia gestación no reincidan en el sesgo del dualismo y reduccionismo,
vamos a desarrollar un concepto fundamental, el de apuntalamiento, generado y
trabajado por el psicoanálisis. En realidad vamos a ver una tríada de conceptos, el
mayor tal vez, que incluye a los otros es el del apuntalamiento, pero revisaremos
también otras dos nociones: crisis, y espacios o fenómenos transicionales.
Como casi todos los conceptos del psicoanálisis, éste tiene origen en el
propio Freud. Existe la posibilidad de hacer un rastreo bastante minucioso del
concepto de apuntalamiento en la obra de Freud, quien elabora la noción a
principios de siglo, junto con otros de sus estudios centrales. La noción tuvo una
cierta utilización sobre todo en una figura, que es la elección de objeto anaclítico,
palabra de origen griego, que fue utilizada en las traducciones inglesas y que
significa apoyarse en.
En los años '70, Jean Laplanche, autor con J.B. Pontalis del famoso Diccionario
de Psicoanálisis, procede a una recuperación del concepto, señalando su
importancia y usándolo activamente para una serie de proposiciones.
Posteriormente a la exhumación y desarrollo del concepto por parte de J.
Laplanche, el autor que trabajó el concepto y en quien nos vamos a apoyar para
este tema, es René Kaës, creador de una teoría psicoanalítica rica y productiva
referida a lo grupal.

El grupo, el cuerpo, la cultura


Kaës sostiene que el concepto de apuntalamiento es apto para dar cuenta de
las relaciones entre la psiquis, el cuerpo, el grupo y la cultura. Psiquis y grupo están
dentro de un mismo núcleo por la proposición, demostrable sin duda, de que la
psiquis tiene un estructura grupal, que es una internalización, una constitución
hacia el interior del sujeto de los grupos en los cuales él se ha conformado como
sujeto. Pero a la vez hay conexiones que unen ese núcleo con dos bordes: uno es el
de la cultura, lo histórico social, las significaciones imaginario-sociales y otro es el
borde de lo corporal o biológico.

Cultura

Psiquis
Grupo

Cuerpo
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 2

Para el psicoanálisis el fantasma ocupa un lugar central en la organización


íntima del psiquismo; la fuerza que anima al psiquismo es la realización de los
deseos, fundada a su vez en la sexualidad, el erotismo y las pulsiones. Las fantasías
son escenas donde se realizan los deseos (esto no quiere decir exactamente que se
satisfacen o se cumplen). Escenas, porque la fantasía tiene disposición escénica y
estructura dramática: en las fantasías hay personajes, hay acciones, hay tramas
argumentales: Fulano enojado con Mengano le pega al otro. Tengo la fantasía de
que si hago tal cosa, alguien con determinadas características va a perseguirme y
va hacerme tal cosa. Hay un argumento, un drama, hay personajes y hay una
secuencia con presentación, desarrollo y final. Por supuesto, estamos hablando de
las fantasías más desarrolladas, más estructuradas. El psicoanálisis va a investigar
y puede demostrar que las fantasías que habitan en el sujeto y que se pueden
expresar en vigilia, cuando se cuelga y se pone a fantasear, y los sueños
propiamente dichos, son expresión del mundo fantasmático del sujeto, y que los
actos fallidos, lapsus y otras formaciones transaccionales son también la expresión
de fantasías, por vía de una falla que se produce en el inconsciente. Como se ve, es
un concepto central. Para el psicoanálisis la dimensión de la fantasía es casi
equivalente al mundo psíquico, aunque esta sea una expresión un poco excesiva.
Las fantasías mismas, que implican la figuración de los deseos del sujeto bajo
la forma de una escena, no pueden ser organizadas como tramas argumentales en
la intimidad del psiquismo, si no colaboran ciertas dimensiones aportadas por las
significaciones sociales El psiquismo propiamente dicho, sus estructuras internas,
que tienen esta característica grupal y que tienen como núcleo el mundo de la
fantasía, de la imaginación, no puede ser siquiera concebido si no se tiene en
cuenta que para la organización de ese mundo fantasmático ya participaron las
instituciones y significaciones sociales.
El psicoanálisis sostiene que el complejo de Edipo es un organizador
fundamental del psiquismo, ya que regula el acceso a la simbolización, a la ley de la
exogamia, al sistema de distribución de hombres y mujeres, a ciertos códigos de
intercambio. La obra de teatro recogió un relato que ya existía en la mitología
griega de esa época. De ahí en adelante el mito de Edipo siguió su camino por la
cultura Occidental, al punto tal que es indiscernible qué parte del Edipo más
específicamente pulsional hay en el sujeto y qué parte está tallada por este molde
cultural, que da forma y figurabilidad a una cierta estructura propia del psiquismo.
Para que en la estructura fantasmática se organicen bajo una determinada forma
los movimientos pulsionales, tiene que darse el aporte de formas y contenidos
culturales aportados por los mitos, los relatos, en definitiva aquello que en esta
cátedra llamamos significaciones sociales.

Lo psicobiológico y lo histórico
Vamos a ver el momento lógico de la construcción de las primeras formas de
la fantasía. No podemos menos que aceptar que los seres humanos tienen
fantasías ¿pero de dónde vienen? ¿Cómo es que cada ser humano tiene fantasías?
Se presentan una serie de variantes, según las cuales hay quienes sostienen que
los humanos tienen fantasías porque les vienen dadas desde la herencia.
Una de las maneras posibles del reduccionismo psicologista consiste en
concebir un desenvolvimiento endógeno del mundo psíquico; según este planteo el
sujeto cuando nace ya trae puestas las fantasías, sobre todo las más arcaicas o
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 3
primitivas. Por lo tanto ya existe un mundo fantasmático absolutamente antes de la
intersubjetividad y de la interacción con el mundo social, son fantasías a-priori de la
experiencia. Frente a aquellas corrientes que plantean que esa estructura
fantasmática originaria o arcaica, con los afectos que le corresponden, las pulsiones
de carácter hostil o amorosas son factores últimos, inmanentes al sujeto, están los
que se oponen y sostienen que esas fantasías y afectos existen pero que son un
producto construido en la interacción con los otros, con la familia, con el mundo
histórico-social; que el mundo psíquico se construye, aún en sus elementos más
arcaicos y primarios, en el intercambio intersubjetivo y con la marca instituyente y
estructurante en cada subjetividad, del imaginario social y las significaciones
socioculturales. En nuestra cátedra nos inclinamos más bien por lo segundo
Sostener esta posición teórica en absoluto implica aceptar que el mundo
psíquico sea una copia o reflejo simple de lo que sucede en el mundo social. Es
también una tesis reduccionista enfatizar que no hay nada en el mundo psíquico
que no sea producto de la interacción con los familiares, los grupos y la sociedad,
pero sobre la matriz de pensar mundo psíquico como reflejo o copia del mundo
histórico y político
El concepto de apuntalamiento trata de proponer una visión de la fundación,
estructuración y despliegue del psiquismo que no sea ni un reflejo simple de lo
social ni tampoco algo en que lo histórico social interviene cuando lo básico ya está
constituido. La articulación del psiquismo con el mundo histórico social es una
relación de inherencia, como sostiene Castoriadis. Una cosa no puede ser pensada
sin la otra; en el ámbito de la génesis de las estructuras no puede pensarse en un
despliegue del histórico social si no mediara el juego de la imaginación radical,
creadora del mundo de lo simbólico, de las instituciones y recíprocamente tampoco
puede pensarse un psiquismo que no esté constituido desde la institución social.

Orígenes del concepto


Kaës hace una investigación de las etapas en la construcción del concepto
de apuntalamiento en Freud. La palabra que en alemán nombra apuntalamiento es
anhlenung. Freud, obviamente, pensaba en alemán. En la investigación Kaës
constata que en el campo semántico de esa palabra hay algo que se puede
describir de este modo: una posición del cuerpo al que le falta el apoyo y que lo
encuentra pasando a la vertical por la oblicua de la posición intermedia. Las
palabras claves de esta idea son: falta de apoyo, encuentro e intermedio.
Resaltamos estas palabras porque el apuntalamiento no es una cosa, no es
un estado: es un movimiento. Se trata del pasaje de una situación en donde a algo
le falta el apoyo; y el apuntalamiento mismo sería el movimiento de encontrar
apoyo a través de algo que funciona como intermediario. Ese algo que falta, se lo
encuentra en un movimiento; y para que en ese movimiento se produzca el
resultado que se busca, que es estar vertical, apoyado, algo tiene que funcionar
como intermediario.
La palabra que se usa en francés es étayage, cuya raíz es ST, que participa
en palabras como estaca y stare (o estar). Esta raíz nos permite captar una
connotación: bien se sabe lo que es una estaca -a veces llamada tutor-; es un palo
que se le agrega a una plantita que aún es joven, frágil y tiene el tallo débil, para
que cuando crezca lo haga en forma vertical, como corresponde a un árbol y no sea
abatida por el viento o el peso de sus propias ramas. Durante todo el tiempo
necesario, hasta que esa planta se desarrolle felizmente, va a ser necesaria la
función de esa estaca, hasta el momento en que el tronco sea lo suficientemente
fuerte como para retirarla. Pero ya la planta va a estar apuntalada en su propia
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 4
estructura interna. Esto es sólo una analogía, que sirve para captar intuitivamente
el concepto, pero desde luego no reemplaza a la definición rigurosa del mismo

Surgimiento del psiquismo. La distinción necesidad/sexualidad


En el pensamiento de Freud hay tres momentos en el desarrollo del
concepto. El primero de ellos se refiere a la emergencia del psiquismo a partir de lo
biológico. En este punto, entonces, vamos a poner una suerte de lupa sobre el
momento donde algo que todavía no es psiquismo comienza a serlo. En el
esquema, la línea horizontal representa al nivel biológico o corporal: en este plano
se juegan las necesidades básicas, agua, comida, aire. El objeto específico de este
nivel, hablando de un recién nacido, es la leche y la función que se cumple es la
satisfacción de la necesidad -en este caso alimentaria- a través del aporte de la
leche. A este nivel de las necesidades Freud las llama pulsiones de
autoconservación o del yo. Es muy claro que tienen que ver con la preservación y
desarrollo de la vida misma en su sentido más primario. Hay una línea que parte
cercana a la base biológica, pero después se va a ir despegando. Esa línea
pretende representar en el gráfico el proceso de aparición, desarrollo y
consolidación del psiquismo. Es ya la dimensión de lo psíquico.

Nivel psíquico
Pulsiones sexuales
Objeto: pecho
Realización del Deseo
Placer

Nivel biológico
Necesidades (luego: pulsiones de autoconservación)
Objeto: leche
(Satisfacción de la necesidad por acción específica de la madre)
Imaginemos la escena: el bebé nace; se produce una modificación brusca de
las condiciones de existencia. Es el momento en que el bebé es recibido la madre,
quien satisface su necesidad a través de suministro de la leche, mediante lo que en
psicoanálisis se llama acción específica. Ahora bien, ese es el nivel biológico, el de
la necesidad, y el objeto en ese plano es la leche La satisfacción de las necesidades
ya no es automática, como lo era a través del cordón umbilical, sino que, y este es
uno de los requisitos para el surgimiento del psiquismo, al no haber una satisfacción
automática de los desequilibrios del medio interno, va surgiendo algo tan bien
reflejado por el famoso refrán criollo: el que no llora no mama. En el estado de feto
no es necesario llorar, ni hacer ninguna cosa para obtener lo que se necesita. La
acción específica es la cancelación de una tensión de necesidad en su fuente; el
estado de falta de alimento y la sensación de hambre, tienen una fuente, se tratará
de la carencia de glucosa en sangre, en fin, es aquello que estudia la fisiología; y la
acción específica es la acción que logra cancelar esa tensión porque altera ciertos
parámetros bioquímicos del interior del cuerpo. Va de suyo que el bebé es
absolutamente incapaz de realizar acción específica alguna para satisfacer
cualquiera de sus necesidades. Durante un larguísimo período todas las acciones
específicas que logran resolver las necesidades del bebé van a ser cumplidos por la
madre o, para decirlo más precisamente: por el objeto auxiliar. Freud ya decía en
Psicología de las masas que la psicología individual es Psicología Social en el
sentido lato del término porque el otro siempre está incluido en el aparato psíquico
como objeto, auxiliar o adversario. Precisamente, una de las posiciones del otro en
el psiquismo es la de auxiliar.
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 5
En el vínculo en que el bebé está puesto en el pecho de la madre, al tiempo
que se cumplen con estas funciones biológicas, se estructura la relación con el
pecho, que para el psicoanálisis no es ya el objeto de la necesidad sino del deseo.
En las sucesivas experiencias de alimentación y contacto, la madre envuelve al
bebé en un baño sonoro; le habla, lo mira en un intenso contacto de piel y sonidos.
En el marco de las experiencias de satisfacción, se va constituyendo un operador
fundamental, que el psicoanálisis define como sexualidad.

Los momentos del apuntalamiento.


a) apoyo del psiquismo sobre lo biológico.
Castoriadis plantea que es esta la primera de las fases de la evolución del
psiquismo: la mónada. En esta fase para el bebé lo único que hay es el pecho, o
más precisamente la fusión de la boca con el pecho; el pecho, para el bebé,
aparece siempre que él lo necesita. Esto es lo que Piera Aulagnier llama el
postulado de autoengendramiento. Y es el núcleo de la omnipotencia inicial: "tengo
todo cuando lo quiero, simplemente por que estoy deseándolo". En el segundo
momento, el de la díada, el bebé ya va a reconocer que hay un pecho que no es de
él, pero va a atribuir aquella omnipotencia que él tenía antes a la madre, quien va a
aparecer como el amo del objeto. En el esquema, el círculo está marcando la
relación bebé/madre, o más exactamente, pezón/pecho. Allí se despliega la
dialéctica de la presencia/ausencia de la madre (no de la presencia, no de la
ausencia, sino de la presencia/ausencia) lo que va a llevar a que cuando el pecho
no esté, haya que representárselo.
Además de la leche, que sacia el hambre, va a haber una relación con el
pecho, que más tarde va a ser propiamente psíquica, fantaseada, pero que aquí
comienza a ser erótica, esto es que procura placer. El erotismo, la sexualidad
caracterizan al ser humano para el psicoanálisis, el plus de placer asociado a la
experiencia de satisfacción de la necesidad, en este primer momento del
despliegue psíquico. El pecho, entonces, va a ser fuente de placer cuando está, y va
a ser evocado (en realidad, alucinado), cuando no están. Por lo tanto ahí surge la
re-presentación del pecho como objeto mental, representación sobre la cual va a
caer una carga de deseo, de libido. Lo que en el plano biológico son las
necesidades, en el plano psíquico son las pulsiones sexuales que buscan, no ya la
satisfacción de la necesidad, sino la realización del deseo. La leche calma el
hambre, el contacto con el pecho satisface el deseo de estar chupeteando. Ahí
comienzan a imaginarse objetos, que en la realidad material no están. Como dice
Freud: el primer desear es la investidura alucinatoria de las huellas mnémicas de
las primeras experiencias de satisfacción.
En una de las teorías posibles sobre el deseo, se postula la existencia de un
circuito neuronal donde se inscribe la experiencia y queda grabada como memoria.
Según aquellas, el primer desear es una reinvestidura alucinatoria de huellas en la
memoria, huellas de estas primeras inscripciones Cuando se produce esa impronta
primera, un conjunto de experiencias perceptivas se inscriben en el aparato
psíquico, en lo que el psicoanálisis llama sistemas de huellas mnémicas. Al tiempo,
cuando vuelve a aparecer el hambre y el pecho no está, por una cuestión que hace
a la misma estructura del aparato psíquico, va a desarrollarse una tendencia a
reinvestir alucinatoriamente las huellas de la experiencia de la satisfacción. Desde
la presión del deseo, se imagina al objeto como estando ahí. Cuando el pecho no
está, el bebé va a imaginar que está, y chupetea como si estuviera. Y así, aún
cuando no tenga el aporte de leche, satisface su deseo, alucinatoriamente, de estar
con el pecho. En cuanto a la alucinación, es una suerte de percepción al revés: en la
percepción hay objeto en la realidad material, que por el camino de los sentidos
genera la imagen mental; la alucinación es el camino inverso: un deseo que recorre
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 6
las huellas mnémicas, pero desde adentro hacia afuera y proyecta en el campo
mental una imagen de un objeto inexistente en lo real. La imaginación es la
capacidad de crear algo en el campo de la mente, algo que no está en el campo de
la percepción. Primariamente el deseo es eso; y eso es la realización de deseos.
Una fantasía es la realización de un deseo, que necesariamente implica la aparición
en el campo imaginario de la psique de objetos y secuencias.
Si en el ámbito biológico la necesidad es la cancelación de la tensión de la
necesidad en la fuente, la pulsión sexual es algo diferente; tiene que ver con el plus
de placer o eroticidad que implica toda experiencia de satisfacción o frustración. El
bebé va a desear reproducir una escena que consiste en una fusión indistinguible
de los labios con el pezón, que implica una constelación hiper-intensa de
sensaciones agradables asociadas al chupeteo, al pasaje de la leche tibia por la
boca, con el específico placer de órgano que representa el chupeteo mismo. El
chupeteo inicial es un reflejo, pero además de serlo, la naturaleza decidió que
estuviera reasegurado, al incorporarle un plus de placer. Sería redundante hablar de
la importancia que tiene el registro oral para el ser humano, en el sentido ya erótico
y psicoanalítico de la palabra; pues bien, todo eso ya se capta en esta primer
escena.
Hay varias teorías para dar cuenta de este nivel, pero para nuestro objetivo
es suficiente con lo expuesto. El psiquismo entonces, emerge apoyado, apuntalado
en el cuerpo biológico, pero en este esquema ya se percibe con suficiente claridad
que hay un salto, un cambio de nivel, un movimiento de transcripción de un nivel al
otro, proceso en el cual lo que se expresa y determina en el segundo nivel, ya es
otra cosa. La leche satisface el hambre, pero el pecho realiza el deseo; si bien hay
una homología entre leche y pecho, y entre hambre y deseo, no son lo mismo.
Cuando hay hambre, lo único que la calma en definitiva, es la comida. Pero
sobre la matriz de la alimentación, hay una otra función que es propiamente
psíquica: la incorporación. Cuando alguien dice: "qué rico, me lo comería todo, te
comería a besos", no se trata de antropofagia real, sino del deseo de incorporación
psíquica de un objeto al interior del sujeto deseante. Esta construido sobre la
analogía al modelo de la comida, de la incorporación oral, pero es otra cosa distinta.
Los caníbales que comían carne humana, lo hacían no porque fuera especialmente
rica, sino para incorporar las virtudes guerreras de aquel que habían matado. No se
trata de antropofagia sino de la función psíquica de incorporación del otro dentro de
uno, la forma más primaria y arcaica de la identificación y el amor. Es una cierta
homología de estructura, pero hay derivación, transcripción. El deseo es irreducible
a la necesidad. El pecho es irreducible a la leche.
Este primer aspecto marca una de las determinaciones en la construcción del
concepto del apuntalamiento: el apoyo de la pulsión sexual sobre las pulsiones de
autoconservación. Lo que se postula como el primer momento del concepto de
apuntalamiento es el apoyo de la pulsión sexual sobre el cuerpo biológico y,
consecuentemente, el movimiento de emergencia del psiquismo
b) apoyo del psiquismo naciente sobre la psique materna
El segundo movimiento o momento lógico de la construcción del concepto
tiene que ver con que el rudimento de yo del enfans, del chiquito, se apoya sobre
el psiquismo de la madre. En el nacimiento el ser humano está en una situación de
casi absoluta inermidad y desvalimiento.
El concepto de desamparo es central en este razonamiento. El desamparo se
corresponde con los procesos de prematuración propios de los primates superiores
(de los cuales los humanos son una rama colateral). Una amplia diversidad de
especies animales, cuando nacen están ya prácticamente terminadas respecto de
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 7
las habilidades que requieren para vivir. El pollito cuando nace lo único que necesita
es el ruido de picoteo. Una vez que lo escucha empieza a picotear él solo.
Prácticamente no hay más nada que tenga que aprender. Se puede apreciar la
diferencia con un ser humano, que es francamente un inútil al nacer, pero también
lo es a los 2, 5,10 años, a veces lo sigue siendo hasta los 30... los procesos de
infantilización pueden durar toda la vida.
En la evolución biológica se ha producido este proceso de prematuración,
según el cual cuando nace cada sujeto individual de la especie, carece de la
mayoría de las praxias y habilidades propias de la especie, y requiere por lo tanto
de un largo proceso de aprendizaje. Desde el punto de vista biológico también está
incompleto; por ej. aún no están mielinizadas las fibras nerviosas. Este es uno de
los elementos de su ser prematuro, la primera infancia es una suerte de
continuación del embarazo. De hecho, la relación de crianza es como un segundo
clima "intrauterino". La prematuración está en relación directa con el desamparo:
un humano recién nacido es la criatura más inerme y desamparada que hay. El
desvalimiento inicial tiene una expresión subjetiva: la angustia del desamparo. En
el desamparo se tiene la vivencia de que se corre un riesgo vital si no se es
auxiliado por alguien. En un bebe recién nacido es cierto que si no es auxiliado por
alguien, se muere. Esa situación del ser-en-auxilio que si no acuden en su ayuda se
muere, es causa de una angustia primaria y básica que tiene fuerte relación con la
articulación psicosocial.
Definición de trauma: inundación por monto y calidad de estímulos que quien
los recibe no puede procesar. El psiquismo del bebé está permanentemente
sometido al riesgo de la inundación traumática. El bebé, en este estado de
inermidad y desamparo, permanentemente puede ser invadido por los estímulos
externos, aunque esté protegido, como todos sabemos, por lo que se llaman los
umbrales de la percepción, que en un niño pequeño son mucho más altos que en un
adulto. Hay ciertas defensas contra los estímulos externos: si una luz es muy fuerte,
se pueden cerrar los ojos. En cambio, no se puede cerrar las orejas si un sonido es
muy fuerte, ahí es donde funciona un umbral más alto en el bebé. Pero todos esas
son excitaciones que provienen del exterior.
Ahora bien, de los estímulos internos, tales como el hambre, el dolor, la
irritación es imposible huir. Freud dice que ante ello, la madre funciona como
barrera de protección antiestímulo. Frente a la posibilidad de que el bebé sea
inundado de un modo traumático y destructivo por los estímulos, tanto internos
como externos, la madre evita, filtra, contiene y significa. El aparato psíquico de la
madre, durante un largo período funciona como membrana protectora y
constructora del aparato psíquico del bebé. En el período de fundación del
psiquismo, el aparato psíquico de la madre funciona como membrana del aparato
psíquico del otro. Esto quiere decir que bebé y madre están en un estado de fusión
indistinguible en las primeras etapas. Desde el punto de vista del bebé son uno, tal
como lo plantea C.Castoriadis para la etapa de la mónada.
Ahora bien, ¿cómo hacen las madres para saber - después de un cierto
período de interacción- apenas escuchan al bebé, que el mismo tiene hambre y no
sueño, o que en realidad está paspado en vez de tener hambre? Durante el intenso
y vital período de la crianza, en las madres se borronea selectivamente aspectos de
su perfil de sujeto subjetivado, con una vida autónoma, propia, y hasta cierto punto
pasan a ser un apéndice del bebé. D. Winnicott, un autor psicoanalítico de quien
más adelante tomaremos otros conceptos, llama locura materna a este tipo de
conexión de la madre con el bebé en los primeros meses de la vida. Winnicott
sostiene que una madre bastante buena no duda: sabe. La membrana que hace a la
constitución de la madre como ser subjetivado, separado de los otros, individuado,
en la parte que se relaciona con el bebé se borra bastante y se potencia
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 8
enormemente lo que Kaës llama un fenómeno de transubjetividad. Lo transubjetivo
es, precisamente, un manifestación de borradura de la membrana de la subjetividad
individuada, y ello a su vez permite un código de conexión muy arcaica con los
otros. Los fenómenos de contagio emocional son también fenómenos
transubjetivos. Desde luego y como producto de la evolución normal de las cosas,
llega un momento en que la madre se agota de estar sumida en ese peculiar estado
y quiere salir, recuperar su individualidad.
Lo descrito es el apuntalamiento del psiquismo del bebé sobre el psiquismo
de la madre o de la función materna. En este período, la fusión del bebé en la
madre es asimétrica, ya que el bebé dispone de un aparato psíquico muy
rudimentario, al punto que, si quitáramos esa fusión con la madre, quedaría poco.
En este período, la madre funciona como modelo para el bebé. Se juegan aquí
algunas cuestiones importantes para la Psicología Social. Castoriadis sostiene que
el proceso de socialización se juega en y por el proceso de significación. Cuando la
madre recibe el llanto del bebé y dice: esto es hambre, esto es sueño, esto es
incomodidad, y, en general, acierta con este tipo de cosas, de todas maneras ejerce
lo que Piera Aulagnier llama la violencia de la significación.
Decir: esto se llama negro, esto se llama blanco, esto se llama amarillo
equivale a decir esto es blanco, esto es amarillo. Es imponer la significación al otro.
No habría otro modo de ingresar al mundo de las significaciones si no fuese porque
el adulto, del cual se depende en forma absoluta en este período, no impusiera las
significaciones que tiene del mundo. El bebé no puede generar ni siquiera el
concepto de lo que le está pasando a él. Es la madre y el entorno humano quien le
significa el mundo con acciones: dándolo de comer, limpiándolo, haciéndolo dormir,
mimándolo, etc., y también con palabras; el bebé está permanentemente envuelto
en un baño sonoro. Las madres le hablan todo el tiempo a los chicos, de un modo
que uno podría llamar extravagante si uno no fuese también de la especie humana,
porque ¿se le habla a alguien que no va a entender nada durante varios años? Y, sin
embargo, se le habla, con el absoluto convencimiento de que va a entender. Lo
cierto es que el hecho de que a todos se les haya hablado así cuando eran tan
pequeños produjo que formaran parte de la comunidad humana parlante y
significante.
Ya hicimos algunas referencias a la elección de objeto por apuntalamiento:
esto se refiere a aquellas elecciones de pareja, que se hacen sobre el modelo de la
relación con la madre. Esto puede ir desde elegir a alguien que por el olor o la
textura de la piel haga recordar a la propia madre (aunque no sean estrictamente
recuerdos sino improntas de las cuales no se guarda una memoria digital: la famosa
"cuestión de piel": donde hay algunas pieles que resultan francamente
desagradables, otras indiferentes y otras que subyugan). Esta elección de objeto
anaclítica o por apuntalamiento va a ir desde estos elementos tan arcaicos hasta
otro tipo de atributos más abstractos o despersonificados como elegir al otro por
sus cualidades protectoras, nutricias, continentes, afectivas, que se corresponden
con los rasgos de la función materna.
c) apoyo del conjunto madre/hijo sobre la institución social
En esta escena que estamos trabajando hay otro plano más. El primer plano
es el de la emergencia del psiquismo desde lo biológico; el segundo, la relación
entre aparatos psíquicos: uno casi inexistente y en proceso de surgimiento y
desarrollo, y otro plenamente constituido, aunque en ese momento abierto en sus
membranas a la transubjetividad. Pero hay un tercer plano: esa madre, no sólo
como cuerpo biológico sino también como psiquismo, está incluida y determinada,
en primer lugar por la relación con el marido, con el grupo familiar y por todo el
entorno cultural y social.
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 9
Como dice Winnicott, el bebé no existe, lo que existe es la relación bebé-
madre. Esto a tal punto es así que las experiencias de marasmo lo demuestra. El
mismo consiste en que un bebé que no tiene madre porque la madre lo abandonó o
se murió, es criado con perfectos cuidados de nursery: es alimentado, cambiado,
atendido escrupulosamente en sus necesidades biológicas. Pero si eso no va
acompañado con lazos de amor de algún sujeto hacia el bebé, el mismo se muere.
O por lo menos queda con un defecto psíquico gravísimo. En muchos casos se
muere y esto se conoce por investigaciones empíricas sobre chicos dejados en
hospitales.
Esto muestra claramente el encabalgamiento del orden psíquico e histórico
social sobre el biológico, al punto tal que la existencia de ese mundo psíquico y
social ha subvertido el orden de lo biológico, que éste no pervive si no se desarrolla
el nivel psíquico. No hay biología que se sostenga si no hay psiquismo (en los seres
humanos). Esto es la retroacción de la segunda evolución, la de lo histórico-social
sobre la primera evolución (la evolución biológica de las especies) o primer estrato
natural como lo llama Castoriadis. El marasmo es un ejemplo contundente en este
sentido. Un cuerpo biológico, para vivir, tiene que ser investido libidinalmente: tiene
que ser amado (o tal vez odiado). Las madres aman y odian a sus bebés, y hay
algunas, que por situaciones de historia personal sólo odian. Curiosamente, el odio
activo que una madre puede destinar a un bebé lo ayuda a construirse un
psiquismo, aunque un psiquismo un tanto particular. Lo que es absolutamente
insoportable para el psiquismo (esto quiere decir que lleva a la muerte) es la
indiferencia, puesto que ocasiona un nivel de destrucción absoluta, mientras que el
odio sostiene de un modo peculiar y permite construir algo. Esto se puede ver en
esas relaciones tortuosas donde uno busca constantemente la hostilidad del otro: la
busca porque el sujeto puede sostenerse en la hostilidad del otro, incluso en la
convicción de que el otro no lo quiere sino que lo odia. Eso no es bello, pero es
mucho peor, al punto de ser insoportable, la percepción de que para el otro se es
cero, nada.
Esta función materna y el estado fusional con el bebé, es un conjunto en sí
mismo continuo; pero este a su vez está encastrado en un conjunto de reglas,
relaciones, prescripciones, y prohibiciones sociales, esto es: simbólicamente
ordenadas y antropológicamente fundadas. Qué es ser madre tiene una
determinación histórico social propia de los regímenes de producción de
subjetividad singulares de cada etapa histórica, y del imaginario vigente. Cuando un
bebé llora ¿ se le debe dar inmediatamente la teta, o es cada tres horas ?; ¿ el
amamantamiento es a demanda o pautando el ritmo?. Cuando se despierta seis
veces por la noche y perturba todo y a todos, ¿qué hay que hacer?, ¿dejarlo llorar
hasta que se canse y aprenda a no despertarse por la noche ?. Está claro que estos
son conjuntos culturales. Una madre no lo es solamente en el sentido de su
condición biológica, sino también como sujeto socializado, que se ha conformado de
acuerdo a significaciones establecidas acerca de qué es ser madre, qué es ser una
buena madre. Todo esto es cultura; la madre está sumergida dentro de una
organización cultural. El aparato de los pediatras, los neonatólogos, los higienistas,
su propio marido desde ya tiene sus opciones. La madre no es una mamá abstracta
sino que es real. Socializada.
No se trata entonces sólo de la apoyatura biológica del psiquismo y de la
apoyatura psíquica de un psiquismo en el otro, sino también de la apoyatura del
grupo bebé-madre en la cultura en el sentido más extenso y recóndito que se le
pueda dar. Castoriadis dice:
el proceso de socialización se juega en y por el proceso de significación. La
socialización es la entrada en el magma instituido de significaciones
sociales. La madre y el padre no son solamente el primer grupo: la madre y
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 10
el padre son claramente la sociedad y la historia en persona inclinadas en la
cuna del recién nacido, que hablan y eso no es grupal. Es social. La lengua
no es, como se afirma estúpidamente, un instrumento de comunicación,
ante todo es un instrumento de socialización. En y por medio de la lengua
se expresan, se dicen, se realizan y transfieren las significaciones de la
sociedad.
Esto es para subrayar este último punto que estamos tratando, que es el
apuntalamiento del psiquismo en las instituciones o la cultura. El psiquismo, que
tiene una estructura grupal, existe como tal, sin reduccionismos, en la medida en
que permanentemente tiene una relación de apuntalamiento con el borde o la
frontera biológica por un lado, y por el otro lado el borde o la frontera histórico
social, de las significaciones, de la cultura. Y, por lo tanto, la comprensión del del
grupo-psíquico sólo puede hacerse en la medida en que permanentemente se tome
en cuenta este trabajo de apuntalamiento. El apuntalamiento no es una cosa, no es
un estado. Es un proceso, un movimiento, un pasaje, un trabajo. El grupo psíquico
sólo se puede explicar en la medida en que se tenga en cuenta el trabajo del
apuntalamiento sobre lo biológico y sobre lo histórico social.

La dimensión crítica
El concepto de apuntalamiento es impensable si no actúa en conjunto la
dimensión de la crisis. El apuntalamiento es una estructura intermediaria que se
construye en aquellas situaciones críticas que no son excepcionales, sino que son
regulares. La dimensión crítica no sólo es propia del psiquismo, sino que esta
perspectiva de las cosas como emergentes desde lo crítico es propia de una visión
del mundo en su conjunto, tal como lo plantean los nuevos paradigmas. A diferencia
de lo que planteaban los paradigmas clásicos de un mundo pensado en su
permanencia, repetición, en el que siempre todo es igual y reducible a unos pocos
elementos atómicos o básicos, el mundo que describe la actual epistemología es un
mundo diverso, lleno de convulsiones y eventos, de los cuales emergen órdenes
nuevos y absolutamente desconocidos. El universo que habitamos es producto de la
crisis del Big Bang, antes de lo cual no existía un universo tal como hoy lo
conocemos. La aparición de los sistemas planetarios, implica situaciones de crisis
de las cuales emergen estructuras diferentes y novedosas.
La dimensión crítica implica también una proposición antropológica, porque
plantea que es inherente al ser humano, como lo es al mundo y a la sociedad, una
propensión, una probabilidad alta de que se vayan cursando situaciones críticas
cada tanto y que el desarrollo de ciertas estructuras sea precisamente un efecto
posible de las crisis. El nacimiento implica una situación de crisis decisiva, hay
ciertas condiciones que ya están agotadas y las otras apenas existen. La estructura
del apuntalamiento permite que se curse esa crisis y que de su resultado emerje la
estructura psíquica. De allí en adelante todo cursa bajo esa condición: cada etapa
evolutiva va a ser el agotamiento de la estabilidad de la seguridad anterior, el
desapuntalamiento sobre los apoyos que se habían construido, la búsqueda e
instalación de una estructura intermediaria, entre la que estaba y la que puede
advenir, y un proceso de trabajo que va a permitir cursar y resolver esa crisis, hasta
su extinción o la precipitación del hundimiento, la catástrofe.
Se sabe que en la noción clásica del concepto, la crisis implica una
bifurcación: una de las ramas conduce a la superación o resolución de la crisis por
vía de la creación de una estructura más compleja, superadora, y otra de las vías
conduce a la catástrofe. Toda relación de crisis siempre implica esta bifurcación
posible. Desde este punto de vista se concibe al ser humano como producto de
crisis sucesivas, de la cual la primera sería la del nacimiento, y precisamente allí
trabaja la estructura del apuntalamiento, tal como vimos.
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 11
La transicionalidad
D.W.Winnicott es el autor que propuso el concepto de objetos y fenómenos
transicionales. El prototipo del objeto transicional es el osito de peluche, la
frazadita, la sabanita, que el bebé muerde, chupa. Se sabe que el objeto
transicional calma la angustia de separación. El osito como objeto transicional está
representando el vínculo contenedor y amparador con la madre. Al chico le cuesta
dormirse, y la madre tiene que quedarse un rato con él; el osito con el que el chico
se duerme tocándolo, no por casualidad es de felpa, de una textura parecida a la
piel, a los pelos que recubren la piel de los primates; algo suave y prensil que tiene
que ver con la función membrana puesto que representa el contacto del bebé con la
piel materna. Está vinculado, más que a la piel materna, a esa impronta de las
viejas estructuras de apego que poseen los seres humanos desde los antepasados
monos, donde le cuerpo de la madre está totalmente revestido de pelos. Ese objeto
está en el lugar lógico de la madre, pero no es la madre; es lo que media entre el yo
del bebé y la madre en su función protectora. El objeto transicional no se abandona
nunca, siempre está disponible
El objeto transicional tiene la característica de ser un reaseguro contra la
angustia o la pena. Además de las características físicas que describimos, tiene
también ciertas características lógicas, en especial su estatuto paradojal. Porque no
es la madre, no es el bebé. Está entre los dos y además está prohibido preguntar de
quién es; está prohibido denunciar la paradoja, puesto que hacerlo destruiría su
carácter intermediario. Se pone en juego activamente enlazando dos campos
mentales. No es la mamá pero la representa. No es el bebé pero representa el
vínculo del bebé con la madre. Esto es lo básico del objeto transicional.
Desde esta plataforma podemos pensar en lo que Winnicott enuncia como
espacios y fenómenos transicionales que tienen esta característica de ser lo que
está en el medio de, lo que permite la articulación de dos campos, sin ser ni uno ni
el otro, sino justamente estar operando en la transición. No son cosas, por eso es
importante despegarse de la idea del objeto transicional (que en definitiva es una
cosa, pero no es la cosa que es, sino que importa lo que representa) para pensar
más bien en un espacio transicional, donde sucede algo del orden del vínculo y del
enlace de alguna cosa con otra. Es un lugar donde sucede un trabajo.
El trabajo del apuntalamiento sucede precisamente en un espacio
transicional. De allí que sea importante entender que si pensamos a lo transicional
como un espacio, ese espacio no puede ser tan pegado como era en el momento de
la fusión inicial. Si hay absorción mutua de los elementos de la relación, al no haber
separación, no emerge el psiquismo, ya que para que el psiquismo emerja tiene que
haber separación. Cuando hay absorción mutua de los dos elementos, no hay
espacio de transcripción; el puntal y lo apuntalado hacen un cuerpo común. La
escansión presencia-ausencia del objeto auxiliar es necesaria para que el objeto
pueda ser representado; un objeto permanentemente presente no es necesario
representarlo. En la clínica se constata esto, cuando una madre está demasiado
encima de su hijo, se anticipa a sus movimientos pulsionales antes de que éstos
surjan, lo despierta para comer antes de que llore, literalmente lo asfixia; pero no
por 'sobreprotección', como se suele decir sino por su propia necesidad de estar
encima de la criatura para sostenerse ella. Se percibe también en esas familias
donde alguien habla, pero las cosas que dice pertenecen al aparato psíquico de su
madre, o su padre; no son propias, no están subjetivadas por su propia fantasía; el
que habla es evidente que es hablado por el otro todo el tiempo. Una persona que
nunca pudo nacer psicológicamente, que implica separarse del otro que a uno le dio
vida.
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 12
A esto se lo llama espacio transicional suturado. Cuando hay sutura no hay
posibilidad de desarrollo del psiquismo, no se dan las condiciones necesarias para
que el psiquismo sea un proceso permanente de creación, de juego, de invención.
La invención no hay que pensarla sólo como la invención de lo nunca inventado;
también es lo que ya está inventado pero para el que lo crea es una invención.
Lo que a nivel clínico es la psicosis, a nivel de lo social es la alienación, que
implica - como diría Castoriadis - un incremento monstruoso de la heteronomía del
sujeto. El espacio psíquico del sujeto va a estar calcado de lo que el otro social,
generalmente en posición hegemónica, dice. Nosotros hemos estudiado los
procesos de alienación social que se produjeron bajo la dictadura. En ese caso,
como producto en buena medida de la presión por el terror, personas que en su
momento tuvieron ideas al menos progresistas y cuestionadoras del orden social,
por efecto del terrorismo de Estado empezaron a decir y a pensar que era cierto
que en Argentina no había represión, que no era cierto lo de los campos de
concentración, y que "los argentinos somos derechos y humanos". Repetían tal cual
el discurso del poder, sin la menor distancia o diferencia crítica. Eso es la
alienación: una subordinación completamente acrítica y en posición de
sometimiento a los enunciados del poder, que en términos psicológicos sería el amo
del objeto, el amo de la situación, el amo de la significación.
El otro extremo patológico es cuando el espacio transicional es tan grande
que no se puede sostener la esperanza razonable de que se va a encontrar algo del
otro lado. Lo que se abre es el vacío, la vivencia del desamparo se impone en toda
la línea y arrasa con lo poco o mucho que se haya formado del psiquismo. Es lo que
antes decíamos del marasmo, en el que, al no haber habido alguien del otro lado
que libidinice al sujeto, el bebé muere o queda con un severo daño en el psiquismo:
son sujetos con un tipo de esquizoidía muy especial que nunca llegan a conectarse
con nadie. En este caso, el espacio intermediario es tan grande que el psiquismo
naciente, que tiene esperanza de encontrar al otro del otro lado, no lo encuentra
porque está tan lejano e inalcanzable que es como si allí no hubiese nada, sólo
vacío. Hay allí una escena a nivel de la fantasía que podría ser algo así como estar
solo en medio del desierto y alrededor de uno no hay nada ni nadie que se vea en el
horizonte; una de las formas más regresivas de esta fantasía es la vivencia de ser
un granito de arena disperso en un desierto frío y árido.
Winnicott habla de los objetos y de los fenómenos transicionales que implican
el juego y la creación. Para el chico, en primer lugar, el juego. Un ejemplo, precursor
de lo que luego se va a dar en la articulación psicosocial, es el espacio en el que los
chicos pueden jugar: hay un tiempo en que para jugar, tienen que estar al lado de
la madre. En otro momento posterior, pueden jugar en otro espacio donde no ven a
la madre, pero saben que está; el chico juega en otra pieza y cada tanto llama a la
madre solo para saber si está. Esta es una estructura que persiste: uno puede estar
solo, pero puede seguir pensando, mentalizando, en la medida en que sabe que en
algún otro lugar hay alguien a quien uno puede acudir si lo necesita.
Esta estructura se va refinando hasta que el adulto puede seguir "jugando"
en el espacio de la creatividad. La creatividad es el heredero adulto del juego
infantil, el sujeto puede estar solo en la medida en que sabe que en algún
momento, en algún lugar hay alguien con el que va a poder retomar el vínculo. Si se
pierde esta dimensión, inmediatamente se produce una inundación de angustia y
sucede una parálisis. Un chico que ha tenido una estructuración defectuosa de su
espacio transicional, no puede jugar, porque al quedar fuera del espacio materno
entra en crisis de angustia. El espacio transicional está representando
simultáneamente (este es su carácter paradojal) la conexión y la separación. Por
eso el osito no es la madre. Es la escansión de contacto y separación con la madre.
La capacidad de estar solo está basada en la posibilidad de separarse, de soportar,
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 13
de acoger bien la separación con el otro, en la medida en que se pueda tener cierta
esperanza de que cuando se lo vaya a buscar al otro va a haber alguien allí.
Entonces las patologías de la transicionalidad son por un lado el vacío y por el
otro la sutura. Estos dos polos, contrastan con la transicionalidad verdaderamente
lograda, donde existe ese espacio de entreapertura, que permite el juego y la
creación de representaciones que articulan el elemento propiamente fantasmático,
la realización de deseos, con formulaciones que son tanto formas como contenidos
provistos por la cultura, por el imaginario social. Winnicott sostiene que la
experiencia cultural es una extensión de la idea de los espacios y fenómenos
transicionales, dice:
"Al utilizar la palabra cultura, pienso en la tradición que se hereda. Algo que
es la parte común de la humanidad a la que pueden contribuir individuos y grupos,
y de la que cada uno de nosotros podrá obtener algo, si tenemos un lugar donde
poner lo que encontramos"
Detengámonos en esta frase: cada uno podrá obtener algo (de la cultura), si
tiene un lugar donde poner lo que encuentra. Esta es una cuestión clave para la
creatividad, que consiste en crear algo que, en general, ya está inventado, pero esa
invención mental puede sostenerse en la medida que se tenga la convicción que
hay un recepción del otro y de la cultura para eso que germina en la mente
individual. El antecedente y la estructura básica se dan cuando el bebé crea el
pecho porque lo necesita, y una madre "bastante buena'" es capaz de no
desilusionarlo prematuramente. La progresiva capacidad para tener criterio de
realidad, que implica un proceso de desilusión también progresivo, se va dando al
compás de la construcción de las estructuras psíquicas que permiten que el chico
pueda apuntalarse en los recursos que hay en su propio aparato psíquico.

Apuntalamiento y articulación psicosocial


En primer término el apuntalamiento tiene estos aspectos:
 el apoyo de lo psíquico sobre lo biológico
 la relación de modelización del puntal sobre lo apuntalado a partir de la necesidad que
tiene el psiquismo naciente del otro psiquismo y
 Un movimiento de pasaje, de transcripción, una ruptura crítica, que implica cambio de
objeto y cambio de nivel. no es repetición, ni copia
De estos tres aspectos, el decisivo epistemológicamente es el tercero, al
proponer una concepción de la emergencia del psiquismo con toda la complejidad
que requiere la articulación inherente con lo histórico social, y al evitar la recaída en
determinismos lineales tipo causa  efecto
En segundo término hay que tener en cuenta que el apuntalamiento es doble o
recíproco: el bebé se apoya en la madre, pero también es válido apreciar que la
madre se apoya en el bebé (para confirmar su rol maternal, para sentirse
procreativa, para lo que sea) y, a nivel general, toda relación de apuntalamiento
siempre es doble, mutua o recíproca. Los sujetos, como ya vimos, se apuntalan en
las instituciones. Pero esta relación es recíproca, porque las instituciones deben
estar sostenidas en el psiquismo de los sujetos para mantenerse y reproducirse.
Esto habitualmente queda oculto para los sujetos: su papel activo en el
sostenimiento y reproducción de las instituciones que ellos mismos denuncian. No
existiría el Estado actual si cada uno de los habitantes de la situación no tuviese
una concepción del Estado y un conjunto de creencias desde la cual están
sosteniendo la existencia de esto.
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 14
El tercer elemento es que el apuntalamiento, además de ser mutuo y recíproco,
es siempre múltiple, en red. Esto quiere decir que el apuntalamiento se da:
 sobre el propio cuerpo,
 sobre la madre o función materna (y todos sus equivalentes más o menos
imaginarios, más o menos simbólicos: todo ámbito que se ofrezca al sujeto
real o imaginariamente como un lugar de amparo, protección o seguridad)
 sobre el grupo: en primer lugar el grupo familiar y luego los distintos grupos
de afiliación o pertenencia por los cuales los sujetos estan permanentemente
sostenidos,
 sobre la cultura, las obras colectivas y las instituciones.
Cuando alguno de estos lugares del apuntalamiento se resquebraja, cede,
puede producirse un movimiento de repliegue sobre otro de los apuntalamientos
disponibles o la búsqueda de un proceso de creación de espacios en donde se
vuelva a construir un proceso de apoyatura. Desde este punto de vista, el
psiquismo es un proceso permanente de apoyo en lugar seguro, ruptura, crisis,
desapuntalamiento, búsqueda de una reapuntalamiento, proceso de
reapuntalamiento; es un movimiento de cierres y aperturas todo el tiempo.
Teniendo en cuenta toda la compleja y rica vida psíquica, para la Psicología
Social es importante captar esta relación de apuntalamiento del sujeto a las
instituciones; es en esa relación donde se va a dar el campo de intervención de la
Psicología Social. Aquellos elementos del psiquismo que están jugados, proyectados
en las instituciones y los movimientos y trastornos que se producen en ese campo
en forma constante.

Bibliografía Apuntalamiento
Aulagnier, Piera: La violencia de la intepretación, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1977
Bianchi, Hugo: "Piera Aulagnier, sus cuestiones fundamentales". En Revista Actualidad Psicológica,
Año XV, Nº 166, Junio de 1990.
Castoriadis, Cornelius:
 "Psique, Imaginación e Histórico-Social". En Revista Zona Erógena Nº 12, 1992
 "Subjetividad e Histórico-Social". En Revista Zona Erógena Nº 15, 1993
 "Sobre la psique humana y la imaginación radical" - En Revista Zona Erógena Nº
28, 1996
 El avance de la insignificancia. Eudeba, Buenos Aires, 1997.
Green, A: La Metapsicología Revisitada. Eudeba, Buenos Aires, 1996
Kaës, R.:
 El Aparato Psíquico Grupal. Granica, Barcelona 1977.
 "El apoyo grupal del psiquismo individual", en Revista Temas de Psicología Social,
Año 8, Nº 7, Ediciones Cinco, Buenos Aires 1985
 "Apuntalamiento y estructuración del psiquismo", en Revista de Psicología y
Psicoterapia de grupo Nº 3-4, , AAPPG, Buenos Aires, 1991
 "Apuntalamiento múltiple y estructuración del psiquismo", en Revista de Psicología
y Psicoterapia de Grupo Nº 2. Buenos Aires, AAPPG. 1992
La dimensión del Apuntalamiento Lic.Osvaldo Bonano 15
 “La categoría del intermediario y la articulación psicosocial”, en La invención
psicoanalítica del grupo. Public. de la AAPPG, Buenos Aires, 1994
Laplanche, J: Vida y muerte en psicoanálisis.Amorrortu, Buenos Aires, 1973
Pichon Rivière, E: El proceso grupal. Del psicoanálisis a la psicología social I, Edic. Nueva
Visión, Buenos Aires, 1978.
Winnicott, D.W.: Realidad y Juego. Granica, Buenos Aires, 1972

Anda mungkin juga menyukai