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GOBIERNOS LIBERALES

DESARROLLO Y CONSECUENCIA
DE LOS GOBIERNOS LIBERALES Y REPUBLICANOS
1898 – 1935
ANTECEDENTES
Como surgió el Liberalismo
El liberalismo surge como la síntesis de varios elementos: el inmovilismo de la economía
medieval, el antropocentrismo renacentista, el racionalismo y el utilitarismo, el protestantismo,
que van conjugándose y adaptándose recíprocamente durante varios siglos. Pero los factores que
actúan como catalizadores de realidades e ideologías heterogéneas y divergentes serán la
concepción antropológica individualista y la de una libertad absoluta y omnímoda.
 Definición. El liberalismo como el soporte ideológico de la clase burguesa para acceder al
poder.
 Orígenes: S.XVII-“La gloriosa Revolución”. Se definen los primeros principios del
liberalismo. Práctica antes que teoría, pues primero se hace la revolución y luego se
establecen la doctrina (John Locke). Se establece la monarquía parlamentaria.
 Evolución y desarrollo: S.XVIII-La Ilustración francesa (Montesquieu, Voltaire). Difusión y
enriquecimiento de los principios de la monarquía parlamentaria inglesa. Fundamento
teórico que inspira y sirve de soporte a la burguesía en las revoluciones Americana y
Francesa. En estas revoluciones se establecen unas declaraciones de principios que son el
fundamento del liberalismo moderno. En EEUU la declaración de Independencia y en la
revolución Francesa la declaración de derechos del hombre y el ciudadano(referencias
para el desarrollo posterior del liberalismo
Definición.
El liberalismo es la ideología sobre las que se apoyaron las revoluciones burguesas de finales del
siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX, convirtiéndose en el núcleo teórico básico de los sistemas
políticos establecidos desde entonces y hasta hoy en las sociedades occidentales, con la
excepción de las experiencias totalitarias.

Orígenes
Los orígenes del liberalismo se encuentran, para la mayoría de los historiadores en la época de
los enfrentamientos entre la monarquía inglesa de Carlos I y el parlamento de su país, en el siglo
XVII, ya que en 1688 estallará la “Gloriosa Revolución” contra el monarca absolutista. A partir de
esta revolución, se establecerá en este país un sistema político sobre el que se desarrollará el
liberalismo: La monarquía parlamentaria. Sobre ella evolucionarán una serie de principios,
planteamientos y mecanismos que en sus características esenciales serán definidos por John
Locke, en su obra “ Dos tratados sobre el gobierno” (1689) y que configuran precisamente las
bases sobre las que se fundamenta este primer liberalismo, y que son las siguientes:
 La libertad y la propiedad son cosas tan valiosas e inherentes a los individuos que no hay
ninguna autoridad que pueda eliminarlos legítimamente bajo ningún concepto.
 El gobierno tiene que ser representativo de la voluntad popular y rendir cuentas al pueblo
de sus actuaciones ya que deben ir encaminadas a la búsqueda del bienestar general.
 El poder y las facultades de las autoridades deben de estar limitadas de manera que se
salvaguarden los derechos individuales y se garanticen ciertas libertades tales como las
de palabra, asociación, credo religioso, compra-venta de propiedades, etc) .
Evolución y desarrollo del liberalismo
En el siglo XVIII las ideas expuestas anteriormente serán recogidas, divulgadas y enriquecidas
ampliamente por los filósofos “Ilustrados Franceses, especialmente por Montesquieu (el espíritu
de las leyes) y por Voltaire(cartas inglesas), de manera que estas ideas “liberales” aparecerán
como una oposición frontal a las monarquías absolutistas que a excepción de Inglaterra
dominaban toda Europa y serán el instrumento fundamental que utilizará la burguesía europea
para acceder al poder político y social y consolidar su dominio económico en el viejo continente.
Así, puede decirse que, frente a la soberanía real, al poder absoluto del rey y los privilegios de los
estamentos sociales superiores, el liberalismo opone la soberanía nacional (entendida como el
poder del que es poseedor el conjunto de ciudadanos de un país), el poder compartido entre el
rey y las Cortes y la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos de un país. Frente a la
subordinación y la servidumbre de los no privilegiados en el Antiguo Régimen, el liberalismo
defendía la libertad y los derechos individuales de todos los ciudadanos.
Contra el poder inmovilista y autocrático, el liberalismo ofrecía la posibilidad de cambios en los
órganos de poder según la voluntad de la nación, en busca del bienestar general.
Esta doctrina política inspirará las dos primeras revoluciones de carácter auténticamente liberal
(la Inglesa lo será sólo muy parcialmente), a saber, la revolución Americana de 1776 y la
revolución Francesa de 1789, que se convertirán a su vez en puntos de referencia fundamentales
para el desarrollo político e ideológico del liberalismo a lo largo del siglo XIX. Así, en la declaración
de los derechos del hombre y el ciudadano (revolución francesa) o en la declaración de la
Independencia de los E.E.U.U pueden verse formulados los principios liberales que serán
adoptados con posterioridad en las oleadas revolucionarias liberales del siglo XIX.
En el siglo XIX se implantó definitivamente el liberalismo como doctrina ideológica y como
sistema político en el mundo Occidental, eso sí, no sin grandes resistencias por parte de las
monarquías absolutistas europeas.
Sobre el principio filosófico común de la defensa de la libertad y los derechos del individuo, hubo
distintas maneras de entender el movimiento y puede decirse que el liberalismo tuvo distintas
vertientes, siendo diferente, además según el país, pero de manera general puede decirse que
los principios políticos más comúnmente aceptados del programa liberal en el siglo XIX son los
siguientes:
 El titular último del poder es el pueblo, basándose esto en la doctrina de la soberanía de
la nación, entendida esta última como el conjunto de habitantes del territorio de un país
y oponiéndose por tanto a la soberanía real de origen divino.
 El gobierno o el monarca debe tener limitada su autoridad mediante una norma suprema
o constitución a la que aquellos deben supeditarse (imperio de la Ley)
 La constitución debe reconocer y el gobierno garantizar el respeto a una serie de derechos
y libertades individuales, entre las que destacan la libertad de expresión, asociación y la
libertad de prensa, que se entiende como fundamental para controlar la acción del
gobierno y configurar una opinión pública independiente.
 El poder del Estado debe estar separado en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial,
independientes y controlados entre sí (teoría de la división de poderes).
 El derecho de legislar corresponde al parlamento, que se configura como el órgano
representante de la Nación.
 La acción política se lleva a cabo a través de los partidos políticos que encauzan los
intereses y las opiniones de los ciudadanos.

REPÚBLICAS LIBERALES Y DICTADURAS EN LATINOAMÉRICA


La clase criolla que había heredado el poder tras la independencia abolió muchas de las
instituciones, impuestos y derechos de aduana en concordancia con el liberalismo del siglo XIX;
pero sus grandes esperanzas se desvanecieron con la crisis política y la decadencia económica
que caracterizaron los primeros años de la mayoría de las nuevas naciones. A mediados del siglo
XIX, los caudillos tomaron las riendas del poder político, económico y social en casi toda la región.
Desaparecido el dominio español y portugués, Gran Bretaña se convirtió en la principal potencia
comercial, consiguiendo establecer un dominio pleno en la América independiente. A finales del
siglo XIX había triunfado en lo político el liberalismo, y en la economía se abrían nuevas
posibilidades para la agricultura comercial, la minería y la modernización en las infraestructuras.
Estados Unidos había reemplazado a Gran Bretaña como mercado más importante y como
principal inversor de bienes de capital en Latinoamérica, y en el siglo XX estableció su hegemonía
a todos los niveles sobre la región, interviniendo con frecuencia en los asuntos internos de la
mayoría de los países del continente.
El liberalismo del XIX se hizo cada vez más conservador en el ámbito sociopolítico en tanto que
sus programas económicos favorecieron el surgimiento y desarrollo de las clases medias y
trabajadoras urbanas. En algunos países, especialmente Argentina y Brasil, la inmigración
europea extensiva aceleró el crecimiento. Ésta organizaría partidos políticos más modernos para
hacer frente a las viejas elites liberales. Las nuevas clases sociales exigieron cada vez más su
participación en la vida política. Entretanto, la población rural continuaba viviendo en la más
profunda pobreza y opresión, si bien elementos revolucionarios empezaron a aparecer en su
seno a lo largo del siglo XX. La migración rural a las ciudades se convirtió en algo habitual y
característico, a menudo creando extensos cinturones de miseria, y aunque se mantuvo la
desigualdad en el modo de vida entre la ciudad y el campo, la producción agrícola continuó
siendo el pilar de la economía de exportación de Latinoamérica. Las revoluciones, dirigidas y
promovidas generalmente por las clases medias y apoyadas por los trabajadores y el
campesinado descontento, tuvieron lugar en México, Brasil, Argentina, Guatemala, Bolivia, Cuba,
Nicaragua y en otros países; en todas ellas, sus líderes adoptaron diversas ideologías emergentes
(populismo, nacionalismo, socialismo).
El hecho de compartir un mismo idioma, una religión mayoritaria y una misma cultura, además
de su situación de dependencia económica, es el principal factor de unión de la región, y ha
significado un importante incentivo para que los países latinoamericanos establezcan estrechos
vínculos culturales y comerciales. A mediados de la década de 1990, después de muchos años de
recesión económica, se empezó a vislumbrar una notable mejoría en las condiciones y niveles de
vida de la población. Al mismo tiempo, las juntas militares que habían gobernado en gran parte
de los países latinoamericanos en las décadas de 1970 y 1980, fueron depuestas y reemplazadas
por regímenes en proceso de democratización decididos a crear un futuro más próspero, a pesar
de las graves carencias estructurales en toda la región.
BOLIVIA Y LOS GOBIERNOS LIBERALES - La república oligárquica.
Intentos de federalizar Bolivia
El presidente Severo Fernández Alonso (1898-1899) estaba convencido de que el gobierno
debería poseer una residencia fija. Ese domicilio, por la raigambre histórica y por haber “nutrido
los cerebros de los genios de nuestra emancipación”, entre otras razones, debería ser Sucre, la
capital legal de la Bolivia.
Para el efecto, en esos años se aceleraba la construcción del palacio de gobierno, además de
puentes y carreteras, en el afán de cohesionar una obra de política nacional. A partir de ello,
nació la idea de la “Ley de Radicatoria”, que era considerada como hostil e irritaba al pueblo de
La Paz.
El Congreso Nacional inauguró su legislatura el 6 de agosto y transcurrió apacible y dedicado a
temas habituales, sin asomarse, ni siquiera por sospecha, la tempestad que no tardaría en
desatarse con características catastróficas.
En la sesión ordinaria vigésimo nona, del 26 de septiembre de 1889, el diputado por la segunda
sección de Yungas, Isaac Campero, presentó a la plenaria un proyecto de ley que insertaba
modificaciones trascendentes en la Constitución Política del Estado de 1880, en la que la forma
unitaria del Estado era transformada a una república federal representativa con el nombre de
“Estados Unidos de Bolivia”.
Ley de Radicatoria
La rivalidad entre sucrenses y paceños hizo crisis en los últimos meses de 1898, más propiamente
en la sesión matinal ordinaria cuadragésima sexta del 31 de octubre de 1898, cuando la
representación chuquisaqueña integrada por José María Linares, Isaac Vincenti, Fanor G.
Romero, Napoleón García Romero, José María Urdininea, Juan María Fernández de Córdoba,
Nicolás Ortiz, N. Rojas Estensoro y Julio M. Trigo, propuso el proyecto de “Ley de Radicatoria”,
que establecía por disposición legal que la permanencia fija del Poder Ejecutivo quedaba en
Sucre. La reacción no fue la esperada.
A contrapropuesta, la brigada paceña planteó otro proyecto de ley para el traslado del Poder
Legislativo a Cochabamba.
La propuesta de los conservadores incorporaba el amor a la ciudad capital, pero se
entremezclaba con los intereses económicos e intrigas políticas, propiciados por el coronel y
senador José Manuel Pando, quien obtuvo el escaño por Chuquisaca gracias a los liberales
chuquisaqueños Samuel Oropeza, Valentín Abecia, Ricardo Mujía, Luis Arce Lacaze, Agustín
Iturricha y otros más.
El grupo liberal en el Parlamento apoyaba, supuestamente, la “Ley de Radicatoria” —propuesta
por el representante de Sucre Isaac Vincenti—, pero sólo por considerarla un arma de doble filo
para herir al presidente Fernández Alonso, puesto que si esta ley era vetada ofendería y
enfurecería a los capitalinos, y si era promulgada, el pueblo paceño se alzaría y pondría sus tropas
a órdenes del coronel José Manuel Pando.
El 15 de noviembre, en la 58º sesión, la Ley de Radicatoria fue aprobada y se rechazó el proyecto
paceño.
Antes, en la quincuagésima séptima sesión del 14 de noviembre de 1898, la brigada
parlamentaria paceña abrazó públicamente la causa federativa y nuevamente propuso la
estructura de gobierno federal, en la que cada uno de los departamentos de Bolivia debería tener
su propio gobierno y manejar sus recursos económicos.
De todas formas, el 19 de noviembre de 1898 la “Ley de Radicatoria” fue lanzada con un texto
que rezaba así en sus partes importantes: El Poder Ejecutivo residirá permanentemente en la
Capital de la República, salvo los casos determinados por la Constitución Política del Estado.
Partidos políticos liberales y conservadores
Tiende a pensarse que la era conservadora se inicia en 1880 con Campero, si bien esto es cierto
a partir de la estructuración de una nueva realidad producto de la guerra, desde el punto de vista
estrictamente político Campero no se adscribe al grupo que la historia conoció como
conservadores. Sus diferencias centrales con Arce son un simple ejemplo de ello. La inicial
dicotomía entre guerristas y pacifistas se fue precisando al sistematizarse corrientes de
pensamiento que serían el germen de los primeros partidos políticos. La gran figura para este
nacimiento fue Eliodoro Camacho. Por su participación conjunta en la batalla del Alto de la
Alianza y postura belicista, Campero era mucho más proclive a los liberales de Camacho, que a
quienes formarían el partido conservador.
En realidad, el único partido con ideario claro, inscrito en las grandes corrientes mundiales era el
partido liberal. Son ya célebres su manifiesto de 1883 y el discurso del 2 de abril de 1885 que
pronunció Camacho para defenderse del ataque de los conservadores. “Viva el orden mueran las
revoluciones”. “Menos gobierno más libertad”; son frases que resumen muy bien el pensamiento
liberal. “Los derechos individuales amparan la vida, la libertad, el honor, la propiedad del hombre
y la soberanía del pueblo. El sufragio popular, la descentralización administrativa y municipal, la
concentración y unidad política, tolerancia de opiniones, instrucción obligatoria para el pueblo y
gratuita...” decía Camacho. Libertad política, económica e individual en suma, eran las ideas
centrales del jefe liberal. El programa liberal fue el eje del debate nacional. Por adscripción o por
oposición es que se desarrolló la contienda política de esos años.
Para las elecciones de 1884 se presentaron tres partidos, el liberal, el democrático y el
constitucional, estos dos últimos terminaron insumiéndose en la corriente denominada
genéricamente como conservadora.
Los liberales
Pando abrió el ciclo de veintiún años de gobiernos liberales, con una mentalidad modernizadora
que marcó una nueva preeminencia de la economía y de le geopolítica interna de Bolivia,
estableciendo el liderazgo de La Paz que tendría vigencia a lo largo de todo el siglo XX.
En 1900 se produjo un hecho crucial para la economía boliviana, Simón I. Patiño descubrió en la
mina La Salvadora (Llallagüa), la veta de estaño más rica del mundo, comenzaba así la era del
estaño en el país. Simultáneamente, los precios internacionales de la plata se derrumbaron y la
minería boliviana de la plata colapsó, coincidiendo con el auge del estaño y los usos múltiples de
este producto en el mundo. En poco más de dos décadas los llamados barones del estaño Simón
Patiño, Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hoschild, se convirtieron en un poder económico y
político decisivo en el país.
Estaba claro que los convencionales de 1880 se habían reunido, quizás sin adivinarlo, para
construir un nuevo país. La primera etapa de ese proyecto concluyó violentamente en 1899 con
los invitados de piedra convertidos en protagonistas de la historia. Pero fue solamente un
espejismo. El apresamiento de Zarate Willka y su ajusticiamiento posterior, demostraron que la
hora de los aimaras y los quechuas no había llegado todavía. Aunque esta drástica acción no pudo
frenar levantamientos sucesivos, sobre todo en la segunda década del siglo, el modelo fundado
en medio del drama de la derrota del Pacífico tenía vigor y aliento hacia el futuro. Sólo había
cambiado la cabeza de un estamento de poder apoyado en los dos pilares básicos de la minería
y el latifundio.
Pero ¿qué país era este, pensado y construido por conservadores y liberales?. Un país occidental,
moderno, integrado a la economía del mundo, apoyado en los valores políticos y económicos de
la ortodoxia liberal que finalmente se había podido aplicar a un escenario de relativa tranquilidad,
fundado en la estabilidad política y una democracia formal sólida en tanto se basaba en las
normas de una constitución, aunque el sistema electoral la hacía explícitamente restrictiva en los
hechos. El proyecto era coherente en sí mismo, pero adolecía de un par de insuficiencias
capitales. Bolivia era una nación aislada no sólo del mundo sino de la propia América del Sur; las
fuertes corrientes migratorias tanto europeas como asiáticas que alimentaron a casi todas las
naciones del continente no llegaron a nuestro territorio, esto determinó una realidad muy
distinta no sólo de sociedades como la argentina o chilena, sino incluso de países andinos como
Perú y Ecuador con fuerte presencia cultural propia. Pretender un país cuyo faro fuese París en
el centro de los Andes, con una población mayoritaria no occidental, era un despropósito. Peor
aún, la base del razonamiento de la época partía de la idea de que los indígenas eran un lastre y
no una potencialidad para el desarrollo. Ese razonamiento fue fatal para la historia nacional,
porque implicó una política sistemática de exclusión por un lado y de despojo por otro, sumando
además, con muy pocas excepciones, una consciente discriminación en la educación. Por eso, el
crecimiento del país no pudo ser en esta etapa ni equilibrado, ni integrador.
Las políticas aplicadas fortalecieron el capitalismo al impulso de un nuevo auge minero. Tras el
derrumbe de los precios internacionales de la plata, llegó una ávida demanda de estaño por parte
de los países industrializados. La sustitución de un producto por otro fue rápida y eficiente pero
tuvo el mismo talón de Aquiles, la extrema dependencia de nuestra economía de los precios
internacionales del mineral. Algo parecido sucedió con la goma. La explotación de un producto
de gran demanda en el mundo provocó el nacimiento de capitalistas locales ligados a la goma,
pero también una guerra por la posesión de la riqueza cauchífera con la consiguiente pérdida
territorial y el desplome ulterior de la producción, víctima ce una región alternativa en el Asia
más barata y eficiente.
En política se produjo un fenómeno muy claro. Los grandes mineros del estaño prefirieron
prescindir de la acción política directa. Así nació un estamento de políticos profesionales que
intermediaron la relación con el estado, garantizando una absoluta dependencia de éste de los
intereses de los mineros.
Si en el siglo XIX la influencia de los latifundistas era más bien producto de su prestigio social y
origen de clase, tras las medidas legales de 1880 se convirtió en un factor real de poder, al
haberse producido una expansión geométrica de las propiedades de hacienda en altiplano y
valles. Los hacendados eran menos vigorosos e influyentes que los magnates mineros, pero
estuvieron vigentes en las decisiones políticas, a tal punto, que algunos presidentes liberales
fueron patrones de hacienda y propietarios de grandes extensiones en el altiplano.
La explotación intensiva de mano de obra en complejos mineros cada vez mayores y mejor
dotados tecnológicamente fue el campanazo para el surgimiento de un movimiento obrero
todavía balbuceante, que tuvo su origen más en los artesanos y trabajadores de la incipiente
industria urbana que en los centros mineros, pero que poco a poco trasladaron sus ideas al eje
de la producción nacional, la minería.
Las cuestiones principistas que acompañaron buena parte del debate ideológico de los últimos
decenios fueron sustituidas por la razón pragmática. Esa actitud tuvo dos consecuencias, la
primera negativa, la resignación de derechos reivindicatorios en el Pacífico y el Acre que
consolidaron un cercenamiento definitivo del territorio nacional y una reducción dramática de
nuestras fronteras. La segunda, positiva, las compensaciones economías de los tratados de cesión
permitieron un auge que se volcó en la modernización de los principales centros urbanos y sobre
todo la construcción de vías férreas que lograron la vinculación a largo plazo del altiplano y valles,
aunque el esfuerzo no alcanzó para la incorporación del oriente a la vida nacional.
Los liberales no se diferenciaron de sus antecesores en la decisión de mantenerse
indefinidamente en el poder, amparados en el ropaje democrático. Esta actitud trajo consigo el
nacimiento de un nuevo partido, el Republicano, hijo del liberalismo e idéntico en sus ideas, cuyo
vigor opositor se apoyaba en el deseo de romper el círculo de control electoral, no el sistema
vigente, objetivo que logró en 1920, cerrando el período liberal, el más largo de la historia
republicana de Bolivia.
En las primeras dos décadas del siglo, tres acontecimientos marcaron esta etapa en el mundo e
influyeron de manera diversa pero importante en nuestro país, sea inmediatamente o en el
mediano y largo plazo. El primero de ellos fue la revolución mexica la (1910), que impuso una
nueva política en ese país, la reforma agraria, la nueva constitución y la estructuración de un
poderoso partido de gobierno. El segundo fue el estallido de la seguida guerra mundial (1914-
1918), que afectó severamente a la economía internacional y el tercero la revolución soviética
(1917), que impuso el socialismo en Rusia y que influyó decisivamente en la construcción del
mundo contemporáneo.
La guerra del Acre
El descubrimiento del árbol de la goma y su explotación (Antonio Vaca Diez desde 1876),
determinó un auge económico muy importante entre 1890 y 1920, al punto que en las primeras
décadas del siglo fue el segundo ingreso mayor después de los minerales. El éxito de la goma
generó muy pronto problemas de límites en el norte en la frontera con Brasil. Los filibusteros,
con el beneplácito del gobierno del Presidente brasileño Francisco Rodríguez Alves, pretendieron
independizarse de Bolivia. Con un alto sentido de responsabilidad Pando decidió combatirlos y
con un destacamento se dirigió al ignoto norte, en un viaje que en si mismo era una verdadera
odisea. En la zona de Cachuela Esperanza y Riberalta en el Beni, se alzaba el imperio de Nicolás
Suárez, el Patiño de la goma, quien pertrechó la columna Porvenir y colaboró al gobierno. La crisis
bélica (1902-1903) con antecedentes en las expediciones de Muñoz, Lucio Pérez Velasco e Ismael
Montes que tuvieron éxitos como el de Riosinho, Capueiro y Bagué, culminó cuando Brasil
decidió intervenir en el conflicto, forzando al débil ejército de Pando a la negociación, pero las
acciones del Presidente boliviano deben destacarse por sus éxitos militares y las dificultades que
se vio obligado a superar en una expedición de meses desde los Andes hasta la amazonía. En
1903 en Petrópolis (Brasil), ambos países firmaron un tratado por el que se cedía el territorio del
Acre a cambio de una compensación económica de dos millones de libras esterlinas y un
ferrocarril.
Ismael Montes y la continuación del ciclo liberal
En 1904 fue elegido Ismael Montes quien nada más comenzar su gobierno tuvo que afrontar una
de las más grandes responsabilidades históricas que hubiese tenido un mandatario boliviano, el
tratado de 1904. El congreso debatió duramente el tema y a pesar de una fuerte oposición
(Miguel Ramírez, Pastor Saínz, Fernando Campero, Román Paz, entre otros), la mayoría liberal se
impuso. Se acordó la cesión a perpetuidad a Chile del Litoral a cambio del libre tránsito de
mercaderías, la construcción del ferrocarril Arica- La Paz y 300.000 libras esterlinas. El mar a
cambio de un plato de lentejas, fue la decisión pragmática de los liberales.

El dinero recibido de Brasil y Chile permitió al liberalismo un importante trabajo de


modernización de las principales ciudades, particularmente La Paz. Se comenzaron vías férreas
como La Paz-Beni, Viacha-Oruro, Oruro-Cochabamba, Oruro-Potosí y Potosí-Tupiza, un proceso
vital de vertebración del territorio occidental.

El país se adecuó al patrón oro y se crearon nuevos bancos. Comenzó una etapa de bonanza
económica apoyada por el auge gomero y estañifero. En el ámbito de la educación se contrató la
misión belga presidida por Georges Rouma, que modificó curriculums y modernizó la educación
nacional, instalando la primera normal para la formación de maestros. En lo religioso se aceptó
la libertad de cultos.

En las elecciones de 1908 ganó Fernando Guachalla quien no pudo posesionarse al morir días
antes de la transmisión del mando. Montes decidió prorrogar un año más su mandato de manera
totalmente ilegal. Le sucedió Eliodoro Villazón quien ganó los comicios de 1909. El gobierno de
Villazón fue uno de los más tranquilos y prósperos que haya tenido el país. Gozó de una economía
en bonanza y en crecimiento, tuvo sucesivos superavits en los presupuestos nacionales, las
exportaciones crecieron en más del 50 % y se instalaron tranvías en La Paz y Cochabamba. El
gobierno contrató una misión alemana presidida por el Gral. Hans Kundt para modernizar el
ejército, en una línea permanente de renovación militar que sostuvieron los gobiernos liberales.
A diferencia de sus antecesores, respetó escrupulosamente la Constitución y los derechos
ciudadanos, sin la presión de movimientos subversivos que había sido y sería una constante
histórica.

En esa época surgieron las obras de Franz Tamayo y Alcides Arguedas que contrapusieron
visiones de la sociedad, Tamayo en un vitalismo exaltador de los valores indígenas, Arguedas en
una demoledora crítica al conjunto de la sociedad que perfilaría años después (1919) en Pueblo
Enfermo. Dos importantes periódicos nacieron en el periodo liberal, el oficialista El Diario y el
republicano La Razón.

En 1913 Montes volvió al poder en medio de una altísima popularidad, pero le tocó afrontar la
crisis producida por la primera guerra mundial, tuvo que reformar el sistema financiero
estableciendo que el único banco con capacidad para emitir moneda era el Banco de la Nación.
La medida generó fuertes protestas, sumada a la contracción económica como producto de la
caída de las exportaciones. Incluso se tuvo que suspender temporalmente el pago de la deuda
externa. (1913-1916), pero en 1916 la situación se revirtió y el Presidente se ufanó de que por
primera vez se superaron los 100 millones de pesos en exportaciones.

La situación en el agro se mantuvo inalterable, la expoliación de las tierras de comunidad no trajo


consigo una modernización ni ampliación productiva, pero sí crecieron los terratenientes, entre
ellos los presidentes Pando y Montes. El descontento indígena se expresó de nuevo con el
levantamiento de Pacajes de 1914.

En 1917, igual que ocurrió con el último gobierno conservador, llegó a la presidencia por la vía
electoral José Gutiérrez Guerra, un hombre tranquilo, más bien débil y con escaso ascendiente.
Las pugnas entre liberales nacidas ya en 1904 con Pérez Velasco, culminaron con la escisión
definitiva y el nacimiento del Partido Republicano en 1915, con figuras claves como el propio
expresidente Pando y los futuros presidentes Bautista Saavedra y Daniel Salamanca. El asesinato
del Gral. Pando en 1917 abrió una brecha insalvable, el crimen nunca esclarecido se achacó al
gobierno y fue el san benito que ligó Gutiérrez desde el comienzo de su mandato.

Gutiérrez impulsó la llamada educación indigenal que era el primer esfuerzo por ocuparse de un
tema central que solo resolvería la revolución nacional. En 1920 voló el primer avión en el país.
Continuaron las obras de integración vial y se firmó el primer contrato de concesión de áreas
para la explotación petrolera con la norteamericana Richmond Levering en el departamento de
Santa Cruz.

En esos años comenzaron a surgir las primeras organizaciones gremiales en el ámbito de los
ferroviarios y gráficos, llegaron incipientes las ideas anarquistas y socialistas y se organizaron las
primeras federaciones obreras locales. El fracaso de la gestión de Montes ante la Sociedad de
Naciones para reivindicar el mar y el fallido juicio de responsabilidades al expresidente,
descompuso definitivamente el clima político.

Los republicanos.
Otros hombres para un mismo sistema
En 1920 el proceso conspirativo infatigable de los republicanos se tradujo en un golpe de estado
ejecutado con mucha facilidad, que llevó al poder a una junta compuesta por Bautista Saavedra,
Manuel Ramírez y José María Escalier. Casi veintiún años de gobierno ininterrumpido de los
liberales terminó por agotar y debilitar a uno de los dos partidos políticos más importantes de la
historia republicana de Bolivia.

La llegada de los republicanos al gobierno encontró a la nación bajo la égida del poder del estaño.
Patiño era ya a mediados de los años veinte uno de los hombres más ricos y poderosos del
mundo. El volumen de producción de sus minas de estaño era clave en el mercado mundial que
él mismo controlaba, sus intereses trascendieron nuestras fronteras y tocaron varios países, su
sede empresarial en Estados Unidos y Francia, era propietario de minas en Malasia y fundiciones
de estaño en Estados Unidos y Gran Bretaña y del más importante complejo minero en el país.
Con un record máximo de 48.000 toneladas producidas en un año, Bolivia se convirtió en el
segundo productor mundial de estaño, para entonces 22.000 obreros trabajaban en las minas
bolivianas.

Con una población de 2,1 millones de habitantes y su principal ciudad La Paz con 135.000 almas
en permanente y pujante crecimiento, la sociedad comenzó a conocer los atisbos de una clase
media urbana.

La junta convocó a una asamblea que eligió Presidente de entre tres candidatos Saavedra,
Salamanca y Escalier. Como resultado de esa elección fuertemente manipulada por Saavedra,
surgió éste como Presidente y el Partido Republicano Genuino de Salamanca como opositor. El
gobierno de Saavedra estuvo signado por la inestabilidad y la violencia, le tocó un periodo
turbulento y no tuvo contemplaciones para someter a los revoltosos. Las viejas reivindicaciones
federalistas de Santa Cruz inauguradas por Andrés Ibañez en el siglo pasado resurgieron en un
movimiento liderado por Cástulo Chávez que fue controlado.

Sublevaciónes indígenas y masacre. Jesús de Machaca 1921 y Chayanta 1927


Se vivieron también las masacres de Jesús de Machaca en 1921 en contra de comunarios
campesinos y la de Uncía de 1923 que fue la primera represión sangrienta en la minería privada.
Las condiciones económicas continuaron críticas e igual que Montes, Saavedra apeló al crédito
externo con el famoso y polémico empréstito Nicolaus por 33 millones de dólares que permitió
pagar deuda anterior, reducir el déficit fiscal y culminar obras de infraestructura como la
conclusión del ferrocarril a la Argentina por la vía de Villazón. Saavedra transfirió ilegalmente la
concesión petrolera que en 1920 se le había dado a Levering, a la Standard Oil, empresa que
entre 1922 y 1937 apenas invirtió 17 millones de dólares. El primer pozo se perforó en 1922 y el
primero productivo, el de Bermejo, en 1924.
La estabilidad de la élite gobernante estuvo permanentemente amenazada por las sublevaciones
indígenas. Esta fue una constante en todo el ciclo oligárquico que tuvo, en la década de los años
veinte, manifestaciones muy significativas.
El primer caso fue el de Jesús de Machaca. Si bien el trasfondo fue la situación de explotación y
expoliación de tierras, el móvil fue el abuso sostenido del corregidor del pueblo Luis Estrada. Los
líderes de la sublevación fueron Faustino y Marcelino Llanque que lograron movilizar tres o
cuatro mil aimaras. Es de destacar el hecho de que los Llanque eran maestros (preceptores)
rurales, educados para impartir enseñanza a los indios de la región. El 12 de marzo de 1921
asaltaron el pueblo, quemaron sus principales casas y terminaron por asesinar a Estrada, su
familia y otros trece vecinos, a los que apedrearon y quemaron. La reacción del gobierno no se
hizo esperar. Saavedra envió un destacamento militar de 1.500 hombres al mando del Cnel.
Vitaliano Ledezma.
La acción represiva incluyó el asesinato de un número no determinado de comunarios, incluidas
mujeres y niños, incendio de casi 130 casas, robo de más de mil cabezas de ganado de distinto
tipo y apresamiento de varios sublevados entre ellos los hermanos Llanque, que fueron
condenados a diez años de cárcel y uno de ellos a la pena capital (muerte). Varios ayllus de la
región que habían participado en la sublevación quedaron tan seriamente afectados por la
hecatombe, que en los meses posteriores se produjo una éxodo significativo, dejando la zona
que había sido arrasada por las tropas.
Pero el levantamiento de mayor envergadura fue el de Chayanta en 1927 que afectó a los
departamentos de Potosí, Chuquisaca, Oruro y La Paz. Como siempre, los malos tratos, cobros
excesivos o ilegales, la amenaza sobre las tierras de comunidad y la extensión del servicio
obligatorio de los nuevos colonos, fueron elementos para la sublevación que se inició el 25 de
Julio cié 1927 en Ocurí. Miles de indios se desplegaron en las serranías de Chayanta y en varias
provincias de los tres departamentos, armados con hondas, piedras y algunas armas de fuego.
Tal fue la magnitud de las acciones indígenas que el movimiento duró más de dos meses, forzó a
la movilización de varias unidades del ejército que desbarató y derrotó con dificultades a las
masas sublevadas. Quizás la diferencia notable sea la actitud del Presidente Siles que, en octubre
de 1927, amnistió a los responsables del levantamiento que habían sido detenidos, rompiendo
la tradición de prisión, vejación y muerte para los alzados que había sido la característica de sus
predecesores en el poder.
La masacre minera de Uncía en 1923
Para entender el problema de los trabajadores de la gran minería del estaño, se debe saber que,
hasta las leyes mencionadas, carecían en absoluto de una legislación que los amparase, así como
de medidas mínimas de seguridad industrial. Si bien es cierto que las grandes empresas contaban
con una infraestructura importante en el sector médico, educativo y recreativo que el país no
había conocido nunca en centros de trabajo (hospitales totalmente equipados, escuelas y áreas
deportivas), las condiciones de trabajo eran francamente brutales. Las "puntas" de trabajo en
interior mina duraban más de las ocho horas en que se reglamentaron con Saavedra. Los
socavones estaban bajo tierra a temperaturas altísimas, saturados del polvo de las perforaciones.
El esfuerzo físico era muy grande, no sólo por los pesos que se cargaban sino por la escasez de
oxígeno en las galerías sumada a la altura promedio de las montañas mineras (más de 4.000 mts.
s.n.m.). El resultado era una esperanza de vida por debajo de los 35 años, tuberculosis y silicosis
como enfermedades crónicas de los trabajadores y mutilaciones y muertes frecuentes por
accidente.
Los primeros conflictos en la minería comenzaron con el siglo. Hay referencias de
confrontaciones o huelgas en 1904 en Huanchaca y en 1918 en La Salvadora y Pulacayo.
Pero fue en Uncía donde se produjo el hecho más grave que los mineros tomaron como punto
de partida de su lucha sindical. Uncía era el centro minero más moderno y equipado de Patiño,
contaba con unos 10.000 habitantes. El I2 de Mayo de 1923, se unieron las federaciones de
Llallagua y La Salvadora, creando la Federación Obrera Central de Uncía, liderizada por Guillermo
Gamarra y Ernesto Fernández. A mediados de mayo exigieron la destitución del gerente Emilio
Díaz de nacionalidad chilena, por abusos permanentes y limitaciones al trabajo sindical.
Ni la empresa ni el gobierno oyeron los pedidos. Se decretó el estado de sitio y cuatro unidades
del ejército llegaron a Uncía. En medio de las negociaciones, los dirigentes Gamarra y Rivera
fueron apresados. La población se reunió en la plaza principal exigiendo la libertad de los presos
y al anochecer el exasperado mayor José V. Ayoroa disparó y ordenó disparar contra la multitud,
el saldo fueron nueve muertos y cinco heridos de consideración. La masacre enardeció ánimos y
la pacificación requirió varios días. Más allá de los resultados inmediatos, el movimiento y
masacre de Uncía abrió una brecha en las reivindicaciones obreras bolivianas.
El movimiento Obrero - Las leyes en favor de los trabajadores

El crecimiento del movimiento obrero se tradujo en la creación de la Federación Obrera del


Trabajo y en la primera gran huelga ferroviaria de 1921. Pero el Presidente, cuya formación
sociológica le permitió vislumbrar los desafíos de su tiempo, impulsó y aprobó leyes como la de
accidentes de trabajo, la reglamentación de huelgas y de conflictos entre el capital y el trabajo,
la jornada de ocho horas, la regulación del trabajo de mujeres y niños y el ahorro obligatorio
pionero de la idea de pensiones y jubilación. Esas medidas le generaron un importante respaldo
popular y una percepción distinta de la gente hacia el poder gubernamental. Aunque en general
Saavedra vivió la paradoja entre la represión y las medidas sociales de avanzada. El fin de su
gobierno coincidió con el centenario de la republica que pasó casi desapercibido por el turbio
clima político de la época. Las elecciones de ese año le dieron el triunfo a Gabino Villanueva del
oficialismo. El Presidente celoso por la línea de independencia de pensamiento de Villanueva
apeló a una argucia legal y anuló la elección. Se hizo cargo del mando interinamente el presidente
del senado Felipe Segundo Guzmán que convocó a elecciones. En enero de 1926 triunfó el
candidato republicano Hernando Siles.

Siles se desembarazó rápidamente de la figura de Saavedra desterrando a su vicepresidente


Abdón Saavedra, que era hermano del exmandatario. Rodeado por un grupo de jóvenes
intelectuales en los que germinaban las ideas nacionalistas, creó el Partido Nacionalista con el
que intentó prorrogarse en el poder. Como su antecesor, el gobierno contrató un crédito por 13
millones de dólares. Los republicanos marcaron el nivel más alto de endeudamiento en el país en
la primera mitad del siglo XX, con ese dinero superó el déficit fiscal, continuó la construcción de
infraestructura ferroviaria y caminera y modernizó el parque bélico del ejército. La misión del
norteamericano Wálter Kemerer creó el Banco Central, estableció una ley de presupuesto y creó
la Contraloría para el control y fiscalización de la administración estatal. Los proyectos de
penetración al oriente tuvieron que ver con la construcción del camino a Santa Cruz, y el plan
Grether para la colonización agrícola. En 1929 salió al aire la primera emisión radial en La Paz a
cargo de los hermanos Costas y radio Nacional.

También en 1929 Chile y Perú firmaron un tratado por el cual Chile no podía ceder a un tercer
país (Bolivia) territorios que habían sido originalmente peruanos, con lo que se puso un cerrojo
más a la demanda marítima. En el Chaco boreal se produjo el incidente de fortín Vanguardia que
fue atacado por tropas paraguayas. En represalia Bolivia tomó los fortines Boquerón y Mariscal
López. En esa situación Siles prefirió la negociación y la paz que se logró en esa oportunidad.
El intento errado de prolongarse en el gobierno llevó a Siles al desastre. En mayo de 1930
renunció y dejó el mando en manos de su gabinete para habilitarse en las elecciones. En junio el
gobierno fue derrocado por un movimiento militar apoyado por civiles, el expresidente fue
exilado y su casa saqueada.

Se instaló en el poder una junta militar presidida por Carlos Blanco Galindo quien convocó a un
referéndum para modificar la Constitución en el régimen económico, la elección presidencial y
los derechos y garantías ciudadanos. El aporte crucial de este gobierno, bajo la influencia de
Daniel Sánchez Bustamante, fue la imposición de la autonomía universitaria y una reforma
educativa, particularmente en el ámbito de la administración. Las elecciones fueron ganadas por
los genuinos de Daniel Salamanca.
La modernización del país (ferrocarriles, electricidad, minería) trajo consigo la estructuración de
un pequeño núcleo proletario en el que habían germinado las ideas de la necesidad de asociación
y habían llegado las tendencias renovadoras del socialismo. Los años veinte marcan el verdadero
fortalecimiento del movimiento obrero. La gran organización de la época fue la Federación
Obrera del Trabajo (FOT), el antecedente más importante de la COB. La FOT tuvo como
principales impulsores a Carlos Mendoza Mamani y José M. Ortíz, que escribieron en "Acción
libertaria" sus principales ideas.
En esos años las reivindicaciones tenían que ver con las condiciones de trabajo y no se inspiraban
aún en ideas marxistas. El partido socialista de 1914 se consolidó en 1919. Con un discurso
moderado los socialistas iban de la mano de la Federación y casi es imposible diferenciarlos. Se
estaba gestando la independencia de clase y la separación de los trabajadores de la influencia
partidaria. La FOT se organizó en los principales distritos del altiplano del país, La Paz, Oruro,
Potosí y Uyuni fundamentalmente. La FOT agrupaba a los trabajadores eléctricos, tranviarios,
hoteleros y los diversos gremios (carpinteros, albañiles, etc.).
El ente más poderoso de los proletarios era sin embargo el de los ferroviarios que se estructuró
al impulso de Héctor Borda. Su influencia para los movimientos laborales fue muy fuerte desde
su nacimiento en 1912 hasta su auge a partir de 1919. La preocupación de las federaciones era
por la jornada de ocho horas, seguridad en el trabajo, reconocimiento de la dignidad del obrero,
la mujer y el indígena.
Las primeras huelgas aisladas durante los gobiernos liberales fueron incrementadas. La primera
gran huelga en el país fue la de los ferroviarios de 1921 que, en protesta por los vejámenes
sufridos por el diputado socialista Soruco, paralizaron actividades y recibieron solidaridad de
otros sectores.
En 1926 aparecen las primeras ideas francamente comunistas con Moisés Ampuero y Enrique
Loza. Su portavoz, "Bandera roja" tuvo en el gran poeta Osear Cerruto su más inflamado
divulgador, como el anarquismo y la organización de grupos proletarios y artesanales había
tenido el apoyo y la acción decidida del pintor Arturo Borda en la segunda década del siglo.
En este contexto de lucha social y popular, el gobierno de Saavedra implantó la primera
legislación social en Bolivia. Dentro de las paradojas de su administración, no se puede negar el
impacto decisivo que tuvo este salto que marca el reconocimiento del gobierno de su
responsabilidad con los trabajadores. Así, se promulgaron la ley sobre accidentes de trabajo
(ocupándose sobre todo del sector minero, lo que desagradó a los grandes empresarios), el
decreto reglamentario de huelgas, el de conflictos entre capital y trabajo, la jornada de ocho
horas, reglamentación del trabajo de mujeres y niños y el ahorro obligatorio que era el
preámbulo de la seguridad social y la jubilación. Estos elementos explican el apoyo que tuvo
Saavedra en sectores de clase media, artesanos y trabajadores, hasta entonces olvidados por
conservadores y liberales. La legislación de Saavedra fue un verdadero salto en las conquistas de
los trabajadores en su lucha histórica.

El tratado de 1929, un candado para el Mar. Fortín vanguardia y el no a la guerra

En las relaciones internacionales del país se produjeron dos hechos muy importantes. El primero
fue la resolución de la cuestión de Tacna y Arica. El laudo de Estados Unidos de 1925 fue el
preámbulo del tratado del 29. Tanto Chile como Perú rechazaron la propuesta Kellogg de una
solución tripartita del problema. El 3 de Junio de 1929, Chile y Perú firmaron en Lima el tratado
por el que se definía la nacionalidad de Arica (Chile) y Tacna (Perú). De ese modo, Perú renunciaba
a la soberanía sobre Arica.
En lo tocante a Bolivia el texto decía: "(Chile y Perú) no podrán sin previo acuerdo entre ellos,
ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que...quedan r ajo sus
respectivas soberanías". En la práctica toda negociación bilateral de Bolivia con Chile quedó
bloqueada, entre otras razones por esa condición del tratado.
El tema del Chaco volvió a avivarse peligrosamente. Se celebró una conferencia en Buenos Aires
en la que Paraguay insistió en su reclamo de todo el territorio chaqueño para sí. El encuentro se
frustró. En el Chaco, en tanto, unas maniobras paraguayas en zona en litigio derivaron en el
apresamiento de un oficial paraguayo.
La respuesta fue el ataque paraguayo a fortín Vanguardia el 5 de diciembre de 1928. Bolivia había
construido entre 1923 y 1928, 11 fortines de avanzada en el Chaco, Vanguardia era uno de ellos.
Bolivia en represalia tomó los fortines paraguayos Boquerón y Mariscal López pero Siles no fue
más allá, prefirió con sabiduría el camino de la paz. Un comité de conciliación de varias naciones
latinoamericanas determinó que la responsabilidad era paraguaya y la obligó a reconstruir y dejar
Vanguardia. A su vez Bolivia abandonó los dos fortines tomados. Así se resolvió una situación de
tensión pre-bélica, pero la espina ya estaba clavada
El partido nacionalista
La ruptura de Siles con el republicanismo saavedrista y su necesidad de distancia con los genuinos
y liberales, lo impulsó a promover la creación de un nuevo partido, cuyos protagonistas fueran
los jóvenes.
La presencia en ese esfuerzo organizativo de figuras como Roberto Hinojosa, Walter Guevara,
Augusto Céspedes y Carlos Montenegro explica perfectamente la tendencia germinal de este
grupo.
Sin embargo, el Partido de la Unión Nacionalista fundado el 5 de enero de 1927 terminó
dominado por los disidentes del liberalismo como Rafael Taborga, Alfredo Mariaca y Rafael
Cortadellas que no se atrevieron a trascender el ideario liberal. Además de la parte declamativa
lo novedoso del programa fue la descentralización, código del trabajo, leyes sociales en favor de
la mujer, autonomía universitaria y creación del banco Central.
El estaño, los años del auge y la gran depresión
El comienzo de los años veinte encuentra a los grandes empresarios mineros consolidados.
Patino es ya un hombre poderoso en el mundo entero y está en pleno proceso de
transnacionalización de sus empresas. Aramayo instala su razón social y su residencia en París y
Hoschild está en el apogeo de su producción no sólo en minas propias, sino rescatando minerales
de los productores medianos y chicos.
El número de trabajadores en las minas llegaba en 1925 a casi 23.000, sólo en las minas de estaño.
Probablemente fue en esta etapa en que la minería boliviana tuvo más tecnología de punta en el
sector, con maquinaria sofisticada y presencia de personal especializado en el área técnica y
administrativa.
La evolución de los precios internacionales tuvo su tope en 1920 (295 libras por tonelada) y su
mínimo en 1922 (159 libras).
El promedio de la década fue de 250 libras. La depresión de 1929 determinó, en cambió, una
severa caída para la década de los años treinta. Fue un golpe tan duro que marcó un quinquenio
negro para la industria estañífera. La sobreoferta mundial de esos años obligó a la creación de un
Comité Internacional del Estaño (manejado en gran parte por Patino), para limitar la producción
y determinar progresivamente cuotas a los principales productores.
La producción tuvo su punto más bajo en 1921 con sólo 19.086 toneladas exportadas y su tope
histórico que Bolivia nunca más pudo repetir de 47.191 toneladas en 1929. El promedio de la
década fue 33.000 toneladas exportadas En este período la minería, pero sobre todo el estaño,
representó el 70 % de las exportaciones bolivianas. Los beneficios del estado vía impuestos
habían sido mínimos en el período liberal.
En 1920 se introduce por primera vez el impuesto sobre utilidades, sumándolo al impuesto por
exportaciones.
En 1923 Saavedra definió los montos del impuesto sobre utilidades y creó la comisión fiscal
permanente. Estas medidas determinaron que el impuesto sobre exportaciones pase de 7,4 %
en 1923 a 15,6 % en 1924.
La minería cubría el 50 % de los impuestos de exportación y el 30 % de los impuestos por
utilidades que recibía el tesoro general. A pesar de que estas medidas no representaban sino un
muy pequeño beneficio al estado, los grandes mineros, Patiño especialmente, se opusieron y
presionaron al gobierno de todas formas, una de ellas fue un crédito por 600.000 libras que el
empresario minero otorgó al gobierno a cambio de que éste no hiciera modificaciones
impositivas-en cinco años.
La guerra del Chaco
La llegada de Salamanca al gobierno marca un terrible camino en el destino de Bolivia. El
Presidente creía que el país debía redimirse en el Chaco. El conflicto limítrofe con Paraguay tenía
que ver con una región despoblada cuyos límites establecidos después de la independencia,
comenzaron a precisarse mediante tratados a partir de 1879. Se trata de un triángulo con el río
Parapetí al norte, el río Pilcomayo al oeste y el río Paraguay al este, ambos cursos de agua hacen
vértice en la capital paraguaya, Asunción. Tras cuatro intentos fallidos -Bolivia reivindicaba el
territorio hasta el propio límite de Asunción y Paraguay hasta el río Parapetí- el tema quedó en
litigio hasta estallar primero en 1928 y luego en 1932 con el combate por la laguna Chuquisaca
(Pitiantuta), que dio origen a la guerra en junio de 1932.

La guerra tuvo cuatro fases, la primera entre junio y diciembre de 1932, ambos países se
preparaban para el combate en gran escala, fue la primera ofensiva boliviana y toma de los
fortines paraguayos Toledo, Corrales y Boquerón. En Boquerón el Tte. Cnel. Manuel Marzana y
650 soldados bolivianos, escribieron una de las páginas más heroicas de nuestra historia militar,
defendieron por más de un mes el fortín asediado hasta por 11.500 soldados paraguayos, que
finalmente tomaron el fortín defendido hasta el último aliento. La respuesta paraguaya fue la
retoma de los tres fortines y las victorias en Arce y Alihuatá, apenas paliadas por la exitosa
defensa de Kilómetro Siete bajo el mando de Bernardino Bilbao Rioja. Estos hechos forzaron a
Salamanca, bajo presión popular, a llamar a Hans Kundt general alemán que había estado varias
veces en Bolivia, a quien le entregó el mando del ejército.

La segunda fase de la guerra, diciembre 1932-diciembre 1933, fue de total ofensiva boliviana con
la toma de Platanillos, Loa, retoma de Toledo, Arce, Alihuatá y el avance sobre Campo Jordán y
Gondra. Su objetivo específico era la toma de Nanawa, el fortín defensivo paraguayo más al sur
al que llegaron los bolivianos. En julio de 1933, 9.000 soldados bolivianos atacaron a 9.000
paraguayos en Nanawa sin éxito, con más de 2.000 bajas bolivianas. Entre agosto y diciembre de
1933 el comandante paraguayo Gral. José Félix Estigarribia contraatacó y retomó Campo Grande,
Alihuatá y Campo Vía, este último el peor desastre militar boliviano en la guerra, con la caída de
dos divisiones,7.500 hombres con todo su armamento. Solo se salvó un destacamento de 3.000
hombres al mando del Gral. Enrique Peñaranda. Salamanca destituyó a Kundt y bajo presión de
los oficiales en el frente nombró comandante en jefe a Peñaranda.
La tercera fase, diciembre de 1933 a enero de 1935, fue de incesante ofensiva paraguaya, que
logró de manera fulminante hacer retroceder al ejército boliviano y llegó al río Parapetí tras haber
tomado Picuiba, Carandaití y el centro de operaciones Ballivián, previamente destruido por los
bolivianos. El mayor éxito nacional en ese periodo fue Cañada Strongest con un saldo de 1.400
prisioneros paraguayos. En noviembre de 1934, el Presidente Salamanca que había tenido
pésimas relaciones con el alto mando durante toda la guerra, fue derrocado cuando visitaba el
frente en Villamontes, rodeado por todo el mando en campaña que lo obligó a dimitir. Su
vicepresidente José Luis Tejada Sorzano se hizo de la presidencia.

La última fase del conflicto, enero a julio de 1935, fue la defensa de Villamontes organizada
exitosamente por el Cnel. Bilbao Rioja, que frenó en seco a Estigarribia y salvó el petróleo
boliviano. En julio del 35 se hizo un acuerdo de alto el fuego y recién en 1938 se firmó la paz. La
idea de que el petróleo fue un móvil importante es relativa ya que nunca se encontró petróleo
en el Chaco. Paraguay contó en todo el conflicto con la ayuda argentina cuyos intereses en
territorio paraguayo eran muy importantes.

El péndulo entre viejo orden y Revolución


La guerra dejó una terrible sensación de fracaso en el país, pero sobre todo despertó una nueva
conciencia en una sociedad que se confrontó por primera vez en el campo de batalla con la
realidad de sus diferencias étnicas y sociales, la clase media estuvo cara a cara con la mayoría
quechua aymara que no sabía por qué y por quien peleaba. Simultáneamente, las corrientes de
pensamiento europeas, marxismo y fascismo penetraban en la sensibilidad de una joven elite
intelectual.

En este contexto, en mayo de 1936 se produjo el golpe de estado protagonizado por el Cnl. David
Toro que había integrado el mando en la guerra, que marcó dos cosas, la intención de los militares
de evitar cualquier fiscalización de los civiles a su fracaso en la guerra y el giro hacia ideas
nacionalistas que serían decisivas en la historia del siglo XX. La corriente abierta por Toro se
definió como “socialismo militar”, era en realidad una línea nacionalista no exenta de las ideas
fascistas en boga entonces. La medida fundamental de su gobierno fue la nacionalización del
petróleo, expulsando a la Standard Oil, fue la primera nacionalización que se hizo en toda
América Latina. Paralelamente creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la
empresa estatal del petróleo. Amplió sustancialmente el número de ministerios, creó el
ministerio de Trabajo y colocó en el cargo a un obrero fabril, Waldo Álvarez, que aprobó el código
de trabajo e hizo la sindicalización obligatoria, creó también el ministerio de Minas y Petróleos.
Fue un salto importante en la lógica de una sociedad excluyente y elitaria en el manejo del poder.
Creó también, al estilo de la Alemania nazi, el rubro de propaganda dependiente de RR.EE. Era
en un sentido mucho más abierto que el de Siles, la irrupción de una nueva generación que se
hacía cargo de los asuntos del estado. Los socialistas de Enrique Baldivieso acompañaron a Toro
en este esfuerzo. La caída de su gobierno como un frágil castillo de naipes en julio de 1937, hace
pensar que estuvo siempre hipotecado a la fuerte personalidad y la popularidad arrolladora de
su protegido el Tte. Cnl. Germán Busch, héroe de guerra, temerario y de carácter volatil. Llegó a
la presidencia a los 33 años.

Busch demostró muy pronto que no era fácilmente manejable y mantuvo la línea de Toro. No
tuvo contemplaciones con los opositores, desterró a Saavedra y sofocó un levantamiento de Toro
fusilando a uno de los sublevados, llamó a palacio y golpeó sin contemplaciones al viejo escritor
Alcides Arguedas que lo criticaba. A su lado se alinearon intelectuales de la talla de Baldivieso,
Augusto Céspedes y Carlos Montenegro. En su gobierno se firmó la paz con el Paraguay, en lo
económico tuvo que combatir un proceso de inflación moderada. El 24 de septiembre de 1938
creó el departamento de Pando consolidando la unidad política del país hasta hoy .

En 1938 convocó a una asamblea constituyente para modificar en esencia la Constitución de 1880
que solo había sufrido cambios parciales en 1921 y 1931. La asamblea reunió a una generación
distinta y fue tan importante como la del 80. Allí estuvieron Renato Riverín, Valdivieso, Céspedes,
Carlos Medinacelli, Fernando Siñani y los futuros presidentes Walter Guevara y Víctor Paz
Estenssoro. El nuevo texto cambió la orientación liberal de la carta magna y subrayó la
responsabilidad social del estado, limitó la propiedad privada insertando el concepto de la
propiedad como derecho social, planteó la obligatoriedad de salud y educación por parte estatal.
Era el comienzo de la era del intervencionismo estatal.

En abril de 1939 se declaró dictador, el 7 de junio de ese año dictó el decreto de obligación de
entregar el 100 % de las divisas producto de las exportaciones al estado, afectando a la gran
minería. En agosto de 1939 se suicidó en su casa. La sucesión fue resuelta por la fuerza del poder
militar que instaló a Carlos Quintanilla en el gobierno.

Rápidamente se dejó en suspenso el decreto del 100 % de las divisas y se autorizó la libre
exportación. El Gral. Bilbao, héroe de guerra y probable candidato presidencial, fue vejado y
exiliado del país. Las fuerzas conservadoras se organizaron para las elecciones de 1940 y reunidas
en la llamada concordancia, proclamaron candidato a Enrique Peñaranda que ganó las elecciones
frente a José Antonio Arze, marxista.

El periodo 1935-1941 fue rico en el ámbito político y marcó el nacimiento de los partidos que
sustituirían a liberales y republicanos. En 1935 nació el Partido Obrero Revolucionario de
tendencia radical trotskista, en 1937 Falange Socialista Boliviana inspirada en el fascismo y la
falange española. En 1940 el Partido de Izquierda Revolucionaria de inspiración marxista soviética
y en 1941-42 el Movimiento Nacionalista Revolucionario, nacionalista con alguna influencia
fascista, que se convertiría en el partido más importante del siglo XX.
RESUMEN
1884-1899 - Gobierno del Partido Conservador, que favoreció la minería mediante el desarrollo
de una red ferroviaria internacional.
1899-1920 - Gobierno del Partido Liberal. Su primer problema es el de la guerra del Acre entre
Bolivia y Brasil. Se transfiere el territorio de Acre a Brasil a cambio de una compensación
económica de dos millones de libras esterlinas y el compromiso de construir un ferrocarril de
enlace entre el Madero y el Momoré. En 1904 se firma con Chile un tratado de paz por el que se
aceptaba la pérdida de los territorios costeros.
1898-1903 - Guerra de Acre entre Bolivia y Brasil. Se transfiere el territorio de Acre a Brasil a
cambio de una compensación económica de 2 millones de libras esterlinas y el compromiso de
construir un ferrocarril de enlace entre el Madero y Mamoré.
1899-1904 - La capital se establece en La Paz. La rivalidad existente entre la capital Sucre y la
económicamente creciente ciudad de La Paz provocó que en 1899 los federalistas de esta última
lograran el traslado de la capitalidad de Sucre a La Paz y la presidencia del liberal José Manuel
Pando (1899-1904). Se produce un saneamiento de la economía y el inicio de la explotación del
estaño.
1904-1909 - Firma del tratado definitivo de límites con Chile. Toda la etapa liberal estuvo
dominada por la figura de Ismael Montes que fue presidente en dos ocasiones, de 1904 a 1909 y
de 1913 a 1917.
1904 - Tratado de Bustamante-Polo para fijar la frontera amazónica con Perú.
1913-1917 - Segunda presidencia de Ismael Montes.
1920 - Asume el poder Bautista Saavedra dirigente del Partido Republicano. El partido
Republicano accede al poder en 1920 tras un golpe de Estado. Como consecuencia de la crisis
causada por la vuelta a la normalidad de los mercados mineros internacionales, asume el poder
Bautista Saavedra, dirigente del Partido Republicano. Bolivia se integra en la Sociedad de
Naciones como miembro fundador.
1926 - Los liberales vuelven al poder: asume la presidencia Hernán Siles.
1929 - La gran crisis económica provoca la caída de Siles. Tras la Primera Guerra Mundial, la
industria del estaño se recuperó y en 1929 se alcanzó el máximo volumen de producción pero,
debido a la crisis económica, a partir de 1929 los precios empezaron a descender con rapidez y
hacia 1930 se manifestó una grave crisis en el sector.
1930 - Los liberales que habían vuelto al poder con la presidencia de Hernán Siles, en 1926 son
destituidos y toma el poder una Junta Militar en 1930.
1931-1934 - Daniel Salamanca, elegido presidente en 1931, fue derrocado en 1934 por una
camarilla liderada por su vicepresidente José Luis Tejada Sorzano.
1932-1935 - Guerra de Chaco con Paraguay. La disputa, que se venía arrastrando desde el siglo
XIX se centraba en la despoblada región denominada Chaco Boreal, reivindicada por Paraguay y
Bolivia. La base de estas rivalidades era la presunta existencia de yacimientos petrolíferos en el
territorio. Los paraguayos se defendieron y contraatacaron, resistiendo el clima húmedo y tórrido
del desierto del Chaco mejor que los indios bolivianos, acostumbrados al aire seco de sus
mesetas. Finalmente se alcanza un acuerdo por el que Paraguay conservó la casi totalidad del
Chaco, mientras que Bolivia consiguió ciertas facilidades de tránsito por las vías fluviales que,
desde Paraguay y a través de Argentina, llegan hasta el Atlántico. La pérdida del Chaco creó un
clima de decepción patriótica ("Generación del Chaco"): abogados, militares jóvenes,
intelectuales, etc. comenzaron a elaborar un plan político de restauración para Bolivia.

BIBLIOGRAFÍA
FUENTES - PÁGINAS DE INTERNET
1. http://www.boliviaopina.com/bolivia/index.php/Historia-de-Bolivia-seccion/Historia-de-
Bolivia/Epoca-Republicana.html
2. http://historia.ibolivia.net/node/159
3. http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_Bolivia#La_Audiencia_de_Charcas
4. http://html.rincondelvago.com/liberalismo_4.html
5. http://www.liberalismo.org/articulo/121/36/camino/desarrollo/
6. http://hispanoteca.eu/Landeskunde-LA/Pa%C3%ADses/Bolivia.htm
7. http://www.monografias.com/trabajos14/amerlat/amerlat.shtml

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