UNIVERSIDAD NACIONAL
“SAN LUIS GONZAGA DE ICA”
FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN
TEMA:
Evolución de la moral
CURSO: FILOSOFIA
DOCENTE:
AÑO: 2DO CICLO: IV
ALUMNOS:
Valdez Casavilca; maría del Carmen
Figueroa Valdivia, Oscar Jesús
Zarate Valdez, jean Pierre
ICA – PERU
2019
DEDICATORIA
Desde Darwin aquellas cosas que consideraremos que son el reto principal para una
explicación evolutiva son aquellas características de los humanos como especie, es
decir, que no encontramos en otras especies. El caso más claro es el lenguaje, otros son
la moralidad, la apreciación estética o la religión como conducta social humana.
El proyecto de Darwin
Nos vamos a plantear cómo atacar la cuestión de la evolución de la moralidad y este
proyecto lo inició Darwin. Aparte de la evolución de las especies, Darwin en la
obra Descent of Man trata de dar cuenta de las cuestiones exclusivamente humanas,
desde una perspectiva continuista, reconociendo aquellas cosas que son propiamente
distintas que no encontramos en otras especies; y trata de ver cómo pueden haberse
originado en capacidades que sí encontramos en otras especies, sobre todo en los
primates.
La estrategia que aplica Darwin con respecto a la moral es intentar fundar la capacidad
de juicio moral en los sentimientos morales. El juicio moral trata de valorar si algo está
bien o mal, mientras que los sentimientos morales tienen que ver con “me siento
avergonzado” o “me siento orgulloso”, sentimientos que tienen una carga moral, tienen
implícitamente algún tipo de valoración.
Para esta idea de tratar de fundar la moralidad en los sentimientos morales, Darwin se
inspira en la escuela del Moral Sense, la idea del sentido moral, que arranca en David
Hume y desarrolla sobre todo Adam Smith. Smith trata de caracterizar en un libro
llamado Teoría de los sentimientos morales cómo funcionamos a nivel social, cuáles
son las disposiciones psicológicas que nos permiten interactuar socialmente.
En el capítulo III del Descent of Man trata de mostrar continuidad en todo lo que sería la
psicología básica, en todas las funciones cognitivas: imaginación, memoria, atención…
No son capacidades exclusivamente humanas, sino que se dan en otras especies, incluso
lo que él llama racionalidad, como capacidad de abstraer o tener conciencia de sí
mismo. Y en el capítulo IV se centra en el Moral Sense, el sentido moral. Esto es
novedoso pero se tratará de explicar en términos de lo que ya hemos visto en otras
espacies.
El reto
El reto cuando queremos tratar de explicar la evolución de la moralidad humana es
poder partir y reconocer la existencia de las preferencias prosociales (lo que la escuela
del Moral Sense llamaba simpatía), pero poder ir más allá para demostrar cómo puede
aparecer la capacidad de formular un juicio normativo. Esta idea del juicio normativo es
de Kant en el marco de una antropología antievolutiva, que convierte al humano en una
especie de ángel caído, capaz de libre albedrio, y desconectado totalmente del mundo
emocional (esta visión es muy extrema).
En una antropología naturalista de origen tenemos que tratar de ver cómo la moralidad
puede haber engarzado en nuestra historia natural como especie. A partir de estas
inclinaciones prosociales puede aparecer esta capacidad de juicio. Y también hay que
hacerlo, no aplicando solamente la conducta afectiva, sino también nuestra
configuración psicológica.
Estructura de la moralidad
¿En qué se manifiesta que somos morales? En el análisis de Cela Conde en el libro De
genes, dioses y tiranos propone distinguir que hay varios niveles:
– Nivel alfa: nivel de motivación moral.
– Nivel beta (del uso del término bueno/malo). El sentido moral de bueno es muy difícil
de concretar. ¿Qué quiere decir qué esta conducta es buena? No es fácil. La idea es que
el sentido original de este “bueno moral” es más bien performativa, es incidir en la
conducta: “compórtate así, esto es bueno, hazlo”.
-Nivel gamma moral: aparecen normas y códigos. Por ejemplo el código deontológico.
Y el juicio en este caso es aplicar la norma en el caso particular.
-Nivel delta moral: implica los valores o fines últimos de los humanos: la felicidad, el
placer, la amistad, el crecimiento. ¿Qué es lo que nos motiva finalmente?
Hay un nivel básico de motivaciones, que podemos clasificar de morales, cosas que
tendemos a hacer porque las valoramos positivamente, de modo espontáneo, no porque
hayamos reflexionado que es lo correcto o porque alguien nos lo diga.
Hay también emociones que podemos clasificar de morales: el orgullo, la vergüenza, la
culpa o el resentimiento. También hay un lenguaje valorativo y juicio moral y,
finalmente, el nivel de los fines.
En este nivel de formulación del problema no hay ningún compromiso con los
mecanismos que producen la conducta. Cuando hablamos de altruismo psicológico
estamos hablando de una motivación, inclinación o base emocional.
Hay juegos de coordinación donde todo el mundo puede ganar y también juegos de
competición, donde si uno gana otro pierde. Parece que el altruismo en este caso no
podría haber aparecido ya que los individuos sólo buscarían su interés.
Parece que, a partir de la teoría evolutiva, la conclusión debería ser pesimista, y que la
evolución debería llevar a seres autointeresados, con lo cual esto va en contra de la
existencia de especies sociales. Pero cómo es que si los tramposos acaban ganando más
sigue habiendo personas dispuestas a cooperar, porque el hecho es que la cooperación
abunda.
En el juego de cooperación se dice que si uno contribuye al pool común va a doblar los
recursos que se le asignan y que se van a distribuir entre todos. Es decir, si se contribuye
al bien común, eso beneficia a toda la comunidad. Un tramposo no pondría nada y se
beneficiaría de lo que contribuyen los demás. Si eso ocurre sistemáticamente llega un
momento en que nadie pone nada. En general, cooperamos con quien coopera y
relegamos al ostracismo a los demás.
Hay muchos humanos preocupados por los intereses ajenos, pero no todo el mundo. A
veces hay gente dispuesta a sacrificarse para beneficiar a otros o dispuestos a
sacrificarse para castigar a quien no contribuye.
El juego del ultimátum se puede complementar con el juego del dictador. En el juego
del ultimátum (uno oferta, el otro decide; si no acepta, ninguno recibe nada) puede ser
que el que hace la oferta la haga en función del cálculo de la aceptación del otro. En este
caso no podemos calibrar si efectivamente se trata de una motivación intrínseca o si es
un cálculo interesado. En el juego del dictador el receptor no hace nada, sólo recibe lo
que le dan, si le dan algo. Incluso en el caso de que lo racional desde el punto de vista
del autointerés propio sea decir lo máximo para mí, no ocurre eso, sino que siempre se
da algo.
Por lo tanto, tenemos que explicar que hay conductas altruistas, el altruismo evoluciona,
y cómo puede haber evolucionado esta conducta. Y en segundo lugar cómo puede haber
aparecido el altruismo psicológico, una configuración psicológica que nos lleva a
motivarnos para beneficiar a otro.
La selección de parentesco tiene sentido si hay genes compartidos y funciona muy bien
en las especies sociales que comparten más del 50% de sus genes. Siempre y cuando la
relación familiar sea inequívoca.
Altruismo recíproco
La explicación más influyente es la del altruismo recíproco, el altruismo evoluciona en
base a la reciprocidad. Además, en el planteamiento de Trivers hace falta que haya
oportunidades múltiples de cooperar recíprocamente y que podamos identificar con
quien hemos cooperado. También hay un mecanismo de detección de tramposos. En
realidad el altruismo recíproco es una forma de mutualismo.
Selección de grupo
Y finalmente se ha propuesto la selección de grupo, en el caso humano en el contexto de
explicar la desaparición de los Neandertales. Los grupos que establecen una pauta de
colaboración obtienen un mayor éxito evolutivo y desplazan a los que no consiguen
establecer esa misma pauta. El problema es que los grupos humanos de la tribu
homínida de este último millón de años no eran grupos cerrados sino que había
intercambios entre grupos. Hay pruebas de hibridación entre Neandertales y Sapiens.
Pero incluso en los estudios de genética de poblaciones que han tratado de ver la pauta
de colonización de Eurasia a partir de África o de la propia África de los Sapiens
primitivos, encontraron patrones muy diferentes cuando miraban la distribución del
ADN mitocondrial (que se trasmite solamente por línea femenina) o si miraban el X
masculino. Parecían dos procesos diferentes hasta que se dieron cuenta que hay
sociedades que tiene un padrón más matrifocal o patrifocal, en donde la mujer deja su
tribu y pasa a vivir a otra tribu y otras veces es el hombre.
Es decir, nos queda básicamente la idea de la reciprocidad como mecanismo clave para
entender de dónde sale la capacidad altruista y, en el fondo, la moralidad humana.
Teniendo en cuenta que no tenemos que explicar, en el caso humano, la conducta en sí
sino la causa psicológica, la motivación, que nos lleva a actuar de cierta manera.
Por lo tanto el reto es cómo surge nuestra motivación a actuar, a pesar de que pueda
tener un coste y sin pensar en posible reciprocidad futura. Si el razonamiento es un
cálculo estratégico ya no sería altruismo psicológico.
Altruismo fuerte
Una explicación de cómo puede haber aparecido evolutivamente es lo que se llama
altruismo fuerte, que utiliza como base la idea del castigo altruista: la gente somete su
conducta a la expectativa del grupo porque sino el grupo puede tomar medidas frente a
él.
Reciprocidad indirecta
En el altruismo fuerte la idea es que el altruismo evoluciona porque coopero ya que si
no me castigan. En la reciprocidad indirecta coopero con alguien pero no espero que sea
éste quien me ayude si lo necesito. No es una forma de mutualismo directo, sino basado
en una red social de ayuda mutua.
Ultrasocialidad
Otra línea de investigación es la ultrasocialidad, que creo que es la propiamente
característica humana. La evolución de la conducta altruista, mediada por agentes con
motivaciones altruistas con preferencias prosociales, depende de seguir esta estrategia
que no permite la opción de salir del grupo porque establecemos vínculos afectivos a
largo plazo. La inmadurez inicial es vital para configurar nuestra disposición
psicológica (la importancia de la familia y los amigos). La idea que se ha propuesto en
este contexto es que las emociones sirven como formas de comprometernos a largo
plazo, evitando el cálculo interesado.
En cualquier caso, lo que está claro es que existen estas motivaciones altruistas,
prosociales, pero que no hay que pensarlas en términos absolutos sino que para estas
motivaciones tenemos que ver: la intensidad, desde un altruismo mínimo hasta un
autosacrificio; el rango, en qué contexto se manifiesta; el alcance, quién puede ser
beneficiario; y la habilidad para reconocer qué requisitos cognitivos necesito para esto.
https://www.monografias.com/trabajos91/ensayo-filosofia/ensayo-filosofia.shtml
http://www.hispanidad.info/edades.htm
http://www.institutotomaspascualsanz.com/la-evolucion-de-la-moralidad-humana/
https://es.slideshare.net/VictorUdeG/origen-de-la-moral-evolicin-
historica?from_action=save