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Paulo Freire: Pedagogía del oprimido

-La gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los
opresores. Los que oprimen, explotan y violentan en razón de su poder, no pueden tener en dicho
poder la fuerza de la liberación de los oprimidos ni de sí mismos.

-La pedagogía del oprimido debe ser elaborada por él, no para él. Esta pedagogía hace de la
opresión y sus causas el objeto de reflexión de los oprimidos, de lo que resulta el compromiso
necesario para su lucha por la liberación.

- El oprimido es un ser dual (ser es parecer y parecer es parecerse con el opresor), inauténtico, que
“alojan” al opresor en sí. Solo en la medida que el oprimido descubra que aloja al opresor en si
podrán contribuir a la construcción de su pedagogía.

-La pedagogía del oprimido es un instrumento para un descubrimiento crítico: el de los oprimidos
por sí mismos y el de los opresores por los oprimidos, como manifestación de la deshumanización.

-El conocimiento de sí mismo de los oprimidos se encuentra perjudicado por su inmersión en la


realidad opresora. “Reconocerse” en antagonismo al opresor, no significa aún luchar por la
superación de la contradicción LA aberración: uno de los polos de la contradicción en vez de
pretender la liberación se identifica con su contrario. En este sentido el hombre nuevo para el
oprimido no es aquel que supera la contradicción transformando la antigua situación, sino que son
ellos mismos, transformándose en opresores. (Visión individualista del hombre nuevo)

- Uno de los elementos básicos en la mediación opresores-oprimidos es la prescripción:

- Toda prescripción es la imposición de la opción de una conciencia a otra.


- Hay una consciencia que aloja la conciencia opresora.
- Por esto el comportamiento de los oprimidos es un comportamiento preescrito, pues se
conforma en base a pautas ajenas a ellos, las pautas del opresor.
- Los oprimidos que introyectan la “sombra” de sus opresores siguen sus pautas, temen a la
libertad, en la medida que está implicando la expulsión de la “sombra”, lo que exige que
se “llene” un “vacío” dejado por la expulsión con “contenido” diferente; su autonomía. Su
responsabilidad, condición de la libertad.

-La superación de la situación opresora implica el reconocimiento crítico de la razón de la


situación, a fin de lograr, a través de una acción transformadora que incida sobre la realidad, la
instauración de una situación diferente, que posibilite la búsqueda del ser más.

- Los oprimidos temen a la libertad:

- En cuanto no se sienten capaces de correr el riesgo de asumirla.


- También porque en la medida en que luchar por ella significa una amenaza, no solo por
aquellos que la usan para oprimir, sino también para los compañeros que temen mayores
represiones.

-La pedagogía del oprimido debe enfrentar el dilema de aquellos que sufren una dualidad
instalada en el interior de su ser. Descubren que al no ser libres, no se llega a ser auténticamente.
Quieren ser, se teme ser. Son ellos mismos y a la vez son el otro introyectado.
-Por esto es que la liberación hace indispensable que los oprimidos, en su lucha, no conciban la
realidad como un “mundo cerrado” del cual no pueden salir, sino como una situación que los
limita y que ellos pueden transformar. Por tanto, el motor de la fuerza liberadora radica en
reconocer el límite que la realidad opresora impone.

- No es suficiente saberse en una relación dialéctica con el opresor, es necesario entregarse a la


praxis liberadora. Lo mismo ocurre con el opresor, reconocerse opresor no implica solidarizarse
con los oprimidos. La solidaridad no es racionalizar la culpa paternalistamente, sino que exige que
se asuma la situación de aquel con el que se solidarizó, es una actitud radical.

-El opresor solo solidariza con el oprimido cuando su gesto deja de ser ingenuo y sentimental de
carácter individual y pasa a ser un acto de amor a aquellos; los oprimidos dejan de ser una
designación abstracta y devienen hombres concretos.

- Solo en la solidaridad en donde lo subjetivo constituye una unidad dialéctica con lo objetivo es
posible la praxis autentica.

- Praxis que es reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo.
- La racionalización es una defensa que termina por identificarse con el subjetivismo, pues
no niega el hecho, sino que distorsiona sus verdades, quitando las bases objetivas. El
hecho deja de ser él concretamente, y pasa a ser un mito creado para la defensa de la
clase de quien hace el reconocimiento, siendo este un reconocimiento falso.

-La inserción Crítica: Es explicar a las masas su propia acción, aclarar e iluminar la acción, por una
parte, en lo que se refiere a su relación con los datos objetivos que le provocan y, por otro, en lo
que dice respecto a las finalidades de la propia acción. Cuanto más descubren las masas populares
la realidad objetiva y desafiadora sobre la cual debe incidir su acción transformadora, tanto más se
“insertan” en ella críticamente. Se debe dialogar con ella con respecto a su acción.

-La pedagogía del oprimido busca la restauración de la intersubjetividad, es la pedagogía del


hombre. Sólo ella, animada por una autentica generosidad, humanista y no “humanitarista”,
puede alcanzar este objetivo. Por el contrario, la pedagogía que, partiendo de los intereses
egoístas de los opresores, egoísmo camuflado de falsa generosidad, hace de los oprimidos objetos
de su humanitarismo, mantiene y encarna la propia opresión. Es el instrumento de la
deshumanización.

-La pedagogía del oprimido tendrá dos momentos distintos pero interrelacionados:

- Primero, los oprimidos van descubriendo el mundo de la opresión y se van


comprometiendo con su transformación.
- Segundo, una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del
oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación.
- Así se enfrentan a la cultura de la dominación: Primero mediante el cambio de percepción
del mundo opresor por parte de los oprimidos y en segundo lugar la expulsión de los mitos
creados y desarrollados en la estructura opresora, que mantienen como aspectos míticos
en la nueva estructura que surge de la transformación revolucionaria.
-La violencia del oprimido se encuentra infundido por el anhelo de ser y son estos los que
pueden liberar a los opresores.

- Para los opresores las personas humanas son solo ellos, los otros son “objetos cosas”.

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