-La gran tarea humanista e histórica de los oprimidos: liberarse a sí mismos y liberar a los
opresores. Los que oprimen, explotan y violentan en razón de su poder, no pueden tener en dicho
poder la fuerza de la liberación de los oprimidos ni de sí mismos.
-La pedagogía del oprimido debe ser elaborada por él, no para él. Esta pedagogía hace de la
opresión y sus causas el objeto de reflexión de los oprimidos, de lo que resulta el compromiso
necesario para su lucha por la liberación.
- El oprimido es un ser dual (ser es parecer y parecer es parecerse con el opresor), inauténtico, que
“alojan” al opresor en sí. Solo en la medida que el oprimido descubra que aloja al opresor en si
podrán contribuir a la construcción de su pedagogía.
-La pedagogía del oprimido es un instrumento para un descubrimiento crítico: el de los oprimidos
por sí mismos y el de los opresores por los oprimidos, como manifestación de la deshumanización.
-La pedagogía del oprimido debe enfrentar el dilema de aquellos que sufren una dualidad
instalada en el interior de su ser. Descubren que al no ser libres, no se llega a ser auténticamente.
Quieren ser, se teme ser. Son ellos mismos y a la vez son el otro introyectado.
-Por esto es que la liberación hace indispensable que los oprimidos, en su lucha, no conciban la
realidad como un “mundo cerrado” del cual no pueden salir, sino como una situación que los
limita y que ellos pueden transformar. Por tanto, el motor de la fuerza liberadora radica en
reconocer el límite que la realidad opresora impone.
-El opresor solo solidariza con el oprimido cuando su gesto deja de ser ingenuo y sentimental de
carácter individual y pasa a ser un acto de amor a aquellos; los oprimidos dejan de ser una
designación abstracta y devienen hombres concretos.
- Solo en la solidaridad en donde lo subjetivo constituye una unidad dialéctica con lo objetivo es
posible la praxis autentica.
- Praxis que es reflexión y acción de los hombres sobre el mundo para transformarlo.
- La racionalización es una defensa que termina por identificarse con el subjetivismo, pues
no niega el hecho, sino que distorsiona sus verdades, quitando las bases objetivas. El
hecho deja de ser él concretamente, y pasa a ser un mito creado para la defensa de la
clase de quien hace el reconocimiento, siendo este un reconocimiento falso.
-La inserción Crítica: Es explicar a las masas su propia acción, aclarar e iluminar la acción, por una
parte, en lo que se refiere a su relación con los datos objetivos que le provocan y, por otro, en lo
que dice respecto a las finalidades de la propia acción. Cuanto más descubren las masas populares
la realidad objetiva y desafiadora sobre la cual debe incidir su acción transformadora, tanto más se
“insertan” en ella críticamente. Se debe dialogar con ella con respecto a su acción.
-La pedagogía del oprimido tendrá dos momentos distintos pero interrelacionados:
- Para los opresores las personas humanas son solo ellos, los otros son “objetos cosas”.