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EL CULTIVO DEL ERROR

Diego de La Mattaz.
I

Creator Spiritus: l'erreur.


II

Beethoven es el eructo de una puta.


III

Ramerilla con cáncer de clítoris: ¡Dalí!


IV

¿Quién es Godard?... glamourosa vagina


burguesa de luciérnaga tetrapléjica.
V

La risa es una enfermedad noble; y la sonrisa, la


braga de esa enfermedad.
VI

Fui a ver a un mimo. Cuando el espectáculo


terminó, muchos mimos se levantaron de sus
asientos.
VII

En lo que se suponía era una sala


cinematográfica escuché esta cándida expresión:
¡ssss!. Nunca había percibido el alto grado de
inteligencia, tan sublime y elegante a la invez, a
la que habitualmente accede el ser humano por
su notoria y exquisita estupidez.
VIII

Arte es otra manera de decir vanidad; una


manera que, por su excelsa magnitud de
esterilidad, podríamos definir como: conceptual.
IX

Un escritor francés daba una conferencia ante


una congestionada audiencia de butacas... al
final, también yo le codicié su inmortalidad.
X

Ratas que pirueteaban entre columpios oxidados


y toboganes enmohecidos. Una de ellas se
acerco y, con insólita flexibilidad retórica, me dijo:
bienvenido al Centro Cultural.
XI

Quien es sumamente desdichado y entrevé la


extrema inutilidad de su futuro siempre verá al
Arte como su destino.
XII

No como -fenómeno estético- es soportable la


existencia, ...¡Quién puede negar el infinito pudor
de tan ingenua expresión!... la existencia sólo es
soportable como: Infección Estética.
XIII

El Arte es el pubis de una uva.


XIV

¡Una vaginoplastia para la cultura, pues aún


existen muchos cultos imbéciles que la quieren y
querrán malfornicar!
XV

Amo los errores, ellos son tiernos como los labios


de una mujer.
XVI

¿Cómo? el eterno retorno tan sólo un error; ¡No,


errante mío! no un error... ¡La autopsia de un
error!
XVII

¿Qué es la eternidad sino la indigestión de un


instante?
XVIII

¿A qué huele el insomnio?... a musgo frito.


XIX

¿Qué es lo que más devasta?... el sucio cariño


de una mujer.
XX

¿En qué consiste la magia del arte?... en que


desafila las lenguas de los que más amó.
XXI

¿Sabes lo que quieres? Entonces el arte no es


para ti.
XXII

¿Has duchado al silencio? Entonces nunca has


amado al hastío.
XXIII

¿Quién?... ¿Quién es ese hombre que hace


brotar en sí mismo al arte sin saberlo?... Es el
desdichado.
XXIV

¿Y nada más me amas?... no, no nada más te


amo... te muero.
XXV

Silencio, inmovilidad y enfermedad son el


auténtico espíritu del cine.
XXVI

La grandeza espiritual es el ocaso del


sufrimiento.
XXVII

Enfermo no es quien habla mucho de la vida,


sino el que balbucea mucho del espíritu.
XXVIII

Ojalá pudiera oler todas las sílabas que fueron


escritas en un ambiente insomne.
XXIX

Es más culto un cáncer de próstata que un


tratado de filosofía.
XXX

Y se mencionará la palabra filosofía como la más


extravagante expresión de vulgaridad.
XXXI

Quien cree en la filosofía nunca aprendió a hacer


cojear a un círculo.
XXXII

El chisme es propiamente un principio filosófico.


XXXIII

La sabiduría es una vecindad en donde las


reflexiones son las putas más cotizadas.
XXXIV

Mis párpados parecen guillotinas con cabellera


floral.
XXXV

Tengo una muela picada y un bosque en una


caries.
XXXVI

Si mis insolencias fueran lenguas ocultas en la


leche del sol.
XXXVII

Estaba aprendiendo el arte de la decadencia


cuando ya había olvidado el instante de mi
perdición.
XXXVIII

El altar al egoísmo complace hasta a la más


desplumada escama de un depredador.
XXXIX

Me cobijo con las lonjas de las hormigas.


XL

Sobre las tetas fangosas de las garrapatas se


retuerce la humanidad, es croar, el irrevocable
burdel de la mugre.
XLI

El filósofo es semen caduco.


XLII

El método es el padrote de los imbéciles.


XLIII

Las reflexiones son bien putas.... ¡Allá van!, tres


filósofos y un gargajo van tras ellas, ¡Allá van!
XLIV

Ser filósofo era respetable, honorable,


¡Soberbio!, admirable.... ¡Otro excremento se me
ha caído del cachete de la lengua!.... que caída
tan incólume.... ¡Qué caída tan filosófica! Todo
un respetable excremento.
XLV

¡No me tomen por un vulgar!, no me tomen por


un ¡¡¡¡filósofo!!!!
XLVI

"Los filósofos -y Platón el primero- han tenido


muchos problemas con el silogismo ontológico
sobre el error:

Mayor: Todo lo que es posible viene del ser, que


es de signo positivo.
Menor: El error es de signo negativo.

Conclusión: El error es imposible, pues siendo de


signo negativo, no puede provenir del ser"....

¡Vaya, astutas heces también! y yo que pensaba


que el error era puto, según las sabrosas lenguas
de las putas ¡En qué error estaba sumergido!
XLVII

El error tampoco es imposible; es, tampoco,


posible; tampoco, es; tampoco, tampoco. ¡La
verdad!
XLVIII

Como calvos cocodrilos chapoteando entre las


infectas algas de una lágrima....
XLIX

¡Viciosos los que se cojan a las enfermedades


sin mutilarlas!
L

Mi lenguaje, hace falta aullarlo, no es invectivo,


mi leguaje es vicioso.
LI

Las mujeres ofrecen su culo como un verano al


ruiseñor.
LII

Las reflexiones aprietan su pecho contra el pasto


de la lepra en su máximo verdor.
LIII

Las plantas enrojecen al ver el ano del sol


limpiando el semen del cielo.
LIV

Que una vagina no ame como una guillotina


siempre nos dejará con un tuerto orgasmo y una
jorobada cavilación.
LV

Si el vicio fuera una gota aullante, ¿Quién no


descongelaría a los mudos lobos que guarda en
su refrigerador?
LVI

Me gustaría hacer babear a las sílabas, pero sólo


he conseguido hacerlas murmurar....
LVII

Las palabras son imbéciles, jamás inflan las


uñas.
LVIII

Un poeta maldito es un papalote de raíces


maquilladas.
LIX

La decadencia es una zanahoria en el cuerno de


un rinoceronte abortado.
LX

El vacío es un chícharo bronceado.


LXI

El libertinaje es un planeta sin cebolla.


LXII

El tedio es un carrusel de rábanos.


LXIII

La desesperación es salsa lubricada.


LXIV

De las ramas de las olas exprimo mis


sufrimientos.
LXV

El sufrimiento es humedad salada.


LXVI

La mente es un tímpano sin leña.


LXVII

El placer es un panal de jaguares.


LXVIII

La lepra es una hormiga revolucionaria.


LXIX

En un asilo de mariposas, sólo la lepra come


televisión.
LXX

¡Van a guillotinar al clítoris de la muerte!....


menos mal que....
LXXI

La época orgiástica cabe en el sedicioso paladar


de mi mano.
LXXII

El embarazo de un instante, ¡por los instantes de


los instantes!
LXXIII

Si yo estuviera maldito, mi lengua dejaría de


danzar en el coño de la enfermedad.
LXXIV

Lluvia licenciosa, ¡A qué gota fotografiar!


LXXV

El arte es como un instante; si esta erecto, es


que has encontrado la eterna inspiración.
LXXVI

Para el que sufre están los licores de la vanidad


y las tortillas en tanga.
LXXVII

Un artista es una tripa sin frac.


LXXVIII

Se desconocen las vivencias de la inmortalidad,


pero ahí, entre las playas de esa estrella, quedó
su himen pisoteado.
LXXIX

Huele a sexo, a papayas enterradas en el acné


de una rosa.
LXXX

Las focas complacen su lujuria al taladrar el recto


del mar.
LXXXI

El surrealismo me da lástima, nunca supo que la


revolución y la libertad eran tan sólo unas cerdas
lesbianas arrinconadas en las desplumadas
escaleras de un vómito arácnido.
LXXXII

Morir acuchillado.... ¡Pero si mi cuerpo es


sostenido por cuchillos bufonescos!
LXXXIII

Mete un bosque a la lavadora y enjuágalo con el


mar. Recuerda, al final, autoproclamarte:
ecologista.
LXXXIV

Deberían quitar todos los árboles y replantarlos


en una cama eléctrica. ¿Su crimen?, ser los
violadores del estiércol.
LXXXV

Embriágate de vacío, cómprate un raspado de


terror y una hamburguesa de delirio.
LXXXVI

¡Es un terrorista!, ¡Es un naranjo que ha dejado


caer sus flemas!
LXXXVII

El terrorismo es una sandía celosa.


LXXXVIII

Las bofetadas son pizzas instantáneas.


LXXXIX

La cumbre de la indecencia está construida de


migajas de león.
XC

Las risas son pirañas en panties.


XCI

El error es el calcetín de la profundidad.


XCII

El silencio es una tuna derretida.


XCIII

Cuatro chanclas necesita la eternidad para


tropezar.
XCIV

Aforizar es como cortejar peces en una lluvia


horizontal.
XCV

Los nervios de un tenedor siempre se relajan


después de la cena.
XCVI

Saber que nadie leerá estas inocentes


blasfemias, estos círculos en muletas.
XCVII

El mundo como una interminable orgía entre


lisiados y amputados.
XCVIII

A la mujer se le cautiva con erótica indiferencia.


XCIX

Por el culo de una puta yo daría hasta mis


defectos.
C

Para una puta en potencia no es insólito tener


dos tetas.
CI

¡Va recogiendo flores como si fueran coños del


último lupanar!
CII

Toda la naturaleza posee una sobrecogedora


putez.
CIII

Tendré que preguntarle cual es el color de la


putez.... a la vida, por supuesto.
CIV

Ser pateado con el erotismo de una avispa


deforme.
CV

Un diccionario de lágrimas para los cultos


imbéciles.
CVI

Un ser culto es una diarrea vanidosa.


CVII

La cultura es propia de los bastardos.


CVIII

Como un circo de putas donde se doma al


pensamiento....
CIX

Un aforismo nunca se acaba de malograr.


CX

Una obsesión genuina jamás deja de nacer.


CXI

También deberían existir gimnasios para


enfermar....
CXII

Cañas de vicio bailando sobre el vientre de la


desolación....
CXIII

¡Qué gran sentimiento el de no ser leído!


CXIV

¿Fue la decadencia el primer coño de la


genialidad?
CXV

Recaer en un insomne aislamiento y, no teniendo


a donde ir, refugiarnos en la decadencia de la
eternidad.
CXVI

Mi regeneración espiritual me transforma en un


desesperado errar.
CXVII

Saber que caeremos más bajo que el escritor


ruso.
CXVIII

Debo vivir como los eclipses, degollar todo rastro


de naturaleza espiritual.
CXIX

He creado mi derrumbe.
CXX

Esa sórdida sensación de que nos eclipsamos


hacia un arquitectónico derrumbe....
CXXI

En la antesala de una aforística apoteosis sólo se


ven las bufandas de las ,,,, (comas), mas no el
delantal del - (guión).
CXXII

No tendría sentido morir por un aforismo, pero


¿acaso un ojo obeso abjura de su obesidad?
CXXIII

Lo temible del aforismo es que guillotina no sólo


las lágrimas, sino las lenguas de esas lágrimas;
lenguas que, hay que gorjearlo, jamás nos dejan
de saborear.
CXXIV

Sería exagerado decir, o cloquear, más bien, que


?+!= aforismo.... o tal vez no.... del todo.
CXXV

Son corruptos los que engañan, sin amor, a la


enfermedad.
CXXVI

Que la existencia es un impecable error.


CXXVII

La cresta del terror es el vicio del placer.


CXXVIII

Aronofsky: alegre chupón.


CXXIX

Arcand: trono deslubricado.


CXXX

Kim ki-duk: crédulo salmón.


CXXXI

Noé: mimo narcoléptico.


CXXXII

Brakhage: 2 sin mayúscula.


CXXXIII

Kubrick: guante amputado.


CXXXIV

Kurosawa: deshonor sepulcral.


CXXXV

Tarantino: verdugo de pétalos.


CXXXVI

Lynch: dona idiota.


CXXXVII

Tarkovsky: vodka chino.


CXXXVIII

Buñuel: tripa letrada.


CXXXIX

Peckinpah: reguilete erecto.


CXL

Pasolini: tetera musgosa.


CXLI

Herzog: arbol sin acento.


CXLII

Blake: bigote despejado.


CXLIII

Vauvenargues: espada chiclosa.


CXLIV

Chestov: pera en muletas.


CXLV

Pascal: silbido numérico.


CXLVI

Breton: nena mareada.


CXLVII

Sartre: escroto explosivo.


CXLVIII

Dostoyevski: burbuja congelada.


CXLIX

Rilke: bistec arquitectónico.


CL

Schopenhauer: pellizco conceptual.


CLI

Artaud: trompa electrizada.


CLII

Sade: pastor de lágrimas.


CLIII

Hölderlin: junky de beethoven.


CLIV

Leopardi: cojo bonachón.


CLV

Cioran: el ingenuo.
CLVI

Nietzsche: el idólatra de lo vulgar.


CLVII

¡La filosofía! vulgaridad, transparente vulgaridad.


CLVIII

Un pensador que no envitrina a sus risas es un


pensador fallido.
CLIX

Soy el frutero del error.


CLX

Las duchas frías no tensan los nervios, sino las


risas de los nervios.
CLXI

Tengo sed de vicio y antojo de terror.


CLXII

¡Todo es vanidad!.... hasta cuando una manca


tortuga contempla el chip del amor.... ¡Todo es
vanidad!
CLXIII

Habrá hambrunas cuando se dejen de mamar los


testículos del terror.
CLXIV

Todo un instante en reparar el lavabo de la


eternidad....
CLXV

¡No mames!.... dejo a los eruditos el estudio de


tan noble expresión.
CLXVI

Creí ver la nuca del asesino, pero era tan sólo un


plátano inflado en la axila del acuático podador.
CLXVII

La peste viene de la mano del ser humano; ¿De


las rodillas de sus ojos?, ¡Toda una vida
dedicada a vengar a la masturbación!
CLXVIII

En los burdeles de los insectos, los serruchos se


estiman más que las aletas de cualquier
amputado escorpión.
CLXIX

En irrealidad, la palabra es un cadáver y las


sílabas sus calcetas.
CLXX

¡Qué hermosa mariposa!, ¡Mira!, ¡Ese león sí que


le lambe su aleteante coño con precaria
devoción!
CLXXI

Me drogo con el viento, con esa estampida de


sudores regateados en el mercado de la
insectívora prostitución.
CLXXII

Sin haber tenido la mantecosa vulva de la


barbarie entre las uñas de su verga, murió.
CLXXIII

La mota tiene el olor salado del prestigio.


CLXXIV

¡El carrasposo esplendor caído de la húmeda


pesadilla de una leprosa, de una robótica viciosa!
CLXXV

El arte es un negro acné risueño, una espinilla


rellena del color azul del fuego insomne y
cubierta con la roja escarcha de una escama
maquillada de lepra.
CLXXVI

¡Una mandíbula para mis trastornos y cuatro


muletas para mi honor!
CLXXVII

Rebanando al vacío sólo se pueden hacer tacos


de desilusión....
CLXXVIII

Si mis ojos fueran la horca de mis lágrimas....


CLXXIX

¡Derramar lágrimas hasta por lo vellos púbicos,


por la fauna de la bufonesca voluptuosidad!
CLXXX

Vociferan los que se han atragantado de amor.


CLXXXI

Poder pisotear todo.... con las muelas....


CLXXXII

Sobre todo, tráiganme las nalgas de esa avispa


celulítica y las depiladas antenas de la
desesperación....
CLXXXIII

¡Cuándo dejarán las nubes de atropellar al


viento, de machucarlo como una tijera al pezón
del corazón!
CLXXXIV

4, o irrevocables frutas imberbes; 4, o crudos


sonidos de musgo; 4, o eróticas patadas de
insectos; 4, o licores ricos en sebo; 4, o cantos
sarnosos; 4, o cortes despiadados; 4, o papayas
viciosas; 4, o tunas alcoholizadas; 4, o truenos
de aire; 4, o dientes desgarrados; 4, o el mal
transformado en caleidoscópicos néctares de
saxofones.... 4, de ilya Khrzhanovsky es la
película más enferma, turbia, soez, sórdida.... la
corrupta espiritualidad es en este filme
omnipresente. Las viejecillas libertinas, ataviadas
con prendas multicolor, tragonas de sebo de
puerco y bebedoras de vicio derretido;
decadencia forrada de tortuga y rana, tortugas
trapecistas en las faldas del agua y ranas
malabaristas en el coño del viento; vómitos
musicales, rencor desafinado; tiernas plantas de
humo y óxido; tabacos de miseria y cervezas de
abandono; lenguas estreñidas de muñecos
fanfarrones y trapos acalambrados por un volcán
de sudor....
CLXXXV

Hablan del cine mexicano, y yo sólo veo mugre


confitada; hablan de los cineastas mexicanos, y
yo sólo veo fangosas ramitas; hablan de,
perdóneseme esta bajeza (la de mencionar el
sebo de las ramas), Iñárritu, de Cuarón, de Del
Toro.... y me dan ganas de cagar por los ojos y
aplaudir mientras la mierda se escurre por mis
manos; y, al ver sus ingenuas novatadas de
grotesco infantilismo e inaudita esterilidad, e
insuperable tetez, e insólita idiotez, ¡pues bien!,
al ver toda esa joyería de excremento y ese
monasterio de orina, ¡pues bien!, al ver toda esa
boutique de manteca y esa estética de grasa,
¡pues bien!, al ver toda esa dulcería de gargajos
y toda esa cremería de esperma, ¡pues bien!, al
ver toda esa ferretería de prepucios y esa
lonchería de escrotos, ¡pues bien!, al ver toda
esa catedral de himen y esa plaza de anos,
¡pues bien!, al ver todo ese túnel de flemas y
toda esa relojería de huevos, ¡pues bien!, al ver
todo ese teatro de costras y todo ese antro de
cerilla, ¡pues bien!, al ver todo eso sólo me resta
aplaudir, festejar con júbilo la maestría de mis
aplausos que los salpican, a los tetos y tetazos
visionarios, de artística mierda tricolor;
¡Aplausos, por favor! ¡Aplausos para el ñoñote
fan de Peter Jackson: del toro!, ¡Aplausos, por
favor! ¡Aplausos para el europeque burgués:
cuarón!, ¡Aplausos, por favor! ¡Aplausos para el
omnisciente eructo del glamour: iñárritu!,
¡Aplausos, aplausos, ¡Aplausos!, aplausos por
favor! ¡No ven que ñoñotes, europeques y
eructos apetecen y muestran un excelso gusto
por la mierda tricolor; aplausos, aplausos por
favor!
CLXXXVI

Que mugroso capricho el de ser reconocido no


como guionista, sino como escritor de cine. ¡Ja,
ja, ja, ja!, ¡Que, lo grazno de nuevo, mugroso
capricho, que menstruación tan salada! Menos
mal que yo no soy ni guionista ni escritor de cine,
a lo mucho, y pusilánimemente lo escupo: el
aforista de cine.
CLXXXVII

El cine no es el arte de los iletrados, sino el de


los aforistas.
CLXXXVIII

Es falso que el cine demande inmovilidad, y si


así fuera.... ¡Qué soberbio en energía sería!
CLXXXIX

Ya nadie hablará de la magia blanca del cine,


pues la enfermedad es magia verde.
CXC

¡Y pensar que Herzog y Kinski fueron los bufones


de la rapacidad!, ¡Y eclipsar que a sus bromas
las llamaron: Aguirre...., Cobra...., Fitzcarraldo....,
Woyseck....!
CXCI

David Lynch no es más que un teto sin


acuarelas.
CXCII

Haneke tiene una crónica obsesión por las


cocinas, ¡Qué grande sería si esa misma
devoción la tuviera por los burdeles!
CXCIII

¿Quién quiere, después de nada, hacer cine?,


¿Quién apetece entretener a las masas?,
¿Quién, y esto es lo menos importante, pretende
ser un cineasta? ¡Acaramelados imbéciles! el
cine no se hace, SE FORNICA, ¡Dulces
pendejos! no entretener a las masas, sino
ENFERMARLAS, ¡Azucarados bastardos! no ser
un cineasta, sino EL CINEASTA.
CXCIV

La cultura es la purificación de la egolatría.


CXCV

Los seres humanos que, por las calles y las


praderas, hacen gala de fortaleza, son los que
mejor saben lloriquear.
CXCVI

Si la violencia fuera una proxeneta, ¿quién


tendría la indelicadeza de no ser su perra?
CXCVII

¡Suicídate, coño de abeja! ¡Mancha mis genitales


con la miel de tu honor!
CXCVIII

Lástima que una vagina no se pueda suicidar


mientras nuestra verga la saborea.
CXCIX

Al principio, tener una sonrisa de leproso, será


tan sólo una moda de puercos, pero, una vez
descubierta la magnitud de tan noble gesto, las
masas se revolcarán por obtener la suya.
Entonces aparecerán los reojos de los
incorruptos diciendo: ¿Por qué no?
CC

A quien es desdichado pero, mancillado por la


ignominia de serlo, sólo tiene su vanidad y su
estupidez para ahuyentarla; pues bien, para él es
la cultura.
CCI

El siglo XXI es tan culto, que ya puede eructar y


pedorrear a la vez.
CCII

Cansado de regatear a la existencia un poco de


amparo, el ser humano creó la cultura.
CCIII

La pedorreada menstruación del viento.... ¡He allí


a la cultura, a la putísima cultura!
CCIV

Todos los que acuden a la cultura, arrastrándose


como tiburones sin cascabeles, no son más que
gargajos de cerdos estreñidos.
CCV

La naturaleza es la cultura de la venganza.


CCVI

Ser culto es brindar por la autosodomización


visceral.
CCVII

Iniciar a la cultura en el arte del suicidio....


CCVIII

No hay puta más estrafalaria, en lo que a


indómita idiotez se refiere, que la cultura.
CCIX

La cultura, además de puta, es frígida: una adicta


a la frigidez, la junky de la frigidez.
CCX

Deme cuatro limones roñosos y una leprita para


fornicar.
CCXI

La mejor edad para morir sería a los treinta y


nueve años, como Pascal y Leopardi....
CCXII

Soy un terrorista frustrado, aunque también un


gajo de rabia logrado; soy un cineasta frustrado,
aunque también una erección de gorjeos lograda;
soy un errante frustrado, aunque también una
tenaza de jugo lograda; soy un amante frustrado,
aunque también un sudor leproso logrado; soy un
asesino frustrado, aunque también un tallo de
chispas logrado; soy un libertino frustrado,
aunque también un labio de pasto logrado; soy
un enfermo frustrado, aunque también una
cáscara de desesperación lograda; soy un
decadente frustrado, aunque también un pico de
silencio logrado; soy un frustrado, aunque
también La Mattaz....
CCXIII

La sola pronunciación de la palabra errar me


incita a, inmediatamente, violarla.
CCXIV

Tengo el vicio de picotear los colores inflamados


del vacío.
CCXV

Este cementerio de plumas en el que deambulan


los picos del rencor.
CCXVI

¡Soy un desdichado!.... vivo cocinando delirios y


recalentando disparates.
CCXVII

Los arbustos de mi garganta son el lomo de mi


vacío.
CCXVIII

Lo que la lujuria tiene de noble rapacidad, el error


lo tiene de vasta vitalidad.
CCXIX

Correr desde el vacío hasta la crueldad.


CCXX

Es un insulto para la fuerza el estar sano.


CCXXI

Alcanzar la cumbre del eclipsamiento equivale a


sofocar los nervios del error y la enfermedad.
CCXXII

Jalado por la existencia, desterrado del oasis de


la enfermedad y el manantial del error.
CCXXIII

Tengo que dejar de hablar de la enfermedad, ya


es momento de gorjear de la enfermedad.
CCXXIV

El nacimiento del error ha sido, hasta mañana, el


más colosal de todos los acontecimientos.
CCXXV

Si vives para el error, entonces la vida no es para


ti.
CCXXVI

Las violaciones más nobles y, por lo tanto,


desgarrantes, son las que se llevan a cabo en
nuestro interior.
CCXXVII

Un tenedor que se arrastra lujuriosamente


empujando un gajo de perdición: el amor.
CCXXVIII

La enfermedad es un orgasmo exiliado en el


terror.
CCXXIX

Las enfermas siempre cogen con más delicadeza


que las libertinas.
CCXXX

Sé que el libertinaje es sufrimiento porque sé que


el espíritu sufre su percepción.
CCXXXI

Somos los cogedores de la fuerza; por ello, al


final de nuestra existencia, somos violados y
ultrajados por la muerte y su ninfomaníaca
perdición.
CCXXXII

He muerto en cada orgasmo.


CCXXXIII

Todo espíritu elevado muere más de una vez.


CCXXXIV

¿Será la descoñación el reojo de la enfermedad?


CCXXXV

En una bandeja de insomnio, hasta los cubiertos


se pondrían a fornicar.
CCXXXVI

La auténtica fornicación, el genuino coger, el


primigenio follar y el instintivo copular sólo se
hacen expresos y tangibles a los insomnes.
CCXXXVII

Los seres insomnes son los únicos que deberían


tener permitido el coger, pues en ellos la lujuria
ha ascendido al rango de guayaba rapaz.
CCXXXVIII

Sin ánimo insomne, el sexo es nimiedad.


CCXXXIX

Desayuno hastío, almuerzo desesperación, como


vacío y ceno insomnio; mi alimentación excede la
vital nutrición de la enfermedad.
CCXL

Disfruto esas melodías insomnes que, ebrias de


dolor, caen en las disecadas palmas de mis
párpados oxidados....
CCXLI

El honor de ser un indocto, el odioso privilegio de


ser una semilla de vacío.
CCXLII

La violencia es una mandarina sin lengua.


CCXLIII

En mis llantos, donde la noche se hace húmedo


silencio, he encontrado a las uvas insomnes....
CCXLIV

Si las frutas celebraran orgías, yo sería el


exprimidor.
CCXLV

Los fragmentos son gemidos de amor.


CCXLVI

Cuando tu vida no está fragmentada, está


enferma.
CCXLVII

Un pensador tiene prohibido vengarse de alguien


que no sea él mismo.
CCXLVIII

Provocar a la muerte, es gorjear, vivir


plenamente.
CCXLIX

No debemos provocar a la muerte si antes no le


hemos confesado nuestro más acido amor.
CCL

Que el amor es el chicloso gorjeo de un jorobado


cocodrilo....
CCLI

Mastiqué el culo de la espiritualidad cuando a


sus senos ya los había deslicorizado.
CCLII

Mi apetito demanda naranjas de violencia y


limones de depravación.
CCLIII

Sería obsceno negar la monumental energía de


la enfermedad.
CCLIV

La rabia de la existencia se desprende de la


imbatible facultad de burla, del infinito río del
insulto, del cruel charco de la blasfemia....
CCLV

Rasco mis insolentes entrañas y, con cantos


zigzagueantes, gruñen al coño celulítico que las
parió....
CCLVI

Aquella vez, la vez del lujurioso vacío, fui


repitiendo en mi mente la obertura, que por aquel
entonces aún no se llamaba así, de lo que
después sería mi tributo a la enfermedad, es
bramar, De la Desfloración de la Enfermedad. La
fui repitiendo durante todo mi trayecto; en cada
estación del metro repetía una frase de la
obertura. No supe que nunca más la vería a ella,
a mi ninfa insomne, a mi amante. Tuve la
indecencia y el impudor de darle a ella una copia
de esa obertura, a la que le había añadido, con
mi letra, las últimas palabras: trágico y fatídico
como la vida misma. Pues bien, desde entonces
el vacío habita en mí. Recuerdo que iba como en
una especie de trance, una especie de shock. Mi
mirada se había quedado en la esquina en la que
ella tímidamente se iba alejando, mi mirada y mis
ojos habían quedado flotando en aquella calle en
que, ásperamente, nos disgregamos; eso fue, al
final de cuentas, lo que sucedió: una
disgregación. Iba recitando, ya desde entonces,
todas mis obsesiones, todas mis cicatrices; al
vacío se las recitaba. Y una vez sentado, puse el
soundtrack de Taxi Driver, puse las demoledoras
desarmonías de Bernard Herrmann.... y vi y
entreví, y reví y reentreví lo absurdo, lo áspero, lo
cruel, lo infame, lo ruin y abyecto de la
existencia, ¿cómo puede la vida arrancarnos de
los que amamos?, ¿cómo puede el destino
despojarnos de los que amamos? No sé qué
sentimientos habrá experimentado ella, pero no
cabe duda de que, cualesquiera hayan sido, la
hicieron desdichada, o, aún mejor, todavía la
hacen desdichada. Creo que es esto último lo
que ella está experimentando ahora, lo creo
porque es lo que yo mismo experimento, lo sé
porque es ella ahora mi única amante: la
desdicha.
CCLVII

El arte infecto, es bramar, la cinematografía.


CCLVIII

Si el cine no es una enfermedad, es nulo.


CCLIX

Las garras de los eclipsamientos, relambidas de


sedición....
CCLX

Era un huraño, erigió un imperio de aislamiento


adornado con vaginas de desesperación, coños
de vacío y lenguas de desidia; al final de su vida,
su sanguinario sentimiento de honor lo
inmortalizó.
CCLXI

He sido llamado maldito, loco, asesino y


violador.... ¡Qué bien se sienten los elogios!
CCLXII

¡Pero si la propia verdad es obscena, si la propia


naturaleza es pornográfica, si la propia
honestidad es cruel, si la propia magnanimidad
es violadora!.... entonces, si todo es de este
modo, ¿cómo negar que amamos lo maldito?
CCLXIII

La desesperación es el placer de los


desengañados.
CCLXIV

Comer vacío; ya no defecar más que vacío, ya


no ser más que vacío....
CCLXV

Todos se ocupan en alejar al vacío, es bramar,


en chanclear la fuerza de la vida.
CCLXVI

Leopardi negó la corporeidad del espíritu, negó al


propio espíritu al disociarlo de la carne, al querer
quitarle el pellejo al lánguido pollo; pues negar la
indisolubilidad del espíritu y la carne, negar que
ellos son una sola blasfemia contra natura, un
sólo gargajo contra el canto de un sapo, es,
simple y llanamente, hacer gala de diestra
debilidad. Es soberbia debilidad separar el
espíritu y la carne: ellos son una misma potencia,
una misma energía; ellos son, para bramarlo en
mi lenguaje: un mismo error, una misma
enfermedad.
CCLXVII

Conviértete en el desollador del vacío, y tu vida


de infecciones vitales jamás carecerá.
CCLXVIII

Como un errar infecto se define la senda de los


que cultivan el error.
CCLXIX

El errar es locura en movimiento; chicles


cardiacos de párpados orinados: los errantes.
CCLXX

Salpicar a los vicios con la depravación de las


sonrisas....
CCLXXI

Mi existencia es una infección contra la vida, le


huelo sus glaciales cicatrices cada vez que
empiezo a amar algo.... huelen a chorizo de
escarabajo....
CCLXXII

Se requiere una cruel inmovilidad, como nunca la


ha habido antes, para vivir a partir de esto: que
enfermos de errores es como más nos ama y
quiere la vida.
CCLXXIII

En las fúnebres caricias del silencio, en los


desplomes de lucidez extrema, en la insuficiencia
de desdicha y en los éxtasis del vacío.... te das
cuenta de tu inmensa, insuperable y ardiente,
desolación....
CCLXXIV

La miseria de chapotear en la piscina de la


indiferencia y no en el mar del terror.
CCLXXV

Ya no ser más que un trapo inmóvil, colgado de


las nalgas de la devastación....
CCLXXVI

La supremacía del hastío, a través del


derrumbamiento de la ilusión y el pisoteo del
deseo: mi gorjeante perdición.
CCLXXVII

Tanto amo al vacío, que he decidido vivir.


CCLXXVIII

Tu error consiste en estar aislado.


CCLXXIX

Como he dejado de amar los errores, ahora los


puedo crear.
CCLXXX

La enfermedad es la danza de la inmovilidad.


CCLXXXI

Nadie niega la vanidad de las personas, nadie


dice: ¡Niego tu vanidad! Puesto que todos están
ocupados maquillando su errar....
CCLXXXII

Mi supremo deleite es el terror.


CCLXXXIII

El error será chiclosa lechuga remojada de


poder....
CCLXXXIV

El sordo placer de exclamar.... ¡Otro error!....


CCLXXXV

Vivir oculto, entre jalones de eternidad y


empujones de delirio....
CCLXXXVI

Estar exiliado introspectivamente es símbolo de


enfermiza fuerza espiritual.
CCLXXXVII

El arte que no enferma no es arte.


CCLXXXVIII

Saber que tienes amantes, mas no musas....


CCLXXXIX

Amé la vida, y ella me engaño con el error.


CCXC

Zanahorias que se prostituyen después de


cenar.... tiernas y frágiles como la decadencia de
la mujer.
CCXCI

No busco en el libertinaje el placer, busco el


sufrimiento del placer....
CCXCII

Detesto el placer.... que no hace.... babear....


CCXCIII

El vacío implica una desmedida fuerza de


vitalidad, un cruel eructo de pétalos....
CCXCIV

En la alimentación de un genio, es bramar, de un


enfermo, nunca debe faltar el hastío....
CCXCV

Ya no hay nada que corromper ¡Qué alegría la


de los antiguos que, en su cotidiano paseo
matinal, ultrajaban sin cesar a la naturaleza: el
asesinato hecho reflejo!
CCXCVI

La ilusión sí es efectiva, pero sólo para limpiar el


dulce trasero de una abeja prostituta.
CCXCVII

La creación de errores, de plumas neumáticas:


eso es propio de los desdichados.
CCXCVIII

La vitalidad del hastío, la creación de errores y el


goce de la enfermedad ¡Eso es lo que yo exijo....
un exceso erigido al vacío del terror!
CCXCIX

Ya no tan sólo guillotinar.... ¡Mattaziar, más bien!


CCC

Todos los libertinos del terror que tienen derecho


al vacío: los errores cincuentones y las
enfermedades quinceañeras.
CCCI

Pereceré entre una orgía de errores y


enfermedades.
CCCII

La locura es el fino capricho del egocentrismo.


CCCIII

A los dementes los encierran para que disfruten,


en puta paz, de sus disparatadas alucinaciones.
CCCIV

El libertinaje es un nopal terrorista.


CCCV

Mahler también fue un enfermo.... ¡De ahí su


descomunal superioridad sobre Wagner y
Beetho....! es repugnante mencionar el nombre
de un pedo.... forzado.
CCCVI

Miel sidosa en las nalgas de la religión.... ¡La


ciencia!
CCCVII

Una cocada de muerte para demostrar mi


desamor por la verdad.
CCCVIII

Si un aforismo no tiene un ingente halo de delirio,


entonces vale lo mismo que el coño de la
libertad....
CCCIX

europa es un tamal ultradesvirgado....


CCCX

Denme un raspado de suicidio y un taco de


ingenuidad....
CCCXI

Tunas digitales, recalentadas por un sol


transgénico y humedecidas por una melancolía
nuclear....
CCCXII

Después de toda una vida dedicada a cultivar el


libertinaje, es croar, el voluptuoso sufrimiento;
Sade terminó enfermo y escribiendo.... ¡Sus más
osadas jugarretas me parecen hoy un lésbico
carrusel de niñas!....
CCCXIII

Sade ronda por el más infame burdel: la


espiritualidad.
CCCXIV

Me dijo que le encantaba la decadencia....


entonces supe que era un burgués.
CCCXV

Todas las amantes y libertinas con las que


pretendamos lascivamente juguetear deben ser
insomnes, quiero gorjear, ninfas insomnes.
CCCXVI

Nadie se ha dado cuenta de que cada una de


mis letras es una bofetada para el lector.... (pero,
¿alguien sabe lo que es eso?).
CCCXVII

Al principio, el asesinato es un simple saludo de


manos.
CCCXVIII

Es indigno sobrevivir al esplendor de la


decadencia.
CCCXIX

Como blasfemias serán tomadas todas mis


palabras, pero en una lágrima impar llegará la
inmortalidad extraviada que reconocerá, en mis
supuestas blasfemias, al pubis de la honestidad:
a la crueldad y a la obscenidad de la verdad, de
toda verdad.
CCCXX

Toda existencia exenta de aislamiento merece


sucumbir.
CCCXXI

En un exceso de aislamiento está la fuerza de la


enfermedad.
CCCXXII

Lo que hoy es creado en el aislamiento, mañana


tendrá siglos para errar.
CCCXXIII

El aislamiento es lo único que tiene


espiritualidad.
CCCXXIV

Quien sobrevive al aislamiento tiene: ó cara de


asesino ó de libertino. No hay más.
CCCXXV

Toma cada aforismo como un recuerdo


desechado....
CCCXXVI

¡Habrá orgías de enfermedad para celebrar el


nacimiento de la cinematografía liberulicaz!
CCCXXVII

De todas mis ninfas, a la que más amo es a la


cinematografía ¡Ah, ¡Mi ninfa insomne!, la
cinematografía!
CCCXXVIII

Aspiro a enviciar los ojos mediante imágenes


enfermas; mediante saxofones con lepra,
sonajas con rabia, teclados con alzheimer y
flautas con sífilis. Seré el enviciador, el que trae
consigo las imágenes celulíticas. El silencio
tendrá una desgarrante profundidad psicológica,
la música será un desgarre espiritual. El sonido
será utilizado para terrorizar al espectador: el
aleteo de una flor será un cosmos terrorista, un
canibalismo crepuscular. Ahora enfermo, habrá
susurros eróticos y suspiros desdichados...
¡Habrá, por lo intanto, dulce depravación! Frases
balbuceadas por epilépticos o sílabas rebanadas
por esquizofrénicos. Un bailarín será el montaje,
un crustáceo la edición. Este cine enfermo tendrá
un alto rango de crueldad, así como una puta
tiene un alto rango de delicadeza. El cine
enfermo se exhibirá por las calles no para ser
disfrutado, sino para ser tragado. Tragar gajos de
mandarina cancerosa. El cine enfermo será un
atentado terrorista contra el arte y la cultura.
¡Poco importa que esto se malinterprete! puesto
que yo exijo de mis inexistentes lectores la
tergiversación, yo demando la malinterpretación.
Todavía no he dicho lo más importante, y por ello
no lo diré....
CCCXXIX

En el XVIII, fue el teatro; en el XIX, la música; en


el XX, la pintura; y en el XXI será la
cinematografía....

Cinematografía, es gorjear, enfermizo terrorismo,


es gorjear, vital desolación, es gorjear, cruel
provocación, es gorjear, sucia depravación, es
gorjear, bella descomposición, es gorjear,
profundo libertinaje, es gorjear, noble errar, es
gorjear, jugosa devastación, es gorjear,
suculenta perversión, es gorjear, tierna maldad,
es gorjear, insolente muerte, es gorjear, fría
lujuria, es gorjear, húmeda inmortalidad....

Con la imagen no sólo seduciremos a los


hombres al error, ¡Los enfermaremos con ella!
CCCXXX

Y seré recordado como el apologista de la


enfermedad; aquel que frió la sandía-crueldad....
CCCXXXI

El libertinaje ha osado crear el néctar espiritual:


de la enfermedad y el error lo creó. ¡Pues bien,
errantes y enfermos míos!.... ¡Bebámoslo!.
CCCXXXII

Baudrillard, en L'esprit du terrorisme, olvidó decir


lo más fundamental del terrorismo: el amor. El
nacimiento del terrorismo fue el nacimiento de la
vida misma; vida y terrorismo son uno sólo, un
absoluto. No existe antagonismo entre el terror y
la vida, ellos se asimilan mutuamente, ellos se
complementan y se perpetuán en la matriz de un
impertérrito desgarre. Nuestra época es
demasiado irrespetuosa al creer que el
terrorismo ha nacido en ella, entre sus senos y
piernas. Pues es vano y deshonesto atribuir tan
majestuoso y noble acontecimiento a una época
que es, en el fondo, simple vanidad, a una época
que carece precisamente de nobleza. ¿Qué
nobleza? La nobleza de la enfermedad, la
nobleza del error, la nobleza del vacío.... ¡Ellas
son las fuerzas del espíritu, las maestras de la
espiritualidad! El terror es la maduración del
amor, el brote del tallo cultivado en el rocío de la
desesperación. ¡Y bien! hemos dicho que el amor
es la semilla de la que nace el terror ¿Su tierra
fértil?.... la desesperación.... Tel est l'esprit du
terrorisme.... ¿Su lluvia virgen?.... la confusión....
Tel est l'esprit du terrorisme.... ¿Su viento
musculoso?.... la honestidad.... Tel est l'esprit du
terrorisme.... ¿Su sol subterráneo?.... el deseo....
Tel est l'esprit du terrorisme.... ¿Su noche
ebria?.... la provocación.... Tel est l'esprit du
terrorisme.... ¿Su humedad carnosa?.... el
aislamiento.... Tel est l’esprit du terrorisme.... ¿Su
música amputada?.... la lucidez.... Tel est l'esprit
du terrorisme.... el terrorismo no habría existido si
no hubiera sido por el supremo desgarre que la
vida a sí misma se permitió: el amor.
CCCXXXIII

Me perfumaré de victoria el instante en que ya


sólo aforice: ....
CCCXXXIV

Tendría que irme a un bosque alejado de la


ciudad... ¿Qué?... ¿Tan mal te encuentras que
has deforestado el bosque en el que
vagabundeaba tu estómago?....
CCCXXXV

Perecer defendiendo al vacío...


CCCXXXVI

Podrán decir cualquier cosa de mi, menos que fui


un deshonesto...
CCCXXXVII

El vacío es la rabia de la honestidad.


CCCXXXVIII

Estoy emborrachado de vacío...


CCCXXXIX

No he encontrado mayor plenitud que la del


vacío; él es, podría bramarse, la más noble
vitalidad... él es, lo bramo sin titubear, mi
pasión...
CCCXL

La expresión, cualquier tipo de expresión me


parece una nulidad, una vil frivolidad. ¿Por qué
desviscerar nuestro espíritu? ¿Por qué tenemos
la cobardía de expresarnos? Pues eso es la
expresión: una cobardía. ¿Cobardía? me
preguntarán ¿Cobardía a qué?... ¡Cobardía a un
exceso de vacío! ¡Cobardía a una orgía de
hastío! ¡Cobardía a un colapso de enfermedad!
¡Cobardía a un imperio de error! ¡Cobardía a una
epidemia de sufrimiento! ¡Cobardía a un brote de
terror! ¡Cobardía a un valle de depravación!
¡Cobardía a un subsuelo de desesperación!
¡Cobardía a un desenfreno de maldad! ¡Cobardía
a un derroche de espiritualidad! ¡Cobardía a un
ramillete de aislamiento! ¡Cobardía a una
montaña de desilusión! ¡Cobardía a un libertinaje
de olvido! ¡Cobardía a un instante de insomnio!
¡Cobardía a un anochecer con decadencia!
¡Cobardía a la vitalidad! Eso es la expresión:
Cobardía. Ella, la expresión, representa lo más
elevadamente contravital, lo más soberbiamente
aespiritual, lo más ridículamente antinatural, lo
más eróticamente débil, lo más prodigiosamente
vano, lo más insólitamente estéril, lo más
desproporcionalmente bajo, lo más cómicamente
vulgar, lo más descomunalmente sano, lo más
repulsivamente abyecto... La expresión es
antivida.
CCCXLI

El arte de sembrar el hastío en cada instante...


CCCXLII

Al leer a Pascal, me dan ganas de cambiar cada


letra por una lágrima... ¡Pascal!... ¿Por qué fuiste
tan ingenuo?... ¡Pascal!... ¿Por qué fuiste tan
aespiritual?... ¡Pascal!... la burla es también
miseria verbal...
CCCXLIII

Cuando la risa fue la peste de la decencia...


CCCXLIV

Creo en la inmanente fuerza de la enfermedad.


(¿Necesito creer en algo más?).
CCCXLV

Amo el vacío y la enfermedad, el error y la


insolencia... ¡Soy la cruel eclipsación del
filosofante jamón!
CCCXLVI

Fui inmortal, ahora sólo busco la picante lepra de


esa condimentada frivolidad...
CCCXLVII

Nadie tendrá el valor para afrontar a mis


eclipsamientos.
CCCXLVIII

La sonrisa es el eclipse del vacío.


CCCXLIX

Soy el eclipsador de la vulgaridad, es bramar, del


arte, de la espiritualidad, de la filosofía, del
pensamiento, de la ciencia, de la religión, de la
moral, de la cultura... soy, por lo tanto, el vicioso
de la honestidad.
CCCL

¿Terror a qué?... a no poder regar más mis


disturbios.
CCCLI

La desdicha es una ninfa oculta en las plumas de


mi profundo terror.
CCCLII

La vida errante es la única senda para acceder a


la espiritualidad; lo que equivale a decir que, para
violar al espíritu, es preciso crear errores al ritmo
de la... bella desdicha...
CCCLIII

Sé que la mía será una vida errante, se que lo


será porque ahora lo es; porque ahora, en este
momento, bebo las migajas vitrificadas de la
desesperación.
CCCLIV

El amor es el afrodisíaco del terror.


CCCLV

Amor es la manera cortés de decir... impertérrita


desesperación.
CCCLVI

Los misóginos son los que más se envician con


el amor que les arroja, como agua de vidrio, la
mujer.
CCCLVII

"Lo que quiero no me quiere tener"... así me dijo


ella, así me legó una orgía de sufrimiento...
CCCLVIII

¡Hice a un lado mi orgullo por estar aquí! -Lo que


en verdad quise decir aquella vez es esto: ¡Te di
todo lo que tenía y tú sólo me has dado tu amor!
CCCLIX

¿Quieres tener a esa mujer?... sedúcela con tu


indiferencia...
CCCLX

La indiferencia es lo único que cultiva al amor.


CCCLXI

En los auténticos libertinos es donde mejor fluye,


como un río de perversidad, la espiritualidad.
CCCLXII

Mi amor por las libertinas viene de la desdicha de


mis sonrisas.
CCCLXIII

No hay genio que no haya sido un frustrado;


Baudelaire fue un abogado frustrado,
Schopenhauer fue un comerciante frustrado,
Nietzsche fue un músico frustrado, Van Gogh fue
un fanático frustrado, Tarkovsky fue un pintor
frustrado, Brakhage fue un poeta frustrado,
Morrison fue un cineasta frustrado, Rimbaud fue
un científico frustrado, Artaud fue un actor
frustrado, Kinski fue un mesías frustrado, Cioran
fue un santo frustrado, Hölderlin fue un amante
frustrado, Rilke fue un militar frustrado,
Dostoyevski fue un ingeniero frustrado, Pasolini
fue un poeta frustrado, Vauvenargues fue un
diplomático frustrado, Sade fue un político
frustrado, Marx fue un proletario frustrado,
Strindberg fue un místico frustrado, Pascal fue un
matemático frustrado, Scorsese fue un sacerdote
frustrado, Bloy fue un predicador frustrado,
Buñuel fue un escritor frustrado, Breton fue un
médico frustrado, Blake fue un revolucionario
frustrado, Freud fue un filósofo frustrado... ¡La
frustración es, como melodramáticamente se ve,
el último paso hacia la genialidad!
CCCLXIV

Toda egolatría es, en el fondo, deliciosa


desilusión.
CCCLXV

El terrorismo es amor.
CCCLXVI

La risa es la sombra del asesinato.


CCCLXVII

El error es en mí un instinto.
CCCLXVIII

¡Andaba por las calles mendigando errores!


CCCLXIX

Cocinar los errores para rellenar al bolillo de la


existencia de melancólica depravación.
CCCLXX

El hastío sabe como a huevo con azúcar.


CCCLXXI

La danza es la esquizofrenia del sudor.


CCCLXXII

La poesía es el herpes de un color


CCCLXXIII

La pintura es el calambre de las uñas.


CCCLXXIV

El cine es la sordera de los ojos.


CCCLXXV

La música es el alzheimer de la eternidad.


CCCLXXVI

El error es música de fragmentos.


CCCLXXVII

Dicen que Hipócrates fue el que acuñó el


término: aforismo. ¿Hipócrates, el médico?, ¿No
sabía que el aforismo es en realidad una
enfermedad? No, no lo sabía, ¡Dichoso sea por
legarnos ésta enfermedad!.
CCCLXXVIII

¡Soy un tirano!, hoy no bebí error.


CCCLXXIX

Únicamente deben aforizar los enfermos: ¡He


aquí una lección (y, quien sabe, tal vez una
nueva ley) para los tiranos!
CCCLXXX

Cioran dice de sus libros rumanos: el delirio es


omnipresente.

¡Y yo que siempre creí que el delirio era mi


diente premolar!
CCCLXXXI

Las muletas de la enfermedad son los árboles de


esta tierra, de mis valles donde la frondosidad se
ha autoproclamado: error.
CCCLXXXII

Gorjea la sabiduría de un colibrí: ¡Mi aleteo sólo


es proporcional a la vitalidad del error!
CCCLXXXIII

El error es el más profundo fundamento de la


existencia...(perdón, estoy hablando como un
ilustre indocto; de nuevo, perdón)... el error
(ahora hablo en mi lenguaje) es un racimo de
sandías con melenas de tiburón.
CCCLXXXIV

Tener una vista afilada para crear un error.


CCCLXXXV

Crear errores es una osadía, casi como ocultar


nuestros celos por la congénita decadencia de la
mujer.
CCCLXXXVI

¡Y crearemos nuevos errores!, ¡Y cultivaremos a


esos errores!, ¡Y recolectaremos los frutos de
esos errores!, ¡Y esparciremos las semillas de
esos errores!, ¡Y cazaremos los tallos de esos
errores!, ¡Y aprenderemos los cantos de esos
errores!, ¡Y amaremos los néctares de esos
errores!... entonces seremos: los derrochadores
del error.
CCCLXXXVII

"Inducir al error es colocar al hombre en la


necesidad de concluir y seguir una falsedad"
Pascal.

¡No!... ni lo uno ni lo otro ¡No!... ni seguir ni


conducir ¡No!... ni colocar ni necesidad ¡No!...
pues inducir al error es... ¡Crear!, ¡Sí, errantes
míos! inducir al error es ¡Crear! ¡Sí, sí, sí, sí!...
semillas y gotas ¡Sí!... frutos y sangres ¡Sí!...
árboles y ríos ¡Sí!... bosques y mares ¡Sí!...
errores y enfermedades ¡Sí!... ¡Oh, errantes
míos, no es mi ingratitud la que me hace destruir
los valores, sino mi honestidad!

Ahora enfermo, Crear al error...


CCCLXXXVIII

"¡Yo he santificado el reír...!" Nietzsche

Y yo lo he erotizado... ¿Santificar o erotizar?...


¡un momento!, ¿No es la vida una erótica lepra
de colores? ¡Qué no se diga más!.

¿Quién nos desmaquilla de la embriaguez de la


salud, es bramar, de la sabia debilidad?
...¡La risa erótica!...
¿Quién nos desembriaga de la gran salud, es
bramar, de lo aespiritual?
...¡La risa erótica!...
¿Quién nos despelleja de la filosofía, es bramar,
de la suprema vulgaridad?
...¡La risa erótica!...
¿Quién nos despicotea de la cultura, es bramar,
de la vagina inversa de la estupidez?
...¡La risa erótica!...
¡Qué la erotización de la risa nos enferme con los
orgasmos del error!
CCCLXXXIX

¿La Gran Salud?... ¡Ay!... vi a un águila riéndose


de las desdichadas melenas que los leones
habían mandado a volar: ¡Ya estoy enfermo! ¡Ya
fui inmortal!
CCCXC

El espíritu es una torta de terror envuelta con el


plástico de la vida.
CCCXCI

¡Allí fluía un colosal río!... ¿Qué es lo que fluye


ahora?... el tobillo de un error.
CCCXCII

¡Esa abeja murió cantando los rugidos de un


león!
CCCXCIII

Sin la decadencia que nos comparte la mujer,


nunca hubiera existido el espíritu.
CCCXCIV

Creo que jamás dejaré de ver en el error a una


libélula empapada de terror.
CCCXCV

Iba pisoteando las ramas de un árbol moribundo


cuando vi al viento clavándole un puñal.
CCCXCVI

Las montañas del error son las nubes de la


enfermedad.
CCCXCVII

El sabor y la textura de un error equivale al de un


durazno congelado en profundo erotismo.
CCCXCVIII

¡Ser digno de la tergiversación!


CCCXCIX

Deberían celebrarse grandes fiestas,


desproporcionados banquetes de lujuria e
insólitos festines de asesinatos, para
conmemorar la llegada de cualquier enfermedad.
CD

Yo escribí las memorias de la inmortalidad.


CDI

Una lágrima en la que muere un elefante por


traicionar su pálida crueldad.
CDII

Mis lágrimas más nobles fueron un día mis


espadas más sagaces.
CDIII

Siempre que derramo una lágrima me pregunto


cómo es que mis ojos aún no se han quedado
por completo sordos: unos ojos sordos para
quien ve a un trueno caminar dentro de cada una
de sus lágrimas atolondradas.
CDIV

El siglo XX los vio nacer, el XXI, mi siglo, los ve


gatear... ¡Tecleadores los llamo yo!
CDV

La espiritualidad es un trozo de carne obscena,


una flor ebria de burla, un colmillo de cristal
retorcido por la brisa enferma de un mediodía
insomne.
CDVI

No es tan importante, visceralmente, leer... ¡Lo


importante es No leer!... Si alguien es genial y
sabio ¡eso es por lo que nunca leyó! Se es genio
por indiferencia. ¿Indiferencia a qué?
¿Indiferencia a quién?... ¡A los genios!... Nunca
leeré ni leí a shakespeare; nunca a borges ni a
kant... ¿Quién es un genio por todo el sabio
idiotismo que desdeñó?... ¡Yo! ¡Yo lo soy! ¡Yo
prescindo de la débil grandeza!... No leí a
descartes, ¡Pero casi siempre oriné
bípedamente!; no leí a cervantes, ¡Pero casi
siempre erré inmóvil!; no leí a dante, ¡Pero casi
siempre hurgué en mi mente!; no leí a goethe
(miento: leí el fausto... ¿ponchamos otro
toque?...); no leí a poe, ¡Pero casi siempre
emborraché mis terrores!; no leí a victor hugo,
¡Pero casi siempre dirigí eyaculaciones!; no leí a
tolstoi, ¡Pero casi siempre amé la miseria!; no leí
a mallárme, ¡Pero casi siempre comí muerte!; no
leí a márquez, Pero... pero... ...¡... pero... ...!...
¡Pero quién es ese tierno imbécil!...

Soy un genio por toda la afónica diarrea que


abofeteé.
CDVII

Ya no habrá escritores, tan sólo... tecleadores.


CDVIII

Soy tan desdichado, chapoteo tanto entre los


vidrios de esta cascada eclipsada de fiebres, que
hasta a mis lágrimas les gusta reír: ¡Se derraman
por reír!
CDIX

europa debe PERECER, y con ella, la máxima


espiritualidad de la salud: su filosofía.

El espíritu enfermo jamás ha cesado, en el error,


de danzar sobre la embriaguez del más
corrompido bramido... México.

¡Desembriaguémonos de europa ...¡De la salud


espiritual!... del cómico desparpajo!
CDX

No hay Arte donde merodean los conceptos.


CDXI

El amor es breve como la eternidad.


CDXII

El desinterés es el interés menos refinado.


CDXIII

¡Impertérritos! así es como quiero a mis terrores:


¡IMPERTÉRRITOS!
CDXIV

"Quiérete a ti mismo. Las naturalezas activas y


exitosas no obran según la máxima -Conócete a
ti mismo-, sino como si tuvieran presente la
orden: -quiérete a ti mismo-, así llegas a ser tú
mismo". Nietzsche

¡Ay, oíste eso!, ¡Ay, un alacrán se ha puesto a


zopilotear... mierda de hormiga! ¿Qué dice la
mierda? Quiérete a ti mismo ¡Ay, así dice la
mierda! ¿A quién seduce la mierda? A los sanos
gallardos ¡Ay, a los gallos cascabeleantes! ¡Ay,
Ay, Ay, Ay! Cuatro inveces ¡AY!.

Los que mariposean sin estilo dicen: Quiérete a ti


mismo. ¿Qué?, quiérete a ti mismo... ¡Pero si esa
es la más acaramelada debilidad! Sin duda ¡Pues
mira a esos infantes sofílicos! Si, a ellos les gusta
ser sodomizados por la verdad ¡Mientras lamben
el coño de la debilidad! ¿Quiérete a ti mismo?...
¡gr! Una invez ¡gr!, ¡Qué nimiedad!

Enférmate a ti mismo: esta es la


¡desalacraneación! a la que accede todo espíritu
elevado. Pues un estado enfermizo es un estado
de amor. No hay amor más desembriagante que
aquel que otorga la enfermedad; ella crea el
amor, de ella se escurre, cual árbol en un fundido
valle decadente, el amor. La enfermedad es
amor. Cuando estás enfermo es cuando más te
amas a ti mismo, cuando las entrañas se
quiebran y sus cristales desbufandados se
clavan en el cuello de tu corazón: ¡Ahí es cuando
te amas!. Si tu lo que apeteces es fuerza, poder y
honestidad; si tu lo que apeteces es nobleza,
insolencia y espiritualidad; si tu lo que apeteces
es orgullo, dominio y aniquilación; pues bien, si tu
lo que apeteces es la vida en su máxima
frivolidad: Poder, egolatría, lujuria, espiritualidad,
fuerza... entonces tu lo que apeteces es ¡La
enfermedad!. Enférmate a ti mismo, así como un
lápiz tortura el ano de una mariposa. Enférmate a
ti mismo, así como una garrapata besa las ingles
de aire. Enférmate a ti mismo, así como las
nalgas de una araña se postran ante la boca de
un lascivo tiburón. Enférmate a ti mismo, así
como un tuerto es víctima de los caleidoscópicos
reflejos de su lepra interior. Enférmate a ti
mismo, así como en la peluquería de las lenguas
depilan al pensamiento de su seducción.
Enférmate a ti mismo, así como el pasto te
rasura el lomo de tu depravación. Enférmate a ti
mismo, así como una uña de hielo rasca el tímido
rayo. Enférmate a ti mismo, así como una tortuga
confecciona un bikini para su progenitor.
Enférmate a ti mismo, así como una gota muerde
los labios vaginales de una serpiente. Enférmate
a ti mismo, así como una puta cojea sus ojos por
tan ácida percepción. Enférmate a ti mismo, así
como el riñón del fuego que anda en busca de
una cólera supracolor.

¡Enférmate a ¡ti! mismo! y los celos de la muerte


gritarán: ¡He aquí ¡el! rival!
CDXV

Soy un vicioso... y a mi vicio lo he proclamado


con el nombre de: Honestidad.
CDXVI

El aislamiento es espiritual; la soledad, no.


CDXVII

El aislamiento es fuerza y vigor; la soledad es


debilidad y salud.
CDXVIII

La soledad es lluvia... ¡Pero el aislamiento es


lluvia subterránea!
CDXIX

Hoy, errando por perversos bosques, recogí una


aristocracia de hongos; a la madre la he llamado
enfermedad, al padre lo he llamado error, al hijo
lo he llamado hastío y a la hija eternidad. Pero el
padre, siendo incapaz de contener su sabiduría,
ha violado a su hija: de este tierno incesto ha
nacido mí visión. La madre, siendo incapaz de
alcanzar un orgasmo espiritual, ha demandado a
su hijo no los aguijones de su mano, sino al
aguijón: de este tierno ultraje ha nacido de nuevo
mi visión. Mi nombre es silencio, ¿mi anhelo?
seguir siendo música danzante.
CDXX

¡Has a un lado tus honores, hombre! que está


por pasar mi egolatría.
CDXXI

La honestidad es hija de la egolatría.


CDXXII

Un tallo ególatra sabe mejor que un bosque sin


honor.
CDXXIII

Mi egolatría me impide ser más noble.


CDXXIV

En el instante en que deshonre al hastío de mi


espíritu: me blasfemaré.
CDXXV

El ocaso de mi hastío será un acontecimiento tan


memorable como el insomnio de una luna fugaz.
CDXXVI

Un pájaro les parece la vida a los que no han


viajado en las insolentes uñas de esa águila
llamada error.
CDXXVII

Quien no haya regado las plantas del error,


nunca verá blasfemar a los pétalos de la
existencia elevada.
CDXXVIII

Jamás ha experimentado el éxtasis aquel que


jamás ha cultivado al error.
CDXXIX

¿Qué es la Moral? La Moral es el acecho de la


enfermedad y el cultivo del error, ¡Eso es la
Moral! ¡Esa es nuestra Moral! ¡Somos morales
únicamente cuando enfermamos y cuando
erramos! Las demás, las otras morales son,
sencillamente, nulas.
CDXXX

Un día estaba yo con una joven ninfa, erigiendo


un monumento al amor enfermizo estaba yo con
ella. Entonces un decrépito cuerpo se nos
acerco: ¡Deténganse! Debo croar que ya antes
habíamos sido, mi joven ninfa y yo, interrumpidos
por esta clase de imbéciles puritanos:
¡Deténganse! -volvió a decir. ¡Detengan ahí su
voluptuosidad! ¡Aparten la lujuria a la que los ha
orillado su amor! ¡Impíos!.

Porque les cuento esto, errantes míos; ¡Se los


cuento para que sepan reconocer a la verdadera
moral, mí moral!. ¿O es que ese imbécil puritano
no fue descortés al interrumpir nuestra lascivia?
¿O es que no fue un intrépido cobarde al
fisgonearnos fingiendo descontento? ¿O es que
su acción no fue inmoral?... ¡Así lo fue! ¡Su
acción fue inmoral! pues, ¿Qué hombre acude
con morbosidad al espectáculo de la lujuria sino
el mismísimo lujurioso? Mas no un lujurioso
elevado y noble, sino un lujurioso abyecto y vil.
¡Qué son esos modales de interrumpir un
decadente trance de erotismo! Yo se los diré,
errantes míos: son los modales de los enfermos
reprimidos: los inmorales.

Pues la moral, ¡Oh gran maestra del errar!, es


noble lujuria hastiada de eternidad.
CDXXXI

El aislamiento es errante inmovilidad.


CDXXXII

Me gusta raspar risas porque tengo el vicio de la


desolación.
CDXXXIII

El burdel del aislamiento. A él acuden los


eructadores de maldiciones, los aulladores de
frutos, los gorjeadores de destrucción. Para ellos
están disponibles los culos de la victoria, los
anos de la eternidad, las vaginas de la vitalidad.
Yo toqué hace mucho tiempo los portones de
este mítico burdel. Yo lambí (y no lamí) los
floridos pezones de sus portones. Desde
entonces machaco al universo desde éste burdel:
esta cumbre del terror.
CDXXXIV

Un sol aislado siempre es maldecido.


CDXXXV

Todos los restauradores del error han sido seres


aislados, seres elevados.
CDXXXVI

Sin la fuerza inrequerida, un espíritu es fácil que


perezca en el aislamiento.
CDXXXVII

El aislamiento es el manantial de las risas; ¿la


soledad? ínfimo charco de quejidos.
CDXXXVIII

NO la soledad, sino el aislamiento es lo que yo


amo. Pues en la soledad hay demasiada salud,
demasiada debilidad. La soledad es para los
valientes a medias, para los fuertes a medias,
para los vitales a medias. La soledad es un
triunfo sobre el mundo, es una batalla que ha
vencido al mundo. Pero la soledad no es más
que cobardía: ella vence al mundo, pero no lo
somete a ella; la soledad asimila la bajeza del
mundo, la acoge en su cuerpo, mas no la
somete. ¡Sólo quien es en verdad fuerte se
atreve a someter al mundo a sus caprichos y
disparates! El aislamiento es un ánimo mucho
más elevado que ella, la soledad. El aislamiento
es valentía. En el aislamiento nosotros sabemos
afrontar nuestros más queridos terrores, en la
soledad sólo los rozamos. En el aislamiento
nosotros destazamos las ilusiones, en la soledad
sólo las contemplamos.

Mi patria no es la soledad ¡Qué en ella


deambulen los sanos cobardes y los intrépidos
débiles! Mi patria es el aislamiento. ¡El
aislamiento! Él es, y nadie más, el musgo en que
se revuelca mejor el espíritu vital, la fuerza de la
dulce aniquilación.
CDXXXIX

La Moral es una ramera que únicamente ofrece


sexo oral; es por ello que el ser humano,
insatisfecho por tan descortés ramera, necesitó
crearse una que lo complaciera por completo,
una ramerilla que no sólo lo ensalivara con la
boca del rostro, sino que también ofreciera a sus
otras dos bocas. El nombre de esta ramerilla
juguetona, de esta ramerilla zopilotera es: M, es
bramar, Mujer.
CDXL

Algún día se venderá al insomnio en botellitas de


vidrio y en paquetitos de plástico. Y desde ese
día los niños llevarán a sus escuelas
emparedados de desesperación y jugos de
terror. Y desde ese día las lecciones de Historia
serán: El Imperio del Insomnio, Invasión del
Insomnio a Italia, Peste de Insomnio en Grecia,
Verduras Insomnes en el México Inmoderno. Y
desde ese día las lecciones de Biología serán:
Sapos Adictos al Insomnio, Loros Color Insomne,
Orugas Masticadoras de Insomnio. Y desde ese
día las lecciones de Salud serán: La
Reproducción Sexual Insomne, Coito Insomne,
Felaciones entre Insomnes. Y desde ese día las
lecciones de Educación Física serán: Estira tu
Insomnio, Calienta antes de un Insomnio, Como
Revigorizar los Músculos Insomnes. Y desde ese
día las lecciones de Matemáticas serán:
Ecuaciones Insomnes, La Raíz Cuadrada de un
Insomnio, Matriz Insomne, Fracción de un
insomnio, Números Insomnes, Como Graficar la
Elipse de un Insomnio, La suma de un Insomnio,
Multiplicación y División de un Insomnio, Despeja
un Insomnio. Y desde ese día las lecciones de
Arte serán: Danza Insomne, Pintar a la Insomne,
Cantar un Estribillo Insomne, Musicalizar un
Insomnio. Y desde ese día las lecciones de
Química serán: La Fotosíntesis de un Insomnio,
La Tabla Periódica del Insomnio, Enlaces
Insomnes. Y desde ese día las lecciones de
filosofía habrán desaparecido.
CDXLI

Que yo recuerde, en las entrañas de mi madre


nunca fui insomne.
CDXLII

Me llamaron demente y yo les di una explicación.


Mi explicación creo que fue lo que los convenció.
CDXLIII

He dejado de ser un misógino, mañana tampoco


lo seré.
CDXLIV

¡Ya se sabe quién es el sufrimiento!.... ¡A mí


tráiganme la sufrimienta!
CDXLV

Una mujer que sufre siempre es digna de nuestra


repulsión.
CDXLVI

Un errorcillo tan grotescamente violado ya sólo


puedo tiranizar.
CDXLVII

El sexo se debe desayunar.


CDXLVIII

¡Me estoy espiritualando de risa!


CDXLIX

Hoy se sigue viendo al vacío como algo impío,


como una cosa ruin, como un privilegio mendaz...
¡Nadie ha tenido el valor de reconocer en él a un
maestro de la espiritualidad!
CDL

No todos deben ser ególatras; también deben


existir los fanáticos de esa egolatría.
CDLI

Si en algo supera este siglo a todos los pasados,


ese algo no es otra cosa sino la egolatría. ¡Ni un
moralista mexicano hubiera concebido tan
desmedida bajeza!
CDLII

Si en las calles los culos anduvieran vestidos de


celulitis, yo me convertiría en un descelulitizador.
CDLIII

Nunca he visto sapos dialécticos, pero si


sacerdotes sermoneadores.
CDLIV

Yo trago axilas de león y cago corazones de


mariposas.
CDLV

PETALEAR; ésta es una expresión para aquellos


seres desdichados que, como yo, nunca tienen
suficiente con decapitaciones y guillotinaciones.
Equivale a rasguñar la sangre, no a rebajarla a la
fluidez.
CDLVI

Guillotina: esta palabra es tan lírica que, siempre


que termino de pronunciarla, siento sus besos
vagar por mi insulso corazón.
CDLVII

Un día viajaba yo en el metro y un niño adicto se


arrastró por el piso del vagón mendigando con
infinita devoción; después yo salí del vagón a
mendigar... guillotinas.
CDLVIII

Vi cogiendo a una mariposa en muletas con un


zopilote intelectual.
CDLIX

Una mujer que comparte sus memorias es una


mujer que coge con la mente.
CDLX

Porque el arte es el coño de una burla ¡Yo invito


a todos a descoñar!
CDLXI

El Arte de Enfermar o, en un acento, mí arte.


CDLXII

Clarus ob obscuram linguam, decían de


Heráclito; y, tal vez ¡Qué gorjeo!... ¡Sin duda eso
dirán también de mí!
CDLXIII

El error es un valor enfermo, un valor vital.


CDLXIV

Los enfermos babean, los sanos huelen la baba.


Babear, es bramar: Crear.
CDLXV

Enfermo, cultívate a ti mismo: así cultivas


también a tu Yo enfermo. ¡Ay, Nietzsche!
CDLXVI

El amor es un puño -me lo han dicho sus


aguijones. Pues los amantes no tienen dedos:
tienen aguijones. El amor es un puño -me lo han
dicho sus cascabeles. Pues los amantes no
tienen uñas: tienen cascabeles. El amor es un
puño -me lo han dicho sus colmillos. Pues los
amantes no tienen vellos: tienen colmillos. El
amor es un puño -me lo ha dicho él mismo. Pues
los amantes no tienen manos: tienen puños.
Un puño es el amor; cuando nace, el amor es un
puño. Él no patalea: él cascabelea; y así se
desdobla su primer aguijón. Él no peina: él
machaca; y así se desdobla su segundo aguijón.
Él no acaricia: él golpea; y así se desdobla su
tercer aguijón. Él jamás desdobla el resto de sus
aguijones, y así es como puede perdurar.
CDLXVII

Crear valores, no; Crear errores, si. ¡Pues en


esto consiste el Cultivo del Error! Nadie, ninguna
gata, ninguna rana, ningún escarabajo... ¡Nadie
es capaz de crear errores más que el ser
humano! Esa es su maldición.
CDLXVIII

El error es espíritu.
CDLXIX

La risa es el cáncer de una hormiga.


CDLXX

¿Quién quiere, aún, errar por Europa? Pero no


seamos tan cosmopolitas, tan diogénicos;
¿Quién quiere, aún, errar por Francia? Francia
no es Europa, pero si el sitio que era más digno
de ser pisoteado, de ser cacheteado por nuestros
ardientes pies. Pues Francia fue "la sede de la
cultura más espiritual y refinada de Europa y la
alta escuela del gusto". Hoy ya no lo es, hoy
Francia se ha convertido en un burdel de putas
burguesas. Francia es ahora aespiritual.
Y yo, que tanto me deleita el errar ¿Qué es lo
que haré? ¡Errar!... eso es lo que haré ¡Errar!...
mas no por burdeles aburguesados, no por viejo
polvo violado; sino por México.

México, es bramar, el único sitio que, en el


amanecer de este siglo XXI, se ha dado cuenta
de su elevada espiritualidad: la ha divisado entre
las garras de sus montañas y el veneno de sus
vientos. Nosotros, espíritus errantes, somos los
que hemos, después de un largo periodo de
contemplación, comenzado a ultrajar a esta
elevada, ¡Y virgen!, espiritualidad. Nosotros: los
proxenetas de la espiritualidad decimos: México
es la espiritualidad.
CDLXXI

El cine o la muerte.
CDLXXII

La enfermedad es libertinaje.
CDLXXIII

Ninfas, errores y enfermedades: elementos


fundamentales para una existencia elevada.
CDLXXIV

Beethoven es la plebeyez.
CDLXXV

Yo, el indocto; el primer espíritu de escamas


afiladas; Yo, el indocto; el primer espíritu que le
ha arrancado a la filosofía sus panties para poder
así, de esta ingrata manera, dedearla con
multicolores serruchos; Yo, el indocto; el primer
espíritu que ha deslubricado el ano de la poesía
para, al fin, desgarrarla; Yo, el indocto; el primer
espíritu que hace del arte de enfermar EL arte;
Yo, el indocto; el primer espíritu que ha
reconocido en la cultura a la más plebeya de las
menstruaciones; Yo, el indocto; el primer espíritu
que ha desblusado a la enfermedad diciendo:
¡Miren lo apetitosa que es!; Yo, el indocto, es
decir... ¿es decir?, ¡Es bramar!; Yo, el indocto, es
bramar, la encarnación de lo maldito, exulto a:
Picoteos Desembriagantes, Picoteos Errantes y
Picoteos Eclipsantes; Yo, el indocto; ¡Exijo no ser
libres, sino ENFERMOS! Pues la libertad, es
bramar, el débil libertinaje, es la hija malcriada de
ella, nuestra gran maestra: la enfermedad.
¡Picoteemos a la vida con nuestros principios
enfermizos!
CDLXXVI

La cultura ¡Qué puta tan sebosa! Ir, aplastarte


entre cadáveres ante una pantalla, fanfarronear
después: estuvo buena, estuvo chida, ó, viste
esa escena, viste cuando lo mataron, viste
cuando la violaron ¡Qué regimiento de idiotez!,
¡Qué diarrea visual erigida en imperio!, ¡Qué
gargajo tan exquisito!... y a eso le llaman
¡Cultura! pues ustedes, grandes jerarcas de la
mierda docta, le llaman a eso: experiencia
cinematográfica ¡Qué astuta imbecilidad! Luego,
cuando en lugar de ir al cine las grotescas ovejas
llevan sus melancólicos anos al teatro ¡Cuánta
candidez azucarada!, ¡Cuánta arrogancia
acaramelada! Ir al teatro, es decir, ¡Ir a
repedorrear asientos que sostienen culos de
menopáusicas burguesas!, ¡Ir a jactarse de la
profunda mezquindad de sus vidas!, ¡JA, JA, JA,
JA! y a eso le llaman: la experiencia del teatro,
¡JA, JA, JA, JA! y a eso yo le llamo: el desfile de
anos perceptivos. Más noche, cuando el apetito
lo exige, las lagartijas pusilánimes van a
escuchar una sinfonía ¡Qué gallardía tan
patética!, ¡Qué orgía tan condimentada!, ¡Qué
soberbia tan decrépita! Cerrar los ojos mientras
Beethoven resuena ¿Beethoven? ¡Ya he dicho lo
que pienso de Beethoven, de ese rapaz paleto! y
a eso le llaman: la experiencia de la música; y a
eso yo le llamo ¡Pelea callejera de obesas
lesbianas! y a eso yo le llamo ¡Graznidos de
maricones deprimidos!, y a eso yo le llamo
¡Eructos de recién nacido amorfo! Al otro día, por
la mañana, a leer un poema ¡A masturbar
personalmente cada punto!, ¡A rascar las narices
de cada sílaba!, ¡A lloriquear tras un simple
melodrama patonovelesco! y a eso le llaman: la
experiencia de la poesía, ¿La experiencia de
qué? ¡Putas, putillas, putotas, tráiganme! Así
defino la poesía yo: muela de una megacogida
puta... picada de esperma. Al mediodía: la
experiencia de la danza ¡Uñas honguientas que
se vanaglorian de su inmundicia! y a todo esto le
llaman, aquellos imbéciles de pezuñas mohosas
y lenguas remojadas de estiércol (que tal vez
ustedes mismos representen, sin duda), a esto,
pues, le llaman ustedes ¡La Cultura!... ¡Jaaaa,
JA! pues déjenme decirles algo, idiotas
instruidos: eso NO es la cultura. Eso es la
egolatría de cada uno de ustedes que demanda:
véanme, yo poetizo, yo filmo, yo danzo ¡Jaaaa!,
¡Qué grandiosa manera de decir: mírenme, soy
el vomito activo de un cerdo vigoroso! Eso, y
nada más, es su cultura, ¡IMBÉCILES!: su
Cultura es una bêtise bourgeoise: ¡IMBÉCILES!:
su Cultura es una... (^)... ¡Vagina...labio arriba!....
CDLXXVII

La desembriaguez, ¿en qué consiste tal hazaña,


tal triunfo, tal victoria? Consiste en empuñar las
botellas de esos perniciosos licores: salud, moral,
libertad... y azotarlas al suelo de la indecencia;
tardarán en romperse, pues han infectado a la
humanidad desde sus orígenes; rebotarán de
aquí para aquí, de allá para allá, pero, al final,
crujirán, al final, cederán, al final, morirán; el
licor-salud: despilfarrado a los débiles y pobres
de espíritu, es decir, a los imbéciles
autocastrados, es decir, a las putillas
autovioladas, es decir, a los borrachines
autoflagelantes, es decir, a los infantes
autosodomizantes... ¡A ellos, para ellos es la
salud! Los espíritus fuertes y elevados no viven
saludables, no aman la salud, entre ellos no
puede existir la salud; los espíritus fuertes aman
la adversidad, los espíritus fuertes aman la
enfermedad, los espíritus fuertes provocan a la
enfermedad, la acechan, la hostigan; la salud,
para decirlo brevemente, es, por su grandiosa
inferioridad, ajena a la elevación misma. La salud
es inferioridad, la salud es nimiedad, la salud es
abyección, la salud es plebeyez... Dejémosla
entre mentes simples, entre coños frígidos, entre
labios secos: ¡La enfermedad es nuestra única
maestra! Desembriaguemos a la vida de lo
aespiritual.
CDLXXVIII

El verde es, entre otras suculentas cosas, el


color de la decadencia y la enfermedad... ¡Qué
bien supo la Naturaleza escoger sus minifaldas!
CDLXXIX

¿Quién quiere, realmente, la muerte de dios?


Respuesta: los ingenuos. ¡La muerte NO! dios
hizo muchas estupideces como para desearle la
muerte, ¡dios es indigno de morir!, como para
apetecer, nosotros, su muerte. ¡La muerte NO!...
Yo digo: ¡La Sodomización! Yo exijo: ¡La
Ultrasodomización de dios! Yo sé, además, que
muchos tienen un sublime apetito necrofílico para
con dios, pero ¡Mejor Ultrasodomizarlo en vida!
No nos rebajemos, errantes míos, a
ultrasodomizar heces de carroña ¡Revivámoslo,
si es que algún día murió, para que sea objeto de
nuestros caprichos más rapaces, de nuestras
ultrasodomizaciones más audaces! Muerte de
dios, no; Ultrasodomización de dios, ¡Sí!... ¡Vaya
que Sí!
CDLXXX

La del Eterno Retorno es una visión de putilla; la


del Cultivo del Error, una de padrote.
CDLXXXI

La muerte es una amante que ama demás.


CDLXXXII

Ni el gorjeo de un pájaro narcisista, ni el orgullo


de una violeta obesa, nada es más
devastadoramente elevado, nada es más
espiritualmente arrasador que la película de
Dead Man. El final del filme es el más vital que
se haya filmado jamás; la música de Neil Young
es tan eróticamente decadente que incitaría al
suicidio hasta a la más virgen de las uvas, hasta
a la colegiala-frambuesa más jugosa. Jarmusch,
aparte de filmar una melodía de rudas
desesperaciones, creó un personaje que está por
demás reconocerle su valor, su infinita sabiduría
de la errabundez: Nobody. La genialidad de la
no-escena en que Blake, después de haberle
preguntado al errante indio su nombre, dice: -
Nobody, are you there?- es de una delicadeza
tan fina, de una sublimidad tan soberbia, de una
nobleza tan extrema, que me hace sonrojarme
ante toda la cinematografía que abusa de la
imagen, de la saturación de movimientos y
diálogos, y no alcanza ni el mínimo matiz, ni la
menor belleza de ésta no-escena (pues ocurre
mientras pasamos de un contexto a otro). Tan
sólo por ello, ¡Precisamente por ello!, Jarmusch
debe ser considerado como uno de los cineastas
más geniales del siglo XX. Genialidad, es decir,
espiritualidad, fuerza y nobleza. Y si, como he
dicho, la genialidad está incluso presente cuando
la pantalla está en negro ¡Pues que decir de la
película en sí! La mezcla de grotesca maldad e
insolencia de que es objeto Blake en la oficina de
Dickinson Metalworks y, más tarde, en la taberna
de Machine; el vacío inmanente a la naturaleza
misma cuando Blake se acuesta al lado de un
pequeño ciervo muerto; el icono religioso que
pisotea y estruja Cole cual calva sandía; el
puberto-negro-matón que es jocosamente
fusilado por la espalda; el sacerdote vendedor
que muere poéticamente asesinado después de
tratar de engañar a Blake pidiéndole su
autógrafo; la insinuante y compleja frente de los
sofocados senos de la cortesana artista en busca
de perfume francés... todo eso hace de Dead
Man una película que incita a revivir sufrimientos
y revolcarnos en ellos; todo eso hace a Dead
Man poseedora de una enferma espiritualidad...
CDLXXXIII

Terrorización del lenguaje: mi pasión.


CDLXXXIV

God is the Web; esa es, y lo será por mucho


tiempo, mi mejor definición de dios, la definición.
CDLXXXV

La enfermedad es una lesbiana, ¿Su hogar? Un


burdel de nombre: error.
CDLXXXVI

Aislamiento, Jethro Tull y San Isidros ¡Cómo no


sucumbí ante éste avasallador exceso de
éxtasis!, ¡Cómo pudo la Sierra Mazateca
abstenerse de abofetearme! De decirme: ¡Tú,
osado desflorador, acuéstate más tiempo en mis
dedos esféricos! En la mañana: caminar hasta la
cima más inhóspita, donde hasta el aire es hostil;
tomar un café cargado, mientras las águilas son
derretidas por el sol; sentados, siendo
observados por árboles ególatras ¡Ah, cuánto
vicio no refresca la naturaleza!, ¡Ah, cuántos de
mis vicios no regeneré en aquel místico viaje!
CDLXXXVII

Haré que la humanidad, ¡El Universo incluso!,


disponga y despilfarre, elogiable e
impúdicamente, al más ácido, y por ello elevado,
de los licores desembriagantes: el error.
CDLXXXVIII

La moral, nuestra moral, consiste en esto:


cultivar los errores. ¿De qué errores habla este
insolente, esta criatura blasfema? Bien, lo diré:
hablo de los errores ¡Tal y como brotan en la
vida!: los instantes libertinos o, si se prefiere,
transgresores. Pues la vida únicamente se
desborda en los instantes, se desborda y
extingue como espuma de mar en las impías
tenazas de los cangrejos lisiados. Pero, ¿Qué no
ha sido la moral hasta ahora la mismísima
contradicción de la vida? Sí, pero yo antes, en
mis Eclipsamientos, revelé algo capital: la vida es
un error, el error. Y si la moral, desde este
instante, consiste en el cultivo de tripas
maquilladas, es decir, de errores... ¡Pues bien!
Sólo resta decirles a ellas, ¡La Vida y la Moral!,
esto: ¡Celebren mujercillas (Más putilla que
mujercilla, en el caso de la Moral), celebren esta
incestuosa danza de tripas atenazadas!
CDLXXXIX

Los errores... ¿Superados?... la -Gran Salud-,


dices.

¡Nietzsche, has a un lado tu saludable idiotismo!


(Idiotismo e idiota no como éste, influido por
Dostoyevski, lo entendía: -mezcla de sublimidad,
enfermedad e infantilismo-, sino como yo, La
Mattaz, lo entiendo: jugo de debilidad,
ingenuidad, plebeyez y, ante todo, de salud).

Superar errores, no; ¡Cultivarlos!, sí. Errores


quiere decir, en mi lenguaje, trances espirituales.
Con respecto a la -Gran Salud-, sólo puedo
opinar esto, ¡Mi enfermedad me da el honor de
expresar tan sólo esto!: ?....
CDXC

En mi Terrorismo hablé del valor de la


enfermedad; en él dije lo que hasta ahora se ha
venido ignorando, ¡Lo que, a partir del siglo XXI,
reclamará su primigenio lugar, su virginal templo
de avispas florales!, lo que hasta ahora se ha
venido calumniando cual chisme matinal entre
eructables ancianas con alzheimer congénito,
con mal de parkinson en sus lonjudos clítoris, a
saber: la suprema vitalidad de la enfermedad. En
éste nuevo terreno fértil, entre la humedad de
estas mantis folladoras, sobre mujercillas con
aguijones embalsamados de verde miel, frente a
sapos sin callos, es decir, en éste Cultivo del
Error, trataré de hacer lo mismo con ese otro
néctar espiritual: el error. Quiero, de una vez por
todas las que vendrán, y en mi más insomne
ánimo, recortar, rebanar, tijeretear, serruchar las
ineptas lenguas de esos pensadores, filósofos,
escritores, ¡De toda esa Menstruación Vomitiva!,
que no han hecho más que desdeñar (Sin duda
por galopante imbecilidad), de olvidar la esencia
misma de la fuerza espiritual: el error.
CDXCI

Un perpetuo errar: eso es lo que define a mi vida


desde hace ya mucho tiempo. He errado y,
mientras erraba, recogí duraznos de errores y
jícamas de enfermedades. Mi vida es, tan sólo
por esto, ¡Precisamente por esto!, una continúa
recolección de valores; de frutos que habían sido
olvidados, de semillas que habían dejado de ser
esparcidas, de jugos que habían dejado de
beberse. Sólo por esto, como he dicho, yo soy el
primer espíritu escamoso: el que está forrado de
vitalidad.
CDXCII

Sólo hay una expresión para describir el final del


IV movimiento, Segunda Sinfonía, de Brahms:
Transorgarsmo libelulítico.
CDXCIII

Las enfermedades son las alas de esa obscena y


anorgásmica mariposa que exhibe sus escamas
por doquier: la vida. ¡Ah!, y esas escamas no son
sino los errores.
CDXCIV

¿Lo que se requiere para ser aforistas?


Mandíbulas afiladas; y pulpa de disturbios entre
ellas.
CDXCV

Masticación de Errores: primer principio de


nuestra moral enferma. (¿Se necesitan acaso
más?)
CDXCVI

Se forja una mente más intrépida, reflexiva y


creadora escabulléndonos por las páginas de
una enciclopedia de insectos que por todas las
facultades de filosofía.
CDXCVII

¡La Enfermedad!, ¿Qué es lo que yo, espíritu


enfermo, es decir, fuerte, elevado, vital, soberbio,
noble, orgulloso, egoísta, creador, magnánimo,
jovial, irónico, aislado, lujurioso, errante; entiendo
por enfermedad? pero, ¿Qué no lo he dicho ya?
¡Sí, ya lo he dicho!, ¡Sí, ya lo he gemido!, ¡Sí, ya
lo he aullado!, ¡Sí, ya lo he balbuceado!, ¡Sí, ya
lo he mugido!, ¡Sí, ya lo he cloqueado!, ¡Sí, ya lo
he bramado!, ¡Sí, ya lo he maullado!, ¡Sí, ya lo he
gritado!, ¡Sí, ya lo he graznado!, ¡Sí, ya lo he
ladrado!, ¡Sí, ya lo he gorjeado! y aún así, ¿No
se me ha entendido? ¡Pero quién ha dicho que
busco la comprensión, la interpretación! Mí
espíritu no es tan bajo como para ser entendido;
mí espíritu dice, demanda incluso:
¡Tergivérsame!

¡Pues sí, ya lo he dicho; ya he dicho lo que yo


entiendo por enfermedad! pero como mi espíritu,
al decir: enfermedad, se embriaga más allá de lo
obsceno... ¡Pues bien! ¡Sólo por eso seguiré
rasguñando lo que yo, el primer enfermo
propiamente dicho, entiendo por enfermedad!

Consejo: rasquen sus oídos, desatásquenlos de


la inmundicia, pues yo, La Mattaz, les colocaré
en ellos trozos de hielo parlante y sílabas sin
guantes: iceberg desguantado. -¡Ahora!-

La enfermedad es un culo depilado de ideas, es


decir, de risas vírgenes. Pues la enfermedad es
el sitio donde reímos mejor... ¡Ríanse, ¡Vamos!;
aquí no hay lugar para seres sonrojados...
Ríanse, que aquí la comedia ni siquiera
comenzará! CULO: eso es la enfermedad: CULO
¿Se sonrojan de nuevo? está bien ¡Yo digo
CULO! y pregunto: ¿Por qué se sonrojan hasta
los que se pensaban libertinos, los que se
sentían libertinos? Yo lo sé: es por ausencia de
enfermedad ¡Por ausencia de frutas enviciadas!
Ahora bien... ¿Ahora bien? ¡Sólo los imbéciles se
expresan así, sólo la imbecilidad dice: Ahora
bien! Yo digo: Ahora enfermo... Continuemos.
Ahora enfermo, ¿Qué no es la enfermedad la
expresión más elevada de la vida; la que no dice
sí ni no, sino la que dice Ay ¡Y qué AY!? Sí, la
enfermedad es el Ay de la vida y, desviándome
un poco de mis desequilibrios, el error es el ! de
la vida. La enfermedad es el sueño de toda
ensoñación; ella, la enfermedad, para crear una
_ (Línea); ¡Pues bien!, para crear una _ la
enfermedad no necesita tacto, necesita sonido,
pues una _ no se traza, una _ se deletrea... eso
es la enfermedad: una _ deletreada. Je ne délire
pas.
CDXCVIII

Cioran me hizo ver la inanidad de la filosofía...


¡Pero si la filosofía es, en sí misma, la inanidad!...
me mostró la vulgaridad inmanente a toda
filosofía; él fue quien desfloró a mi espíritu.
Nietzsche, en cambio, me enseñó, como sólo él
sabe hacerlo, a oler; él fue quien me acercó las
zapatillas de todas las letras del pensamiento
(Arte y filosofía), diciéndome, gritándome incluso:
¡Mira, he allí el atractivo de la sabiduría, he allí a
las zapatillas de sus pies congelados! y después
agregó, aún más jovial: ¡He allí a la más
despeinada hediondez, he allí las fragancias de
la carroña espiritual: la sabiduría!.
Schopenhauer, por su parte, me hizo ver de
frente a mi hastío; me hizo saborear su aliento: el
aliento del hastío, sus agridulces exhalaciones.
Pero no sólo eso, sino que, además de hacerme
degustar el jugo de mi hastío, me hizo
contemplarlo: hacer de él, mi hastío, una
experiencia estética. Esto es lo que yo debo a
estos pensadores, a los pensadores.
CDXCIX

El único mérito de México es este: haber pasado,


hasta ahora, desapercibido ante el mundo ¡Qué
bramo! ante el universo mismo, ante el universo
del pensamiento y del arte.

El siglo XXI comienza, y europa está fatigada;


europa está, para decirlo en el lenguaje
espiritual, frígida... ¡europa está saludable, ¡está
curada!, ha convalecido! Mas salud y Creación
no embonan; estas dos lesbianas no se acoplan.
(Creación: arte, pensamiento...)

México está enfermo; México ha empezado el


siglo, ¡Su siglo!, enfermo... ¡México es ahora la
Creación!
D

La naturaleza ama con terror, la forma en que


ésta ama al ser humano se reduce a una
expresión: terroristamente... así es como la
naturaleza ama a la vida: terroristamente; pues,
¿Qué no son los huracanes, los terremotos, los
derrumbes, las sequías, e incluso las noches;
atentados terroristas contra la vida? Sí, cualquier
desastre natural es un atentado terrorista contra
la vida, es decir, un beso espiritual. ¡Y no! Este
amor terrorista por parte de la naturaleza no es
catastrófico, ni destructor, ni aniquilador: este
amor es espiritual, este amor es un error de
cintura moreteada ¡Por eso amamos nosotros a
la naturaleza, a esa cáscara de vicio!
DI

"Quién sabe sufrir todo puede atreverse a todo"


Vauvenargues

...incluso a sufrir... lujuriosamente ¡Ay, yo lo sé!


DII

Lo que no me mata me hace más enfermo, diría


yo. (Enfermo, es decir, superfuerte).
DIII

Los frutos de Nietzsche: las verdades; los frutos


de La Mattaz, ¡Mis frutos!, en cambio: La
Enfermedad y el Error.

¿Una verdad ha hecho enfebrecer a los olores?,


¿Una verdad ha hecho jugoso al silencio?; ¡No,
en absoluto! Por lo tanto ¡Toda verdad es un
pedo inverso:___!
DIV

Y pensar que ya no estaba a tiempo de usar la


razón.
DV

¡Pues sí, si hay algo que extraño! Errar... errar...


y errar... eso es lo que extraño: errar... por las
calles de la ciudad. Siempre he errado y nunca lo
dejaré de hacer, ¿la errabundez más elevada? la
espiritual; esa es la más soberbia y la más
amorosa: la errabundez espiritual. Pero sí, a ésta
última no la extraño, pues a ésta última, a la
errabundez espiritual, la sudo, la exhalo y la
digiero a cada instante... El errar que extraño es
el errar por las calles, ¡Cuánto no erré!, ¡Cuánto
no deslicé mis pies emplumados de vacío por las
calles de la Ciudad de México! Desafiando al sol,
a la lluvia, a la noche... desafié a la naturaleza
misma en todos mis viajes errantes, en todas mis
tensiones errantes, en todas mis flexibilidades
errantes... incluso erraba junto con mi llanto,
apoyándome sobre sus amorfos, pero aún así
coloridos, brazos. Yo salía a las calles a errar no
por qué me sintiera solo, sino por qué ¡estaba
solo!, por qué ¡estaba aislado! por qué ¡Siempre
he estado aislado!; soy un Travis Bickle sin
taxi que limpiar y sin prostituta que salvar;
sin dios, además. Erré moteando, erré
hongueado, erré amando, erré injuriando, erré
pensando, erré reflexionando, erré muriendo,
erré padeciendo, erré musicalmente, erré
hastiadamente, erré ferozmente, erré
sigilosamente, erré riendo, erré lloriqueando, erré
con Brahms, erré con mi amante, erré con mi
pellejo, erré con teporochos, erré con putas, erré
con libertinas, erré con la luna fisgoneándome,
erré con el silencio, erré con The Mars Volta, erré
por el metro, erré por vómitos, erré por baldíos,
erré por canchas abandonadas, erré con perros
lisiados, erré con menopáusicas, erré con
homosexuales, erré con hambre, erré con sueño,
erré sin mi sombra, erré besando, erré
maldiciendo, erré vociferando en francés, erré
delirando en inglés, erré con las mentiras de mi
amante, erré con Schopenhauer, erré por La
Raza, erré por Coyoacán, erré por
departamentos de Reforma, erré por fiestas en la
Roma, erré por Insurgentes, erré por cafés del
centro, erré por ruinas de todos lados, erré por
museos, erré con Goya, erré con Ruelas, erré
con Carrington, erré con indígenas, erré con
haitianos, erré con colombianas, erré por los
bares, erré por jardines, erré por pulcatas, erré
por billares, erré por lupanares, erré por
mercados, erré por librerías, erré por el eje
central, erré por Balderas, erré por Tlatelolco,
erré por el Ajusco, erré entre el polvo, erré entre
albercas, erré jugando, erré ocultándome, erré
temiendo, erré odiando, erré con tristeza, erré
abatido, erré con decadencia, erré con orgullo,
erré impotente, erré insomne, erré anhelando,
erré con Rockdrigo, erré con AC/DC, erré con
adictos, erré con ratas, erré con narcos, erré con
asaltantes, erré con narcomenudistas, erré con
amigos, erré con miserias, erré sin amor, erré
hacia la Cineteca, erré hacia los cibercafés, erré
hacia las panaderías, erré hacía las fondas, erré
hacia las loncherías, erré por las vulcanizadoras,
erré caguameando, erré hacia el Azteca, erré
desesperado, erré con megalomanía, erré
envidiado, erré despreciado, erré humillado, erré
mendigando, erré de madrugada, erré por Bellas
Artes, erré en los taxis, erré ebrio, erré con
chilangas, erré con mota en mis botas, erré con
engreídos, erré sin tenis, erré con pantalones
acampanados, erré con mi café a la mano, erré
con delicados, erré con dedos amarillos, erré con
uñas mordidas, erré en columpios, erré entre
burgueses, erré con obreros, erré escribiendo,
erré mirando, erré vacío, erré oliendo, erré
sorprendido, erré inmoralmente, erré
seductoramente, erré sin tabaco, erré
escuchando blues, erré por las mismas calles,
erré por sitios intransitables, erré por vías de
ferrocarril, erré tomando fotos, erré acechando al
arte, erré con enfermedad, erré por sobrevivir,
erré por dejar de ser yo mismo, erré por mi
palidez, erré suprasurrealistamente, erré
queriendo matar, erré con tortas, erré con
mezcal, erré con periódicos, erré viendo danzar,
erré con celos, erré con mi amante viéndome
alejarme, erré siendo alabado, erré siendo
elogiado, erré siendo golpeado, erré dormido en
la calle, erré empapado, erré sin dulces, erré sin
lepra... y, sin embargo, el errar que más amé
¡Qué gorjeo! el errar que más amo... ¡Pues bien,
ese errar!... ese errar es... el errar con mi amante
y sus desoladas sonrisas; en realidad, el único
que importa, el único que importó, el único que
ya no existe, el único que me induce a lloriquear;
el único, para decirlo en mi lenguaje, que me
hace disfrutar las delicias del sufrimiento.
DVI

Los errores son peras con culos libertinos.


DVII

Brahms fue quien me hizo saborear los terrores,


mis terrores más eróticos... ¡Ah, como olvidar
esas tersas montañas que tenían como tanga al
viento!... Brahms o mi regeneración espiritual,
Brahms o errores de miel para el paladar de mi
lujuria, de mi corazón depilado.
DVIII

Cuando tengo una cita con una puta, de


ambientación musical pongo siempre a
Beethoven... ¡Sólo entonces son dignos mis
oídos para estremecerse con Beethoven!... ¡Qué
infamia! Haber comparado a Beethoven con
Brahms, haber querido nivelar a Brahms al rango
más bajo, más plebeyo, más lugareño, es decir,
al rango de Beethoven; pues hay demasiado de
bufón en Beethoven, hay demasiada comedia en
él. ¡Qué atrevimiento, en verdad! No hay en
Beethoven el mínimo terror, el mínimo
sufrimiento, el mínimo desgarre; en cambio, ¡Qué
manantial de fiebres es Brahms!, en él todo es
elevado, todo es espiritual, todo es errante;
Brahms es la música. ¿Beethoven?... simple
tronido del pedo de una puta estreñida.
DIX

"Le terrorisme est immoral" Baudrillard

Pero, si lo moral y lo inmoral ya no significan


nada para nosotros: ¿Qué hacer entonces?
DX

Cítrica desolación o, en una palabra, Mahler...


¡Qué palabra!... Citrique désolation... ¡Quelle
expression!...
DXI

Desecho... ¡Plein d'ordure!, para decirlo como


Pascal... es la única palabra, ¡el único arañazo!,
que define a mí espiritualidad.
DXII

Ser idiota con estilo: ¡La genialidad!


DXIII

Yo le he dado al lenguaje su más profunda


frivolidad, es decir, su menos rasguñada
vitalidad.
DXIV

Es de mal gusto desear ser leído... ¡Qué gimo!...


apetecer ser rumiado revela ausencia misma de
gusto ¡Ya es demasiada prostitución espiritual el
expresarnos mediante cualquier lenguaje! Ser
aforistas, cineastas, enfermos, poetas... ¡Eso ya
es suprema autosodomización espiritual!...

¿Ser leídos?... !... !!... !!!...


DXV

Baudelaire, a sus treintaiseis años, publicó, en


1857, sus flores, es decir, Las Flores del Mal; yo,
La Mattaz, a mis diecinueve años, en el 2007...
¡Y exactamente, como si de un maldito artificio
de la eternidad se tratara, 150 años después!...
publiqué mis desfloraciones, es decir, De la
Desfloración de la Enfermedad... ¡Las publiqué,
me deshice de ellas! pero antes, mucho antes de
desecharlas ¡Florecieron en mis insomnios, en mi
espíritu insomne; de ahí su exasperante
genialidad!...
DXVI

He perdido el terciopelo sudado de mis amantes;


las sonrisas de sus perfumados senos... ¡Qué
distantes me parecen todas las caricias! ¡Todo el
afecto y el cariño de mis amantes enfermas lo he
perdido!... que incluso se reían en ánimos
insomnes... ¡Ah, una vez fui licencioso, una vez
fui lujurioso, una vez fui erótico, una vez fui
libertino... ¡AH!... una vez tuve una moral!

¡Y cuántas de esas veces se aproximan; como


un viento obeso de perversidades gatean hacía
mí!
DXVII

Mi muerte verá brotar a mis aforismos como


flores inclinadas en la lágrima de los errantes y
de los enfermos, es decir, de los espíritus vitales:
crueldad risueña... Y esa muerte será la muerte
también de la sabiduría, ¡De la última sabiduría!
Mi muerte, la muerte del espíritu, de este colmillo
amputado de sonrisas insomnes... ¡Pues bien, a
esta muerte la amaré como amé, en vida, a la
enfermedad y el error!
DXVIII

Yo soy el enfermo par excellence.


DXIX

Le malade libertinage spirituel; eso, y nada más,


es lo que yo, silencio amputado, he creado, lo
que yo soy.
DXX

Mi mente es la lonja del viento.


DXXI

El 19 de abril del 2007, ese día ronroneante, ese


día de instintos, hastío, sudor y recuerdos... ese
día conocí el lado erótico del vacío, ese día me
atraganté con las fragancias lujuriosas del
vacío...
DXXIV

Hay que estar enfermos para no caer en las


sucias piernas de esa infame puta: la
genialidad... ¡No ser genios, sino enfermos!
DXXV

También, para estar enfermos, para vivir


enfermos, ¡Pour vivre la maladie!, debemos
ejercitarnos; debemos estar en forma para
acoger a la enfermedad... Correr por las
mañanas, antes de las seis, cuando la lluvia
nocturna todavía se restriegue en nuestros
rostros, al menos durante media hora... fatigar el
cuerpo: la primera y única actividad para
comenzar un buen día.
DXXIV

¡Pobre Cioran!... le hizo falta una Lou Andreas-


Salomé que le dijera: Tu siglo, mi querido Cioran,
ni siquiera comenzará... ¡Digno, digno, ¡Oh!,
demasiado digno de... gorda... compasión!...
DXXV

Empalar o empalizar... ¡Da lo mismo, yo he


muerto en ambas!
DXXVI

Cioran y Mahler o, en una palabra, Yo: Diego de


La Mattaz...
DXXVII

Una mañana sin Mahler es como una noche sin


Insomnio: frígida... très frigide...
DXXVIII

Debemos tener estilo no para expresarnos, sino


para enfermar... Un insomnio... con clase... Una
fiebre... con modales... Una sífilis... con
glamour...
DXXIX

Tener un estilo y, más que nada, cultivar un


estilo, refleja ausencia de vitalidad... pues el
estilo es lo propio de los... réprobos.
DXXX

¿Qué la idea del suicidio es paliatoria? Deberías


conocer la sonrisa de esa idea, de LA idea.
DXXXI

Yo amo al suicidio como un pétalo de hielo al sol.


DXXXII

El suicido florece en mentes ebrias... de vida.


DXXXIII

Saboreo, huelo y veo mi rostro decadente y


grotesco cada vez que contemplo una gota... Y,
enfermizamente, suspiro: ¡Cómo fluye mi
espíritu, cómo se pasea por el mundo
restregando insolencias!... ¡Mí espíritu, éste trozo
de carne ensalivada que ha encontrado en el
insomnio a su montaña más licenciosa; esa en
donde hasta las tuertas mariposas se suicidan
por estar repletas de néctares enviciados!
DXXXIV

Yo no necesito ser un genio; sólo necesito estar


enfermo... ¡SER ENFERMO!... pues ahí, en la
enfermedad, danza la más elevada, y por lo tanto
aislada, genialidad.
DXXXV

Un idiota insomne vale más que todos los


sabios... ¡Y sí, grandes desdichados! La idiotez
insomne no vale más que toda la sabiduría, ya
que ésta última carece de valor; la idiotez
insomne, en este caso, no necesita valer más,
simplemente necesita: valer.
DXXXVI

¡Qué mala suerte, después de todo!... no poder


ser cadáver e insomne... a la vez...
DXXXVII

Mi mente es un ave de rapiña; ¡Sí, eso es lo que


mi mente es! Un ave de rapiña en busca no de
carroña, sino de insomnio... caníbal.
DXXXVIII

Para olvidar un instante de nuestras vidas se


requieren largos períodos de dolor, inmensos
trances de sufrimiento. ¿Se me ha
malentendido?: para olvidar a la eternidad sólo
se requiere de un instante.
DXXXIX

"El error ( -el creer en el ideal- ) no es ceguera, el


error es cobardía...". Nietzsche

Pues bien... ¡Yo exulto a todos a que


erradiquemos esa fatua idea que se tiene del
Error, ese elástico babeo que ha venido forrando
hasta ahora a la espiritualidad!

¿Qué ofrendas requerimos, ¡TODAVÍA!, para


comprender que el Error no es ceguera ni
cobardía?, ¿Qué guillotinaciones debemos
practicar para desnudar a la sangre, ¡A LA
FILOSA SANGRE!, de la más enferma
espiritualidad: el Error?

No, no, no; porque el Error no es cobardía sino


espiritualidad, nosotros decimos ¡NO! Nosotros
creamos un ¡NO! definitivo.
¿Qué hubo una época en la que se maldijo al
Error y a sus libertinos brebajes?

¡Pues que perezca esa época!

¿Qué el ser humano hoy se ha dado cuenta de


que el Error es la condición esencial, última y
vitalmente cruel, del hombre; y que de ahí brotan
sus más vigorosos y procaces instintos leprosos?

¡Pues que perezca la época que niegue esto!

¿Qué sólo un espíritu enfermo bebió del


manantial del Error y que esa amputada
espiritualidad soy yo?

¡Pues que en mí surja La Época!

Sí, La Época que vio nacer al espíritu; esa en la


que se masticaban ebrias flores, en la que las
más ebrias de todas las flores estaban
emborrachadas de eclipsamientos... ¡Esa es La
Época que surgió cuando yo comencé a
rasguñar al lenguaje!, ¡Esa es La Época en la
que yo mordí dos flores borrachas: la
Enfermedad y el Error!

Y su savia fluye en mis nervios como avispas de


vidrio en los muslos de un insomnio de verano...
DXL

No el Terror, sino el Error es lo que crea


universos.
DXLI

Si el fuego es una víscera espiritual; entonces la


tierra, el agua y el aire son sus músculos.
DXLII

Recuerdo cuando, en una de esas desoladas


noches que viví en mi departamento del DF,
mastiqué un hongo alucinógeno que había traído
de Oaxaca, de la Sierra Mazateca. Y entonces,
para incrementar el éxtasis, puse un disco de
Mars Volta; puse el de Scabdates... y viajé...
viajé... a los crudos senos de la desesperación...
Me vi desalojándome de mí mismo, y creí
escuchar a mi Yo decir: ¡Me mudo de aquí, de
esta inhóspita carroña! Debo confesar que sí,
quise exceder el trance leproso de mi espíritu
hongueado. Y bueno, lo único que quería decir
es que fui asfixiado por múltiples ninfómanas
sonoras.
DXLIII

En el mediodía de un insomnio... apareció el


espíritu.
DXLIV

El Hölderlin demente se obsesionó con La


Primavera; el Nietzsche demente, por su parte,
se obsesionó con La Mierda... ¡Entre genios no
ha existido nunca la originalidad!
DXLV

...Y si respirar fuera una obscenidad, ¿no nos


gustaría toquetear el suspiro de una avispa
agonizante?
DXLVI

Un grito que se desespera por bailar: mi espíritu.


DXLVII

Cuando hasta el Vacío se niega a darte de


beber...
DXLVIII

Es propio de los espíritus réprobos el reflexionar


sobre la muerte, el pensar enfermiza y
sistemáticamente en ella; sólo los espíritus
puros, es decir, enfermos, no piensan la muerte,
la viven a cada instante, se revuelcan en ella y
provocan sus caprichos; pues la muerte, como
he dicho, no debe ser pensada, la muerte debe
ser vivida.
DXLIX

La supremacía del aforismo está en la mutilación


del verbo.
DLV

Es que el aforismo no es sólo el triunfo sobre un


rebajamiento, es decir, no es sólo la victoria
sobre el lenguaje... el aforismo es el . (punto)
que precede a la expresión.
DLVI

¿Qué nadie sabe que el aislamiento es el único


poder terrorista que le fue dado al ser humano
por la naturaleza?
DLVII

Sí, vale más un sufrimiento elevado que


cualquier felicidad, por vulgar que ésta pueda
llegar a ser (y hay que decir que si hablamos de
felicidad, hablamos de vulgaridad en sus
extremos; de vulgaridad viciosa, de un exceso de
vulgaridad descarada)... pero, a veces, o casi
siempre, un libertinaje espiritual vale más que
todos los sufrimientos elevados.
DLVIII

No admiro a los terroristas, los compadezco;


¡Son demasiado ingenuos, demasiado ilusos!...
pues la verdadera espiritualidad no estalla en el
exterior, sino en lo subterráneo de nuestras
vísceras, de nuestro vacío.

Ellos, los terroristas, desconocen la vitalidad, la


fuerza inmanente a un exilio introspectivo, a no
ser revolucionario en el mundo, sino en el vacío
del espíritu.
DLIX

La música debe hacer delirar incluso al silencio.


DLX

La risa es el diurético de la desdicha.


DLXI

El amor es erótico sufrimiento.


DLXII

¿Qué hacen ustedes, enfermos elevados al arte


del errar? Macheteamos al espíritu.
DLXIII

Todo lo que no es error, enfermedad, espíritu y


arte, me es irrelevante, inauditamente irrelevante.
DLXIV

Sería un oprobio desprestigiar el vicio de la


autohumillación, pues ¿en qué otro sitio
encontraría alojamiento la estupidez si no fuera
en la felicidad?
DLXV

Ser estúpido por convencimiento involuntario es


una autohumillación, serlo por consideración
involuntaria: un insulto categórico.
DLXVI

"Dios es el eco de nuestro grito de dolor"


Feuerbach

¡Qué alivio tan triturable, pues de todos los ecos,


ese fue el primero que desalojé de mi no-ser!
DLXVII

La irregularidad de la pasión reside en que nos


aproxima a las lejanías de la enfermedad,
cuando lo ideal sería un acercamiento visceral.
DLXVIII

Una risa que pudiera raspar el plumaje de la


enfermedad...
DLXIX

La Burla es la vagina de la nobleza; la ironía su


labio inferior y el sarcasmo su labio superior. ¿Y
su clítoris? Bueno, ese es tan sólo la campiña de
la indiferencia.
DLXX

Hay en la facultad de burla una condición que,


para vivirla, es esencial: letargo de insonoridad.
DLXXI

Vacío, ¿dónde escondiste la carne?... Tu carne...


DLXXII

La tergiversación posee un extraño encanto, tal


vez maldito, una alteración maldita; pero es esto
lo que adhiere a la vida su sórdido aliento
elemental.
DLXXIII

En las selvas del espíritu es donde mejor se


cultiva al error, donde hasta los jaguares
insomnes prestan sus garras para remover la
tierra húmeda en la que el guante de hielo
germinará.
DLXXIV

¡Pues sí! Después de todo, Dostoievsky, yo te


puedo responder ...¡Yo debo responder!... a tu
interrogante: vale más un sufrimiento elevado
que una felicidad vulgar.
DLXXV

Ya no nos besamos para mostrar nuestro amor,


ahora sufrimos para demostrarlo.
DLXXVI

Nadie recupera, después de amar, a las


melodías de su respiración; éstas, al haberse
visto trastornadas, mueren en la sinfonía de la
devastación.
DLXXVII

Después de haber amado ya no se pueden ver ni


siquiera a las estrellas... sin desear clavarnos en
sus tallos.
DLXXVIII

Mi mente sufre lo que nunca experimentó, lo que


únicamente a mi espíritu se le otorgó.
DLXXIX

Cuando no podías reír y entonces salías a la


calle a llorar. Buscabas tus risas en los puentes,
en las avenidas, en el metro, en las ventanas... y
sólo tenías a tu insuperable desdicha como fiel
cortesana de tu irreverente errar. Y entonces
decidiste renunciar al vacío que ese amor te
había brindado como el dulce cuello que una
infestada flor ofrece a una abeja con más de un
aguijón.
DLXXX

Tengo veinte años, pero ya se lo que diré al


morir: ¡Oh, muerte: jamás mitigaste tus celos por
la enfermedad ...¡Oh, muerte: te amo tan sólo por
esta noble rapacidad!... por mí enfermedad!
DLXXXI

¿Cuándo sucumbiré a ésta enfermedad que


padezco y que no dejo de admirar como admiro a
la celulitis de las nubes?
DLXXXII

El agua del error rehidrata a las enfermedades


espirituales.
DLXXXIII

El espíritu es la enfermedad de un error.


DLXXXIV

Un floricultor del error encuentra siempre la tierra


más fértil en su espíritu.
DLXXXV

Todo aquello que eleva al espíritu hasta las


soberbias fluctuaciones de sus fuerzas: los
errores cultivados.
DLXXXVI

El sufrimiento es un error que nos compadece y


nos acoge entre la prostitución de sus brazos
mutilados.
DLXXXVII

Recordamos nuestros errores porque ellos, y


sólo ellos, son los que en verdad nos definen.
¿Mi error?... ser una parálisis que vegeta... en
una sonrisa retorcida.
DLXXXVIII

Tal vez dentro de unos cuantos siglos el


aislamiento sólo será considerado como la
auténtica, genuina enfermedad del ser humano.
DLXXXIX

El Yo es un Error Errante.
DXC

No son las enfermedades las que nos deben


acechar, ¡Somos nosotros los que debemos
acecharlas a ellas! ¡Acechar y provocar a todas
las enfermedades, exprimirles sus deleites y
delicias para salpicar a nuestro espíritu de
inaudita vitalidad cual cáscaras de mandarinas
restregadas en los introvertidos gritos de
nuestros ojos exhibicionistas!
DXCI

The Mars Volta es la versión contemporánea de


Bach.
DXCII

El arte cinematográfico es el único arte que no


morirá; pues el silencio suplantará de nuevo a las
melodías y a su maestra: la música. Y la
literatura se verá minimalizada hasta la
indecencia, es decir, hasta el enfermo aforismo.
Así que el arte que aún es joven y vigoroso sólo
es uno: el cine. Una imagen cinematográfica, una
imagen que se desliza como una oruga o que
malabarea como una tarántula, debe
enfermarnos. Una imagen cinematográfica debe
ser una lepra para el silencio, una sinfonía de
terror. Una imagen debe ser una peste que
corroa los huertos del espíritu, un canto entre los
viñedos de un sordomudo corazón. Un golpe en
la frente de un pelo. ¡Hay que hacer de la
cinematografía un desfile de ojos amputados,
ojos que, por ser incapaces de aplaudir, recibirán
los abucheos de los reojos!, ¡Y la calvicie de un
insecto debe bastar! La cámara debe provocarse
diarreas espirituales, vómitos psicológicos. Habrá
risas en los vidrios, mordidas del aire, muslos de
hojas, espaldas de estrellas... Un mar envuelto
en el pétalo de una chispa melancólica... El cine
debe incluso latiguearnos nuestra saliva... Yo
apetezco un burdel cinematográfico: en este
lugar el cliente tendría la ventaja de empuñar
licores de eximios malestares, tales como:
herpes de durazno, sífilis de frambuesa,
gonorrea de mango, y después, mientras su
selecta garganta es refrescada por los frutales
contagios, podrá, nuestro exigente consumidor,
ser fornicado por las imágenes despellejantes... y
bueno, ese sería, en realidad, el único atractivo
de tan congestionado lupanar. El arte
esquizofrénico (pues el cine es eso y nada más)
debe, mediante las bofetadas que nos obsequia
como pálidas violetas, cubrirnos de tímidas
salchichas de hielo insomne. Habría que crear
incluso un movimiento insomne para que la
cámara pueda captar ciertos ángulos de la
glamourosa desolación. Y a esa caprichosa diva
que es la desdicha debe tenderle no una
alfombra roja, sino una vena aterciopelada. La
cámara, como he dicho, sólo puede captar la
savia del sufrimiento si ella misma sufre al
quererla captar, al quererla filmar y decir: ¡Alto,
he captado el dolor de una nube! Sí, hay
movimientos para captar cada uno de los
estados de ánimo del ser vivo, por ejemplo,
Tarkovsky supo darle a la cámara el
resbalamiento del hastío: esa es la única
originalidad que puede atribuírsele a Tarkovsky,
¡Al genio de Tarkovsky! En realidad, un simple
teporocho que pide una toma como un genuino
teporocho pide un pulque... Hasta ahora, poco
más de un siglo después de que el cine brotó
como hierba mala encima de los senos de todas
las artes, nadie ha dado al cine ese libertinaje
que le corresponde por naturaleza, por viciosa
naturaleza; pues el cine es vicioso, y su opio es
la vida, es decir, la enferma vitalidad.
DXCIII

El cine ha de enfermar.
DXCIV

El nacimiento de cualquier ser vivo es un


atentado terrorista... contra la vida.
DXCV

Ironizar hasta del propio espíritu es evidencia


suficiente para merecer morir en una hoguera...
de flores.
DXCVI

Soy el velador de mis insomnios.


DXCVII

Nos llenamos los poros de nuestro pellejo de


cristales lujuriosos pero no los terminamos de
beber jamás...
DXCVIII

Y me dijiste, mientras nos abrazábamos nuestros


libertinos ojos y yacíamos acostados desinflando
el erotismo de nuestro turbio aliento: -incluso
podríamos morir en este instante-

Jamás me perdonaré el no haberlo hecho... y tal


vez tu tampoco lo harás.
DXCIX

Mi vida es un suicidio que se consume como


pasto de vidrio en el pelaje de un volcán.
DC

¡Ese viento enfermo que fortalece a la


obscuridad!
DCI

Amantes de la decadencia... amantes de la


decepción... nosotros.
DCII

¡Haber comprendido ya todo y, sin embargo,


seguir atado a las ilusiones!
DCIII

¡Cómo detenernos ya! Nuestro declive nos


acecha en cada deseo inconsumado.
DCIV

Esos días en los que las risas se ocultan, ¡Cómo


haber sobrevivido ante esa falta de lascivia
sonora!
DCV

El oro; esa carne congelada empapada de saliva


animal.
DCVI

Las ovejas tendidas, como un bikini al sol.


DCVII

De estas flores; absurdo es su vegetar, complejo


su respirar... ¡De tóxica fragilidad!
DCVIII

En este caos revoloteo de dicha como lo haría


una abeja en las ruinas de su panal.
DCIX

No estar en ninguna-parte, sino ir y venir... tal


vez.
DCX

Ahumado por eclipses retorcidos, la obscuridad


ha vencido a mi espíritu... adhiriéndose a él.
DCXI

En su tránsito por los burdeles de la egolatría, el


amor arrastró sus trastornos abandonándolos en
un orinado rincón; un rincón de nombre YO.
DCXII

La mordacidad es el más eximio tonificante para


asediar al enemigo, es decir, nuestro espíritu.
DCXIII

Sin la enfermedad no podría existir el amor.


DCXIV

Para conocer a un estratega de la vanidad no


hace falta un desfile de proezas; basta un
humilde balbuceo: dios.
DCXV

La paciencia no es una virtud, ó ¿Cómo explicar


el hecho por el cual en las calles sólo se vean
mendigos de extrema impasibilidad?
DCXVI

El amor es la perfección del vacío.


DCXVII

Sólo por la vacuidad e irritabilidad de la verdad


tengo esperanzas en la vida.
DCXVIII

En mí la insolencia es un acto de caridad.


DCXIX

Es irrelevante estar en un lugar agradable;


considérate desafortunado, sin embargo, al
carecer de un lugar que sea de tu desagrado, ya
que te sería imposible estar entre enemigos e
intimar con ellos: nadie puede jactarse de su
humanidad si carece por completo de enemigos.
DCXX

Mis recuerdos son batallas en las que la


temporalidad siempre es derrotada.
DCXXI

Nietzsche dice que del ocio nacen las virtudes,


¡Ahora comprendo ese repudio, por parte del ser
humano, a la inacción!
DCXXII

Haría cine sólo para oler a uno de mis aforismos


aullar.
DCXXIII

Zerkalo es, tal vez con duda, el filme más


perturbante de Tarkovsky. ¡Cómo estrangula
nuestra respiración cada movimiento de la
cámara! ¡Cómo no decaer y sollozar ante la
cruel inmovilidad de los sonidos y la música que
despellejan las imágenes! ¡Ah, Rusia y su
devastación espiritual! ¡Rusia y el sufrimiento
elevado al rango de fruta agridulce, de sandía
hastiadamente musical! ¡Ah, Ah y Ah! ¡Pero
también MMM, MMM y MMM! ¡Esos rusos,
siempre tan glotones, siempre emborrachándose
de sufrimiento! ¡Siempre, siempre, siempre...
siempre ebrios de soberbia y de dolor! Debo
decir que mis trastornos fueron turbados en cada
instante del filme, mas cuatro son las imágenes
que, todavía, me tijeretean el aliento de mi
aullante petrificación: el cuarto que se colapsa,
los globos con los soldados, el gallo que es
decapitado y el pájaro levemente herido que es
impulsado por las manos del enfermo. Y si el
cine tuviera al menos un poco de la fuerza
enfermiza de esas imágenes, diríamos con
orgullo que el cine ha vuelto a ser un arte,
incluso, y siendo brutalmente subjetivo, El arte.
Sí, para mí la cinematografía es El ARTE, pues
fuera de ella sólo hay culos de pinturas y penes
de poemas. Pero el cine ya lleva mucho tiempo
agonizando en simple entretenimiento masivo,
defecando grotescas carcajadas triviales e
inanes suspiros. El cine contemporáneo debe
morir, y así, una vez muerto, podrá, por fin, vivir
con una intensidad y un vigor superiores a los
que se desprenden de los filmes de Tarkovsky.

Siempre que vuelvo a ver El Espejo, que lo


reveo, mi espíritu se convulsiona como si
observara a una eva recién nacida; una eva que
lloriquea mientras es fornicada por cadavéricas
mariposas... Puedo decir que El Espejo es,
surrealmente, el filme más filosófico de toda la
auténtica cinematografía, de toda esa
cinematografía que, de algún exótico modo, nos
desgarra incluso el silencio; pues, en el caso de
Zerkalo, se huele en la cámara todo el hastío que
ha generado Rusia.

Tarkovsky es un carnicero del espíritu... ¡Pero un


cineasta debe llegar a ser un diseccionador del
espíritu: elevarse hasta ser una libélula
taxidermista... del silencio!
DCXXIV

Si Dostoyevski hubiera vivido en el siglo XX,


filosofara en vez de sufrir y, en lugar de blandir la
pluma, blandiera la cámara: Tarkovsky sería,
entonces, su nombre.
DCXXV

Perturbar las sonrisas del espíritu retorcido...


DCXXVI

Es el revólver del silencio el que les da a mis


ideas el tiro de gracia.
DCXXVII

¡Qué simple, crucificarse en una carcomida cruz!


Yo me hubiera crucificado en un mordido mar.
DCXXVIII

He aprendido a acariciar el culo de las libertinas


y a cachetear la vagina de la verdad.
DCXXIX

La cultura no es más que un ocio vulgar.


DCXXX

Siempre deseo que me insulten y, habitualmente,


lo logro; logro que me elogien... sin pudor.
DCXXXI

¿Porqué no hablar de los beneficios del


terrorismo? Seres humanos que dejarán de
ultrajar a la naturaleza, menos sudores que oler,
más frutos que mordisquear, menos cadáveres
que soportar... en fin, las ganancias del
terrorismo son infinitas, pues un acto de caridad
siempre es un todo, siempre es un absoluto:
cruel, honesto y benevolente.
DCXXXII

Una burla es una bofetada tentacular, una


carcajada... un aliento vegetal; ¿Una sonrisa? Un
símbolo terrorista.
DCXXXIII

¡Lo peor!... lo peor es precisamente no llamarme:


PEOR.
DCXXXIV

Oler los balbuceos del silencio... que nos


seducen con suculentas rebanadas de vacío.
DCXXXV

El terrorismo inmanente a cada gota...


DCXXXVI

La cultura es terrorismo camuflado de


imbecilidad.
DCXXXVII

También la decrepitud es deficiente, y no por


carecer de la magia de la descomposición, sino
por ser incapaz de extenderse, como una
infestación de lagartijas, hasta los ojos y
deleitarnos con el exótico melodrama de miradas
calvas, reojos arrugados, guiños incontinentes,
lagrimeos temblorosos...
DCXXXVIII

Siempre hay algo de nobleza en la insolencia y


en el arte de blasfemar.
DCXXXIX

La insolencia repta por las gargantas de la


magnanimidad.
DCXL

Morder las uñas... de mi desilusión.


DCXLI

Una insomnería en la que pudiera trabajar hasta


por las noches.
DCXLII

Aturdido por el hastío, por los gritos terroristas


que fotografían mis pensamientos.
DCXLIII

Pensar el suicidio, mas no consumarlo: otra


exhibición de las deficiencias del pensamiento,
de sus finas artimañas.
DCXLIV

Si el silencio se suicidará, yo lo haría también...


una vez muertos, ¡Qué importa un suicidio más!
DCXLV

Haberme entumecido demasiado tarde; cuando


ya era, por fin, un cadáver.
DCXLVI

Todo babea hastío, incluso las olas del musgo.


DCXLVII

Muerto póstumamente, ya sólo puedo vivir.


DCXLVIII

Haber pasado de la obesa lujuria espiritual a la


soberbia lujuria espiritual: mi único mérito.
DCXLIX

Yo no sólo necesito una camisa de fuerza,


¡Necesito todo un ropero, todo un guardarropa, e
incluso una sofisticada lavandería; pues
necesitaría vestirme y desvestirme en las pausas
desfaldadas de cada instante!
DCL

¡Cómo me gustaría erigir un zoo humano en


medio de una selva virgen, en lo más recóndito
de su horizontal superficialidad! Entonces podría
entretenerme viendo como los simios alimentan a
los hombres, como las hienas ovacionan a la
mujer menopáusica que se masturba, como los
buitres se instruyen en el arte del pensamiento
y... bueno, al final del día quedaría total,
absolutamente desmayado por la trágica
comicidad de tan hilarante melodrama, pero aún
tendría las fuerzas inrequeridas para ver el acto
final: sonámbulas luciérnagas que iluminan la
insomne cavilación de los desdichados.
DCLI

Me es imposible aforizar si antes no he adoptado


una actitud de suprema, jugosa frivolidad.
DCLII

El exilio introspectivo es una taberna y un burdel


a la vez.
DCLIII

Y, a pesar de las risas fúnebres de todas mis


muertes precoces, aún no he encontrado el
pétalo que sude mi oscuridad, ése en el que se
escurra toda mi tierna perversidad.
DCLIV

¡Cuántas veces no he tenido ese bizarro


desequilibrio en el que solamente las flores
insomnes me contemplaban, desconsolado y
abatido, ofreciéndome la última gota de sus
néctares: la gota rabiosa de placeres
inaprensibles!
DCLV

Quien no haya aspirado a ser, en sí mismo, la


encarnación de la egolatría, no puede ir
vociferando, ni mucho menos jactarse de tal
vociferación, de poseer un espíritu elevado, de
ser, subterráneamente, un enfermo, es decir, una
vital fuerza creadora; pues aquellos que
degradan el espíritu creado por la enfermedad
sólo son nimiedades balbuceantes, sólo son
carroña insultada por el aire, mas no crucificada
por él y en él.
DCLVI

El Tiempo es un depredador que, en donde


debería tener colmillos, tiene instantes.
DCLVII

Estamos exiliados desde la grotesca


eyaculación.
DCLVIII

¿Será indecente citar en exceso a Cioran o a


cualquier autor? Él jamás dejó de citarse en su
vida. Así que no, indecente no puede ser. Tal
vez...
DCLIX

Si el libertinaje es sufrimiento, entonces Sade es,


por haber tragado los limones del sufrimiento, un
obeso más allá de la libertina acidez.
DCLX

Jamás ha estado más elevada la Facultad de


Olvidar el YO, como ahora lo está en el aforismo.
DCLXI

La muerte es musgo arrancado de la cantinela de


un cuervo.
DCLXII

Si respiro los errores, ¡Cómo no habría de


masticarlos!
DCLXIII

Exánime estoy desde que deje de retorcer sus


labios, sus pétalos insomnemente bellos.
DCLXIV

Los errores convulsos son venenos que nos


desembriagan de la ilusión.
DCLXV

El pensamiento es un cuchillo que rasura al


viento; ¿el eclipsamiento? Un machete que ronca
chispas.
DCLXVI

Abatido por la conciencia... esta orgía de


eclipsamientos.
DCLXVII

El error: exoesqueleto de un quejido espiritual.


DCLXVIII

El error es la voz de un alacrán congelado en un


acalambrado corazón.
DCLXIX

¡Aquí te traigo esta ofrenda de errores para que,


royéndola, maduren las fuerzas de tu
espiritualidad!
DCLXX

El error, es bramar, un éxtasis enfermo.


DCLXXI

En ausencia de lujuria no existe el espíritu, ¿Y la


vida? Pues ella simplemente no existe en
ausencia de errores lujuriosamente espirituales.
DCLXXII

Miedo... realmente, ¿De qué puede tener miedo


un ser humano? Sin duda, del silencio, del
instante, del hastío... pero, ¿Qué es lo que puede
temer un espíritu enfermo? ¡A la virginidad de
sus risas!
DCLXXIII

Entre la egolatría de una bofetada y el erotismo


de un gorjeo... estoy yo.
DCLXXIV

Son las risas las que jamás dejarán de besar con


bofetadas a la decencia.
DCLXXV

Debemos olvidarlo todo, excepto nuestras


enfermedades; pues ellas, y sus recuerdos, son
las únicas que nos sustraen del acto.
DCLXXVI

Una flor insomne sería el éxtasis de un enfermo


pájaro exhibicionista.
DCLXXVII

Mi mente no podría vivir en perpetuo insomnio;


¿Mi lengua? Tal vez... si fuera, un poco,
extremista.
DCLXXVIII

Cioran jamás conoció la enfermedad, de ahí su


indiferencia hacia la saliva matinal de cada
instante; y de ahí también su... sana incredulidad.
DCLXXIX

La ventaja de vivir en una gran metrópoli, como


la Ciudad de México, es la de tener siempre
garantizado el insomnio; la cítrica orgía que,
entre la palidez de las noches, sudamos con él.
DCLXXX

¡Que dicha la de poder sufrir incluso cuando no


hacemos nada, cuando ya ni el Tiempo nos
araña!
DCLXXXI

Yo soy el gran ausente de mi vida.


DCLXXXII

Escribo por error... ¡No, yo no escribo, no me


rebajo a la escritura!... Yo... aforizo por error.
DCLXXXIII

El sufrimiento es el placer que más me gusta


corromper.
DCLXXXIV

¡Cuándo tendré el coraje de resistir el extremo de


un fragmento, el jardín de su más allá!
DCLXXXV

Cada uno de mis aforismos es un insomnio


fallido, un insomnio al que he tenido la cobardía
de, débilmente, guillotinar.
DCLXXXVI

Esos discapacitados... ¡Se les debería de


arrestar por exhibirse, por intimidar a todos con
sus armas!... que jamás dejarán de aplaudir con
sus muletas...
DCLXXXVII

México desconoce las delicias de la perturbación,


ya que las desborda sin antes saborearlas.
DCLXXXVIII

A todos esos imbéciles que exclaman, como para


darse cierto encanto de frivolidad: ¡No tengo
tiempo!... Me gustaría decirles: ¡No te preocupes,
¡amigo mío!, pues el fracaso está muy ocupado
también!
DCLXXXIX

¿El acontecimiento de mi infancia? Mi exilio


terrenal, a los tres años.
DCXC

Lo que me hizo experimentar el exilio


introspectivo... ¡El maldito insomnio, esa gota
que, por más que la picoteamos, no la podemos
desplumar!
DCXCI

¡Colapsarme entre las risas de la enfermedad!


DCXCII

La inmortalidad es un instante fragmentado.


DCXCIII

La enfermedad es el apetito del ocio.

Diego de La Mattaz.

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