La Tierra se formó hace más de 4.600 millones de años. Desde entonces hasta la actualidad, el
planeta no ha dejado de cambiar. La Tierra forma parte del Sistema Solar. Su situación privilegiada,
a la distancia adecuada del Sol para que exista agua en los tres estados (sólido, líquido y gaseoso),
permitió en un momento determinado la aparición de la vida.
Hace 10.000 millones de años, cuando el Universo apenas contaba con 300.000 años de existencia
(el equivalente a unas dos horas en la vida de una persona adulta), se produjo un violento estallido de
energía, el Big Bang, y el cosmos empezó a expandirse.
A partir de esa explosión se fueron formando las galaxias. Una de ellas fue la Vía Láctea. El Sol
apareció en el espacio hace unos 4.650 millones de años en una zona de la Vía Láctea. Tras él se
creó el Sistema Solar, a partir de una nebulosa inicial, por un proceso de acreción.
La Tierra era entonces polvo cósmico y gases que, por acción de la gravedad, se transformaron en
una masa de material fundido e incandescente. Este material empezó a reorganizarse en capas, de
forma que en el interior estaban los materiales más densos y en el exterior los más ligeros, como el
vapor de agua y otros gases. Al enfriarse, los materiales de la superficie se solidificaron para formar
la litosfera oceánica y los gases se desprendieron dando lugar a la atmósfera primitiva.
Con el paso del tiempo, el vapor de agua se condensó y volvió a la superficie como agua líquida,
formando los primeros océanos. Las primeras rocas ígneas procedentes de las erupciones volcánicas
fueron el origen de la litosfera continental. En una intensa actividad de formación y fusión de rocas,
aparecieron las grandes masas de material continental, en cuyas depresiones se fue acumulando el
agua. Este conjunto de procesos geológicos propició las condiciones que permitieron la aparición de
la vida.
La teoría de la evolución
Se calcula que en la actualidad viven en la Tierra sólo el 1% de las especies que han existido a lo
largo de su historia. Es evidente que algunos seres vivos actuales son parecidos a otros más
primitivos o guardan más similitudes con unas especies que con otras.
Aunque el biólogo Jean Baptiste Lamarck propuso el concepto de evolución, fue Charles Darwin
quien lo desarrolló. Lamarck suponía que los seres vivos están animados por una fuerza innata con la
que luchan frente a las condiciones ambientales adversas. Aceptaba, además, que las adaptaciones a
ese ambiente que implicasen beneficios para la población se mantenían en las generaciones
sucesivas.
Darwin planteaba que todos los seres vivos actuales descienden de unos antepasados comunes, por
lo que las distintas especies están relacionadas entre sí. Darwin recopiló pruebas a favor de la
selección natural como fundamento de la evolución biológica. Lo hizo en un viaje que realizó a
bordo del barco HMS Beagle por las costas de América del Sur y los archipiélagos del océano
Pacífico durante cinco años. Publicó las conclusiones de sus observaciones y experiencias en su
libro El origen de las especies, de consulta obligada para cualquier naturalista.
EL VIAJE DE DARWIN
Todos los seres vivos presentan antecesores comunes y tienen entre sí diferente grado de parentesco.
La transformación progresiva de los seres vivos constituye la evolución. En el caso de la especie
humana, los cambios en el medio, las mutaciones y la selección natural modelaron a un conjunto de
poblaciones de primates, que se fueron transformando hasta dar lugar a la cadena de homínidos, de
la cual somos el último eslabón.