1
Corán, 24:35.
2
Jawāhir, p. 433.
3
Jawāhir, pp. 433-434; al-Jawharat, ff. 8-9.
4
Jawāhir, pp. 433-434.
5
Nótese que este punto de la jawhrat al-kamāl será clave para fundamentar el concepto
de fayḍa, aunque no se muestra como tal que se desarrollará en la literatura tijāni
posterior. Para un estudio en profundidad de las relaciones de la fayḍa pre-Niasse, véase
BRIGAGLIA: 2001, pp. 46-51.
6
Jawāhir, pp. 433-434; al-Jawharat, ff. 9-10.
7
Jawāhir, p. 434.
8
al-Jawharat, f. 10.
su creación. Por eso, es tan importante que en el proceso de autognosis, el aspirante
elimine y purifique su ego (tazkiyat al-nafs) para que pueda ser consciente que su
existencia está velada y que la luz deslumbrante (nūr al-alāmi‘i) es el elemento de ruptura
para acceder a los beneficios que conlleva conocer la realidad (ḥaqīqa).
9
Jawāhir, p. 434.
10
Según Yves Marquet en su artículo sobre al-Ḥājj ‘Umār dice que esta doctrina puede
retrotraerse al Ibrīz (V, 13) donde al-Dabbāgh explicita que el gnóstico (‘ārif) no se
circunscribe por imitación (taqlīd) a ninguna escuela jurídica (madhhab), aunque se
recomienda un estudio concienzudo de una de ellas, porque pueden acceder a la realidad
(ḥaqīqa) profética mediante su conexión. Véase al-Dhahab al-Ibrīz, pp. 662-669; y
MARQUET: 1968, p. 32.
11
Lit. ‘urūsh significa tronos (sing. ‘arsh) y es una metáfora —según explica Ḥarazīm—
en la que se refiere a los misterios que envuelven a cada realidad. En castellano
proponemos traducirlo como arcanos, aunque otra traducción posible podría ser
articulaciones [de la realidad]. Cf. Jawāhir, p. 435.
12
Jawāhir, p. 435.
el más recto (al-āqwami) aludiendo a una metáfora de su nombre, Aḥmad (el digno de
alabanza), como advierten Ḥarazīm y Sukayrīj, pues al-āqwami alude al que tiene
dirección o equilibrio, pero también a la excelencia otorgado por el estatus metafísico
dado por Allāh.13
13
Jawāhir, p. 435; al-Jawharat, ff. 12-14.