compromisos”
Moderación:
Pilar Agudelo, especialista en Sanidad e Inocuidad de los Alimentos, IICA Oficina en Colombia
Panelistas:
Claudia Collazos, consultora
Myriam Gutiérrez, consultora
Aleyda Barreto, presidenta de Anmucic
Norma Villarreal, consultora
Myriam Páez, mujer ahorradora en acción
Según la Ley 731 de 2002, las mujeres rurales son las mujeres que, independiente
de su origen o ubicación, se dedican a actividades rurales. Una gran parte de
estas actividades tienen que ver con la seguridad alimentaria en los diferentes
procesos que la conforman: disponibilidad, acceso a alimentos y capacidad para
adquirirlos, estabilidad de la oferta, adecuación de la alimentación, consumo y
aprovechamiento biológico. Una de las contribuciones de las mujeres a la
seguridad alimentaria es la selección de semillas, sobre todo las nativas, con lo
cual, además, fortalece la soberanía alimentaria de las mujeres, sus familias y la
Nación.
Otra situación que se presenta en el campo es que los padres y las madres
motivan a sus hijos e hijas para que estudien con el fin de salir del campo. Muchos
les dicen a sus hijos e hijas: “edúquese para que no sea como yo”; o “edúquese
para poder salir de aquí”. Esto es un error, ya que se enseña a la juventud rural a
mirar hacia las ciudades y darle la espalda al campo. La educación que dan
padres y madres a sus hijos e hijas debe ser encaminada hacia un desarrollo rural
sostenible y la seguridad alimentaria.
En este sentido, una discusión interesante del foro se generó alrededor de que
está saliendo mucha normatividad para los menos favorecidos, pero en
contraposición hay leyes como la 715 que limita el accionar de los municipios y
resta presupuesto. Una norma no debería socavar el alcance de otras, ya que
mientras la no implementación de la 1257 no tiene implicaciones serias para los
alcaldes, el no cumplimiento de la 715 los lleva a la cárcel. ¿Dónde está la
congruencia y la conexidad entre normas?
Moderación:
Luis Fernando Restrepo, especialista en Desarrollo Rural, IICA Oficina en Colombia
Panelistas:
Donny Meertens, docente investigadora, Pontificia Universidad Javeriana
Norma Villarreal, consultora
Martha Reyes, lideresa comunitaria y delegada de ANUC-UR
En cuanto al conflicto armado, tiene varios efectos diferenciados sobre las mujeres
rurales, por ejemplo, produce una acumulación de poderes locales armados, lo
cual afecta los derechos y empoderamiento de mujeres y también debilita los
procesos asociativos en el campo. El conflicto armado también impone obstáculos
para la protección o restitución de la tierra a las mujeres víctimas debido, entre
otras cosas, a la informalidad de la tenencia (las mujeres generalmente no tienen
título de propiedad), al desconocimiento social de sus derechos y al
desconocimiento de las pérdidas. Hay que recordar que las mujeres son actoras,
no víctimas en las reivindicaciones de la tierra.
Moderación:
Any Andrea Benítez, asesora nacional Programa Generación de Ingresos, Acción Social
Panelistas:
Luz Emilsen Fino, mujer ahorradora en acción
Nelly Velandia, coordinadora Mesa de Incidencia Política de las Mujeres Rurales Colombianas
Yamile Prieto, consultora, Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer
Ana María Lleras, coordinadora Programa Mujeres Cafeteras, Federación Nacional de Cafeteros
Olga Lucía Rodríguez, delegada para la participación ciudadana, Contraloría General de la
República
El proyecto tiene como eje central el ahorro, el cual se complementa con una
formación integral en temas como: equidad de género, negocios, emprendimiento,
plan de inversión, asociatividad, cultura de ahorro y seguros, entre otros. Durante
las capacitaciones las mujeres se comprometen a ahorrar un monto mínimo de
$300.000 que las hace acreedoras de un incentivo de $150.000 y un microseguro.
Este dinero debe ser utilizado para capitalizar sus negocios, aunque en muchos
casos son usados para educación de sus hijos e hijas, pago de deudas, etc. Otro
componente importante del Proyecto es que busca que las mujeres se asocien, lo
cual significa mayor inyección de capital y la posibilidad de acceder a
microcréditos.
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Según el Artículo 10 de la Ley de Mujer Rural, el Fondo de Fomento de la Mujer Rural – FOMMUR – es una
herramienta para el “apoyo de planes, programas y proyectos de actividades rurales, que permitan la
incorporación y consolidación de las mujeres rurales y sus organizaciones dentro de la política económica y
social del país”. Los recursos de FOMMUR pueden ser utilizados para “la divulgación y capacitación sobre el
acceso al crédito, la promoción y la formación de planes, programas y proyectos a favor de las mujeres
rurales, así como, para la asistencia técnica, comercial y gerencial de los mismos”. Asimismo, “el FOMMUR
incentivará tanto la creación, promoción y fortalecimiento de formas asociativas, como el otorgamiento de
créditos asociativos, con el fin de lograr una vinculación organizada y directa de las mujeres rurales dentro
del mercado”. El FOMMUR también contempla el apoyo a las entidades territoriales en la inversión en esta
clase de actividades a favor de las mujeres rurales.