Introducción
Los peces viven en un medio con el que interaccionan en forma constante, se alimentan, crecen y se
reproducen en ese medio. Toda su estructura y fisiología ha evolucionado para el desarrollo en ese
hábitat, están incluidos en un bucle trófico que los hace imprescindibles para el desarrollo armónico
del ecosistema.
Los bioindicadores son indicadores puntuales y selectos de estrés ambiental en todos los niveles de
la organización biológica y pueden evaluar y predecir los efectos de las modificaciones ambientales
antes que el daño sea irreversible (McCarthy, 1990).
Basados en estos conceptos se puede deducir que los efectos del estrés por la presencia de
contaminantes o variaciones en el medio acuático se pueden observar en periodos tempranos,
dependiendo del nivel de complejidad biológica del o de los métodos que utilicemos. El estrés subletal
es generalmente expresado, primero en el ámbito molecular y bioquímico, como son las
modificaciones o alteraciones en la síntesis de diversas enzimas, los daños en estructuras celulares o
en el material genético. Todos estas alteraciones inducen, en los niveles de organización biológica
más altos, cambios estructurales y funcionales que se manifiestan como lesiones histológicas,
trastornos en la regulación hormonal, metabólica, osmorregulación y respuesta inmune (Heath, 1995).
Cuando se estudian peces que provienen de aguas contaminadas (ríos, lagos, mares y/o
establecimientos acuicultores) se evidencian patologías secundarias a esa situación, mientras los
bioindicadores que se analicen revelan alteraciones sustanciales. Las especies afectadas pueden sufrir
mortandades significativas. El estado en el que se encuentran los peces generalmente permite
presumir que cualquier desequilibrio relativamente agudo de la concentración de oxígeno, aumento de
temperatura del agua o modificaciones en la masa de agua pueden ocasionar dramáticas
consecuencias para la supervivencia de estos animales.
Varios métodos han sido utilizados para evaluar los efectos de la contaminación acuática sobre la
biología de los peces. Todos los esfuerzos están dirigidos a analizar y tratar de cuantificar los cambios
etológicos morfológicos, fisiológicos, bioquímicos y moleculares ocasionados por el estrés que
generan las modificaciones ambientales (Hinton, 1990; Stegeman, 1992; Malins, 1994).
Un método útil es hacer un test de toxicidad aguda o crónica mediante bioensayos realizados en el
laboratorio. De esta forma se puede evaluar un tóxico en particular y evaluar uno o varios parámetros
como respuesta. El bioensayo debe hacerse en condiciones que permita posteriormente homologar los
resultados en animales capturados durante trabajo de campo (Rodriguez, 1994; Randi, 1996).
En este sentido y luego de varios años de investigación, en nuestro laboratorio hemos puesto a
punto, con una tecnología apropiada, bioindicadores que posteriormente fueron transferidos a la
industria (pesquera, acuicultora relacionada con la producción de peces para consumo humano o para
ornamentación) o a instituciones estatales o privadas que manejan recursos hídricos (ríos, lagos,
lagunas embalses) para evaluar el estado de situación cualitativa y cuantitativa del recurso (análisis
bioecológico), además de los estudios de caracterización de agua y sedimento estudiamos
bioindicadores histológicos, hematológicos, bioquímicos, e inmunológicos que permiten estimar el
impacto de la contaminación sobre la biota (Romano, 1988; Morvillo, 1998a; Morvillo, 1998b). En
este trabajo vamos a revisar los bioindicadores inmunológico de contaminación en peces.
El estrés puede comprometer la eficacia del sistema inmune, alterando las vías fisiológicas tanto de
la respuesta inespecífica como de la especifica. De esta forma se pueden ver afectados mecanismos
fundamentales para obtener una buena respuesta inmune, entre otros, los más afectados son: la
respuesta inflamatoria inicial, el reconocimiento del antígeno, el transporte del antígeno a los órganos
centrales del sistema y la activación de células y moléculas efectoras (Anderson, 1989). Estos hechos,
en muchos casos se manifiestan de forma indirecta, como es el aumento de la sensibilidad a
microorganismos, los peces enferman aparentemente por una bacteria o un virus, pero en realidad el
problema de fondo es que se encuentra inmunodeprimido como consecuencia del estrés ambiental
(Anderson, 1990; Thompson, 1993).
Es estrés induce cambios fisiológicos que inhiben o retardan la respuesta inmune, algunos de estos
son los siguientes (Pickering, 1981):
Incremento en las síntesis de encefalinas que inhiben la respuesta inmune por mecanismos no
conocidos.
En la tabla I se pueden observar algunos métodos que se utilizan para evaluar la respuesta inmune,
su accesibilidad, sensibilidad y especificidad.
Utilización en
Accesibilidad
Método Sensibilidad Especificidad nuestro
técnica
laboratorio
Métodos no específicos
Hematocrito Fácil Baja Ninguna No
Recuento de Fácil Baja Ninguna No
blancos
Diferenciación Regular Baja Ninguna Si
de poblaciones
celulares.
Linfocitos y
granulocitos
Métodos específicos
Inespecíficos:
Un incremente en el índice de fagocitosis indica que los leucocitos tienen un alto
potencial de fagocitar determinado antígeno o de participación en la respuesta
inmune. Células que fagocitan como los macrófagos fijos en diversos tejidos o los
monocitos circulante están comprometidos en los primeros pasos de la respuesta
inmune especialmente la presentación del antígeno (Ellis, 1976).
Específicos:
Varios indicadores se utilizan para evaluar cada acción del sistema inmune desde
los pasos iniciales hasta la producción final de anticuerpos o células citotóxicas.
La función que tiene la melanina es poco clara pero podría estar relacionada a la
captación de especies reactivas del de oxígeno (radicales libres) que se producen
durante la fagocitosis, evitando así el daño celular (Romano, 1998). Para algunos
autores estas estructuras pueden representar los centros germinales más primitivos
de los vertebrados (Angius, 1979a; Angius, 1979b). Algunas características que
adoptan estas células en cultivo, como la formación de complejos dendríticos,
indican que posiblemente tengan su origen en la cresta neural.
Tanto los melanomacrófagos del bazo o del pronefros pueden ser cuantificados.
Previamente se tiñen los cortes histológicos con Hematoxilina y Eosina, PAS, azul
de Prussian y Fontana Masson. Para la cuantificación las secciones histológicas se
analizan con el método descrito por Weibel. En los últimos años utilizamos un
analizador de imágenes compuesto por una cámara de vídeo, una tarjeta
digitalizadora Frame grabber, una computadora PC AT IBM compatible y por el
software Optimas 4.1 (Weibel, 1982; Romano, 1996).
Tabla II: Cuantificación de CMM por mm2 de tejido esplénico en diversos cuerpos de agua
N° de CMM/mm2 de tejido
Sitio de Captura Especie esplénico expresados en
medias
Bahía de Samborombón Micropogonias furnieri 20,87
(Río de la Plata, Argentina)
En rojo: En estos lugares se han llevado estudios Bioecológicos y han demostrado un alto
grado de contaminación.
En negro: En estos lugares se han llevado estudios Bioecológicos y han demostrado que no
existe contaminación
Por último de los métodos específicos que utilizamos en nuestro laboratorio es el análisis de uno de
los factores relevante del sistema inmune como la concentración de inmunoglobulina M (IgM) en los
peces (Mancini, 1965). Hemos demostrado que la concentración de IgM en la sangre de corvinas
(Micropogonias furnieri) colectadas en distintas áreas de distribución, presenta variaciones que están
en relación con las características de las masas de agua. Se ha observado que en el sector interno del
Río de la Plata los ejemplares presentan una disminución en la concentración de IgM, lo cual esta
marcando una depresión en la capacidad de respuesta inmunológica (Romano, 1999). Esta
inmunodepresión puede estar asociada al papel que juega el estrés por contaminantes (ver tabla III).
La variación en la concentración de IgM puede hallarse en un mismo cuerpo de agua en diferentes
especies. Este hecho demuestra que existen especies más susceptibles al estrés ambiental. En el
Gráfico I se puede observar las variaciones halladas entre Odontesthes bonaerensis y Cyprinus carpio
capturados en el Lago San Roque, un lago con alto grado de contaminación orgánica. La
contaminación parece afectar la inmunidad humoral de Odontesthes bonaerensis, pero no sucede lo
mismo con Cyprinus carpio.
Gráfico I: Diferencia de la concentración de IgM sérica entre C. carpio y B.
bonaerensis (en Lago San Roque).
Los organismos reguladores que emiten recomendaciones que la mayor parte de los países del
mundo adoptan como la Agencia de Protección Ambiental de Los Estados Unidos de Norteamérica
(Environmental Protection Agency – USEPA) establecen valores guías para diferentes contaminantes
en aguas superficiales. Por otra parte recomienda diferentes métodos para el análisis químico del agua.
El dato que suministra cualquier parámetro químico y que puede estar dentro del nivel de los valores
guías no necesariamente es inocuo para la biota. En el caso de algunos metales pesados, niveles que se
encuentran el 30% por debajo de los valores de referencia permitidos ya modifican sustancialmente la
respuesta inmune.
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