Sin duda, el descrédito de la burocracia pública en estos tiempos modernos, es una percepción
ampliamente generalizada. Es común escuchar hablar de ineficiencia y corrupción como
características que definen la esencia de la administración. En el marco de esta impresión
colectiva, los gobiernos poseen graves dificultades para que la legitimidad de su accionar no se
encuentre muchas veces profundamente socavada por el accionar administrativo.
Uno de los enfoques analíticos corresponde a un punto de vista Sociopolítico, el Enfoque
Histórico estructural, el cual se refiere principalmente a los actores conflictivos: el Estado,
individuos, grupos, organizaciones, sectores de la sociedad a los que es posible imputar
comportamientos económicos y políticos. Estos, de acuerdo al momento histórico en que se
encuentren y consiguen influir en mayor o menor medida en el proceso de creación de políticas
públicas.
Otro de los enfoques analíticos corresponde al Enfoque Administrativo Organizacional, el cual se
refiere principalmente a la organización de la administración pública (y privada) en sí, es decir,
al funcionamiento interno de la misma y su relación con el contexto en la cual se encuentra
inmersa e interactúa.
Ya sea en términos de equidad, eficiencia, economía, honestidad, adaptabilidad, solidez, etc., se
estudian desde un punto de vista crítico en el análisis, las reformas administrativas
implementadas en el mundo en las últimas décadas y particularmente las realizadas en Argentina
desde principios de los ´90.
Cada país se ubica en un particular estadio de desarrollo histórico. Este criterio se basa en la
idea de que no todos los “modelos” de reforma (al estilo weberiano de modelo típico ideal)
pueden ser trasladados a todos los países por igual, ya que es fundamental tener en cuenta que no
todos ellos se encuentran en la misma etapa de evolución con respecto a cuestiones políticas,
económicas sociales y culturales.
El objeto de estudio será la administración pública en el Estado moderno como objeto de estudio
por considerarse que remite a asuntos de Estado y de gobierno, aunque la mayoría de las veces
sea tratada de manera simplista. Si la Administración Pública Nacional es entendida como
órgano de ejecución de determinados programas políticos, atravesada por una gran cantidad de
conflictos el interés analítico desde un punto de vista sociológico despierta, al remitirse a la vida
social misma. Por otro lado, pero siguiendo la misma línea, se considera que la calidad del
desempeño de las organizaciones gubernamentales determinará exactamente la manera en que la
política gubernamental es experimentada por los ciudadanos. No sólo la política sino también la
producción son esenciales para un trazado de políticas públicas exitoso.
Orientaciones
Políticas públicas: se entiende por estas a “un conjunto de decisiones y acciones emprendidas
por el gobierno” para influir sobre un problema al cual se le ha dado prioridad de solución.
Desde este punto de vista, las políticas públicas se pueden entender como un proceso que se
inicia cuando un gobierno o directivo público detecta la existencia de un problema que por su
importancia, merece su atención y termina con la evaluación de los resultados que han tenido las
acciones emprendidas para eliminar, mitigar o variar ese problema. Por otro lado, es sumamente
necesario, que las acciones emprendidas por el gobierno en el momento de solución de los
problemas sean adecuadamente eficaces, tratando de alcanzar en alguna medida algún grado de
eficiencia
Autonomía relativa del Estado: Weber sostenía que los Estados son asociaciones obligatorias
que reivindican el control de los territorios y las personas que en ellos habitan. Las
organizaciones administrativas, jurídicas, recaudadoras y coercitivas constituyen el núcleo de
todo Estado. Estas organizaciones tienen estructuras variables en los distintos Cada país tiene un
tipo de sistema constitucional-representativo de gobierno parlamentario y contienda electoral
distinto. Así, los Estados son considerados como algo más que gobiernos. Son sistemas
administrativos, jurídicos, burocráticos y coercitivos permanentes que no sólo tratan de
estructurar las relaciones entre la sociedad civil y la autoridad pública en una organización
política, sino también de estructurar muchas relaciones cruciales dentro de la sociedad civil.
Capacidad del Estado: Se refiere a la posibilidad real de los Estados de alcanzar los objetivos
propuestos desde el punto de vista de la disponibilidad de recursos humanos, materiales y
financieros para poder llevarlos a cabo. Por otro lado, esto se encuentra relacionado directamente
con la forma en que un gobierno organiza los recursos de su sistema, con qué economía, eficacia
y eficiencia los maneja. Modernización o cambios en el gobierno: Los gobiernos, al igual que
otros sistemas sociales, se encuentran relacionados con las transformaciones del entorno. El
orden social y sus múltiples componentes, tales como el bienestar común, la seguridad interior, el
progreso individual y colectivo, la equidad social y la defensa exterior, son objetivos definitorios
de los gobiernos. El cambio estructural en las instituciones políticas y en las administraciones
públicas constituye el proceso por el cual los gobiernos reorientan sus objetivos y reorganizan
sus instituciones, El cambio estructural es necesario, cuando, de otro modo, no podrían
satisfacerse las demandas y resolverse los desafíos y cuestiones de agenda. Los cambios
estructurales implican por un lado, el reconocimiento de la incapacidad de las instituciones, los
procesos y sistemas de producción institucional, las políticas públicas y las tecnologías de
decisión para garantizar los objetivos gubernamentales. Además puede suponer la búsqueda en
otros sistemas políticos de fórmulas institucionales, políticas públicas, procesos y tecnologías
administrativas y de gestión que permitan afrontar las transformaciones del entorno.
El arte de gobernar en los últimos tiempos Luego de la Segunda Guerra Mundial, la concepción
sobre el rol que debía desempeñar el Estado mostró un quiebre con respecto a la primer mitad del
siglo XX. El estado adquirió el protagonismo de la resolución de los problemas que afectaban a
la sociedad en su conjunto, protagonizó el rol de un “gigante garantizador” de las necesidades
sociales de los ciudadanos. Éste rol que debía cumplir el mismo fue marchitándose con el
transcurso y la evolución de distintas variables a lo largo del tiempo, ya que surgieron nuevas
circunstancias y posiciones de grupos de interés que se presentaban como un desafío a la forma
de gobierno. Los ciudadanos plantean exigencias más complejas y al mismo tiempo resulta
cuestionada la capacidad de los gobiernos para afrontar los persistentes problemas sociales. En
este contexto las estructuras político-administrativas y las fórmulas de gestión tradicionales
devinieron cada vez más obsoletas para resolver las demandas sociales actuales. De ahí la
necesidad de reconsiderar las razones que tienen los gobiernos para intervenir, de encontrar
nuevos estímulos, de reforzar los mecanismos de decisión y de reevaluar la relación coste
eficacia en el sector público.
Definición de Administración pública.
Administración como actividad del Poder Ejecutivo. Su defecto reside en que no sólo
administra el órgano ejecutivo.
Administración como actividad del Estado que no es legislación ni justicia: su lógica reside
en que antes es preciso determinar qué es legislación y justicia.
La burocracia, se define por ser una estructura administrativa y de personal de una organización.
Las entidades empresariales, laborales, religiosas, docentes y oficiales exigen unos abundantes
recursos humanos, ordenados según un esquema jerárquico para desempeñar unas tareas
especializadas basadas en reglamentos internos. El término se utiliza principalmente al referirse a
la Administración pública pero hoy por hoy se usa peyorativamente para denotar pérdida de
tiempo, ineficacia y papeleo.
La burocracia es la plaga de los Estados modernos. Este concepto, instalado hoy de esta manera
en el sentido común de las personas, fue pensado por Max Weber de una organización eficiente.
La precisión, la rapidez, la univocidad, la oficialidad, la continuidad, la discreción, la
uniformidad, la rigurosa subordinación, el ahorro de fricciones y de costas objetivas y
personales, son infinitamente mayores en una administración severamente burocrática, servida
por funcionarios especializados. Evidentemente, hoy por hoy esta concepción quedó alejada del
pensamiento de las personas que viven en sociedad.
Por otro lado, Weber identificó las siguientes normas básicas fundamentales al analizar la
burocracia, considerada como la forma típica de dominación racional legal en el Estado
moderno:
1) El funcionariado está organizado como una jerarquía de mandos;
2) Los funcionarios son remunerados mediante un sueldo y no reciben gratificaciones por
servicios;
3) La autoridad de los funcionarios proviene de su cargo y está determinada por éste;
4) El nombramiento responde a méritos probados, no a recomendaciones;
5) Las decisiones se toman de acuerdo con unas reglas estrictas preestablecidas
6) Las burocracias actúan mediante la aptitud técnica y mantienen un registro de sus actuaciones.
Weber consideraba que las burocracias constituidas de esta manera eran especialmente eficaces
para cumplir con sus funciones.
Dentro de las doctrinas TIPO QUIÉN encontramos a la “persona idónea” para ocupar un cargo
(además de cuestiones de tiempo, remuneración etc.).
Estas doctrinas, que tratan de indicar cuál es la mejor forma con respecto a “quien elegir” son
capaces de darnos ejemplos en cuanto a las características de las doctrinas mencionadas
anteriormente. Por ejemplo, encontramos que en el caso de “preferir personal novato” que
responde a las “doctrinas de selección”, esta ya había sido manejada por los cameralistas
alemanes que “ofrecieron la primera filosofía coherente de la administración pública en la
Europa Moderna. Estos sostenían que los cargos públicos deberían ser ocupados por novatos,
adiestrados en cursos universitarios especiales”.
Doctrinas “tipo quién”. Según el autor el Edwin Chadwick, quien sostenía que la habilidad
técnica en un determinado campo, garantizado a través de un examen especializado y una
certificación de la capacidad para practicar, era la clave de la competencia y la eficacia. Sostuvo
que este era el principio de selección típico de una empresa privada y debería seguirse también
en el servicio público. Hoy por hoy también esta idea está muy presente en las reformas de
Estado y de la administración en particular. Las personas debían poseer esta clase de habilidades
para poder estar en un cargo público.
Las doctrinas “tipo que”.
Las doctrinas “TIPO QUE” denotan ideas referentes a la forma organizacional, es decir, las que
se ocupan del tipo de organización que deberá escogerse para una tarea particular y de cómo
ordenar sus componentes.
Los diagnósticos realizados sobre la burocracia son los siguientes: que es corrupta o clientelista;
que es ineficiente, arbitraria e incontabilizable.
Definida por Weber como autoridad racional-legal, el primer acierto que tuvo este tipo de
reforma fue la eliminación en gran medida del patrimonialismo, la afición y los robos en el
sistema administrativo.
Los componentes comunes de este modelo de reforma son: entrada por examen, ascenso por
mérito, administración basada en reglas escritas, salarios razonables.
Sacando las decisiones de las manos de los políticos se reduce el patronazgo, el clientelismo y la
corrupción. Pero estas reformas crean al mismo tiempo nuevas patologías como por ejemplo
sobreregulación, rigidez, prioridad en el cumplimiento de las normas y escasa prioridad en
relación a la obtención de resultados.
Las reformas del modelo DEMOCRATIZING están designadas para mejorar la incontabilidad y
responsabilidad de la burocracia. El problema sería un excesivo poder dentro de la burocracia y
la cura sería un mayor control democrático y un mayor control de la contabilidad. Una de las
formas de las reformas democráticas es aumentar el control del poder legislativo sobre las
burocracias.
Las reformas del modelo MANAGERIAL están destinadas a aumentar la eficiencia y eficacia en
el accionar de las burocracias públicas. Para este modelo éste sería el problema más grande
dentro de la burocracia.
Las reglas del modelo Weberiano de administración combinado con las reglas impuestas por las
legislaturas consumen más tiempo a la burocracia de lo que insumen implementar políticas o
brindar. Las reglas dificultan la motivación de los empleados. La solución a todos estos males se
basa en implementar instrumentos que provienen básicamente del sector privado, donde la
focalización en la obtención de los resultados, la eliminación de la rigidez que provoca el exceso
de reglas entre otras cosas aportaría grandes soluciones a las características patológicas
diagnosticadas.
La administración en la Argentina de los ’90
Autor: Fabian Repetto
El marco legal de estas reformas se sostienen en las leyes 23696 y 23697 (Ley de Reforma del
estado y Ley de Emergencia económica respectivamente). Estas dos leyes son los pilares
principales que otorgan el marco legal a las reformas y cambio de reglas.
Mediante la ley de Reforma del Estado se declara en “Emergencia Administrativa” a todos los
organismos dependientes del Estado Nacional y se norma acerca de las privatizaciones y
participación del capital privado, estableciéndose una metodología para declarar sujetos a
privatización a prácticamente todas las empresas y entes del Estado nacional.
Por otro lado, en cuanto al sistema financiero del sector público, en 1992 se sancionó la ley
24156, llamada de Gestión Financiera y de los Sistemas de Control del Sector Público Nacional.
Se estableció de esta manera un sistema que se refiere al control interno y externo de la
administración pública.
El control interno de la administración queda a cargo de la Sindicatura General de la Nación
(SIGEN) que responde directamente al presidente de la nación. El control externo pasó a ser
realizado por el parlamento, a través de la Auditoria General de la Nación (AGEN). Esta última
puede intervenir en aquellas situaciones donde la participación de fondos públicos se haga
presente.
Además se sancionaron los decretos 435 y 2476/90 destinados a promover la descentralización y
reducción de la administración central, como también un nuevo régimen de empleo para el sector
público regulado por la creación de una nueva organización: SINAPA.
Estas normativas señaladas tenían por objeto perseguir “el fortalecimiento de las actividades
administrativas de intervención del Estado en áreas consideradas fundamentales”, como por
ejemplo en el área de manejo de la política económica, lograr un desempeño más eficiente en las
funciones de recaudación, lograr una mayor eficiencia y eficacia en las actividades del Estado.
CONCLUSIONES
Se analizó en los diferentes enfoques analíticos con los cuales se ha estudiado a la administración
pública, se llego a la conclusión de que no existe una sola y única visión en el tratamiento de la
misma, no hay duda de que la administración pública es una institución importante para situar el
sentido, condiciones y papel del Estado.
En la Argentina hay tres veces más burocracia que los estados desarrollados. La Argentina es un
país que ha desarrollado una capacidad sustancial para poder convivir con una burocracia
alarmante.
El estado se ha transformado en un refugio de empleados y funcionarios, que necesitan crear
trámites y obligaciones que deben cumplir los ciudadanos, muchos de los cuales solo justifican la
existencia de esa burocracia.
Uno de los rasgos más negativos que caracteriza a la actual transición política es el abuso del
empleo público para favorecer a amigos, militantes y familiares antes de dejar el poder. Un
Estado fuerte deja de ser conquistado para satisfacer intereses privados.
Según el INDEC, entre los años 2013 y 2015, el Estado Nacional contrato 100 nuevos empleados
públicos por día. La expansión es mayor por que hay que sumar las contrataciones de empresas
del Estado que se gestionan por fuera de la administración central y el reemplazo de bajas por
renuncias, jubilaciones y muertes. Gran parte de los nombramientos no responden a las
necesidades de los ciudadanos si no al uso de Estado para congraciarse con amigos, militantes y
familiares.
Utilizar al Estado para garantizar prebendas vitalicias es condenable por que hipoteca los
recursos disponibles de gobiernos futuros y protege con la estabilidad del empleo público a
personas sin capacidad ni motivación para trabajar. Este tipo de empleo tiende a refugiarse en
actividades puramente burocráticas, no productivas ni técnicas para disfrazar su falta de
idoneidad.
Los argentinos están acostumbrados a la burocracia y normalizaron que para cualquier trámite se
requieran cantidad de papeles que hace que las personas pierdan mucho más tiempo, todavía
seguimos siendo culturalmente burocráticos por falta de centralización en la información.