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Un viaje a la luz

Francisco Calero y Carlos Gracia


Un viaje a la luz
Francisco Calero y Carlos Gracia
© De los textos: Francisco Calero, Carlos Gracia
©De las imágenes: Sus propietarios
© Diseño gráfico: Alfredo Cot / Revisión: Salomé Chulvi
© Maquetación: Carlos Aycart Capote

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o


transformación de esta obra solo podrá ser realizada con la autorización de los
autores y propietarios de la misma.
Prefacio

Cojeando con mis muletas, sudando como si no hubiese un mañana, había


llegado en tren desde Valencia y era la primera vez que quedaba con el editor.
Y allí estaba, sentado frente a una mesa apartada, tras la sombrilla, resguardado
de un sol acribillante. Yo pedí un agua Ontherocks, el editor, Salvador, no
recuerdo si pidió algo. Ojeó mi librito, hablamos de los pormenores de una
posible colaboración y, de repente, como inyectado de la nada, apareció en
la silla vacía un señor de unos sesenta años, con bigote, camisa a cuadros y
pantalones de pana, saludablemente rechoncho, de apariencia muy afable pero
con un extraño brillo en los ojos que no supe interpretar en ese momento. Se
presentó como Francisco Calero. El editor me pareció tenso por momentos.

Le tendí la mano al recién llegado y noté cómo una corriente extraña recorría mi
espalda, como una toma de tierra, algo que no sabría explicar. El extraño invitado
empezó a hablar de un escrito en el que recogía sus vivencias. Habló de las
coincidencias, y de que su vida estaba repleta de situaciones extrañas que le habían
sucedido y que tenía pruebas de ello en forma de fotos, vídeos, documentos…
Casualmente soy un aficionado a los temas insólitos, incorrectamente
llamados paranormales, y me considero, en cierta medida, un fortiano. En ese
momento llevaba ya unos meses indagando sobre la TCI (Transcomunicación
instrumental), y más concretamente sobre el curioso fenómeno de las
psicoimágenes, que consisten en el registro, involuntario o no, de manifestaciones
extrañas en soporte fotográfico. A Calero pareció entusiasmarle el tema, ante
la indiferencia sensata y pragmática del editor que comentó: «Esto ha sido
una colisión entre ferrocarriles». Y tal vez tuviese razón. El editor se despidió.
Yo también. Había pasado el tiempo volando y tenía que regresar a Valencia
en tren y solucionar unos asuntos. Francisco Calero me dijo: «Tengo mucho
material en casa. Me gustaría que vinieras un día y poder enseñártelo y hablar
sobre él. Me gustaría que saliera a la luz». Yo acepté con agrado. Aunque todo
había sido demasiado rápido, intercambiamos los móviles y nos despedimos.

Unos días después cumplimos nuestra palabra y quedamos de nuevo en su


pueblo, Catarroja, donde me mostró bastante material gráfico y documental.
Resultaba que Francisco Calero había sido un personaje mediático a principios de
los años 90. Fue invitado a diversos programas de televisión como Parle vosté, calle
vosté, programa emblemático de Canal Nou presentado por el competentísimo
Josep Ramón Lluch.

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Y ahí estaba Francisco Calero en el televisor, con casi treinta años menos pero con el
mismo bigote y pelo cobrizo, sentado en plató contando sus historias. También me
enseñó imágenes y vídeos del programa de Telecinco Crónicas marcianas,
presentado por Javier Sardá, otro grande de la televisión, con personajes no menos
divertidos como el Padre Apeles, Sánchez Ventura… incluso de mi admirado José
Luis Coll entrevistando a una reencarnación de san Juan Bautista que más tarde
también entrará en escena en este libro. ¡Resurgía mi adolescencia televisiva! Tan
añorada y ya perdida (debo confesar que hace ya algún tiempo arranqué la antena
de TV y solo veo YouTube).

En aquella época se hacía muy buena tele y se trataban temas tan apasionantes
como el terrorífico Triángulo de las Bermudas, la Antártida, los mapas de Piri
Reis, Raymond Moody y la reencarnación, Von Daniken y el oro de los dioses,
viajes astrales, mensajes apocalípticos, ovnis o apariciones marianas, orquestados,
entre otros, por mi gran querido y ojeroso doctor Jiménez del Oso, un señor que
contaba cosas muy raras en tono muy sensato, y que confesó, en una ocasión, que
había estado conviviendo varios años con un fantasma en su casa. También José
Luis Balbín y La clave, ¡cómo no!

Pero volvamos a Paco Calero. Este señor era un trocito de aquella historia
televisiva y contaba vivencias, en primera persona, de las que a mí me gustaban.
A todo lo añadido ya, escritura automática, sueños lúcidos, ¡incluso posesión
y bilocación!

A la semana volvimos a vernos. Habíamos quedado en su tienda, un bajo inmenso


destinado a reprografía y papelería, la misma tienda que había sido videoclub en
los años 90 y en la que habían sucedido algunos de los hechos extraños o, por lo
menos, tan peculiares, que más adelante él mismo narrará. Me enseñó unos cuadros
muy coloristas y místicos pintados por su amiga Lucía, de figuras etéreas y
estilizadas de señores con lenguas barbas, que igual podrían tener interpretaciones
religiosas, que ser extraterrestres pleyadianos, de Ummo o de otro rincón perdido
de la galaxia, y siempre con el mismo leitmotiv: un contacto entre dos mundos, en
forma de símbolos místicos, cruces, palomas, la Santísima Trinidad y símbolos de
apariencia masónica. También me mostró un cuadro suyo muy naïf (Francisco no
sabe pintar) en el que aparecían diablos y un ovni abduciendo a personas. Increíble,
inquietante y muy estimulante. En uno de ellos, concretamente el seleccionado para
la portada de este libro, obra de Lucía, aparece la tríada mística, el Padre, el Hijo
y, perturbadoramente, un ovni.

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También un reloj mágico, como el del sombrerero loco de Alicia en el país de las
maravillas. Pero, ¿en qué estaría pensando su autor? ¿Misticismo, física cuántica, un
mensaje en una botella? ¿Y si los tripulantes de los ovnis fuesen los ángeles? Todo un
festival de matices sinápticos.
Me enseñó también unas fotos muy inquietantes y por las que se hizo famoso. Se
trataba de unos retratos fotográficos casuales, hechos con cámaras compactas,
como los que se hacen en plan familiar, y en los que aparecía una espiral de luz
muy extraña, con densidad, con volumen, como un pequeño vórtice o tornado. Le
pedí que me enseñara los negativos para inspeccionarlos con detalle ya que
consideraba que podría darle una buena interpretación. He estudiado fotografía y
he sido fotógrafo profesional, por lo que cuento con una serie de conocimientos de
óptica, densitometría, procesos químicos e historia de la fotografía, entre otros,
para saber detectar manipulaciones en el papel y ciertos errores debidos a velados
de luz, velados químicos, sobreexposiciones, manipulación mecánica del negativo,
etc.…

Sí, ya sé que nadie es infalible por lo que solicité una lamparita, a ser posible, de tubos
fluorescentes. Al cabo de un rato, el hijo de Francisco nos trajo una de la tienda
del chino de al lado. Inspeccioné con atención los negativos una y otra vez con una
lupa que me facilitaron y pude comprobar con un entusiasmo poco disimulado, la
risa tonta me delataba, que esos negativos no habían sido manipulados. Me
reafirmo en mis palabras, aquellos reflejos tenían densidad y no excedían el marco
del fotograma, así que, ¡eran, con toda probabilidad, algo dentro de la escena! En
fin, que no tengo explicación. Lo que sí que entendí es que me encontraba ante
algo excepcional. Pude comprobar, con asombro, que Francisco no tenía ni idea
de fotografía. Fue muy amable y me regaló fotografías y documentación que
conservo con gran ilusión en mi colección de objetos preciados.

Me invitó de nuevo, ese mismo fin de semana, a una paella con unos amigos
suyos, algo que yo, como buen valenciano, no podía rechazar. Además, era en una
población, Benisanó, que está pegada a la misma dónde vive mi madre y ese fin de
semana tocaba ir a verla, por lo que me venía de maravilla. En esa paella de
convivencia tuve la oportunidad de conocer a Lucía, la señora que había pintado los
cuadros especiales, una mujer muy mayor y muy sencilla que me cayó muy
simpática. Relato todo esto porque luego aparecerá de nuevo en la exposición de
Francisco Calero y es parte clave de la historia.

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Pasaron las semanas y Francisco volvió a contactar conmigo para proponerme
dar forma a sus textos en un libro. Yo lo medité mucho dado que no me sentía
capaz de reescribir algo tan personal. Pero era una pena dejarlos así. Había leído
sus textos y contenían una bonita historia. Hablaba de sus experiencias personales
y de algo verdaderamente valioso, un testimonio que siempre se ha repetido a lo
largo de la historia en distintas culturas y épocas. Y esto es el contacto con un
ser superior (tal vez en otro plano superior), un mensaje que ya transmitieron
nuestros antepasados en los documentos preservados de las distintas tradiciones
religiosas y culturales con una cosmología sospechosamente parecida a la que nos
relata.

Y es que Calero nos cuenta cómo en un momento de su vida es contactado por


una entidad, “un ser de luz” que toma forma de divinidad y le revela que el fin
del mundo se aproxima. ¿Habría que ver en esto una simple alucinación, una
visión mística favorecida por la situación personal y la propia personalidad de
Francisco Calero, o tal vez se trate de una verdadera e inexplicable manifestación
sobrenatural, una teofanía?

Guillermo de Occam, uno de los padres del análisis racional o sensatez, nos
guiñaría un ojo y nos diría: «eh, pero sé prudente, piensa que tal vez de todas las
posibilidades, la más sencilla sea la correcta». Pero el padre de La navaja también
nos advertiría que barajáramos todas las alternativas antes de quedarnos con la
opción más cómoda. Deberíamos por tanto valorar, antes de lanzarnos a una
respuesta precipitada, una serie de aspectos que expondré a continuación.

Hemos de tener en cuenta, antes de nada, que este tipo de mensajes ha sido
registrado por todos los pueblos de la antigüedad: los sumerios en sus tablillas
de barro, los egipcios en murales y papiros, los mayas relataron oralmente y
luego plasmaron en su libro sagrado, el “Popol Vuh”, la fantástica destrucción
de su universo y los hindúes la guerra atómica que aniquilaría el continente
perdido de Mu. A su vez, los hebreos nos recordarán, literalmente, que regresarán
al final de los tiempos. Y culturas africanas, chinas… tanto unas como otras nos
dejaron descripciones de seres de luz, de carros voladores, sueños
premonitorios, mensajes apocalípticos. A estos mensajeros se les ha llamado
dioses, genios, visitantes, veladores, ángeles, santos, demonios y, en el siglo XX,
extraterrestres. ¿Los dueños del mundo o sublimaciones mentales? Lo dejo ahí.

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Remitiéndome a otro texto muy antiguo, mencionaré algo que le sucede también a
nuestro protagonista: las señales en el cielo. El Mahabharata hindú (con más de
5.000 años de antigüedad), contiene alusiones claras a ovnis como “máquinas
voladoras vimanas que tenían forma esférica y volaban en el aire. Sus tripulantes
podían recorrer grandes distancias en un tiempo maravillosamente breve, volando
de abajo arriba, adelante y hacia atrás, a diferencia de los barcos”. También la Biblia,
concretamente el Antiguo Testamento, nos habla de Yahvé montado en una nube
vertical que se desplaza dando indicaciones de sacrificios de sangre, y esa escalera de
Jacob, puente entre dos mundos y por donde bajan y suben los ángeles hacia “la
Ciudad de Luz”. Asimismo, el ya mencionado Popol Vuh, traducido como “Casa
común”, describe “Dioses que vinieron de las estrellas en carros de fuego y que nos
enseñaron todas las cosas”.

En “El Libro de los Secretos de Enoc” nos encontramos con otro dato
verdaderamente interesante y que conecta con este libro que tienes en las manos:
Enoc, hombre justo y versado… amado del Señor, nos describe unos seres de luz
aparecidos una noche en la cabecera de su cama para llevárselo fuera de la tierra:
«Entonces se me aparecieron dos hombres muy grandes, como nunca he visto en
la Tierra. Sus rostros brillaban como el sol, sus ojos eran como antorchas
ardientes, de su boca salía fuego y sus vestidos eran de plumas». Este último
detalle aparece siempre en la indumentaria de las diferentes representaciones de
los dioses o genios asirios babilónicos. Ante el terror de Enoc, los dos seres le
dicen: «Ten valor Enoc, en verdad nada has de temer. El Señor Eterno nos ha
enviado a ti. Y he aquí que hoy tú vendrás con nosotros al cielo». Enoc prosigue:
«Aquellos hombres me cogieron y se me llevaron». Estoy haciendo referencia a un
libro sagrado datado en el siglo II antes de Cristo. Ahora nos encontramos en
pleno siglo XXI y un vecino mío, sin formación clásica ni conocimiento del
“Libro de Enoc”, doy fe de ello, viene a relatar en propias carnes, entre otros, un
hecho similar.
Parafraseando a Mircea Eliade, el hombre entra en conocimiento de lo sagrado
porque se le manifiesta, porque se le muestra como algo diferente por completo
de lo profano, de su experiencia inmediata. Podría decirse que las religiones, desde
las más primitivas a las más elaboradas, están constituidas por una acumulación de
hierofanías (manifestaciones de otras realidades que se nos muestran o revelan).
Desde la hierofanía más elemental (por ejemplo, la manifestación de lo sagrado en
un objeto cualquiera como una piedra o un pájaro) hasta la hierofanía suprema,
que es, para un cristiano, la encarnación de Dios en Jesucristo.

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Se trata siempre del mismo acto misterioso: la manifestación de algo
“completamente diferente”, de una realidad que no pertenece a nuestro mundo, en
objetos que forman parte integrante de nuestro mundo “natural”. Nuestros
límites sensoriales, cognitivos y de lenguaje humano, limitan, en gran medida, la
explicación de ese contacto con una entidad supra natural a simples balbuceos.
Sin embargo, existe la sensación de que coexiste algo ahí afuera, y de que
nosotros somos títeres o simplemente somos observados…

Y ya acabo para dejar paso al testimonio directo. Creo que existen tres preguntas
claves que se puede hacer todo ser humano:

1. ¿Existe Dios?
2. ¿Estamos solos en el Universo?
3. ¿Existe vida después de la muerte?

Francisco Calero se ha atrevido a cuestionarse y a responder a estos tres


grandes misterios, dentro de su vocabulario, de su sistema de creencias
perceptivo y, lo más fundamental, darles respuesta desde su experiencia directa
tan particular.

Pero no te creas nada de lo que diga, o créetelo todo. Tan solo déjate llevar,
disfruta, y, si te apetece, reflexiona. Si te gusta algo cógelo y, si no, óbvialo, como
si hubieras sido invitado a un ágape self-service.

El texto original se ha mantenido lo más puro posible con tan solo alguna
corrección formal, alguna pincelada por aquí, otra por allá (esto se lo hacen hasta
a los premios Planeta), pero respetando la voz de Francisco Calero, con su
personalidad, como un testimonio real de una persona sencilla y accesible que
tiene algo valioso que contar con sus propias palabras y que igual podría ser
nuestro tío o nuestro vecino del quinto.

Calero tiene una voz cálida, con un característico acento manchego; así que,
estimado lector o lectora, te aconsejo que en tu lectura imagines que te lo
está contando de ese modo, susurrándote al oído. Como inyectado de la nada.
Ponte cómodo.

Carlos Gracia
Valencia, 31 de octubre de 2018.

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Un viaje a la luz: mi testamento

Bienvenido a la aventura de mi vida, narración biográfica a la que voy a


llamar: “Un viaje a la luz: mi testamento”.

Un viaje desde la niñez hasta los sesenta años que tengo ahora. En este
momento en el que escribo las memorias de una vida intensa tanto en el
plano personal como espiritual es cuando ha despertado en mí la chispa
divina que todo ser humano lleva dentro, el aspecto más destacado de
este viaje.

Este libro verá la luz si un día se cumple lo que Dios me dijo que
ocurriría, o quizás antes si el editor considera oportuno publicarlo. Y es
que, en un momento determinado, en un día cualquiera, mi casa se
llenará de luces, de esferas celestiales. Yo, junto a otras personas, seré
fusionado y transformado en luz.

A raíz de ello, ocurrirán en el mundo ciertos acontecimientos. Esta


manifestación de la Luz ya tuvo lugar con anterioridad, en el año 1992, y
entonces hubo un antes y un después. Durante los años que han
pasado, he conocido personas especiales, unas buenas y otras malas,
personas que sin saberlo son ángeles o personas que son demonios. Este
es un libro para mentes abiertas y libres de cualquier tabú.

Y tras esta pequeña introducción comienzo mi relato.

Mi nombre es Francisco Calero. Nací en Bonete, provincia de Albacete,


España, un 2 de febrero de 1958 a las 23,30 horas, pueblo de unos mil
doscientos habitantes. Era un día de invierno en el que, según me
contaron mis padres, hubo una gran tormenta que se alargó varios días.
Fue en la casa de mis abuelos paternos, en una habitación que mis padres
tenían preparada en el pajar, o cámara, como lo llamaban en aquella
época, y que estaba situada en la segunda planta de la casa. En esos
tiempos, cuando una pareja no tenía casa propia se acomodaba en casa de
sus padres cuando se casaban.

Según palabras de mi madre, fue un parto muy complicado y la asistió


en casa el médico del pueblo, no sin pocas dificultades. Mi niñez
hasta los cuatro años la pasé en casa de mis abuelos.

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Con su ayuda, mis padres consiguieron comprar un solar de unos
trescientos metros y construirse una casa de piedra, barro y paja, ya que
no existía el cemento o no tenían acceso a él. Sobre los cuatro o cinco
años ya estaba yo jugando con mis primos en el corral de la casa nueva.

Mi padre, Manuel, era el menor de cinco hermanos de los que cuatro eran chicas:
Ana María, Manuela, Francisca, Hortensia y él. Mi madre, Natividad, era la
tercera de cuatro hermanos: Pepe, Esmerilda, ella, y después, Paco. Dos chicas y
dos chicos.

Familias humildes, tanto la de mi padre como la de mi madre, que vivían de la


agricultura, la matanza de cerdos, que era parte del sustento alimenticio para todo
el año, y algunas gallinas… todo esto era habitual en el pueblo.

Un hecho curioso que ocurrió allí cuando mi padre era joven es que el cielo se
puso rojo y cubrió todo el lugar de un extraño resplandor. Durante muchas horas,
las personas no sabían de qué se trataba. Algunos huían del pueblo en carros,
pensando en el fin del mundo. Paco, mi abuelo paterno, que había leído algo de
este fenómeno, no se movió de casa ya que él sabía que se trataba de una aurora
boreal.

De los cuatro a cinco años no tengo demasiados recuerdos.

Recuerdo corretear por casa de mis abuelos, las chocolatinas que me daban mi
abuela y los bocadillos de pan con aceite y sal.

Comencé a ir al colegio público del pueblo a los cinco años. De aquella época,
recuerdo las botellas de leche con un sabor especialmente bueno, mi primera
vacuna en el colegio y poco más. Tan solo la muerte de mi abuela paterna. Todo
esto hasta los cinco años. A partir de los cinco años hasta los diez años tengo más
recuerdos…

El de ser un niño muy travieso, por ejemplo. Estar mi padre pintando la puerta de
entrada de la casa que se habían construido y poner mis manos en ella para dejar
mis huellas. Tuve que salir corriendo por cómo se puso mi padre.

Recuerdo las pandillas que formábamos los niños de mi edad y las peleas que
manteníamos, los de la carretera contra los de Peñas Blancas, una barriada del
pueblo.

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Recuerdo jugar a los tejos, juego en el que se trataba de hacer un círculo en el
suelo en el que poner pesetas y con un tejo de goma intentar sacarlas y quedarse con
ellas. Jugar a las canicas, jugar a la comba, hacer un patinete de madera, jugar al
rulo con una rueda de bicicleta y una guía metálica…

También recuerdo mi época de monaguillo del párroco Don Antonio. Todos los
niños de mi edad querían serlo y Don Antonio decidía, “tú sí, tú no”. Yo duré
muy poco tiempo ya que durante la misa tropecé varias veces con la sotana y caí
en el altar en plena misa.

Tenía mucha fuerza física y mental, que me ha acompañado casi durante toda mi
vida. Hacía muchas trastadas y en el pueblo era conocido con el seudónimo de
“Kiko”.

Algunas cosas curiosas que me ocurrieron con esa edad:

Estaba jugando con unos amigos en la puerta de la iglesia, no recuerdo bien a qué,
pero sí lo que me pasó. Se acercó un señor que no había visto antes y me dijo: «Ven
conmigo». Me separó de mis amigos, me llevó a algún lugar cerca de allí, me introdujo
en algo como si fuese la cabina de un camión y me dijo: «Mira esta fotografía». En
ella, aparecía yo cogido de la mano de una persona que no conocía. Luego me bajó de
esa cabina y me llevó de nuevo donde estaban mis amigos.

Recuerdo también un bonito despertar al sentirme flotando en un mar de


luces de muchos colores, muy placentero. Esto me pasaba a menudo y me
ocurría al despertar por las mañanas. Yo sabía que no era un sueño ya que esa
sensación me resultaba familiar y muy plácida.

En otra ocasión, un primo mío, que se había comprado una moto, me invitó a
probarla subiendo de paquete. Él conducía la motocicleta… Pues bien, yendo a
unos sesenta kilómetros por hora, la moto derrapó en una curva y yo salí dando
vueltas por los aires. Noté como alguien, una fuerza invisible, me sujetaba mientras
daba vueltas de campana y, con mucha suavidad, me dejó en el suelo de un barranco
al que fuimos a parar los dos. No me hice ni un rasguño. Sin embargo, a mi primo le
cayó la moto encima y salió muy mal herido de aquel accidente.

Otra de las cosas que me llamaban mucho la atención eran los objetos que me
encontraba y que yo percibía antes de encontrarlos. Más de dos veces les dije a
mis amigos:

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«Voy a encontrar una cadena de oro» y, al momento, o a los pocos minutos, la
encontraba tirada en el suelo. En otra ocasión me ocurrió lo mismo con una
medalla de oro. Percibía las cosas antes de que ocurrieran.

Y otra de las cosas que considero importantes y comentaba con los demás niños
era que cerraba los ojos y me ponía con la cabeza pegada a una pared blanca y en
mi mente aparecía una película, la que yo deseara ver. Les decía a mis amigos:
«Haced esto y veréis las películas que deseéis, por ejemplo, de dibujos animados,
vaqueros, etc.…». Y ellos lo hacían y me decían: «No vemos nada». Yo les insistía
pensando que todos los niños teníamos esas cualidades.

También, como un niño de ocho a diez años, ayudaba a mis abuelos y a mis
padres en las tareas del campo: ir a la viña, despedregar el bancal de mi abuelo, ir
a la era y trillar la cebada.

Lo de despedregar era pesado ya que nunca terminábamos de sacar piedras del


bancal y perecía que, cuantas más sacábamos, más quedaban.

Y lo de trillar era divertido. Enganchaban a dos mulas a un gran tablero donde yo iba
subido y dando vueltas a la era de trilla que así se separaba la paja del trigo.

Una de las veces que fui a la viña, me di un golpe jugando y quedé colgado del
carro boca abajo con toda la cabeza y la cara ensangrentada. Mis familiares se
llevaron un susto muy grande. Creo que, por todo ello, me consideraban, un
niño travieso.

Cuando yo tenía nueve o diez años, no recuerdo la edad exacta, mi padre sufrió
una enfermedad asmática y el médico le recomendó que abandonase las tareas
del campo y nos marchásemos a otro lugar donde pudiese encontrar un
trabajo diferente.

Como en Bonete no había ni industria ni actividad para ganarse el sustento que no


fuese el campo, decidieron emigrar a Albal, un pueblo de Valencia donde una
sobrina de mi padre le consiguió un puesto de trabajo de peón en una fábrica de
muebles.

A mi hermana, Petri, cuatro años menor que yo, la llevaron al colegio público de
Albal, y a mí decidieron llevarme a un colegio de curas, un seminario, en Novelda,
Alicante, ya que tenía un primo en ese centro.

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El colegio era famoso en mi pueblo, ya que de vez en cuando venían curas (el padre
Manrique era popular en Bonete) de Novelda a reclutar niños para adiestrarlos de
manera que, cuando fuesen mayores, quisieran ser sacerdotes.

En una de aquellas ocasiones se llevaron a mi primo José, un año mayor que yo, por lo
que mi primo llevaba ya un año en el colegio cuando yo ingresé. A mi tía y mi madre,
muy católicas las dos, les ilusionaba que sus hijos fuésemos sacerdotes.

En aquel colegio, el seminario tenía tres fases. En la primera, unas semanas o meses
de prueba, en la segunda, cursabas estudios hasta cierta edad, y en la tercera te
trasladaban al otro colegio en Alba de Tormes, provincia de Salamanca, y ahí ya
te quedabas hasta terminar los otros estudios. A partir de ahí te ordenaban
sacerdote, o decidías no serlo, como fue el caso de mis primos. Al final, fueron los
dos hermanos, José y Alfonso, hijos de la tía hermana de mi madre, quienes
estuvieron estudiando allí.

Mi experiencia en este primer colegio de Novelda fue muy corta. A pesar de ser un
niño muy travieso de diez años, era muy inocente. No superé las pruebas de la
primera fase que consistían en una entrevista personal en la que te hacían
psicoanálisis de la personalidad.

Yo no entendía el por qué de la enfermedad, la vejez y el sufrimiento humano. La


historia de Adán y Eva no me cuadraba. Hoy en día lo estoy viviendo con mis
padres de ochenta y ocho años y creo comprender ya el por qué de la vejez y el
sufrimiento humano.

Así que no me aceptaron. Enviaron una carta a mis padres explicándoles que no
servía para estudiar, que cuando tuviese edad me pusiesen a trabajar.

Y mis padres así lo hicieron. Me apuntaron al colegio público de Albal hasta los
trece años en que pude compaginar el colegio con trabajos en una carpintería,
pero por necesidad abandoné el colegio con trece años y me puse a trabajar. Hasta
los catorce acudí a clases nocturnas. Catorce años era la edad en la que
oficialmente ya podías trabajar.

En verano, cuando le daban vacaciones a mi padre, entre julio y agosto, solíamos ir


al pueblo. También estuve trabajando en una empresa que fabricaba calzado,
situada en Almansa, a veintidós kilómetros de Bonete.

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Recuerdo que un primo mío y yo nos levantábamos a las cinco de la madrugada y
cogíamos un autobús para ir a trabajar. Nos marchábamos para todo el día y
regresábamos al atardecer. Nos llevábamos comida en envases y comíamos en
casa de Gregoria, una prima de mi madre, aunque ella también nos ofrecía siempre
de la comida que preparaba. Este trabajo fue muy duro para un niño de catorce
años y tan solo duró un mes, el mes de vacaciones que tenía mi padre. Una vez
terminado, volvimos a Albal, en Valencia, que era donde teníamos la nueva
residencia.

Reconozco que no era un buen estudiante. Para obtener el certificado de estudios


primarios tenía que terminar octavo curso y aprobar el examen… Me acordaré
toda mi vida ya que saqué una nota de cuatro coma ocho puntos cuando un cinco
era aprobado. Considero que fue una jugarreta de mi último maestro, ya que por
dos décimas no me dieron el certificado de estudios primarios y me dieron el
Certificado de Escolaridad. Este equivalía a haber asistido ocho años al colegio
público. Para ser más claro diré que me dieron el “certificado de los burros” y
por eso cuando me preguntan qué estudios tengo, yo siempre contesto que
estudié Burrología.

El día a día en esta vida, y superar todos los obstáculos que me ha ido
presentando, ha sido mi mejor escuela.
Sin embargo, en los trabajos que iban saliéndome me apreciaban mucho. Después
de estar en una carpintería en la cual hacíamos esqueletos de madera de tresillos, pasé
a ser aprendiz de tapicero en otra empresa, por lo que a los quince años ya estaba
tapizando tresillos. Aprendía muy rápido, por lo que fui fichado en la empresa de
tresillos en la que trabajaba mi padre: Tapizados Chilet.

Tendría algo menos de dieciséis años y ya era oficial; hacía los mismos trabajos que
los tapiceros mayores que yo, que tendrían más de veinte años. En poco tiempo,
pasé de cobrar como aprendiz cuatrocientas pesetas (2,40 euros) semanales, a cobrar
unas cinco mil pesetas (30 euros) semanales. Así, mis padres, que hasta entonces
pagaban un alquiler, pudieron comprar al fin un piso.
Mi juventud en Albal transcurría como la de un chico normal. Los días laborables
eran una ida y vuelta al trabajo con jornadas de ocho a diez horas a destajo y por
ello conseguía un sueldo tan alto para mi edad. Y los fines de semana los
dedicaba o bien a ir al cine con mis amigos o bien de discoteca siempre
intentando conocer chicas. De vez en cuando viajábamos a Bonete, sobre todo
por Pascua, vacaciones y las fiestas del pueblo.

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A pesar de ser un pueblo pequeño, disponía de un cine que fue convertido en un
baile o discoteca cuando yo era adolescente. La palabra acertada era baile ya que,
en esa época, cada fin de semana actuaba una orquesta diferente. Se estilaba que
las chicas fuesen acompañadas de sus madres, que se sentaban a vigilar con quién
bailaba su hija. En uno de esos bailes que se celebraban en las fiestas del pueblo
conocí a mi mujer. Ella tenía trece años y yo quince. Ella residía en Alicante
capital, aunque era natural de Bonete.

La forma de conocerla fue muy curiosa. Las chicas bailaban entre sí, de dos en
dos, y mi primo José y yo nos dirigimos a ellas para pedirles bailar. Mi primo invitó
a bailar a la que hoy es mi mujer y yo invité a su amiga. Cosas del destino, como
supe años más tarde.

Su amiga accedió conmigo, pero mi mujer le rechazó a él. Por ello ninguna de las
dos bailó con nosotros y siguieron las dos bailando. Molesto con mi mujer, le dije
a mi primo: «Vamos a hacerlo al revés, tu sacas a la amiga a bailar y yo saco a la
otra».

Esta nueva fórmula dio resultado. Yo bailé con mi actual mujer y él con la amiga.
Y todos los años siguientes nos veíamos en las fiestas del pueblo y bailábamos
juntos. Así sucedió hasta que cumplí diecinueve años y decidí ir a verla a Alicante
todos los fines de semana… y nos hicimos novios.

En una de estas visitas a Alicante, con veinte o veintiún años, fue donde tuve una
de mis primeras experiencias extrasensoriales. En esta ocasión, descansábamos mi
novia y yo en el coche parados al borde de la carretera y, de pronto, a dos metros
de nosotros, divisamos un tronco de árbol de metro y medio de altura. Ya
estaba atardeciendo. De repente, vimos una cabeza de perro asomada detrás del
tronco, observándonos. El ser tenía las orejas puntiagudas y los ojos redondos,
muy grandes y luminosos, anaranjados. Mi novia y yo comentamos: «Qué perro
más curioso y qué forma tan rara tiene, mira cómo nos observa. Verás qué susto le
doy».

Me acerqué con el coche a pocos centímetros del tronco donde estaba. El perro
seguía en su actitud observadora y yo decidí encender las luces del coche y poner
la larga para deslumbrarlo.

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Para mi sorpresa, se puso de pie y salió andando ligero hacía unos árboles que
había cerca. Pude observar que no era ningún perro por lo que dudé si podía ser
una persona disfrazada, con los brazos caídos y el cuerpo cubierto de pelaje negro
como un animal con forma de hombre algo parecido al dios con cabeza de perro
de los egipcios conocido como Anubis… Mi mujer entró en pánico.

Posteriormente, fui detrás del tronco para ver si había huellas humanas y
descubrí, con asombro, que en el suelo aparecía un rastro de pezuñas y pies
ovalados.

Años más adelante, conocí a una señora llamada Elvira, una vidente que se había
enterado de esta historia a través de su hermano Ramón, a quien yo se la había
contado. Ella le dijo a su hermano que me quería conocer ya que la aparición de
Anubis era un buen presagio para mí. Yo desconocía entonces que Anubis fuese
un dios en la mitología egipcia.

Fui a la casa de Elvira y me recibió amablemente; estuvimos comentando la


experiencia y me propuso echarme las cartas ya que era experta en estos temas.

Para nuestro asombro, la mayoría de las cartas que me había echado, seis o
siete, no recuerdo bien, eran reyes, cosa muy favorable. No me cobró
nada. Me había llamado ella y me confesó que cuando le venía la inspiración
no cobraba.

Mis dos abuelos, el padre de mi padre que se llamaba Paco y el padre de mi madre
que se llamaba José, eran dos viudos ya que mis abuelas habían muerto siendo yo
un niño. Mi abuelo paterno, Paco, creía mucho en Dios, aunque no practicaba
ninguna religión. El materno, José, no creía en Dios, más bien creía en los ovnis
ya que, en alguna ocasión durante su vida en el campo como agricultor, había visto
luces en los cielos; decía que no eran aviones dado que, en aquella época, hablo de
la década de 1930, había muy pocos. Y las luces que él había visto eran circulares.

A mí me apasionaban las historias que él me contaba de los ovnis que había visto
en su vida. De hecho, me aficioné mucho a ese tema y me compraba libros de ovnis,
extraterrestres, metafísica y espirituales.

18
Mi abuelo Paco, al igual que mi abuelo José, vivía con nosotros algunas
temporadas. Un día, cuando cumplí dieciocho años, mi abuelo Paco me llamó a la
cocina y cerró la puerta. Me dijo que quería hablar conmigo y me contó que
durante toda su vida había presentido que alguien le protegía. Él me decía que tenía
que ser un ángel.

Creía mucho en Dios por las experiencias que había tenido durante su vida.
Cuando me contó esto, también me dijo que deseaba que ese ángel o protección
lo tuviese yo cuando él muriera ya que yo era uno de sus nietos preferido, el hijo
de su hijo más deseado después de haber tenido cuatro hijas.

Al poco tiempo, mi abuelo Paco murió de gangrena y durante su enfermedad no se le


escuchó decir ni un “ay” ni quejarse por nada. Yo tenía diecinueve años y una noche en
un sueño lúcido o visión se me apareció con rostro joven y un buen semblante y me
dijo: «Paco, ¿te acuerdas de lo que te decía cuando estaba vivo? No existe la muerte
del alma; se sigue viviendo». Esto me lo repetía una y otra vez.

Mi otro abuelo, el padre de mi madre, tenía dudas sobre la existencia de Dios.


Así que cuando le contaba lo que me había ocurrido me decía: «Te mueres y te
entierran; no existe nada después de la muerte».

A pesar de no creer en otra vida, era muy buena persona. Los dos abuelos lo eran.
Llegó la muerte del abuelo José cuando yo tenía veinticuatro años y me pasó lo
mismo. Lo vi en otro sueño lúcido o visión, también con rostro joven y buen
semblante y me dijo: «Tenías razón, Paco, se sigue viviendo después de esta vida
terrenal».

Razonando sobre lo que me había sucedido con los dos abuelos entendí que lo que
me habían enseñado de niño no tenía nada que ver, aquello de que para ir al cielo debía
ir todos los domingos a misa, como mi madre me había enseñado, ya que era muy
católica. También entendí que creer o no creer en Dios no tenía nada que ver para ir al
cielo, sino ser buena persona en esta vida terrenal.

Ahora vuelvo a los veinte años. Llega la hora del servicio militar, que entonces era
obligatorio y duraba dos años. En esos momentos sigo trabajando en la misma
empresa de muebles tapizados. Pero tengo que dejar la empresa e incorporarme
al ejército.

19
Tuve la suerte de que me tocó en Palma de Mallorca. Estuve de dos a tres
meses en el campamento y, después de esta estancia, al ser tapicero me
reclamaron en un cuartel de automovilismo ya que necesitaban un tapicero para
reparar toldos y asientos de camiones, cosa de la que yo no tenía ni idea. Yo era
tapicero de muebles, de tresillos y sillones, pero era una gran oportunidad para mí
ya que en conversaciones con los compañeros de la empresa en que yo trabajaba
y que ya habían hecho en el servicio militar trabajos de tapicero, se vivía muy bien
o, como decían ellos, tenías una buena mili.

Cuando llego al cuartel donde me habían reclamado como tapicero, cuartel de


automovilismo, era un cuartel muy pequeño donde había muchos camiones, un
taller de mecánica y un pequeño cuarto para el tapicero. Este cuartel daba
servicio de camiones a otros cuarteles que los necesitasen.

Nada más llegar al cuartel me recibe el sargento Giménez y me pregunta:


« ¿Tú eres el tapicero?». Yo le contesté afirmativamente. «Pues bien, ahora en
unos minutos entrarás a hablar con el capitán y te hará unas preguntas. Debes
responder que solo sabes reparar toldos y asientos de camiones». Pero yo no
tenía ni la menor idea de tapizar toldos, ni asientos de camión.

Me llamó el capitán y efectivamente me preguntó: « ¿Tú qué clase de tapicero


eres?». Le respondí que lo había aprendido de mis compañeros de la empresa
donde trabajaba como tapicero, así que contesté lo contrario que me había
indicado el sargento. «Yo sé tapizar tresillos y sillones y nunca reparé ni un toldo
ni un asiento de un camión». A lo que replicó: «Muy bien, ahora aprenderás
también a reparar toldos y asientos de camiones, pero también tengo para ti
trabajo en mi casa ya que quiero que me tapices unos sillones». Así que al final el
sargento Giménez también acabó pidiéndome ciertos trabajos para su casa.

Tengo que aclarar que el capitán de graduación era teniente, el teniente Amorós, y
estaba haciendo las funciones de capitán ya que esa plaza era la máxima
graduación en el cuartel de automovilismo y estaba vacante.

Muy pronto fui ascendido a soldado de primera, llamado también soldado especial,
por lo que me dieron un galón en forma de “V” y empecé a hacer funciones de
cabo. Fui excluido de hacer servicios de camión y solo hacia funciones de cabo
de guardia y mis tareas como tapicero.

20
También me fue dado permiso para tener las tardes libres, con lo que me busqué
un trabajo extra en la capital, Palma de Mallorca, en una tapicería llamada Tapizados
Rodríguez. Así evitaba que mis padres me tuviesen que mandar dinero ya que mi
padre tenía un salario bajo como peón y, posteriormente, ayudante, en la
empresa donde trabajaba.

El servicio militar llegó a su fin tras unos doce meses de servicio y tal como fui,
en barco, regresé a casa. Como anécdota contaré que regresé con una máquina
de coser de segunda mano para los trabajos extras que hacía a particulares fuera
de la empresa donde yo trabajaba, Tapizados Chilet.

Con el servicio militar terminado, volví al trabajo habitual. Ya cumplidos mis


veintidós años, mi novia y yo decidimos casarnos un 8 de diciembre de 1980 en mi
pueblo natal, Bonete, en un día realmente lluvioso con agua nieve y mucho frío. Pero
fue uno de los días más felices de mi vida, por no decir el más feliz.

Aún recuerdo la sensación que sentí al entrar al templo para celebrar el enlace.
Sentía un hormigueo en todo el cuerpo. Después del convite, al que asistieron
familiares cercanos y amigos, regresamos a Albal. Al día siguiente emprendimos
el viaje de novios por nuestra cuenta. Visitamos Barcelona y Andorra. El viaje lo
hicimos en un Seat 127 y, en Andorra, se nos congeló el agua del radiador de
tanto hielo y nieve que había, obligándonos a poner agua caliente al radiador para
que funcionase y así poder seguir.

Visitamos las tiendas de Andorra, comprando artículos como videojuegos, un


telescopio, etc.… Pasadas unas semanas, regresamos a casa.

Fue empezar entonces una vida nueva para mi mujer, Mari, y para mí. Todo era
nuevo, el piso, los muebles, los electrodomésticos…

Al poco tiempo de estar casados nació nuestro primer hijo, Javier, el 10 de agosto
de 1982. Fue un parto complicado ya que se lo tuvieron que provocar y usar
fórceps para el alumbramiento. Sufrió un derrame cerebral a causa de los fórceps
y se le tuvo que ingresar a vida o muerte. Le hicieron una transfusión de sangre y
se recuperó completamente.

Mi suegra enfermó de cáncer, con lo que mi mujer tuvo que pasar algún tiempo fuera
de nuestro hogar y aquí empieza otra de mis experiencias extrasensoriales.

21
Mi mujer, como he dicho, se encontraba en Alicante cuidando a su madre. Yo me
encontraba solo en casa, ya que mi hijo con tan solo unos meses es llevado a casa
de mi madre.

Estando solo en casa, un piso que nos cedieron mis padres, a una hora prudente
sobre las once de la noche, decido irme a dormir y apago la luz de la habitación.
Solo habían pasado unos instantes, quizás segundos, cuando de pronto surgió una
luz cegadora de la nada, de la pared de enfrente de mi cama como si fuese un flash
muy potente y que me impedía tener los ojos abiertos. Enciendo la luz de la
habitación y esa otra luz desaparece. Vuelvo a apagar el interruptor y reaparece la
luz cegadora. Así una y otra vez hasta que, muerto de miedo, decido ir a casa de
mis padres a dormir.
Un tiempo después, mi suegra fallece de la enfermedad mencionada y mi
mujer y yo seguimos una vida normal de pareja en nuestro piso. Sobre el año
1985, noto una mañana después de despertar, al intentar levantarme de la cama,
que no podía ni tan solo mover un músculo de mi cuerpo. Sentí como si un gran
hormigueo que empezaba por los pies y llegaba hasta el cerebro se apoderara de
mí, dejándome inmóvil el cuerpo pero la mente despierta.

Esto empezó a ocurrirme muy a menudo, incluso diría que estuve unos años con
estos síntomas. Había visto la película “Catalepsia” y empecé a pensar que estaba
sufriendo esa enfermedad. Pero siempre que me pasaba esto yo hacía mucha
fuerza mental para desbloquear el cuerpo, con el resultado de notar como un
desgarro en mi mente y me recuperaba. Comenté con mi médico de cabecera
varias veces lo que me sucedía, pensando en alguna enfermedad extraña, y la
respuesta del médico siempre era la misma: «eso son los nervios».

Independientemente de lo que me estaba sucediendo cada vez más


frecuentemente, me apasionaba el tema ovni y el espiritual. Leía libros de ovnis, la
revista Más allá, y había un libro que me entusiasmaba y lo leía una y otra vez: la
Biblia y sobre todo el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento no llamaba mi
atención aunque algo leí de Daniel, Ezequiel, Moisés… pero muy poco. También
me apasionaba la película “Jesús de Nazaret” y la película “Lo que sé de mí”, o en
español, “Cita con los Dioses”, de Shirley MacLaine, entre otras.

Pasaron algunos años con aquellos síntomas sin encontrar explicación, hasta
que un día del año 1987 conocí a una persona muy espiritual y cuando le conté lo
que me estaba pasando, el bloqueo del cuerpo y la mente despierta, me dijo:

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«Tu alma o espíritu quiere salir del cuerpo y tú te opones. Se trata de un viaje
astral. Y tú te opones con tu actitud de ponerte nervioso y hacer ese esfuerzo por
despertar el cuerpo. Cuando te ocurra esto no te opongas e intenta relajarte y
déjate llevar».

Tan solo pasaron unos días, estaríamos en el mes de septiembre o quizás octubre
del año 1987, y emprendí un viaje hacia mi pueblo natal a pasar un fin de semana.
El viaje era ya al atardecer y viajábamos en mi coche mi mujer, mis dos hijos (ya
teníamos un segundo hijo, una niña de apenas unas semanas), una prima y yo. Mi
prima, que se llamaba Maruja, pertenecía a la congregación de los testigos de
Jehová. Durante el trayecto, intentaba convencerme de sus creencias al saber que a
mí me interesaban mucho esos temas. Discutimos un poco el tema sin llegar a
buen puerto ya que le decía que yo era una persona autónoma con mis propias
creencias y no quería pertenecer a ninguna congregación ni religión. Me acordaba
de las experiencias de mis abuelos que antes conté.

Llegamos ya de noche al pueblo, nos hospedamos en casa de mis padres que


estaban pasando unos días allí, cenamos y nos acostamos. A la mañana siguiente,
mi mujer se levantó sobre las nueve de la mañana y yo me quedé un ratito más en
la cama pues estaba bastante relajado.

Sobre las diez de la mañana, entró mi mujer a la habitación y me dijo: «Tu primo
Pepe ha venido a visitarte… ¿Te levantas ya?». Le contesté que sí. De pronto, sin
esperarlo, comenzó el hormigueo por los pies y fue avanzando hacia la cabeza
dejándome en el estado catatónico que ya conocía. De pronto, reaccioné y me
acordé de aquella persona que me dijo: «Cuando esto te ocurra relájate y déjate
llevar».

Me relajo y me dejo llevar… Veo cómo salgo de mi propio cuerpo, soy el alma o el
espíritu y me veo en el universo… no veía cuerpo. Formaba parte del universo, era
solo mente, pura energía, totalmente consciente, es decir, con consciencia propia.
Sentía una paz enorme, con un sentimiento de felicidad indescriptible e
inimaginable. Iba de un sitio a otro. Y de pronto me veo de nuevo en la
habitación, fuera de mi propio cuerpo al que veo en la cama. Estando en la
habitación en forma de espíritu, juego con el espíritu de mi hija Ana, que estaba en
una cuna (ya que tenía apenas unas semanas). Después de esto, me dirijo hacia mi
cuerpo que estaba en la cama y entro dentro de él.

23
Con un pequeño hormigueo en mi cerebro, me recupero. Entonces noto un
cambio muy brusco. Venir de un sitio puro y con mucha paz y todo lo descrito
anteriormente a una atmósfera sucia, como contaminada de pecado. Salgo de la
habitación y pregunto por mi primo Pepe. Me dice mi mujer: «Han pasado dos
horas desde que te llamé y tu primo se ha marchado».

Esta experiencia fue tan agradable que fue una gran enseñanza para mí y me
sentí muy relajado, feliz, evolucionado, libre… y produjo un cambio grande en mi
manera de pensar sobre la vida y la muerte.

Para mí, en el estado en el que había estado, era como si tan solo hubiesen pasado
unos minutos ya que percibí que había estado en algún lugar maravilloso donde no
existía el tiempo.

Aclaro que le llamo alma o “espíritu” entre comillas porque no sé cómo llamarlo,
no veía cuerpo. Era una mente o pura energía que formaba parte del universo. Sin
embargo, en la habitación era mente también, pero creo recordar que entonces sí
tenía forma.

Esto que me había ocurrido en metafísica se llama viaje astral. Quiero también aclarar
que en muchos libros que posteriormente encontré que hablan de este tema
comentan que en el viaje te acompaña un cordón de plata que une al espíritu con el
cuerpo material. Pues bien, yo no vi en ningún momento ningún cordón de plata, ni en
esto que he contado ni en los sucesos que continuaré contando.

No quiero decir que no exista, sino que quizás a mí no me hiciera falta por cosas
que me sucedieron posteriormente que me aclararon muchas cosas.

Ahora hago otro flashback y regreso al año 1982. Cuando terminé el servicio militar,
allá por el año 1978-79, mis ideas sobre el trabajo cambiaron mucho gracias a los
dueños de la empresa donde estuve trabajando por las tardes. Los dos hermanos,
que antes de tener su propia tapicería habían trabajado también para otros,
cambiaron mi forma de pensar. Aun siendo tapicero en la empresa que trabajaba,
empecé a compaginar el trabajo habitual con otros por cuenta propia.

24
Se acercaba el Mundial de 1982 y se me ocurrió, ya que me había traído una
máquina de coser del servicio militar, fabricar peluches y venderlos los fines de
semana en los mercadillos, cosa que me trajo otras ideas como fabricar monederos
de piel, etc.…

Hasta que un día vendiendo estos monederos en un bar veo que había cola en
una máquina llamada tragaperras que funcionaba con monedas de cinco y
veinticinco pesetas, las primeras máquinas legales que salían al mercado más o
menos por esa época. Se me ocurrió junto con mi primo José, socio de estos
trapicheos extra empresariales, comprar una máquina de esas y así lo hicimos. Yo
tenía en aquella época unas doscientas mil pesetas ahorradas que era lo que
costaba una máquina de aquellas y decidí invertir todos mis ahorros en la
compra de una. Y mi primo, al ver el resultado y la aceptación que tenían en
esa época, compró otra. Mi primo y yo, con la ayuda de Emilio, jefe de ventas de
la empresa que vendía las máquinas, y de algunos préstamos, llegamos a tener de
veinte a veinticinco máquinas que nos generaban un buen dinero al mes.

Esto nos hizo abandonar la venta de peluches y la venta de monederos. Y además


entrar un poco en el mundo de los autónomos.

Veinte a veinticinco máquinas no significaban mucho ya que había empresas


que tenían cien, doscientas, trescientas, incluso miles, pero para nosotros era
suficiente ya que nos permitía tener un salario al mes y poder abandonar los
trabajos habituales que ambos teníamos.

También, antes de abandonar el trabajo fijo que teníamos ambos en la empresa en


que trabajábamos, ya metido de lleno en el negocio nuevo de estas máquinas, decidí
con un amigo de la infancia, Diego, y mi primo José, montar un videoclub que
también era un negocio que empezaba más o menos en esos años. Concretamente
lo montamos a finales de 1983.

Después, por las experiencias que contaré más adelante, me enteré de que toda
esta parte de mi vida, o sea la decisión de dejar el trabajo fijo y montar mi propio
negocio de cara al público, estaba prevista en un plan divino que se planificó antes
de mi nacimiento. Más adelante daré las explicaciones necesarias para
comprenderlo.

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En el año 1987, mi primera experiencia fuera del cuerpo había sido tan fabulosa e
inimaginable para mi mente racional que quería repetirla. Aunque esto no ocurría
a voluntad, decidí que aprovecharía para repetirla cuando me pasara de nuevo el
estado de parálisis corporal que me ocurría a menudo. Las ocasiones fueron
muchísimas y de todos los tipos hasta el año 1992. Existe un antes y un después
de este año que marcaron mi vida hasta hoy.

Después de los síntomas explicados, antes de la salida del cuerpo, veo una luz
blanca en el techo de mi habitación y veo cómo salgo de mí mismo. Mi alma sube
hacia esa luz y luego baja y se incorpora al cuerpo sin ningún problema. Me digo
entonces: « ¡Esto funciona! ».

Pero, ¿cómo saber que no es un sueño ni una enfermedad?… Empiezo a


cuestionarme todo esto. Y me surge una idea. Yo vivo en el piso antes
nombrado cedido por mis padres. Enfrente de mi piso hay solares y en uno
de ellos se ha construido una casa nueva. Yo conozco a la dueña y tengo
amistad con ella ya que es clienta del videoclub. Decido ir a su casa e
inspeccionarla por dentro cuando me pase de nuevo esta experiencia extra
corporal, para, posteriormente, como así ocurrió, comentárselo a la dueña. Y así
sabría si realmente se trataba un viaje extra corporal del alma, o de un sueño o
enfermedad.

Pocos días después, veo que empiezan los síntomas, me relajo y decido ir a esa
casa. Para mi asombro, en un momento, sin verme salir de mi cuerpo ya me veo
en ella. Empiezo a observar detalles pues en este estado antes mencionado tienes
consciencia lúcida. Veo unas sillas de enea rodeando un mueblecito llamado
centro, una ventana enfrente y me llama mucho la atención, una chimenea donde
hay unos jarrones de porcelana muy grandes.

Subo a las habitaciones y veo cómo todas las camas están vestidas con unas
colchas muy parecidas. La veo a ella en “espíritu o su alma” y me da un recado
para sí misma. Me dice: «Dile a mi carne…».

Ya una vez terminada mi visita, observo algo que me llama mucho la atención y
que nunca había leído ni escuchado decir a nadie. Veo unos seres con forma
humana, pero sin rostro. Y, cosa muy curiosa, yo los observaba a ellos y los veía,
pero ellos no me veían a mí estando a su lado. Estos seres no me causan mala
impresión como otros que vi en otros episodios que contaré.

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Decido volver a mi cuerpo, sin buscar camino ni nada por el estilo… solo con
pensarlo aparezco de nuevo en mi cama.

Unos días después, veo a la dueña de la casa. Como tenía bastante confianza con
ella, le dije: «Tú tienes, en tu casa nueva, esto, esto y esto…» Me contesta: «¿Cómo
lo sabes?». Se quedó tan sorprendida que me enseñó su casa. Todo era como yo lo
había visto, con una peculiaridad: que yo lo había visto en formato imagen espejo.

Me quedé tan sorprendido de la experiencia, que decidí hacer lo mismo con otra
amiga que hacía poco que se había casado. Días después, empiezan los síntomas. Me
relajo y digo en mi mente que deseo ir a casa de tal. Y de pronto me veo dentro de
una habitación, una habitación donde las paredes eran de color fucsia o más bien
tirando a rosa, pero sí me llamó mucho la atención que las paredes de esa
habitación tenían un color tan especial. También veo un mueblecito con unas
figuras encima de él, algo como un escritorio.

Me parece una situación tan extraña que pienso que esta vez me he equivocado.
Decido, como la vez anterior, regresar a mi cuerpo. Y entonces me veo dentro de
él recuperándome sin ningún esfuerzo, cosa que ya me ocurría todas las veces, así
que yo ya controlaba el asunto.

Veo a esta amiga que la conocía hace ya bastantes años y también le gustan estos
temas, y le digo: «En tu casa tienes una habitación así…». Y me dice que no, ¡qué
chasco me llevé! Hacía poco que se había casado y vivía en un piso nuevo. De
pronto, me dice: «Qué fuerte, Paco, me estás describiendo mi habitación de casa
de mis padres. Es tal como estás explicando, las paredes y el mueblecito que
tengo, incluso las figuras. Hace poco que me he casado y cuando pienso en mi
casa, pienso en casa de mis padres. Esa habitación es donde yo he pasado mi vida
hasta ahora».

También debo decir que, entre todas las experiencias que iré narrando, hay una
que me dejó especialmente perplejo. Estando en mi cuerpo en el estado que
nombré anteriormente y sin haber salido aun de él, veo unos seres oscuros como
los que posteriormente vi en la película “Ghost, más allá del amor”. Estos seres
me pisaban los testículos y me decían: «Estás muerto, estás muerto». No sentía
daño físico. Más bien, psicológico.
Y reacciono y salgo del cuerpo, con mi alma, y digo esta frase mentalmente:
«Dios es la luz del universo, marchaos». Se iluminó toda la habitación y
desaparecieron.

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También, aparte de estas y otras experiencias, voy teniendo cada vez más sueños
lúcidos o visiones, como queramos llamarles, y sigo haciendo una vida
normal. Cada vez más, me voy convenciendo de que algo extraño estaba pasando
en mi vida que, de momento, no entendía.

A estas alturas de mi relato, debo aclarar que las experiencias que cuento en este
libro no tienen nada que ver con los sueños normales que todo el mundo conoce.
Me refiero a sueños lúcidos, experiencias extra-corporales, también llamadas viajes
astrales, materializaciones, visiones y manifestación de la luz. Aclaro que sé distinguirlos
de los sueños normales que yo también tengo, como todo el mundo. Pero sé
distinguir un sueño normal de las experiencias que he expuesto anteriormente. Un
sueño normal se desarrolla y tú no eres consciente de estar soñando. Sueñas con
cosas que no tienen sentido, cosas absurdas y, la mayoría de veces, no eres consciente
de que es un sueño. En cambio, en un sueño lúcido y el resto de vivencias que cuento,
existe consciencia, por lo que en muchas ocasiones, sabes que tu cuerpo está
durmiendo. Pondré algunos ejemplos…

Un sueño:

Veo a muchos cardenales vestidos de negro y con su solideo rojo. Están todos de
pie como en formación. De pronto, el cielo se tiñe de rojo y caen desplomados al
suelo.

Otro sueño:
Veo muchos seres humanos tumbados en el suelo durmiendo. De repente, suena
una sirena y es la señal que estaban esperando. Despiertan y todos los que
estaban durmiendo se dirigen hacia un círculo de luz blanca que aparece en el
cielo. Van colocándose debajo de él.

Un sueño lúcido:
Un día me veo en el videoclub y viene un cliente nuevo. De repente me digo a mi
mismo que lo conozco y no sé de qué. Al poco tiempo, viene un cliente nuevo
que a partir de ahora referiré como Eusebio (no es su nombre real) y se hace una
ficha para alquilar películas.

Por las películas que se llevaba y algunos comentarios que hace, observo que le
gustan los mismos temas que a mí. Además aparece una coincidencia… yo tengo
una mancha de nacimiento encima del tobillo derecho y él tiene la misma marca
que yo, pero en el pie izquierdo. Desarrollamos mucha amistad aunque hay cosas
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que no me acababan de gustar, como sus actos con los demás.

Sigo con mis experiencias fuera del cuerpo. Cierto día, como había leído en algún
libro algo referente a la Atlántida, pienso: «Cuando me ocurra esto intentaré viajar
en el tiempo y visitar la Atlántida».

Me ocurre lo de siempre pues ya estoy habituado a estas experiencias. Cuando


pienso en el deseo de ir a la Atlántida de pronto me veo viajando dentro de una
espiral de luz. Observo las paredes de esta espiral, que son muy blancas. Entonces,
me sitúo en una explanada donde hay monjes con túnicas y unos capiruchos de
punta en las cabezas, como se ven en las procesiones. Hay muchísimos, divididos
en dos grupos y en formación. Unos visten de blanco, y otros de marrón. Me veo
vestido de blanco, hablando con el chico este, Eusebio, que viste de marrón. Si
tuviese que hablar de alguna graduación, diría que nosotros somos algo importante
dentro de esos ejércitos y un rayo de luz como el arco iris envuelve nuestras
cabezas. Conversamos y no es una conversación agradable pues estamos
discutiendo sobre algo que ahora no recuerdo. De alguna manera, pertenecemos a
lados opuestos.

Entonces, relaciono el sueño lúcido de días anteriores con Eusebio. Ese en donde
me veía en el videoclub y vino un cliente nuevo. Poco a poco, los sueños me
fueron dando información sobre él. En la vida actual aparentaba una cosa, y en
los sueños otra muy distinta, como si no fuera trigo limpio… Aun así y a pesar de
mis dudas sobre él, fuimos amigos durante algún tiempo. Debo reconocer que nos
llevábamos bien ya que nos gustaban, como ya he dicho, los mismos temas, y esto
nos llevó a montar una empresa electrónica, ya que él era especialista en este
campo.

La empresa la montamos entre Eusebio, Paco Cifuentes, otro amigo de la


infancia que ahora entra en escena, un par de conocidos y yo. En total, cinco
socios. Hubo otro detalle que no me gustó. Eusebio decía no tener dinero para
montar dicha empresa, así que los demás pusimos el dinero para montarla. La
cantidad que aportamos cada socio, excepto él, fue muy curiosa, 666.666 pesetas.

Mari Carmen, una amiga, me dijo: «Paco, ese número… 666 es el número de la
bestia». Pero esa cifra fue la que resultó que teníamos que poner cada socio al
sufrir el engaño de Eusebio. Más tarde, se descubrió que era mentira aquello de
que él no participaba en la aportación económica porque no tenía dinero.
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Al poco tiempo de haber montado la empresa, llega el momento de hacer la
declaración de la renta y… ¡cosas de la vida! las mentiras tienen las patas muy
cortas. Eusebio le pide a un primo mío, José, que revise el tema de su renta. No
sé si llegó a hacérsela, pero al darle la información a mi primo para su declaración,
descubrimos que no hacía mucho había cobrado cuatro millones de pesetas de un
despido de la empresa de coches Ford, para la cual trabajaba.

Creo recordar que, según mi primo, Eusebio disponía de ese dinero. Nos la
había jugado. Vi otros muchos detalles que no me gustaron, pero algo
inexplicable nos unía. Yo estaba envuelto en un mar de dudas por un hecho muy
importante para mí que ocurrió en nuestra relación y que no olvidaré. Más tarde,
cuando se me manifestó la luz, cosa que contaré después, me fue dada una
explicación.

El hecho fue el siguiente:

Un día sobre las ocho de la tarde, recuerdo que ya era de noche, recibo una
llamada telefónica de Eusebio que me dice: «Paco, ven aquí donde yo estoy y
verás dos naves (ovnis) y verás el espectáculo que están dando». Cojo el coche y
me dirijo adonde me había indicado. Estaba tan emocionado que olvidé llevarme
la cámara de vídeo que tenía entonces. Llego al lugar indicado, y estaba él y un
trabajador de una empresa donde él también ofrecía sus servicios, en las afueras
de Silla, un pueblo cercano a Valencia.

Veo dos círculos de una luz muy blanca en un campo junto a un camino. Miden
unos cuatro metros de diámetro, a unos veinte metros de altura, y se mueven a
poca velocidad formando un ocho horizontal sobre una pequeña niebla que se ha
formado alrededor.

Aquello fue un espectáculo sorprendente. No tenía comparación con los


focos que alguna discoteca pudiese lanzar sobre las nubes con un láser.
Estuvimos observando este espectáculo una media hora.

Muy emocionado, entregué las llaves de mi coche al trabajador de esa empresa,


pensando que aquellos ovnis bajarían y que nos marcharíamos con ellos. Pero,
como si se evaporasen, desparecieron ellos y la niebla. Luego me hice algunas
preguntas.
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¿Eran círculos de luz? ¿Eran metálicos? ¿Estaban formados de luz? ¿Y la
niebla? Más adelante tendría las respuestas.

A pesar de aquel incidente que nunca olvidaré y debido a actos que


seguían no gustándome de Eusebio (además de los avisos en sueños
sobre él), decidí salir de la empresa que habíamos creado. Primero, avisé a
mi amigo de la infancia, Paco Cifuentes, que formaba también parte de la
empresa. Le dije: «Deja de relacionarte con esta persona… que te va
arruinar». Se me había avisado en un sueño de que esto le pasaría a mi
amigo pero no me hizo caso. Estaba ciego; esta persona lo tenía
hipnotizado. Al poco tiempo de seguir con él, mi amigo perdió su casa, su
chalet y acumuló un sinfín de deudas. Al final, quedó mal con él.

Yo estaba decepcionado con Eusebio. Y sigo cuestionándome. Había


vendido el piso donde vivía y parte de ese dinero lo había empleado en
montar la empresa, aunque lo recuperé cuando me salí de ella
vendiendo unos productos que se habían comprado de Bruselas: unas
gafas llamadas El soñador. Estas gafas llevaban unos leds que te relajaban
al ponértelas y por eso estaban de moda. Las conseguí vender y recuperar
mi inversión.

Como había vendido mi piso, me había comprado un solar delante para


construirme una casa. Pasé un año viviendo en casa de mis padres
mientras terminaban las obras. Mis creencias estaban muy afectadas por
culpa de este hombre y estaba muy defraudado con estos temas de ovnis,
espirituales… A pesar de ello, tuve una de esas experiencias de nuevo, una
bastante fuerte que me dio muchos ánimos.

Una experiencia maravillosa:

Como dije, estaba viviendo en casa de mis padres. De pronto, estando


en la cama, relajado y consciente, veo que la habitación se llena de
puntos de luz de distintos colores. Esos puntos de colores toman forma
humana y se forma la imagen de Cristo, imagen que era muy familiar para
mí por otras experiencias que había tenido.

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Como digo, se forma la imagen de Cristo, veo que se agacha inclinándose hacia el
suelo y recoge una madera de dos centímetros de grosor por cinco centímetros
de largo. Se dirige hacia mí, me agarra suavemente del brazo y me lo extiende, me
abre la mano, me deja la madera en la mano y me la cierra. Y ahí estaba la
madera, una madera real, estaba en mi mano, la pude ver, sentir y tocar. Fue algo
milagroso. Yo reacciono, Cristo se desvanece dejándome la madera. Y yo pienso:
«Si hubiese sido un sueño no tendría la madera, si yo fuese sonámbulo no hubiera
tenido la visión…».

La cama estaba a cierta altura por lo que, en el estado en que estaba tumbado en
la cama, era imposible que yo mismo la hubiese cogido del suelo. Los puntitos de
luz tomaron la forma de Cristo pero sé por mis creencias actuales que, si fuese
budista, se hubiese formado la imagen de Buda y si…

Durante este periodo en casa de mis padres tengo más experiencias o viajes
astrales. En uno de ellos, veo a este mismo Cristo. Me acompaña enseñándome
cómo se vive en el más allá o en el Cielo. La visión es preciosa. Casas preciosas
con jardines preciosos, donde se ven personas paseando por las calles. Todo es de
un color muy llamativo y parece estar formado de energía.

En otra experiencia veo a Cristo luchando contra una bestia con una especie de
espada. Él le llevaba ventaja a la bestia o demonio. Este Cristo se distrae girando
la cabeza hacia un lado, la bestia le arrebata esa espada y se transforma en un
niño. El escenario de la lucha es la Tierra y el arma que usan es una espada o una
maza y tengo el sentimiento de que la bestia ha ganado la lucha por el descuido de
Cristo.

Más adelante entendí este sueño. La lucha con la bestia es la lucha entre la luz y
la oscuridad. El arma es su mensaje a la humanidad. Y al arrebatarle el arma
(espada o maza) y convertirse en un niño, supone la tergiversación de su mensaje,
manipulado durante los siglos, tal como se puede manipular a un niño. Todo esto
tiene explicación en las revelaciones que me hizo la luz en 1992.

En otra ocasión, en un sueño lucido, veo de nuevo a Cristo junto a mí. Lleva una
corona de espinas en la cabeza. Con sus manos, se quita la corona y me la pone a
mí. Entonces empiezo a sangrar a causa de esas espinas y, cosa extraña, esa sangre
me baña y me da placer.

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En estas experiencias, no siempre iba donde yo quería. Recuerdo una vez
en la que, de pronto, aparezco en un hospital donde hay muchas personas que
solo son de luz. Unas con más luz, y otras con menos. Sus cuerpos están
formados de luz. Aparezco allí y voy recorriendo el hospital; voy viendo cómo
estas personas, las que estaban tumbadas, se reincorporan y me van
observando. Les llamo mucho la atención, como alguien extraño para ellos que
les estuviese visitando. En esta ocasión, mi cuerpo también era de luz.

Otra experiencia que me gustó mucho y fue muy tierna fue aquella en la que me
veo en los cielos a la altura de las nubes, con un cielo muy despejado, en volandas,
y una fuerza extraña e invisible me lleva de un sitio a otro. De pronto, esa fuerza
invisible toma forma y se convierte en un anciano con pelo y barbas blancas que
en un momento dado me introduce y me saca en un mar de aguas muy
transparentes. Juega conmigo hasta que me deja en una isla donde veo mujeres y
hombres muy jóvenes que van con la misma vestimenta, como si llevasen
uniformes escolares. Entre estos hombres y mujeres veo a una amiga mía que
antes mencioné, Mari Carmen. Me dirijo a saludarla y el anciano me dice: «Aquí
aún no te conoce».

Me dio la impresión de que esos jóvenes estaban listos para nacer en la Tierra y se
encontraban en una etapa del no tiempo y eran quizás también almas nuevas.
Debo aclarar que, en el otro lado o en esa dimensión, no existe el tiempo como lo
conocemos aquí en la Tierra. Después de esto, me vi de nuevo en mi cuerpo
carnal.

Como tenía un gran telescopio, un día mi mujer, mi primo Alfonso y yo,


comentamos la idea de llevarlo a un campo cerca de la población de Albal, que era
donde vivíamos, e instalarlo allí para ver las estrellas ya que el cielo nocturno se
veía mejor en el campo que en la ciudad, donde las luces de las farolas te
deslumbran y no tienes un buen enfoque.

Para nuestro asombro, mientras instalábamos el telescopio, salió un enorme ovni


de una nube. Medía unos diez metros de diámetro y estaba formado de luces de
muchos colores. Mi mujer fue la primera en ver esta visión, yo apenas la vi y mi
primo Alfonso no sé si llegó a verla, ya que duró apenas unos segundos y
desapareció como si nada.

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La sensación que nos dio es como cuando un nadador se tira a una piscina, se le ve
entrar y salir del agua, pero con el objetivo de visión dentro del agua.

Mi vida sigue de manera cotidiana, sigue con normalidad, es decir, ya habituado a este
tipo de experiencias y aún sin saber por qué me estaba ocurriendo esto a mí, algo
que descubriría unos años más tarde. Estaba muy enganchado a ellas y no encontraba
a nadie que pudiera darme una explicación racional.

Viajé a Alicante, a Tarragona y a otras ciudades. Buscaba a alguien que entendiera


de estos temas y que me pudiese explicar lo que me estaba pasando. Pero no
encontré a nadie que me diese una explicación lógica.

Le comenté a mi padre lo que me estaba sucediendo, las experiencias que


estaba teniendo. Me comentó que a él, de niño, hasta los ocho o diez años, se le
aparecía un ser luminoso y conversaba con él. No recuerda qué conversaciones
tenía porque era muy niño y hacía muchos años de esto. Mi padre tendría unos
sesenta años cuando me lo contó.

Un día, mi hermana, que sabía algo de lo que yo le había contado, vino con una
revista de aquella época llamada Pronto y me dijo: «Mira, Paco, aquí hay un
artículo sobre una persona a quien le pasa algo parecido». Dicha persona se
llamaba Santiago. Leo el artículo y pienso que ya no soy el único.

Mientras tanto, sigo en obras en el solar que me había comprado para construir
mi propia casa, ya que los negocios no me iban mal. A raíz de dejar la anterior
empresa, mi mundo y mis ideas cambiaron rotundamente. Me veía autosuficiente
para montar cualquier negocio ya que era joven y con muchas ganas de trabajar.
Llegué a tener varios negocios: las máquinas tragaperras con mi primo José, el
videoclub con otros dos socios, un restaurante llamado Géminis en Valencia con
un socio palestino llamado Mustafá, mi primo y yo, una comercial de películas de
vídeo… Me encantaba meterme en estos líos empresariales hasta que un día la
vida me dio un giro de ciento ochenta grados. La Caja Rural, que se llamaba Caja
Rural Arrocera San José, quiebra. Se hunde y, con ella, mi primo y yo, que teníamos
depositados allí el setenta u ochenta por cien de nuestros ahorros, es decir, unos
diez millones de pesetas (unos sesenta mil euros actuales) pero de aquella época,
de los años noventa. Todos los cheques que yo había dado para los proveedores
de la casa que estaba construyendo habían sido devueltos.

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La Caja Rural no tenía liquidez. De la noche a la mañana estaba arruinado, pero
me encontraba muy fuerte espiritualmente. Pedí varios préstamos a algunos
bancos como el BBVA y la Caja de Ahorros de Valencia, y me fueron dados a
cambio de hipotecar la casa que me estaba construyendo.

Creo recordar que, en aquella época, los intereses eran muy altos, de un 16%
a un 18%, pero como era joven, con muchas ganas de trabajar y mentalmente
fuerte, salí adelante. Las obras de la casa nueva se demoraron más de dos años
mientras se recuperaba mi economía…

Cada vez me voy haciendo una persona más espiritual, dejando a un lado el tema
ovni, aunque tengo la completa certeza de que los dos van unidos. Dentro de mí, se
ha efectuado un cambio muy grande en estos momentos de mi vida. Voy
presintiendo que alguien del otro lado me protege a pesar de las turbulencias vividas y
siento un gran amor hacia los pobres y necesitados, más que nunca.

Esto no lo debería contar, pero lo cuento para que nos haga pensar un poco en
los más desfavorecidos. El siguiente hecho aconteció antes de yo tener mi propia
vivienda unifamiliar.

Una noche fui a guardar mi coche en un garaje compartido y veo en la


puerta del garaje a un pobre viejo quitando la tierra de un mendrugo de pan
duro para comérselo. No cuento lo que hice, pero me dio mucho que
pensar… en los demás. Este no fue un caso aislado, pues parecía que la vida
te ponía pruebas de este estilo para ver si las ibas superando. Más tarde aprendí
que, a los pobres, les hacemos un grandísimo favor cuando les ayudamos,
dándoles comida, limosna o lo que sea. Pero el mayor favor nos lo hacemos a
nosotros mismos, más que a ellos, ya que, por decirlo de alguna manera,
puntuamos espiritualmente. Esta vida humana es una vida llena de obstáculos y
pruebas, algunas muy duras.

Cierto día, en una de estas experiencias me vi como Merlín, el mago, el de la


película de dibujos Merlín, el encantador. Alguien me iba enseñando cosas del
otro mundo y, de pronto, me dice: «Mete la cabeza aquí, dentro del agua». Veo
que con la cabeza dentro del agua puedo respirar. Le pregunto cómo lo he
conseguido y me contesta: «Esta es la vida verdadera donde todo es posible.

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La otra (la vida carnal) algún día, cuando estéis aquí, la veréis como un sueño que
tuvisteis dentro de la carne. Aquello no es real, todo se pudre o se corrompe, todo
tiene principio y fin». Yo le pregunto: « ¿Todos los humanos vendrán a este
mundo?» Y me contesta: «Ese es el deseo del Padre, pero tal como hay día hay
noche». También me decía, cuando yo quería saber algo y no era el momento:
«Ten paciencia, ten paciencia».

Ya a finales del año 1991 se han terminado las obras de la nueva casa y
abandonamos la casa de mis padres para pasar las Navidades de este año en el
nuevo hogar. Lo hicimos en unas condiciones muy precarias. No teníamos
cortinas, muy pocos muebles etc.… Ya que la economía familiar había quedado
muy mermada, poco a poco pusimos cortinas y la amueblamos, con muebles
normales ya que la casa era grande pero sin muchos lujos. El suelo era de terrazo,
las puertas de una madera barata, pero buena, y los muebles comprados a
fabricantes que conocía porque tenía buena relación con ellos, con lo que
conseguimos buenos precios. El comedor y la habitación, que aun hoy en día están
como nuevas, eran de Catalá Ferrer, un fabricante muy famoso de la zona con el
que tenía mucha amistad ya que era cliente del videoclub.

Esta casa tiene las habitaciones en la segunda planta, por llamarla segunda, ya que
está hecha de niveles y no hay pasillos. También le instalé una cúpula de cristal,
arriba, en la terraza, en forma de pirámide, por la que entra luz natural.

Siempre recordaré mi primera experiencia en esta nueva casa. Estaba yo


enfermo, creo que constipado, en nuestra habitación en la segunda planta, en
la cama. Mi mujer me preparó la cena y la subió a la habitación en una bandeja
ovalada. La cena era un trozo de tortilla de patatas, un trozo de carne y pan. El
escenario de la bandeja era muy claro, un plato con un trozo de tortilla, otro
plato con un trozo de carne y un trozo de pan sin plato. Tan solo un tenedor y
digo tan solo, porque empiezo a comer tortilla dándonos cuenta de que el
cuchillo no estaba en la bandeja. De esto nos aseguramos muy bien ya que el
escenario no era grande: una simple bandeja metálica. Mi mujer dijo: «Ahora
bajo y te subo un cuchillo, que se me ha olvidado». Termina estas palabras sin
llegar a moverse de mi lado y el cuchillo aparece de la nada en mi mano. Los dos
nos quedamos estupefactos, esto no fue un sueño ni un viaje astral. Fue in situ y
fue real.

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Cada vez mi fe en Dios era más fuerte y se iba forjando dentro de mí una persona
distinta. Me iba puliendo como se pule un diamante en bruto, intentaba corregir mis
errores y controlar mis obras ya que la fe sin obras es una fe muerta.

Dentro de mí había una fe y unas creencias muy arraigadas por las experiencias
que estaba teniendo. Ya con 33 años, era una persona madura que, a pesar de haber
leído algunos libros sobre temas metafísicos y ser católico, por haber tomado la
Comunión o haberme casado por la Iglesia, tenía mis propias ideas. La experiencia
que voy a contar ahora tiene mucho que ver con mis creencias de esa época y
actuales.

Mi mujer sacó el tema de que a una figura de la Virgen de no sé donde,


pero sé que es bastante conocida, le habían regalado una medalla de oro. Yo
me indigné de pensar en el hambre que hay en el mundo y las
enfermedades. Cómo destinan ese dinero a una figura de la Virgen y le
regalan una cadena o medalla de oro si esa figura no lo necesita para nada… Mi
mente no podía entender cómo se podían haber gastado ese dinero en la
imagen habiendo tantas necesidades que tenían muchas personas… pero era
una opinión muy particular mía.

Y ahora viene el sueño que tuve esa misma noche.

A mis padres ya no los tenía en vida, y de ellos yo tenía dos figuras hechas de barro
o algún material parecido a las que tenía una gran devoción ya que representaban
a mis padres, las adoraba y me recordaban mucho a ellos en vida. De repente,
empieza a llover y las dos figuras de mis padres empiezan a deshacerse por la
lluvia, sin poder evitarlo. A continuación, empiezo a tener un hambre atroz. Para
mí, este sueño quería decir que respetase las creencias de las personas pero que lo
principal era dar de comer al hambriento. Esa fue mi interpretación.

Ya entramos en el año 1992 y yo sigo con mis experiencias, sueños, visiones…


Tengo un sueño al que no sabría poner fecha donde veo un escenario de colores
vivos. Me veo a mí mismo y a Santiago, el chico del que mi hermana me había
hablado en la revista Pronto. Los dos vestíamos unas túnicas del mismo color,
recuerdo que eran unos colores muy bonitos. No le conocía personalmente, solo
de la revista y del sueño que estaba teniendo.

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De pronto, cambia la escena en el sueño y me veo en la tienda solo con él. Y
vuelve a cambiar la escena y nos vemos los dos juntos y muchas personas
escuchando lo que estábamos diciendo.

Después de este sueño, estando en casa cómodo y sentado en el sofá, miro la


televisión y veo por casualidad a Santiago en un programa de televisión de
entrevistas que hacia un cómico que se llamaba Coll, del dúo de Tip y Coll. Creo
recordar que era Coll (el más bajito) el que entrevistaba a los invitados sentados
en una silla. Veo que Santiago está contando sus experiencias y dice:
«Ha llegado el momento que me tengo que identificar» y dice que su espíritu fue
el espíritu de Elías y el de Juan el Bautista en otras encarnaciones.

Habla también de sus experiencias extra-corporales y con Dios. La gente se ríe de


él. Yo me digo que algún día él y yo coincidiremos y nos conoceremos.

Pero retomaré este tema después.

Avanza el año 1992, febrero o quizás marzo. Un día viene mi gran amigo Paco
Cifuentes a mi tienda, emocionado, y me dice: «De camino hacia aquí he visto
un ovni enorme». Era un amigo que estaba al corriente de todas mis experiencias
y el que me había presentado a Lucía, una mujer que pintaba cuadros místicos o
espirituales dirigida por inspiración divina. Él me llevó a conocerla en marzo más
o menos. Él también la había conocido a través de otra persona. Esta mujer se
comportaba como una madre para todo el que iba a su casa; te recibía, te contaba
sus experiencias con Cristo y decía: «A mí me tiene pintando a toda hora».

Incluso acostumbraba, cuando conocía a alguien, a regalarle un cuadro de los que


pintaba. El cuadro siempre estaba relacionado con la persona que lo recibía. Yo
fui a verla con mucha ilusión para conocerla, aunque en esta primera visita no me
regaló ningún cuadro. Ella pintaba y pintaba y los regalaba a pesar de su frágil
economía. Manolo, su marido, tenía una pequeña pensión ya que había trabajado
en Astilleros. Lo pasaban bastante mal para sobrevivir ya que tenían tres hijos que
mantener, pero la fe de esta mujer era enorme. Lucía era, y es, una persona que
ama a todo el mundo y el mundo la ama a ella.

Yo le conté algunas de mis experiencias. Le conté, por ejemplo, la experiencia de


la madera y Cristo.

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Me dijo: « ¿Vas de aquí para allá, de un sitio a otro, buscando a Cristo? Él te ha
encontrado a ti, está contigo». Decía que lo veía. Lucía tenía entonces 52 años.
Más tarde hablaré de ella…

Cada vez más inquieto por lo que me estaba sucediendo, cada vez más a menudo,
decido buscar a algunas personas a quienes les ocurriese algo similar ya que me
sentía muy solo. Únicamente compartía este tema con mi amigo Paco Cifuentes,
mi amiga Mari Carmen y alguna persona más.

Pero yo buscaba alguien con experiencias personales parecidas a las mías.


Decido poner un anuncio en la revista Más allá donde digo más o menos lo
siguiente:

Busco personas que tengan experiencias de viajes astrales, temas relacionados con
lo espiritual, ovnis, etc.… Muy pocas personas respondieron a mi llamada. Una
mujer llamada Elvira, una pareja (él se llamaba Juan Carlos y de ella no recuerdo el
nombre), un sacerdote llamado Facundo… Él agregó al grupo a Daniel y su
mujer, Pepita, que iban mucho a misa, y eran clientes del videoclub. El sacerdote
también era cliente del videoclub.

Ya éramos unas ocho personas, más el sacerdote, con quien teníamos reuniones
esporádicas. A mi mujer no le hacían gracia estas reuniones y participaba en
ellas por mí, ya que ella me había acompañado mucho en mi búsqueda
espiritual.

Ya estábamos en el mes de marzo del año 1992. De vez en cuando quedábamos


los miembros de este grupo en casa de alguno de nosotros. Hablábamos y
hablábamos de los temas ya nombrados, y hacíamos algunos ejercicios de
hipnosis, concentraciones mirando una vela, ejercicios de relajación y alguna visita
al campo para ver si veíamos algún ovni.

Recuerdo que la mujer de Daniel comentó que tenía fobia a las palomas, no podía
verlas ni estar cerca de ellas. Juan Carlos propuso jugar a la ouija y hacer preguntas
sobre esta fobia y otros temas más. Yo nunca había jugado a ese juego que
considero muy peligroso. La ouija nos daba una de cal y otra de arena, como
muestro en lo siguiente que voy a contar.

Le preguntamos por qué Pepita tenía fobia a las palomas y nos contesta que en
una de sus otras vidas fue un buitre.

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También algunas repuestas de algunas preguntas no tenían sentido ninguno, por
eso digo que nos dio cal y arena. Pero hubo una pregunta y una respuesta que
están grabadas en mi mente por los hechos que ocurrieron en el mes de mayo.

Le preguntamos por la humanidad, si iríamos a mejor o a peor, y contestó que


a partir de ese mes de mayo todo empezaría a cambiar, pero no nos dio más
explicaciones. Esto lo hicimos unas cuantas veces y ya dejamos este tema que
era un poco absurdo pues tampoco ocurrió nada extraordinario ni fuera de lo
común. Juan Carlos decía que la mayoría de las veces, todo era mentira.

Facundo, el sacerdote, nos presentó a otra pareja (él se llamaba Blas y era guardia
civil) que también iba mucho a misa. Facundo nos propone hacer más reuniones,
hablar de estos temas y otros. También nos propone hacer una especie de
congregación para hacer servicios a su parroquia. Ni a mi amigo Cifuentes, ni a
Juan Carlos ni a mí, le gustaba la idea, así que se rompió el grupo. Duró muy poco
tiempo y se fue deshaciendo por lo que cada uno siguió un camino distinto,
excepto mi amigo Paco Cifuentes y yo, que seguimos muy unidos ya que éramos
amigos desde la infancia.

Después de esto, vuelve mi prima Maruja, de los testigos de Jehová, quien me


visita en casa acompañada de otro feligrés. Intenta convencerme de nuevo de que
ingrese en esa congregación con esta frase: “Mira estas imágenes”. Me enseñó
entonces una revista, Atalaya, editada en Estados Unidos el año 1982 donde
decía: “Jehová destruirá a los malos que no cambien. (Salmos 37:9,10
Lucas 13:7, Corintios 6:9,10)”.

En la revista se ve una imagen apocalíptica y entre esas imágenes me encuentra a


mí, allí dibujado, por lo que me dice: «Mira dónde estás tú pintado». Era el único
que estaba de pie. Los demás se ven ahogándose, siendo tragados por la tierra,
etc.

El pie de foto afirmaba: “Jehová destruirá a los malos que no cambien”. Tengo
que reconocer que la imagen era idéntica a mí, tanto físicamente como en el
estilo de vestir. Yo le vuelvo a contestar que no, que yo quería ser libre. Para
andar por la vida solo hacía falta Dios y yo tenía mis propias ideas, no quería que
nadie me dijese qué hacer ni cómo pensar, si algo era bueno o malo… para eso ya
tenía mi consciencia, a la cual consideraba suficientemente evolucionada por las
experiencias de los años atrás.

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Aunque debo reconocer que no lo sabía todo sobre los ovnis y el tema era más
espiritual, también pensaba que nadie tiene la verdad absoluta, ni ninguna
religión, ni yo. “La verdad era una bola y se partió en pedacitos”.

A pesar de todo lo que he contado, en mi mente todavía había muchas dudas…


hasta ese mismo mes de mayo de 1992 en el que se me aclararon muchas cosas
sobre lo espiritual, los ovnis, y el más allá.

La noche del 2 de mayo de 1992 llegué después de un día normal, un día


como cualquier otro. Había estado trabajando en el videoclub, como de
costumbre. Me acosté a dormir y sobre las cuatro de la madrugada empecé a
notar un olor muy fuerte a rosas. No le di importancia y seguí durmiendo.

A la madrugada siguiente, a la misma hora, me desperté y noté el mismo olor a


rosas. Pero esta vez sentía unas presencias extrañas en la habitación. Así sucedió
durante varios días. El quinto o el sexto día, además de que la historia se repetía,
pude sentir otros síntomas en mi mente. Uno de estos síntomas era notar las
manecillas de un reloj dentro de mi cerebro. No podía dormir bien y el olor a rosas
era cada vez más intenso.

Me daba por bajar a la salita y ponerme la película Jesús de Nazaret, una película
que no me cansaba nunca de ver, de repetirla una y otra vez. Una noche me
desperté de repente y me puse a escribir, sin pensar, ya que era algo que salía de
mis adentros. Lo transcribo tal cual:

Sobre lo que he planeado, no tendré en cuenta sus vidas pasadas. Pues mis planes
están por encima de vuestros planes. Mi palabra será llevada como el viento sobre
toda la tierra. Para que vean que Dios no les ha olvidado. Esta es su palabra.
Este es su mensaje y, para que se divulgue, derramaré sobre vosotros el don de
profecía. Incluso, sobre uno de vosotros, el último, derramaré mi espíritu y mi
mensaje para que abráis los ojos y os deis cuenta de que todo ha sido mentira y
oscuridad. Entonces veréis la verdad, la luz. Y, como niños arrepentidos, volveréis
a mí. A partir de entonces, entenderéis las cosas celestiales que están ahí y no
encontraréis la libertad sino solo en mí; y, como en los primeros tiempos, os
invadiré con mi espíritu de luz.

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Muchos de vosotros hablaréis cosas que ni entenderéis, en otros hablaré yo a través
de ellos, porque mis dones son numerosos y se os darán sin pedirlos. Venid a mí, yo
entraré dentro de vosotros y seremos dos en uno. Os haré comprender lo
incomprensible, percibir lo imperceptible, todo sin pedir nada a cambio. Venid y
heredad lo que es vuestro desde antes de nacer, desde el principio de los principios,
venid y heredad la luz, la que no veis, aunque os invade, os rodea, está en vosotros.
Venid y poseed lo imposible, que está al alcance de todos. Venid, no tengáis miedo,
venid y heredad mi reino. Hoy os estoy ofreciendo alegría, paz, vuestra herencia, os
estoy ofreciendo un tesoro inestimable e imaginable más hermoso de lo que
ningún hombre podría imaginar obtener.

Si os insisto y os persigo sin descanso es porque os amo, es porque os tengo un


gran amor. De todo lo que me habéis pedido, y os he dado, este será mi mayor
obsequio. Venid, acercaos a mí y seréis inmortales, reinaréis en espíritu para que
no ambicionéis cosas materiales y estéis en mi gloria.

Para que ya no seáis vosotros mismos, sino que seáis uno conmigo. No digáis,
¿puedo atreverme, yo pecador, a ver la luz inalcanzable que solo es posible a los
santos?

Si verdaderamente os creéis pecadores, ¿cómo decís que no merecéis mi perdón?


Si yo no he venido a buscar a los justos porque ya lo son, sino a los pecadores,
para ofrecerles mi amor y mi luz, para que puedan ver el camino que los lleva a
mí y hacer posible lo que les era imposible.

Si aceptáis mi luz y mi amor, inmediatamente entraré en vosotros, destruiré la parte


oscura y negativa que en vosotros habita. Y así todo vuestro ser seré yo, luz. Y
entonces que todo lo que manchaba y oscurecía vuestro espíritu ha sido
erradicado de vosotros. Y lo que era inalcanzable ya es alcanzable, el pecado fue
un mal sueño que no será ya nunca jamás. Y aquel que me rechazaba y no me
dejaba entrar ha sido quemado y cegado por mi luz, inagotable e infinita.

Así, limpios y blancos como la nieve, veréis la gloria de vuestro lugar de descanso,
vuestra herencia, donde descansa todo ser de luz, mi reino. Pues sí os digo: abrid
vuestros ojos, vuestra mente, vuestro corazón, no confiéis en nadie más que en
mí y en mi santo espíritu. Él entrará en vuestra alma y la hará inmortal, la
acompañará a su verdadera casa, la casa de la luz, la casa de vuestro padre, la casa
del amor.

42
Donde viviréis la verdadera vida, donde se enjuagará las lágrimas de vuestros
ojos, porque todo lo demás, lo material, ya habrá pasado. Donde no habrá noche,
todo será día. Donde no hay tinieblas ni oscuridad, sino luz. Donde viviréis la
verdadera vida, la morada eterna.

En la madrugada del sexto día, la cosa empezó a complicarse. Empecé a


escuchar dos voces dentro de mi cerebro, una positiva y otra negativa. No
entendía qué me estaba pasando, no comía, no dormía. Una persona puede pasar
sin comer, pero no sin dormir.

Llamaremos a la buena conciencia, voz en ON, y a la mala, OFF. La voz en OFF


me decía: «Ofrece tu alma a Dios, suicídate» y la voz en ON, me decía:
«No, no lo hagas, aguanta».

El séptimo día, jueves, ya no podía aguantar más y pensé que me iba a morir. Me
despedí de mi mujer: «Creo que voy a morir, busca a alguien que te quiera y quiera
a nuestros hijos». Le dije esto ya que eran aún muy pequeños, diez años Javier y
cinco Ana.

Yo no tenía ningún miedo a morir ya que sabía que existía vida después de la
muerte del cuerpo físico. Me metí sobre las tres de la tarde en mi habitación.
Esperando que me llegara la muerte, intentaba relajarme. Cansado de esperar
porque la muerte no me llegaba, me levanté como pude y fui al videoclub.
Estando allí, vino mi amigo Paco Cifuentes a intentar ayudarme, ya que sabía lo
que me estaba pasando. Se le ocurrió la idea de visitar al sacerdote, Facundo, para
ver si me podía ayudar. Fuimos a su casa, él nos recibió en su despacho y nos dijo
que no me podía ayudar. Creo que no entendía muy bien lo que me estaba
pasando (algo que siempre dudaré por el comentario que me revelaría
posteriormente la Luz).

Mi amigo Paco Cifuentes me acompañó a casa. Sobre las nueve o diez de la


noche, me metí de nuevo en la habitación. Cogí una correa y me sujeté a la cama.
Me quedé dormido y ya de madrugada del octavo día, viernes, no recuerdo bien la
hora que era, quizás las cinco o las seis, desperté, abrí los ojos y noté que me sentía
bien, pero había algo en la habitación, una luz extraña que se introdujo dentro de
mi cuerpo. Empecé a notar una corriente de electricidad que recorrió mi cuerpo,
que me iba anulando y tomó el control de todo mi ser. Pero me dejó la consciencia,
situación que se me hace muy difícil de explicar.

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Despertó a mi mujer y ella me dijo: « ¿Paco, ya estás bien?». Yo le respondí: «No
soy Paco, soy la luz».
La voz había cambiado, estaba usando mi cuerpo, yo era consciente de todo. Mi
mujer se dio cuenta de que algo extraño había pasado y preguntó: « ¿Eres
Dios?». La luz a través de mi boca le repitió: «No soy Dios, soy la Luz».

Mi mujer replicó: « ¿Y dónde está Paco?». A lo que contestó: «No está, en estos
momentos estoy yo usando su cuerpo». En un momento dado, le dijo a mi
mujer: «Me llaman». « ¿Quién te llama?». Puso las palmas de las manos mirando
hacia arriba y le respondió: «Tengo que ver a alguien». Mi mujer le preguntó: « ¿A
quién?». «Todavía no lo sé. Espera».

Siguió con las palmas de las manos hacia arriba y le explicó: «Ya lo sé, ya me lo han
dicho. En la Tierra, hoy en día, se llama Paco Cifuentes. Es el amigo de Paco,
llámale, que venga». Como estaba usando mi cuerpo, yo veía y observaba todo,
escuchaba todo lo que hablaba con mi mujer, lo que le transmitían desde el universo.
La luz tenía consciencia cósmica. Era como cuando alguien habla por teléfono con
otra persona que está en otro lado muy lejano.

Siguió diciendo: «La oscuridad ha intentado matar a Paco, a este cuerpo ya no lo


podrán matar. Tu esposo ha sido adiestrado durante estos años, ha pasado y
pasará pruebas muy duras».

Mi mujer llamó a mi amigo Paco Cifuentes. Le dijo que viniese, que estaba pasando
algo que ella no entendía, que le habían pedido que viniera. Mientras tanto, la
conversación continuó.

Le contó quién había sido yo en otra vida, hace unos dos mil años, y quién fue
Paco Cifuentes. También le dijo quién fue mi amiga Mari Carmen, que no
sintiese celos de ella, que entre ella y yo no había nada más que amistad y
atracción porque en otra vida estuvimos juntos. Que en esa vida ella fue hombre
al igual que yo y entre nosotros hubo mucha unión.

La Luz contó cosas de mí que me habían ocurrido en esta vida por la ley de causa
y efecto, ya que esa era una ley universal y nadie estaba exento de ella. Dijo que yo
había venido a este mundo con una misión que elegí antes de nacer, pues
escogemos todo antes de nacer.

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Que como ella era muy buena y yo tenía que pasar muchas pruebas y muy duras,
había sido elegida para ser su pareja de este mundo, ya que las casualidades no
existen. Volvió a decir que todos elegimos al nacer, incluso, a la familia. La Luz
les habló de muchísimas cosas, a ella y a mi amigo Paco Cifuentes, cuando él vino
a casa. Habló de Cristo. Y que sus apóstoles estaban aquí de nuevo en la Tierra,
pues habían vuelto a nacer.

De las religiones, los ovnis, la tierra, que los animales tienen alma, de la eterna
lucha entre la luz y la oscuridad, también la guerra que se estaba desarrollando en
estos tiempos en el mundo invisible, que ya llegaba a su fin. De un plan muy
complejo de la Luz para estos tiempos. Ese fluido eléctrico estuvo dentro de mí
desde la madrugada hasta por la tarde.

Pero la Luz explicó: «Como hay día, hay noche» y la voz en OFF no tardó
mucho en incorporarse a esta posesión para confundir, aunque yo me encontraba
de maravilla con esta nueva versión mía, mitad hombre, mitad fusionado en luz o
no sé cómo definirlo, quizás un híbrido, medio hombre medio Dios. Y ya, sin
ninguna molestia, recibiendo información sin cesar, mantenía una conversación
con el Universo.

En un momento dado, la voz le dijo a mi mujer: «Te voy a demostrar que no soy
Paco». Parecía una versión de Super-man. En mi casa nueva tengo las habitaciones
arriba, como dije anteriormente, y el comedor abajo. En la parte de arriba hay una
barandilla desde donde se ve el comedor. Intentó tirarse desde arriba por la
barandilla al comedor, pero mi mujer le dijo: «No lo hagas, que llevas el cuerpo de
mi marido». Así lo retuvo. También se puso debajo de la cúpula de cristal en
forma de pirámide como si estuviese cargando energía, en posición de nuevo con
las palmas de las manos hacia arriba. Y ya en presencia de mi amigo, daba unos
saltos enormes en el patio. Hacía unos ejercicios muy extraños, colocaba las
palmas de las manos abiertas en dirección al sol, que en esos momentos estaba
saliendo.

Explicó que, unos cuantos días antes, en la población de Silla, junto con Eusebio,
un chico y yo habíamos presenciado la luz en forma de ovni formando un ocho,
experiencia que he contado anteriormente. Era una manifestación de La Luz y la
oscuridad: los círculos blancos representaban a la Luz y la niebla a la oscuridad, la
Luz formaba un ocho, que era el signo del infinito.

45
Volvió a decir que, la mayoría de las veces, se manifiestan juntas la Luz y la
oscuridad. Y dio a entender que, excluyendo al chico que estaba allí presenciando
también aquel espectáculo, uno era hijo de la Luz y otro de la oscuridad. Que estas
dos entidades tienen la misma fuerza y poder.

La voz en OFF dijo:

«Eso mismo que ocurrió en la población de Silla, volverá a ocurrir esta noche en
el mismo sitio».

La voz en ON dijo:

«No, eso ocurrirá con el tiempo en esta casa».

No entendía mucho qué estaba pasando, una contradecía a la otra. Ya éramos tres
dentro de mi cuerpo: La Luz, la oscuridad y mi consciencia.

La Luz olía a las rosas de mi jardín, la oscuridad se las comía, uno le decía a mi
amigo Paco Cifuentes: «No fumes». El otro le decía: «Fuma todo lo que
quieras». Esa noche no ocurrió nada de lo que la voz OFF había dicho que
ocurriría.

Ni mi amigo ni lo que quedaba de mí entendíamos qué estaba pasando. Y la voz


en ON dijo:

«Ahora no entenderéis muchas cosas de las que se están diciendo, otras se os


olvidarán, pero con el tiempo todo lo entenderéis y lo recordaréis. Sois ángeles
como dioses, arriba tenéis vuestra verdadera familia. La Tierra tan solo es una
granja a donde venís todos».

La Luz explicó que todo este embrollo entré luz y oscuridad comenzó hace
aproximadamente trescientos mil años en la Atlántida. Energías que vinieron a la
Tierra con un plan increíble, hermoso, que era grandioso para la Tierra, pero la
codicia de algunas de estas entidades causó la pelea por el control de la Tierra. Se
dividieron en dos grupos, unos eran buenos y otros se hicieron malos por
explicarlo de alguna forma. Los malos se apoderaron de la Tierra.

46
Cuando yo hablé de este tema con una persona que conocí años posteriores
me dijo: «Lee el libro “Mensajeros del Alba”, de Barbará Marciniak. Explica
lo que tú me estás contando». Y, efectivamente, busqué el libro por internet y
lo pedí.

Este es un pequeño resumen de lo que dice en el capítulo dos, acerca del viaje
del creador principal:

“El creador principal trajo a este universo energías y esencias de vida,


extensiones de sí mismo. Para la Tierra había un plan increíble, hermoso,
grandioso: un paraíso. En particular, fue diseñado como una zona de libre
albedrío donde todos los seres eran familia de la luz, se podían crear energías.
Eran civilizaciones muy modernas. Estos seres estaban fuera del espacio-
tiempo, como lo conocemos aquí en la Tierra.

Hubo luchas entre ellos por este proyecto y por el control. Tuvieron lugar
muchas escaramuzas y se impusieron los seres oscuros de la Tierra, ya que era
una zona de libre albedrío, un lugar de dualidad. Estos seres sabían que la
conciencia vibra y era una forma de alimento para ellos: se alimentan del caos,
el miedo, este alimento los estimula y los tiene en el poder. Son los seres de los
cuales se habla en la Biblia, en las tablas babilónicas, sumerias… en textos de
todo el mundo.

Entonces, los planificadores originales pidieron a la familia de la luz que


viniese de nuevo, se encarnase y se infiltrara en la Tierra para un “nuevo
proyecto”.

Esto es un pequeño resumen. El plan divino del que yo he hablado es muy


complejo y está ocurriendo en estos tiempos.

Todo esto iba cuadrando dentro de mi cabeza. Todo esto es muy complejo y está
ocurriendo en estos tiempos.

En una de las visiones que tuve, vi un ordenador, y al frente de este ordenador


alguien… llamémosle la Luz, llamémosle Dios… creando un programa nuevo
para la Tierra. Y cuando este programa se va a poner en marcha, de pronto, un
virus lo estropea todo, y vuelta a empezar.

47
Con las explicaciones que dio la Luz yo iba entendiendo algunas cosas de las que
habían sucedido en mi vida. Encontraba respuesta a muchas preguntas. Me explicó
que cuando Cristo vino por última vez, hace unos dos mil años, la oscuridad le
había ganado la partida. Por eso, y no por otras causas, lo mataron. La Tierra se
llenó de tinieblas, ya nunca llegó el reino prometido. Las ovejas se perdieron tras la
muerte del pastor. Hoy en día está la misma lucha en el mundo invisible pero, esta
vez, la luz está ganando a la oscuridad. Las religiones nos habían engañado
tergiversando la verdad.

Dijo también: «Estáis aquí, de nuevo, los de todos los tiempos. Habéis venido
muchas veces, por separado, pero ahora estáis todos y habéis venido voluntarios».
Estaba hablando de la reencarnación, volvía a decir quién fui yo en otras vidas, un
tema que nunca me había preocupado. También dijo que al ser humano se le
habían dado muchas oportunidades, y esta vez era la última. Que había personas
que eran ángeles como dioses encarnados y ni ellas mismas lo sabían, pero que,
igual que había ángeles, también había demonios y repetía:
«Igual que hay día hay noche». Que no importaba si una persona creía en Dios o
no creía, que se trataba de ser buena persona en este mundo.

Explicó que los ovnis eran manifestaciones de la luz y la oscuridad, que no venían
de ningún planeta, que tenían el poder de materializarse, de formar cualquier
cosa. Que la oscuridad engañaba a muchos diciéndoles: «Venimos de tal planeta»,
con el fin de que la humanidad no creyese en Dios, sino en los extraterrestres.
Que había libros, canciones, películas… inspiradas por la Luz. Insistía en la
película “Ghost, más allá del amor”, pues lo que se veía en ella era lo que ocurría
cuando una persona abandonaba este mundo. Nuestra alma se la llevaba la luz o la
oscuridad.

La voz en ON, es decir, la Luz, decía: «Me llevaré a mis hijos, me llevaré a todos a
la luz. Los que se queden aquí se comerán unos a otros».

La voz en OFF: «Los animalitos también tienen derecho a la vida y a comer».

La voz en ON: «La Tierra es la granja a la que tenéis que venir todos. Arriba
tenéis viviendas preciosas y vuestra verdadera familia. Sois inmortales como los
ángeles, la muerte no existe».

48
Hay quien rechaza la luz, los que son de luz verán la luz y todo el mundo tendrá
una oportunidad. Nosotros llamamos al corazón. Hay quien nos lo abre y nos
deja entrar y hay quien nos lo cierra y no nos deja entrar. Se verán muchas luces
por todo el mundo y a muchas personas les aparecerán luces en las fotografías
que se tomen… La mayoría de los círculos de la cosecha o agroglifos de todo
el mundo están hechos por bolas de luz. O bien por la luz o bien por la
oscuridad, pero también hay los que han sido hechos por la mano del hombre…
En el mundo se verán grandes maravillas. Esta forma de vida que conocéis se
acabará, muchos serán dichosos, otros llorarán mucho…

Esta casa un día será rodeada de luces. Dirán que Paco estaba loco, que se
lo han llevado los extraterrestres. Nadie encontrará su cuerpo. En un
momento dado de su vida, será fusionado, convertido en Luz y mucha gente lo
verá. Aparecerán fotos de él con luces que tendrán mucha polémica. Os
llamarán a programas de televisión. Conocerá a personas especiales y algunas
irán a su tienda. No será casualidad. Como Elvira, la vidente, a quien conoció
para que le enseñara a respirar en los malos momentos. Sois hijos de la luz, y
los que son de luz verán la luz. Dios existe». Y repetía: «Como hay día hay
noche, todo tiene dos polos». No paraba de repetir: «Amor, amor, amor, la
única y verdadera palabra, y sobran todas las religiones. El dinero es neutro, se
puede hacer mucho bien o mucho mal con él, depende de cómo se use».
También habló de la codicia de muchos seres humanos por él. Que el sexo no
era pecado. Que matar animales por placer sí era pecado ya que los animales
tenían alma.

Estaba aquí Paco Cifuentes conmigo y la Luz le dijo que me regalarían un


cuadro, donde está pintado el Padre y el Hijo y que, con el tiempo, lo entendería.
También dijo que estábamos viviendo tiempos apocalípticos.

Habló de Eusebio, el chico con el cual tuve una relación de amistad que terminó
mal. Dijo: «Eusebio, pobre chico…». También habló del sacerdote que lo sabía
todo. Supongo que con ello se refería a que el sacerdote sabía todo de la
experiencia que estaba viviendo. Habló de los cuadros que pintaba Lucía, que
eran dirigidos por la divinidad, que ella solo ponía los medios, sus manos,
como si Dios fuese el pincel y ella, el tintero. Que a mí en años posteriores se me
irían dando pruebas que verificarían todo lo dicho. Así fue, como relataré más
adelante, ya que gran parte se ha cumplido en estos años.

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Mi familia y mis amigos no se explicaban lo que había pasado. El único que lo
tenía más claro era yo, que lo estaba viviendo. Algo extraordinario me había
sucedido pues la Luz estuvo dentro de mí desde la madrugada hasta la tarde
cuando poco a poco ese fluido eléctrico desapareció.

La Luz dijo muchas más cosas que no es momento de desvelar. Pero están
custodiadas por algunas personas y serán desveladas cuando se cumpla el resto de
las cosas que se anunciaron.

Mi familia, incluido mi primo José, piensa lo peor y contacta con un psiquiatra


muy conocido en Valencia, que da clases en la Universidad. Este psiquiatra era
conocido como el “Psiquiatra Rojo”. No sé si ese mismo día por la tarde, o al día
siguiente, me proponen ir a verlo. Yo me niego pues lo que me ha sucedido no es
ninguna locura.

Me convencen para que tenga una conversación telefónica con él y acepto. Me hace
muchas preguntas y le dice a mi familia que razono bien y que no deben
preocuparse: «Algo extraño le ha ocurrido, pero está bien».

Esa misma tarde, buscando todavía una explicación racional, mi mujer y mi


amigo Paco Cifuentes me llevaron a ver a Lucía. En el coche de mi amigo, como
aún quedaba alguna esencia de la luz dentro de mí, susurró: «Ahora le regalará el
cuadro del Padre y el Hijo».

Llegamos a casa de Lucía y nos sentamos en unos sillones del comedor para
contarle lo sucedido. Aunque no tocamos el tema del cuadro, ella se levantó del
sillón, se dirigió al armario de una de sus habitaciones del piso y me dijo: «Dentro
de esta bolsa tengo un cuadro para ti». Nadie sabía de este cuadro ya que lo pintó
en 1987 tal y como estaba anotado en la parte trasera. Estábamos en el año 1992,
lo tenía guardado en un armario, lo sacó de la bolsa y, para sorpresa de mi mujer y
mi amigo, el cuadro representaba al Padre y al Hijo. Además tenía un reloj o
calendario con símbolos y números. Según he contado antes, ella pintaba cada
cuadro con un significado especial para la persona a quien se lo entregaba.
Llevaría pintados unos trescientos cuadros y siempre los regalaba. Cogimos el
cuadro y lo llevamos a casa.

50
Unos meses más tarde, quizás en agosto, tuve una visión de madrugada en la
habitación en que estaba colgado el cuadro. Veo unas bolas o círculos de Luz, una
mesa con una docena de ancianos formados de luz que me dicen que me van a dar
una prueba irrefutable. Yo no sé cómo ni en qué estado, cojo la cámara y hago
una foto al cuadro. Al revelarla, aparece una espiral de luz que envuelve al Padre y deja
ver al Hijo. Fue una fotografía que trajo su polémica. Yo sabía que no era defecto del
carrete y sabía que era una de las cosas que la Luz anunció que ocurrirían. Después,
vinieron muchas más fotografías con estas espirales de luz. Mías y de otras personas.

Pocos días después, apareció de nuevo Eusebio por mi tienda, ya que Paco
Cifuentes aún tenía relación con él. Además, le había contado lo que me había
sucedido a pesar de que nuestra amistad había terminado. Me estuvo preguntando
por la experiencia de la Luz y me dijo unas palabras que nunca olvidaré: «Esto me
recuerda a alguien que dijo vendré como ladrón en la noche». Me dijo esto y se
marchó. Nunca supe nada más de él.

Facundo, el sacerdote, estaba al corriente de todo lo que me había pasado el 8 de


mayo. Y cuando apareció la fotografía del cuadro con la espiral de luz, me
preguntó si tenía los negativos. Le contesté afirmativamente. Me dijo si se los
podía llevar para que los visionaran en un laboratorio que él conocía, especialista
en temas de negativos. Ese laboratorio había investigado unos negativos de un
país, creo que era Chile, donde quitaban y ponían muertos en ellos… algo así me
suena que dijo.

Yo le dije que no se los dejaba, que si quería yo le acompañaba. Y así fue.


Fuimos al laboratorio, instalado cerca de la calle donde se halla la Cruz Cubierta
de Valencia. Entramos y el cura que conocía a los dueños les explicó su intención:
averiguar si era un defecto del negativo o si estaba manipulado. El señor se metió
dentro del laboratorio y a los pocos minutos dijo: “Esto no está manipulado ni es
defecto del carrete. Aquí hay una presencia de algo, pero no me pregunten lo que
es, lo desconozco”.

Este tema dio mucho que hablar en la zona que yo vivía, donde tenía el videoclub
y era muy conocido. Creó tanta polémica que muchos opinaban si era una foto
falsa, que si no lo era… Decidí hacer un concurso para ver si se podía repetir algo
así artificialmente con los medios que había entonces. Ofrecía una cámara de
vídeo o cien mil pesetas a quien fuese capaz de hacer de forma natural aquella
espiral, la cual formaba un ángulo.

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Torres, un fotógrafo muy conocido en Catarroja, así como otros interesados,
vinieron a casa a hacer pruebas. Una de las pruebas consistía en lanzar un haz de
luz contra la lámpara del techo y hacerle una foto al cuadro al mismo tiempo.
Otros lo intentaban con la correa de la cámara. Nadie lo consiguió. Yo sabía que
humanamente era imposible. Esa fue la primera foto de estas características pues
más tarde vendrían más.

A principios de octubre del mismo año, un reportero del diario Levante, enterado
del tema de la foto y de mis experiencias, lo comunicó al periódico. Recibí una
llamada de una periodista, Mariola Cubells, solicitándome una entrevista así como
los negativos para consultar con expertos que más tarde confirmarían que estos
no habían sido manipulados.

Cuando me hizo la entrevista, dijo que no sabía qué día se publicaría. Sin
embargo, la noche anterior a la publicación tuve un sueño lúcido en el que supe
que la entrevista saldría al día siguiente. Por la mañana, al despertar y recordar el
sueño, me levanté corriendo y pensé en ir a un kiosco a comprar el periódico
Levante para ver si el sueño estaba en lo cierto. Pues bien, bajé a por el coche y
no pude sacarlo ya que en el vado de mi garaje había un coche aparcado. Vi una
señora dentro del coche que salía con periódicos del Levante para llevar al bar más
cercano y me quedé asombrado de esta casualidad. Le pregunté si era el Levante y
si me podía vender uno. Contestó que sí.

Y ahí estaba el artículo, increíble pero cierto. El titular decía: “Un joven de
Albal afirma tener experiencias extrasensoriales y realizar viajes astrales”.
Hablaba de algunas experiencias que he contado y daba veracidad a la foto
donde aparecía la espiral de luz. El artículo se publicó el 16 de octubre de
1992.

No sé por qué razón, ni quién, pero durante un tiempo me abrían el videoclub


por las noches y registraban buscando documentos y fotos de las que yo tenía
sobre estos temas. Nunca se llevaron nada de dinero dado que creo que su
objetivo era otro.

En mi vida continuaron produciéndose coincidencias. No sé cómo recibí


llamadas de teléfono para ir a programas de televisión, a contar mis experiencias.
Esto es algo que la Luz anunció en el año 1992, cuando había pocas cadenas de
televisión, según creo recordar.

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En 1993, en un programa de televisión de los primeros a los que acudí, Carta
Blanca o Parle vosté, calle vosté, conocí a un señor de Zaragoza, Francisco Sánchez
Ventura. Era catedrático y había escrito muchos libros sobre temática paranormal.
Quedamos en que yo le mandaría las fotos para analizarlas. Lo curioso de todo
esto fue que el 10 de mayo de 1993 recibí una carta suya, que aún conservo, en la
que me contaba: «Hay casos parecidos al tuyo. Uno es el de una señora de
Granada que confió sus misterios en el libro del Dr. Moody titulado “Vida
después de la vida”». Me dijo otras cosas en su carta, pero la más importante fue
esta.

Después vino otra gran casualidad cuando me dijo: «Acaso te convenga entrar en
contacto de mi parte con Santiago Latorre». Este era el hombre que yo había
visto primero en la revista Pronto y luego en un programa de televisión, además
del sueño en donde nos encontrábamos.

Me dio su dirección y teléfono de Tarragona y le llamé a ese número que ya


no existía. Le mandé entonces una carta al apartado de correos de Tarragona que
me indicó y tampoco recibí contestación. Transcurridas unas semanas, recibí una
llamada telefónica en mi tienda: era Santiago Latorre. Este me dijo: «Resulta que
vengo de Barcelona y voy de camino a Valencia a dar una conferencia en la Fe, el
hospital. He parado aquí en Tarragona a revisar mi apartado de correos y he visto
tu carta». Le di la dirección y a las dos horas ya estaba en mi tienda.

Pidió a una amiga que venía con él que nos tomase una foto juntos. Al posar para
la foto, recordé la visión donde se nos veía, juntos. Y eso no fue todo, me propuso
dar una conferencia. A finales del año 1993, dimos una conferencia en Albal
donde cada uno contó sus respectivas experiencias.

La Casa de la Cultura de Albal estaba casi llena. Ahí recordé la otra visión que
había tenido, muchos meses antes, de los dos juntos y muchas personas
escuchando.

Me visitó muchas veces, cada vez que venía a Valencia, incluso se hospedaba en mi casa,
pero en estos últimos años no he sabido nada de él. Le mandé un mensaje al número de
móvil, pero no obtuve contestación. Puedo decir muchas cosas en su favor, así como
elogiar su publicación “El Libro de la Verdad”. Pero también tengo que decir que quizás
se enfadó un poco conmigo pues tenía muchos miedos y no sé muy bien a qué.

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El móvil casi siempre lo tenía apagado. Le mandé un mensaje preguntándole el por
qué, pero nunca me contestó a qué tenía miedo. Si uno verdaderamente cree que
Dios está con él, no tiene miedo a nada en este mundo. Mi mensaje fue algo así: «No
sé si este mensaje especial te llegará, lo mismo que los anteriores. Dime qué he hecho
mal para que no contestes. Un abrazo».

Salgo un poco de este tema de Santiago y aprovecho la carta del catedrático Sánchez
Ventura ya que nombra a Raymond Moody para citar otra casualidad más.
Posteriormente, encontré un artículo en una revista que guardo aún del doctor
Raymond Moody, Helen Wambach y Edith Fiore. Habla de una de las cosas
relacionadas con lo que la Luz me explicó y que yo nunca había escuchado. El
artículo se titula: ¿Elegimos nuestras vidas antes de nacer?, de la revista “Más
Allá”. Y cito:

“El feto posee, ya en el seno de la madre, una vida consciente de todo cuanto
sucede en su interior y en su exterior, de todo cuanto le afecta y le amenaza. Se
dice que es incluso posible que el feto se comunique con su madre
telepáticamente. Ahora bien, ¿qué es lo que sucede en el periodo de tiempo
inmediato anterior a la concepción? Los autores del artículo sostienen que el
sujeto prenatal no solo elige a sus futuros padres y las condiciones astrológicas y
ambientales de su posterior nacimiento, sino que además recibe una
programación que, sin duda, constituirá toda una verdadera misión en la vida, un
destino. Conseguir realizarlo, sin embargo, no será tarea fácil”.

Para mí, cuando se habla de tiempo no es ni un año ni dos, pueden ser veinte,
treinta o cuarenta años como es mi caso. Queda también claro que TODO LO
ELEGIMOS ANTES DE NACER, así como también que en estos tiempos
nacerían personas especiales. Es un artículo muy completo y muy instructivo al
que le doy total credibilidad.

Tengo que decir que, después de la manifestación de la Luz, empecé a sentir unos
hormigueos muy extraños cuando conocía a una persona de las consideradas por mí
como especiales, era un hormigueo que me recorría de pies a cabeza.

Lucía me siguió dando más y más cuadros. Yo también los iba dando a ciertas
personas que iba conociendo. Este fue el caso de Josefina, a quien le di un cuadro
muy especial pintado en el año 1993 que representaba al ángel San Gabriel,
también con muchos símbolos y un gran mensaje oculto.

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Josefina es una de esas personas tan especiales que la Luz me dijo que
conocería. En los años posteriores, como comento más adelante, conocí muchas
más. Contaré cómo llegó a Valencia.
Josefina, a quien las personas más cercanas a ella llamaban Fina, como la
nombraré de ahora en adelante, era una chica de veinte años que vivía en
Murcia. Era y es muy espiritual. Entre otras cosas, daba clase de catequesis a los
niños que iban a tomar la comunión. Pero ella sintió una llamada de la divinidad,
consideró meterse a monja y marcharse al tercer mundo para ayudar a los más
débiles. Su familia se opuso a ello. Y ella se puso delante de una imagen de Cristo
y le dijo: «Quiero meterme a monja pero que no sea mi voluntad sino la tuya.
Dame una señal».

La imagen de Cristo es una imagen que conocemos la mayoría de creyentes que


dice: “Se busca. Jesús de Nazaret, galileo, 33 años, tez morena, barba y cabellos
al estilo hippy, cicatrices en las manos y en los pies. Se acompaña de leprosos,
mendigos, perseguidos y una banda de doce incondicionales. Escandaliza a las
masas con frases tan revolucionarias como Amaos los unos a los otros y
perdona a tus enemigos. Si lo encuentras, sigue sus pasos. Recompensa: la vida
eterna”. Algo así decía esa imagen.

Muy confundida, sin saber qué hacer, decidió venir a Valencia a casa de su
hermana a pasar unos días. Su hermana vivía, creo recordar, en Alfafar, cerca de
donde teníamos nosotros otro videoclub. En estos años atrás habíamos hecho
sociedad con otra persona que tenía un videoclub en Alfafar y abrimos otro
videoclub en la población de Silla, con lo que ya teníamos tres.

Sigo con el relato de Fina. Teníamos empleado en Alfafar un chico que se llamaba
Vicente, de la misma edad que Fina. Se conocen y al poco tiempo se casan. Ella viene a
Valencia en 1993 y yo la conozco a través de él. Ella de vez en cuando venía a trabajar
los fines de semana a Catarroja en la tienda donde yo estaba. Cuando la conocí,
noté el hormigueo en mi cuerpo antes descrito. Estuvimos hablando del tema
espiritual bastante tiempo, así una y otra vez siempre que venía.

Se fijó mucho en el cuadro que yo tenía de San Gabriel. Daba la casualidad de que
había sido pintado en la fecha en que ella llegó a Valencia. Decidí dárselo ya que
le llamaba mucho la atención. Descubrí a través de un sueño que ese cuadro
estaba destinado para ella.

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Mis sueños continúan. Una noche tengo uno donde aparece algo así como un
ordenador, parecido al de la película Matrix. En el ordenador aparecen muchos
nombres y, en un momento dado, el ordenador me muestra uno muy conocido de
otra época. Y se me dice que esa persona fue Fina en otra vida anterior. Yo tomo
un papel, me apunto ese nombre y uno de esos días que ella viene a Catarroja a
trabajar le digo con el papel en el bolsillo: “¿Con qué personaje de la historia te
identificarías?” Y me responde: “Yo, con tal”. Saco el papel donde tengo
apuntado el nombre que me dio en ese sueño y es el mismo que ella me ha dicho.
De la emoción que siento, rompo a llorar.

Pasado algún tiempo, su marido deja de ser empleado nuestro por algunas
dificultades que tenía y Fina pasa a ser empleada fija de la empresa prestando sus
servicios en Alfafar. Luego decidimos que venga a trabajar a Catarroja por
problemas que tiene con mi socio.

Hasta el año 2000 en que se deshace la sociedad, ella trabaja en Catarroja. Un día,
hablando con ella del tema espiritual, noto el hormigueo muy fuerte. Le digo a
otra de las chicas que teníamos empleada: «Haznos una foto». Con sorpresa veo
que al revelarla aparecen dos tubos de luz que nos envuelven a los dos.
Durante estos años que Fina está trabajando con nosotros, le cuento todas mis
experiencias y mis secretos sobre estos temas que estoy desarrollando. También
durante estos años, tenemos muchas experiencias espirituales que algún día
saldrán a la luz.

Hago un paréntesis para hablar de mi vida personal. En el año 2000, la


empresa que formábamos que constaba de cuatro socios, se hundió pues
teníamos más gastos que ingresos y alguien se tenía que hacer cargo de ella y de
sus deudas ya que eran muchas. Al principio, se la iba a quedar mi socio Rafael,
pero en el último momento decidió que no se la quedaba ya que era mucha carga
para él, y él era el mayor de todos los socios.

No sabía qué hacer para salir del pozo y de las deudas en que estábamos
sumidos. Confiaba en las experiencias que había tenido sobre el videoclub,
sabiendo que yo había planificado antes de nacer lo de la tienda, así que decidí
quedármela. Asumí, entre las deudas y la hipoteca del local, una deuda de unos
trescientos mil euros. Me sentí tan mal psicológicamente que decidí visitar a un
psiquiatra. Como me encontraba tan hundido, le dije: «Envidio a los muertos».

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Mi mujer no estaba de acuerdo con que yo me quedara el negocio videoclub,
reconvertido también en tienda de fotocopias. Teníamos que recomenzar con
nuevas hipotecas, tanto del local como de nuestra vivienda. Yo había soñado que
saldría adelante a pesar de que mi economía volviese a quebrar. El sueño
consistía en que un ser me decía que yo tenía que atravesar un desierto y el cielo
amenazaba tormentas. Yo me encontraba asustado al ver la situación. Pero este
ser me dijo: «Mira a tu derecha». Giré la cabeza y vi un círculo de luz enorme, a lo
que añadió: «Te acompañará en el camino». Asumí las deudas y, con mucho
esfuerzo, en el año 2012 terminé con estas nuevas hipotecas.

En el año 2012, ya separado de todos los socios tanto del videoclub como de las
máquinas tragaperras, decido vender las pocas máquinas que tenía, que serían
unas seis, ya que no me sentía a gusto con ese pequeño negocio. Me quedé solo
con el negocio de la tienda que ya tampoco era videoclub sino tienda de
fotocopias y regalos.

Ya superado el problema anterior, la preocupación por el tema económico volvió


de nuevo a mi vida, aunque había pagado ya la deuda adquirida. Empezaba una gran
crisis en España y Europa y muchos clientes de pequeñas empresas que teníamos
cerraron sus empresas, la mayoría de muebles, con lo que dejaron de utilizar
pequeños catálogos que mi tienda les procuraba. Como soy humano, me
preocupaba por esta situación. Una de esas noches, en un nuevo sueño, me fue
mostrada la imagen de un familiar mío que estaba padeciendo un cáncer.

Y se me dijo que no me preocupase por las cosas materiales, que el sufrimiento


de este familiar era superior a mi problema. Más tarde, este familiar falleció.

Siguieron invitándome a programas de televisión en esa época, desde el 1993 hasta el


año 2013 más o menos. A algunos fui y a otros no ya que los programas de debate
no eran de mi agrado. Yo lo único que quería era contar mi experiencia, respetando la
libertad de cada persona de creer o no creer en ellas. Fui llamado a Canal Nou, al
programa “En primera persona”, Telecinco, Crónicas Marcianas, Ribera
Televisión… Algunas veces me volvían a llamar y repetía alguna entrevista.

Una productora hizo un relato de mis experiencias para países de habla hispana,
que fue uno de los mejores reportajes sobre mis experiencias. Creo recordar que
se llamaba General Vídeo Producciones Valencia 2000.

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Las mejores entrevistas y documentación decidí subirlas a YouTube no hace
mucho tiempo para que todo el que tuviese interés en conocer mis experiencias y
las entrevistas tuviese acceso a ellas al igual que los documentos que he nombrado
y algunas fotos. Tan solo hay que poner en YouTube:

-Vida después de la vida, los hijos de la luz. Francisco Calero.


-Experiencias y testimonio de la luz. Francisco Calero.
-Originales, mensaje de la luz, fragmentos, fotos. Francisco Calero.

Recuerdo otro sueño muy revelador. Había un libro que hacía una referencia a
mí. No sabía de qué libro se trataba y decidí ir a la librería París Valencia. Mirando
los libros sobre temas metafísicos y espirituales, no sabía cuál comprar, era más
difícil que encontrar una aguja en un pajar. De pronto, veo a una mujer llamada
Elvira, pero no la Elvira que nombré en relatos anteriores. Esta mujer me escribió
una carta en la que me daba su teléfono tras verme en un programa de televisión.
Me dijo que casualmente me había visto en un programa y luego se dirigió al
programa para conseguir mis datos.

Le impactó mucho lo que dije y me dio su teléfono en la carta para quedar con ella, cosa
que hice en su momento. Pues la veo en la librería y me dice: « ¿Quieres que te
aconseje un libro?» Como no sabía cuál escoger, me recomienda una edición libro de
bolsillo de “Las nueve revelaciones”, de James Redfield. Lo leo buscando algo
relacionado con el sueño que yo había tenido y en la página 380, encuentro:

“En determinado momento de la historia, un individuo comprenderá cuál es


exactamente la vía para conectar con la fuente de energía y la dirección de Dios.
De este modo se convertirá en ejemplo perdurable de que tal conexión es
posible”. Sánchez me miraba, ¿no es eso lo que realmente hizo Jesús?, ¿no
incrementó su energía y su vibración hasta ser lo bastante ligero como para…?
¿Es casualidad todo esto, incluso el sueño del libro que me recomendó Elvira?
Debo decir que Elvira también fue una de las personas especiales que la Luz me
dijo que conocería. Yo sigo con mis experiencias: sueños, visiones… Tengo otro
sueño. En mi tienda veo a una niña de raza negra junto con otros niños de la
misma raza jugando y muy felices. Lo que destacó ese año 2006 fueron los
hechos que ocurrieron después de aquel sueño.

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Cierto día, vino a la tienda una mujer de raza negra, Lourdes, con una niña de
unos pocos meses, quizás tres o cuatro. A mi mujer y a mí nos llama la atención
que la niña tenía el labio leporino, además de algunos problemas como no tener
paladar ni tabique nasal. Una niña que, en su país, Guinea Ecuatorial, los médicos
habían desahuciado.

Su madre era una madre coraje a la que unas monjitas de ese país habían pagado el
viaje a España pues quizás aquí la madre podría hallar solución para los problemas de
salud de la niña. Eso nos contó cuando le preguntamos. Había venido a la tienda a
hacer unas fotocopias, pues ya no era videoclub sino copistería.

Se hospedó en casa de una prima que tenía en Catarroja, y cada vez que tenía que
hacer una fotocopia venía a nuestra tienda. Cuando le preguntábamos, nos decía que
lo tenía muy mal, que en España había medios para operar a su hija, pero no
disponía de dinero y le habían cerrado muchas puertas. Hasta que un día, de
casualidad, conoció a una señora en el mercado que también le preguntó qué le
pasaba a la niña. Ella le contó lo mismo que a nosotros. La señora le dijo que su
hijo estaba en una O.N.G. y tal vez podría ayudarla. Su hijo se llamaba Salvador, su
madre lo comentó con él, y este puso toda una maquinaria en marcha para ayudar
a la niña. Así consiguieron operarla del labio leporino a través de la Seguridad
Social. Entonces, vimos a la madre sola y nos contó que ya la niña estaba
ingresada recuperándose de la operación. Tendría ya seis o siete meses, quizás más.
Nuestra amistad con la madre fue creciendo y le fuimos tomando cariño a ella y a
su hija, aunque la pequeña aún no hablaba ni andaba.

Cierto día, la madre llegó angustiada a la tienda para decirnos que debía regresar a
su país, donde tenía cuatro hijos más. Su permiso para permanecer en España
había caducado, según creo recordar, y no tenía con quién dejar a la niña ya que su
prima ya tenía una familia numerosa y la pequeña necesitaba más operaciones y
cuidados especiales.

Mi mujer la vio tan preocupada por no saber dónde dejar a su hija Noemi, que
le dijo: «Nosotros nos la quedaremos». Y ella reaccionó: « ¿De verdad, señora,
usted se la quedaría?». Yo protesté a mi mujer: « ¡Qué dices! Estás
trabajando, no tienes tiempo…». Pero mi mujer insistió: «Sí, nosotros nos la
quedaremos».

59
La madre salió corriendo de la tienda y fue a buscar a Salvador, su ángel, que le
ayudó y le estaba ayudando. Más o menos después de media hora, la vemos entrar
en la tienda con ese chico, de quien solo sabíamos por ella. El chico se presentó.
Además de pertenecer a la O.N.G, era abogado. Nos pidió que confirmásemos si
estábamos convencidos y sabíamos lo que significaba aquella decisión.
Respondimos que sí, ya seguros. Entonces dijo: «Si lo tienen claro, yo les ayudaré
en el trámite de todos los documentos para que ustedes tengan a la niña
legalmente».

El día que la madre debía marcharse, fuimos a recoger a la niña a casa de su


prima. Nunca olvidaré cómo se puso a llorar, sin saber nada por su corta edad,
al separarse de su madre. Nosotros empezábamos también una vida nueva
pues nuestros hijos eran mayores: Javier ya tenía veinticuatro años y Ana
diecinueve.

Volvimos a cambiar pañales, a ir al parque… La llevamos a una guardería, “El


Solet”, cerca de nuestra tienda. Cuando llegó la edad escolar la escolarizamos y
nos hicimos cargo de las demás operaciones con la ayuda de Salvador.

Hoy en día es una niña feliz de doce años, con amiguitas de distintas razas; y a mi
mujer y a mí nos llama papá y mamá. Hemos seguido en contacto con su familia
biológica: madre, padre, hermanos… incluso han venido a verla sus padres y uno
de sus hermanos.

Cuando se la presentamos a Lucía nos dijo: «Creo que hay un cuadro para
ella». Miró en su colección y nos dio un cuadro no muy grande pintado antes de
que ella naciera en el año 1995. Detrás del cuadro ponía en letra desgastada: “Para
una niña por venir a la Tierra, gracias. Cuadro 136”. Cuando se la presentamos
tendría ocho o nueve años. ¿Fue casualidad lo del cuadro y aquel sueño de niños
de raza negra? Correteó mucho por la tienda con sus primitos y otros niños…

En verano del 2011 yo también pinté mi primer cuadro. Era algo que tenía que
hacer y no me quedé tranquilo hasta que lo pinté… El cuadro representa a la
humanidad, a la Luz y a la oscuridad. Lo hice con imágenes y figuras que
aparecían en mi mente noche tras noche y me motivaban. A este cuadro lo llamé
Los hijos de la Luz.

60
Doy un salto en el tiempo para hablar de los años 2010 y 2011. Estos años son
de mucha actividad espiritual por medio de internet y también por visitas a mi
tienda.

Un buen amigo, Pedro, creó un blog donde cuenta mis experiencias:


http://laluzmeguia.blogspot.com

Pedro tiene una mujer llamada Cari. Son personas también muy especiales y
tienen el respectivo cuadro pintado por Lucía. Pedro es muy buena
persona, pero un poco escéptico, especialmente al principio. Después, al ir
creando este blog, se va convenciendo que hay algo de verdad en todo lo que
digo. Entonces él se vuelve una persona muy espiritual. Su mujer, en cambio,
ya lo era.

Conozco a muchas personas especiales. Primero hablaré de Miguel, de


Córdoba, que se pone en contacto conmigo a través de Internet. Me va
preguntando cosas, yo le voy contestando y hablábamos mucho. Una noche tengo
un sueño donde me dicen quién es Miguel en el plano espiritual. Se lo digo y
queda muy sorprendido ya que lo que yo le digo está relacionado con una
actividad deportiva que él hacía y yo no lo sabía.

Toma entonces la decisión de venir a visitarme a Valencia. Al verle, siento ese gran
hormigueo que invade mi cuerpo. Está unos días hospedado en mi casa y le
presento a mi amigo Paco Cifuentes, con quien entabla una gran amistad. Regresa
a Córdoba pensando que está viviendo un cuento de hadas (y con un cuadro de
Lucía) muy difícil de asimilar. Pasa unos días meditando y vuelve a ponerse en
contacto conmigo.

Por la misma época, conocí a María del Carmen, de Ecatepec, México, también
por Internet. Otra persona muy especial que me había conocido por Facebook.
Mantengo contacto con ella por este medio durante unos meses y hacemos una
gran amistad. También noto cuando hablo con ella ese gran hormigueo que
recorre todo mi cuerpo y nos contamos experiencias ya que ella también es una
persona contactada por la Luz.

Me ocurre con ella lo mismo que me pasó con Santiago del cual tengo un sueño de
quién fue en la época de Cristo. María del Carmen tomó la decisión de venir a
España a conocerme.

61
Yo la intenté disuadir para que no realizara el viaje sola desde tan lejos, pero ante su
insistencia la puse en contacto con otra persona especial de México, Ramón
Thomassiny, profesor de Psicología que también había conocido por Internet al ver
algunos vídeos de experiencias suyas que tenía colgados en la red. Deciden venir los
dos juntos en una fecha posterior.

Por esas fechas conozco a muchas otras personas especiales, bien por Internet,
bien por visitas a mi tienda.

El caso de Yolanda también es curioso. Un día, mi hijo, que trabaja con nosotros,
estaba atendiendo a una chica en la tienda. Me dijo que le había hecho unas
fotocopias y ella no tenía suficiente dinero para pagarlas. Le dije:
«Yo terminaré de atenderla». Era una chica joven de unos veinticuatro años. Al
darle las fotocopias, observé que eran de metafísica, de un libro de Conny
Méndez, y estaba imprimiendo un capítulo muy espiritual de ese libro. Al verla
tan joven le pregunté qué problema tenía y ella me dijo que había pedido esas
fotocopias y no tenía suficiente dinero para pagarlas. Le dije: «Tú, tan joven…
¿cómo es que te interesan estos temas?». Entonces me respondió:
«Hago fotocopias de este tema y las voy dejando al azar por ahí y siempre llegan a
las personas que tienen alguna necesidad espiritual».

Me quedé sorprendido al ver una chica de esa edad y con las ideas tan claras. Me dijo
que ella creía mucho en Dios. Ya entrados en conversación le pregunté:
«Para ti, ¿qué es Dios?» y me contestó: «El océano, y nosotros las gotitas de agua de
ese océano». No hizo falta hablar más, era algo parecido a lo que yo explicaba en un
programa de televisión. Y quedé tan sorprendido que hicimos mucha amistad. Era
una persona más de las que la Luz me había dicho que conocería.

Venía de Alfafar a hacer las fotocopias a Catarroja. Aunque era verano y


habíamos estado de vacaciones, aunque ella tenía otras opciones para ir a
hacerlas, estuvo haciendo viajes a mi tienda hasta que la encontró abierta. Dio
la casualidad de que yo estaba buscando una película espiritual, de la que había
visto algún fragmento no sabía dónde. A las dos semanas recibimos una llamada
en la tienda pidiendo una chica hablar conmigo. Resultó ser ella. Ella no sabía
nada de la película que yo buscaba pero me dijo: «Mire usted (me hablaba de
usted), esta noche hacen tal película, en tal televisión, quizás le interese verla, es
muy espiritual». Era la película que yo estaba buscando, ¿fue casualidad? Nuestra
amistad sigue hasta hoy en día y como en otras ocasiones fui informado de quién
fue en otra vida.

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Micky fue un chico muy especial que llegó a mí a través de mi blog. Una persona
muy especial que, al tener un problema en la rodilla, salía muy poquito de su casa.
Vivía con sus padres y recibía una pensión. Dedicaba su tiempo y su dinero a
ayudar a los pobres.

Estaría todo el libro contando casos de estos. Contaría cómo conocí a Adela,
Celia, Beatriz, Carlos, Casilda, Celia, David, Teresa, Federico, Juan Manuel, Lola y
su marido Saro, Manuel, Sandro, Tomás, Vicente, Omar, María, Terela, Mateo,
Vicent, Enrique, Pedro… pero dejo de contar casos porque no quiero abrumar al
lector.

El 11 de noviembre de 2011, María del Carmen y Ramón Tomassiny vienen de


México. Nos reunimos en una cena junto a otras personas que considero
especiales. Ramón y yo damos una pequeña charla y Miguel, a petición mía, lee el
San Juan, 14, del Nuevo Testamento, al que encuentro relación con las personas
que allí, y en otras ocasiones, nos habíamos reunido:

“No se turbe vuestro corazón pues si creéis en Dios, creed también en mí. En la
casa de mi padre hay muchas habitaciones, que, si no fuese así, os lo hubiera yo
dicho. Yo voy a preparar lugar para vosotros. Yo habré ido y os habré
preparado un lugar, vendré otra vez y os llevaré conmigo para que donde yo esté,
estéis también vosotros. Que ya sabéis a dónde voy, sabéis asimismo el camino”.

Dice Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas pues, ¿cómo podemos saber el
camino?”

Responde Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al padre sino a
través de mí. Si me hubierais conocido a mí, hubierais sin duda conocido también a
mi padre, pero le conoceréis luego, ya le habéis visto en cierto modo”.

Dice Felipe: “Señor, muéstranos al padre, eso nos basta”.

Jesús le responde: “Tanto tiempo he pasado entre vosotros… ¿aún no me habéis


conocido? Felipe, quien me ve a mí, ve también al padre, pues ¿cómo dices tú
muéstranos al padre? ¿No creéis que yo estoy en el padre y que el padre está en
mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo. El padre que está en
mí, él mismo las dice conmigo”.

63
Días más tarde, Carmen y Tomás regresan a México, no sin antes haber recogido
los cuadros correspondientes que Lucía tenía predestinados para ellos dos.

Y ahora, por un momento, voy al 10 de junio de 2018. Casi todas estas personas
que nos hemos conocido estos años atrás y otras posteriores quedamos en
reunirnos en casa de Lola y Saro, en Benisanó, pueblo cercano a Valencia. Los
que allí nos reunimos éramos personas normales, algunos sin estudios, otros con
formación universitaria y autodidacta, e intercambiamos opiniones sobre el
sentido de la vida, lo sobrenatural… sin tabúes. Mi amigo Mateo, justo
antes de la comida, al vernos a todos reunidos y felices, dijo unas palabras que
me conmovieron: «Esta vez ha ganado la Luz». No obstante, durante la comida,
una paella deliciosa, tuve la premonición de que esta sería la última vez que todos
estaríamos juntos. Lucía entregó algunos cuadros a algunos de los asistentes, lo
que cerraba un ciclo de muchos años. Celia, otra chica muy especial que vive en
Barcelona, nos dio una sorpresa en la comida con un texto parecido al que
leyó Miguel el 11 de noviembre de 2011, del libro “El Cielo: preguntas y
respuestas”, que estuvo leyendo en el trayecto de Barcelona a Valencia:

“En la era de la tecnología, los usuarios no cuestionan los nanosegundos, una


milmillonésima parte de un segundo, que es la unidad de tiempo que toma una
computadora para acceder a su memoria. Una persona puede comenzar a escribir
una frase y antes de que haya terminado, aparecerá en la pantalla. Sin embargo,
muchos dudan de que Dios pueda transformar su creación en un abrir y cerrar de
ojos”.

La Biblia nos dice que, al final de la presente era, una generación de creyentes no
conocerá la muerte corporal, es decir, la generación que todavía esté viva cuando
Cristo regrese a por los suyos. Durante las últimas horas que estuvieron
juntos antes de su muerte, Jesús dijo a los discípulos que él se iba. Luego les
dijo: «Vendré otra vez y os tomaré» (Juan. 14:3). Este suceso se conoce como el
rapto. Posteriormente, aquellos se unirán a los creyentes de todas las épocas en la
última resurrección, el instante en que nuestros cuerpos mortales serán
transformados a semejanza de nuestro señor Jesucristo, resucitado. Pablo dijo:
“He aquí, os digo un misterio, no todos dormiremos, pero todos seremos
transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al oír la trompeta,
porque se tocará la trompeta, los muertos serán resucitados incorruptibles.

64
Y nosotros seremos transformados (1 Co.15:51-52). En un abrir y cerrar de
ojos, el polvo que regresó a la tierra, en la muerte se convertirá en vida destinada
al cielo con Cristo”.

En mi opinión, esto que hemos leído gracias a Miguel en el 2011 y a Celia en el


2018 sucederá en estos tiempos. Ahora, ya que los sueños durante toda mi vida
han sido muy importantes para mí, contaré dos que he tenido, uno de cal y otro de
arena, publicados en mi perfil de Facebook como Paco Calero.

65
Sueño de cal

Hace tiempo, mi padre me contó una historia que pasó en mi pueblo en el año
1936 más o menos, cuando él era niño (nació en el año 1930). En la época franquista,
había un mando de la Guardia Civil que acudió a casa de sus padres y les ordenó
que le dieran el mejor cerdo. Tanto si tenían uno como dos, él se llevaba el cerdo a la
fuerza. Mi abuelo necesitaba el cerdo para alimentar a su familia y se negó a dárselo
manteniendo una discusión con él. Y hubo represalias. Este hombre tenía fama en el
pueblo de muy mala persona… Mi abuelo fue encerrado en el penal de Chinchilla
durante dieciocho meses más o menos.

En los pueblos, en aquella época, el único alimento básico de las familias era este
animal, puesto que, cuando estaba ya crecido, era sacrificado para el sustento de la
familia. Del animal se aprovechaba todo, el jamón, las morcillas… Pues cuentan sus
familiares que cuando llegó la hora de la muerte de esta persona, cuando estaba
agonizando, decía gritando: «Quitádmelos, quitádmelos, que me ahogan, quitádmelos,
que me comen, quitádmelos». Los familiares no se explicaban qué estaba pasando ya
que ellos no veían a nadie.

¿Por qué cuento esta historia? La cuento por el sueño que tuve. Que quede claro que
solo fue un sueño, un sueño con el infierno. Ese era un lugar donde había muchos
animales de distintas especies, parecidos a serpientes. Te atacaban y te mordían
intentando comerte y eran tantos que no te los podías quitar de encima, por lo que el
dolor era insoportable. Después de este lugar, los demonios te llevaban a otro lugar
donde te taladraban el cerebro, sufriendo otro dolor insoportable. Así, te iban
pasando de un lugar a otro sin poder alcanzar la muerte pues ya estabas muerto por
lo que todo era sufrimiento inhumano.

Yo me pregunto: si nosotros los humanos comemos animales y también les hacemos


sufrir… ¿este sueño no podría ser una realidad?

Del cielo también he tenido sueños, pero para no extenderme, casi todo esto que he
soñado está en las películas “Más allá de los sueños” y “Ghost, más allá del amor”.

67
Sueño de arena

Tuve un sueño que llamaría Cielo o Gloria.

Era un lugar precioso donde todas las cosas estaban formadas de colores como el
arco iris, pero mil veces más bonito, colores vivos envueltos en oro puro,
diamantes y otras piedras preciosas. Con las manos se creaba todo lo que uno
quería, formado de estos colores, el oro, los diamantes y las piedras preciosas. Era
algo parecido a cuando un pintor con un pincel pinta un cuadro, deslizando el
pincel por el lienzo. Era algo tan precioso que la mente humana no puede ni
imaginar. Nosotros y nuestras otras vidas formaban parte de esas maravillas. Solo
con pensarlo y mover las manos, como antes he descrito, veíamos otras vidas
pasadas.

Aquello de que lo que el hombre siembra es lo que cosecha, aunque la cosecha


no se recoge de un día para otro, pues el fruto necesita su tiempo para crecer y
madurar.

A estas alturas de mi relato, voy a entrar en un terreno resbaladizo. Mi intención


no es herir a nadie ni a sus creencias ya que muchas personas tenemos convicciones
muy arraigadas desde la niñez. Pero me veo en la obligación de expresar las mías
sin intención de ofender ni convencer a nadie, pero soy consciente de lo que nos
jugamos en esta vida: la vida eterna.

Aunque sé que hay libros inspirados, películas inspiradas, canciones, etc.… hay
temas que quiero desarrollar y conclusiones a las que he llegado a través de
mensajes que me ha trasmitido la Luz.

Al igual que Ricardo Arjona escribió la canción “Jesús es verbo, no sustantivo”,


que yo pienso que está inspirada, también yo, desde mi perfil de Facebook, Paco
Calero, publiqué en las siguientes entradas, que tienen sus comentarios y réplicas.

Sé que lo que voy a escribir puede herir a muchas personas, pero no es mi


intención, son solo mis ideas, lo que pienso al respecto sobre las imágenes y los
símbolos. No soy partidario de adorar ni venerar imágenes de barro o piedra que
representen lo divino. No soy partidario de encender velas para iluminar a no sé
qué santo o pedir por alguien algo.

69
Si una persona ha sido mala en este mundo, por mucho que se pida por ella, no
creo que se salve. Y si ha sido buena, irá directamente al Cielo. No por ir mucho a
misa es mejor una persona que otra. En la historia de este mundo hubo y hay
muchos dictadores que después de asesinar a personas inocentes también acudían
a los templos, aunque respeto a las personas que lo hacen, bien por la cultura de la
sociedad en que viven, o porque se les ha enseñado desde niños.

Lo anterior expuesto es más bien una crítica constructiva que nos haga pensar en
lo que ahora expongo. Tengo unos cuadros que representan con imágenes lo
divino. Me encantan, los miro una y otra vez, pero no los adoro, ni me arrodillo
ante ellos. Me traen recuerdos, pero tengo muy claro que solo son cuadros, que a
mí me gustan. Alguno lo he pintado yo, otros una amiga. Pero tengo claro que,
por mucho que me guste, tan solo son cuadros.

También tengo claro que estos cuadros no gustan a todo el mundo y respeto esa
opinión.

Creo en un Dios que ha creado todo el Universo, la Tierra, la naturaleza, el ser


humano, etc.… Para mí, ese Dios está dentro de ti, está en todas partes, dentro
de cualquier ser humano. Para encontrarlo no hace falta ir a ninguna iglesia ni
templo, ni darse de golpes en el pecho o postrarse de rodillas ante él. No es
ningún Dios que te pide sacrificios o que sufras para complacerlo, es un Dios de
amor, no un Dios que te pide sacrificios…

Este Dios en el que yo creo no quiere que malgaste el dinero en crear imágenes
que cuestan un dineral para adorar o venerar, lo que quiere es que ese
dinero lo gastemos en dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento,
ayudar al enfermo, etc.… Este Dios del que yo hablo no lo podemos reducir a
una simple imagen que veneramos o adoramos en una iglesia o templo. Es
muchísimo más de lo que podamos imaginar. Este Dios está en todas partes,
en tu casa, la mía, la del vecino, en el campo, en la montaña, en el mar, en
una planta, en todas partes. Te puedes dirigir y conversar con él desde
cualquier sitio que te encuentres. Aunque tú no creas en él, él sí cree en ti.

Yo me considero una persona autónoma (de pensamientos); este Dios que os he


nombrado es en el que yo creo. Perdonad por lo expuesto aquí pues sé que no voy a
cambiar vuestra forma de pensar, pero la mía cambió hace veintiséis años.

70
Yo pensaba igual que vosotros y por eso os respeto. Al final de todo, lo que
cuenta y contará para alcanzar la gloria serán nuestras obras en este mundo.
También voy a dar mi opinión sobre el sexo, la prostitución, la homosexualidad,
matar, la caza de animales por satisfacción o placer. Repito, es solo mi opinión, no
quiero que nadie se rasgue las vestiduras. A grandes rasgos.

En primer lugar, decir que estoy en contra de cualquier abuso sexual. Después de
esta aclaración pienso, repito, yo pienso, que el sexo es una necesidad biológica
tanto del ser humano como del reino animal. No se debería someter a ningún ser
humano al celibato. Luego está el sexo por amor. Si dos personas se aman, ¿qué
problema hay en que no estén casadas? Pienso que ninguno. El sexo o hacer el
amor es un tema tabú en algunas culturas o religiones, quizás porque se trata de
obtener placer. Entonces, según mis creencias y experiencias, cuando estemos en
la gloria, después de abandonar la materia, al estar llenos de plenitud (la cual está
acompañada de un placer inmenso que en la tierra es casi imposible de obtener),
¿estaríamos pecando? Yo pienso que no, ya que la plenitud o el placer que se
siente en la gloria es muchísimo mayor que el que podemos obtener aquí en la
materia cuando practicamos el sexo o amor.

¿Sabían ustedes que Cristo también tuvo su vida sexual y que Dios no tuvo que
alterar las leyes de la naturaleza para su gestación? Esto entra dentro de la frase “las
religiones os han engañado” y, por favor, no se rasguen las vestiduras.

Respecto a la prostitución, yo pienso que una persona que se prostituye para dar
de comer a su familia, como conozco algún caso que ha llegado a mis oídos, no
está cometiendo ningún pecado cuando esta persona ha agotado todos los
medios a su alcance para conseguir un trabajo más decente y no lo ha
conseguido. Sí, estoy en contra de la explotación sexual por parte de terceros a
cualquier mujer u hombre.

De la homosexualidad, yo opino que, tanto en mujeres como en hombres no es


ningún pecado. Tengo amigos de ambos sexos que son homosexuales y son
buenísimas personas. Algunos lo son de nacimiento, otros lo son porque han
probado a ser heterosexual y se han dado cuenta que así no son felices, pero sí que
lo son teniendo una pareja de su mismo sexo. Al fin, lo que cuenta es la felicidad
del ser humano, sea heterosexual u homosexual.

71
La caza de animales por satisfacción o placer en mi opinión sin una necesidad
biológica, sí es o no pecado, ya que los animales también tienen alma. Otra cosa muy
distinta es que una persona mate o cace animales para su sustento, por
alimentarse. La diferencia está en que unos lo hacen por placer y luego no saben
qué hacer con esos animales y otros por necesidad y, aunque parezca lo mismo, no
lo es. Sé que esto es algo complejo de entender, pero unos cometen pecado y otros
no. Parece que los dos ejemplos tengan la misma causa y efecto pero, repito, este
tema es muy complejo porque influyen muchos factores.

Todo lo expuesto aquí, repito, es mi verdad. Puedes estar de acuerdo o no pero


respeto tu opinión.

Creo en la reencarnación y te explico el por qué de mi creencia. Para mí la


reencarnación hasta los 34 años no tenía mayor importancia, pero en la
madrugada del 8 de mayo de 1992 cuando se me manifestó la luz, una frase se me
quedó grabada: “Estáis aquí todos, los de todos los tiempos”.
Esa frase ha cobrado vida en estos veintiséis años que han pasado. Me dijeron:
“Tú, en otra encarnación fuiste tal”. No lo digo porque no busco hablar de eso,
pero se me dijo quién fui en otra vida. En la tierra hay ángeles encarnados que ni
ellos mismos lo saben. Por ejemplo, el arcángel Gabriel, Miguel, etc.… También
están todos los que fueron apóstoles de Cristo como Juan, Mateo, Pedro, Felipe,
Marcos, Lucas… Como he explicado anteriormente, ellos tampoco lo saben
todavía. También entre otros personajes de estos últimos años que han tenido
relevancia en la historia del mundo está Teresa de Jesús, María Magdalena,
Pitágoras, Nicodemo, etc.

Se me dijo que con el tiempo conocería a estos seres tan especiales ya que en el
momento de la manifestación solo conocía a dos de ellos, con los cuales ya tenía
relación de amistad desde hacía años aunque yo ignoraba en esos momentos
quiénes habían sido en otras vidas y ellos, por supuesto, también. Han tenido que
pasar no un día ni dos, no un año ni dos, sino veintiséis años para ir
conociéndoles. Yo me pregunto el por qué de tantos años para conocer a todas
estas personas que son de carne y hueso como tú y yo. Pues bien, hay un plan
divino que se está llevando a cabo en el más absoluto secreto y toda esta corte
celestial que he nombrado ha venido voluntariamente para ayudar a evolucionar a
los demás seres humanos, ya que para muchos es su última oportunidad de
alcanzar la luz junto al padre celestial. Muchos se pueden perder en el camino y
escoger el camino de la perdición.

72
Alguno me preguntará… ¿cuándo seremos y serán otros conscientes de
quiénes son? Pues muchos de ellos aún no son conscientes de ello. Yo
contestaré a esta pregunta: cuando sea revelado al mundo al Mesías, el cual
no será revelado por ninguna religión ni por humanos, será revelado al mundo
en esta época por el padre celestial porque “allí donde esté el cuerpo, acudirán
las águilas”.

Me explicaré. Esas bolas o naves de luz que muchos llaman ovnis, no lo son para
mí. Se concentrarán en la Tierra, en un lugar donde todos lo vean, pues ahí estará
el Mesías. Y muchos seres humanos seremos transformados y convertidos en
luz. Aun así, muchos lo negarán. Muchos seres humanos terminarán de despertar,
los que no lo hayan hecho todavía, y lo reconocerán.

Termino este apartado como empecé. Estamos aquí todos, los de todos los
tiempos.

Ahora intentaré dar mi opinión brevemente sobre dos temas que creo
importantes, creer o no creer en Dios, si influye a la hora de rendir cuentas ante
él o no; y el pecado. Empezaré por el pecado. Pienso que a lo largo de nuestras
vidas, todos hemos pecado. Yo, el primero. ¿Quién en su vida no ha tenido celos,
envidia, codicia…? El pecado existe desde que el hombre es hombre y el mundo
es mundo.

Pienso que ningún ser humano a lo largo de su vida se librará de haberlo


cometido, excluyendo la inocencia de la niñez. Además, pienso que hay cosas que
nos han enseñado que no son pecados, y otras que sí lo son.

Pondré dos ejemplos muy sencillos que afectan a casi todo el mundo: la
masturbación y el sexo para mí son necesidades biológicas, una mentira piadosa
para no hacer daño a otra persona para mí no es pecado.

Sí que es pecado matar animales pues los animales tienen alma. Digo matar animales
como la matanza de toros y la caza de animales por satisfacción, no por necesidad
biológica.

73
También debo decir que el pecado y la mancha que puede causar en el alma
se puede borrar o curar, pero no con la confesión como nos han enseñado,
contándoselo a un sacerdote y volviendo a reincidir… se borran o se curan con el
arrepentimiento y haciendo caso a la conciencia que para eso está. Y no
momentos antes de morir que ya no hay remedio.

También en nuestras vidas existe una balanza o contador de lo bueno y de lo malo


que hemos hecho. Dependiendo de hacia dónde se incline esa balanza a la hora de
rendir cuentas ante Dios, que estoy seguro de que esto ocurrirá cuando
abandonemos este mundo, iremos a un sitio o a otro. Pongo por ejemplo, la película
“Ghost, más allá del amor”, la cual se me dijo en su día que estaba inspirada por la
Luz. Creer en Dios o no creer, aunque uno no crea en Dios, que no es mi caso, no
influye para nada a la hora de rendir cuentas ante él. Uno está en su pleno derecho de
no creer, aunque yo te aconsejaría que creyeras. Lo que la persona no sabe es que
Dios sí que cree en ella. Esto es lo importante. Al final de nuestras vidas, en el más allá,
tendremos consciencia cósmica, seremos nuestros propios jueces.

Lo que contará será lo bueno o lo malo que hayamos hecho en este mundo, no si
hemos creído o no. Satanás, el diablo, o como queramos llamarle a esa consciencia
por la cual nos vemos tentados a cometer pecado, también sabe que Dios existe.
Sin embargo, es el adversario de Dios.

Repito, es mi opinión y el que tenga oídos o entendimiento que oiga o entienda.


Yo, en los sesenta años de mi vida también he pecado, quizás demasiado.

También voy a dar mi opinión sobre la muerte del cuerpo físico, qué hay después
de abandonarlo. Mucho se ha hablado de este tema, pero daré la versión que me
fue dada la noche del 8 de mayo de 1992.

No siento miedo ante ella, lo que sí quizás me preocupe sea la forma de morir.
Me explico con una metáfora:

A mí me gustaría visitar Perú y Egipto, pero estoy a muchos kilómetros de


distancia. Ese recorrido puede ser muy pesado o quizás muy cómodo,
dependiendo de la forma o manera de recorrer ese trayecto. Estoy en contra del
sufrimiento, la enfermedad, la vejez y todo lo que conlleva sufrir una muerte no
digna pero, una vez allí, sé que el lugar me encantará. Muchos dicen que todo tiene
solución menos la muerte.

74
Yo digo que la muerte es la solución a todos los problemas de este mundo. El
alma o ser que habita el cuerpo son inmortales, exceptuando que deba regresar a la
Tierra si no ha aprobado el examen o las pruebas a las cuales se deba enfrentar. Ya
hablé de la reencarnación. Él vivirá eternamente en el paraíso, donde está su
verdadero hogar, su verdadera familia.

Al ser energía, al estar formado por energía, no existir el tiempo, será pensar en algo y
tenerlo de inmediato. Como ejemplo, el millonario puede comprar todo excepto la
salud, pues bien, allí gozamos de todo, no hay enfermedad, esta solo existe en este
mundo material, en el cuerpo, pero el alma dentro del cuerpo también puede
enfermar si uno no va por buen camino. Todo lo que el alma conseguiría, si a la
hora de su muerte no fuera pura y limpia no lo alcanzará. ¿Por qué? Por motivos
complejos. Las obras buenas o malas influyen en el alma.

Según mi forma de ver, la muerte es una de las cosas más justas de este mundo
porque seas pobre o rico “todos tenemos que pasar por ahí”. Lo pongo entre
comillas porque en esta generación habrá algunos seres humanos que pasarán de
oruga a mariposa sin pasar por la muerte. De ahí viene la frase de la Luz (una de
las que publico en mi blog): “Me llevaré a mis hijos…”.

A raíz de una conversación privada, voy a dar mi opinión sobre el príncipe de este
mundo. A este ser yo le llamo Satanás y su mayor logro es que el mundo crea que no
existe. Él es el que promueve las guerras, las enfermedades, el sufrimiento humano, la
vejez, las drogas, las ansias de poder, la codicia por el dinero, etc.

¿Y por qué? Porque entre otras muchas cosas, el ser humano desprende una
energía de la cual se alimenta. La tierra es su granja. Este ser se disfraza de muchas
maneras y engaña a muchas personas que dicen ser contactados por lo que sus
súbditos se hacen pasar por extraterrestres. También hacer creer al mundo que
Dios no existe. Al igual que hay día, hay noche. Él es “la noche más oscura”.
Tiene el poder de camuflarse, como dije antes. También debo decir que sabe que
le queda poco tiempo y lo tiene que aprovechar al máximo, está dando sus últimos
coletazos, está muy furioso. Pronto volverá el hijo de la Luz y sabe que esta vez le
vencerá. Todo lo que era, ya no será, el mundo vivirá grandes maravillas…

Este mes de mayo se cumplen veintiséis años desde que se manifestó la Luz. Voy a
hacer un pequeño resumen al cual le pondré por título: Mi testamento.

75
Mi testamento

Han pasado unos treinta años desde que empezaron mis experiencias. Durante
estos años he tenido muchos indicios y pruebas de que esto que me estaba y está
pasando es real. Intentaré ser objetivo en este texto. Diré también que algunos
opinan que tengo algún tipo de enfermedad mental.

Opino que durante estos años, los seres de Luz me han dado suficientes pruebas
para convencerme como son fotografías que aparecen con espirales de luz,
materializaciones, visiones y un sinfín de documentos que he subido en YouTube
bajo los nombres ya mencionados anteriormente. Toda esta documentación para
mí reúne suficientes indicios para creer que lo que me está sucediendo es real y
no fruto de mi mente. Todas estas pruebas, en la madrugada del 8 de mayo de
1992, ya se me dijo que se me irían dando poco a poco.

Recuerdo algunos ejemplos:

Fotografías con espirales de luz analizadas en su día por laboratorios expertos


ratificando que no era defecto ni montaje, y saber que me llamarían a programas
de televisión para contar mis experiencias. En aquella época creo recordar que
había muy pocas cadenas de televisión. Me llamaron los años siguientes.
En la madrugada de la manifestación se me dijo algo que para mí era muy
importante: “Estáis aquí todos, los de todos los tiempos”.

Se me dijo también que conocería a personas de todas las épocas que habían
nacido de nuevo con el fin de ayudar a los demás hacia su ascensión a la luz.
Personas que eran ángeles, y ni ellos mismos lo sabían. Personas de la época
de Jesús y otras épocas como, Juan el Bautista, Juan el Apóstol, Pedro, Lucas,
Mateo, Pablo, Felipe, María Magdalena, Nicodemo, otras mujeres que
estuvieron presentes en la vida de Jesús. También Teresa de Jesús, Moisés,
Pitágoras, etc.

Durante estos treinta años me han ido revelando quienes han sido todas estas
personas ya que han llegado a mi vida por “casualidad”. También he tenido estos
últimos días la necesidad de escribir en Facebook, artículos como “El príncipe”,
“La muerte”, “El pecado”, “Creer o no creer en Dios”, “La reencarnación”, “El
sexo”, “La prostitución”, “La homosexualidad”, “Matar animales”, “Imágenes y
símbolos”.

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Todo esto que cuento en entrevistas y artículos anteriores, quizás sea el
80% de lo que sé y se me ha comunicado. El resto saldrá a la luz, al igual que
todo lo expuesto, cuando “la oruga sea convertida en mariposa “. ¿Qué quiero
decir con esto? Me explico para los que no me hayan entendido aún: si todo lo
que he contado resulta ser verdad, llegará un día no muy lejano (esto es lo último
que se me dijo aquella madrugada) que esas luces que se están viendo por
muchos lugares del mundo o círculos de luz, se concentrarán en un punto en la
tierra. Ese lugar se llenará de luces que serán confundidas con ovnis. Habrá un
primer ser humano que será fusionado o, mejor dicho, convertido en luz. Como
dice la Biblia: “Allí donde esté el cuerpo, volarán las águilas”.

Este será el primero, luego habrá más seres humanos que vivirán la misma
experiencia, ya que él indicará el camino a seguir. Si todo esto que yo he contado
acaba ocurriendo algún día no muy lejano, estos últimos treinta años de mi vida
habrán servido para algo a la humanidad. Si no ocurriera y yo muero antes de
muerte natural, pues ya tengo sesenta años, tengo que reconocer y darles la razón
a los que no comparten mis ideas, aunque yo pienso que Dios no juega a los
dados, que lo que está ocurriendo en el mundo es un plan divino muy complejo.
He intentado ser objetivo.

Me gustaría dejar una pregunta en el aire… ¿Qué diagnóstico tendría hoy en día la
psiquiatría para Cristo?

El viernes 19 de mayo de 2018 tuve un sueño lúcido que no entendí. El sábado


20, de madrugada, tuve su explicación. Este sueño no es contra las mujeres, ni es
mi intención, pero me veo en la obligación de contarlo:

Otra persona y yo nos encontrábamos en una zona llena de tinieblas y


buscábamos salir por un camino. Tenía muchas curvas y era de tierra pero
conseguíamos salir a una zona de luz dejando atrás la oscuridad. Una vez en la luz,
recordamos que en la zona de tinieblas hay un hombre y una mujer, prisioneros en
una casa, a quienes tenemos que rescatar. Volvemos por el camino que habíamos
recorrido anteriormente. Llegamos donde se encontraba el hombre y tras luchar
contra unos demonios que custodiaban la casa, conseguimos rescatarlo.

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Nos dirigimos a la casa donde se encontraba la mujer que estaba custodiada por
cuatro demonios muy grandes y fuertes. Tras luchar contra ellos, no logramos
rescatarla ya que eran muy fuertes y no podíamos vencerlos. La mujer no tenía
aspecto de encontrarse en mal estado. Al no poder rescatarla, los tres tomamos el
mismo camino que nos había llevado hasta allí, dirigiéndonos a la zona de la luz. Por
el camino nos persiguieron unos demonios, nos increparon hasta que llegamos a la
zona de la luz donde ellos no podían entrar. En esta zona todo era maravilloso,
espectacular.

Este sueño no lo pude entender durante todo el día, por más vueltas que le
daba. Por la noche, a las cinco de la madrugada, tuve la explicación que ahora
expongo.

Resulta que todos tenemos creencias arraigadas desde que somos niños. Estas han
pasado de padres a hijos sucesivamente durante generaciones. ¿De qué creencias
estamos hablando? Pues de dogmas, rituales, adorar imágenes, llevar burka,
pañuelos en la cabeza, etc.… No sigo para no herir a nadie, pero a buen
entendedor con pocas palabras basta.

Según la religión que uno practique, así serán los rituales u obligaciones que tendrá.
Como dije anteriormente, estas creencias están muy arraigadas desde la niñez. Para
acceder a la Luz o a Dios no hace falta nada de esto, solo amar al prójimo como a ti
mismo, no desear a los demás lo que no quieres para ti.

Hace poco tiempo y según mis experiencias, me preguntaba por qué tantos años
de espera. Después de tantos acontecimientos vividos, ¿cuándo se completaría el
plan divino que se estaba ejecutando? Esa noche tuve un sueño revelador en el que
se me dijo que es complicado de entender ya que es muy complejo, falta poco
tiempo y además está protegido.

Veo desde ya hace algunos años, una luz del sol que es como dos cuerdas que se
van trenzando. Viene del sol y llega hasta mí. La primera vez que la vi, quedé muy
sorprendido pero ahora ya estoy acostumbrado. Me pregunto al respecto, ¿no
tendrán razón también las civilizaciones antiguas que tenían al sol como una
divinidad? Pienso también que las leyes universales son iguales para todos y que
las cumple hasta la propia divinidad.

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El año 2018 ha sido muy especial para mí, pero también muy duro. Especial porque
en un sueño me fue dado el primer cuadro, el del padre y el hijo. Me lo había dado
Lucía en el año 1992. Ya dije que tenía símbolos y números, pues ese cuadro
dándole la vuelta a un seis que está casi camuflado (cuando aparece el tubo de luz
en forma de espiral y se me dijo que con el tiempo lo entendería) aparece la fecha
1992. Si miramos el reloj o calendario que hay, la aguja corta está en el cinco y la
larga en el ocho. Pues nos vamos a mayo de 1992, día 8, está el mes, el día y el año
que a mí se me manifestó la luz. Y fue pintado en el año 1987 como mi primera
experiencia extra corporal. Me quedé atónito…

Mi mujer y mi hija me dieron una gran sorpresa en mi sesenta cumpleaños. El 2018,


lo mismo que fue el 2017, está siendo un año duro para mí ya que mis padres, ya
ancianos con 88 años, no se encuentran bien de salud. Mi madre, debido a una
enfermedad crónica, con dolores de espalda y de estómago muy fuerte, tan fuerte
que los parches de morfina ya no le hacen efecto, 33 kilos de peso, está sin
músculos ni carne y se le notan todos los huesos. Y mi padre, enfermo de asma
toda la vida, inválido por dos ictus que le han entrado en estos dos años. Hay
que darle de comer, cambiarle el pañal, lavarlo… Los dos necesitaban ayuda
para todo, lo que me llevó a irme a vivir con ellos y cuidarlos día y noche con la
ayuda de mi hermana. Es por esto por lo que mi hija y mi mujer me vieron muy
hundido moralmente. Y fue cuando me llevaron engañado a un restaurante
donde estaba casi toda mi familia, mis amigos de toda la vida y un cantante
llamado Manu estuvo cantando toda la tarde para mí. Fue una de las mejores
sorpresas de mi vida. Y la mayor sorpresa fue que me recibieron con una canción
del Dúo Dinámico en que me vi reflejado y que me encantó llamada “Resistiré”.

Espero que este viaje haya sido de tu agrado, aunque quizás habrá cosas que no te
habrán gustado o pensarás de distinta manera. Tu opinión la entiendo y la
respeto. Pero me veo en la obligación de contar lo que me ha ocurrido y las
conclusiones que he sacado de todo ello. Discúlpame y perdona si te he ofendido
en algo ya que no ha sido mi intención. Y deseo que todos realicemos el viaje
final hacia la luz…

80
Un último sueño antes de publicar este libro

Anoche tuve otro sueño lúcido. En el sueño era consciente de que estaba soñando
y se me repetía un sueño parecido al que había tenido en meses anteriores. Este
sueño transcurría en varios escenarios: En el primer escenario, el Infierno, vi
situaciones macabras y diferentes escenas; primero, un lugar donde se practicaba
un sexo aberrante (o asqueroso), segundo, personas mutiladas por varias partes de
su cuerpo, y tercero, seres horribles que se alimentaban de almas humanas. Yo no
podía soportar esta situación que estaba viendo pero me encontraba como
atrapado en esos lugares y quería despertar ya que era consciente de que estaba
soñando. No conseguí despertar… pero cambió el escenario. Me vi en un entorno
apocalíptico, con seres humanos caminando por las calles como si fuesen zombis.
Seguía queriendo despertar del sueño y no lo conseguí ni aún haciendo un gran
esfuerzo… como era consciente de estar soñando, llegué a pensar que quizás
había muerto y por eso no podía despertar… pero volvió a cambiar el escenario y
este era mucho más agradable. Me vi en el cielo donde había unos diez niveles y se
veían almas en un estado placentero.

Dependiendo de en qué nivel se encontraban, mayor era el bienestar (estar en un


nivel u otro dependía de tus actos buenos en la tierra) por lo que fui subiendo
nivel a nivel hasta llegar al último donde se encontraba Dios. Seguía consciente de
que estaba soñando, con el inconveniente de que esta vez no quería despertar
(quería quedarme allí) y, para desgracia mía, desperté a esta realidad, una realidad
que me hizo pensar que esta vida también era un sueño… miré el reloj de mi
habitación y eran las cinco de la mañana.

Por último, quiero dedicar este libro a mis padres por traerme a este mundo, a mi
mujer por ser tan especial y a mis tres hijos, Javier, Ana y Noemí. Y con igual
intensidad, a la especie humana.

Paco Calero Yáñez


Valencia, 20 de agosto de 2018.

81
Algunas entrevistas en TV y documentos de Francisco Calero

-YouTube: Vida después de la vida-Los hijos de la luz-Francisco Calero.


-YouTube: Experiencias y testimonio de la luz-Francisco Calero.
-YouTube: Originales-Mensaje de la luz (fragmentos), escrito metafísico.
Fotos de Francisco Calero.

83
Imágenes

85
El dios Anubis, una de
sus primeras visiones
(1978).

Francisco a la edad de 8 años (1966).

Manuscrito de escritura automática Rostro de Cristo similar al de la


(1992). visión (1991).

86
Población de Bonete, Albacete.

Casa de sus padres.

87
Cámara del pajar donde nació Paco Calero.

Casa de sus abuelos, fachada.

88
Videoclub de Catarroja.

Calero y Lucía la pintora (2011).

89
Doppelgänger de Calero en la revista Atalaya (1982).

Calero y Santiago Latorre (1993).

90
Manifestación de la luz (casa de Calero) en agosto de 1992.

91
Manifestación de la luz (casa de un amigo) en diciembre de 1992.

Manifestación de la luz (exterior) en enero de 1993.

92
Noticia del Diario Levante del viernes, 16 de octubre de 1992.

93
Crónicas Marcianas, con Javier Sardá (1998).

Crónicas Marcianas, “El fin del mundo ya está aquí” (1998).

94
Crónicas Marcianas, Calero con J. Adriansens (1998).

Crónicas Marcianas, mostrando las fotos reveladoras (1998).

95
Avistamiento OVNI en Lahore, Pakistán (2009).

Recreación de avistamiento de Calero (marzo 1992).

96
“Ahora no entenderéis muchas cosas de las que se están diciendo, otras se os
olvidarán, pero con el tiempo todo lo entenderéis y lo recordaréis. Sois ángeles como
dioses, arriba tenéis vuestra verdadera familia. La tierra tan solo es una granja a
donde venís todos”.

97
Programa de Telecinco, “Hablando se entiende a la gente” (1991).

Programa del Canal Nou, “En primera persona”.

98
Programa del Canal Nou, “En primera persona”.

99
José Luis Coll entrevistando a Santiago Latorre (1991).

Canal Nou, La Luz revela el futuro de la humanidad (1997).

100
Experiencias del más allá. Ribera TV (1997).

Canal Nou, entrevistado por el padre Apeles.

101
Canal Nou, “En primera persona” (1997).

102
103
“A eso de las 6:00 de la madrugada, me desperté, abrí los ojos y noté una luz extraña
que se introducía dentro de mí. Empecé a notar como una corriente eléctrica recorría
mi cuerpo y tomaba el control. Mi mujer despertó y me dijo: « ¿Paco, estás bien?» Y
yo le respondí: «No soy Paco, soy la luz»”.

104
El “universo de Paco Calero” (2011).

105
Índice

Prefacio ...................................................................................................................... 5

Un viaje a la luz: mi testamento ........................................................................... 11

Sueño de cal ............................................................................................................ 67

Sueño de arena........................................................................................................ 69

Mi testamento ......................................................................................................... 77

Un último sueño antes de publicar este libro .................................................... 81

Algunas entrevistas en TV y documentos de Francisco Calero...................... 83

Imágenes.................................................................................................................. 85

107

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