En este artículo del libro el autor trata sobre los partidos y
sistemas políticos, para lo cual define lo siguiente. Un sistema de partido estructuralmente consolidado es capaz de definir el centro y la naturaleza de la competencia electoral. Por consiguiente un sistema de partidos organiza la política al crear un espacio de intermediación institucional entre el estado y la sociedad y al integrar a sus miembros. Dicho esto es así en la medida que permite mediar y representar intereses sociales a través de procedimientos reconocidos como legítimos por las partes; con la finalidad de obtener decisiones políticas.
Por un lado es entendido que la oposición se dirige contra cierta
política o conjunto de políticas; no contra la legitimidad del régimen constitucional para sí. El gobierno se encuentra concentrado a ciertas limitaciones con referencia a los métodos a utilizar para contrarrestar a la oposición, por lo que se le permite la libertad de expresión y de cualquier otro acto por parte de los partidos de la oposición. Un sistema de partidos políticos implica la estabilidad en la competencia entre partidos, con raíces más o menos estables en la sociedad, la aceptación de partidos y elecciones como instituciones legitimas para definir quién gobierna y organizaciones partidarias con reglas y estructuras razonablemente estables. En este contexto de conceptos, no hay un término de sistemas políticos en el país. Los partidos políticos no definen el origen o de donde venga la competencia electoral. El ciudadano que participa en un partido político o elige votarlo, se transforma en un hombre político, integrándose a la vida pública. Una de las principales funciones del partido político es presentar los candidatos para los comicios generales, surgidos de elecciones internas y democráticas, a efectos de que los ciudadanos puedan seleccionar a quien votaran para que puedan ocupar cargos electivos (para integrar los poderes ejecutivo y legislativo).
Son factores de poder encaminados a la lucha y la competencia
política, que si ganan podrán ejercer su plan, tomando decisiones políticas, y si pierden, accionaran desde la oposición.
Desde otro ámbito, los partidos políticos compiten. Se asume
que la educación al votante es una actividad entrante y no es partidaria. Así que siempre existe la suposición de que la educación al votante no tiene nada que ver con los partidos políticos. Dicha afirmación es incorrecta por dos razones:
Primera, porque los individuos y los grupos de individuos
adquieren la mayor parte de su conocimiento sobre elecciones y su democracia, no de su interacción con educadores electorales neutrales, sino de su interacción con el gobiernos y de su experiencias con la política. Hay algunos que consideran que promover el voto es una actividad que deben desarrollar enteramente los partidos políticos. Ciertamente esta es la tradición en muchas democracias desarrolladas. DESARROLLO:
Debiendo haber visto en este contexto, responsabilizar a los
políticos y a los partidos seria caer en una visión unilateral y bastante simple. Es cierto que ellos también son responsables de la crisis, no obstante existe en la mayoría de casos existen razones por las cuales es necesario un programa. Puede que los partidos tengan una capacidad limitada. Puede que no exista una amplia formación partidaria entre segmentos significativos de la población. Puede existir tal rivalidad que la naturaleza colaboracionista de las políticas electorales no la han entendido ni los partidos ni los ciudadanos, caso en el cual una fuente confiable puede ser necesaria para juzgar la información que se recibe de los partidos políticos.