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EL TRABAJO CON LOS SUEÑOS (FRANCES VAUGHAN) PRIMERA PARTE

« on: 27 de September de 2009, 09:51:23 PM »

EL TRABAJO CON LOS SUEÑOS ( Frances Vaughan)


fuente: http://es.geocities.com/canalonirico/curiosidades/franvaughan0.htm

Nuestros sueños son la voz del centro psíquico interno que nos capacita para alcanzar la
totalidad. La estrecha relación existente entre los sueños y nuestros problemas religiosos
más acuciantes justifica el que les hayamos calificado como "el lenguaje olvidado de Dios".
John Sanford

Cada noche, nuestra vida de vigilia se ve interrumpida y nos adentramos en el mundo


imaginal del alma, un dominio no físico en el que somos, al mismo tiempo, creadores y
criaturas. En el mundo onírico, nuestras sombras y nuestras ilusiones se tornan visibles y
descubrimos todos los deseos, los miedos, las aspiraciones y los ídolos ocultos que suelen
sustraerse a nuestra mirada de vigilia. El alma que sueña es libre de elegir su respuesta a
cualquier imagen creada por la mente. Y, al igual que ocurre con el ego en la vida de
vigilia, el cuerpo onírico comienza identificándose con el cuerpo físico, pero cuando
termina trascendiendo esta identificación, deja de estar sometido a las leyes físicas. Es por
ello que las experiencias no son infrecuentes en el mundo de los sueños.
Soñar es una experiencia universal pero, aunque todo el mundo se sumerja cada noche en
esos dominios, son muy pocas las personas que lo utilizan para profundizar en su desarrollo
espiritual. Entre quienes sí lo hacen, algunos consideran a los sueños como una fuente de
curación, mientras que otros, en cambio, los ven como una herramienta para profundizar en
la comprensión de su psique. Y aunque muchas de las técnicas de trabajo con los sueños
tiendan a ponerlos al servicio del ego, también resultan adecuados para desvelarnos el
mundo del alma, en cuyo caso pueden convertirse en un manantial de renovación espiritual.
Durante el sueño nos alejamos provisionalmente de la actividad del estado de vigilia para
regresar a ella con renovadas fuerzas al día siguiente. Y la similitud existente entre este
hecho y lo que supone que ocurre durante la reencarnación justifica el que, en ocasiones,
haya sido calificado como "el hermano menor de la muerte" Rudolph Steiner creía que el
sueño nos permite recapitular sumariamente nuestra vida en estado de vigilia, algo
semejante a lo que, según dicen, ocurre en el plano astral después del momento de la
muerte.
De este modo, la actividad del alma durante el sueño-cuando el cuerpo astral abandona el
cuerpo físico y retorna al mundo espiritual- se equipara a la actividad del alma después de
la muerte. En este sentido, también suele decirse que el sueño es el momento en el que
seres tales como los ángeles, los budas o los avatares pueden influir sobre nuestra vida
inconsciente. Así pues, si realmente queremos comprender el destino del alma, no
deberíamos dejar de lado la interacción existente entre el sueño y la vida de vigilia.

l hecho de prestar atención a los sueños supone el principio del fin de las ilusiones que
encarcelan al alma. Los sueños, por ejemplo, nunca mienten sobre nuestros sentimientos, de
modo que, cuando nuestra alma se siente inquieta, nuestros sueños pueden llegar a ser tan
angustiosos que llamen nuestra atención sobre el sufrimiento interno que se halla
enmascarado detrás del mundo del ego. Y aunque el ego pueda identificarse con las
ilusiones de cambio manipulando el mundo externo, el alma, sin embargo, nunca se queda
satisfecha con ello.

Existe un viejo proverbio chino que dice: "Si quieres ser feliz por un día, mata un cerdo; si
quieres ser feliz por un año, despósate; pero si quieres ser feliz el resto de tu vida, planta un
jardín".
El cuidado de un jardín constituye una adecuada metáfora del cultivo de la conciencia
onírica y del mundo del alma. Son muchas las cosas que podemos hacer para proporcionar
a las plantas un entorno favorable pero, en última instancia, no podemos obligarlas a crecer
puesto que ellas crecen por sí solas y, del mismo modo, tampoco podemos manipular la
liberación de nuestra alma. Lo que sí podemos hacer, en cambio, es escucharla y tratar de
comprender y responder a sus llamadas. La atención a los sueños y los ensueños de la vida
de vigilia nos permite profundizar la conciencia de nuestra alma.
Desde la más remota antigüedad, el ser humano ha venerado a los sueños como
revelaciones o mensajes de Dios, o del mundo espiritual, procedentes del inconsciente
personal o colectivo. Y aunque en ocasiones el inconsciente colectivo se equipare al mundo
del alma, no todos los contenidos del inconsciente colectivo son espirituales ni tampoco
todos los sueños son mensajeros del alma.
Los sueños y las fantasías diurnas pueden estar preñados de tensiones y deseos encontrados.
Pero el trabajo con los sueños nos permite transformar nuestras pesadillas si somos capaces
de pedir ayuda en él como partes proyectadas de nosotros mismos. El role playing debilita
las rígidas barreras existentes entre uno mismo y los demás. Cuando nos demos cuenta de
que los sueños revelan las facetas enajenadas de nuestro psiquismo, podremos comenzar a
reapropiarnos conscientemente de ellas, fomentando de este modo una reintegración tan
curativa como liberadora; un proceso que demuestra claramente que estamos más en
contacto de lo que suponemos con aquello que parece sernos ajeno y que la fisura, en
consecuencia, existente entre el sujeto y el objeto no es tan real como creemos.

LA NATURALEZA DEL SUEÑO

Los contenidos del sueño -sueños, visiones o dioses- son objetos sutiles que poseen luz
propia y cuya forma cambia de continuo. Los dioses, los cielos y los infiernos constituyen
lo que podríamos denominar el aspecto cósmico de sueño. El sueño, por su parte, es el
aspecto personal del mito… Del mismo modo que somos uno con nuestros sueños, también
somos uno con nuestros dioses."
Joseph Campbell
El trabajo con los sueños nos permite acceder directamente a los cielos, a los infiernos y a
las regiones intermedias existentes entre ambos. En este sentido, el significado del sueño
suele ser relevante para el viaje del alma y su interpretación puede servir para el desarrollo
del espíritu. Y el diálogo con alguien que se halle familiarizado con el significado de los
símbolos sagrados puede facilitar este tipo de interpretación. Cuando estamos dispuestos a
profundizar en los sueños utilizando diversas técnicas -como la asociación libre, la
amplificación la imaginación activa y la interpretación simbólica, por ejemplo-, éstos
pueden tener un efecto saludable sobre el bienestar psicológico independientemente del
hecho de que tratemos, o no, de desentrañar su significado espiritual.
La asociación libre consiste en explorar los recuerdos, imágenes o ideas que afloran en la
mente. La amplificación, por su parte, se centra en las propias imágenes del sueño y en lo
que pueden evocar. La imaginación activa puede utilizarse para revisar el sueño y darle un
final diferente, o para proseguirlo de manera imaginaria. La interpretación simbólica
implica aprender a leer el lenguaje de los símbolos. Un símbolo siempre apunta más allá de
sí mismo hacia la realidad que, al mismo tiempo, revela y oculta. En este sentido, su
significado despende del contexto en el que se manifieste. En consecuencia, símbolos
universales tales como el fuego, el aire y el agua, por ejemplo, no siempre tienen el mismo
significado.

EL SUEÑO LUCIDO

Los sueños nos demuestran que tenemos la capacidad de construir el mundo que nos
gustaría simplemente con desearlo. Y mientras lo vemos no dudamos de su realidad. Dentro
de nuestra mente existe todo un mundo que parece independiente…, y el mundo al que
creemos despertar no es sino otra forma del mismo mundo que vemos en los sueños. Todo
nuestro tiempo lo pasamos soñando."
-Un curso de Milagros

En un sentido real, todo lo que vemos en nuestra vida es como un gran sueño. Cuando los
examinamos detenidamente, el gran sueño de la vida y los pequeños sueños de cada noche,
son tan diferentes, ya que, si nos damos cuenta de la naturaleza esencial de ambos, veremos
que realmente no existe ninguna diferencia entre ellos. Cuando podamos liberarnos de las
cadenas de las emociones y de los apegos del ego, esta comprensión nos brindará la
posibilidad de alcanzar la iluminación".
-Namkhai Norbu

Una de las diferencias existentes entre estar despiertos y estar dormidos es que , en este
último caso, no solemos saber que estamos soñando. Tal vez pensemos incluso que lo que
ocurre en los sueños no tiene nada que ver con nuestra mente. Pero cuando logramos
despertar y cobrar lucidez dentro de un sueño, nos damos cuenta de que estábamos soñando
y tenemos la oportunidad de transformar el sueño y elegir deliberadamente la creación de
una experiencia diferente.
La práctica del sueño lúcido -que implica seguir soñando mientras somos conscientes de
ello-, nos permite actuar sin miedo al daño físico. En los sueños, por ejemplo, podemos
atravesar los objetos sólidos, volar o respirar bajo el agua. Hollywood ha descrito este tipo
de experiencia en películas como Ghost, por ejemplo, cuando el personaje descubre que ha
muerto y ya no puede seguir actuando en el mundo físico hasta que desarrolla la
psicokinesis (la capacidad de mover objetos a distancia recurriendo

Únicamente al ejercicio de voluntad).


Hay sueños en los que el cuerpo parece transfigurarse y asumir el aspecto de un pájaro, un
animal o cualquier otra criatura. En cierta ocasión, soñé que era un aguilucho posado en un
elevado nido ubicado en la pared rocosa de una montaña desde el que se divisaba un valle.
Estaba asombrada de los lejos que alcanzaba mi vista hasta que caí en la cuenta de que
estaba soñando.
En su análisis de los sueños como -el lenguaje olvidado de Dios-, el analista junguiano Jhon
Stanford nos recuerda que la Biblia considera a los sueños como expresiones de la voluntad
divina. Según ella, Dios habló a los profetas a través de los sueños y, en consecuencia, las
revelaciones de los sueños y las visiones son equiparables a los mensajes transmitidos por
los ángeles.

l yoga tibetano del sueño comienza tratando de alcanzar la lucidez onírica durante la noche
y, a través del recuerdo de que toda percepción es un sueño, prosigue intentando hacer lo
mismo en la vida de vigilia. Los monjes de esta tradición se adiestran en mantenerse
continuamente lúcidos, tanto en el estado de vigilia como en el estado de sueño sin
ensueños. Según se dice, cuando el yogui ha aprendido a estar lúcido o atento a los sueños
durante las veinticuatro horas del día, también permanecerá despierto en el estado más sutil
posterior a la muerte.
Cuando una persona se da, por vez primera, cuenta de la posibilidad de permanecer
consciente de los sueños, es probable que se lance a satisfacer cualquier fantasía -de placer,
sexo y aventura- que atraiga su atención durante el sueño. Al cabo de un tiempo, sin
embargo, el soñador comienza a aburrirse de la reiteración de los mismos viejos temas y a
tomar en consideración otras aspiraciones más elevadas. A partir de entonces, el objetivo
deja de girar en torno a la gratificación egoica de los deseos mundanos y se centra en la
exploración de las posibilidades que nos brinda este nuevo estado. A lo largo de su
investigación acerca del sueños Stephen LaBerge aprendió que la entrega al yo superior -a
lo que él denominaba "lo más elevado"-, resultaba mucha más satisfactoria que la reiterada
escenificación de los deseos del ego. Según LaBerge:

En mi sueño conducía un coche deportivo, completamente consciente


De que estaba soñando. Estaba entusiasmado por el hermoso paisaje
Que me deparaba el sueño. Al poco, me encontré con una autostopista
Muy atractiva, casi de ensueño. Es innecesario decir que experimenté
El impulso de detenerme a recogerla. Pero entonces me dije: "No es
La primera vez que tengo este mismo sueño. Por qué no intentar algo
Nuevo?. De modo que pasé de largo, dispuesto a buscar "lo más elevado"
Y, a penas tomé esa decisión, mi automóvil comenzó a ascender rápidamente
Hasta que algo se desprendió detrás de mí, como si se tratase de la primera
Fase de un cohete.
Seguí volando cada vez más alto, hasta llegar a las nubes y en mi camino
Atravesé una cruz ubicada sobre la torre de un campanario, una estrella
De David y otros símbolos religiosos. Más arriba todavía, más allá de las
Nubes, entré en una dimensión mística, una inmensa vacuidad -llena, no
Obstante , de amor-, un espacio ilimitado al que, de algún modo, reconocí
Como mi auténtico hogar. Mi estado de ánimo era tan elevado que comencé
A cantar presa de una extática inspiración…"

LaBerge concluye diciendo que este sueño lúcido fue muy significativo para él.
Según él, el yoga tibetano del sueño atraviesa varias etapas, que se inician con la lucidez,
prosigue con el control de nuestras reacciones ante los posibles contenidos oníricos,
continúa con la comprensión de que su contenido es maya o ilusión y con su
transformación en los contenidos opuestos y concluye, cuando uno ha adquirido la
suficiente destreza, con la comprensión de que todas las apariencias son un "mero juego de
la mente"
Cada uno de nosotros es libre de elegir los sueños que aspira a realizar. Rara vez, sin
embargo, reconocemos que ya disponemos de esta libertad interior y creemos que debemos
alcanzarla en algún supuesto futuro. Cuando los placeres sensoriales, que nos proporciona
el mundo onírico dejan ya de ser satisfactorios, el soñador puede aspirar a algo más
significativo, invocando, para ello -como hizo LaBerge en el sueño que acabamos de
relatar-, una experiencia transpersonal o espiritual; otras personas, por su parte, emprenden
la búsqueda de un símbolo, un maestro o una deidad. Una forma alternativa de utilizar los
sueños como despertadores espirituales consiste en orientarlos hacia un poder superior,
tratando de ser plenamente conscientes de cualquier cosa que pueda revelárselos. Una
tercera posibilidad consiste en rezar o meditar durante el sueño. Y todos estos métodos
pueden resultar sumamente liberadores porque, cuando el alma de quien sueña es
consciente de la luz durante el sueño, está en condiciones de disolverse en la vacuidad.
Cuando logremos mantener nuestra lucidez durante el sueño habremos alcanzado la libertad
para ser creativos y propiciar cambios en función de nuestra sabiduría interna y de las
aspiraciones de nuestro corazón. Y, en el caso de que no sepamos bien lo que queremos,
siempre podremos pedir ayuda o consejo, tanto en el estado de sueño como en el de vigilia.
Una psicoterapeuta, por ejemplo, dijo que, cuando se hallaba ante un paciente difícil, solía
pedir en silencio la guía del Espíritu Santo. Y, cada vez que lo hacía, experimentaba una
sensación de seguridad que le permitía ver las cosas de manera diferente y le ayudaba a
afrontar la situación con mayor confianza. El hecho de solicitar ayuda puede aumentar la
lucidez y capacitar al soñador para que convierta el trabajo onírico en una práctica
espiritual.
Es recomendable practicar el siguiente ejercicio, originalmente concebido por Laberge,
cuando estamos acostados en la cama antes de dormir o cuando el insomnio nos impide
conciliar el sueño;

Cuenta cada respiración y, al inspirar, di "uno"; al expulsar el aire, afirma "estoy soñando".
Al inspirar nuevamente di "dos" y, cuando espiras, repite "estoy soñando". Luego continúa
del mismo modo diciendo "tres", "estoy soñando"…etcétera.
¿Es un sueño tu vida? Física Cuántica experimentada
:: Silvia Malamud ::

Traducción de Teresa - teresa_0001@hotmail.com

Una de las cosas que nos define la realidad tal como la conocemos es la
percepción de la continuidad de tiempo y espacio. Solemos distinguir lo que es
sueño de lo que es realidad cuando estamos en estado de vigilia.

Nuestra lógica lineal y percepción material, entre otras cosas, sirven para no
perdernos en un universo cuántico de posibilidades infinitas. Cuando
despiertos nos situamos entonces en el colapso de la materia como dicen los
físicos cuánticos y no en ondas de posibilidades como supuestamente ocurre
en los sueños.

En el universo de la materia, o cuando estamos despiertos, la cuestión, a


saber, es que absolutamente todos los escenarios que vivenciamos dependen
de la decisión de la mirada del observador. Éste elige lo que va a colapsar en
un evento material, o sea, en un algo físico. Tanto las ondas, que por la mirada
del observador se organizan en eventos probables, como el colapso de la
disposición de las ondas (pre-realidad material) forma parte de actitudes
altamente creativas de nuestra mente/conciencia.

Dentro de esa percepción, el consenso colectivo tiene enorme responsabilidad


para que la realidad física esté como está. Aunque esta elección sea
sonámbula o inconsciente, está en todo momento verificándose y es poderosa.
Somos todos co-responsables por los acontecimientos de nuestra realidad, y
asimismo por el status físico del planeta. Estamos mentalmente
interconectados en un amplio proceso creativo de manifestación.

Si tú por casualidad no sabes lo que quieres, si pasas de todo o incluso te


sientes incómodo con los rumbos de las situaciones que te toca vivir, es muy
probable que seas otra conciencia contaminada ayudando inconscientemente a
fortalecer el colapso de algún sueño que no es el tuyo.

Reiterando, si no estás convicto y alineado contigo mismo, existe la posibilidad


casi certera de que te sientas infeliz, viviendo un desvío de tu trayectoria por
falta de atención. Puede que en este momento tu vida no tenga el menor
sentido para ti, solo por la falta de capacidad para encontrarte con tu centro
interior, por la falta de conocimiento sobre cómo leerte a ti mismo y sobre
todo, de honrarte.

Una de las metas existenciales evolutivas de la humanidad es el desarrollo del


control deliberado de nuestras vidas, o sea, la consciencia sobre qué es lo que
nuestra unidad mayor desea manifestar. Jung denominó Self a esta unidad
mayor.

Lo que da sentido a nuestra existencia es la cuestión principal y lo primero que


debemos encontrar. Una vez hallado, hacerlo valer.

Evita, por tanto, cometer equivocaciones, pues los más variados rumbos de
vida son ofrecidos desenfrenadamente. Desde los que tienen algún sentido, a
los que están literalmente fuera de rumbo… Seducción y orientación sobre lo
que es importante seguir, no faltan. Dogmas religiosos, sociales, estrategias de
marketing, en fin, todo parece ser una venta y/o imposición sobre cómo
deberías llevar a cabo la experiencia de tu jornada terrena.

Muchas orientaciones pueden ofrecernos el verdadero sentido de la existencia,


pero desgraciadamente esto no ocurre siempre. Como sabemos, hay mucha
imposición de metas y reglas, y a veces se hace difícil discernir entre lo
acertado y lo erróneo, y peor, entre lo que juzgamos correcto pero no es lo
adecuado para nosotros. Por otra parte, también hay muchas posibilidades
sueltas por ahí, que para un buen observador, independiente, pueden servir
como ingredientes para la creación de un bollo.

Las más diversas crisis suelen ocurrir cuando no vamos por el camino del
corazón. Las insatisfacciones, cuando deflagradas, promueven corrección de
metas y en esas ocasiones los escenarios conocidos suelen cambiar de modo
sorprendente. A veces aterrador.

Parece como si estuviésemos en un terremoto en que se van personas de


nuestras vidas, nos mudamos de casa, de país, de profesión, de pareja, etc. A
veces nos apegamos a los cachos para afirmarnos en algo conocido,
retrasando la llegada de lo nuevo que nos espera un paso más adelante.
Incluso cuando se anhela la manifestación del sentido mayor, puede que al
principio no consigamos ver nada con clareza. Miedo, dolor y desesperación
frecuentemente oscurecen la nueva realidad que se dibuja. Pocos son los que
comprenden el proceso con mente abierta y optimismo, postura esa más
alineada con el verdadero principio creativo del cambio.

Podemos poner los más variados ejemplos. Desde personas que se aseguraron
evitando la transformación de lo que literalmente sufrieron y aún sufren…
Hasta las personas que se abrieron a lo nuevo y pudieron pasar por el extraño
camino del no lo sé abriéndose para que el sentido mayor cruzase con la
sabiduría de siempre por sus caminos.

No son sencillas ni fáciles esas jornadas de transformación y de rescate de sí


mismo, pero invariablemente, siempre que ocurren deberían ser contempladas
como ocasiones divinas de rescate y alineamiento de propósitos.

¿Dónde entran los sueños en esa cuestión existencial? Y a fin de cuentas ¿para
qué soñamos? ¿Qué ocurre en nuestra mente, en nuestro mundo interior
cuando soñamos? ¿Cómo queda la percepción de realidad y por qué cuando
estamos soñando todo tiene una lógica diferente de esta nuestra de aquí, pero
que en el sueño forma sentido?

Cuando soñamos tenemos una secuencia lógica guiada por nuestros


sentimientos. Todas las imágenes que aparecen son definidas por los
sentimientos que estamos vivenciando. En resumen, los escenarios son reflejos
de nuestras actitudes mentales según lo que sentimos y buscamos.

Según Freud, los sueños son la tentativa de solucionar conflictos en relación a


deseos no satisfechos. En cambio, Jung observa que en los sueños podemos
entrar en contacto con arquetipos universales en busca de nuestra evolución.
Otros teóricos definen los sueños de otras maneras. Pienso que todas las
explicaciones son válidas y que todas dentro de este orden de comprensión
tienen algo en común, que es la de experimentar de modos y maneras
distintas la tentativa de resolver cuestiones existenciales. Lo hacemos
vivenciando versiones de realidades por medio de nuestros sueños.

Según la visión de la física cuántica, los sueños serían la experimentación en


ondas de las posibilidades a ser vivenciadas y materializadas aquí en este
plano. Serían el test de realidades probables con el propósito de facilitarnos el
conocimiento de nosotros mismos y por tanto, de nuestras elecciones… O la
vivencia, quién sabe, de nuestra conciencia en láminas de realidades, tan
físicas como estas nuestras, pero en otras dimensiones.

Obsérvese que según este precepto, un vidente puede ver algunas de esas
ondas de posibilidad, las que están más cerca de materializarse, y a partir de
ahí hacer su videncia sobre un factor concreto a colapsar, ello antes de que sea
efectivamente elegido por el observador para este intento.

Los sueños son versiones de realidades donde nos representamos dentro de un


simbolismo único y totalmente comprendido por el soñador en el momento
soñado.

Hay mucha especulación sobre el arte del soñar. Están los sueños lúcidos, los
sueños compartidos, los sueños premonitorios, las experiencias extra-físicas y
por ahí va.
Creo que siempre que “soñamos” estamos vivenciando realidades tan vividas
como estas nuestras.
Pienso que en esas experimentaciones se incluyen nuestros sueños/vida de
aquí, o sea, nuestras experiencias. En resumen, estamos experimentándonos
ahora y siempre. Estar lúcidos, con acciones deliberadas y sin miedo a entrar
en contacto directo y responsable con todo cuanto podemos, parece ser
nuestra cuestión mayor. Y mientras eso no ocurre continuamos en la rueda,
perteneciendo a los sueños de otros, despertando de cuando en cuando en
crisis para rectificar, en la suerte de que cuando eso ocurre, hacer buen uso de
esos momentos.

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