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Biografía de Augusto Roa Bastos.

Augusto Roa Bastos nació en 1917 en Asunción, Paraguay. Pasó su infancia en Iturbe,
un pequeño pueblo de la región del Guairá, lugar que le sirvió de inspiración para
muchas de sus creaciones. En 1932 se escapó de su casa para alistarse en el ejército
durante la guerra del Chaco. Esos años, durante los que permaneció en la retaguardia,
fueron cruciales al proporcionarle anécdotas y vivencias que alimentarían su literatura.
Desde 1936 trabajó en Asunción como periodista para El País, del que fue luego
director. Por entonces, con Josefina Pla, Hérib Campos Cervera y otros pocos, inició la
que sería la renovación poética paraguaya de la década de 1940. En 1944 viajó a Gran
Bretaña, con una invitación del Consejo Británico, y trabajó allí como corresponsal para
su periódico y también en la BBC de Londres, donde fue el primer locutor paraguayo
Poco después de regresar al país, fue forzado al exilio tras la Revolución de 1947,
cuando se ordenó su arresto, hecho que lo obligaría a vivir en el exterior por más de
cuarenta años, de los cuales los primeros treinta transcurrieron en Buenos Aires.
Durante este largo período trabajó entre otras cosas como guionista cinematográfico,
una profesión que calificaría como "de supervivencia" pero que sin embargo influyó en
su "estilo descriptivo", tras haber estructurado los argumentos de una docena de
películas.
En 1953 publicó su colección de cuentos El trueno entre las hojas, libro al que le siguió,
en 1960, la novela Hijo de hombre, por la que recibió el unánime reconocimiento de la
crítica. De modo fragmentario, esta obra abarca cien años de historia paraguaya, y en
ella hay que destacar el rigor técnico con que el autor traza su complejo relato y la
fuerza expresiva de una prosa mestiza (mezcla de español y guaraní) que transcribe el
habla regional.
Más tarde dio a conocer El baldío (1966), Madera quemada (1967) y Moriencia (1969).
Pero su fama internacional no llegaría hasta 1974, cuando publicó Yo el Supremo,
novela histórica que protagoniza el dictador Gaspar Rodríguez de Francia. Por esta
obra, que lo estableció definitivamente en la vanguardia de los escritores del
continente, pasaría a formar parte de la nómina de las grandes figuras del llamado
boom de la literatura hispanoamericana, junto a autores de la talla de Gabriel García
Márquez, Mario Vargas Llosa, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Jorge
Luis Borges, Julio Cortázar o Ernesto Sábato, entre otros.
Figura siniestra y a la vez fascinante, con visos de déspota ilustrado, Gaspar Rodríguez
de Francia encerró materialmente a su país dentro de un círculo de autoritarismo y de
aislamiento. En la novela, el narrador queda sustituido por un compilador que
proporciona materiales al lector para que sea éste quien la monte o construya. Como
obra de lenguaje, profundiza en las raíces del español paraguayo, en busca de lo que
se ha calificado de "oralidad escrita", lo cual potencia la creación de neologismos,
deformaciones y continuos juegos tanto léxicos como sintácticos.
En 1976 se integró al plantel de profesores de la Universidad de Toulouse, en Francia,
donde enseñó literatura y guaraní hasta 1984. En 1982, durante una visita que realizó a
su país, fue expulsado del Paraguay y se le confiscó el pasaporte, acusado por el
régimen de Alfredo Stroessner de adoctrinar a la gente joven con la ideología marxista.
Como única prueba se presentaron documentos que demostraban que había estado en
Cuba.
De 1985 en adelante fue un opositor activo al gobierno de Stroessner y actuó como
embajador no oficial del Acuerdo Nacional en Europa. En febrero de 1986 publicó una
Carta Abierta al pueblo paraguayo, que circuló ampliamente dentro del país y en la que
se exigía una transición pacífica a la democracia. Poco después de la caída de
Stroessner regresó al Paraguay. En noviembre de 1989 recibió el Premio Cervantes.
Sus publicaciones posteriores incluyen las novelas Vigilia del almirante (1992), El fiscal
(1993), Contravida (1994) y Madama Sui (1995). También publicó piezas de teatro y
numerosas antologías de relatos como Los pies sobre el agua (1967), Cuerpo presente
y otros cuentos (1971), Lucha hasta el alba (1979), Antología personal (1980) y Contar
un cuento y otros relatos (1984).
Su infancia transcurre en Iturbe -pequeño pueblo culturalmente guaraní-, escenario y
objeto referencial casi constante de su mundo novelístico. Participa en la guerra del
Chaco entre su país y Bolivia, experiencia que aprovecha para su novela Hijo de
hombre (1960), obra que abarca cien años de historia paraguaya. Es de destacar el
rigor técnico con que el autor traza su relato, así como la fuerza de la prosa mestiza
con que transcribe el habla regional.
Opuesto al régimen dictatorial de su país, vive casi siempre en el extranjero
(especialmente en Buenos Aires) y ejerce como periodista, conferenciante y profesor.
Entre sus libros figuran varias colecciones de cuentos: El trueno entre las hojas (1953),
El baldío (1966), Madera quemada (1967), Los pies sobre el agua (1967), Moriencia
(1969) y Cuerpo presente (1971). Su obra más relevante es la novela Yo, el supremo
(1974), inspirada en la vida del que fuera dictador de Paraguay entre 1814 y 1840. En
ella profundiza en las raíces del español paraguayo, potenciando la creación de
neologismos, deformaciones y continuos juegos tanto léxicos como sintácticos.
Además de escribir varios guiones cinematográficos, otras de sus obras son El pollito
de fuego (1974), Lucha hasta el alba (1979), La vigilia del almirante (1992), El fiscal
(1993), Contravida (1995) y Madame Sui (1995).
En 1989 obtiene el Premio Cervantes y, al año siguiente, la Orden Nacional del Mérito
de Paraguay.
Narrador y poeta, es considerado el escritor paraguayo más importante del siglo XX y
uno de los grandes novelistas de la literatura hispanoamericana.
Fue devuelto por sus padres a la capital para mejorar sus estudios escolares en la casa
de su tío, el obispo Hermenegildo Roa.
Tomó parte en la revolución de 1928. Con apenas quince años se fuga con un grupo de
compañeros de colegio a la guerra del Chaco, contra Bolivia como asistente de
enfermería.
A los trece años de edad escribió su primera obra teatral; a los catorce, el cuento
"Lucha hasta el alba".

Su padre, Lucio Roa, era un hombre de carácter serio, de inmersión española, que
funcionaba como maderero y como trabajador en un proceso de azúcar.
Su madre, Lucía Bastos, de inmersión franco-portuguesa, era una dama de carácter
sensible y desarrollado, una vocalista novata, y que le dio los principales contactos con
la escritura, en particular la Biblia y elaborada por William Shakespeare. En esos
primeros años, el entrenamiento de Roa y sus hermanos era un peso de su padre, que
construyó una habitación que era. Utilizado como un aula, educado sin la aportación de
nadie más.
A los ocho años fue enviado a Asunción para terminar su entrenamiento; Vivió con su
tío, el obispo Hermenegildo Roa, quien siguió fortaleciendo su medio de vida. Augusto
Roa Bastos dijo de él: “Para mí, él es un padre”. Era un clérigo intenso y sombrío, pero
respaldado por el entrenamiento de cada uno de sus hermanos y sobrinas que vivían
en el interior.
Fue testigo de la revolución de 1928, trabajó como voluntario en el servicio de
enfermería durante la etapa final de la guerra del Chaco (1932-1935), contra Bolivia, y,
sin afiliarse a partido alguno, fue poniéndose al lado de las clases oprimidas de su país.
Trabajó en múltiples oficios y comenzó a publicar en prensa.
En 1945, invitado por el British Council, viajó a Gran Bretaña y Francia, y sus
entrevistas y crónicas del final de la II Guerra Mundial se publicaron en el diario "El
País" de Asunción. En 1947, nada más regresar a Paraguay, las persecuciones
desencadenadas por la dictadura militar, tras una breve primavera democrática, le
obligaron a huir a Buenos Aires iniciando un prolongado exilio. En Argentina sobrevivió
con todo tipo de oficios sin abandonar nunca su actividad literaria.
En 1953 publicó "El trueno entre las hojas", su primer libro de relatos, y en 1960 "Hijo
de hombre", título que iniciaba su trilogía sobre el monoteísmo del poder. A éste le
seguiría "Yo el Supremo", su obra maestra y una de las cumbres de la literatura
castellana contemporánea; en la que narra la historia de José Gaspar Rodríguez
Francia, dictador del Paraguay durante veintiséis años.
En 1976 se trasladó a Francia, invitado por la Universidad de Toulouse le Mirail. En
1982, tras un breve viaje a su país, fue privado de la ciudadanía paraguaya, y se le
concedió la española en 1983.
Nombrado profesor de Literatura Hispanoamericana, creó el curso de Lengua y Cultura
Guaraní y el Taller de Creación y Práctica Literaria. Fue miembro de honor de varias
universidades hispanoamericanas, europeas y norteamericanas.
En mayo de 1989, Bastos regresó a Paraguay a pedido de André Rodríguez, el líder
nuevo del país.
Ha recibido prestigiosos premios y condecoraciones.
Más de veinte títulos, entre novelas, cuentos, obras de teatro y poesía, componen su
obra, que ha sido traducida a veinticinco idiomas. Fue en su pueblo natal donde
Augusto Roa Bastos tomó conciencia de su condición de bilingüe: "De este equilibrio
entre la cultura hispana guaraní es de donde ha de surgir la literatura paraguaya del
futuro".
Augusto Roa Bastos falleció en la misma ciudad en la que nació, el 26 de abril de 2005,
a los 87 años de edad.

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