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1. ¿Cuáles son las principales necesidades psicológicas del adulto mayor?

La etapa de adultez mayor es la última esfera cronológica del ser humano, una
época donde se supone que se culminan todos sus propósitos plasmados durante
la realización de la vida y todo tipo de preocupación se extingue, pero realmente
no es así, por supuesto que no. Se supone que llegar a esta etapa de la vida
representa un triunfo sobre la vida misma, la historia, fracasos y cosas que se
tuvieron que vivir y luchar para ahora estar allí, considerándose como un adulto
mayor.
“Las personas mayores tienen necesidades especiales que cubrir. Tanto, que en
ocasiones se convierten en preocupaciones” (García, 2011, párr. 2). En realidad,
en esta ultima etapa en la vida se incrementa a gran manera variedad de
ansiedades, preocupaciones e inquietudes que giran en torno al ideal de culminar
esa misma vida de una manera estable, sana y tranquila, sin padecer eventos
catastróficos como una hospitalización larga o permanente, una enfermedad
compleja, una desestabilización económica, la falta de la familia o un hogar que
los acompañe a disfrutar del fruto de su arduo trabajo en la adultez, (si tuvo una
vida laboral exitosa) ¿y si no existe una pensión o jubilación laboral? Pues las
cosas se tornan mucho más complicadas, pues es luchar completamente por
subsistir o sobrevivir en lo poco que queda de vida con evidentes y conocidas
dificultades no solo físicas sino también psicológicas.
Adentrando en la discusión acerca de las necesidades psicológicas de un adulto
mayor, podemos iniciar, por ejemplo, por los diferentes miedos que surgen en
cualquier persona que se inicia en esta etapa de la vida, ya que, el aceptar que ya
se es adulto mayor acarrea aceptar también la dependencia cada vez mas notoria
hacia otras personas, principalmente a familiares cercanos, para realizar
actividades tan normales como caminar, cenar, ir al baño, pasear en la ciudad o
realizar diligencias. Otras podrían ser el miedo a perder a sus seres queridos
contemporáneos, a que se le desvincule de actividades familiares y sociales sólo
por su edad; a que se le trate de otro modo como antes no se hacía, habiendo
entonces que le cause incomodidad o baja en la autoestima; en fin, se pueden
describir diversas situaciones, pero haciendo un ejercicio un poco más general, las
necesidades psicológicas del adulto mayor se centran en la atención emocional y
psíquica que requiere una persona anciana, ubicados en los siguientes aspectos:

1. Necesidad de aceptación de la etapa de adulto mayor


2. Necesidad de la estima
3. Necesidad de fortalecimiento de la autoestima
4. Necesidad del ser productivo familiar y socialmente
5. Necesidad del reconocimiento y la realización social
6. Necesidad de afecto y emociones gratas
7. Necesidad de la intimidad
8. Necesidad del orden y la tranquilidad

Cabe aclarar que estos aspectos generales se basan en los estudios realizados a
través de este módulo y principalmente en artículos consultados para el desarrollo
de esta actividad, artículos que serán citados para su posterior consulta.

2. ¿Cuál es la influencia de la educación en estas necesidades?


Rápidamente hay que decir que la influencia es bastante amplia e importante;
debe existir una política social que enfoque su accionar en la atención prioritaria y
diligente para con la población adulto mayor de cualquier comunidad, región o
nación. Los adultos mayores pertenecen a un renglón de la sociedad que se debe
considerar como esencial para la conservación, por ejemplo, de nuestra identidad
como ciudadanos, cultura o país. La educación y todos los aparatos educativos
instaurados en nuestra comunidad deben establecer dicho ejercicio y trabajo
pedagógico para atender esas necesidades psicológicas que se generan al iniciar
y vivir esa etapa del ser humano, que no deja de ser tan importante en cuanto a
atención y tratamiento como las demás.
Desde la familia, como el entorno inicial y más cercano de la vida de todo adulto
mayor se debe educar en el fortalecimiento de aspectos como la relevancia que
tienen estas personas adultas mayores para la familia, sus cuidados acertados a
sus nuevas necesidades en alimentación, salud, cuidado y alimentación. La familia
debe conocer las rutas de atención del aparato institucional establecido para
responder de manera conjunta a todo lo que se acontezca con respecto a la
anciana o anciano que lo requiera. Es así entonces como niñas, niños,
adolescentes y adultos en general deben conocer como tratar, ayudar y apoyar a
su familiar adulto mayor para enfocarlo a una culminación de su vida de una
manera tranquila, provechosa y feliz.
Los demás escenarios sociales deben reconocer al adulto mayor como un agente
más que importante, reconocible y capaz de entregar hasta su último día de
existencia todo lo que conoce, sabe, aprendió y aprende de la vida; que siempre
podrá aportar a su familia, sociedad y comunidad para el progreso y desarrollo de
todos; que puede sorprendernos y enseñarnos aspectos de la vida que por
nuestras edades inferiores esa abuelita o abuelito, se nos es imposible reconocer.
La sociedad debe plantearse que de los adultos mayores se puede rescatar y
potenciar toda su capacidad intelectual y humana para construir sociedad y desde
la educación es la oportunidad de que a partir de trabajos altamente calificados
desde la pedagogía y la enseñanza se pueden hacer labores efectivas para que
estas personas tan valiosas puedan continuar con sus vidas sin traumatismos
emocionales o psicológicos, reforzando la estructura de nuestras sociedades,
entregándole a los adultos mayores las herramientas suficientes para que ellos
reconozcan que son valiosos, importantes y que a pesar de ciertas limitaciones
físicas que son normales que se presenten por su edad, pueden aportar de otras
maneras mucho más necesarias para el mundo de hoy.
Preguntados por los servicios sociales, los mayores aseguran fijarse en la
calidad y cantidad de la asistencia e instalaciones sociales, la ayuda a
domicilio, el acceso a servicios de alojamiento o residencias de la tercera
edad y, por supuesto, los servicios de apoyo al ocio y tiempo libre, “una de
las principales fuentes de bienestar para la población mayor”, también para
los mayores con discapacidad (García, 2011, párr. 10).
Según lo expuesto anteriormente, utilizando a la educación como una herramienta
formadora y de construcción del ser humano, se pueden generar espacios lúdicos
y dinámicos para los adultos mayores y así garantizar ese bienestar que ellos
requieren en esa etapa de la vida. La educación, en ese momento, se convierte en
importante respuesta al tratamiento y comprensión de esas necesidades
emocionales y psicológicas de todo adulto mayor, enfocadas y dirigidas en una
educación que atienda y se conecte con cada abuela o abuelo que lo requiera.
Referencias
1. García, A. (2011). Necesidades de las personas mayores. Universidad
Maimónides. Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y Empresariales.
Recuperado de https://gerontologia.maimonides.edu/2011/02/necesidades-de-las-
personas-mayores/
2. Delgado, O. (2004). Necesidades psicológicas y emocionales de las personas
mayores que están en residencia. Diocesana, Programa de Mayores. Bilboko
Elizbarrutia. Diócesis de Bilbao. Recuperado de
http://www.bizkeliza.org/pastoral/anuncio-y-catequesis/mayores/estructura-
vieja/articulos/personas-mayores/necesidades-psicologicas-y-emocionales-de-las-
personas-mayores-que-estan-en-residencia/

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