El juego es uno de los principales instrumentos del aprendizaje, imprescindible para la formación de los
comportamientos inteligentes del psiquismo.
En el juego confluyen aspectos madurativos y sociales por lo que la hora de juego diagnostica
proporciona información sobre procesos neurológicos y de desarrollo como sobre la capacidad de
vinculación con el ambiente y las personas.
• El objetivo de esta técnica es tomar contacto con el niño que nos traen a consulta y su
problemática. "Al ofrecerle al niño la posibilidad de jugar en un contexto particular, con un
encuadre dado, que incluye espacio, tiempo, explicitación de roles y finalidad, se crea un
campo que será estructurado básicamente en función de las variables de personalidad del
niño" (Efron y otros, en Ocampo y García Arzeno, 1982). Decimos básicamente, porque
seguramente también influirá, aunque de manera controlada, las variables del psicólogo en el
rol de evaluador. Sabemos por su parte, que en esta hora, el niño expresará sólo un segmento
de su personalidad, reactualizando en el aquí y ahora sus fantasías, temores y deseos.
• La Hora de Juego se inscribe dentro de las técnicas proyectivas, ya que al jugar el niño proyecta
realidades que pertenecen tanto a su mundo interno como a su realidad externa. Así, el juego
constituye una verdadera creación simbólica, en tanto condensa en un espacio determinado,
diferentes elementos del pasado y presente de su vida; en este sentido, señala Reynoso (1980),
el juego nos descubre una historia.
• Winnicott (1971) advierte que es en la entrevista inicial donde pacientes sienten la inmensa
necesidad de un objeto en el cual puedan confiar; un objeto que los ayude a contener la
angustia, soportar las vicisitudes de la vida y proporcionarles la fuerza indispensable para hacer
frente nuevas dificultades y disfrutar los desafíos.
• El consultorio debe permitirle al niño determinada libertad de movimiento, sin que ello
signifique la necesidad de un espacio demasiado amplio.
• El mobiliario debe ser adecuado: una mesa, dos o tres sillas, pizarrón). Es preferible que el piso
y las paredes sean lavables.
• En cuanto a los materiales, algunos autores señalan que los juguetes y otros elementos deben
estar expuestos sobre la mesa, al lado de la caja abierta. Otra postura, en cambio, señalan que
deben estar dentro de la caja, y esta debe estar abierta. Por su parte, el canasto o caja funciona
muchas veces como otro elemento más para la actividad lúdica del niño. Si bien Efron y otros
(1982) señalan que los juguetes fuera de la caja evita el incremento de la ansiedad persecutoria
que puede surgir en un primer encuentro , frente a un continente-caja, desconocido cerrado,
creemos que con abrir la caja, esta ansiedad también se evita.
• Con respecto a los juguetes a incluir, hay diversas modalidades que responden al marco teórico
de cada terapeuta:
• Erikson prefiere utilizar elementos estructurados o figurativos. Sostiene que los elementos
deben responder y discriminar las distintas áreas de la problemática del niño. Por ello pondrá
teléfono, revolver, muñecos, etc.
• M. Klein utiliza material inestructurado, ya que considera que un elemento muy determinado
formalmente podría ejercer un efecto sugestivo en el niño, y con ello, limitar la proyección. Por
ello pone en la caja: piolín, aguja, papelitos, goma de pegar, tijera, retazos de tela.
• Efron y otros poseen un criterio intermedio, brindando al niño la posibilidad de elegir entre el
material estructurado y el inestructurado. Las autoras, incluyen el siguiente material:
• Hojas de papel,
• Crayones
• Plastilina
• Goma de borrar
• Sacapuntas
• Goma de pegar
• Papel glacé
• Hilo piolín
• Muñecos
• Autitos
• Avioncitos
• Retazos de tela
• Pelota chica
Es importante que el material esté en buen estado y sea de buena calidad, para evitar la fácil rotura
o deterioro del mismo, lo que causa culpa a los niños.
Consigna
La consigna se da una vez que el niño ha entrado al consultorio, y el psicólogo debe poner de manifiesto
en forma breve y en lenguaje sencillo una serie de informaciones que configuran la consigna:
• Definición de roles
• Material a utilizar
• Objetivos perseguidos
• La consigna es la siguiente: "Los juguetes que están dentro de la caja (o sobre la mesa) puedes
utilizarlos como quieras. Yo mientras observaré para conocerte y así poder ayudarte". M. Klein
recomienda también, al final de la sesión, recordar al niño día y hora del próximo encuentro.
• El rol del psicólogo dentro del contexto del Psicodiagnóstico, es más bien "pasivo", en tanto
funciona como observador, pero es también activo en la medida que formula hipótesis sobre la
problemática del niño.
• Hay veces que los niños nos piden una participación activa en sus juegos, con un rol
complementario. En estos casos es necesario que sea el niño el que adjudique y caracterice el
rol, para que no interfiera las fantasías del terapeuta.
• Efron y otras elaboraron una guía de pautas para analizar la hora de juego, las cuales apuntan
tanto a lo emocional como así también a lo madurativo del niño:
a) Modalidad de aproximación: Aquí se analiza el modo en que el niño llega a los juguetes y comienza a
jugar con ellos. Las autoras señalan que puede ser de la siguiente forma:
• de observación a distancia (sin participación activa)
b)Primer juguete elegido: Es importante también analizar cuál es el juguete elegido por el niño para
establecer el primer contacto, y si este es acorde a su momento evolutivo y qué tipo de conflicto trata
de vehiculizar a través de él.
c)Observar si el juego tiene principio, desarrollo y fin, si es una unidad en sí misma y si los juegos
organizados a lo largo de la sesión corresponden al estadio de desarrollo intelectual correspondiente a
su edad cronológica.
• A los 3 años: juego egocéntrico, centrado en sí mismo. Puede pedir ayuda o hacer preguntas al
entrevistador acerca de los objetos, pero en general, no toma al psicólogo como participante
activo en el juego. Su juego no sigue ningún plan previo, es espontáneo y lábil. Pasa de un juego
a otro sin terminar ninguno. La atención se centra principalmente en la investigación del objeto,
en sus funciones y en el placer que le proporciona el ejercicio y el manipuleo de los mismos.
Restringido sentido de la realidad.
• De los 4 a los 7 años: hay una mayor aproximación a lo real, con creciente preocupación por la
veracidad de la imitación. Reconoce al otro como copartícipe del juego, pidiendo al psicólogo
que tome un rol activo en su juego.
• De los 7 a los 11 años: Comienzan los esbozos de reglas. Atribuye y asume roles cercanos a la
realidad (vendedor, maestra, etc.)
• A través del juego, el niño pone de manifiesto su capacidad simbólica. Cada niño estructura su
juego de acuerdo a una modalidad que le es propia. Entre dichas modalidades , podemos
detectar las siguientes:
• Plasticidad: es cuando el niño expresa distintas situaciones con un criterio económico. Esta
plasticidad puede expresarse de distintas maneras:
• Manifiesta gran riqueza interna a través de pocos elementos; es decir que un mismo objeto
puede cambiar de función para vehiculizar diferentes fantasías.
• Rigidez: Es opuesta a la anterior. ES cuando se adhiere a ciertos mediatizadores en forma
exclusiva para expresar la misma fantasía. Esta modalidad tiene como fin evitar la confusión y la
desorganización de la personalidad. Es un juego monótono y poco creativo.
• En la capacidad simbólica no vamos a evaluar sólo la capacidad del niño para utilizar símbolos,
sino también la significación que se desprende de esta simbolización. Para ello, es importante
tener en cuenta, que si bien existe un significado universal para algunos símbolos, estos siempre
deben ser interpretados dentro de la situación global del proceso y dentro de la historia
personal de cada niño.
• También sabemos que a medida que el niño crece, la distancia entre símbolo y lo simbolizado va
aumentando. Esto se da por la ganancia del principio de realidad sobre el principio de placer,
por lo cual las fantasías primarias tienden a ser cada vez más postergadas. Así, es muy distinto el
juego de un niño de dos años, que aún sigue las leyes de los procesos primarios, con el de ocho,
con predominancia del proceso secundario.
• La riqueza expresiva: capacidad del niño de buscar en su entorno elementos que permitan
vehiculizar su problemática.
• La calidad del conflicto: Aquí se evalúa el contenido de la simbolización. Los símbolos usados por
el niño nos remiten a la comprensión del estadio psicosexual por el que atraviesa. El niño puede
vehiculizar fantasías de tipo oral, anal, fálica o genital. Asimismo se debe indagar la intensidad
del conflicto, siendo un índice importante la reiteración de una determinada fantasía o de la
forma de expresión.
Personificación:
• En la latencia el niño comienza a personificar roles más definidos socialmente, con menor
expresión de la fantasía en función del incremento de la represión. Tiende a jugar, por ejemplo
al ladrón y al policía, a la maestra, al doctor, etc.
• Si durante la hora de juego el niño nos pide que asumamos determinado rol, debemos pedirle
que nos explique con claridad las características del rol adjudicado, para que responda a sus
propias fantasías.
4. Motricidad:
• Este indicador nos permite ver la adecuación del desarrollo motriz del niño con la etapa
evolutiva por la que atraviesa. En cada período hay pautas esperables, que responden al grado
de maduración y desarrollo neurológico como así también a factores psicológicos, sociales y
culturales. Ya que consideramos que un manejo adecuado de las posibilidades motoras permite
un mayor dominio del mundo externo, es importante observar cuando este desarrollo se
detiene o presenta dificultades. Para ello vamos a registrar lo siguiente:
• Posibilidad de encaje
• Lateralidad
• Hiperkinesia
• Hipokinesia
5. Tolerancia a la frustración. Adecuación a la realidad:
• Esta se detecta a través de la aceptación de la consigna, con las limitaciones que esta propone:
la puesta de límites, la finalización de la tarea. Y en el desarrollo del juego, en la manera de
enfrentarse a las dificultades inherentes a la actividad que se propone realizar. Evaluar este
indicador, nos permitirá hacer importantes inferencias diagnósticas, pero sobre todo inferencias
pronósticas. Por ello es fundamental observar dónde pone el niño la fuente de frustración: si
deriva de su mundo internos (dibujar algo que no está a su alcance madurativo) o en el mundo
externo (desear algo que no está presente), así como la reacción frente a ella: encontrar
elementos sustitutivos (buena adaptación) o desorganizarse, ponerse a llorar (actitud
negativista).
Finalización
• Esta consigna que le comunicamos al niño con anticipación, establece para la entrevista de
devolución un nuevo encuadre que despertará ansiedades específicas y permitirá evaluar
también la disponibilidad y el interés que la situación de conocer sobre sí mismo le suscita.
• La reclasificación se deben a:
- El juego varía según los estímulos recibidos durante el desarrollo. Los criterios de
interpretación de la técnica varían según el tipo de niños.
Para mayor conocimiento de la realización de la hora de juego diagnostica con niños atípicos remitirse
al texto de Técnicas Proyectivas de Graciela Celener.
Se trata de un recurso técnico –necesario muchas veces– al que apelamos para permitir el desarrollo de
dicho proceso, removiendo obstáculos; dicho de otro modo, intervenciones para facilitar las condiciones
de producción de material inconsciente que posibiliten comprender la significación del sufrimiento de
ese niño.
• Sugirió como parte del proceso diagnóstico realizar la devolución al niño utilizando la técnica de
juego, de manera análoga a la utilizada en la etapa de estudio, y no a través de la transmisión de
la información por parte del analista al paciente de manera verbal, como suele hacerse
habitualmente, y que llamaríamos en este caso “hora de devolución verbal”.
Características de la técnica
• Una idea que consideramos central en nuestro modo de encarar la hora de juego de devolución
arraiga en la conceptualización de Money-Kyrle (1968) sobre el “revelar”. Este autor sugiere que
el conocimiento es una revelación. En el campo del análisis infantil el problema de la
“revelación” de la verdad ha sido considerado fundamentalmente por referencia a la
problemática de la interpretación: qué, cómo y cuándo interpretar durante la sesión analítica. Es
llamativo, sin embargo, que la “revelación” en el sentido de ofrecer al niño una devolución
diagnóstica, no hubiera ocupado un lugar de interés similar.
• La apertura de esta hora lúdica de devolución, como en el juego del ajedrez, nos permite
implementar una estrategia que facilite el desarrollo de este particular diálogo analítico.
• El juego que se despliega en esta entrevista, a semejanza de la respuesta verbal del paciente
adulto a la interpretación, tiene para nosotros el valor de corroboración o rectificación de las
conjeturas diagnósticas.
• Una observación recurrente desde que utilizamos esta técnica para la devolución al niño es la
atmósfera de intimidad que se produce, con un contacto emocional muy profundo.
• En la entrevista de devolución clásica son tenidas en cuenta las respuestas tanto verbales como
paraverbales, que sirven como indicadores para evaluar cómo recibe la información que se le
suministra.
• Es para nosotros crucial que sea el niño y su juego quien decida el código a utilizar (lúdico,
gráfico y/o verbal).
• Con la técnica lúdica es el juego mismo el que actúa como barómetro para la dosificación de la
información.
• Es para nosotros crucial que sea el niño y su juego quien decida el código a utilizar (lúdico,
gráfico y/o verbal).
• Con la técnica lúdica es el juego mismo el que actúa como barómetro para la dosificación de la
información.
Referencias bibliográficas.