base en la capacidad o idoneidad personal, sin perjuicio de que la ley pueda exigir la nacionalidad
chilena o límites de edad para determinados casos. De la norma precedentemente transcrita es
posible colegir que el derecho a no ser objeto de discriminación se encuentra recogido en la
propia Constitución como un derecho fundamental, mereciendo, por tanto, la máxima atención y
protección por los órganos del Estado.
Bueno como también dice que los principios de igualdad y no discriminación son establecidos en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos” (artículo 1). Este concepto de igualdad está incrustado en la democracia
contemporánea, de modo que los estados están obligados a proteger de un trato desigual a las
diversas minorías y grupos vulnerables. El artículo 2 consagra la no discriminación: “toda persona
tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción de ningún
tipo”.
Muchas veces lo vemos en las personas mayores que ya están en su ciclo final de trabajo y que les
cuesta reinsertarse en el mundo laboral. Como vemos la raza, religión, género y edad son algunos
de los factores más influyentes a la hora de ejercer discriminación laboral. Un ejemplo que vemos
siempre en mi lugar de trabajo es con una compañera, que al ser tímida y callada siempre la dejan
para el último en todo, vacaciones, permisos etc… sin tomarla en consideración (como nunca
reclama)