Nota: La redacción debe ser orgánica, coherente, cohesiva y con buena ortografía. 28
líneas, en dos párrafos, por cada unidad secuencial
Nota: La redacción debe ser orgánica, coherente, cohesiva y con buena ortografía. 28
líneas, en dos párrafos, por cada unidad secuencial.
I. Secuencia narrativa
*El hombre compra la casa (Macro-secuencia)
El narrador nos presenta cada uno de los atributos más destacados que
recuerda de la casa de su niñez, dejando entrever únicamente, rasgos de
fachada, es decir: el color de las paredes externas, de las puertas y ventanas; un
antejardín con una gran palmera central; esbozos que nos permiten concretar
que al narrador fue deslumbrado por la fachada, esa que tanto admiró durante
su niñez.
- Relata el fraude
Poco a poco, en medio de la noche, fueron llegando las ratas, con la precaución
de poder ser atacadas, pero el narrador les recibe y les comenta sus
desventuras e infortunios, hasta llegar a convertirse en sus más fieles
acompañantes. De tal forma se manifiesta el recurso de la personificación,
concediéndoles a seres no-humanos caracteres del mismo
- Contrata trabajadores
Decidido a restaurar la casa, contrata a los obreros, y éstos con sus ingenieros,
maestros de obras, calculistas, interventores, etc. Pasan los días, y el narrador
decide despedir a todos, excepto a los obreros, éstos pasan a ser dirigidos por
él.
En medio de la restauración, pasan los días y, queda poco para que la casa por
fin esté acabada. Por ello comienza a planear cómo inaugurará la casa que
tanto le costó y en la que tanto se esforzó por ver materializada
- La celebración
Con los mayores honores, invitados tras invitados comienzan a llegar: sus
bisabuelos y abuelos maternos y paternos, conocidos y personas que estimó en
vida. Las ratas eran las encargadas de recibir a los invitados
- El derrumbe de la casa
El narrador, aún desde la primera frase de la obra, nos injerta en un primer indicio
“Casablanca no es una ciudad es una casa” (Pag 6), aunque pareciere obviable esta
afirmación, no lo es; ya que es la premonición de lo que más adelante se
confirmaría como la metáfora de la obra: hablar de una casa que personifica a la
ciudad, al país, a toda empresa humana. Por ello, nos hallamos ante un indicio que
se convierte en isotopía de remembranza ante lo cambiable. Más adelante el autor
reafirma esta concepción cuando nos describe cómo compró a Casablanca “por un
acto de fe, como quien se va con una prostituta, fijándose solamente en su belleza
exterior”, el símil empleado es propio para ejemplificar la situación en la que se
halla: un desacierto al confiar en la imagen conservada por los años en su memoria
de lo que no está exento de envejecer. Otro indicio manifestado en la obra ocurre
cuando el hombre se instala en la casa, al no tener con qué iluminar en la llegada
de la noche, sale en busca de vela, y al obtenerla reflexiona y se advierte que “si se
llega a dormir con la vela encendida, ésta podría incendiar por completo a
Casablanca ya que, está hecha de bahareque”, aunque la casa haya caído por
derrumbe y no por incendio, el narrador premoniza lo que podía ocurrir, y en
efecto, ocurrió.
Por otra parte, el hombre a lo largo del relato, nos presenta su gusto por la música
de José Alfredo (Jiménez), un cantante mexicano de música ranchera caracterizado
por el tono decadente de sus letras y el despecho ante lo querido; el narrador de
forma constante, canta su música y afirma que se pone a llorar en cuanto le oye, y
en la obra, el narrador canta la canción «Camino de Guanajuato»: “No vale nada la
vida, la vida no vale nada, comienza siempre llorando y así llorando se acaba, por
eso es que en este mundo la vida no vale nada», permitiendo entrever lo
sublimado que reconoce en su canto; es decir, la música de José Alfredo es
instaurada en la obra como augurio de lo que está apunto de fluctuar, aquello en lo
que tanto empeño se puso y pronto acabará, en este caso: Casablanca.
III. Análisis actancial
La restauración de
Casablanca (Objeto)
De esta forma, se lleva a cabo, todo el proceso de sintetización que fundamenta toda la
trama de la obra: El hombre que busca la restauración de Casablanca con el propósito
de vivir lo que tanto añoró durante su infancia y otorgar así, el cumplimiento a sus
anhelos primarios, pero en el proceso de reconstrucción de Casablanca, se halla con
un conjunto de obstáculos que le impiden alcanzar tal propósito, mientras que, el
acompañamiento de las ratas y sus consejos le incitan a persistir en la lucha por la
realización de su anhelo; anhelo que logra concretar, pese a las incontables
negligencias acontecidas, y en favor al fruto de sus esfuerzos, celebra la obtención de
su anhelo; pero al igual que toda empresa humana, algún día entra en declive. Por otra
parte, teniendo en cuanta también, las acciones que llevan a cabo cada uno de los
personajes tienen la función de corresponder a un sentido determinado, ya sea el
desear algo, el transferir, el recibir, el ayudar a la consecución de un anhelo o el
contrariarse a su realización. De esta forma, Fernando Vallejo logra la configuración
de un entramado que le otorga a la obra su autonomía literaria.