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Malaquías 3 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

3 He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a
su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí
viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.

2
¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se
manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.

3
Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y
como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.

4
Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años
antiguos.

5
Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que
juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen
injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

El pago de los diezmos

6
Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.

7
Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí,
y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?

8
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En
vuestros diezmos y ofrendas.

9
Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

10
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová
de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde.

11
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en
el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

12
Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los
ejércitos.

Diferencia entre el justo y el malo

13
Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra
ti?

14
Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos
afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?

15
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son
prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
16
Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue
escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.

17
Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los
perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.

18
Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el
que no le sirve.
Malaquías 3 Nueva Traducción Viviente (NTV)

El día del juicio venidero

3 «¡Miren! Yo envío a mi mensajero y él preparará el camino delante de mí. Entonces el Señor al que
ustedes buscan vendrá de repente a su templo. El mensajero del pacto a quien buscan con tanto
entusiasmo, sin duda vendrá», dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

2
«Pero ¿quién será capaz de soportar su venida? ¿Quién podrá mantenerse de pie y estar cara a cara
con él cuando aparezca? Pues él será como un fuego abrasador que refina el metal o como un jabón
fuerte que blanquea la ropa. 3 Se sentará como un refinador de plata y quemará la escoria. Purificará a
los levitas, refinándolos como el oro y la plata, para que vuelvan a ofrecer sacrificios aceptables
al SEÑOR.4 Nuevamente el SEÑOR recibirá las ofrendas que el pueblo de Judá y Jerusalén le lleven, como
lo hizo en el pasado.

5
»En ese día, yo los pondré a juicio. Estoy ansioso por dar testimonio contra todos los hechiceros, los
adúlteros y los mentirosos. Declararé en contra de los que estafan a sus empleados con sus sueldos, de
los que oprimen a viudas y huérfanos o privan de justicia a los extranjeros que viven entre ustedes,
porque gente que hace estas cosas no me teme», dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

Un llamado al arrepentimiento

6
«Yo soy el SEÑOR y no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, aún no han sido
destruidos. 7 Desde los días de sus antepasados, han despreciado mis decretos y los han desobedecido.
Ahora, vuelvan a mí y yo volveré a ustedes», dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

«Pero ustedes preguntan: “¿Cómo podemos volver cuando nunca nos fuimos?”.

8
»¿Debería el pueblo estafar a Dios? ¡Sin embargo, ustedes me han estafado!

»Pero ustedes preguntan: “¿Qué quieres decir? ¿Cuándo te hemos estafado?”.

»Me han robado los diezmos y ofrendas que me corresponden. 9 Ustedes están bajo maldición porque
toda la nación me ha estado estafando.10 Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya
suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—, les abriré las
ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para
guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba! 11
Sus cosechas serán abundantes porque las protegeré de
insectos y enfermedades.[a] Las uvas no caerán de las vides antes de madurar —dice el SEÑOR de los
Ejércitos Celestiales—. 12
Entonces todas las naciones los llamarán benditos, porque su tierra será un
deleite», dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.

13
«Ustedes han dicho cosas terribles acerca de mí», dice el SEÑOR.

«Sin embargo, ustedes preguntan: “¿Qué quieres decir? ¿Qué hemos dicho contra ti?”.

14
»Ustedes han dicho: “¿De qué vale servir a Dios? ¿Qué hemos ganado con obedecer sus mandamientos
o demostrarle al SEÑOR de los Ejércitos Celestiales que nos sentimos apenados por nuestros
pecados? 15
De ahora en adelante llamaremos bendito al arrogante. Pues los que hacen maldad se
enriquecen y los que desafían a Dios a que los castigue no sufren ningún daño”».

Promesa de la misericordia de Dios

16
Entonces los que temían al SEÑOR hablaron entre sí y el SEÑORescuchó lo que dijeron. En la presencia
de él, escribieron un rollo de memorias para registrar los nombres de los que temían al SEÑOR y siempre
pensaban en el honor de su nombre.

17
«Ellos serán mi pueblo —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—. El día en que yo venga para juzgar,
serán mi tesoro especial. Les tendré compasión así como un padre le muestra compasión a un hijo
obediente.18 Entonces de nuevo podrán ver la diferencia entre los justos y los perversos, entre los que
sirven a Dios y los que no lo hacen».
Malaquías 3 Traducción en lenguaje actual (TLA)

Dios enviará a su mensajero

3 1-2 El Dios todopoderoso ha dicho:

«¡Miren al mensajero de mi pacto! Ustedes esperan su llegada, y él ya se ha puesto en marcha. Lo estoy


enviando delante de mí, para que me prepare el camino. Cuando menos lo esperen, yo entraré en mi
templo. Yo soy el Dios todopoderoso, a quien ustedes buscan.

»Mi mensajero ya viene. Pero, cuando llegue, nadie va a poder resistir su presencia. ¡Ese día nadie va a
poder mantenerse en pie! Mi mensajero es como el fuego que purifica los metales; es como el jabón que
limpia la mugre. 3-4
Cuando llegue, se sentará a borrar los pecados de los descendientes de Leví, como si
purificara oro y plata en el fuego. Así ellos podrán presentar las ofrendas de la gente de Judá y de
Jerusalén. Las presentarán como a mí me agrada, y yo las recibiré con alegría, como antes las recibía».

Dios juzgará a su pueblo

5
El Dios todopoderoso ha dicho:

«Voy a iniciar un juicio contra ustedes. Actuaré como testigo contra los que practican la brujería, contra
los que son adúlteros, contra los que hacen juramentos falsos, contra los que explotan a sus trabajadores,
contra los que abusan de las viudas y de los huérfanos, contra los que maltratan a los que no son
israelitas, y contra los que me faltan al respeto.
6
»Óiganme, israelitas: Si ustedes no han sido destruidos es porque yo soy el Dios todopoderoso y mi
amor no cambia. 7 En cambio ustedes, desde los días de sus antepasados, siempre han desobedecido mis
mandamientos. Pero si ustedes se arrepienten y vuelven a mí, yo también me volveré a ustedes. Yo soy
el Dios todopoderoso, y les aseguro que así lo haré.

»Ustedes me preguntan: “¿Y de qué tenemos que arrepentirnos?” 8 Yo les respondo: “No es fácil que
alguien me robe; sin embargo, ¡ustedes me han robado!”

»Todavía se atreven a preguntarme: “¿Y qué te hemos robado?” Pues escúchenme bien: ¡Me han robado
porque han dejado de darme el diezmo y las ofrendas! 9 Todos ustedes, como nación, me han robado;
por eso yo los maldigo a todos ustedes, también como nación.

10
»Traigan a mi templo sus diezmos, y échenlos en el cofre de las ofrendas; así no les faltará alimento.
¡Pónganme a prueba con esto! Verán que abriré las ventanas del cielo, y les enviaré abundantes lluvias. 11-
12
Además, alejaré de sus campos las plagas de insectos que destruyen sus cosechas y sus viñedos.
Tendrán entonces un país muy hermoso, y todas las naciones los considerarán muy dichosos. Yo soy el
Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.

13
»Pero ustedes hablan mal de mí, y todavía preguntan: “¿Y qué de malo hemos dicho?” 14
Pues esto es
lo que han dicho: “No vale la pena servir al Dios todopoderoso. Aun si pecamos contra él, no tiene caso
que nos pongamos tristes, ni vale la pena obedecer sus mandamientos.15 Bien sabemos que los orgullosos
viven felices, y que a los malvados siempre les va bien; nunca les pasa nada malo, ni siquiera cuando
ofenden a Dios y lo ponen a prueba”».

El libro de Dios

16
Cuando los que adoran a Dios y lo respetan oyeron lo que Dios dijo, hablaron entre sí. Dios se dio
cuenta de esto, y les prestó atención, y entonces mandó que se anotaran en un libro sus nombres para
recordarlos. 17
Además, Dios dijo acerca de ellos:

«Ya viene el día en que ellos volverán a ser míos. Serán mi tesoro especial, y no les haré ningún daño;
los trataré como trata un padre a los hijos que le sirven. 18
Entonces ustedes verán, una vez más, que
hay diferencia entre el bueno y el malo, entre el que adora a Dios y el que no lo adora».
EL DIEZMO EN EL N.T.: PRINCIPIOS

En el Nuevo Testamento se aborda el sostenimiento sistemático del evangelio y de quienes se dedican por completo a la
predicación y la enseñanza. La palabra «diezmo» aparece cuatro veces (Mt 23:23; Lc 11:42; 18:12; He 7:5), dentro de las cuales,
Jesús se refirió para enseñar la importancia de ser fieles no solo en el diezmo, sino también en las cosas espirituales. Sin embargo,
tanto Jesús como Pablo hablaron del sustento económico para los que sirven al evangelio, haciendo alusión al principio del
sostenimiento en la Torá.

Es cierto que no existe ninguna evidencia del NT que apoye la extinción o la prohibición de diezmar como forma valida de
sostenimiento. Tampoco hay una evidencia directa sobre su vigencia, al igual que no existe sobre otros tópicos, como el consumo
de carnes impuras (1 Co 6:19; 10:31). Los argumentos más fuertes sobre estos tópicos se sostienen en el AT (Lv 11). Los autores
del NT no cesaran de usar esas exposiciones de los patriarcas y profetas para validar los principios.

¿Por qué no aparece una orden explicita sobre los diezmos en el NT? Los escritores del NT eran judíos conocedores de la Torá,
ellos no solían repetir enseñanzas claras, a menos que fuera para profundizarlas. En los evangelios, Cristo habló de la importancia
de la fidelidad, en el contexto del diezmo: «…Debían haber practicado esto sin descuidar aquello» (Mt 23:23). Él habló en devolver
lo que le pertenece a Dios: «Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22:21). También, Jesús le dio
instrucción a sus discípulos sobre el principio del sustento evangélico: «…porque el trabajador merece que se le dé su sustento»
(Mt 10:10). De hecho durante su ministerio terrenal, Jesús vivió del evangelio: «Estas mujeres ayudaban con dinero a Jesús y a sus
discípulos» (Lc 9:3).

Algunos argumentan que los «diezmos» no son necesarios en la actualidad, porque estaban destinados al sacerdocio levita en el
AT y citan Hebreos 7, ya que bajo el «nuevo pacto» el sacerdocio aarónico caducó como expuso Pablo. Aunque esto es cierto en
cuanto al sacerdocio levita, no lo es así con el diezmo. Esta práctica existía antes de que Dios la formalizara como requisito a Israel.
Melquisedec recibió los diezmos del patriarca Abraham, y Pablo usó esta anécdota para hablar de la superioridad del sacerdocio
de Melquisedec sobre el de Levi (He 7:1-10).

De modo que el diezmo como sostenimiento del evangelio aparece también de forma indirecta en el NT. Para esto, Pablo citó la
Torá en su apología sobre los derechos de los que ministran el evangelio: «Porque en la ley de Moisés está escrito: ‘No le pongas
bozal al buey mientras esté trillando’» (1 Co 9:9 cf. Dt 25:4). Como respuesta a una serie de preguntas retóricas: «¿Qué soldado
presta servicio militar pagándose sus propios gastos?». La conclusión es evidente: «Si hemos sembrado semilla espiritual entre
ustedes, ¿será mucho pedir que cosechemos de ustedes lo material?» (1 Co 9:12). Dentro del texto, Pablo usó la palabra ἐξουσία
(1Co 9:12), que ha sido traducida como «derecho», en realidad significa «autoridad». Los obreros tienen «autoridad» sobre lo que
trabajan; sea una viña, las ovejas o las iglesias. Y esa «autoridad» también es sobre lo material. Aquí, Pablo no está hablando de
otras ofrendas (viudas, huérfanos, pobres, etc), sino de una específica: para los que trabajan en el evangelio.

En este sentido el apóstol Pablo extrajo el principio del AT: «¿No saben que los que sirven en el templo reciben su alimento del
templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar?» (1 Co 9:13). Las leyes levitas partiendo del
principio del sustento, establecían como los sacerdotes debían trabajar y cuáles eran sus remuneraciones. Entre estos estaba el
diezmo.

Ahora, el apóstol hace una aplicación de ese principio al sustento en el NT:

«Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el evangelio vivan de este ministerio» (1 Co 9:14). Se emplea la frase «ó
Κύριος διατάσσω». El verbo «διατάσσω» está en Aoristo Activo Indicativo, es decir, la orden del Señor está en tiempo pasado
continuo, como un imperativo: «¡Ha ordenado!». Ese mismo verbo aparece en Juan 8:55, la orden es para que se cumpla, por lo
que la acción de ordenar es la de una Señor para con sus esclavos (Lc 17:9,10). También se empleó el verbo «ζάω» (vivan), que
está en Presente Infinitivo Activo, el sustento del evangelio es permanente para los que se dedican a predicar. En otras palabras,
el sustento material que deben recibir los que ministran es constante y acorde a sus necesidades. No es una limosna esporádica,
cuando los sacerdotes oficiaban en el Altar comían y las ofrendas presentadas al Templo eran constantes.

La intención de Pablo es dejar en claro que los obreros dedicados plenamente al evangelio, reciban su ganancia económica del
evangelio. Cuando le escribió al joven Timoteo, se evidenció la preocupación apostólica por el sustento de los pastores (1 Ti
5:17,18), al hablar de los Ancianos [πρεσβύτεροι]: «No le pongas bozal al buey mientras esté trillando (Dt 25:4)…El trabajador
merece que se le pague su salario (Lc 10:7)». Aquí se empleó el sustantivo «ἐργάτης» (el obrero), este vocablo califica a los obreros,
jornaleros, trabajadores u oficiales asalariados. Son personas contratadas, que prestan un servicio determinado en el mundo
antiguo (Mt 9:37,38; 20:1,2, 8; Hch 19:25), no son esclavos [δοῦλος]. El trabajo de estos presbíteros era: «la predicación y la
enseñanza». La designación de Obispo y Anciano se usan indistintamente, y las funciones desempeñadas son las mismas (Hch
20:17-28; Tit 1:5-7; cf. 1 Ti 3:1-7). Se debe resaltar de nuevo que se hace una distinción deliberada entre el dinero para las «viudas»
(1Ti 5:3-16) y el dinero para los «Ancianos».

El sustento de los obreros fue tomado por los apóstoles de un sistema que ellos ya conocían: el diezmo y la ofrenda. Como solución
para enfrentar el crecimiento acelerado del cristianismo en las regiones romanas. En sus inicios, la iglesia primitiva carecía de una
organización meticulosa. Cuando Jesús instituyó a la iglesia, esta comenzó con los 12 discípulos, ya al resucitar Cristo había 500
discípulos y discípulas (1Co 15:5). Ese crecimiento empujo a la iglesia primitiva para organizarse en otras formas para atender
mejor a las congregaciones. Ya en Hechos 6 se formó la oficina de los diáconos, como respuesta a la necesidad de repartir con
equidad «la mesa». Luego que los apóstoles establecieron congregaciones, surgió la necesidad de nombrar supervisores para
ministrarlas, así como el sostenimiento de esos obreros. En el siglo I no había templos o iglesias construidas, los cristianos se
reunían en «casas», por lo que no había la necesidad de destinar dinero para el mantenimiento de estructuras eclesiásticas –a
diferencia de las iglesias actuales–. Las casas eran sostenidas por los dueños de las mismas, quienes eran cristianos pudientes (Hch
16:40). Los cristianos no dudaron en adaptar modelos de gobierno y sustento económico del AT, para su misión evangélica. Por
ejemplo, el presbiterio es una copia del consejo de Ancianos que Moisés instituyó en el Éxodo. Cuando se debió hacer frente a los
judaizantes se decidió hacer un concilio en Jerusalén (Hch 15). Pero la figura de los concilios como medios instituidos para tratar
problemas doctrinales, no fue instituida por Cristo. Son mecanismos que los cristianos reutilizaron.

Aunque es cierto que en los inicios los cristianos vendían sus propiedades (Hch 2:45), para apoyarse –en circunstancias
excepcionales–, al expandirse el evangelio este método dejó de ser útil, se crearon entonces recursos para las viudas, los
huérfanos, los misioneros y los pastores. De hecho encontramos que los cristianos tenían sus propiedades: «la casa de Lidia» (Hch
16:40), la iglesia reunida en la casa de Aquila y Priscila (1 Co 16:19); «la casa de Narciso» (Ro 16:11), la casa de Justo (Hch 18:7).
Los cristianos aportaban de su trabajo a la iglesia, el ocio se condenó en los estatutos primitivos (2 Tes 3:6-14).

La Iglesia ,desde sus inicios, buscó una forma de sostenimiento, hasta llegar a adoptar el principio bíblico del diezmo y las ofrendas.
Lo que hicieron los pioneros fue lo mismo que hicieron los cristianos primitivos, extrajeron el principio de sostenimiento mediante
los diezmos. Diezmar es un asunto personal entre el dador y Dios, cuando yo invoco un principio con ello también invoco sus
bendiciones y maldiciones si no cumplo con lo que yo pacte. El diezmo no salva. Diezmar es un acto de apoyo a la iglesia para su
sostenimiento. Diezmar y ofrendar es un asunto de conciencia, y practicarlo es un asunto de fidelidad, es reconocer que Dios me
provee de todo y yo debo compartir mi bendición con los pobres y aquellos que dan su vida para ministrarme.
Argumentos del Nuevo Testamento para El Diezmo
Introducción

Mientras que el Antiguo Testamento no contiene ningún argumento convincente que demuestre que el mandamiento para el
diezmo continúa en el Nuevo Pacto, seis argumentos adicionales del Nuevo Testamento son utilizados por los defensores del
diezmo. El Nuevo Testamento es la autoridad final para la fe y la práctica de los cristianos. Si el Nuevo Testamento contiene un
mandato para los cristianos de dar el diezmo, entonces los cristianos deben diezmar. Los argumentos a continuación incluyen
pasajes de los Evangelios, la primera carta de Pablo a los Corintios, y la Epístola a los Hebreos.

Argumento del Ejemplo de Jesús


Jesús nunca fue acusado de no dar el diezmo. Los fariseos resistían comer con un transgresor de la ley, incluyendo a alguien que
no diezmara. Dado que los fariseos comieron con Jesús, esto demuestra que él no era un violador de la ley sobre el diezmo. Puesto
que Jesús diezmó, así también deben hacer los cristianos.[1]

Es cierto que Jesús nunca fue acusado de ser un transgresor de la ley en lo que se refiere a los diezmos. Sin embargo, algunos
aspectos de la definición del diezmo bajo la ley mosaica se deben recordar: primero, el diezmo era al menos el 20 por ciento al
año, y en segundo lugar, sólo se aplica al aumento de los cultivos y el ganado.

En primer lugar, si Jesús diezmo, es necesario recordar que pagó cerca de 20 por ciento anual en los diezmos, no el 10 por ciento.
Si este argumento es válido, entonces los cristianos de hoy también deben pagar un 20 por ciento cada año, y no sólo 10 por
ciento.

En segundo lugar, Jesús sólo estaría obligado a pagar el diezmo de las cosechas y el ganado. ¿Cuál era la profesión de Jesús? Jesús
era un constructor, quien trabajó con madera y piedras en la construcción.[2] Esto significa que él no trabajó principalmente en la
agricultura, con cultivos o ganado. Por lo tanto, cualquier ingreso que Jesús recibió de los proyectos de construcción no estaría
sujeto al diezmo. Varias profesiones no tenían que pagar el diezmo de sus ingresos, incluidos los artesanos, pescadores y
comerciantes, sacerdotes y los pobres (los que no poseían tierras ni animales) estaban exentos de diezmos[3].

Por lo tanto, los fariseos habrían comido con alguien de la profesión de Jesús sin tener que preocuparse acerca de su práctica del
diezmo ya que normalmente no habría participado del diezmo. La ausencia de una acusación contra Jesús es irrelevante.

El argumento de Cesar
En Mateo 22:15-22, Jesús se enfrenta a una “pregunta engañosa” de los fariseos respecto al pago de impuestos por los discípulos.
Él responde diciéndoles que dar al César lo que es del César y dar a Dios lo que es de Dios. César eran impuestos debidos, por lo
que los cristianos deben pagar sus impuestos. Dios es diezmos debidos, por lo que los cristianos deben pagar los diezmos.[4]

La cuestión principal de este texto es: ¿la frase “lo que es de Dios” se refiere al diezmo? Las otras dos veces que la frase se usa en
el Nuevo Testamento (Mateo 16:23 y 1 Corintios 2:11) el contexto deja claro el referente (los intereses de Dios y los pensamientos
de Dios). El contexto actual es muy ambiguo. La única pista de que podría referirse al diezmo es el entendimiento de que el verbo
griego traducido “dar” (apodidōmi) significa “devolver” o “regresar.” Sin embargo, no tiene mucho sentido entender que ese verbo
significa que en este contexto ya que el pago de impuestos al César no fue “devolver.” [5] Por lo tanto, el punto principal de este
texto en el contexto del Evangelio de Mateo que debe dominar: Los cristianos no deben apartarse de sus obligaciones para con
Dios al mismo tiempo que dan al Cesar lo que es del César.

El argumento de Hebreos
Hebreos 7 demuestra que los cristianos deben diezmar. Explica que Abraham pagó diezmos a Melquisedec. Dado que los diezmos
se debieron a Melquisedec y Jesús está en la línea con Melquisedec, los diezmos se deben a Jesús ahora. El versículo 8 declara
explícitamente esto diciendo que "los mortales" previamente recibieron diezmos, pero ahora “Aquí, ciertamente hombres
mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive.(LBLA) También, mientras que
Melquisedec es una imagen de Cristo, Abraham es una imagen de los cristianos de hoy que deben pagar sus diezmos a Cristo.[6]

Es importante tener en cuenta el argumento literario de Hebreos en su conjunto, y este pasaje en particular. Toda la carta a los
Hebreos está, básicamente, argumentando que el sacrificio de Jesús es superior a los sacrificios del Antiguo Pacto, por lo tanto, se
alentó a los Judíos a no dar marcha atrás a sus antiguas formas. El autor pasa a través de muchos pasos para demostrar la
superioridad del sacrificio de Jesús. El demuestra ‘superioridad sobre los ángeles y la superioridad del sumo sacerdocio de Jesús
al sacerdocio de Aarón. Luego, el autor demuestra que el sacerdocio de Melquisedec era superior al sacerdocio levítico. Luego,
sobre la base del Salmo 110:4, el autor muestra que el sacerdocio de Jesús y el sacerdocio de Melquisedec eran de la misma
especie. Dado que el sacerdocio de Melquisedec se acaba de demostrar que es superior al sacerdocio levítico, el sacerdocio de
Jesús es superior al sacerdocio levítico. La sección de Hebreos 7:1-10 está tratando de probar que el sacerdocio de Melquisedec
es mayor que el sacerdocio levítico.

Los tres primeros versículos de Hebreos 7:1-10 tienen un tema principal: Melquisedec permanece sacerdote para siempre. Este
texto no se trata de un aparición pre-encarnación de Jesús o si Melquisedec es Jesús. En el versículo 4 hay un cambio hacia la
siguiente fase de la discusión, se proporcionan las "pruebas." Tres razones para apoyar el argumento de que el sacerdocio de
Melquisedec era mayor que el sacerdocio levítico. En primer lugar, Melquisedec es mayor que Abraham, porque recibió los
diezmos de Abraham. Puesto que Leví y Aarón fueron descendientes de Abraham, se ha demostrado la superioridad de
Melquisedec sobre ellos. En segundo lugar, Melquisedec bendijo a Abraham, y el mayor siempre bendice al menor. Tercero, los
sacerdotes levitas comenzaban su servicio en el Templo a cierta edad y entonces dejarían de servir. Ellos finalmente morían. Israel
pagó diezmos a los sacerdotes que iban a morir, pero Abraham pagó sus diezmos a un sacerdote que vive: Melquisedec.

Este último punto es importante porque el versículo 8 habla de Melquisedec, no de Jesús.[7] El versículo 8 no declara que Jesús
recibe los diezmos, sino que el contraste es específicamente entre sacerdotes Aarónicos que recibieron los diezmos y murieron
frente a Melquisedec, que recibió los diezmos, pero murió. Hebreos 7:3 dice que Melquisedec tiene "sin padre, sin madre, sin
genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida,” y que “permanece sacerdote para siempre.” El autor sólo dirige su
atención a Cristo en el versículo 11 y siguientes.

Además, ¿es Abraham una imagen de los cristianos que dan diezmos hoy? Si Abraham fue pretendido ser una imagen de cristianos
pagando diezmos hoy, ¿qué pasa con las inconsistencias entre su acto de diezmar y lo que se enseña hoy en día? En primer lugar,
el diezmo de Abraham era voluntario, no obligatorio. La Escritura nunca declara que se requiere dar un diezmo, o que se le ordenó
darlo. En segundo lugar, el diezmo se da como una acción de gracias a Dios por su victoria en la guerra. Esto es muy diferente de
la imagen del diezmo en la ley mosaica. Por último, la principal objeción, el autor de Hebreos no estaba tratando de argumentar a
favor de la continuación de la práctica del diezmo en este pasaje. El tema de la continuidad o cese del diezmo es totalmente
irrelevante para los propósitos teológicos del autor en Hebreos.. La referencia al diezmo en Hebreos 7 es ilustrativa y no
prescriptiva. La conclusión de Ellingworth es prudente: "La acción de Abraham no tiene relación con la última legislación mosaica
de los diezmos… y esto no es una preocupación en Hebreos:”[8]

El Argumento de la Enseñanza de Jesús


Mateo 23:23 y Lucas 11:42 debe entenderse como Jesús ordenando a los cristianos a diezmar. En lugar de referirse a Mateo 23:23
como un mandamiento, algunos usan encomendar, aval, aprobación o sanción. Además, si Jesús quiso abrogar la ley, este era el
momento perfecto para hacerlo.[9]

Hay tres puntos principales a considerar cuando se utiliza Mateo 23:23 para argumentar a favor de la continuación del diezmo. En
primer lugar, Jesús estaba hablando a Judios en Mateo 23 que vivían bajo el Antiguo Pacto. Por supuesto, Jesús "encomendó" por
diezmar; los Judios del Antiguo Pacto estaban obligados a diezmar. Él quiere que los elogiaría por circuncidar a sus hijos o por
mantener el año del Jubileo o por la obediencia a la ley del levirato (ver Génesis 38, Deuteronomio 25:5-10; Ruth 4 y Mateo 22:23-
28). Elogiar a los santos del Antiguo Pacto por guardar la ley del pacto antiguo no significa que los cristianos deben guardar esas
leyes. Como estudioso del Nuevo Testamento Craig Blomberg concluye: “La última frase del versículo 23 no implica … que el
diezmo es un mandato de los cristianos, sino simplemente que el tiempo que el Pacto Mosaico sigue en vigor (hasta el momento
de la muerte y resurrección de Jesús) , todo ello debe ser obedecido, pero con discernimiento de sus verdaderas prioridades.”[10].

En segundo lugar, existe un debate sobre si los Judios tenían ó no que diezmar “la menta y el eneldo y el comino” (o, “la menta, y
la ruda, y toda hortaliza,” como en Lucas 11:42). En la Mishná, Maaserot 4:5, se produjo un debate sobre el diezmo de cilantro y
eneldo. Instone-Brewer analizan el debate y concluye que se remonta antes del 70 dC. [11] El Rabí Eliezer ben Hircano (ca. 40-120
dC) dijo que el eneldo necesitaba ser diezmado.[12] Sin embargo, Shebiit 9:1 declaró que otras plantas pequeñas, incluyendo la
ruda, estaban exentas de las leyes del diezmo. Esto es importante para poder saber qué es exactamente lo que Jesús está
“encomendando": ¿era la fidelidad a la ley del Antiguo Testamento o la tradición oral judía?. La respuesta se encuentra
probablemente en el paralelo en Lucas 11:42: “Y toda hortaliza.” Está claro que no era necesario diezmar toda planta [13]. Por lo
tanto, Jesús está simplemente elogiando a los Judios por su meticulosidad en el diezmo. Esto quiere decir que no está
recomendando explícitamente la obediencia a la Ley del Antiguo Testamento específica o práctica, sino a una manifestación
contemporánea de esa práctica.
En tercer lugar, si Jesús estaba recomendando la práctica del Antiguo Testamento, entonces él estaba recomendando un 23 por
ciento del diezmo, especialmente sobre los cultivos de la tierra y el ganado. Sin embargo, si Jesús estaba encomendando la
manifestación contemporánea de las leyes del Antiguo Testamento, entonces él estaba recomendando que fuese un 20 por ciento
o 23 por ciento del diezmo de las cosechas y el ganado solamente. De cualquier manera, esto no es lo que los defensores
contemporáneos del diezmo afirman como recomendación de Jesús: el 10 por ciento de los ingresos.

Jesús estaba sin duda elogiando a los Judios de su tiempo por su práctica. Esto no quiere decir automáticamente que él estab
“ordenando” a los cristianos hacer lo mismo. Cualesquiera que sean las características específicas de la mención en Mateo 23:23
(y Lucas 11:42), no era una encomienda para dar el 10 por ciento de los ingresos. Si los defensores del diezmo contemporáneos
quieren utilizar estos textos para avanzar en su argumento, tendrán que ajustar su definición del diezmo fuera del 10 por ciento
de los ingresos.

El Diezmo es de Todos los Ingresos


En Lucas 18:9, Jesús comienza a contar una parábola acerca de un recaudador de impuestos y un fariseo. El fariseo ora y declara
que daba “doy diezmos de todo lo que gano” (Lucas 18:1). A pesar de que esta es una parábola, demuestra que los Judios no sólo
diezmaban de productos de la tierra, sino a partir de cualquier fuente de ingresos que tenían. Por lo tanto, el diezmo es fácilmente
transferible al cristianismo contemporáneo y los cristianos deben dar un diezmo de todos sus ingresos.

El fariseo ciertamente declaró que diezmaba.[14] También afirmó que pagó su diezmo de todo lo que tenía, un verbo que se refiere
a la obtención de posesiones o adquisición (cf. Mateo 10:9, Hechos 8:20). Sin embargo, es en este punto que prestar cuidadosa
atención al contexto, tanto literario e histórico, puede ser beneficioso.

En el contexto literario, el fariseo también declaró que ayunaba dos veces por semana. El ayuno sólo se requería en el día de la
expiación, según el Antiguo Testamento (Levítico 16:29-31). No había nada malo con ayunar más a menudo que esto (si se hace
con buenas intenciones), pero el ayuno con más frecuencia no fue requerido. En la Didache (8:1), hay una referencia a Judios
ayunando los lunes y jueves. Así que el fariseo estaba diciendo en su oración que él fue más allá de lo exigido en el ámbito del
ayuno.

Cuando se aplica al diezmo, el paralelo debería ser evidente. Los Judios sólo estaban obligados a diezmar a partir del fruto de la
tierra y el ganado, pero este fariseo fue más allá de eso. Lucas 11:42 también presenta a los fariseos como preocupándose por los
pequeños detalles. El problema en Lucas 11 es que mientras ellos estaban demasiado preocupados por las cosas pequeñas, eran
indiferentes a las cosas importantes. Pero ¿por qué el fariseo daba de todo lo que adquirió en Lucas 18? Aquí es donde el contexto
histórico se vuelve importante.

En la Mishná hay un tratado llamado Demai. Explica que cuando los Judios no estaban seguros acerca de si algo debía darse o no
ó necesitaba ser adquirido para ser diezmados, las leyes de Demai les decían que “diezmaran” un uno por ciento. Por lo tanto,
cuando el fariseo explica que él pagó el diezmo de todo lo que él adquirió, él está declarando su obediencia a las reglas del Demai.
Al igual que el ayuno, esto iba más allá de lo requerido bajo la ley del Antiguo Testamento y era una referencia a la Ley Oral.[15]

Pablo Recomendó Diezmar Conceptualmente


El apóstol Pablo nunca menciona el diezmo explícitamente. Sin embargo, el concepto está presente en sus epístolas, especialmente
1 Corintios 9:13-14 y 16:2. En el primero se establece que los ministros del evangelio deben recibir apoyo de la misma manera que
los levitas y sacerdotes fueron apoyados: a través de los diezmos y las ofrendas. En este último se refiere a dar según uno se haya
prosperado, o proporcional, que es una referencia al diezmo.[16]

Analizando el contexto de 1 Corintios 9 nos proporcionará datos suficientes por los que se puede deshacer el argumento de los
defensores del diezmo moderno. 1 Corintios 9 no está solo, sino que está directamente conectado con el capítulo anterior. En 1
Corintios 8, Pablo está discutiendo la cuestión de lo sacrificado a los ídolos. Su conclusión es que no hay nada inherentemente
malo en comer alimentos que han sido sacrificados a un ídolo, pero él está dispuesto a renunciar al derecho que tiene por el bien
de los demás creyentes en Cristo. Pablo quiere ofrecer una ilustración del concepto de tener un derecho, pero colocando el amor
antes que los derechos. Su ilustración es sobre el apoyo financiero de los predicadores del evangelio.

Así es como 1 Corintios 9 encaja en el contexto: es una ilustración del concepto de renunciar a los propios derechos por amor a
los hermanos y hermanas en Cristo. Pablo da varios argumentos convincentes de la naturaleza de por qué los predicadores del
evangelio debe ser apoyados: en primer lugar, los soldados no sirven por su propia cuenta, en segundo lugar, los agricultores
consumen algunos de los cultivos que se siembran, y tercero, los pastores beben un poco de leche de sus rebaños. Luego Pablo da
dos argumentos del Antiguo Testamento y uno de las enseñanzas de Jesús.

El primer argumento del Antiguo Testamento es una cita de Deuteronomio 25:4 de que a los bueyes se les permite comer mientras
pisan el grano. El segundo argumento del Antiguo Testamento es la clave para las preocupaciones de los defensores del diezmo:
“¿No sabéis que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar,
del altar reciben su parte?” (1 Corintios 9:13, LBLA) Esto parece ser una clara referencia a la ayuda de los sacerdotes que servían
en el templo, que fue ordenado en la Ley de Moisés. Los ministros de Dios tienen el derecho de ser apoyados por su servicio
espiritual. Ahora note como Pablo conecta los versículos 13 y 14: “así también” (LBLA). Esta frase aparece diez veces en 1 Corintios
(2:11; 9:14; 11:12, 12:12, 14:9, 12, 42, 45, 16:1) y se refiere a una relación, una correspondencia entre dos cosas, con la relación
que se hace referencia normalmente a un punto de correspondencia entre las dos cosas. ¿Puede esta frase apoyar el argumento
de que se refiere a los diezmos y las ofrendas?

Una forma en que se podría hacer este argumento sería decir que, si bien los sacerdotes vivían fuera del sistema de sacrificios por
medio de los diezmos y las ofrendas que se les daba, los predicadores “vivan del Evangelio” (1 Corintios 9:14,). En respuesta a este
argumento, se plantean dos cuestiones: ¿cuál es la relación entre el Evangelio y los “diezmos y ofrendas”?” También, ¿pueden los
diezmos y ofrendas estar separados del resto del sistema de sacrificios y aplicarse al ministerio del evangelio?

El sistema de sacrificios de la ley mosaica señalaba el evangelio. Lenski comentó sobre este versículo y dijo: “El cristianismo ha
sustituido el antiguo ritual del Templo. Pablo no necesita explicar este cambio.”[17] Los sacrificios de la ley mosaica ya no son
necesarios debido a que Cristo se convirtió en el sacrificio hecho una vez por todas. Por lo tanto, la apropiación “diezmos y
ofrendas” de la Ley de Moisés parece inapropiada.

Un segundo argumento se podría hacer de estos versículos: Pablo, en los versículos 13-14, estaba diciendo que el ministerio de la
predicación del evangelio ha reemplazado el ministerio de los sacerdotes. Dado que los sacerdotes ya no están activos, los
predicadores del evangelio deben recibir los diezmos que antes iban a los sacerdotes.

En respuesta, para utilizar este argumento consistentemente, el defensor del diezmo tendría que ver a Pablo, de alguna manera,
como un soldado, un agricultor, un pastor y un buey. Mientras que algunos de ellos podrían ser entendidas en sentido literal
(rebaño = rebaño de animales) o metafóricamente (rebaño = seguidores de Cristo), esto no funciona para todos. En ninguna parte
se refiere Pablo a sí mismo de de manera análoga como un buey o un animal similar a ello. Nada en el contexto indica que Pablo
está usando un doble sentido.

Hay otros tres puntos en respuesta a cualquier tipo de utilización de este pasaje para la obligación de los cristianos de dar el
diezmo. En primer lugar, los sacerdotes no obtuvieron el 10 por ciento de los ingresos de los hijos de Israel. Los sacerdotes
recibieron 10 por ciento del 10 por ciento (o, 1 por ciento) del incremento de los cultivos y el ganado a una tasa media de por lo
menos 20 por ciento. Si alguien quiere interpretar la frase “de la misma manera” muy literal o en sentido estricto, entonces, este
porcentaje sería el referente. En segundo lugar, ya que el contexto se trata de tener un derecho a algo, pero también tener la
posibilidad de renunciar a la utilización de ese derecho, entonces una aplicación coherente sería que los cristianos sólo tienen que
dar sus diezmos y ofrendas (que nunca fueron un 10 por ciento de los ingresos), si el predicador decide utilizar su derecho. En
tercer lugar, la práctica del diezmo gentil era radicalmente diferente de la práctica judía. Si Pablo va a incorporar la ley mosaica
del diezmo en el nuevo pacto, sería necesario una explicación sobre cómo se transferiría, especialmente para los gentiles.

Conclusión
Se han considerado seis argumentos del Nuevo Testamento. Nunca se dice que Jesús haya o no dado el diezmo, pero el pago de
los diezmos según la Ley Mosaica fue limitado a los terratenientes que tenían cultivos y / o ganado. Los artesanos estaban exentos
del pago de los diezmos. La frase “dar a Dios lo que es de Dios” es demasiado ambigua para ser una referencia clara al diezmo.
Cuando se toma el argumento del libro de Hebreos en consideración, utilizando Hebreos 7 para defender la exigencia del diezmo
a los cristianos se vuelve problemática. Mientras que Jesús nunca mandó dejar de diezmar, su alabanza en Mateo 23:23 no apoya
adecuadamente el argumento de que los cristianos deben diezmar.. La parábola en Lucas 18 no puede apoyar la idea de que el
diezmo se supone que es de todos los ingresos. Por último, la referencia de Pablo a los que sirven en el templo y el altar, mientras
que el mejor argumento a favor del diezmo en el Nuevo Testamento, tiene varios aspectos problemáticos cuando se considera el
contexto de 1 Corintios 8 y cuando la práctica del diezmo de la ley mosaica se recuerda. Si se requiere el diezmo para los cristianos,
entonces los argumentos tendrán que ser encontrados fuera de los textos específicos discutidos anteriormente en el Antiguo y el
Nuevo Testamento. Algunos defensores del diezmo encuentran su base en categorías teológicas, en lugar de categorías específicas
de textos. Estos argumentos serán discutidos en el capítulo 4.

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