Por otro lado, no debemos olvidar, que este alto grado de especificidad que pretendemos
emplear en la preparación de los peleadores profesionales, solo puede aplicarse gracias a las
bases físicas previamente desarrolladas en las etapas correspondientes a la iniciación, el
desarrollo y el perfeccionamiento deportivo (Ducoing Cordero; Bahamonde Pérez y
Fernández Vergara, 2013).
Aunque en los deportistas de Elite el entrenamiento físico debe emplearse bajo un alto nivel
de especificidad, esto no quiere decir que quedarán descartadas las cargas de preparación
física general o auxiliar, pero si es importante remarcar que estas ocuparán un menor
porcentaje en la distribución de los trabajos a lo largo de todo el plan. De todas formas, los
programas iniciarán con una etapa de preparación general (que en algunos casos puede no
existir por el breve lapso que en ocasiones se programan los combates), seguidos de una
etapa de preparación específica, predominantemente orientada al desarrollo de las
capacidades técnico, tácticas y estratégicas. Es así que proponemos dividir los planes de
entrenamiento para deportistas de alto rendimiento en dos etapas:
El buen manejo de las cargas de entrenamiento nos permitirá ir accediendo a niveles cada
vez mayores de rendimiento deportivo, logrando las adaptaciones específicas que se
requieren para soportar las exigencias competitivas contemporáneas.
1.2. Adaptación
Siendo que los efectos que se procuran lograr con la preparación física de los atletas son
una serie de adaptaciones orgánicas que favorezca el desempeño deportivo durante la
competencia, creemos oportuno mencionar algunos aspectos de la posibilidad adaptativa
del organismo humano a la carga física impuesta.
Para entender la adaptación, debemos ver a esta cualidad como intrínseca a la vida misma,
es así que los biólogos nos ofrecen una clasificación de las características de los seres
vivientes, donde se destaca que todos los seres vivos tienen en mayor o menor grado las
siguientes propiedades:
En el gráfico 4 se puede observar que una de las propiedades de los seres vivos es la
adaptación. Mediante diversos estudios científicos, sabemos que los seres humanos al igual
que en muchos otros animales pueden adaptarse a una carga de entrenamiento físico.
En la década del 70´el doctor Selye formulaba la teoría del síndrome general de adaptación
sobre la cual se basan algunos principios del entrenamiento deportivo.
El síndrome de adaptación general es una de las teorías más importantes en el campo de las
ciencias del ejercicio físico, puesto que le da lógica y fundamento científico a los trabajos
de acondicionamiento físico que realizamos.
“Tanto los agentes naturales como el entrenamiento actúan como estímulos que provocan un estrés
(desgaste, desequilibrio) en el organismo. El estrés se manifiesta a través de un síndrome que se conoce
como síndrome general de adaptación” (Selye, 1979).
“La reacción a este estrés es general / específica (producida sobre todo el organismo en general) y
específica (producida fundamentalmente sobre algún órgano o sistema concreto). El estrés, como
reacción defensiva y adaptativa, crea una sólida base metodológica para revelar la esencia del
entrenamiento deportivo como complejo proceso de adaptación” (Zhelyazkov, 2001).
“Ante una situación de desequilibrio producida por la acción de un agente externo sobre el organismo
(estrés), éste reacciona mediante una serie de ajustes fisiológicos específicos para cada estímulo o agente
estresante, con lo que el organismo del sujeto que los sufre intenta restablecer el equilibrio en sus
funciones” (Selye, 1979).
Aunque los ajustes son específicos según el agente estresante que actúa, la forma en que
estos se producen son inespecíficos y siguen siempre una misma secuencia,
independientemente del estímulo o agente externo que actúa. Selye llamó a esta secuencia
síndrome general de adaptación (Selye, 1979).
La preparación del deportista se debe enmarcar en una serie de estructuras que le dan un
orden lógico y gradual, posibilitando el desarrollo de la vida deportiva de los atletas a
través de los años. Es por ello que expondremos algunos modelos de planificación que se
pueden utilizar en los deportes de combate, así como su lógica progresiva, partiendo desde
una definición clásica del concepto de planificación hasta llegar a describir los diversos
modelos que proponemos utilizar a lo largo de la vida deportiva de los peleadores,
incluyendo el aporte de un nuevo modelo de planificación que está siendo creado por
nosotros.
1.4. Planificación
Entendemos la planificación como la acción de prepararse con antelación a los hechos que
creemos que ocurrirán, con la intensión de obtener los mejores resultados posibles,
trabajando para atenuar las carencias y enfatizar las virtudes de los sujetos, fundamentando
las decisiones tomadas en los conocimientos previos obtenidos por la práctica y el acceso a
los estudios científicos consultados sobre el tema.
Entonces, en la planificación del entrenamiento deportivo intentaremos desarrollar las
cualidades físicas de una manera ordenada y lógica, procurando inicialmente atenuar las
carencias físico-técnicas que tenga el deportista, para luego, cerca del momento de la
competencia enfocarnos en las virtudes que posea el mismo.
Según Seiru-lo (1999), esta propuesta teórica de trabajo que es la planificación, debe estar
construida por una descripción, previsión, organización y diseño de los acontecimientos
que ocurrirán en el entrenamiento durante una determinada fase de la vida del deportista y
debe contar con mecanismos de control que permitan modificar los acontecimientos a fin
de obtener un proceso de entrenamiento ajustado para lograr los resultados deseados en la
competición deportiva.
Haremos un recorrido histórico muy breve sobre los distintos modelos de planificación que
pueden utilizarse en la preparación del deportista de combate y una diferenciación sobre
cuáles son los más apropiados de acuerdo a la etapa deportiva de los peleadores.
Para comenzar enlistaremos los modelos de planificación del entrenamiento deportivo que
propondremos utilizar en los deportes de combate (existen más) y como cierre
expondremos un nuevo modelo original y propio donde se refleja el estado actual de uno de
los deportes de combate que trabajaremos, como es el caso del boxeo profesional.
Los modelos de planificación que creemos idóneos para utilizar en los deportes de combate
desde la iniciación deportiva hasta el alto rendimiento son los siguientes:
En la planificación clásica se espera obtener uno o dos picos de rendimiento físico anuales,
basándose principalmente en el desarrollo de las capacidades condicionales, procurando el
desarrollo de múltiples capacidades en simultaneo.
A partir de los estímulos múltiples puede lograrse el desarrollo de una amplia base de la
condición física.
Por estas razones es que este modelo es sugerido para los deportes de combate en la etapa
de iniciación deportiva, puesto que se requiere de tiempo y gran volumen de trabajo para
lograr las condiciones básicas que luego soportarán las inmensas cargas de ejercicios físicos
en el alto rendimeinto deportivo.
Siendo que en las etapas tempranas del entrenamiento deportivo, los sujetos comienzan
aprendiendo la técnica y el deporte en general, el volumen de competencias es muy bajo o
incluso puede llegar a no existir, lo cual favorece la aplicación de un modelo de
entrenamiento que exija todo un ciclo anual para su aplicación.
Para poder adquirir la forma deportiva varias veces en el año es recomendable que se halla
comenzado a entrenar con el modelo clásico, buscando un solo pico de rendimiento anual,
luego pasar a dos picos, hasta poder llegar gradualmente a tres. Cada ciclo debe finalizar
con un periodo de transición, aunque puede considerarse que el mesociclo de introducción
siguiente posee características en sus cargas de entrenamiento que podrán oficiar como
periodo transitorio.
A estas alturas de la evolución del rendimiento del deportista, es importante remarcar que
estas dinámicas de distribución de las cargas propias de este modelo no deben ser utilizadas
en niños que se encuentran en la etapa de iniciación deportiva, puesto que aun no poseen
las bases morfofuncionales como para poder soportar las cargas concentradas propuestas en
esta estructura.
Según Forteza de la Rosa (1999), la alternancia entre las cargas generales y especiales es un
aspecto fundamental en la estructuración del entrenamiento, no pudiendo existir una
preponderancia de las cargas generales sobre las especiales. Las cargas especiales crecen
constantemente a medida que avanza la macroestructura, a diferencia de las cargas
generales que disminuyen en la misma medida, pudiendo llegar estas últimas a desaparecer
en los ciclos más acusados de competición.
Es importante remarcar que a medida que la amplitud del péndulo sea menor, mayor será la
cantidad de veces que el deportista pueda competir con eficacia, aunque, a medida que la
amplitud del péndulo sea mayor más durará la forma deportiva lograda.
En el gráfico 12 Forteza de la Rosa (1999) nos muestra como es la dinámica de una doble
campana anual, donde el deportista al finalizar una temporada competitiva, debe iniciar otra
temporada inmediatamente.
El aporte crucial que este modelo le hace al Pendular es que aún uniendo las dos campanas,
el péndulo no cruza la frontera de diferenciación, es decir, la preparación general no
sobrepasa la preparación especial en relación con la carga porcentual. Después de haber
terminado un macrociclo, en este caso el primero de tres mesociclos, con una relación de 10
a 90 %, general y especial respectivamente, se inicia una nueva campana estructural con
una relación de 45 a 55 % (Forteza de la Rosa, 1999).
Este modelo logra innovar al considerar las interconexiones positivas que deben darse entre
mesociclos de entrenamiento, siendo una de las primeras estructuras que incorpora los
aspectos de adaptación biológica a las planificaciones del entrenamiento deportivo.
Es así que en los contenidos de los bloques, se utilizan cargas concentradas que deben
solaparse la una con la siguiente y tener esta primera, contenidos que puedan enlazarse con
la subsiguiente (Ortiz Cárdenas, 2016).
La etapa “A” es la base del entrenamiento, aquí se pretende incrementar el potencial motor
mediante la activación de los mecanismos de adaptación neuromotriz específica.
La etapa “B” es el periodo especial donde se comienza a utilizar el potencial obtenido en el
mesociclo anterior, pero en condiciones de intensidades cada vez mayores con ejercicios
altamente específicos al deporte.
Y por último en la etapa “C”, se refiere al periodo competitivo, donde se utilizan con la
máxima eficacia el potencial motor logrado bajo movimientos competitivos de alta
intensidad.
El modelo lleva el nombre de ATR por las siglas de sus mesociclos (Acumulación,
Transformación y Realización), ofreciendo en cada momento la posibilidad de trabajar
capacidades que colaborarán en el siguiente mesociclo para obtener una mayor
performance (de la misma manera que propone Verhoshansky, 1996).
Los mesociclos tienen una duración suficiente como para alcanzar cambios morfológicos,
energéticos y coordinativos significativos, que se dan entre los 14 a 28 días.
El modelo que se propone, donde existe una lógica sumatoria de las ganancia físicas
logradas en los mesocilos anteriores es la mejor forma para obtener una concentración más
elevada de cargas de entrenamiento.
Según Navarro Valdivieso (2015), en este modelo se alternan con más frecuencia la
orientación del entrenamiento y sus contenidos, lo que hace que la preparación llegue a ser
de mayor interés, más motivante y atractiva para los deportistas. Al mismo tiempo que se
aumenta la eficacia en el control del entrenamiento, puesto que el objetivo sobre el que
actúa el entrenamiento se restringe en cada mesociclo, registrando los cambios justamente
en las capacidades sobre las cuales se actúa preferentemente.
Gráfico 15. Planificación ATR con sus mesocíclos y sus lineas de desarrollo.
En lo que refiere a la columna energética, el mayor énfasis está dado en la vía fosfagénica,
esperando con ello mejorar la velocidad de ejecución de los gestos específicos, para lo cuál
es de suma importancia que los trabajos de velocidad se den con pausas completas y activas
entre series.
A esta propuesta de planificación elaborada por Issurin Y Kaverin en el año 1985, le hemos
realizado algunos ajustes para poder enmarcarla en los deportes de combate y con ello
hemos podido elaborar el siguiente cuadro.
Como bien lo describe Castañeda (2005), las orientaciones del entrenamiento marcan el
camino que se debe recorrer para lograr una meta. Dicho autor prosigue, explicando que en
la preparación de los deportistas existen orientaciones perfectamente definidas, que
establecen la base para alcanzar el incremento de los logros deportivos. Estas orientaciones
se desprenden del sistema de preparación cuyos componentes son:
Este carácter cuantitativo de las orientaciones define la primera fase del modelo bifásico de
planificación, donde las orientaciones a trabajar van a condicionar el nivel de preparación
del deportista, es decir, sirven de base sustentable para la construcción posterior de las
orientaciones que determinan el resultado deportivo.
En este apartado, Gómez Castañeda (2005), describe que el carácter cualitativo de las
orientaciones y explica lo siguiente:
“El carácter cualitativo de las orientaciones se manifiesta perfectamente en la fase del modelo de
planificación subsecuente a la fase cuantitativa, cumpliendo el principio de la transformación de cantidad
en calidad específica competitiva y por tanto los contenidos en esta fase serán realizados recreando
situaciones reales de competencia, para potencializar la base que se ha construido en la fase anterior y
desarrollar un nivel de predisposición óptima física, psicológica, técnica y tácticamente, cada disciplina
deportiva debe realizar una caracterización de las orientaciones determinantes del resultado deportivo,
donde se establezca perfectamente cuales son las que influyen directamente en el éxito de la competencia
y que garanticen el cumplimiento de los resultados, en el caso de la mayoría de los deportes de combate
las orientaciones indicadas en esta fase la planificación se describe como sigue” (Gómez Castañeda,
2005):
Preparación Física
d. Sistemas Ofensivos
e. Sistemas Mixtos
f. Sistemas Defensivos
Preparación psicológica
Para finalizar, y como estrategia clarificadora, Gómez Castañeda (2005) nos muestra una
estructura gráfica del modelo bifásico de planificación.
Gráfico 17. Estructura gráfica del modelo bifásico de planificación.
Tabla 5. Competencias anuales de los actuales campeones del mundo de boxeo profesional
varonil (2017).
Observación: A la columna año, debe sumársele dos mil para reflejar el año en que comenzaron a pelear
profesionalmente. Los espacios en negro significan que aun no comenzaban a combatir en el campo rentado.
En la tabla 5 se pueden observar la tendencia de los encuentros deportivos realizados por
año en cada campeón del mundo varonil actual de todas las categorías de boxeo. Al graficar
estos números en áreas podemos observar claramente la disposición decreciente con
respecto a los combates por año.
Gráfico 18. Tendencia decreciente de los combates pactados por año en los campeones del
mundo de boxeo profesional.
Interpretando el gráfico anterior nos damos cuenta de que a medida que el peleador tiene
más éxito, el tiempo para entrenar se extiende al igual que la cantidad de episodios a los
que deben combatir, iniciando por 4 rounds, seguidos de 6, luego 8, llegando a 10 cuando
se combaten algunos títulos nacionales o intercontinentales, hasta los 12 rounds cuando son
campeonatos del mundo (en hombres).
A medida que el análisis de las competencias nos indica que contamos con más tiempo para
entrenar, se podrán seleccionar aquellas valencias físicas que requieran mayor tiempo para
reflejar el efecto retardado o residual de las cargas.
De todas las variables físicas a desarrolar, existirán algunas que pueden adaptarse en el
tiempo de entrenamiento con el que contamos (según la etapa de la vida deportiva boxística
en la que nos encontremos), siendo así, como entrenadores debemos centrarnos en las que
aporten al rendimiento deportivo, según las características específicas de la disciplina y el
estilo de combate del peleador.
1.15. Periodización
Para elaborar un plan de entrenamiento físico dirigido a la mejora de la performance de un
peleador y obtener los mejores resultados en sus combates, es necesario conocer el tiempo
que tendremos para entrenar, ósea la fecha del combate, para así poder calcular la cantidad
de días con los que contamos para prepararlo.
Por otro lado, las ganancias significativas en la capacidad oxidativa pueden verse a partir de
la semana tres a cinco, aunque hay que tener cuidado, puesto que el 50% de estos logros se
pierde tan solo con una semana de desentrenamiento (Booth, 1977).
Gráfico 22. Ganancias y pérdidas de la capacidad oxidativa.
Es por estos motivos que las posibilidades en la adaptación al entrenamiento físico, pueden
verse limitadas o favorecidas según la cantidad de días que hallan hasta el la pelea para la
que entrenemos.
En todos los casos, tengamos tres semanas para entrenar o tres meses, van a haber
circunstancias que debemos respetar. Una de ellas es que la semana previa al combate el
deportista debe realizar sesiones de entrenamiento suave, que le permitan recuperarse y
generar una supercompensación para que el día de la pelea este en su mejor condición
física.
1.17. Programación
La programación de las cargas de entrenamiento, se refiere a las acciones motrices que
planificamos realizar en las sesiones. Así, programar, será ordenar los contenidos del
entrenamiento a través de un plan estratégico que permita llevar al deportista a conseguir
los objetivos propuestos, siguiendo la lógica dictada por la planificación a través de los días
marcados por la periodización de las cargas.
Podemos ver que es fundamental tener en cuenta lo que refiere el profesor Gómez
Castañeda en el 2011:
“La programación debe incluir todos los contenidos de trabajo secuenciados en el tiempo y eso se
consigue mediante la periodización del entrenamiento”.
Arosiev y Kalinin, (1971), Citado por Tschiene, P. (1985b). Simposio de Lanzamiento. (pp.
27-49). Madrid.
Issurin, V.B. y Kaverin, V.F. (1985). Planirovainia i postroenie godovogo cikla podgotovki
grebcov. Moscú, Grebnoj sport.
Ortiz Cárdenas, J. (2016). Estructura del sistema de entrenamiento por bloques. Revista
digital: Actividad Física y Deporte. Disponible en:
https://revistas.udca.edu.co/index.php/actividad-fisica-deporte/article/download/92/85.
Selye, H. (1979). The stress of my life: memories of a scientist. Publisher. Van Nostrand
Reinhold. New York.