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JUZGADO DE LO PENAL Nº 21 DE MADRID


C/ Julián Camarillo, 11 , Planta 4 - 28037
Tfno: 914931550/51,914931552/53
Fax: 914931546
51001240

NIG: 28.079.43.1-2011/0560762
Procedimiento: Procedimiento Abreviado 400/2017
O. Judicial Origen: Juzgado de Instrucción nº 38 de Madrid
Procedimiento Origen: Procedimiento Abreviado 10795/2011
Delito: No delito

D./Dña. DAVID YEHIEL MAMAN BENCHIMOL del Juzgado de lo Penal nº 21 de


Madrid, en Procedimiento Abreviado 400/2017 dimanante del Procedimiento Abreviado
10795/2011, del Juzgado de Instrucción nº 38 de Madrid ha dictado, en nombre del Rey, la
siguiente,

SENTENCIA Nº 201/2019

MAGISTRADO/A-JUEZ: D./Dña. DAVID YEHIEL MAMAN BENCHIMOL


En Madrid, a diez de junio de dos mil diecinueve

Visto, en juicio oral y público, por el Ilmo. Sr. David Mamán Benchimol, Magistrado-
Juez en funciones del Juzgado de lo Penal Número 21 de esta Ciudad, el JUICIO ORAL Nº
400/2017, dimanante del P.A 10795/2011 del Juzgado de Instrucción nº 38 de Madrid, seguido
por supuesto delito de homicidio imprudente habiendo
intervenido el Ministerio Fiscal, en la representación que la Ley le asigna.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Las presentes actuaciones se incoaron en virtud de denuncia formulada


por supuesto delito de homicidio imprudente, y de dichas actuaciones se dio traslado, en su
momento, al Ministerio Fiscal, a la acusación particular
, y a la acusación popular
efectuada por SOS Racismo Madrid y Ferrocarril Clandestino para calificación de los hechos
objeto de las mismas.

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SEGUNDO.- Decretada la apertura del Juicio oral, se dio traslado a la Defensa
designada y, remitida y repartida la causa a este Juzgado de lo Penal, ha tenido lugar, previo
señalamiento oportuno, el acto del juicio, con el resultado que consta en acta.

TERCERO.- En trámite de calificación provisional la acusación particular interesó la


condena del acusado como autor de un delito de homicidio imprudente en comisión por omisión
de los arts. 142.1 y 142.3 CP en la redacción vigente en la fecha de los hechos y
subsidiariamente por un delito de omisión del deber de socorro a la pena de 1 año y 6 meses de
prisión con inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de
condena y 3 años y 6 meses de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión médica
por el primero y multa de 11 meses y 1 año y 6 meses de inhabilitación especial para el ejercicio
de la profesión médica por el segundo.
En concepto de responsabilidad civil, se interesó para , hija de la
fallecida la cantidad de 194.124,05 euros y para la madre de esta última
la suma de 10.217,03 euros con la responsabilidad civil subsidiaria del
Estado y de S.L.
La acusación popular interesó la condena del acusado como autor de un delito de
homicidio imprudente en comisión por omisión de los arts.142. 2 y 3 CP a la pena de 2 años de
prisión e inhabilitación especial por plazo de 6 años.
En concepto de responsabilidad civil, se interesa la cantidad de 9.070,54 euros más un
10% en función de los ingresos de la perjudicada para
con responsabilidad civil subsidiaria de
. y del Ministerio del Interior y costas.

CUARTO.- El Ministerio Fiscal solicitó sobreseimiento de la causa y habiéndosele


dado traslado para calificación interesó la absolución del acusado al igual que la defensa del
mismo.
La Abogacía del Estado, la representación de ., y la aseguradora de esta
última Helvetia Compañía Suiza de Seguros y Reaseguros S.A. interesaron también su
absolución.

QUINTO.- En el trámite de elevación a definitivas, las partes mantuvieron sus escritos


de calificación retirándose únicamente por la acusación particular el delito de omisión del deber
de socorro.

HECHOS PROBADOS

A la vista de lo actuado, se declara probado que Doña fue internada en


el CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes) en fecha indeterminada y el 20 de
Septiembre de 2011 se le efectúa un reconocimiento médico para verificar si la misma era
portadora del VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida). El 9 de Noviembre, el juzgado de
instrucción nº 3 de Melilla autoriza el internamiento de dicha señora en el Centro de
Internamiento de Extranjeros de Madrid (CIE) y el 12 de Noviembre se le efectúa un
reconocimiento médico por el donde se hace constar que la tenía una
tensión arterial de 110/80, una frecuencia cardíaca de 70, y estaba afebril. En los distintos
apartados de auscultación cardiorrespiratoria, estado nutricional, exploración bucofaringea,
aparato digestivo, sistema nervioso, sistema osteomuscular, tiroides y valoración psicológica no

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se hace ninguna mención relevante. También se señala que su situación en ese momento era
buena careciendo de hábitos tóxicos y de alergias.
Ese mismo día sin embargo es atendida por síntomas gripales y picazón en la region
perianal recetándose por el propio , Frenadol y Clotrimazol crema.
El 15 de Noviembre es vista por primera vez por el acusado
como médico de atención primaria del CIE, al acudir la con los siguientes
síntomas: cefaleas, síntomas gripales, tos, dolor torácico con roncos y sibilancias bilaterales sin
disnea recetando urbasón, paracetamol, polaramine y acetilcisteína.
El 30 de Noviembre es examinada por segunda y última vez por el acusado haciendo
constar este en la historia clínica lo siguiente: cefalea, otalgia, prurito en zona perianal, tos,
dolor torácico. Roncos bilaterales, sibilancias ocasionales. Otoscopia con cerumen. Zona
perianal normal.
Se le pauta Urbason, acetilcisteina, amoxicilina, y Dermosa crema.
El 4 de Diciembre es nuevamente atendida por el Dr. o por
estreñimiento con dolor abdominal haciendo constar que se encuentra en mejoría de la otalgia.
Se le pauta dulcolaxo.
El 10 de Diciembre es atendida por el también por meteorismo y
aerofagia prescribiéndosele Motilium jarabe y paracetamol.
El 11 de Diciembre se hace constar que se le administra Motilium en el desayuno y la
cena.
El 12 de Diciembre la vuelve a referir dolor de cabeza señalando que no
puede dormir además de dolor en el cuello y molestias en la garganta. Es examinada por el Dr.
y se le toma la tensión arterial con el resultado de 100/60mmHg, frecuencia cardíaca 100,
temperatura 36,5. No focalización neurológica.
Se le efectúa test de embarazo negativo y analítica de orina para descartar infección
urinaria.
Se le prescribe Myolastan y paracetamol.
Al día siguiente, vuelve a ir a médico, por seguir doliéndole mucho la cabeza sin poder
dormir, aunque le atiende la diplomada universitaria en enfermería (DUE)
quién le administra una ampolla de diclofenaco.
El 14 de Diciembre, vuelve a ser atendida la por el doctor por dolor
de cabeza estando afebril, sin leucorrea y negando otros síntomas. Se le pauta Voltaren y
Myolastan.
Esta visita se hace con traductora.
El 18 de Diciembre la suben otra vez a enfermería por mucho dolor de cabeza y crisis
de ansiedad. Es asistida por la DUE quien le toma la tensión arterial
con un resultado de 140/90, frecuencia cardiaca 74pm, y temperatura 36.4 y le suministra
Nolotil intramuscular y un orfidal sublingual.
El 19 de Diciembre, la acude con hiperventilación.
Presenta glucemia 76 mgr/dl, frecuencia cardiaca 100 pm, tensión arterial 100/60, frecuencia
respiratoria 33 pm. Se encuentra orientada, sin signos de focalización neurológica con pupilas
isocoricas y nomo reactivas.
Se le suministra Diazepam intramuscular.
No obstante, a la vista de que la misma sigue refiriendo cefalea, sobre las 12,30 horas el
doctor valora su traslado al hospital para descartar alguna enfermedad neurológica, cosa
que se efectúa en un coche policial.
Una vez recibida en el hospital 12 de Octubre, y siendo atendida en Urgencias, fallece
al cabo de siete horas.

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La enfermedad que dio lugar al fallecimiento fue una criptococosis sistémica.
Los resultados del análisis de fecha 20 de Septiembre de 2011 del CETI de Melilla
donde se detectó que Doña era portadora del Virus de Inmunodeficiencia
Adquirida (VIH) no se conocen hasta el 30 de Noviembre de 2012.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- Se ejerce la acusación tanto particular como popular por un delito de


homicidio imprudente del art.142 CP.
En la fecha en que se produjeron los hechos enjuiciados en este procedimiento, año
2011, dicho tipo penal estaba redactado de la siguiente manera: "El que por imprudencia grave
causare la muerte de otro será castigado como reo de homicidio imprudente a la pena de 1 a 4
años de prisión". En la reforma del año 2015 se introdujo el homicidio por imprudencia menos
grave pero es indudable que en beneficio del reo solo se puede partir del tipo penal anterior
descartándose que la imprudencia menos grave y por supuesto la leve puedan suponer la
condena del mismo.
Desde un punto de vista del derecho penal sustantivo, por lo que se refiere a las
imprudencias médicas con resultado de muerte, los requisitos para que se pudiese considerar
cumplido este tipo serían la existencia por parte del sujeto activo de una acción u omisión con
infracción de los elementales deberes objetivos de cuidado y que como consecuencia de ello se
hubiese producido un incremento de riesgo de producción del resultado de muerte de tal manera
que le pudiera ser imputado objetivamente.
La jurisprudencia, y en base a la ya antigua sentencia de 4 de Septiembre de 1991 ya
citada por la Ilma. Audiencia Provincial de Madrid en el recurso de apelación revocatorio del
auto de sobreseimiento previo ha establecido los siguientes criterios generales en cuanto a la
imprudencia profesional médica :
-No se incrimina el error científico.
-Los errores de diagnóstico no son tipificables como infracción penal salvo que por su entidad y
dimensiones constituya una equivocación inexcusable.
-Queda también al margen del ámbito penal la falta de extraordinaria pericia o cualificada o
cualificada especialización. No obstante, debe sancionarse la equivocación inexcusable o la
incuria sobresaliente o cuando la falta de pericia sea de naturaleza extraordinaria o excepcional.
- La culpabilidad radica en que el facultativo pudo evitar el comportamiento causante del
resultado lesivo.
Sobre esta base jurídica debe estudiarse la conducta del acusado para determinar
concretamente si hubo mala praxis médica y si la misma fue de tal entidad que contribuyó de
manera decisiva al fallecimiento de la .
Empezando por estudiar la cuestión de la existencia de mala praxis debe decirse que el
, como médico de atención primaria del CIE, atendió dos veces a la
interna , los días 15 y 30 de Noviembre con unos síntomas muy parecidos, esto es
cefalea, tos, dolor torácico con runcus y sibilancias, dolor de cabeza y prurito perianal. En
ambos casos prescribe tratamiento meramente farmacológico sin ninguna prueba adicional
considerando que eran síntomas catarrales o a lo sumo, gripales.
Partiendo de estos datos, no se tiene duda de que el acusado infringió la lex artis pues la
existencia en un paciente de dolor de cabeza con tos con runcus y sibilancias en una paciente
durante 15 días que no mejora a un primer tratamiento merecía la realización de una radiografía,
por lo menos, para descartar una afección de origen pulmonar. Así lo dijeron los peritos de la

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acusación y se considera acertado este criterio. El hecho además de que ella estuviera ingresada
en un CIE, donde las condiciones de salud de los internos suelen ser generalmente deficientes,
acrecentaba esta exigencia tanto para prevenir que el contacto con otros internos agravase su
situación como por la posibilidad de que ella padeciese una enfermedad infecciosa que pudiera
afectar al resto.

La siguiente cuestión a tratar es el carácter de esta omisión en el buen hacer profesional,


y más concretamente si la misma debe considerarse grave o no.
Debe decirse en este sentido que efectivamente, la conducta del acusado pudiera
considerarse grave, si hubiesen existido motivos suficientes y claros para que él debiera pensar
que la tenía VIH porque en tal caso la remisión al hospital hubiese debido ser
inmediata para efectuar no solo radiografías sino muchas pruebas más dadas las complicaciones
generalizadas que conlleva la infección por este virus.
En este punto hay que detenerse para estudiar la cuestión del prurito perianal porque
este ha sido el aspecto sobre el cual ha incidido más la acusación como factor que debería haber
hecho sospechar al acusado que la paciente era portadora de VIH.
Los peritos de la acusación señalaron en este sentido en el acto de juicio que si el 12 de
Noviembre se reflejaba en el historial médico que la interna tenía picazón en la región perianal y
que si se le prescribió clotrimazol, que es un antifúngico, y si mejoró el día 30 de Noviembre
porque tenía la zona perianal normal, es que ella tuvo una candidiasis y esta enfermedad es
típica de personas con el sistema inmunológico deprimido.
Sin embargo, a la vista del historial médico, no se comparte esta deducción pericial
porque el que fue quien atendió a la el día 12 de Noviembre, solo
describió en su parte de asistencia la existencia de picazón pero no hizo constar ningún otro
síntoma de la candidiasis. Cualquier persona sabe que una infección por hongos tiene más
síntomas que un mero picor y que son característicos de la enfermedad y lo que no consta es que
se le efectuara ninguna exploración perianal por el citado doctor para entender porqué
prescribió clotrimazol. Desde luego, con un simple picor no es explicable que se hubiese
recetado este fármaco y hubiese sido necesaria una explicación de este facultativo para
entenderlo. Desde luego, de la declaración prestada por éste último en la comisión rogatoria
enviada a Paraguay (folios 1180 a 1186) no queda claro en absoluto ni que explorara la zona
perianal de la paciente, ni que apreciara otros síntomas distintos al picor y de hecho la palabra
candidiasis no sale de su boca. En la contestación a la pregunta 14 de la hoja 6 (folio 1185
vuelta) donde se le interroga directamente sobre como identificó el prurito perianal y el porqué
prescribió clotrimazol se limitó a decir que es el tratamiento de elección. De hecho, lo que
debería haber hecho el es que si efectivamente en la exploración perianal hubiese
apreciado candida, debería haber tomado muestras de la misma para su análisis para su remisión
a laboratorio y no consta nada de ello ni por aproximación.
A la vista de todo ello y teniendo en cuenta las insuficiencias evidentes de su primer
reconocimiento de la , de tal manera que la acusación se dirige también contra él
aunque no se le haya enjuiciado por encontrarse en rebeldía, no se puede dar como un hecho
indubitado que prescribiese clotrimazol después de haber hecho una exploración en debida
forma.
Lo cierto es que el día 30 de Noviembre, cuando la paciente es atendida por el hoy
acusado, la misma sigue refiriendo prurito perianal aunque en la exploración tiene la zona
normal. Así se reflejó en el historial médico y esto significa por lo tanto que el clotrimazol no
solucionó el problema de la que era el picor.

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Hasta tal punto es así que el z le receta Dermosa, que es un medicamento
antipruriginoso sintómatico de carácter general para quitar el picor y esto parece que sí
soluciona el problema porque en las atenciones posteriores la paciente ya no relata nuevos
episodios de prurito.
Este juzgador no puede dar probado, en definitiva, que la hubiese tenido
una candidiasis y no había motivos tampoco para pensar que el médico acusado tuviera
conciencia de ello de manera indefectible porque sino no hubiese tenido sentido que con el
mismo síntoma de prurito le quitase el clotrimazol, específicamente recetado para las
infecciones por hongos, y le prescribiese Dermosa crema para alivio sintomático del picor.
Por lo tanto, si prescindimos de la candidiasis, se descarta tajantemente que ella tuviera
signos evidentes que hubieran debido permitir inferir al acusado que la era
portadora de VIH.
Siendo esto así, la omisión del acusado no puede ser considerada grave porque como
dijo la médico forense Sra. paciente tenía síntomas que ninguno de ellos de por sí era
demostrativo de que tenía una enfermedad de tanta importancia como la que padecía.
Debe decirse, por último que el hecho de que la paciente hablase el lingala y el francés,
y no así el acusado no parece haber sido algo que pueda haber afectado al curso de la
enfermedad, constando que según el oficio de la Cruz Roja obrante al folio 1065 sus empleados
intervinieron en las traducciones con el servicio médico cuando fueron requeridos y constando
también que existían guías para la traducción que permitían la asistencia y que incluso los
compañeros de centro también eran utilizados como traductores. No se puede dar como probada
en definitiva en este sentido la comisión de irregularidad alguna en este sentido.
Una vez establecida, por lo tanto, la infracción leve de la lex artis debe examinarse si se
puede considerar que la misma es causal respecto al fallecimiento ocurrido.
Y aquí, está claro que la actividad del acusado fue uno de los factores que provocó el
deceso de la pero ni fue el único y exclusivo ni mucho menos, y tampoco el más
relevante.
Es evidente en este sentido que, de manera previa, si se hubiese recibido el informe del
CETI de Melilla donde se hacía constar que ella era portadora de VIH, hubiera estado clara la
importancia de la enfermedad y la necesidad de ingreso inmediato. No es entendible desde
luego que ese informe se efectúe el 20 de Septiembre de 2011 y sus resultados no se conociesen
hasta el 30 de Noviembre de 2012 cuando la ya había fallecido prácticamente un
año antes.
No es entendible tampoco que no hubiese una coordinación de datos entre los distintos
centros de Internamiento de tal manera que el Centro de Madrid no sabía los datos de la
en el Centro de Melilla y ello imposibilitó que se hubiera podido suplir la inactividad
de este último para reclamar los resultados de los análisis efectuados a la misma pues ello
también hubiera facilitado previsiblemente el ingreso hospitalario.
Por otra parte, y por lo que se refiere a la atención médica, si el el 12 de
Noviembre 2011 hubiera efectuado una toma de muestras de la paciente en caso de haber
detectado presencia de hongos y los hubiera remitido a la laboratorio para su análisis también se
hubiera podido confirmar una candidiasis que ahora mismo, y con las pruebas existentes, no es
evidente en absoluto. A partir de este resultado, la necesidad de prueba de VIH hubiera estado,
sin duda, más clara.
Finalmente debe decirse que con posterioridad a la última visita practicada por el
acusado el día 30 de Noviembre, y hasta el día anterior a su traslado al hospital la e
acude con sintomatología diversa al médico del centro, manifestando en ocasiones que tenía
dolores de cabeza fuertes que no la dejaban dormir, y es atendida hasta siete veces más por

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distintos médicos y enfermeras que podían ver las visitas precedentes en el historial médico y
ninguno de ellos acordó ni el traslado al hospital ni la práctica tampoco de análisis alguno.
Sería injusto, en definitiva, cargar al acusado en exclusiva el fallecimiento de la Sra.
y tanto las omisiones de otras personas como las deficiencias burocráticas tuvieron un
peso muy relevante en que la interna no recibiera el tratamiento debido.
Por último, y aunque no tiene relación con el deceso ni con la conducta del acusado, no
puede dejar de hacerse constar lo penoso y lamentable que resulta que el traslado al hospital el
día 19 de Diciembre de 2011 se efectuase en un coche policial y no en una ambulancia, a la
vista del estado tan grave de la interna.
Por todo lo expuesto solo se puede concluir que ni desde la perspectiva de la lex artis en
su omisión, ni desde la causalidad se puede calificar como grave la conducta del acusado
susceptible de ser calificada como homicidio imprudente del art.142 CP vigente en la fecha de
los hechos, procediendo su absolución.

SEGUNDO.- Las costas de este procedimiento deben ser declaradas de oficio.

Visto los artículos legales pertinentes y demás de general y preceptiva aplicación.

FALLO

Que debo absolver y absuelvo a del delito por el que ha


sido acusado en este procedimiento con todos los pronunciamientos favorables y declaración de
costas de oficio.

Ello conlleva la absolución igualmente de todas las entidades cuya responsabilidad civil
se solicitó.

Notifíquese esta Sentencia indicando que no es firme y que contra ella cabe interponer
recurso de apelación para ante la Ilma. Audiencia Provincial de MADRID, dentro del plazo de
DIEZ DÍAS siguientes al de su notificación, debiendo interponerse ante este órgano judicial.

Así, por esta mi Sentencia, de la que se llevará testimonio a los autos principales, lo pronuncio,
mando y firmo.

Magistrado/a-Juez

* En relación a los datos de carácter personal, sobre su confidencialidad y prohibición de transmisión o comunicación por cualquier medio o procedimiento,
deberán ser tratados exclusivamente para los fines propios de la Administración de Justicia (ex Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter
personal).

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